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a) Corporales e incorporales Esta clasificación proviene del Derecho romano. Los bienes
corporales son los que tienen existencia tangible, ocupan una parte del espacio, por lo que
pueden ser percibidos por los sentidos. Es el caso de un carro, una casa o un animal. Los bienes
incorporal es carecen de existencia corporal y son producto de la creación intelectual del
hombre. Solo se pueden percibir intelectualmente. El ordenamiento jurídico valora como objeto
de relaciones reales determinadas realidades carentes de existencia corporal. Estas realidades
son los derechos como el usufructo, o una concesión, o las obras literarias. Los créditos también
pueden ser bienes, cuando se incorporan en una relación jurídicoreal. Así, cuando se prenda un
crédito, dicho crédito es jurídicamente un bien. El Código Civil no clasifica los bienes en
corporales e incorporales. Sin embargo, varias de sus disposiciones recogen el criterio de la
materialidad. Es el caso de los artículos 884, 2088, 2089, 2090 Y 2091.
b) Fungibles y no fungibles Los bienes fungibles son aquellos que pueden ser sustituidos
por otros a propósito del cumplimiento de la obligación. Estos bienes son iguales en su valor,
peso o medida. Son equivalentes unos a otros, y por eso pueden ser reemplazados a la hora del
pago. Ello ocurre por ejemplo con una cierta cantidad de papas. En la legislación peruana
hay una definición de bienes fungibles, a propósito de la prenda global y flotante. El artículo 1
de la Resolución SBS N° 43097 dice que los bienes fungibles son aquellos que pueden ser
sustituidos por otros de la misma calidad, especie, clase y valor. Los bienes no fungibles son los
que no pueden reemplazarse por otros al momento del cumplimiento de la obligación, como
por ejemplo una casa. Salvo acuerdo de las partes (dación en pago o novación), la entrega de un
bien distinto supondría incumplimiento. La utilidad de esta clasificación se puede apreciar en la
mencionada prenda global y flotante. Tradicionalmente la prenda ha supuesto la entrega del
bien al acreedor o a un tercero, lo cual se justifica en la necesidad de que el deudor no se quede
con el bien, pues de lo contrario podría venderlo a un tercero, quien adquiriría su propiedad si
desconoce la existencia de la prenda. La seguridad del acreedor radica entonces, en que sea él
o un tercero y no el deudor, quien tenga la posesión del bien. Sin embargo, no todos los bienes
muebles pueden ser entregados a los acreedores, pues de lo contrario el deudor tendría
dificultades para pagar sus obligaciones. Es el caso de las mercaderías de un establecimiento
comercial. En una ferretería, por ejemplo, la mercadería (clavos, tornillos, etc.) está destinada a
venderse (ese es el negocio del ferretero), por lo que no puede ser entregada en prenda. La
prenda global y flotante se constituye sobre bienes fungibles (como los clavos y tornillos del
ferretero) que pueden ser sustituidos por otros bienes de igual naturaleza. Se entiende por
prenda global y flotante el gravamen prendario sin desplazamiento que se constituye sobre
bienes fungibles que pueden ser sustituidos por otros de igual naturaleza, siempre que no
afecten el valor de la prenda ni los derechos del acreedor prendario. Al igual que con los
bienes corporales e incorporales, el Código Civil no clasifica los bienes en fungibles y no
fungibles. Sin embargo, el criterio de la fungibilidad está recogido en algunas de sus
disposiciones, como son los artículos 1256, 1288, 1509 Y 1923.
c) Bienes consumibles y no consumibles Los bienes consumibles son los que se agotan con el
primer uso. El concepto de consumo puede entenderse en sentido físico o jurídico. En sentido
físico o material, el bien se acaba con el primer uso. Es el caso de las bebidas o de la leña cuando
es utilizada. En lo jurídico el bien sale del patrimonio de la persona con el primer uso, como
cuando se dispone del dinero. Los bienes no consumibles son los que no se consumen con el
primer uso. Estos bienes pueden usarse de manera indefinida sin que el uso los destruya o altere
sustancialmente. Por ejemplo, un terreno. Una aplicación práctica de la clasificación de los
bienes en consumibles y no consumibles se presenta en el usufructo. El usufructo es un derecho
que confiere a su titular, el usufructuario, las facultades de usar y disfrutar temporalmente de
un bien ajeno, sin que se altere su sustancia. Al término del usufructo, el usufructuario debe
devolver el bien. Por eso el usufructo solo puede recaer sobre bienes no consumibles (artículo
999 del Código Civil). Excepcionalmente, sin embargo, el usufructo puede darse sobre bienes
consumibles, como el dinero, en cuyo caso estamos en presencia de un cuasi usufructo (artículo
1018 del Código Civil), con regulación diferente a la del usufructo. Usualmente los bienes que
son consumibles también son fungibles, pero hay bienes fungibles que no son consumibles,
como la ropa hecha en serie. El Código Civil tampoco recoge la clasificación de los bienes
consumibles y no consumibles, pero varias de sus disposiciones se refieren al criterio de la
consumibilidad. Ejemplos de ello son los artículos 999, 1026, 1223, 1396, 1648, 1728 Y 1729.
GARCÍA GARCÍA define las cosas como “aquellos entes susceptibles de apropiación, que
proporcionan una utilidad y que constituyen entidades autónomas o individualizadas con
sustantivización o individualización respecto a sus partes constitutivas y respecto a otros
bienes, siendo susceptible en el tráfico, por regla general, de transferibilidad o
comerciabilidad”.
Distinción entre cosa y bien. Los autores se han preocupado de distinguir entre “cosa” y “bien”.
Puede afirmarse, “cosa” es todo lo que ocupa un lugar en el espacio y podemos percibir por
nuestros sentidos. Este concepto es aplicable a las cosas corporales, que nuestros sentidos
pueden percibir. Más difícil resulta precisar en qué consisten las cosas incorporales, vale decir,
las entidades que carecen de corporeidad material, asimila las cosas incorporales a los derechos.
Pero ello deja fuera de la tipología a las cosas que careciendo de corporeidad física, tampoco
son derechos. Estas son las cosas usualmente denominadas “inmateriales”, como son aquellas
que nuestros textos denominan producciones del talento o del ingenio En lo que respecta al
concepto de “bien”, no hay unanimidad entre los autores. Una doctrina bastante divulgada,
entiende que entre las cosas y los bienes existe una relación de género a especie: bienes son las
cosas que, prestando una utilidad para el hombre, son susceptibles de apropiación. Por lo tanto,
todos los bienes son cosas, pero no todas las cosas son bienes. En tal sentido, Kiverstein,
siguiendo a Alessandri, enfatiza que aquello que caracteriza a los bienes es la circunstancia de
poder ser objeto de propiedad privada, y no el hecho de producir utilidad al hombre, pues hay
cosas como el aire o la alta mar, que 1 Fecha de la última modificación: 13 de marzo de 2015. 2
Peñailillo Arévalo, Daniel, Los Bienes. La propiedad y otros derechos reales. Santiago de Chile,
Editorial Jurídica de Chile, año 2007. Los Bienes – Juan Andrés Orrego Acuña 2 producen una
gran utilidad y que, no obstante ello, no son bienes, por no poder ser objeto de apropiación por
los particulares