Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Observa la Sala que no existe norma que consagre de manera expresa que en
caso de que el Director del Departamento Administrativo de Seguridad
declare insubsistente el nombramiento de un funcionario en un cargo de
régimen especial de carrera, el acto administrativo correspondiente no deba
ser motivado. De acuerdo con las consideraciones generales de la presente
providencia, la regla general en materia de actos administrativos es la
exigencia de la motivación como garantía del principio de publicidad de la
función administrativa, y toda vez que las excepciones a esa regla deben ser
establecidas expresamente en la ley, no existe ninguna razón que justifique la
ausencia de motivación en los actos a través de los cuales el Director del DAS
declare la insubsistencia del nombramiento de un funcionario en un cargo de
régimen especial de carrera, en ejercicio de la facultad discrecional
establecida en el artículo 66 del Decreto 2147 de 1989. Es importante señalar
que la exigencia de motivación de este acto administrativo, en nada pugna
con la facultad discrecional del Director del DAS en materia de declaración
de insubsistencia en cargos de régimen especial de carrera administrativa, ya
que la autoridad administrativa podrá adoptar las decisiones que considere
convenientes dentro del ámbito de acción de la discrecionalidad, siempre que
exponga las razones o los motivos que lo llevan a la declaratoria de
insubsistencia. En conclusión, si bien es claro que el Director del
Departamento Administrativo de Seguridad tiene la facultad discrecional de
declarar la insubsistencia del nombramiento de un funcionario, cuando
quiera que éste se encuentre inscrito en un cargo de régimen especial de
carrera, lo cierto es que no existe ninguna norma que establezca que dicha
decisión no deba ser motivada, razón por la cual, siendo principio general el
de la motivación de los actos administrativos, es forzoso concluir que los
actos que se expidan en ejercicio de dicha facultad, deben expresar, siquiera
de manera sumaria, los motivos por los cuales la autoridad administrativa ha
adoptado dicha decisión.
Magistrado Ponente:
Dr. RODRIGO ESCOBAR GIL
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES.
1. Aclaración preliminar.
2. Hechos relevantes.
2.2. El 22 de abril del año 2004, fue ascendido al cargo de Detective 208-07
de la Planta Global Área Operativa, asignado a la Subdirección de
Investigaciones Estratégicas y dependiente de la Dirección General Operativa.
3. Fundamentos de la acción.
Así las cosas, como quiera que, en su criterio, lo que realmente pretende el
demandante es controvertir la legalidad de un acto administrativo, resulta
evidente que la acción de tutela no es el mecanismo adecuado para el efecto.
En ese orden de ideas, sostiene que frente a la existencia de otros medios de
defensa judicial, la procedencia de la acción está condicionada a la existencia
real de un perjuicio de carácter irremediable, que exija la intervención
inmediata del juez de tutela, el cual no se presenta en este asunto, ya que, en
primer lugar, el actor no puede pretender que por el hecho de que se
encontraba inscrito en un cargo de carrera administrativa tiene derecho a una
estabilidad laboral absoluta y, en segundo término, no existió una vulneración
de su derecho al mínimo vital, máxime si se tiene en cuenta que es una
persona de 40 años de edad que no sufre de ningún tipo de limitación física y
que, por tanto, está en capacidad de buscar otra fuente de ingresos.
1. Primera instancia.
En criterio del a quo, el actor cuenta con otro mecanismo de defensa judicial
frente a la alegada vulneración de sus derechos fundamentales,
específicamente, con la acción de nulidad y restablecimiento del derecho ante
la jurisdicción contencioso administrativa. Frente a esta circunstancia, sólo la
inminencia en la configuración de un perjuicio irremediable haría procedente
la acción de amparo constitucional. Sin embargo, a su juicio, a pesar de que
toda persona que ha sido retirada de su empleo se ve expuesta a una difícil
situación, lo cierto es que esta circunstancia no tiene la entidad suficiente para
ser considerada como un perjuicio irremediable, por cuanto, “el derecho al
trabajo del señor Moreno R., no consiste en la pretensión incondicional de
ejercer un oficio o cargo específico, (…) sino en la facultad in genere de
desarrollar una labor remunerada en un espacio y tiempo determinados”2.
2. Impugnación
3. Segunda instancia
1. Competencia.
5 Ver, entre otras, las sentencias SU-544 de 2001, M.P. Eduardo Montealegre Lynett; T-343 de 2001, M.P.
Rodrigo Escobar Gil y T-951 de 2004, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
6 Sentencia T-519 de 2003, Magistrado Ponente: Marco Gerardo Monroy Cabra.
7 Recuérdese que de conformidad con el artículo 4° del Código Contencioso Administrativo, las actuaciones
administrativas se inician: (i) Por virtud del ejercicio del derecho de petición; (ii) de oficio por las autoridades
competentes; (iii) o por la necesidad de cumplir un deber legal.
8 Sentencias T-752 de 2003, M.P. Clara Inés Vargas Hernández; T-951 de 2004, M.P. Marco Gerardo Monroy
Cabra y T-031 de 2005, M.P. Jaime Córdoba Triviño.
En efecto, esta Corporación ha establecido que en estos eventos, dicha
pretensión no puede ser satisfecha a través de los medios de defensa
ordinarios. Así, en sentencia T-1240 de 2004, la Corte sostuvo:
2.2. Ahora bien, para esta Sala, las consideraciones que fundamentan la
procedencia del mecanismo de amparo constitucional, en el caso de los
funcionarios de carrera administrativa nombrados en provisionalidad que son
separados del cargo mediante un acto sin motivación, son también aplicables
al asunto objeto de revisión.
Sin embargo, como quiera que, tal como se señaló, el cargo que venía
ocupando el accionante pertenece al régimen de carrera especial del DAS
-razón por la cual el actor sólo pudo acceder al empleo luego de superar
satisfactoriamente una serie de etapas y pruebas tendientes a establecer si
cumplía con las exigencias personales y profesionales necesarias para el
efecto- y toda vez que la separación del empleo se produjo mediante un acto
administrativo sin motivación, la acción de tutela es procedente como
mecanismo inmediato de protección de los derechos que se estiman
conculcados, protección que estaría dirigida a que la entidad accionada
motive el acto de declaración de insubsistencia de su nombramiento, siempre
que, luego de efectuar el análisis del presente asunto, esta Corporación
concluya que el Director del DAS se encontraba obligado a ello.
3. El problema jurídico
12 Ver, entre otras, sentencias C-108 de 1995, M.P. Vladimiro Naranjo Mesa; C-525 de 1995, M.P.
Vladimiro Naranjo Mesa y C-1173 de 2005, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
13 Decreto 01 de 1984.
atribución de que se trata, dando al órgano potestad para adoptar la
decisión conveniente. Esto es, que hay facultades administrativas que
se ejercen dentro de un cierto margen de discrecionalidad del
funcionario u órgano, dejándole la posibilidad de apreciar, de juzgar,
circunstancias de hecho y de oportunidad y conveniencia, ya para
actuar o no hacerlo, o para escoger el contenido de su decisión,
dentro de esos mismos criterios.
18 Magistrado Ponente: Alejandro Martínez Caballero. En esta sentencia, la Corte Constitucional decidió el
caso de una notaria que fue desvinculada de su cargo mediante acto administrativo sin motivación. Esta
Corporación, amparó su derecho al debido proceso administrativo y ordenó que se motivará el acto
administrativo de desvinculación, pero no accedió al reintegro de la accionante pues para esa pretensión
cuenta con otro medio de defensa judicial.
“Esa actitud de retirar a una persona del cargo, sin motivar el acto
administrativo correspondiente, ubica al afectado en una indefensión
constitucional. El art. 29 C. P. incluye entre sus garantías la
protección del derecho a ser oído y a disponer de todas las
posibilidades de oposición y defensa en juicio, de acuerdo con el
clásico principio audiatur et altera pars, ya que de no ser así, se
produciría la indefensión. La garantía consagrada en el art. 29 C.P.,
implica al respecto del esencial principio de contradicción de modo
que los contendientes, en posición de igualdad, dispongan de las
mismas oportunidades de alegar y probar cuanto estimaren
conveniente con vistas al reconocimiento judicial de sus tesis.
19 Sobre la exigencia de legalidad en materia administrativa, en sentencia C-432 de 1996, M.P. Carlos
Gaviria Díaz, esta Corporación señaló: “Las limitaciones a la función de policía excluyen per se la existencia
de actos puramente discrecionales por parte de la administración en el ejercicio de la función de policía, lo
que no excluye una cierta capacidad creadora, del funcionario competente para decidir. Esto implica que la
vieja distinción entre el acto puro reglado y el acto puro discrecional, debe abandonarse a favor de una
que prevea que en ningún caso el funcionario puede apartarse de la legalidad, sin que esa circunstancia
haga de él un autómata.” (se resalta). En el mismo sentido, en sentencia T-982 de 2004, M.P. Rodrigo
Escobar Gil, la Corte sostuvo: “La Constitución Política, en su artículo 29, prescribe que ‘ el debido proceso
se aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas’. Se trata de un derecho fundamental de
aplicación inmediata (C.P. art. 83), que en relación con el desarrollo de las actuaciones administrativas,
pretende regular el ejercicio de las potestades discrecionales de la Administración, cuando en virtud del
inicio de las mismas puedan llegar a comprometerse los derechos de los administrados.// Siendo entonces un
desarrollo del principio de legalidad, el debido proceso administrativo representa un límite jurídico al
ejercicio de las potestades administrativas, en la medida en que las autoridades únicamente podrán actuar
dentro de los ámbitos establecidos por el sistema normativo, favoreciendo de esta manera a las personas
que acuden ante quienes han sido investidos de atribuciones públicas en virtud de la Constitución o la ley.”
(subraya fuera de texto).
su deseo sino la realización de los valores jurídicos que el sistema ha
señalado con antelación, es apenas una consecuencia lógica la de que
esté obligado a exponer de manera exacta cuál es el fundamento
jurídico y fáctico de sus resoluciones. Estas quedan sometidas al
escrutinio posterior de los jueces, en defensa de los administrados y
como prenda del efectivo imperio del Derecho en el seno de la
sociedad.
6. Caso concreto
21 La exequibilidad del artículo en mención fue declarada bajo el entendido de que la norma solamente
puede ser aplicada en relación con funcionarios no uniformados de carrera del Ministerio de Defensa
Nacional, de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional -distintos a los empleados en sus entidades
descentralizadas-, cuyas labores puedan afectar de manera directa la seguridad ciudadana o la seguridad del
Estado.
Teniendo en cuenta las precisiones efectuadas en las consideraciones
generales de esta providencia y los hechos que le dan fundamento a la
presente acción, la solución del asunto objeto de revisión exige establecer si
los actos administrativos que expide el Director del Departamento
Administrativo de Seguridad, en ejercicio de la facultad discrecional
establecida en el artículo 66 del Decreto 2147 de 1989, deben ser motivados o
si, por el contrario, constituyen una excepción al principio general en materia
de motivación de los actos de la Administración.
Por ello, también resulta obvio que a los servidores mencionados, así
como a los del Area Operativa del DAS se les exija una
responsabilidad mayor que a los demás empleados del orden
administrativo, dado además, el grado de confianza superlativo que
debe existir entre estos y el Jefe del Departamento Administrativo de
Seguridad, razón por la cual es razonable que a ellos se les aplique la
excepción al régimen de carrera que le permita al organismo de
seguridad hacer uso adecuado de un instrumento ágil y expedito para
prescindir de los servicios de aquellos funcionarios respecto de los
cuales no exista la lealtad, confiabilidad y honradez requerida.”
En este escenario, teniendo en cuenta que dicha sentencia hizo tránsito a cosa
juzgada constitucional, los enunciados normativos del artículo 34 en los
cuales la administración funda la facultad de no motivar los actos
administrativos que se expiden en ejercicio de la facultad discrecional del
artículo 66 tantas veces mencionado, ya no hacen parte del ordenamiento
jurídico y, por tanto, no pueden ser argüidos válidamente como justificación
de dicha actuación.
23 Ibídem
Y con relación a las razones por las cuales se justifica que en el caso de los
funcionarios de libre nombramiento y remoción sea posible declarar la
insubsistencia de su nombramiento sin motivar el acto administrativo
correspondiente, la Corte sostuvo:
Así las cosas, como quiera que, de acuerdo con las consideraciones generales
de la presente providencia, la regla general en materia de actos administrativos
es la exigencia de la motivación como garantía del principio de publicidad de
la función administrativa, y toda vez que las excepciones a esa regla deben ser
establecidas expresamente en la ley, no existe ninguna razón que justifique la
ausencia de motivación en los actos a través de los cuales el Director del DAS
declare la insubsistencia del nombramiento de un funcionario en un cargo de
régimen especial de carrera, en ejercicio de la facultad discrecional establecida
en el artículo 66 del Decreto 2147 de 1989.
6.3. Bajo las anteriores consideraciones, es evidente que, como quiera que la
autoridad accionada se encontraba obligada a expresar los motivos por los
cuales declaró insubsistente el nombramiento del demandante, en el presente
asunto la decisión adoptada por la autoridad accionada comportó una
vulneración de los derechos fundamentales del actor, ya que las razones de
conveniencia para la desvinculación, de existir, se mantuvieron en reserva, lo
cual impide establecer si los motivos o las razones para adoptar la decisión se
ajustan a los parámetros establecidos en el artículo 36 del Código
Contencioso Administrativo, los que -como se señaló- se relacionan con los
criterios de proporcionalidad y adecuación a los fines de la norma que
consagra la facultad discrecional. Ello permite concluir que, en este caso, se
ha desconocido el derecho que le asiste al actor para que el acto mediante el
cual fue declarado insubsistente sea motivado.
IV. DECISIÓN.
RESUELVE