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CONCEPTO:
El científico inglés Frederick Griffith ha pasado a la historia por el llamado
"experimento de Griffith", realizado mientras investigaba para conseguir una
vacuna contra la neumonía.
En 1928, realizó una serie de experimentos en los que infectaba conejos con
distintos tipos de neomococos, obteniendo los resultados que se observan en la
figura.
Como conclusión de sus trabajos, dedujo que existía un “principio
transformante” que podía transferirse de unas bacterias a otras y que alteraba
las características hereditarias de las células receptoras, ya que diferentes
formas no patógenas de neumococos podían convertirse en virulentas al entrar
en contacto entre sí.
Su muerte en un bombardeo durante la 2ª guerra mundial, en 1941, le privó de
todo reconocimiento de la comunidad científica, ya que hasta bastantes años
después no se hizo evidente la importancia de su famoso experimento.
En 1944, O.T. Avery y sus colaboradores (Colin McLeod y Maclin McCarty)
investigaron la naturaleza de esta sustancia.
Para ello, comenzaron analizando y comprobando minuciosamente las
características conocidas del principio transformante.
De ellas dedujeron que no podía tratarse de una proteína, ya que no se
desnaturalizaba por el calor.
Dado que el núcleo (en las bacterias, nucleoide), parte de la célula responsable
de los caracteres hereditarios, estaba compuesto mayoritariamente por proteínas
y ADN, trabajaron sobre la idea de que tal vez fuera el ADN la sustancia
buscada.
Diseñaron un complejo método para extraer el material genético de neumococos
patógenos, separar las distintas moléculas incluidas en su interior y aislar el
ADN. Por último, eliminaron las distintas impurezas que pudieran estar
asociadas a esta molécula y la extrajeron por métodos físicos. Repitieron estos
procesos hasta obtener una cantidad apreciable de ADN de neumococo
virulento altamente purificado.
Por otra parte, emplearon los métodos diseñados por Griffith para obtener cepas
de neumococos sin cápsula y, por tanto, no virulentas.
Al poner en contacto el ADN con los neumococos no encapsulados, observaron
que aparecían individuos con cápsula y que, por ello, infectaban a conejos. Es
decir, el ADN de neumococos normales era capaz de transformar a otros no
virulentos, apareciendo bacterias encapsuladas. Además, comprobaron que
únicamente el ADN era capaz de producir este efecto, ya que no ocurría nada
cuando se utilizaban las proteínas, lípidos o glúcidos contenidos en el núcleo de
estas células.
De todo ello dedujeron que el principio transformante de Griffith era el ADN y
que, por lo tanto, al menos en bacterias, esta molécula no tenía el carácter
estructural que se le suponía, sinó que era “la responsable de todas las
actividades bioquímicas y características específicas y heredables de las
células” (en otras palabras: el ADN es el portador fundamental de la
información genética).
Los resultados obtenidos por Avery y sus colaboradores, fruto del trabajo de
muchos años, fueron difundidos en las más importantes publicaciones
científicas, pero no obtuvieron el inmediato reconocimiento que hubiera sido de
esperar...
Oswald T. Avery
(commons.wikimedia.org)
El famoso divulgador científico Isaac Asimov cuenta en uno de sus libros que
una vez se alimentó a una poderosa computadora con infinidad de datos sobre
todos los grandes científicos de la historia, sus descubrimientos y la influencia
de éstos sobre el desarrollo humano...
Se programó de tal manera que pudiera decidir, de una forma totalmente
objetiva cuál era el descubrimiento que más influencia ha tenido sobre el
desarrollo científico de la humanidad...
Y la computadora eligió el que acabamos de describir.
Sin embargo, casi nadie conoce a O.T. Avery y ni siquiera recibió ningún
premio importante en reconocimiento a su trabajo: se dice que probablemente
éste haya sido el más grande científico entre los que no han recibido el Premio
Nobel.
Experimento de Griffith
Proteínas vs ADN
El trabajo de Gregor Mendel mostró que los rasgos (como el color de las flores
en plantas de guisantes) no se heredaban directamente, sino que en realidad eran
especificados por genes que pasan de padres a hijos. El trabajo de otros
científicos más a comienzos del siglo XX, como el de Theodor Boveri, Walter
Sutton y Thomas Hunt Morgan, estableció que los factores hereditarios de
Mendel probablemente se encontraban en los cromosomas.
Al principio, los científicos pensaban que las proteínas, que se encuentran junto
al ADN en los cromosomas, resultarían ser el material genético que buscaban.
Se sabía que las proteínas tienen diversas secuencias de aminoácidos, mientras
que se creía que el ADN era un aburrido polímero repetitivo, debido en parte a
un modelo incorrecto (pero popular) de su estructura y composición^11start
superscript, 1, end superscript.
Para ello, comenzaron con grandes cultivos de células S muertas por calor, y
mediante una larga serie de pasos bioquímicos (que se determinaron por
cuidadosa experimentación), purificaron progresivamente el principio
transformante al lavar, separar o destruir enzimáticamente los otros
componentes celulares. Con este método, fueron capaces de obtener pequeñas
cantidades de principio transformante altamente purificado, el cual podían
luego analizar con otras pruebas para determinar su identidad .Varias líneas de
evidencia les sugirieron a Avery y a sus colegas que el principio transformante
podría ser el ADN La sustancia purificada dio un resultado negativo en las
pruebas químicas conocidas para detectar proteínas, pero un resultado
fuertemente positivo en un examen químico conocido para detectar ADN.
Enzimas que degradan proteínas y ARN tenían poco efecto sobre el principio
transformante, pero las enzimas capaces de degradar ADN eliminaban la
actividad transformante.
Todos estos resultados apuntaban hacia el ADN como el probable principio
transformante. Sin embargo, Avery fue cauteloso en la interpretación de sus
resultados. Se dio cuenta de que era posible que alguna sustancia contaminante
Debido a esta posibilidad, el debate sobre el papel del ADN continuó hasta
1952, cuando Alfred Hershey y Martha Chase utilizaron un enfoque diferente
para identificar concluyentemente al ADN como el material genético.
CONCLUSION: