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El Relator Especial de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales de los Indígenas

en su misión a Colombia de 2004 informó sobre la preocupante situación de las comunidades


indígenas. Según los datos compilados por él, los pueblos indígenas, en los últimos
15 años, han sido víctimas de 2.660 violaciones a los derechos humanos y al Derecho Internacional
Humanitario y se estima que el 12% de la población internamente desplazada es
indígena (Comisión de derechos humanos, 2005: 9 y 11).
La Organización Nacional Indígena de Colombia -ONIC-, a partir del análisis que hizo del
impacto que el desplazamiento tuvo para alrededor de 30 pueblos indígenas víctimas de
esta forma de violencia, resalta los siguientes aspectos:
•Primero, siempre que alguien de una comunidad indígena se vea obligado a desplazarse el
impacto será colectivo. Por las relaciones de parentesco que están en la base de la comunidad
el desplazamiento afecta no solo a la comunidad desplazada sino también a aquellas
que los reciben. Si la persona desplazada es dirigente, líder, médico tradicional o gobernante,
el tejido social se ve afectado y puede derivarse en cambios en las formas de
gobierno y representación política. Esta modificación puede ser aún más dramática en los
casos de desplazamiento masivo, pues significa “una sustancial reducción del poder de
control social y territorial por parte de las autoridades indígenas”.
•Segundo, con el desplazamiento se rompen las redes sociales externas e internas. Los
lazos construidos con vecinos y las relaciones intercomunales de acuerdos de uso y de
economía complementaria, por ejemplo, se ven afectadas. En el ámbito interno se resquebraja
la unidad comunitaria entre quienes se quedaron y fueron obligados a desplazarse,
se desintegran las unidades familiares y de parentesco, las redes sociales primarias se
desestructuran.
•Tercero, las condiciones de vida de las personas en situación de desplazamiento se ven
notoriamente deterioradas en lo nutricional, lo educativo y en la salud. Con el desplazamiento,
las posibilidades, por ejemplo, de hacer uso de la medicina tradicional se ven
Implicaciones del conflicto armado y el desplazamiento sobre los conocimientos de las mujeres relacionados con la biodiversidad
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afectadas al no estar en los territorios sagrados que la posibilitan y no contar con los materiales
y medicinas necesarios. La pérdida de autonomía productiva, alimentaria, médica,
expone a las comunidades al consumo y dependencia de la oferta cultural y material de
quienes las reciben (ONIC, 2003: 20 - 22, 31).
Por ello, más que hablar de desplazamiento, para el caso de comunidades indígenas, se
habla de desterritorialización, debido a que no solo asisten al riesgo inminente de perder el
territorio, como base geográfica en la que es posible la autodeterminación, sino también en
el sentido de la “ruptura o muerte de los referentes culturales”. Los territorios indígenas están
marcados espiritual y políticamente, forman parte de la cosmovisión y para la mayoría de
culturas tienen carácter de “sujetos espirituales” (ONIC, 2003: 28) y constituyen la base de la
memoria colectiva al tener la historia indígena carácter topo-cronológico (memoria geográfica
basada en el recorrido de los lugares), lo que la pone en riesgo con la salida del territorio
(ONIC, 2003: 32).
El desplazamiento forzado implica la pérdida de los recursos materiales y espirituales, “contenidos”
en el territorio que se ven obligados a abandonar: “en territorios no apropiados ni
conocidos, las explicaciones propias, las medicinas y tecnologías propias se hacen ineficaces”
(ONIC, 2003: 29). Se han constatado efectos en los calendarios tradicionales (alterando
actividades sagradas, productivas, políticas; en las que las nuevas generaciones se socializan);
y en los procesos etnoeducativos a partir de los cuales se reapropiaban territorios
afectados por procesos de desterritorialización histórica (a partir de poner nombres, realizar
rituales de saneamiento y refrescamiento) (ONIC, 2003: 28 – 29).
exo 9,
LA SITUACIÓN DE LOS GRUPOS ÉTNICOS EN COLOMBIA
Biblioteca de Derechos Humanos de la Universidad de Minnesota
The University of Minnesota

Distintas organizaciones indígenas de Colombia han emitido alertas sobre el riesgo de extinción
física y cultural que afrontan numerosos pueblos indígenas del país, debido al impacto del conflicto
armado, a su bajo número de integrantes, y a la pobreza y sus consecuencias. LA
ORGANIZACIÓN NACIONAL INDÍGENA DE COLOMBIA, ONIC, lanzó en 2010 una campaña
internacional por la supervivencia de los pueblos indígenas colombianos en riesgo de extinción…
La ONIC también ha informado sobre 32 pueblos que tienen una población de menos de 500
personas, que les ubica en situación de riesgo de desaparición por fragilidad demográfica. De tales
32 pueblos, 18 cuentan con menos de 200 miembros, y 10 tienen menos de 100 miembros. Estos
32 pueblos también se enfrentan a los factores de riesgo planteados por el conflicto armado, la
discriminación, la pobreza y el abandono institucional10. Sólo uno de estos pueblos, el Nukak-
Makú, fue incluido en el Auto 004 de 2009 de la Corte Constitucional como beneficiario de la orden
de protección allí impartida al Gobierno, en el sentido de diseñar e implementar un Plan de
Salvaguarda Étnica frente al Conflicto Armado y el Desplazamiento Forzado específico para el
pueblo.
Algunos ejemplos representativos de pueblos indígenas en riesgo particularmente severo de
desaparición física y cultural son:
los Nukak-Makú, (que habitan las cuencas de los ríos Guaviare e Inírida en el Departamento del
Guaviare, en la Amazonía colombiana, es tradicionalmente nómada, cazador y recolector, y está
en alto riesgo de desaparición por el conflicto armado)
los Wachina: es autóctono del departamento del Vaupés, en la Amazonía colombiana. Está
compuesto actualmente por cincuenta personas, agrupadas en doce familias . Según información
aportada por la ONIC, en el marco del conflicto armado los miembros de este pueblo han sido
víctimas de amenazas, señalamientos, hostigamientos, asesinatos, desplazamientos forzados y, en
particular, reclutamiento forzado de sus niños y jóvenes
los Wipiwi: ubicado en el departamento del Casanare en la Orinoquía, está constituido por 87
personas. Este pueblo comparte su territorio en el Resguardo Caño Mochuelo con otros ocho
pueblos indígenas, y se encuentra en proceso de reducción demográfica,. Según reporta la ONIC,
el pueblo Wipiwi soporta una situación de hambre, derivada de la disminución de especies
animales de cacería en el resguardo, y la falta de espacios donde se puedan desarrollar prácticas
agrícolas por la baja fertilidad de la tierra.
Makaguaje de la Amazonía, que se encontraba en alto riesgo de extinción, parece haber
desaparecido. Según reporta la ONIC, en el año 2000 este pueblo contaba con 50 miembros, de
los cuales en 2009 sólo se pudo dar cuenta de cuatro individuos en los departamentos de Caquetá
y Putumayo19

El impacto que ha tenido el conflicto armado colombiano sobre la población indígena es de tal
magnitud, que el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos
humanos y libertades fundamentales de los indígenas, James Anaya, en su informe sobre la visita
que hizo al país en 2009, llamó a la intervención del Asesor Especial para la Prevención del
Genocidio de la ONU.
A esto se suma la desaparición y amenazas contra líderes, lideresas, autoridades ancestrales,
defensoras y defensores de derechos humanos y miembros individuales de los pueblos indígenas
colombianos, por parte de los actores armados ilegales, y como consecuencia de señalamientos
que les tachan de ser colaboradores de alguno de los bandos en conflicto.

Dicho conflicto también se translada a las comunidades afrodescendientes, el Gobierno emitió un


documento CONPES en el que estableció una política para promover la igualdad de oportunidades
para la población negra, afrocolombiana, palenquera y raizal con recomendaciones dirigidas a
cada una de las entidades que conforman el CONPES. De acuerdo con el documento es
importante poner en marcha acciones afirmativas que permitan el ejercicio y disfrute de los
derechos individuales y colectivos de dicha población. En ese sentido, el documento señala que la
política que se establece busca implementar soluciones para generar oportunidades de acceso al
desarrollo humano sostenible, y reducir la brecha en las condiciones de vida de la población
afrocolombiana respecto al resto de la población del país95.

No obstante lo anterior, la Comisión observa que en los últimos diez años la situación no ha
mejorado y los afrocolombianos siguen siendo víctimas de “masacres, ejecuciones selectivas,
desapariciones, torturas y tratos crueles e inhumanos, violencia sexual, actos de hostigamiento y
amenazas por parte de los actores del conflicto armado”96. Asimismo, los líderes y lideresas de los
consejos comunitarios que han impulsado reclamos de titulación, de respeto efectivo a la
propiedad colectiva de la tierra de estas comunidades y oposición a los grupos armados, han sido
objeto de asesinatos selectivos, actos de violencia y hostigamiento 97. Consecuentemente, la CIDH
ha hecho referencia, año tras año, a la grave situación que afecta a los afrocolombianos,
especialmente en lo que se refiere a sus derechos a la vida e integridad personal, particularmente
de los líderes y lideresas de la comunidad afrodescendiente en Colombia 98

An

Pueblos Indígenas: La lucha por la vida y la dignidad en el


marco del conflicto colombiano
"Sólo en los últimos siete años han sido asesinados 1340 miembros de distintas comunidades indígenas
colombianas"
Colectivo Maloka Colombia / Martes 24 de noviembre de 2009

+ de Colectivo Maloka Colombia


web: Colectivo Maloka Colombia

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Hablar de la historia de los pueblos indígenas en Colombia, nos lleva a la historia del
exterminio de los pueblos que han habitado la zona amerindia desde tiempos remotos.
Con los procesos de conquista y colonización se inicia un genocidio que se prolonga
hasta nuestros días, en el contexto de un Estado republicano y “democrático”.

Los pueblos indígenas en Colombia históricamente se han enfrentado a la violencia,


utilizada inicialmente por los colonizadores europeos y mantenida durante toda la
época colonial como forma de subordinación y control de la resistencia de los pueblos
indígenas ante la invasión.

Esta forma de control ha sido implementada también por el Estado, los terratenientes,
la oligarquía y los actores armados; después de la independencia y durante todo el
desarrollo de la vida republicana. En los tiempos más recientes se ha ejercido una
guerra sucia contra sus reivindicaciones, derivada del conflicto armado y agudizada por
la política de seguridad de democrática.

La defensa de la vida, el territorio, la cultura y la autonomía de los pueblos indígenas


en Colombia ha sido estigmatizada y criminalizada.

Las Jornadas “Pueblos Indígenas; la lucha por la vida y la dignidad en el marco del
conflicto en Colombia”será un espacio de acercamiento y reflexión a la situación actual
de los pueblos indígenas en Colombia.

Este es uno de los sectores que más ha sufrido las consecuencias de la guerra,
traducida en una constante y sistemática violación de los derechos humanos y
colectivos: el desplazamiento y confinamiento de las comunidades; la desaparición
forzada; los asesinatos masivos y selectivos de sus autoridades; la presencia,
hostigamientos y enfrentamientos militares en sus territorios; la expropiación de
tierras y la negación de sus identidades cultura-les, son algunas de las violaciones
cometidas contra la población indígena. Sólo en los últimos siete años, han sido
asesinados 1340 miembros de distintas comunidades.

A pesar de esta difícil situación, los pueblos indígenas en Colombia son un ejemplo de
organización social y comunitaria, cuyas cosmovisiones y propuestas alternativas al
modelo actual de sociedad deberían ser tenidas en cuenta como una solución viable a
las crisis que vive hoy el país y como una propuesta de paz integral que involucra la
justicia social, el cumplimiento de los derechos para las colombianas y los
colombianos, la recuperación de la memoria, la sostenibilidad económica de las
comunidades y la preservación del medio ambiente. La visibilización de las
problemáticas y propuestas del movimiento indígena colombiano es uno de los
objetivos de estas jornadas de sensibilización.

La solidaridad de la sociedad con este movimiento es fundamental para exigir que se


cumplan y respeten los acuerdos hechos por el Estado colombiano, presentes en la
Constitución de 1991 y ratificados con la firma del convenio 169 de la OIT, y para
reclamar la firma de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU
(2007), sobre la cual Colombia fue el único país de América Latina que manifestó su
abstención.

Por tanto, nos parece necesario acercarnos a los pueblos indígenas en Colombia, a sus
conocimientos, reflexiones y propuestas creadoras y ancestrales, que son una
respuesta a la nueva empresa colonial, caracterizada por la desposesión y la
privatización. “La confianza en que una relación respetuosa con la naturaleza es fuente
de vida, y que el autogobierno de los pueblos permite garantizar su pervivencia, se
suma a un despliegue generoso de nuevas ideas para liberar la Madre Tierra, controlar
el territorio y reconstruir la naturaleza profanada.”¡En este espacio los pueblos
indígenas tienen la palabra!

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