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"En el principio, Dios creó el cielo y la tierra" (Gn 1,1). Con estas palabras solemnes comienza la
Sagrada Escritura. El Símbolo de la fe (el Credo) las recoge confesando a Dios Padre Todopoderoso como
"el Creador del cielo y de la tierra", "de todo lo visible y lo invisible".
La creación es el fundamento de "todos los designios salvíficos de Dios", "el comienzo de la historia de
la salvación" (DCG 51), que culmina en Cristo. De modo inverso (yendo del final al principio), el Misterio
de Cristo es la luz decisiva sobre el Misterio de la creación; revela el fin en vista del cual, "al principio,
Dios creó el cielo y la tierra" (Gn 1,1): desde el principio Dios preveía la gloria de la nueva creación en
Cristo (cf. Rm 8,18-23):
«Jesucristo, es la imagen del Dios invisible, primogénito de toda creación,
porque en él fueron creadas todas las cosas en los cielos y sobre la tierra, las
visibles y las invisibles… Todo ha sido creado por él y para él. Él es antes
que todas las cosas y todas subsisten en él.» Cf. Col 1, 15-17.
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CURSO DE CONFIRMACIÓN 2018:
PARROQUIA SANTUARIO SEÑOR DE LOS MILAGROS
FICHA N° 1 El Creador (CEC.279-324)
para que exista el hombre y Él puede entablar una relación con el hombre a través de Cristo, imagen de
Dios invisible.
4. El misterio de la Creación
Creemos que Dios no necesita nada preexistente ni ninguna ayuda para crear. La creación tampoco es
una emanación necesaria de la substancia divina. Dios crea libremente “de la nada”. La fe en la creación
“de la nada” está atestiguada en la Escritura como una verdad llena de promesa y de esperanza y también
es confirmada por la ciencia.