- Veremos historia de la antropología, historia de la sociología, historia de
la filosofía, interpretación nacional. Historia de las ideas en Latinoamérica comparando realidades en Argentina, Brasil, Perú, Cuba, etc. - En el programa hay una continuidad cronológica y una continuidad jerárquica. Un gran problema que veremos es cómo los intelectuales han observado y evaluado (convertir en objeto de investigación y clasificación) a las culturas populares y un subtema será cómo estas culturas populares han operado como sustratos fundamentales para la consolidación nacional. - Desde el romanticismo hasta el culturalismo de los años ´30 y ´40 veremos ensayistas, sociólogos, antropólogos preocupados por suturar la nación. Es decir, pensar vías de comunión, de amalgama entre clases sociales distintas, entre sustratos culturales antagónicos que se piensan, en principio, como imposibles de suturar y tal imposibilidad aparece como uno de los grandes escollos para la consolidación nacional. - Este problema atravesara todo el programa pero no desde un enfoque de historia de las ideas tradicional, es decir, pensando la continuidad de “lo mismo” a lo largo de los siglos. Sino más bien, articulando esta continuidad con la emergencia de nuevos vocabularios, nuevos paradigmas epistemológicos, nuevos sistemas centrales que impactan en la periferia sudamericana, en nuevos papeles de los intelectuales como mediadores entre centro y periferias (al interior de la periferia). Se articulará diacronía y sincronía: continuidades en la diacronía pero también rupturas, emergencia de nuevas perspectivas que modifican esa diacronía. Juego entre el respeto por las tradiciones discursivas, la diacronía, la continuidad, las presiones del pasado en la configuración de un problema latinoamericano pero también en dialogo con quiebres, saltos, discontinuidades, cambios importantes, experiencias de crisis en lo epistemológico, en lo social, en lo político, etc. - Uno de los ejes entonces será pensar cómo una historia de las ideas que, metodológicamente, pueda atender tanto a la continuidad como a la especificidad de cada contexto Presión deenunciativo. los pasados Un cuadro que marque un enfoque doble que apunte a ver las presiones de los pasados pero a su vez los análisis sincrónicos (cortes) Análisis sincrónicos
para poder respetar
la especificidad del contexto enuncia- tivo particular.
- La disciplina “Historia de las Ideas” está desgarrada por un debate. Por
tanto es clave pensar los discursos en términos de lucha, de debate por la imposición de un sentido hegemónico de la propia disciplina. En este sentido y muy a grandes rasgos podemos definir dos grandes líneas que hoy marcan qué se entiende por Historia de las Ideas. Por un lado, una línea que desde una pretensión de cientificidad en el punto de vista sociológico e historiográfico define a la disciplina como sociología de los intelectuales o como análisis del discurso. Por otro lado, hay toda una corriente que desde una concepción “más tradicional” define a la disciplina en sintonía con el objeto de estudio. Es decir, pensar la historia de las Ideas no como una historia de los lenguajes ni de los intelectuales (autores de los discursos) sino pensando a las Ideas como entidades abstractas, transhistoricas, desencarnadas de los discursos, como abstracciones autónomas que puedan ser estudiadas poniendo en suspenso los contextos históricos de enunciación. Esta segunda línea está más relacionada a una indagación en torno a la identidad – argentina, latinoamericana- y por tanto se vincula más con quienes se afilian a la Filosofía Latinoamericana, Filosofía de la Liberación, Teología de la Liberación, desde posiciones de izquierda, de centro, y aun desde posiciones de derecha. - Estas dos perspectivas quedan plasmadas en dos modelos de trabajo académicos, en dos tipos de centro de investigación. Por tanto se podría hacer un mapa geopolítico de cómo la pugna por la definición de la disciplina encarna en ciertas instituciones. Por ejemplo, en Argentina en general hay una fuerte tradición de estudios sociológicos: en la UBA, en la UNQui por la presencia de figuras como Carlos Altamirano o el ya fallecido Oscar Terán, o sus discípulos. La cátedra de la UNLP está abierta a pensar estas perspectivas pero más orientada a una historia de los intelectuales. En oposición podemos ver a la UNCu que tradicionalmente fue un espacio fuerte para las filosofías latinoamericanas y de la liberación por la presencia de Arturo Roig y Leopoldo Zea y que definieron una tradición. Esto dicho de manera amena, pues hay discusiones más profundas por una hegemonía. - La perspectiva sociológica (análisis del discurso o historia intelectual) impone una fuerte ruptura epistemológica con el objeto de estudio, hay una distancia con éste y una voluntad de controlar ese objeto sin prolongar las categorías, los conceptos, los modos de reflexionar que ese objeto presenta. Por ejemplo, si estudiamos un ensayo no escribiríamos un ensayo sobre el ensayo sino un trabajo con pretensiones de más solidez sociológica respecto de ese ensayo. Así las categorías de análisis que utilizaríamos para ese objeto ensayístico no son ensayísticas. - La perspectiva de una Filosofía Latinoamericana ha tendido a pensar una prolongación de los modos de argumentación del objeto en las propias producciones académicas. Es mucho más común la presencia de ensayos de interpretación sobre los ensayos de investigación. Esa prolongación es posible definir como una menor ruptura epistemológica con el objeto de estudio. Y esto tiene que ver con un balance distinto de cómo pensar la disciplina, pues mientras la vertiente sociológica piensa a la historia de las ideas como una disciplina académica -y por tanto, en donde el compromiso militante es menor o debe pasar por formas más mediadas (lo que no equivale a decir que no hay compromiso político en la academia)- en cambio en las perspectivas más orientadas a la filosofía de la liberación o teología de la liberación o teoría latinoamericanista, etc. suele haber una mayor confianza en el compromiso político de esa práctica académica y por lo tanto “un cruce” entre escritura académica y escritura militante. - A nivel latinoamericano, esta tensión geopolítica se reproduce en cada contexto nacional a tal punto que, por ejemplo en México esta tensión (que se puede ver también entre UBA, UNQui y UNCu) se puede ver replicada en los debates entre la UNAM (con Leopoldo Zea, fundador del CIALC y referente de la perspectiva latinoamericana) y el Colegio de México (orientado por figuras como Carlos Marichal referente del enfoque sociológico). - Para leer sobre este debate está la Introducción a “Construcción de las identidades latinoamericanas” de Granados, A. y Marichal, C. - Entonces, Historia de las Ideas como filosofía latinoamericana o como sociología intelectual. Se pueden desglosar, dentro de esta última perspectiva, dos concepciones diversas: pensar a la historia de las ideas como análisis de los discursos o como análisis de los lenguajes (político, filosófico, etc.) o bien como historia de los intelectuales. En cada uno de estos casos hay un objeto de investigación diferente. - Por ejemplo el ensayo Eurindia de Ricardo Rojas (editado en 1922 en el periódico La Nazion) si se lo toma desde un enfoque de análisis del discurso se le prestará atención a cómo esta tramada la argumentación de ensayo, las metáforas con las cuales se carga ideológicamente determinados tópicos y el dialogo entre este discurso y otros discursos sociales contemporáneos como por ejemplo cómo aparece un tópico en Eurindia y cómo aparece el mismo tópico en la publicidad, el discurso periodístico, el discurso criminológico, el discurso pedagógico en las aulas de enseñanza media, etc. Es decir que en el análisis del discurso se puede tomar una materialidad pensando el discurso como el configurador de las ideas. No es un vehículo transparente que puede ser trascendido para alcanzar una idea que se encuentra detrás o debajo o por encima del discurso. El análisis del discurso esta mucho más cerca del Foucault de La arqueología del saber o de Marc Angenot. Se piensa la materialidad del discurso como El espacio en donde se configura el sentido. En cambio si tomamos el Eurindia desde una historia intelectual el ensayo en sí mismo es puesto, por lo menos por un momento, entre paréntesis y la centralidad recae en Ricardo Rojas viendo dónde estudió, cuál es su linaje familiar, de qué como venir del interior y consagrarse en Buenos Aires tuvo un papel importante en su visión de la Argentina como un país eurocéntrico que debe ser americanizado, que debe ser devuelto a su condición de hispano indígena, o ver también a qué espacios institucionales accedió con su proceso de consagración, o ver qué beneficios simbólicos obtuvo con la edición del ensayo en su propia carrera académica. - De modo que un mismo texto nos permite configurar objetos de investigación completamente distintos incluso al interior de una forma de pensar la Historia de las Ideas más próxima a la sociología que a un enfoque de la disciplina “a la tradicional”. Las preguntas son diferentes y sin embargo pueden colaborar entre sí y es importante entender que los ensayos son más complejos que esta esquematización. Lo que queda claro es que la Historia de las Ideas no tiene una única definición monolítica. - Hay una tensión específica para remarcar la diferencia entre una definición de Historia de las Ideas desde una perspectiva tradicional y una definición desde una perspectiva moderna o contemporánea más cercana al Foucault mencionado o a Marc Angenot (línea francesa) y que muestra cómo ha cambiado la noción de discurso. La perspectiva tradicional tendía a pensar la evolución de una idea en una larga duración. En este sentido figuras de la filosofía latinoamericana tradicional, como Leopoldo Zea, son un buen ejemplo. Muchos ensayos de Zea (años ´40 - ´60) en cierta medida ejemplifican bien esta concepción tradicional. Ya que por ejemplo Zea se preocupa por la idea de emancipación pensando en una liberación del continente latinoamericano de formas de dependencia y/o de colonialismo cultural. En algunos ensayos habla de desocultación, una especie de desvelamiento de una identidad latinoamericana que estaría como en un estado latente y que, llegada la emancipación, podría darse a luz. En varios de sus ensayos tiene a pensar que hay una identidad estable, homogénea y latinoamericana que esta oculta por la experiencia de la dominación y que debe ser liberada. De modo que en estos ensayos tienden a pensar continuidades de ese proceso de emancipación ideológica. Dentro de los procesos emancipatorios habría una continuidad, una especie de cadena de un ser univoco, es decir, de una idea que se mantiene prácticamente inalterable a lo largo de los siglos. Esto respondería a la pregunta acerca de cómo una idea estable, casi abstraída de la historicidad se va manifestando en eventos emancipatorios a lo largo de los siglos. - En este sentido se le puede aplicar a Zea las críticas que se le han hecho a la historia de las ideas enfocada a la tradicional. Desde este punto de vista la noción de discurso o de lenguaje -en Zea o desde el punto de vista tradicional- la idea aparece como una entidad abstracta que preexiste en el discurso y está por debajo o detrás del lenguaje y el lenguaje entonces es un mero receptáculo de la idea, casi una entidad transparente que puede ser trascendido para acceder a la idea que debe ser develada. Así la tarea del historiador de las ideas seria el encuentro de esa idea en los distintos escalones de un proceso histórico. - Desde lo metodológico (no desde lo ideológico) el enfoque de la sociología intelectual critica que de esta manera se pierde de vista la especificidad de cada contexto enunciativo. Por ejemplo decir que Moreno, Bolívar, Martí y el Che se manifestarían del mismo modo porque la idea sería la misma -la emancipación- hace que se pierda de vista la especificidad de cada contexto enunciativo. Según esta segunda perspectiva entonces resulta imposible homologar los discursos sobre la emancipación o la unidad latinoamericana del Bolívar con los del Che ya que han cambiado las condiciones de enunciación, el vocabulario, los paradigmas epistemológicos con los cuales se han formado cada uno de las figuras es diferente. De modo que en el enfoque tradicional hay una debilidad metodológica que genera una dificultad para poder articular la continuidad ideológica con la especificidad histórica de cada momento en que se vive. - Foucault, Angenot, Koselleck, R. (historia de los conceptos, libro “Futuro pasado”) tratan de recomponer lo más fielmente posible desde el punto de vista historiográfico el vocabulario político o filosófico o sociológico de un determinado momento histórico. Piensan desplazamiento, piensan cambios, piensan los recorridos que un vocabulario hace a lo largo de un periodo pero también están atentos en entender que un mismo término ya no significa lo mismo en un periodo y en otro. Para este enfoque es ya imposible pensar al discurso como una entidad transparente que contiene ideas como monadas autocontenidas y abstractas. Para este enfoque hay enunciados que producen significado al interior mismo del discurso y por lo tanto la tarea de una historia de las ideas es revelar cuáles son las reglas que orientan esa formación de enunciados , definir qué es lo decible en una época, mostrar cuáles son los cambios conceptuales, cómo se producen crisis de vocabulario, la emergencia de nuevos sentidos, abrir un discurso al resto de los discursos sociales, ver tensiones, convergencias entre ese discurso y otros discursos sociales. - Foucault habla de formaciones discursivas: agrupamientos precarios de enunciados entorno a objetos que están en constante redefinición. Angenot habla de una pugna por la imposición de un sentido hegemónico, una conflictividad, una lucha por la hegemonía en discursos sobre ciertos objetos de disputa y que convergen en situación de lucha. Por ejemplo hoy es objeto de discusión “pueblo mapuche”, es un ideologema, es decir un objeto (metafóricamente) discursivo, una entidad discursiva sobre la cual convergen distintos discursos sociales generando una polémica álgida ya que se juega la lucha por la imposición de un sentido hegemónico. Angenot tomaría al ideologema en, por ejemplo la Argentina en el 2017, es decir, haría un corte sincrónico para observar cómo distintos discursos sociales tanto de disciplinas diferentes como de posiciones ideologico-politicas disputan la definición del ideologema y disputan por la imposición de un discurso hegemónico. Ver qué dicen antropólogos, sectores de la izquierda, otros partidos políticos, la prensa por ejemplo, qué tradiciones se reactivan en esos discursos sobre el pueblo mapuche. - José Palti (se enfoca a una historia conceptual a la Koselleck), Noemí Goldman rescatan aspectos del enfoque de análisis del discurso. Se centran en la historia de los lenguajes político – sociales y filosóficos de un determinado periodo (cortes sincrónicos) para ver que ciertas palabras claves (territorio, patria, soberanía, pueblo, nación, etc.) han sufrido desplazamientos, cambios de sentido, abandonos, emergencia de neologismos y advierten que sobre todo en periodos de crisis política y/o de paradigmas epistemológicos es mucho más inestable el vocabulario. Con Angenot se puede decir que esa inestabilidad es parte de una disputa por la imposición de un sentido hegemónico. - Un problema fundamental para un enfoque como el de Angenot, para la sociología intelectual o análisis del discurso es que al hacer un corte sincrónico y centrarse en un determinado periodo se corre el peligro de perder de vista las presiones de los pasados, las tradiciones discursivas que siguen operando en cada enunciación, que se reactualizan y por lo tanto forman parte de la lucha por la imposición de un sentido hegemónico. Por ejemplo en la nota “RAM, el grupo mapuche que en las sombras tiene en vilo a la Patagonia” de La Nación, si se le hace un corte sincrónico se corre el riesgo de perder de vista que esta atisbada de un vocabulario histórico, metáforas y subjetivemas que son propias de la época de la campaña del desierto. Bourdieu esto lo define como halo semántico, es decir, los sentidos pasados, las cargas ideológicas que desde el pasado se arrastran en una actualización discursiva. De modo que se puede decir que los sentidos del vocabulario no son los mismos porque varia el contexto socio-histórico, sin embargo hay tradiciones enunciativas que no se tienen que perder de vista. Por tanto parece necesario, desde una concepción marxista de la historia de las ideas tener herramientas conceptuales para pensar tradiciones discursivas y ver cómo los elementos de los pasados se activan pues sino no podríamos hablar de tradiciones políticas, no podríamos ver continuidades en formas de dominación a lo largo de la historia. Hay que poder articular los dos vectores: sincronía y diacronía. - Angenot tiene dificultades para explicar el cambio de un orden hegemónico a otro. Si bien hace un trabajo minucioso de corte sincrónico, una vez definido un estado de la hegemonía tiene dificultades en dar cuenta de cómo las tensiones que asedian la hegemonía terminan provocando un cambio en el orden hegemónico. Es decir, le cuesta pensar el cambio de un corte sincrónico a otro. - En cambio Raymond Williams en Marxismo y literatura desde una preocupación más afín a la articulación de sincronía y diacronía y desde un enfoque marxista plantea dos categorías que son útiles para entender el cambio de orden hegemónico: por un lado las nociones de residual, dominante y emergente, y por otro lado la de estructura del sentir. Las primeras categorías tratan de aprehender como en un discurso hay una “explosión de partículas” compuesta de elementos que provienen de los pasados activos en el presente (arrastran un halo semántico que reactualizan cargas ideológicas del pasado), elementos que provienen de lo dominante, y otro que provienen de lo emergente, que forman parte de lo nuevo que está emergiendo. - Esto no solo son problemas teóricos. Hay cargas políticas. Quienes respetan mucho la diacronía caen en simplificaciones y pierden de vista la complejidad de la coyuntura del debate (Zea). Y quienes respetan mucho la sincronía pierden de vista las presiones de los pasados y suelen llevar a una desmovilización política y no es posible ver identidades o tradiciones ideológicas ya que todo se diluye en una minuciosa complejidad contemporánea (esto domina en la historiografía posmoderna, por ejemplo Elías Palti). - Hay que pensar a los discursos como elementos porosos, multívocos, es decir, polifónicos. Están muchos más formados por dispersiones y tensiones internas que por unicidades. Así por ejemplo en un discurso revolucionario puede haber elementos residuales que son conservadores o racistas (Mariátegui al hablar de los negros o los mulatos de la costa). Cabe aclarar que no todo elementos residual es conservador (por ejemplo “religión popular” en Mariátegui) ni todo elemento emergente es progresista. - La noción de estructuras de sentir es una noción laxa y casi inasible ya que Williams cuando la define se enfrenta con el problema de cómo dar cuenta de la emergencia de lo nuevo cuando la emergencia de lo nuevo todavía no está conceptualizada o no es aprehensible todavía en términos de ideas. De modo que es vago en esa definición. Le atribuye al arte la capacidad de aprehender climas emocionales, percepciones, sensibilidades que van a dar lugar a la emergencia de lo nuevo. Arte como una especie de plasmación pre- conceptualización racional. Williams entonces trata de dar cuenta cómo es el cambio de hegemonía, cosa que en Angenot queda flojo. - Angenot piensa a los discursos sociales no como unidades estables o monadas. No hay una sola voz en los discursos, ni siquiera hay una voz univoca en los discursos hegemónicos pues la hegemonía implica la incorporación de las voces agonales y el intento de neutralizarlas. Los discursos no son homogéneos ideológicamente, sino son entidades abiertas, porosas y polifónicas, es decir, hay muchas voces que pueden estar encubiertas en un solo sujeto de enunciación. Por ejemplo en el Facundo de Sarmiento hay un festín de esto. Todas esas voces luchas por la imposición al interior mismo del discurso. Pluralidad de voces que ingresan por presión o por voluntad del sujeto. Hay que pensar a cada discurso y a cada enunciado como una entidad abierta a las contradicciones, a la multiplicidad de voces e incluso a la multitemporalidad en relación de convivencia y de competencia inestable. De modo que pasan a ser importantes el dialogo y la interpenetración que pueden tener los discursos canónicos con discursos publicitarios por ejemplos, o con la literatura o con discursos políticos. En el corte sincrónico e interpenetración (estudio de la interacción de los discursos sociales) de los discursos sociales no solo pesa los discursos académicos entonces. Hay paridad de lucha por la imposición de un sentido. - Desde un enfoque como el de Angenot en principio todos los discursos sociales pasan a tener una importancia en sí mismos. - No hay que pensar a la emergencia de lo nuevo en términos del origen. No hay que quedarse por la pregunta genealógica por el origen. Sino preguntarse por las zonas del discurso social que están empezando a hacer aparecer algo. Pues la emergencia no está ni en un párrafo ni en una sola sección, un solo libro ni autor, sino en zonas discursivas.
T2 (17-08) –
- Un objetivo general de la materia es poder incorporar herramientas de
la Historia de las Ideas argentinas y latinoamericanas que permitan abordar discursos pasados y contemporáneos, específicos de la filosofía o sociología o la antropología. Pero también discursos que circulan en la opinión pública. Poder aprovechar herramientas conceptuales y temas abordados en las clases para desarmar discursivamente cómo está construida una argumentación desde un punto de vista ideológico. - Lectura y análisis del articulo “RAM, el grupo mapuche que en las sombras tiene en vilo a la Patagonia” de Lorelei Gofoglio. - “en las sombras” “en vilo” “la tierra sumida en la impotencia” “la fagocitan las llamas” vaciamiento del territorio, construcción de la exacerbación de la violencia por parte de los mapuches (terroristas, apela a propaganda de agitación, a la intimidación, al secuestro, al incendio de propiedades privadas, etc.). Reactualización de antiguas visiones entorno a lo indígena propias de la campaña del desierto. La multitemporalidad implica una reactivación de pasados discursivos en el presente con nuevas funcionalidades. - Los subjetivemas son las elecciones específicas que hace el sujeto de enunciación para “colar” una significación connotada junto con la información denotada. En la nota de La Nación hay una saturación de elementos ideológicos. - En los discursos no hay que pasar por alto las materialidades de los subjetivemas. Por tanto hay que prestar atención en la adjetivación, el tipo de vocativo con los cuales se reconstruyen las identidades sociales del “nosotros” y el “ellos”, el modo en que se presenta el escenario natural (en tanto construcción cultural) o paisajes como una suerte de victima pasiva, el modo en que una situación de lucha por la hegemonía se presenta más bien como un conflicto unilateral (negando el espacio de confrontación), etc. - La nota esta armada a la doxa (termino de Angenot), es decir, ese saber común y compartido, estereotipado ideológicamente que es proyectado como una acumulación de representaciones ideológicas sobre las alteridades indígenas. La nota descansa sobre esa doxa. - La nota puede verse cómo se reactivan elementos residuales en la representación de lo indígena y también puede verse cómo este discurso, al recurrir a la figura del terrorista, abre dialogo con otros discursos contemporáneos desde disciplinas distintas, desde posiciones ideológicas distintas que están configurando esos ideologemas (núcleos o objetos de representación privilegiados en un momento particular de los discursos sociales). - Según Angenot la hegemonía discursiva se ejerce también por la incorporación o fagocitación de las voces agonales. Estas en la medida en que quedan incorporadas se neutralizan. - Un procedimiento clave en ejercicio de la construcción de la hegemonía discursiva es construir identidades sociales, intentar clasificar y definir con precisión los bordes de esos grupos –lo cual implica clasificaciones, taxonomías, y otras configuraciones propias del positivismo- con la finalidad de dar identidades estables para poder dominar mejor desde arriba. Opera por identificación en una especie de “economía de equivalencias” (Ernesto Laclau). La contracara de esto es que cuando el otro presenta una identidad con fronteras borrosas se vuelve particularmente amenazador y peligroso. - En “egocentrismo/etnocentrismo” (pp42) del texto de Angenot el autor piensa cómo la hegemonía se ejerce mediante una economía de recursos de modo tal que las alteridades sociales tienden a ser identificadas por el discurso hegemónico. Por ejemplo los locos, los niños, los “primitivos”, los marginales sociales, las mujeres, etc. tienden a recibir las mismas connotaciones (mayor sugestionalidad, irracionalidad, mal disposición para el autocontrol de las pasiones, pérdida de control, confusión, predominio de los afectos en desmedro del juicio, etc.). En la historia de las ideas se verá la operación de desarticulación y cercamiento de identidades con respecto a las alteridades. No es que hay un retorno de lo Mismo, no se trata de una Idea que reencarna sucesivamente en distintas etapas sin modificarse sino que hay una resignificación o refuncionalizacion de elementos residuales que cobran nuevos sentidos en nuevos contextos y sirven para otras cosas pero a la vez posee núcleos que arrastran ideologías del pasado (reactualizada). - Representación del indígena que se repite a lo largo del SXIX es la de verlo como privado de conciencia política y de lengua civilizada. Sus lenguas serian espurias e ineptas para el debate político. Su pensamiento prelógico no los habilitaría para percibir términos abstractos o una religión monoteísta. Sin ley, sin orden político, sin una religión abstracta. No tendrían condiciones para generar formas más complejas de sentimiento religioso. Estos tópicos estas fuertemente cristalizados en un discurso doxico en el periodo de la campaña del desierto como el de Estanislao Zeballos. - Las continuidades no implican una mera reactualización sin más, sino que la reactualización resignifica y refuncionaliza respondiendo a las presiones de las luchas interdiscursivas de cada nuevo contexto enunciativo. - El ideologema “indígena mapuche” con todas las connotaciones de “rebeldía” “agresividad” “estar fuera de la ley” “saqueo, malón, improductividad, etc.” lo podemos ver en los diversos momentos de la historia de las ideas argentinas. Por ejemplo en la campaña, luego en la antropología de entre siglos y en distintas proyecciones hasta llegar al presente. Y hoy podemos ver una identificación o equivalencia de este ideologema con el ideologema “terrorista”, ideologema que está en el centro de las discusiones de los debates contemporáneos. Pero el ideologema “indígena mapuche” ya no es el mismo de la campaña. No contiene los mismos elementos ni funciona del mismo modo en el debate contemporáneo, tiene otra funcionalidades. A esto se refiere Angenot cuando habla de refuncionalización. Por eso no podríamos volver a la vieja historia de las ideas tradicional que en general tiende a pensar la continuidad, casi transhistorica, de los mismos núcleos, ideas, conceptos en la larga duración. Hay que pensar un punto de equilibrio, por tanto, vía William, vía Angenot o vía Schorske para pensar cómo lo Mismo no es lo mismo en cada reactualización ya que en el contexto de cada lucha interdiscursiva va adquiriendo nuevas funcionalidades. - Los ideologemas son puntos de confrontación, son nodos asediados por distintas disposicionalidades ideológicas y/o epistemológicas antagónicas. Debate en torno a la representación de un núcleo. Angenot habla de una fuerza centrípeta, es decir, los discursos ejercen hegemonía tendiendo todos a concentrarse en un solo punto ya que una especie de matriz hegemónica discursiva ejerce el control de lo decible respecto de ese ideologema. - El discurso hegemónico no solo construye las otredades, también recorta la identidad por contraste en la relacionalidad. De modo que impone identidades hacia los otros y hacia los sí-mismos que están ejerciendo ese discurso hegemónico como representantes legítimos. - Mientas que el Foucault tiende a pensar mucho más las regularidades y en sus análisis tiende a poner el acento en la reproducción (por ejemplo en Vigilar y castigar o en Historia de la locura) en Angenot parece haber una apertura para pensar la lucha por la hegemonía como algo nunca cerrado. Nunca está garantizado el ejercicio de la hegemonía, siempre está en situación de disputa. Y Angenot, tiene por lo menos, la intención de pensar espacios marginales y contrahegemonicos que pondrían en cuestión el orden hegemónico. Con todo hay un aire de familia (entre Foucault y Angenot) al poner el acento en los discursos, en regularidades, en poder identificar lo decible (Arqueología del saber) en una época, es decir, lo hegemónico (hay cosas que en determinado momento siquiera pueden ser pensadas o enunciadas). - Mijail Bajtín a principios del Siglo XX realizó un aporte muy importante para el análisis del discurso. Angenot retoma de él la idea de que los enunciados, los discursos en general no son monadas ideológicamente cerradas, no son entidades monolíticas o monológicas. Sino más bien entidades abiertas, porosas a la polifonía y al plurilingüismo. De modo que en una enunciación, si bien hay un solo sujeto de enunciación, podemos identificar que se cuelan discursos que le son exógenos e incluso antagónicos pero que ingresan o bien por la presión que tienen esos elementos o porque el sujeto de enunciación desea hacerlos ingresar para desactivarlos, neutralizarlos. - Por ejemplo al tomar discursos del socialismo de principios del Siglo XX podemos pensar que ahí va a haber contrahegemonías como por ejemplo la idea de revolución, del advenimiento de un nuevo orden que clausure la explotación capitalista, etc. Pero al abarcar estos discursos desde un estudio del género como problema es probable que encontremos en estos discursos los mismos ideologemas de la doxa hegemónica para pensar el papel de la mujer o para pensar la sexualizacion de las culturas (socialistas hablando de culturas viriles o de culturas femeninas o débiles). Para Bajtin y Angenot nunca una enunciación es netamente contrahegemonica sino mas bien porosa, abierta y esta fracturada ya que la fuerza centrípeta de la hegemonía, que hace que los discursos se vean traccionados por la espiral del ejercicio de la hegemonía, se ejerce también hacia fuera, hacia los discursos contrahegemonicos. Por tanto en estos últimos hay fuertes inscripciones de elementos hegemónicos que forman el “punto ciego” de una ideología dominante no desarticulada (Mariátegui hablando sobre los negros). - La idea de hegemonía discursiva Angenot la toma de Antonio Gramsci. Para Angenot la hegemonía discursiva completa en el orden ideológico la explotación económica y la dominación política de una determinada formación social, de la clase dominante. Pero la hegemonía discursiva no coincide con la ideología de la clase dominante ya que sino la hegemonía sería la hegemonía al interior a la clase dominante. Y la hegemonía atraviesa a todas las clases y es un dispositivo que hace que todas las clases sean favorables a la ideología de la clase dominante. Esto nos permite pensar cómo en la ideología de los sectores populares hay fuertes componentes de la hegemonía discursiva de la clase dominante pero pasados por el tamiz de los valores, de las creencias, de los consumos de la cultura popular. Y permite no caer en la ingenua idealización del mundo popular como simples garantías de contrahegemonia. - La hegemonía discursiva favorece a la clase dominante porque determina lo decible y quien puede decirlo. Y garantiza la reproducción. Le hegemonía discursiva penetra sobre discursos producidos incluso en sectores populares al reproducir o adecuar en sus mecanismos expresivos fragmentos de la hegemonía discursiva (por ejemplo literatura de cordel en el Brasil de la guerra de canudos). - La hegemonía no está por fuera del discurso, sino más bien cobra forma hasta en las metáforas (por ejemplo “los mapuches en las sombras”). Pues sino caemos en la idea de que el discurso es algo que hay que trascender para poder llegar a una ideología que flota por detrás. Esta tramada en el discurso. - La hegemonía discursiva funciona por alegoresis (concepto de la retorica clásica) que sería esta fuerza centrípeta que ejerce la hegemonía sobre los textos. Es decir que por efecto de la alegoresis los significados hegemónicos de una época pueden aplastar la percepción de cualquier elemento inesperado. Es la imposición de un sentido hegemónico que obtura significaciones opuestas. Por ejemplo en la dictadura del ´76 al concepto de revolución, por alegoresis, se le impone una equivalencia a conceptos como los de terrorismo o violencia. Con toda esta imposición nunca llega a ser totalmente aplastante de las significaciones antagónicas pues sino no habría lucha por la hegemonía. - Palabra clave (Williams) o ideologema es aquello que puede puntuarse en la escucha del discurso social ciertos objetos que están siendo objetos de disputa privilegiados en un momento determinado. Por ejemplo el concepto de “revolución” o el de “monarquista” en la guerra de canudos (identificación de los rebeldes de canudos como monarquistas). - Angenot plantea que hay un “decible global” es decir, hay cosas que circulan y forman parte de un sentido común de un discurso y hay otras que no pueden ser pensadas ni dichas en un determinado contexto histórico. - En el centro de la hegemonía no hay una cabeza dirigente. La fuerza centrípeta es la hegemonía misma. La clase dirigente ejerce la dominación simbólica a través de una hegemonía discursiva pero no es que hay algún agente específico ni ningún sujeto en particular. Angenot tiene un enfoque marxista pero no un enfoque marxista clásico como para pensar que hay una relación directa por ejemplo de las relaciones de explotación sobre el elemento ideológico. No es tan mecánico, sino que es un enfoque más sutil, más mediado y esta mediación tiene que ver con la hegemonía discursiva como forma de ejercicio de dominación simbólica que no coincide exactamente con la explotación económica. Pues hay que tener en cuenta que entre Marx y Angenot ha pasado la sociología francesa (Grignon, Paseron, Bourdieu, etc.) y por tanto es imposible que vuelva a pensar una relación directa entre formas de explotación y aparato ideológico. - “Las estructuras ideológicas” de Robert Fossaert - Angenot “La hegemonía homogeneíza retoricas y tópicos, y lo hace transdiscursivamente (atravesando todos los discursos sociales) imponiendo regularidades en contra de lo que es centrifugo o es marginal y contrahegemonico”. - En los discursos aparecen subjetivemas es decir unidades mínimas de subjetividad propias del sujeto de enunciación proyectadas sutilmente o no tan sutilmente en la enunciación. E ideologema seria unidad mínima ideológica. - Componentes del hecho hegemónico. Según Angenot, en principio el hecho hegemónico o la hegemonía discursiva se aplica mediante una serie de mecanismos. Uno es la imposición de una lengua legítima, un registro enunciativo legitimo, lengua oficial. La hegemonía discursiva fija que la lengua mas legitima es la de la clase dirigente con la que se escriben los documentos, los actos perlocucionarios que modifican la realidad, los documentos judiciales, los documentos que implican las legislaciones o el ejercicio de la política, formarían parte de ese registro culto fijado como norma por la clase dirigente. Pero para países periféricos como los de Latinoamérica el concepto de lengua legítima es más completo porque desde la conquista y colonización de América nos encontramos con países multilingüisticos (por ejemplo Guatemala, México, Ecuador, Bolivia, Paraguay, etc.) no sólo por una enorme diversidad de lenguas indígenas, sino por la incorporación de los esclavos (lenguas africanas) que han tenido que convivir y tomar contacto. En este sentido la situación latinoamericana implica una dominación simbólica, una hegemonía discursiva en este plano mucho más compleja. No solo hay un registro hegemónico sino también una lengua hegemónica que se impone mediante la persecución y prohibición de las lenguas sometidas. A esta situación algunos lingüistas la denominan “diglosia” cuando la población esta fracturada entre lengua legitima y lenguas espurias, ilegitimas y perseguidas. - Hay una recreación de las luchas de clases (no en términos de reflejo como a lo marxista clásico) en términos de luchas entre registros discursivos. Un sujeto de enunciación de la clase dominante tiene la habilidad de manejar no solo el registro de la clase dominante sino también varios de los registros de las clases subalternas y por lo tanto tiene una competencia lingüista mucho mayor (capital simbólico diría Bourdieu). La dominación lingüística está marcada con el manejo exclusivamente de los registros del mundo popular la imposibilidad de expresarse de expresarse en la clase dominante. En la sociolingüística esto se denomina como la recreación en el campo lingüístico de la dominación material. De modo que la lengua legítima no desconoce las demás lenguas, las aprehende e incorpora simplificándolas para homogeneizarlas. - La propia escritura es (no lo dice Angenot) un instrumento de la dominación simbólica en el mundo colonial por parte de la Corona. La letra es un objeto misterioso para masas analfabetas. El acto de escribir o el documento escrito fue objeto cargado de un poder misterioso durante varios periodos. En “La ciudad letrada” de Ángel Rama plantea cómo la elite intelectual desde la conquista hasta el presente se ha abocado a ser funcional a las clases dirigentes. En los primero capítulos aparece la idea de “dominación grafocentrica”, es decir, no solo la diglosia sino también la escritura misma constituye instrumentos de la dominación simbólica de la clase dirigente y en particular de los intelectuales. Por ejemplo los escribanos con la sola escritura disponen de las tierras y de los sujetos habitantes de las tierras.
T3 (22-08)
- Otros componentes del hecho hegemónico o hegemonía discursiva. Una
tópica, es decir, el conjunto de lugares comunes o tópicos que se presentan como universales. Una función clave de la hegemonía es dar la impresión de que lo que se dice es universalmente compartido y difícilmente discutible, descansa en un horizonte compartido. Pero en realidad ni diacrónicamente ni sincrónicamente son universales. - Otro componente es la doxa y puede definirse como un saber común opuesto a los discursos especializados. Es decir, el sentido común. Para Angenot hay una doxa estratificada, es decir, hay una doxa para la clase dominante y otras para los grupos subalternos. - Al analizar los discursos Angenot hace una serie de categorizaciones pero que no logra agotar los elementos del discurso. Y este punto es cuestionado por otros autores como también cuestionan al Foucault de la Arqueología del saber. - Otro recurso son los fetiches y tabúes. La hegemonía discursiva señala temas que son tabúes acerca de las cuales no se puede hablar, y hay temas que son fetiches, es decir, cobran el valor de un elemento sagrado o consagrado. Por ejemplo el sexo es un tabú en el discurso victoriano o la ciencia como fetiche a fines del Siglo XIX. - Otro recurso son las visiones del mundo y los temas. Los temas están predeterminados. No es que se pueda hablar de cualquier cosa sino que hay ciertos temas que están puntuados como privilegiados en determinados periodos. Por ejemplo para el positivismo de entresiglos los temas privilegiados eran la psicología de las multitudes, la histeria, la sugestión colectiva, la emergencia de lo irracional, etc. - Los recursos no se separan del todo, pueden articularse entre sí. - Una de las cuestiones más discutidas es el clima de época. Algunos historiadores hablan de mentalidades, otros de atmosfera emocional de un periodo, etc. Angenot habla de pathos para referirse a estados de ánimo que son dominantes en un discurso de una época. Por ejemplo la confianza en el progreso indefinido de la ciencia a fines del Siglo XIX (leer Cuando la ciencia despertaba fantasías de Soledad Quereilhac) - Por último el recurso sistema topológico, es decir, una división de tareas discursivas, paralela a la división del trabajo en el campo de las relaciones sociales y de la explotación material. La división de tareas discursivas son como las epistemes de Foucault, ciertos discursos construyen determinados objetos, hay zonas de superposición y de disputan para la explicación de un mismo fenómeno o para la apropiación de un mismo objeto pero a veces hay modos de abordar que son entre sí contradictorios. Por ejemplo un sistema topológico es cuando a fines del Siglo XIX la sociología se ocupa sobre todo del proletariado urbano (sujeto popular moderno) como objeto de estudio y se desentiende de las alteridades sociales vinculadas a formas de explotación en el interior de los países como indígenas, negros, mulatos, mestizos, campesinos es decir, zonas de frontera todavía no incluidos como mano de obra asalariada por el capitalismo moderno. Esto último es el objeto de estudio de la antropología. Aquí hay una división de tareas discursivas donde no hay una superposición o disputa por la explicación de un mismo objeto. Va en paralelo a la división del trabajo ya que hay un corte en el continuum social en el que algunos discursos se abocan a determinados sujetos y otros a otros. Por otro lado en el sistema topológico puede darse una superposición y disputa entre discursos diferentes por quien dice mejor determinado objeto. Y esta disputa suele ser álgida, candente y en eso se juega la lucha por la hegemonía entre dos discursos disciplinarmente antagónicos. Por ejemplo entre la filosofía y la psicología experimental. A fines de Siglo XIX el resquebrajamiento del paradigma positivista puede verse en una disputa candente que atraviesa libros, publicaciones periódicas, competencias entre filósofos que empiezan a adherir a la filosofía de Bergson por ejemplo, al antipositivismo, o al relativismo cultural que va a desencadenar la escritura de La decadencia de Occidente de Oswald Spengler. Estos parten de una concepción del sujeto fundada en la libertad, en la libre voluntad, en el concepto de creatividad, en la idea de un Yo profundo. Esto de la mano de Alejandro Korn. Y desde la vereda del frente y tajantemente en oposición, psicólogos experimentales (José Ingenieros y en general todo el grupo de la revista Archivos de criminología y psiquiatría) que insistirán en definir al sujeto como regido fundamentalmente por sus determinaciones biológicas, buscaran un encuentro en el sistema nervioso de un punto físico que determine una falla, un trauma (Jean-Martin Charcot). El objeto de disputa entre estas discursividades agonales es la construcción de la subjetividad humana, también lo es de paradigmas epistemológicos diferentes (pues una disciplina no implica necesariamente un solo paradigma epistemológico). - Angenot no sólo trabaja con el discurso verbal (lo hace particularmente en 1889). Como historiador de las ideas también ha analizado pinturas, fotografías, monumentos, en la arquitectura y el urbanismo. Estos elementos son comparables al discurso verbal en la medida en que tienen una producción de significación y por tanto también pueden ser funcionales o resistentes a la hegemonía discursiva. En un sentido muy amplio podemos decir que también son productos culturales con una dimensión simbólica, también están sometidos al régimen de una hegemonía discursiva o al menos sometidos al régimen de una hegemonía de lo simbólico. - En la pp. 26 Angenot habla de alegoresis e interlegibilidad. “El efecto de “masa sincrónica” del discurso social sobredetermina la legibilidad de los textos particulares que forman esa masa.”. Esto parte de la idea de que la experiencia de lectura no es univoca, no hay una verdad para extraer de la lectura. La idea es que hay una lectura dominante en una época que está regida por la hegemonía discursiva. La experiencia de la recepción es mucho más la proyección del horizonte de expectativas, del horizonte ideológico del lector sobre la fuente que el contenido que la fuente en sí misma impone. Legibilidad de los textos, ésta condicionada. Qué vemos y qué no vemos en los textos según la hegemonía que hemos incorporado en nuestra formación ideológica. “A la lectura de un texto dado se superponen vagamente otros textos que ocupan la memoria” (Hans-Robert Jauss en su estética de la recepción a esto lo denomina horizonte de lectura) Hay un bagaje de lecturas incorporadas previamente, de modos de leer las fuentes que condicionan previamente nuestra nueva experiencia de lectura y allí pondríamos inconscientemente en acto a la hegemonía. “Esta sobreimposición se llama, en los discursos sociales antiguos y clásicos, alegoresis: proyección centrípeta de los textos de toda la red sobre un texto-tutor o un corpus fetichizado” Alegoresis, termino de la retorica clásica, explica el efecto centrípeto de cómo los textos incorporados que fijan una hegemonía discursiva condicionan la experiencia de lectura y nos hacen leer de un modo que probablemente en otra etapa no y que dejan lugar a otros modos de lectura. La interlegibilidad es lo mismo, pues es el hecho de que unos textos legitiman la lectura de otros. “… asegura una entropía hermenéutica que hace leer los textos de una época […] con cierta estrechez monosémica” es decir que percibimos en los textos algo que es la confirmación de una hegemonía a partir de la interlegibilidad. “… anula lo inesperado y reduce lo nuevo a lo previsible.” Angenot es insistente en mostrar la reproducción de la hegemonía más que la emergencia de lo nuevo. Pues esta emergencia suele quedar neutralizada al ser leída desde el horizonte de expectativas del lector (alegoresis o interlegibilidad). - Podría decirse que para Angenot la hegemonía discursiva es diferente de la dominación en términos de dominación por parte de la clase dominante ya que la clase dominante ejerce la dominación y la hegemonía es como un mecanismo del ejercicio de la dominación, pero es un mecanismo mediado porque forma parte del orden simbólico. No tiene una relación directa de reflejo con respecto a la estructura, a la base material de explotación. No es un reflejo de la lucha de clases. - En pp. 36 “… las líneas que siguen no conducen a identificar la hegemonía con una “ideología dominante”, que sería la ideología de la clase dominante.” La hegemonía seria un instrumento aglutinador, homogeneizador. Se ejerce sobre todas las clases sociales porque se impone como hegemonía en la medida en que logra ser impuesta hacia todos los sectores sociales con especificidades. Por eso se habla de una doxa para la clase dominante, o doxas específicas o saberes comunes de los sectores subalternos. De modo que la hegemonía no es la ideología de la clase dominante, sino algo que está por encima de esa ideología, la trasciende. No es la mera imposición de por ejemplo consumos estéticos de la clase dominante sobre las clases subalternas. Pues de hecho, se requiere que los consumos de las clases dominantes sean radicalmente distintos de las clases subalternas ya que sino no funcionarían como mecanismos de distinción y de prestigio. En cambio la hegemonía tiene que ver con elementos que por encima de las tensiones simbólicas de las clases logra una integración en una totalidad homogénea. - En pp 44 “La historia de las ideas tradicional tiende a transformar el pathos dominante de los discursos de una época en “temperamentos” y “estados de ánimo” súbitamente advenidos al conjunto de los grandes pensadores y artistas de una “generación”.” A Angenot le molesta el concepto de “generación” pues lo contrahegemónico no necesariamente va a estar garantizada a priori por la juventud.
- Puede suceder que en discursos que se presentan como
contrahegemónicos pueden haber componentes aislados que contradicen esa posición contrahegemónica. Pues la hegemonía tracciona y tiende a neutralizar, y los discursos son abiertos, porosos, volátiles y por tanto tienen contradicciones. Estas contradicciones son síntoma por ejemplo de una tensión en la lucha por la hegemonía al interior de un mismo discurso. - Angenot no habla de la muerte del autor como Foucault, pero al sujeto de enunciación ya no puede exigírsele una unidad, una coherencia porque su discurso está siendo hablado por la hegemonía discursiva y puede elementos residuales, dominantes o emergentes (Williams) pero en una situación de tensión interna. - Siguiendo a Angenot los historiadores de las ideas no podrían apelar al acontecimiento. Pues éste es sólo reconstruible a partir de la huella que deja en los discursos sociales. No hay hechos, sino discursos sobre los hechos. - En “Hegemonía, disidencia y contradiscurso” Angenot revisa su postura y trata de resolver el problema de cómo se produce el cambio de un orden hegemónico a otro (punto débil en su postura). Antes particularmente quiso poner el acento en las dominancias, en el modo en que ejerce la hegemonía y que por eso no se planteo con detalle los mecanismos de cambio de hegemonía. Aquí plantea que siempre hay que prestar atención a la emergencia del Novum (noción que retoma de Ernst Bloch), que es una noción muy parecida a la emergencia de lo nuevo de Williams o a la estructura del sentir. Esto implicaría plantearse cómo lo novum, es decir, lo “no-dicho-aún” se abre camino y comienza fabricar un lenguaje nuevo operando una ruptura critica al interior de un texto que también obedece a los elementos hegemónicos. También habla de una heteronomía, es decir, elementos de un discurso social que escapan a la lógica hegemónica, están por fuera de ella. No son simples divergencias de opinión sino que están fuera de la aceptabilidad y la interlegibilidad normal de la hegemonía de un periodo. No puede haber entonces una homogeneización carcelaria, sino que el discurso debe generar algunas formas de inestabilidad que permitan alguna innovación.
- Un problema para la historia de las ideas latinoamericanas es cómo
pensar el problema de la recepción en modelos teóricos centrales de la periferia latinoamericana pues muchas teorías han tendido a pensar la recepción como una lectura desviada, errónea, con defectos que hacen que se deformasen los modelos teóricos para adecuarse al contexto de recepción latinoamericano. Esta idea de desvío en sentido negativo pierde de vista que tal desvío o torsión adaptativo es un síntoma sociológicamente interesante de modo que no llegan a preguntarse cómo es que se dieron esas formas de desvío y no otras y tampoco el porqué se dieron esas formas de desvío en vez de una fijación acrítica del modelo teórico central. La cátedra en lugar de caer en la condena de las lecturas desviadas tiende más bien a indagar lo que nos dice ese desvío respecto de las condiciones sociales de recepción de ese modelo teórico central. - La sociología de la recepción (realiza preguntas como por ejemplo ¿qué se recepciona? ¿Por qué se recepciona eso y no otra cosa? ¿cómo es esa recepción? ¿Cuántas limitaciones y cuantos alcances hay en esa recepción? ¿Qué se lee en la recepción? ¿ediciones originales o traducciones? ¿cómo llegan los libros? ¿en qué biblioteca estaban? ¿qué prólogos?) nos permite ver a un autor no como alguien que realiza copias espurias o que realiza lecturas erróneas sino que nos va a permitir entender cuáles son las redes materiales –ediciones, prólogos, traductores, mercado editorial, etc.- y cuales condiciones de recepción menos tangibles como el catolicismo local en el caso del Facundo de Sarmiento, o las dificultades de acceder a un pensamiento filosófico profesionalizado e independiente. - Tanto en “Las condiciones sociales de la circulación de las ideas” como en el libro La ontología política de Martin Heidegger Bourdieu se plantea un problema de recepción que es por qué el Heidegger post segunda guerra mundial queda apegado a la connotación del nazismo y por tanto deja de ser leído y en cambio en la Francia contemporánea no es solamente recepcionado por intelectuales como forma de contrapesar el existencialismo sartreano. Bourdieu hace una reflexión sincrónica disidente en dos contextos nacionales. Según el autor los discursos migran sin los contextos de enunciación, se insertan en nuevos contextos enunciativos y por lo tanto son refuncionalizados. Para plantear esto Bourdieu parte de la base de que la vista intelectual no está internacionalmente determinada sino nacionalmente determinada. Cada contexto nacional, cada campo intelectual nacional presiona generando condiciones de recepción especificas para un texto o para un autor distintas a las de otro campo intelectual nacional. Bourdieu al igual que Angenot piensa la recepción como lucha ya que para Bourdieu toda recepción es un acto político de debate. Hay una disputa por la imposición de una interpretación por encima de las otras. - Bourdieu a diferencia de la estética de la recepción (que piensa a la experiencia de lectura como una experiencia individual. Lo colectivo está presente en el horizonte de expectativas, pero no en una experiencia de circulación entre agentes sociales) piensa una especie de sujetos articulados, agentes intelectuales mediadores (prologuistas, traductores, escritores, docentes, etc.) que hacen circular textos de otros contextos nacionales incorporando dispositivos que condicionan la refuncionalizacion de ese texto. Orientan la lectura para entrar en una lucha por la hegemonía. - Los textos migran sin los contextos de enunciación originales, se refuncionalizan y al insertarse en un nuevo campo intelectual cobran nuevas funciones y nuevos sentidos en otras luchas por la hegemonía (diría Angenot). Esto genera malentendidos pero no en sentido negativo, es decir, no en el sentido de mala lectura sino que más bien en el sentido de cambios de significación, cambios de torsión adaptativa de la fuente a los nuevos contextos. - Cuando un autor o una fuente migra hacia un nuevo campo intelectual nos podemos preguntar ¿por qué migra esa teoría? ¿tiene un prestigio simbólico para los agentes que la introducen? ¿qué funcionalidad cumple en el nuevo campo intelectual? ¿en qué disputa se inserta? ¿contra qué discursos conviene ese modelo teórico? - Bourdieu usa conceptos como prisma deformante o efecto de quiasma para dar cuenta del cruce de funcionalidades. Es importante tener en cuenta que Bourdieu trabajo con contextos que gozan de prestigio filosófico. Vale la pregunta entonces si su modelo no llega a ser suficiente en la medida que para trabajar la migración de modelos centrales a contextos periféricos como Latinoamérica, África o Asia habría que repensar el modelo de Bourdieu ya que toda migración de un modelo teórico central siempre va a implicar un plus de prestigio simbólico o compensatorio de carácter periférico o asimétrico e inferior de la periferia. - ¿La migración de los centros a las periferias no requiere también un refinamiento teórico para pensar la migración de los modelos teóricos de las capitales los centros culturales del interior? Esto no es un problema menor pues esto replica la tensión entre centro y periferia al interior de cada contexto nacional, incluso entre los países. Por ejemplo, un modelo teórico de relativismo cultural que impacta en el indigenismo peruano (que es centro desde el punto de vista de las teorías indigenistas) a su vez migra al contexto argentino (periferia del centro). A su vez no es lo mismo que ese modelo se instale en Buenos Aires a que ese modelo sea reelaborado por intelectuales del interior. Esto da cuenta de que ni Argentina ni Perú son totalidades, la relación de asimetría en la aplicación de modelos teóricos se pueden replicar y complejizar entre capitales e interior.
T4 (29-08)
- La crítica a Bourdieu entonces es que el modelo de Bourdieu atiende a
realidades nacionales con menor asimetría que la que se presenta entre los países centrales y las periferias. Esto ha sido respondido en parte por la sociología de la cultura de la mano de sociólogos seguidores de Bourdieu que trabajan el contexto latinoamericano como por ejemplo Sergio Miceli (publicaciones en la revista Prismas y forma parte de la edición de Ensayos porteños) quien partiendo del modelo de Bourdieu y centrado en el campo de la cultura (se especializa en la sociología del arte) se ha ocupado de indagar en cómo modelos teóricos vinculados a la vanguardia estética de los años ´20 cuando son recepcionados por artistas latinoamericanos sufren una torsión adaptativa, sufren las presiones del contexto nacional (estudia en particular Brasil y Argentina) que implican cambios en el contenido y en la forma de las obras de arte. De modo que así como en el caso de Bourdieu, Miceli tampoco juzga o prejuzga esos desvíos o torsiones adaptativas (prisma deformante, efecto de quiasma, malentendidos) como elementos negativos, sino que en realidad responden a presiones de las propias clases dirigentes o de las reglas del mercado nacional o de representaciones previas que son hegemónicas en el contexto nacional. Así Miceli encuentra que los intelectuales y las propias clases dirigentes (Bourdieu diría campo intelectual y campo de poder) ejercen presiones recíprocamente a nivel nacional produciendo las condiciones de esas torsiones adaptativas de los modelos teóricos. Miceli también habla de prestigio simbólico, para este autor los modelos teóricos europeos gozan de un prestigio simbólico ineludible cada vez que son importados por los intelectuales como mediadores y ese prestigio hay que ver cómo opera en cada contexto nuevo (pues no opera del mismo modo en todo contexto nuevo), pero siempre hay un plus de significación distinto del que opera en las migraciones entre países con menor asimetría. De modo que ese prestigio simbólico en modelos teóricos que migran a periferias tiene tanto o más peso que el modelo teórico en sí. - Miceli analiza la recepción de esas vanguardias en la pintora Tarsila do Amaral - Otro ejemplo de recepción es la lectura que hace Ernesto Quesada de Oswald Spengler (La decadencia de Occidente) que lo veremos al trabajar sobre indigenismo. Pues sigue algunas de las ideas (relativismo cultural, las culturas como monadas, desenvolvimientos de un ciclo vital de las culturas que debe ser sustituido por la preeminencia de otro ciclo cultural) de Spengler pero plantea que este autor no llega a ver el indigenismo. El nuevo ciclo cultural no será el soviético sino el indigenismo. Esto lo plantea en una conferencia que da en Bolivia donde plantea que La decadencia de Occidente es útil para pensar el indigenismo y reivindicar el mundo americano. Hay un intercambio de ideas en cartas entre Spengler y Quesada donde éste último intenta que Spengler pueda ver la emergencia del indigenismo. Pero Spengler se vuelve a la ultra derecha bien racista con la escritura de Años decisivos (1934) donde utiliza el material provisto por Quesada de manera negativa viendo el indigenismo como salvajismo y barbarie y no como un nuevo ciclo cultural. Este intercambio lo analiza Horacio Cagni en Miradas cruzadas: Spengler en Iberoamérica. - Con este caso se puede complejizar el modelo de Bourdieu. Pues en un sentido hay una migración de un modelo teórico del contexto alemán al contexto argentino o americano, hay un intelectual mediador – traductor, difusor, didáctico como docente y conferencista- que es clave (y previo a la traducción de Spengler y del prologo que le hace Ortega y Gasset, antipositivista) y se pone en evidencia el malentendido cultural o quiasma, prisma deformante. A su vez Quesada refuncionaliza a Spengler en un clima de la Reforma Universitaria (1918), momento de efervescencia antipositivista. Por tanto hay un plus, un prisma deformante. Lo que Spengler plantea como una descripción objetiva de los ciclos culturales es readecuado casi como un material de militancia cultural y política a favor del americanismo por parte de Quesada, y en particular a favor de un sector del indigenismo, grupo subalterno que pasa a ser legitimado como El portador privilegiado de potencial de renacimiento cultural que podría volverse modélico a nivel mundial (cosa que Spengler no toma en cuenta ni acepta). Esto puede verse desde el modelo de Bourdieu pero hay algo que excede a este modelo. En este ejemplo puede verse claramente una bidireccionalidad en la relación. Pues no es solamente Quesada recepcionando a Spengler, también Spengler recepciona críticas y comentarios de Quesada que pretenden guiar y formar el modelo de Spengler. Aquí el modelo de Bourdieu queda trunco y falta lo que otras teorías si han considerado que es la multidireccionalidad o al menos la bidireccionalidad de la migración de las teorías del centro a la periferia pero también de la periferia hacia el centro. Y en este sentido esta última migración es la que menos se ha trabajado en la historia de las ideas en general a causa quizá de un colonialismo encubierto que efectivamente ha ocurrido en la disciplina y que la academia reafirma todavía. - La incidencia de América Latina en el pensamiento europeo es trabajado por Susan Buck Morss. En Hegel y Haití la autora prueba que Hegel logra escribir su dialéctica del amo y el esclavo a medida que lee en el periódico europeo Minerva el proceso revolucionario haitiano. - Otro ejemplo es el libro Mestizajes de Françoise Laplantine y Alexis Nouss donde trabajan el mestizaje en América Latina y tratan de definir el problema teórico del mestizaje cultural. Para ello retoman el Mil mesetas y el Anti-Edipo de Deleuze y Guatari, a Bataille, a Blanchot, etc. Pero los ejemplos con los que trabajan el modelo idealizado de mestizaje provienen mayoritariamente del campo latinoamericano y sobretodo brasileño, y no contemporáneo sino más bien de las vanguardias: el primitivismo de 1920, del ensayo de Gilberto Freyre, del ensayo de Fernando Ortiz. De modo que podríamos decir que en un texto contemporáneo deudor del pensamiento europeo contemporáneo también se hace explicita la deuda con la reflexión antropológica, estética y filosófica latinoamericana que además es anterior al pensamiento europeo contemporáneo. - ¿Cómo se piensa la historia intelectual? Cuando pensamos al intelectual como objeto de estudio en general se tiende a considerar el origen de clase (posición de clase de la familia), los estudios realizados (a quienes leyeron, en qué espacios se formaron), si tuvieron contacto con el periodismo cómo fue ese vinculo, de qué vivieron de qué trabajaron (intelectual profesional independiente o funcionario del Estado), con quién se vinculó, en qué grupos estuvo inserto (Williams habla de formación intelectual). De modo que en una historia intelectual así se suelen considerar los datos empíricos objetivos, la experiencia material tangible: vínculos, circulación, viajes, afiliaciones partidarias, lecturas, etc. Mailhe critica que desde esta perspectiva se tiende a desconsiderar por un lado el mundo de la experiencia subjetiva y afectiva, y por otro lado el mundo del contacto con las culturas populares como posible elemento formador e incluso teórico. Una historia intelectual o de las ideas que sobrevalora la migración de modelos teóricos centrales hacia la periferia y que tiende a olvidar el impacto de los modelos teóricos y de la experiencia política, cultural y social de la periferia sobre los intelectuales del centro. Así por ejemplo antropólogos como Manuel Gamio, Gilberto Freyre e incluso Rodolfo Kusch su producción teórica no hubiera sido posible sin el contacto y la familiaridad con las visiones del mundo popular. Pues no se trata de un mero pasaje o un mero conocimiento sino de que muchos conceptos que van a ser operativos y centrales en sus teorías vienen directamente del mundo popular. Por ejemplo, tanto Freyre (familiarizado con las culturas afrobrasileñas) como Kusch (familiarizado con pensamiento indígena del mundo andino) frente a una noción de mestizaje que viene de la tradición hegeliana clásica decimonónica que piensa el proceso de mestizaje como una síntesis integradora que amalgama los antagonismos, que los disuelve y homogeneíza, plantean otra noción de mestizaje e inclusive otra noción de dialéctica. Plantean una noción de dialéctica abierta, a tal punto que Freyre acuña el concepto de antagonismos en equilibrio, es decir, plantea que cuando los elementos opuestos entran en contacto nunca se produce una síntesis homogeneizadora, sino que mantienen una tensión irreductible. Esta forma de pensar el contacto cultural está en sintonía con un pensamiento no dialectico que Freyre encuentra en las comunidades de ascendencia africana con las cuales trabaja. Kusch también piensa en un mestizaje abierto no sintético y encuentra que el pensamiento indígena está marcado por una resistencia a la noción de síntesis. - Para trabajar con la dimensión subjetiva-afectiva esta la lectura de “Sigmund Freud: Política y parricidio en La interpretación de los sueños” de Carl Schorske (intelectual alemán y judío que trabajo en EEUU). Por un lado el autor de la clave de cómo pensar la relación entre sincronía y diacronía. De algún modo trabaja dos planos: en el plano de la sincronía toma a Freud en el momento de la escritura de La interpretación de los sueños, momento en que coincide con la muerte del padre, con presiones del mandato familiar que se dedique a la política. Pero también está presente la presión de las tradiciones de pensamiento (qué simboliza Roma, qué simbolizan las mitologías). Por otro lado Schorske da clave en algo muy interesante que es cómo articular análisis de las fuentes o del discurso e historia intelectual, es decir que atiende a la figura intelectual (Freud) y a la producción intelectual de esa figura (La interpretación de los sueños). - La lectura del texto de Schorske es interesante para pensar que el sujeto (que es el objeto de estudio) tiene no solamente una dimensión racional consciente sino también una dimensión inconsciente que es fundamental en esa subjetividad. Da cuenta entonces de que hay una zona de la subjetividad que no puede ser aprehendida solamente si observamos el origen de clase, sus estudios, partido político, instituciones, red de sociabilidad, viajes, etc. - Schorske aplica el psicoanálisis a Freud pero también aplica una sociología en la medida en que muestra cómo el psicoanálisis se construye como una negación de la política. Hay un cruce de ambas disciplinas. Psicoanálisis para iluminar un costado de la dimensión inconsciente de las selecciones de Freud pero a la vez Schorske muestra que eso sólo se revela si se ilumina a Freud desde un lugar más sociológico para mostrar que toda esa teoría sobre el inconsciente descansa sobre una negación de la dimensión política de los materiales que usa el propio Freud. Si sólo se le aplicara a Freud el psicoanálisis quedaría encerrado en una suerte de contenido inconsciente individual y no se vería que hay toda una dimensión política que Freud decide inconscientemente negar (el contenido político se reprime y el contenido inconsciente se despliega). - La finalidad de la lectura del texto de Schorske no es por el caso de Freud, sino que importa el ejemplo teórico. Ya que es un buen ejemplo de cómo trabajar de una manera refinada una fuente y una figura, y ver como las dos se retroalimentan mutuamente. No hay nada que diga Schorske sobre a figura que no deje de iluminar para entender mejor La interpretación de los sueños, y no hay nada que él releve de la fuente que no haga sistema con el perfil intelectual que él trazo. - A su vez es un buen ejemplo de corte sincrónico y diacrónico en la que se analiza, en todo el libro de Schorske, a la Viena de fin de siglo (corte sincrónico) y a la vez muestra presiones de los pasados, al menos los más simbólicos (corte diacrónico). - Y también es importante para ver un trabajo en el que no sólo se toma en cuenta al sujeto racional consciente sino también a la subjetividad más compleja y con un costado inconsciente difícil de explorar. - No interesa atacar a Freud porque niega la política sino ver por qué niega la política, síntoma de qué es esa negación. Pues en cada movimiento, ya sea en la diacronía como en la sincronía hay que evitar la impugnación sin más, sino mas bien ver cómo la refuncionalización, esa torsión adaptativa nos interroga, nos plantea una pregunta inquietante sobre las motivaciones sociales, políticas, psicológicas, etc. que genera esa torsión.
- En relación a la lectura del Facundo interesa para la cursada la cuestión
sobre cómo Sarmiento mira la cultura popular, qué elementos de la cultura popular rescata como asimilables para un proyecto de Nación moderna y cuales condena como inviables. Se le prestará también atención a la tensión civilización-barbarie pero no como una mera dicotomía con valor positivo y negativo a secas sino más bien pensar la complejización de esa tensión que hace que Sarmiento varias veces se fascine con el mundo de la barbarie de modo que la dicotomía civilización-barbarie no solo se vuelve compleja sino que además tiene toda una dialéctica interna. Es decir, la barbarie tiene un costado de civilización, tiene un costado que se convierte en quizá un objeto de deseo por parte de la mirada del Sarmiento romántico. - También es fundamental cómo piensa Sarmiento al mestizo como sujeto, la experiencia de mestizaje en las ciudades, en los individuos, en la experiencia cultural y en la experiencia política. - Facundo es un texto fundacional y canónico, y por tanto ha sido objeto de disputas a lo largo de la historia de las ideas argentinas y latinoamericanas. Por tanto no hay una sola lectura, hay lecturas muy polémicas. Por ejemplo si tomamos el corte sincrónico a la Angenot podríamos ver la disputa entre Martínez Estrada y Jauretche disputando la interpretación del Facundo y la figura de Sarmiento. - El Facundo no es literatura. Cuando nos enfrentamos a la producción de los intelectuales de principios del Siglo XIX, por lo menos la producción ensayística (dejando de lado la novela y la poesía que tienen más claramente una filiación literaria), se sitúa en un momento de cruce de hibridez genérica y de indefinición disciplinaria. Todavía no hay en Argentina una profesionalización de la sociología, de la filosofía y mucho menos de la antropología de modo que el ensayo es un hibrido genérico. Y el Facundo es un hibrido por antonomasia y podemos decir que está saturado de distintos géneros discursivos que conviven de manera inestable. Tiene ensayo propiamente dicho, es decir, ensayo de interpretación nacional. También tiene ensayo político o de opinión. Hay también biografía (de Facundo Quiroga y en ella se espeja también la del propio Rosas), y un costado autobiográfico entre líneas ya que todo lo que se plantea de Quiroga/Rosas, por contraste o refracción, implica un Yo que se recorta como modélico en esa relación de oposición. Hay zonas en el texto que son de panfleto y de programa político (últimos capítulos en los que hace un balance del presente y del porvenir). También es una novela en la medida en que narrativiza -a través de la biografía de Quiroga/Rosas- alegóricamente la totalidad del proceso político del país. También es un libro de viaje, esto se puede ver en los epígrafes: cada capítulo se abre con un epígrafe tomado de la literatura de viajes o de la literatura a secas pero con una fuerte impronta de un mirar a Argentina y La Pampa como una otredad, como un espacio desconocido que es exotizado y que tiene que reconocerse desde el extrañamiento. Esto es típico de la literatura de viajes. Por momentos Sarmiento es una especie de ajeno que nos muestra la realidad argentina, a los lectores argentinos y a los lectores europeos, como un espacio a explorar. Por ejemplo con ideas como la de que La Pampa es un espacio desconocido, que solo los viajeros han recorrido o han imaginado. De modo que todo esto abre al texto a una polifonía de géneros, es un texto inestable y fuertemente hibrido. Sarmiento construye un texto mestizo desde el punto de vista de los géneros que conviven en el texto. Y esto tiene varias razones: sociológicas, podríamos decir epistemes que todavía no se han consolidado como disciplinas científicas claramente separadas (no hay todavía ni una sociología, ni una filosofía, ni antropología ni ensayo de interpretación escindidas). Y paralelamente hay una apuesta de parte de Sarmiento por la mayor eficacia en el convencimiento del lectorado cuando se recurre a múltiples géneros alternativamente, o a la vez inclusive. Esto potencia el efecto en el lectorado gracias a esa enunciación hibrida desde el punto de vista del género. Y esa hibridez va a hacer sistema con un sujeto de enunciación hibrido y con una teoría del mestizaje en donde el elemento mestizo es superior a los elementos puros (idea presente en muchos planos del Facundo). El texto entonces valoriza la hibridez, valoriza el mestizaje. Así por ejemplo podríamos decir que Sarmiento planteaba que tenía un mejor conocimiento de América por ser el hecho de ser americano que el conocimiento que pueda llegar a tener un europeo ya que esta mas familiarizado con el mundo de la ciudad y el mundo rural, los conoce y puede articularlos. Y esa condición lo pondría en una posición superior al conocimiento meramente intelectual de un europeo extranjero. - Las voces enunciativas se multiplican, es decir, el sujeto de enunciación por ejemplo tiene una voz denunciatoria del mundo federal pero que a veces recurre a la parodia, varias veces cita entre comillas la voz del agonista político. Entonces, el que enuncia tiene una voz polifónica en el sentido de Mijaíl Bajtin que retoma Angenot. No es una monada, no es una voz cerrada sino una voz atravesada por otras voces e incluso atravesada por los opositores políticos, les deja espacio y les cede la palabra para citarlos. Por supuesto para destruirlos pero esto no deja de implicar una apertura a la polifonía. Importante tener en cuenta que los federales, en sus textos, hacían algo análogo en el mismo momento. - En el texto “Saber del otro: escritura y oralidad en el Facundo de D. F. Sarmiento” de Julio Ramos hay otra dimensión de lo polifónico y que es la apertura de Sarmiento a la oralidad popular. Sarmiento no solo habla como un letrado culto, también incorpora el rumor popular, la oralidad popular. La incorpora y, en cierta medida, esa incorporación es parte de esa apertura a la polifonía de voces pero también tiene el efecto concreto de hacer más fuerte la voz hibrida. Sarmiento es una figura mestiza que sabe de mundos, es un mediador intelectual privilegiado que sabe del otro y del mundo del otro. Puede incorporar el rumor popular porque lo conoce y lo puede articular con el saber culto de la intelectualidad europea y eso lo legitima como El intelectual capacitado. Y esto es un gesto político: Yo Sarmiento hablo en nombre del pueblo ya que he incorporado su voz. Así por ejemplo para la construcción de la biografía de Quiroga en el capítulo 5 lo que gravita, lo más importante es el rumor popular, la biografía se construye a partir de lo que dicen que hizo Quiroga. - Esto también se verá con Gilberto Freyre. Populismos conservadores de derecha que se abren a la incorporación de las voces populares como parte de la propia voz y de ese modo potencian su legitimidad. - A esa polifonía se suma una ambigüedad: civilización vs. Barbarie es en principio una dicotomía clara. Es claro que el polo de la civilización coincide con la verdad y el de la barbarie con la falsedad, o también se puede utilizar la oposición bien/mal, etc. Sin embargo, al leer el texto se puede ver que la barbarie ocupa mucho más lugar que la civilización y no solo eso sino que además empieza a ser un objeto de fascinación por parte del propio Sarmiento. Entonces esa ambigüedad e inestabilidad frente a un polo que se rechaza pero que termina siendo el que lo tracciona en el ensayo también genera una inestabilidad en todo el texto porque hace juego con la hibridez múltiple: hibridez genérica, hibridez desde el punto de vista de la incorporación de la voz popular, hibridez por la incorporación del agonista político, etc.