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La Iliada
César Brie
El texto de la escena 13 del acto 1, La quema de los muertos, fue elaborado por Soledad Ardaya y
Agustín Vásquez.
La escena 1 del acto dos ha sido escrita adaptando la carta que Rodolfo Walsh escribió,
relatando la muerte de su hija Victoria. El mismo Walsh difundió esta carta a través de la
Agencia de Informaciones ANCLA entre diciembre de 1976 y enero de 1977.
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Escena 1
Prólogo
Hécuba: Polidoro…
1) Coro
2) La peste
Apolo, los griegos
3) La disputa
Aquiles, Agamenón y Atenea
Aquiles: Llévate a Briseida. Pero comanda a los otros, porque yo, ya no te obedezco.
4) Briseida
Briseida, Aquiles, Agamenón
Briseida: El día de mis bodas con Mines, Aquiles y los suyos asaltaron Lirneso. En la
defensa de la ciudad cayeron mi padre y mis hermanos. Los griegos llegaron frente al
templo donde nos habíamos refugiado las mujeres. Un grupo de sobrevivientes, los
últimos, los enfrentó. Entre ellos mi marido. Yo lo veía desde la puerta. Le conocía
cada movimiento, cada gesto. Se encontró delante a Aquiles. Se me erizaron los
cabellos. Aquiles hizo caer la espada de plano sobre su cabeza. Mines se derrumbó.
Aquiles lo dio por muerto. Pero él volvió en sí, abandonó sus armas, se arrastró,
tropezó, corrió hacia nosotras. Entró en el templo. Le salía sangre por la boca. Yo lo
abracé, le quité la coraza.
“Vamos Mines, respira, recupera, escaparemos, nos perderemos en los bosques hasta
que todo haya terminado. Viviremos como bestias, pero viviremos. La vida Mines, tus
besos, mis caricias”.
Pero Aquiles lo había seguido. La sombra de su cuerpo en la puerta oscureció la luz del
día. Entró en el templo. Jadeaba. Las mujeres gritaron, se amontonaron contra el altar.
Se acercó a mi marido, que estaba paralizado por el terror, como quien se acerca a un
amante. Me separó de un golpe.
“No lo mates, no lo mates”.
No me oía. Lo acarició, pesadamente, ahora le conozco las caricias. Lo palpó, lo abrazó,
y luego comenzó a estrangularlo con la mano izquierda. Con la derecha le arreglaba los
cabellos, le acariciaba las mejillas, le tocaba los ojos ya fuera de las órbitas. Me tiré
encima de él. Arañándolo, arrancándole la piel. Como quien aleja a una mosca me
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arrojó al suelo. Luego levantó la espada y de un solo golpe le cortó la cabeza. Salpicó de
sangre las paredes, y a él mismo. Se dio vuelta, me aferró de la cintura y como un fardo
me llevó consigo. Esa noche lavé de su cuerpo la sangre de mi marido.
Aquiles me trata bien. Nunca me golpea, aunque me costó meses no gritar cada vez que
lo veía. Patroclo me protege. No me deja llorar, cree consolarme con la promesa de que
Aquiles me tomará por esposa y me llevará a su tierra a celebrar las bodas. Una noche,
borracho, junto a otros griegos. Aquiles me dijo que me amaba. Me puso una mano
pesada, una caricia digna de una esclava. Los otros se rieron. Me miraban con una
mirada lenta y aceitosa. Me da miedo el amor de los griegos Si muriera, mi último
pensamiento sería para Aquiles. Si me volviera nube, ese pensamiento caería en cada
gota de lluvia. Para que todos se mojen de mi sentimiento. No se degüella con ese placer
, no se estrangula como si se seduciera. Aquiles me aterroriza. En la cama, sirviéndolo,
peinándolo, yendo por agua. Cada caricia me arranca un quejido. Cree que es de placer.
Quiero que lo crea. Se ha enamorado de mí. Cuando me hace el amor me contengo,
luego grito y me caen lágrimas. ¿Te gusto? Pregunta. Digo que sí, digo que sí. Para el
resto de mis días. (Agamenón se la lleva)
5) Aquiles y Tetis
Tetis: Aquí habla Tetis. Diosa del mar, hija del Océano
esposa de Peleo, madre de Aquiles.
Allá en el fondo del mar escuché a mi hijo, que sufre.
¿Por qué lloras, hijo? Vamos no hagas así,
Aquiles, habla con tu madre que vino a ayudarte.
Tetis: Vengo desde las profundidades del mar, para rogarte, oh Zeus… ¿Te acuerdas
cuando quisieron atarte Hera, poseidón y Atenea? Yo, sola, acudí y te libré de las
ataduras. Entonces, si alguna vez te serví entre los inmortales, ayúdame ahora. Venga a
mi hijo, ofendido por Agamenón. Dale victoria a los troyanos para que los aqueos se
arrepientan.
Zeus: ¿Tetis?
Zeus: Las rodillas…¿Qué tiene de malo que una diosa me abraze las rodillas para…
Hera: Shhhhtt… Soy la diosa del amor… conyugal, del matrimonio, patrona de los
hogares, de las esposas, de los partos y de los hijos… pero legítimos…
Zeus: Siempre sospechando de mí, desgraciada. De mí, que nunca te escondo nada.
Hera: Ja!
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Hera: ¿Sí?
Hera: ¿Sí?
Hera: Sii!
Zeus: Entonces siéntate, obedece y calla. (hace estallar relámpagos sobre ella)
Porque si me pones nervioso…
Zeus: Sí!
Entra Hefesto
Hefesto: Me parece mal que se peleen así por los mortales y nos corten la digestión a
los demás dioses. Yo aconsejo a mamá, que lo trate bien a nuestro querido padre Zeus,
para que no vuelva a reñirla y arruinarnos la cena. Porque si se enoja, Zeus, con un rayo
nos puede hacer volar a todos de la silla.
Mamá, sufre, aguanta, llora… aunque estés afligida. No quiero verte molida a palos, sin
poder ayudarte. La otra vez que quise defenderte, Zeus me agarró del pie, me revoleó y
arrojó quien sabe dónde. Todo el día estuve rodando y al anochecer fui a caer medio
muerto en Lemnos.
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Entra Afrodita
Atenea: Ah, sí? Entonces dime quiénes son, cuáles son sus armas y de dónde vienen.
Atenea: el prudente.
Afrodita: el traidor.
Atenea: el sabio.
Afrodita: el cobarde.
Atenea: el inteligente.
9: Casandra
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Apolo, Casandra
Sale Apolo.
Entra Príamo.
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Príamo: Dime Casandra, ¿quiénes están junto a Héctor? Mis ojos ya no ven bien.
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Briseida: Después de pelear y matarse durante varios días, ambos bandos decidieron honrar a
sus muertos. A mí me dijeron que griegos y troyanos se mezclaban en la llanura. Miraban el
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fruto de esa furia. No era un rico cajón de manzanas, no eran jazmines frescos recién cortados,
no era un niño con olor a leche de mama.
Cer 2: Era un dedo en busca de la mano que quizá ningún brazo une ya al torso desgarrado.
Briseida: Eran huesos raspados. Eran babas de miedo, orines, gritos sordos sobre la tierra. Eran
cuerpos de carne desgarrada a puro metal.
Brieseida: Eran hombres que dejaron caer sus corajes como otoños.
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Briseida: Ciento cincuenta nombres, ciento cincuenta hijos, trescientos ojos. Y así fueron
quemando esta tristeza en la mañana como parva para espantar a los siglos. Dulce era el amor
que aunaba almas y ahora crujía bajo el fuego.
Los cuerpos se iban fundiendo con la leña, la sangre hervía, y el olor a carne quemada se
prendía en las ropas y en los cuerpos de los que aún estaban vivos. Los que lloraban lo hacían en
silencio, todos se cuidaban de no molestar al silencio....
Briseida: Con los muertos a otra parte, callados como están, ni se oiga el silencio de sus
huesos... no dicen una sola palabra de sus heridas, sólo aparecen en la boca de los que amaron…
Yo perdí un amado.
Cer 1: Amado…
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Briseida: Yo novia de punta en blanco para la boda, sólo el novio se atrasaba, se atrasó...Y
cuándo empezó lo que ahora sucede, y cómo y quién tiene la culpa…
Coro: Y cuándo empezó lo que ahora sucede. Y cómo y quién tiene la culpa.
Briseida: Y cuándo empezó lo que ahora sucede, y cómo y quién tiene la culpa.
Coro: Y cuándo empezó lo que ahora sucede.Y cómo y quién tiene la culpa.
Y cuándo empezó lo que ahora sucede y cómo y quién tiene la culpa.
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Acto 2
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1) Rodolfo Walsh
(Rodolfo Walsh, Victoria, perros)
Victoria! Aquí me ves, leo la Ilíada, la guerra de Troya. Hay una hija de Príamo, Polixena. Te le
parecías tanto hija mía: rebelde, obstinada, orgullosa. A Polixena la degollaron en honor a Aquiles.
2) Dolón
(Agamenón, Ulises, Dolón, perros)
Afrodita: ¿De la espuma del mar? ¡Qué romántico! ¡como una sirena!
Hera: Siempre
Hera: Nunca
Hera: Nunca
Hera: Ay Afro...
Hera: Grosera.
Afrodita: Seductora.
Hera: Atrevida
Afrodita: Mujerona
Hera: Aduladora
Hera: Sí, para que le cocinara. ¿En los zapatos coloco libido?
Afrodita: Ay mamá.
Hera: No soy tu mamá.
Hera: A ayudarme.
5) La embajada a Aquiles
(Agamenón, Ulises, Patroclo, Aquiles)
Ulises: Aquiles,
cerca de las naves están los troyanos.
Cuando llegue el alba nos atacarán.
6) El engaño de Hera
(Hera, Zeus, Atenea)
Zeus se despierta.
7) Muerte de Patroclo
(Atenea, Héctor, guerreros, Polidoro, Apolo)
9) Asamblea troyana
(Héctor, Casandra)
Hefesto: Sí.
Apolo: No corren por premios, ni por recompensa sino por la vida del troyano Héctor.
Héctor: Aquiles…
Aparece Aquiles.
FIN