nuestras oraciones Santiago 5:16 16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
Podremos decir que una oración eficaz
es aquella que prevalece y que obtiene buenos resultados. Para que esto suceda no es s i m p l e m e n t e o r a r y a q u e e xiste una serie de elementos que permiten la eficacia en nuestras oraciones. Es importante identificar estos elementos a la luz de la Palabra de Dios y llevar a la aplicación práctica en la vida de oración. La oración es una de las armas poderosas dadas por Dios para resistir a nuestro adversario. Necesitamos, por lo tanto, conocer los obstáculos que pueden impedir la eficacia en nuestras oraciones.
I. OBSTÁCULOS QUE IMPIDEN
UNA ORACIÓN EFICAZ A. Los obstáculos que impiden una oración eficaz son:
1. Motivos incorrectos: Pedir cosas
egoístas y carnales (Santiago 4:3 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites). Dios no responde las oraciones de los que tienen ambiciones egoístas, aman el placer y desean honra, poder y riquezas. Dios sólo escucha las oraciones de los justos, de los que de veras se arrepienten y se humillan y de los que piden conforme a la voluntad divina. 2. Pecados ocultos sin confesar (1 Juan 1:7-9 7pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 8Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros; Proverbios 28:13 14Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; Mas el que endurece su corazón caerá en el mal.).
Encubrimos nuestros pecados cuando
no los confesamos y no lo reconocemos como pecado. Estos pecados impiden acercarnos a Dios y que Él pueda escuchar nuestras oraciones. Debemos confesar nuestros pecados, arrepentirnos y apartarnos de ellos para obtener el perdón de Dios (2 Crónicas 7:14 14Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.).
3. Falta de perdón (Marcos 11:25-
26 25Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.26Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.) Una condición para que la oración sea efectiva es un espíritu perdonador. Si no perdonamos a los demás, tampoco Dios nos perdonará. Dios nos perdona por su gran misericordia. Ya que hemos sido perdonados, actuaremos de igual modo con otros. Los que no están dispuestos a perdonar no llegan a ser uno con Cristo. Él estuvo dispuesto a perdonar aun a los que lo crucificaron (Efesios 4:32 32Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo).
4. Duda y falta de fe (Hebreos
11:6 6Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.) Quienes con sinceridad buscan a Dios a través de la oración, deben hacerlo con diligencia y desear ansiosamente su presencia. No hay lugar para la duda porque la duda debilita nuestra fe y quita las ganas de perseverar en la oración. 5. Vanas repeticiones y palabrerías (Mateo 6:7-8 7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.8No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis). Algunas personas piensan que repetir las mismas palabras una y otra vez, como un encantamiento, hará que Dios les oiga. No es incorrecto acercarnos a Dios con la misma petición; Jesús nos anima a elevar oraciones de manera persistente; pero condena las repeticiones triviales que no se realizan con un corazón sincero. Nunca se ora demasiado si las oraciones son sinceras.
II. CONSEJOS PARA UN ORACIÓN
EFICAZ A. Para que nuestras oraciones sean eficaces tengamos en cuenta estos consejos:
1. Orar en el nombre de Jesús.
Jesús es nuestro intercesor ante el Padre, recibiremos si pedimos en Su Nombre (Juan 14:13-14).
2. Orar con alabanza y acción de
gracias (Salmos 100:4). Este salmo nos invita a recordar la bondad y la fidelidad de Dios; a adorarlo con acción de gracias y alabanza.
3. Orar proclamando las promesas
de Dios sobre nuestras vidas y la de los demás (2 Crónicas 6:14- 17). Nuestras oraciones son más eficaces cuando oramos con la Palabra de Dios. Hay mayor fuerza y convicción cuando le recordamos a Dios las promesas que Él nos ha hecho.
4. Orar con fe, creyendo que
recibiremos la respuesta a nuestras oraciones (Marcos 11:24). Jesús, nuestro ejemplo en la oración, oró una vez diciendo: «Todas las cosas son posibles para ti... mas no lo que yo quiero, sino lo que tú» (Mr. 14:36).
5. Estar en obediencia para que
Dios oiga y responda (1 Juan 3:22). Estamos en obediencia cuando guardamos sus mandamientos. Una vida de obediencia nos habilita para acercarnos a Dios sin temor y con la confianza de que escuchará nuestras peticiones.
6. Orar conforme a la voluntad de
Dios (1 Juan 5:14). Si deseamos hacer la voluntad de Dios, hay cosas que no pediremos. Él nos oirá y nos responderá si nuestras oraciones están de acuerdo con su voluntad.
7. Orar con la conciencia limpia (1
Juan 3:21-22). a. Con un corazón perdonador (Mateo 6:12). b. Sin ira ni contienda (1 Timoteo 2:8).
CONCLUSIÓN: Muchas veces
ignoramos los obstáculos que impiden la respuesta a nuestras oraciones, por lo tanto, necesitamos examinar si en nosotros existen estos obstáculos y decidir eliminarlos. Debemos acercarnos a Dios a través de su Hijo Jesucristo para disfrutar de su comunión y su bendición. Cuando oramos debemos: pedir que la voluntad de Dios sea hecha en nuestra vida; confesar la Palabra de Dios con fe y reconocer con gratitud que todo proviene de Él (1 Cr. 29:10-12 10 Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo.11 Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.12 Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos). Si nuestra conciencia está limpia, podemos acercarse a Dios sin temor y confiados que escuchará nuestras peticiones.