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(*) Magíster en Literatura Hispanoamericana y Chilena. Doctora (c) en Literatura. Universidad de Chile. Universidad
Católica de Valparaíso.
Este trabajo se enmarca en el desarrollo del Proyecto FONDECYT 1.000.213/2000
1
Uno de los escasos trabajos sobre el tema es el interesante texto de Patricia Pinto y Benjamín Rojas (eds.) Escritoras
Chilenas. Críticas literarias (estudios, antología y bibliografía.) II Volumen, Cuarto Propio, Santiago, 1998.
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masivo, pero que señala una importante diferencia con épocas anteriores, ejerciendo
la crítica literaria a través de revistas y diarios. Varias de ellas provienen de la
pedagogía y también son escritoras, poetas y narradoras. Se trata de un momento
pleno de contradicciones, de ambigüedades y diferencias que se ven reflejadas, por
ejemplo, en las diversas concepciones acerca del papel de la mujer en la modernidad.
Estas críticas comienzan a ocuparse de textos producidos por mujeres, es el caso
de Mistral, que escribe trabajos sobre la escritura de María Monvel, Juana Inés de la
Cruz, Alfonsina Storni, Victoria Ocampo, Marta Brunet, Teresa de La Parra, Carmen
Conde, Carolina Nabuco, Esther Cáceres, entre otras. Algunas producen textos desde
perspectivas que problematizan los roles genérico-sexuales atribuidos a las mujeres
en los discursos hegemónicos; en ciertos casos asumiendo una visión claramente
feminista, pero tendremos que avanzar hasta la década de los 80 para encontrar un
grupo importante de mujeres que realicen una crítica que se autodefine, o puede ser
definida como crítica feminista consciente de su ejercicio.
Avanzando en la década de los 80’, críticas y escritoras asumen perspectivas que
comienzan por reflexionar y dar cuenta de dos problemas centrales que marcan el
inicio y posterior desarrollo de una crítica feminista y de género sexual en el campo
de la escritura (en la amplitud de sus diferencias)2 . A. La reflexión sobre su objeto de
estudio: la diferencia de la escritura femenina y/o discursos producidos por mujeres,
y, B. La reflexión crítica acerca del canon literario y discursivo y las instituciones
hegemónicas tradicionales que lo sostienen. Estos temas, por supuesto,
interrelacionados con la incorporación de las categorías de género sexual o
identidades genérico-sexuales; los métodos y metodología apropiados para su
recepción; la relación entre lo político y lo estético; la crítica a las concepciones de
mundo universalizantes; el modo de intervención del o la sujeto crítica en su tarea;
y la especificidad de la escritura de mujeres latinoamericanas, entre otros asuntos.
En este momento en que podemos afirmar que la crítica que se ocupa de textos
escritos por mujeres, más allá de los rótulos que se le impongan, feminista o con
perspectiva de género, no es una moda pasajera, o una intervención extranjera en
nuestro continente, me interesa volver una vez más sobre el primer asunto señalado
más arriba: la configuración de los cánones, y la necesaria construcción de genealogías
en el contexto de la diferencia/especificidad de la escritura de mujeres.
Una de las primeras constataciones, es la que indica que los textos producidos
por mujeres han existido aisladamente y sin haber sido puestos en diálogo con los
textos escritos por varones (aspecto obvio pero que puede ser peligrosamente
olvidado). En su misma exclusión co-existen a veces ingresando en forma relativa
en los diferentes movimientos, escuelas o corrientes de creación literaria y de
2
Es interesante revisar los prólogos al libro: Escribir en los bordes. Congreso internacional de literatura femenina
latinoamericana 1987, Carmen Berenguer et al. (Comp.), Cuarto Propio, Santiago, 1990. Allí se expresa claramente
la sensibilidad y el grado de autoconciencia sobre el trabajo crítico a fines de los años 80.
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3
Citado por Enric Sullà en “El debate sobre el canon literario” El canon literario, VV. AA. Arco Libros, Madrid, 1998,
28.
4
Ibid., 11.
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5
Raquel Olea. Lengua víbora. Producciones de lo femenino en la escritura de mujeres chilenas, Cuarto Propio-
Corporación de desarrollo de la mujer La Morada, Santiago, 1998, p. 38.
6
Ortega, Eliana, Lo que se hereda no se hurta, Editorial Cuarto Propio, Santiago, 1996, p. 23.
7
Ibíd.
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8
Op. cit., p. 25.
9
Citada por Ortega, Ibíd.
10
Foucault, Michel, Microfísica del poder, La Piqueta, Madrid, 1978, p. 130.
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11
Rodríguez Magda, Rosa María, “Del olvido a la ficción. Hacia una genealogía de las mujeres”. Mujeres en la
historia del pensamiento. Ed. Rosa Mª Rodríguez Magda, Anthropos, Barcelona, 1997, pp. 35-36.
12
Ibíd., p. 42.
13
Véase, entre otros, el texto de Anthony Giddens, La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y
erotismo en las sociedades modernas, Cátedra, Madrid, 1998; y de Anna G. Jónasdóttir, El poder del amor. ¿Le
importa el sexo a la Democracia?, Cátedra, Madrid, 1996.
14
Doll, Darcie y Salomone, Alicia, “Diálogos y alianzas␣ : cartas y otras pr
osas de Gabriela Mistral y Victoria
Ocampo.” Revista de Estudios Trasandinos, II (1998).
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e importantes que lo que se podía suponer, relaciones que atraviesan los terrenos
del intercambio intelectual, literario, político e ideológico, y también el terreno de lo
privado, lo afectivo, lo solidario.
Al mismo tiempo que abarcaban una preocupación por los temas
latinoamericanos desde perspectivas desconocidas por la crítica oficial, las escritoras
que revisamos, iban estableciendo una red de alianzas editoriales, políticas, sociales,
intelectuales, afectivas, geográficas, y al mismo tiempo, construyendo sus propias
genealogías, sus afinidades y diferencias. Es el caso de Gabriela Mistral y Victoria
Ocampo, que nos remiten en sus escritos, por preferencias o diferencias a Virginia
Woolf, Emily Brönte, Alfonsina Storni, Juana Inés de la Cruz, Teresa de la Parra,
Delmira Agustini, entre otras.
Así como se han establecido las relaciones y alianzas entre varones de las letras,
de acuerdo a sus idearios políticos, sus participaciones “cívicas” e intelectuales, sus
preferencias literarias, sus adscripciones a tendencias o movimientos literarios, sus
afanes revolucionarios en diversos terrenos; han de considerarse estos factores, y
especialmente otros, para trabajar con las mujeres escritoras.
15
Rodríguez Magda, Op. cit., p. 42.
16
Valdés, Adriana, Composición de lugar. Escritos sobre cultura, Editorial Universitaria, Santiago, 1996, p. 190.
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