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TALLER DE ELECTIVA DISCIPLINAR TERAPIA DE JUEGO COGNITIVO

CONDUCTUAL.
Presentado por: Paola Andrea Vanegas Fontalvo. Grupo 05. Programa de psicología
VII Semestre.
Presentado a la docente: Karen Villacob en la asignatura de terapia de juego cognitivo
conductual.
1. Sustente ¿En qué consiste la autorregulación infantil y cómo se relaciona con la
psicopatología infantil?
La autorregulación infantil consiste en un proceso donde intervienen factores tanto
madurativos- fisiológicos, como psicológicos y en especial factores interactivos. Se dice que
la regulación emocional se genera debido a la interacción con la figura primera de apego lo
cual promoverá las estrategias autorreguladoras.
La autorregulación emocional se da gracias a un cumulo de influencias como son el
desarrollo neurobiológico (especialmente en la corteza prefrontal), el incremento de los
procesos de atención, los avances conceptuales en la comprensión de la emoción, la
individualidad, el temperamento y el desarrollo de la personalidad).
Esta autorregulación se desarrolla a lo largo de las etapas del niño, y se crea producto de sus
interacciones con sus figuras de apego en primer momento, en donde en la primera etapa se
va desarrollando la sonrisa social y él bebe posee experiencias de placer y displacer, es ahí
donde se va desarrollando la creciente capacidad organizativa del infante quien reúne una
gran variedad de pequeñas actividades y emociones en un solo patrón, y esto es crucial para
el desarrollo de formas de pensamiento y capacidad de planificación más evolucionadas.
A medida que van transcurriendo las etapas se evidencia en el niño cambios como por
ejemplo: mayor determinación, expresiones de amor más claras como abrazos y besos, la
angustia de separación, y el niño desarrolla una autonomía e independencia que le permite
explorar su mundo y se convierte en más atrevido.
A pesar de que el niño experimenta esta serie de emociones, aun es dependiente de la madre
pero a su vez desarrolla la formación de ideas y conceptos.
Es importante tener en cuenta que durante la primera infancia los niños pueden generar pocas
estrategias para regular las emociones por sí mismos y requieren de la regulación externa
aportada por los adultos.
Poco después con el desarrollo de la empatía, se origina el sentimiento de culpa en el
momento en que el niño experimenta pesar por el sufrimiento de los otros y se siente
responsable del mismo. Este hecho se observa alrededor de los tres años, cuando el niño hace
intentos para reparar el daño ocasionado.
En esta época el niño empieza a construir su autoconcepto a partir de la suma total de las
comparaciones que realiza con sus iguales, en función de sus atributos, talentos, aptitudes,
apariencia, posesiones y familia que le definen; lo que a veces puede llevar a experimentar
sentimientos de inadecuación, fracaso, vergüenza, humillación, etc.
Se relaciona el autorregulación infantil con la patología infantil en la medida que las
experiencias tempranas son cruciales, y el análisis de la manera como se ha estructurado toda
la organización de los sistemas biológicos y psicológicos resulta útil para comprender las
diferencias interpersonales en la manera de responder al riesgo y al estrés a lo largo del
desarrollo y en un determinado momento, así como en el uso de recursos de protección.
Dependiendo de las relaciones tempranas saludables o poco saludables que haya adquirido
el niño así será su capacidad para afrontar las situaciones y los mecanismos de afrontamiento
y de compensación que utilice marcaran la delgada línea entre la conducta normal o
patológica.

2. ¿En relación a los factores protectores y de riesgo, a qué conclusión llegan ustedes
sobre cómo se podrían prevenir (los de riesgo) y fortalecer (los protectores)?
Los factores de riesgo podrían prevenirse por medio de la utilización de estrategias de
afrontamiento más adaptativas, si estas se utilizan ante las situaciones de estrés o situaciones
de desequilibrio emocional podría generarse más prevención de riesgos dentro del entorno
familiar, escolar, social y personal del niño.
Sería importante para la prevención de estos factores establecer una comunicación asertiva
con los hijos, que promueva conductas adecuadas y pertinentes, de esta manera el niño puede
relacionarse de manera más sana con su medio.
Estas también pueden ser prevenidas por medio de unas relaciones emocionales tempranas
más adecuadas, ya que estas son la base para el desarrollo de los problemas y riesgos
posteriores.
Los factores protectores pueden fortalecerse por medio de una relación más empática de los
padres a los hijos y viceversa, una comunicación asertiva que promueva valores y hábitos
saludables de convivencia y vida. Estos factores se promueven por medio de reforzadores
que permitan que las conductas adaptativas se repitan.

3. ¿Cuál cree que debe ser el rol del Psicólogo clínico actualmente en la prevención de las
psicopatologías infantiles ante tanta demanda?
El rol del Psicólogo clínico actualmente en la prevención de las psicopatologías infantiles
debe ser un explorador y observador pertinente de los niños que lleguen a consulta ya que
una de los pilares claves es decidir si el niño de verdad necesita la terapia psicológica que se
solicita por los padres o maestros ya que será un beneficio para él, o por el contrario la terapia
se convierte en un reforzante de la idea que el niño está mal no teniendo ninguna patología
infantil. También se encuentran los casos de padres que quieren que el psicoterapeuta sea
quien tome las riendas de los problemas de sus hijos y desentenderse de estos, que si bien
cierto en la terapia infantil se trabaja con responsabilidades compartidas tanto con padres
como niños.
Y en otras circunstancias los padres desconocen las características propias del desarrollo de
las etapas infantiles y pueden tomar como síntoma algo que es totalmente normal.
Se puede decir entonces que el deber prioritario del terapeuta que trabaja con niños es
hacerles caer en cuenta a los padres que deben involucrarse y participar dentro del proceso
terapéutico.
El terapeuta debe evaluar el problema en un contexto ecológico, donde se observe y analice
las dificultades del desarrollo socioemocional del niño y las conductas propias de la edad, al
igual aquellas que se constituyen en riesgo de presentar alteraciones psicopatológicas.
A su vez debe explorar y analizar su entorno familiar, escolar, social etc. Y realizar un
diagnóstico objetivo de aquello que padece el paciente.
La obligación del psicólogo es lograr una comprensión objetiva de la situación; concuerde
ésta o no con las expectativas de los padres y proponer el tratamiento adecuado.

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