Você está na página 1de 3

Humillaciones en tu cama

Ella es golpeada de nuevo. Un temblor recorre sus piernas a causa de otra violación.

¿Por qué los sucios amantes eligen las luces apagadas como su guarida? ¿Por qué la lluvia
nos vuelve melancólicos y frágiles? ¿Por qué pregunto cosas tan estúpidas, cuando estoy
presenciando a una pareja desnuda y el llanto de esa mujer inútil?

Suspiro. Me relajan las preguntas cuando sé las respuestas. La relajación es vital para pasar
desapercibido. Suspiro de nuevo. Este es mi trabajo: sobrevivo gracias al secreto que
resguarda las noches de esta ciudad, gracias a la violencia, gracias a las acciones sin
aparente razón.

Enciendo el móvil para grabar sus voces entrecortadas. Es incómodo hacer esto desde el
clóset. Gajes del oficio. Cliché de los invasores de lo ajeno.

—¿Acaso estás lisiada? ¿Tu vagina sólo es un pinche adorno? ¡Puta madre! Hasta la ramera
más correosa y vieja me brinda más placer que tú. No gimes, no te mueves, no me excitas.
Tal parece que estoy cogiendo con una estatua. Aparte lloras y lloras, como si negases que
esto te fascina —arremete el hombre, al compás de sus embestidas vigorosas.

Ella sigue llorando. Sujeta la almohada que está a su lado y la apretuja contra su rostro. ¿De
verdad cree que una almohada ocultará su humillación? Me estoy desesperando. Esta
escena la presencié hasta memorizarla, cuando tuve esposa. En aquellos días el golpe, el
lloriqueo y el bostezo fueron la santísima trinidad de mi cama. Y veo que no soy el único
loco que le encanta el juego del inquisidor y la mártir.

Cierro los ojos. Es predecible lo que sucederá a continuación. Seguirá follándola en la misma
posición para deleitarse con sus gritos ahogados. La joven amante dejará de llorar cuando
él la obligue ponerse de rodillas para saborear los jugos, que en otro tiempo fueron
sagrados. Cuando ella esté a punto de vomitar, le soltará una bofetada. El epílogo de esta
breve historia, culminará cuando el esposo de mi clienta orine sobre esa pobre alma, se
vista sin decir palabra y salga del departamento, mientras fuma un cigarro.

Desde el momento en que Aarón se larga, mi trabajo concluye. Detengo la grabación. Un


caso más de infidelidad. Otro sujeto que usa a una muchacha para desfogarse, para sentir
adrenalina a espaldas de su esposa. Con su mujer no puede follar así.

Camila y su sexo no serían capaces de aceptar los puños, la violencia entre sus nalgas, o el
semen pegado a su orgullo. No, mi clienta es dama decente y fanática de las películas
románticas. Su culo vale 52 salidas al cine, 15 arreglos florales, 22 cenas acompañadas del
mejor vino tinto, 130 dramas absurdos y 5 poemas que provengan de la misma mano que
se masturba pensando en ella. En mi caso, también debo de sumar este trabajo gratis que
tuve que ofrecer. De esta forma podré entrar como reemplazo definitivo en su vida.
Mientras sigo a la espera de una oportunidad de irme, observo como la amante se pone su
ropa y se maquilla. Los moretones en su barbilla le resultan fáciles de ocultar. ¿Esperará a
otra persona? ¿De verdad su oficio es la prostitución? La curiosidad no dejará de ser el
enemigo de nuestros secretos. Mi celular está preparado para más porno en vivo.
Alguien llama a la puerta. Escucho una voz suave que susurra «mi amores» y «te quieros».
La puerta de la habitación se abre. A diferencia de Aarón, este sujeto parece un caballero.
¿Cómo lo sé? Por la forma en que sus ojos disfrutan al verla. Como si mirase el fin del mundo
un inmortal cansado de vivir. Nadie verá a una mujer con ese deseo, si no está enamorado
o si no tiene nada que perder.

Los besos protagonizan su aburrido dialogo. Este muchacho no es su marido. Es otro elegido
para olvidar el tiempo, pero puede que esté equivocado. La lujuria de la chica se despierta
a cada roce de piel con piel. Con todo gusto ensucia su boca para dar placer y se toca para
excitarse aún más. ¿Dónde se ha ido la mujer ultrajada? ¿Quién es esta puta que se enamora
con sus propios gemidos? ¿Será teatro suyo? ¿Amará tanto a este tipo que finge gozar lo
que antes fue su horror? ¿O esas lágrimas que vi no eran reales? Estoy confundido.

Uno encima del otro, atrás, por delante, sentados, de pie y a un lado; sudados, jadeantes,
exhaustos, festivos, violentos, gentiles… ¿Es como el amor se traduce en sexo? No veo
humanos cogiendo. Estoy en presencia de animales enamorados. Es asombroso como una
mujer depende de un hombre para mostrarse como en realidad es. Hasta puedo escuchar
el inusual sonido de un orgasmo honesto, con volcanes de agua y un dios invocado en «in
crescendo».

Después de tres seductoras horas, donde hasta yo me vi en la necesidad de hacer honores


a la pareja, logro salir del departamento aprovechando del sueño de los dos. En la entrada
está esperándome Aarón.

—¿Lo grabaste todo? —pregunta ansioso.


—Con una parte fue suficiente. ¿Para qué quieres escuchar tantos minutos del mismo
ruido?

El enojo de mi cliente es palpable. Su amante no resultó fiel como había jurado. ¿Cómo iba
a hacerlo con semejantes violaciones? Aarón entra al inmueble, con la venganza encerrada
en sus puños. Escucho como un amante increíble y una idiota son golpeados. Yo bostezo.

Llamo a quien será mi mujer. Corroboro sus sospechas sobre su marido. Es un traidor que
ahora mismo está matando a quien paga con su misma moneda. Ella me ha dado permiso
para meterle una bala en la cabeza. Suspiro. Saco el arma escondida en mi pantalón y se
vuelve cierto lo que siempre había soñado.

Entro con toda calma al departamento. Al llegar a la habitación, veo cómo el muchacho
defiende lo que no era suyo. Mi cliente voltea verme y de un segundo a otro vuelan los
sesos de Aarón. Los amantes siguen vivos. He salvado su amor. Preguntan por qué lo hice.
No tengo ganas de contestar. Salgo deprisa. Cuando estoy en la calle un gato negro está
observándome. Vaya, el cabrón sabe lo que hice. Hasta los espías somos vigilados.

—Si te preguntan por mí, no les digas quien soy, ¿de acuerdo? —Intento hacer tregua con
el felino que no separa su mirada sofocante de mi persona.

Sabe que, si pudiese hablar, yo y todos los hijos de puta que se dedican a destruir
privacidades, estarían muriendo de hambre.

El gato deja de torturarme con sus ojos. Me obsequia una breve lección al invadir mi vida.
Entre animales nos entendemos...

Jonathan Haller
3 de octubre del 2017
México

Você também pode gostar