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El portal de Biología y Ciencias de la Salud 18−Mar−2010

La revista: número 7 (Enero 2002)

Micropropagación de un cultivo perenne


Francisco Fontúrbel
fonturbel@mbotanica.zzn.com

Resumen

La micropropagación de cultivos perennes ha revolucionado la producción agronómica en los últimos años, ya que gracias
a esta técnica se pueden generar clones de variedades élite en grandes cantidades, con un conjunto de beneficios
adicionales respecto a la propagación tradicional.

La técnica de propagación in vitro de material vegetal es sencilla pero necesita de un laboratorio equipado y personal
calificado, representando una inversión inicial considerable, lo cual a largo plazo genera varios beneficios pero restringe
su acceso en países pobres. La micropropagación también permite un control fitosanitario estricto, en especial en lo que se
refiere a la obtención de plantas libres de virus, y es una herramienta de utilidad para el fitomejoramiento.

Palabras clave: Micropropagación, cultivo de tejidos in vitro, cultivo, especie perenne.

Introducción

El cultivo de especies perennes es una de las prácticas más importantes de la agricultura por la gran cantidad de productos
que se obtienen de ellas. Recientemente, esta forma de cultivo se ha fusionado con la biotecnología vegetal para dar lugar
a la micropropagación de cultivos perennes.

La micropropagación permite reproducir in vitro cientos de clones de una misma especie (Kyte Kleyn 1996), los cuales
posteriormente son llevados a un vivero y luego al campo de cultivo, donde se desarrollarán y darán lugar al producto de
interés económico que se busca obtener.

Esta técnica permite optimizar la obtención de clones resistentes y de elevada producción, en grandes cantidades y en un
tiempo menor. Las condiciones de laboratorio en la que se realiza la micropropagación además permiten obtener nuevas
plántulas todo el año, independientemente del factor climático (temperatura, luz, humedad, etc.) y gracias a esto se pueden
abastecer los viveros durante todo el año.

Si bien la micropropagación representa una inversión adicional en la infraestructura y equipamiento de laboratorio, el


beneficio que presenta a mediano y largo plazo es mucho mayor que el obtenido mediante el cultivo convencional. Este
procedimiento también permite manejar cultivos libres de enfermedades y patógenos –en especial libres de virus–
(Fossard 1999), incluso permite obtener plantas certificadas a nivel internacional para exportación, que cumplan con todas

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las normas fitosanitarias requeridas.

En la presente revisión se pretende dar un enfoque global al proceso de micropropagación de especies perennes,
discutiendo los aspectos agronómicos, económicos y biológicos implicados en el mismo.

Bases de la micropropagación

La micropropagación es un procedimiento de cultivo de tejidos vegetales in vitro (Kyte Kleyn 1996). El primer paso del
cultivo de tejidos es tomar una porción de material vegetativo, la cual se denomina explante, y a partir de ella se
desarrollará una nueva planta, gracias a las propiedades de totipotencialidad y regeneración de las células vegetales (Fig.
1).

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Fig. 1:

Esquema resumen del proceso de micropropagación.

Los explantes son de diversa naturaleza, pueden ser porciones de tejido, células sueltas, protoplastos, esporas,
granos de polen o semillas (Fossard 1999). El tipo de explante a usarse en los procesos de micropropagación
depende de la especie con la que se esté trabajando y de los objetivos que se persigan. Explantes como los
meristemos apicales y las yemas axilares son genéticamente muy estables, este tipo de explantes sirve para
reproducir múltiples clones de una forma o variedad con características especiales que se desea mantener en el
cultivo. Otros explantes como las yemas adventicias son mas bien genéticamente inestables y producen un
alto grado de variabilidad en los clones, este procedimiento no es útil para la producción de plántulas con una
determinada característica de cultivo, pero si lo es para el fitomejoramiento, ya que mediante esta variación
semi–natural, es posible obtener nuevas líneas de cultivo.

Una vez que se ha obtenido el explante, este debe ser correctamente desinfectado para evitar la proliferación
de contaminantes biológicos (bacterias, hongos y levaduras principalmente) en el medio, los cuales afectan el
crecimiento y desarrollo del explante (Fontúrbel 2001) y compiten con el mismo deteriorándolo y haciéndolo
inservible para cultivo (Kyte Kleyn 1996).

Los explantes desinfectados son trasladados a una cámara de flujo laminar (con aire filtrado, libre de
microorganismos) donde se realizará la transferencia a un medio de cultivo apropiado (Kyte Kleyn 1996) al
tipo de especie y las necesidades del cultivo. Una vez que el explante está en el medio, se sella el rasco de
cultivo y se traslada a una cámara de crecimiento con condiciones de humedad, temperatura y fotoperiodo
controladas para su desarrollo.

Una vez que los explantes –luego de algunas semanas en la cámara de crecimiento– han desarrollado algunas
raíces y hojas, es el momento de realizar el traspaso al invernadero. Este es uno de los pasos más difíciles de
la técnica, ya que los explantes in vitro se encuentran en condiciones ambientales muy diferentes y se
alimentan de manera heterotrófica (del medio de cultivo) y el estrés de adaptación a las condiciones de vivero
es muy fuerte (Kyte Kleyn 1996, Fossard 1999). Un porcentaje de las plántulas clonadas in vitro no sobrevive
al invernadero, pero la parte que si sobrevive crece –ya en condiciones normales– y al cabo de una semanas
está lista para ser trasladada al campo de cultivo.

El tipo de explante y los medios de cultivo a emplearse en la micropropagación del cultivo perenne dependen
de la especie y de los objetivos que la producción busque alcanzar. Este aspecto se verá en detalle en la
próxima sección.
Las plantas perennes en cultivo in vitro

Las plantas perennes son aquellas que tienen un ciclo de vida de tres años o más, pudiendo dar flores y frutos
una o más veces durante dicho ciclo, en función a las características fenológicas propias de la especie y las
condiciones ambientales (que son la principal limitante para el desarrollo de las mismas).

En un cultivo, las especies perennes se mantienen durante el ciclo de vida dando lugar a varias cosechas,
mientras que las plantas anuales y bianuales dan una sola cosecha y luego mueren. Uno de los factores más
importantes del cultivo de especies perennes es la duración del ciclo vegetativo (tiempo en el cual la planta no
produce flores) ya que durante este periodo no se obtienen productos frutales. Dependiendo del tipo de
producto que se extrae de la planta se trata de acortar o alargar el ciclo vegetativo.

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La fenología de las especies perennes está sujeta a cambios relacionados con la edad del vegetal. En varios
casos, luego de algunos años de producción, disminuye la frecuencia de floración y fructificación de la
especie, disminuyendo el rendimiento del cultivo. En este momento, deben reemplazarse las especies del
cultivo por plantas nuevas, a diferencia de las especies anuales / bianuales que se renuevan constantemente.

En este caso la micropropagación se usa como un medio para obtener plantas nuevas en grandes cantidades,
manteniendo la homogeneidad genética de las mismas, ya que el cultivo in vitro de tejidos permite originar
múltiples clones a partir de una sola planta madre. Estos beneficios han hecho que en poco tiempo la
micropropagación sea una técnica popular entre los agricultores (Hempel 1989). La micropropagación
también ha permitido generar procesos de certificación para plántulas de cultivo (Agromod 2001),
permitiendo así crear un mercado de plántulas in vitro para cultivo de calidad y rendimiento máximos.

El proceso de micropropagación de especies perennes sigue el modelo general descrito en el inciso anterior,
con especificaciones de medios de cultivo y técnicas de obtención de explantes propias para cada especie, de
acuerdo a sus características (Kyte Kleyn 1996).

Los medios de cultivo específicos se preparan en base a los medios de cultivo básicos. Un medio de cultivo
básico es el conjunto de macro y microelementos necesarios para el desarrollo de la plántula de manera
heterotrófica en el medio de cultivo. Los medios específicos son variaciones de los medios básicos de acuerdo
a las necesidades de una determinada especie en cuanto a fuentes de materia química y reguladores de
crecimiento se refiere. Los medios básicos más usados para cultivo de especies perennes son el medio MS
(Murashige–Skoog) para plantas herbáceas y el WPM (woody plant media) para plantas leñosas (Kyte Kleyn
1996, Fossard 1999). Las plantas herbáceas se desarrollan más fácilmente in vitro que las plantas leñosas,
puesto que éstas últimas tienen requerimientos más exigentes.

El tipo de explante a extraer de la planta madre para realizar el cultivo de tejidos depende fundamentalmente
de la especie con la que se está trabajando y la finalidad de los clones. De acuerdo a las especies se
seleccionan los explantes más sencillos de obtener y de mayor rendimiento, por ejemplo para la
micropropagación de la banana se emplea embriogénesis somática, que a pesar de requerir equipamiento y
personal especializado, permite la obtención de genotipos más estables (CIRAD 2001, Maguire 2001). En
cambio, para el caso del cultivo de la boca de dragón (snapdragon) se emplea el cultivo de callos (Iriondo
Torres 1997). Los callos son tejidos naturales, desdiferenciados y desorganizados producto de la pérdida del
programa celular de las células de un determinado tejido, proceso inducido mediante agentes químicos. En el
medio de cultivo, el callo es capaz de producir nuevamente un proceso de diferenciación celular, mediante el
cual se genera nuevamente la planta completa.

Existen otros casos como el descrito por Pijut (1997), en el cual la especie Juglans cinerea (una especie con
fines frutales, ornamentales y madereros: García 1993) se propaga in vitro mediante 3 tipos de explantes, a
saber: cultivo de callos, cultivo de yemas axilares y embriogénesis somática. En este caso particular los
explantes más utilizado son los embriones somáticos por su estabilidad genética y rendimiento, pero su costo
también es elevado, por lo que el cultivo de callos o yemas axilares sigue siendo una alternativa, más
económica.

La determinación del medio de cultivo y el tipo de explante a extraer para especie requiere de una
investigación profunda, referente a las necesidades nutricionales y características anatómico–morfológicas y
fisiológicas de la planta. El proceso por el cual se crean protocolos de cultivo aplicables a las diferentes
especies se denomina estandarización. El proceso de estandarización consiste en probar repetidamente
combinaciones de condiciones y observar en cual de ellas se tiene el mayor rendimiento y el mayor grado de
repetitibilidad.

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Una vez que los protocolos de cultivo están estandarizados, éstos pueden ser usados para la producción de
clones in vitro con fines comerciales, pero también pueden seguir el proceso investigativo para mejorarlos y /
o desarrollar nuevas técnicas de cultivo. Dal Vesco y colaboradores (2001) describen una serie de mejoras al
protocolo de micropropagación convencional de la piña, la principal modificación de dicho protocolo es el
cambio en los reguladores de crecimiento y el tamaño del explante para acelerar el proceso de enraizamiento
in vitro, que permite hacer el traspaso a invernadero en menos tiempo.

Beneficios económicos de los cultivos de plantas perennes usando micropropagación

Uno de los principales beneficios de la micropropagación de plantas de cultivo es la constante disponibilidad


de plántulas de calidad certificada y rendimiento máximo, sin tener que comprar semillas o plántulas de
vivero. Si bien la implementación de una unidad de micropropagación con fines de cultivos implica una fuerte
inversión económica inicial, a largo plazo permite ahorrar importantes cantidades de dinero en material
vegetal.

El aspecto económico es el punto más complicado para la implementación de un laboratorio de


micropropagación, puesto que se necesitan equipos costosos como la cámara de flujo laminar y el autoclave, y
también se necesitan reactivos para la preparación de medios y soluciones. Los equipos implican una fuerte
inversión de dinero una sola vez, ya que con un uso y mantenimiento adecuados duran muchos años en
condiciones óptimas. Muchos de los reactivos también duran años puesto que las cantidades que se emplean
en la preparación de medios son muy pequeñas. El reactivo más costoso y de mayor uso para la preparación
de medios de cultivo es el agar, por ello se han diseñado nuevas técnicas de cultivo en medios líquidos, que
además de no necesitar agar, utilizan un 70% de la concentración de sales y reguladores de crecimiento
necesarios para los medios sólidos.

Una vez que el laboratorio se ha equipado con los materiales y reactivos necesarios, el trabajo se desarrolla
más fácilmente, y contando con personal capacitado y material vegetal de primera calidad, se pueden producir
clones infinitamente, evitando mayores inversiones en semillas y el riesgo de degeneración genética por
autopolinización o polinización cruzada entre individuos altamente consanguíneos.

Si bien la micropropagación permite la obtención de clones de un material vegetal élite, se ha visto que en
algunas ocasiones el proceso luego de un tiempo puede causar variaciones en la calidad, aberraciones
fenotípicas y cambios en las épocas de producción (Hempel 1989). La mayoría de estas aberraciones
fenotípicas desaparecen luego de algún tiempo porque se originan por problemas de nutrición o por fallas en
la obtención de los explantes, sin embargo algunas de estas aberraciones se mantienen porque se deben a
fenómenos de mutación (Hempel 1989).

El proceso de micropropagación también hace que las vitroplantas sean más delicadas y crezcan adaptadas a
las condiciones del medio de cultivo (Hempel 1989), donde se nutren heterotróficamente y tienen condiciones
constantes de humedad, temperatura y fotoperiodo, es por esto que el proceso de adaptación a invernadero se
hace más difícil y produce un cierto porcentaje de pérdida de plántulas. El cambio de condiciones debe
realizarse paulatinamente, controlando las condiciones ambientales del invernadero, pero por más medidas
que se tomen al respecto siempre hay una fracción de plántulas que mueren.

Los viveros convencionales ocupan mucho espacio y requieren de atención permanente, en cambio los
laboratorios de micropropagación pueden almacenar grandes cantidades de plántulas in vitro en poco espacio
y no necesitan de un riesgo y cuidado constante. Uno de los factores importantes de los viveros in vitro es la
posibilidad de guardar las plántulas el tiempo que el investigador necesite, manejando los reguladores de
crecimiento del medio de cultivo. Si se necesitan las plántulas para uso inmediato puede acelerarse el proceso
de crecimiento manipulando la combinación y dosis de auxinas y citoquininas, mientras que para fines de
conservación puede retardarse el tiempo de crecimiento casi hasta el punto de detenerlo. Los viveros

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convencionales en cambio, no permiten tener un control del tiempo de crecimiento y generan cantidades
constantes de plántulas listas para traspasarse a campo.

Si bien los laboratorios de micropropagación permiten un mayor rendimiento en cuanto a espacio y tiempo de
crecimiento, todavía tienen el gran inconveniente de la adaptación de las vitroplantas a las condiciones del
ambiente, proceso en el cual se pierde parte de la producción, y dependiendo de la magnitud de esta pérdida se
evalúa el rendimiento real del cultivo in vitro de tejidos.

La generación de plantas por micropropagación –respecto al cultivo tradicional– implica una inversión
adicional en la parte de laboratorio, pero da mejores resultados en la parte de campo porque asegura la calidad
y homogeneidad de las plantas cultivadas. El cultivo tradicional en cambio, se ahorra la parte del laboratorio
pero trabaja con una población de plantas heterogénea, donde existen individuos de mayor y menor
rendimiento y una mayor incidencia de enfermedades (en especial virales).

Otro de los aspectos importantes de micropropagación de especies de cultivo es el control fitosanitario. El


cultivo de tejidos vegetales y la producción de clones permite generar plántulas libres de enfermedades, en
especial de enfermedades virales, que son las más difíciles de curar. Esta rama del cultivo de tejidos in vitro se
ha desarrollado gracias a los métodos moleculares de detección de vitropatógenos (Fontúrbel 2001) y las
nuevas técnicas de propagación de meristemos libres de virus (Mudge Caldwell 1995).

Puesto que todos los explantes siguen un estricto proceso de limpieza y desinfección antes de ser introducidos
a los medios de cultivo (Kyte Kleyn 1996), y los medios contaminados son descartados bajo un estricto
control de calidad, se tiene que la seguridad de tener plantas libres de bacterias, hongos y levaduras
superficiales. En el caso de detectarse enfermedades bacteriológicas o fúngicas internas, el problema se
resuelve aplicando agentes antibióticos y antifúngicos a los explantes (Fossard 1999).

Las enfermedades virales, en cambio, son un problema mucho más difícil de combatir porque los virus se
introducen en las células para reproducirse y no son afectados por los agentes desinfectantes convencionales.
Se han utilizado muchas técnicas de terapia química con agentes antivirales para combatir estas enfermedades
(Fontúrbel 2001) pero los resultados obtenidos no han sido satisfactorios porque estas terapias también dañan
a la planta. Como una alternativa a este problema se han desarrollado las técnicas de microinjerto de
meristemos (Monteverde et al. 1982, Monteverde et al. 1987), las cuales han dado hasta ahora resultados muy
buenos, puesto que los meristemos al estar poco conectados al sistema vascular, tener células en constante
división y una alta concentración de auxinas, tienen poca probabilidad de contener virus.

Mudge Caldwell (1995) describen experiencias paralelas de control de enfermedades virales en plantas de
frambuesa empleando el cultivo tradicional y la micropropagación. Si bien es posible realizar producción de
plantas libres de virus mediante las técnicas convencionales, el proceso es costoso y riesgoso ya que una sola
planta infectada puede ser causante de la propagación de la enfermedad. La micropropagación en cambio,
asegura permanentemente que las plántulas estén libres de enfermedades virales y además tiene la ventaja de
permitir eliminar los virus de plantas infectadas.

Beneficios inmediatos de la micropropagación de un cultivo perenne: Si bien este procedimiento requiere de


una fuerte inversión económica inicial, permite la obtención de gran material vegetal genéticamente
homogéneo y libre de enfermedades (material certificado).

Beneficios mediatos de la micropropagación de un cultivo perenne: Una vez establecido el laboratorio de


cultivo de tejidos, esta técnica permite obtener clones del material vegetal élite de cultivo de manera
constante, sin importar la estación del año o las condiciones climáticas.

Beneficios a largo plazo de la micropropagación de un cultivo perenne: Las vitroplantas generadas por esta

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técnica dan un mayor rendimiento en campo por ser variedades homogéneas de alta calidad y estar libres de
enfermedades, también permite utilizar el procedimiento para el fitomejoramiento.

Discusiones

La micropropagación de cultivos, y en general la incursión de la biotecnología en la agronomía han


revolucionado los sistemas de producción agrícola. Las nuevas tecnologías desarrolladas dentro de este
ámbito han permitido a los agricultores obtener una serie de ventajas en cuanto a rendimiento y control
fitosanitario que se reflejan en los beneficios económicos obtenidos a mediano y largo plazo en los campos de
cultivo.

Sin embargo, el acceso a esta forma de biotecnología vegetal está restringido por el factor económico. Para
implementar un laboratorio de cultivo de tejidos in vitro se necesita realizar una fuerte inversión inicial, lo que
en países pobres y en vías de desarrollo resulta imposible para el campesino promedio, e incluso para los
medianos productores, siendo privilegiado con este beneficio solamente un pequeño sector agroindustrial. Si
bien en muchos casos se han desarrollado tecnologías apropiadas en las universidades y centros de
investigación de estos países, las cuales han permitido realizar cultivo de tejidos en condiciones más austeras,
incluso estas tecnologías apropiadas son inaccesibles para los campesinos.

La propagación in vitro además del equipo y materiales, necesita de personal calificado para realizar los
procedimientos de cultivo y traspaso a invernadero, por lo que este procedimiento pasa de ser una labor
simplemente técnica a ser un procedimiento científico.

En un balance global, se ve que las ventajas de la micropropagación son muchas más que las desventajas. La
micropropagación permite obtener grandes cantidades de clones de máxima calidad, permite tener una
producción de plántulas durante todo el año, realizar un control fitosanitario estricto e incluso permite
empalmar la producción de plántulas con el fitomejoramiento. Las desventajas de este método son la aparición
de aberraciones fenotípicas (Hempel 1989) y la pérdida de la diversidad natural.

Los laboratorios de cultivo de tejidos in vitro pueden dedicarse paralelamente a la producción en masa de
vitroplantas para cultivo como a la investigación científica en el campo, esto ha contribuido sustancialmente
en los últimos años al mejoramiento de las técnicas de micropropagación con fines económicos, y las
ganancias obtenidas por este medio han contribuido a seguir impulsando la investigación en el área,
obteniéndose un interesante círculo de desarrollo agronómico–científico.

Conclusiones

La micropropagación de cultivos perennes es un proceso de biotecnología que en los últimos años se ha


constituido en una buena alternativa para la producción de plantas de alta calidad y rendimiento,
genéticamente homogéneas y libres de enfermedades.

Esta técnica provee beneficios agronómicos en cuanto a la producción y el rendimiento, que a su vez generan
sustanciales beneficios económicos que también permiten desarrollar investigación científica pura y aplicada
en el área.

Si bien la micropropagación tiene una gran cantidad de ventajas sobre muy poca desventajas, el principal
problema para su aplicación en el ámbito agronómico es la limitación económica y tecnológica que tienen los
campesinos, y pequeños y medianos productores de los países pobres para acceder e implementar esta técnica.

Referencias

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