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CRISIS POLÍTICA

La crisis política es generalmente definida como la perturbación temporal de un orden


político estable. Ella se presenta como la excepción dentro de la regla. En el Perú
neoliberal de 1990 en adelante, en cambio, la crisis política parece ser la regla y el orden
político, la excepción. Podemos afirmar que hay ciertos períodos de orden político
(autoritario durante el fujimorismo y democrático durante el segundo gobierno de
García y parte del de Humala) dentro de una crisis política permanente.

¿Qué explica la permanencia de la crisis política peruana? Hay varios factores, pero
destaco tres de ellos. Primero, la devaluación del Estado y la política que trajo consigo
la instalación del orden neoliberal. En 1990 las fuerzas neoliberales externas e internas
instalaron un orden económico más o menos estable y blindado, a pesar de ciertos
períodos de turbulencia (la recesión de 1998, la nueva recesión del 2008 y la
desaceleración del 2014) y mantuvieron un orden político volátil (estado débil, colapso
de partidos, debilidad institucional, etc.). Segundo, la incapacidad de integración
económica y social del nuevo modelo, dejando fuera de sus beneficios a amplios
sectores sociales. El boom exportador (que no es parte del modelo) mitigó parcialmente
esa incapacidad. Tercero, el desinterés (¿o la incapacidad?) de las fuerzas neoliberales
en hacer reformas políticas, institucionales y del Estado que habrían dado cierta
estabilidad a la política y habrían fortalecido al Estado. Solo les interesó modificar la
Constitución para blindar al modelo económico.

No todos los elementos del orden político (el gobierno, el régimen político, la forma de
gobierno democrático, el Estado, los partidos, el sistema electoral, la Constitución y las
instituciones políticas en general) experimentan la misma profundidad de la crisis. En
unos casos la crisis es más grave que en otros. La crisis actual, por ejemplo, se
caracteriza por lo siguiente: primero, un gobierno débil e inestable, con gabinetes
volátiles (seis meses de duración promedio), sin mayoría parlamentaria, es incapaz para
enfrentar la desaceleración económica, combatir la corrupción y garantizar la seguridad
ciudadana.

Segundo, la forma de gobierno de presidencialismo parlamentarizado ha transformado


las tensiones entre Ejecutivo y Legislativo en contradicciones, genera inestabilidad
política y da lugar a los rumores de golpe y contragolpe. El control del Congreso por el
aprofujimorismo puede generar más inestabilidad como en los 60 del siglo pasado.
Tercero, el incremento de la fragmentación parlamentaria hace ingobernable el
Congreso y afecta la estabilidad política del país. Cuarto, la inexistencia de un sistema
de partidos que canalice la representación de las clases y grupos sociales y ponga
tranquilidad a los tiempos agitados. La carencia de partido de gobierno desde 1990 hasta
ahora y el manejo patrimonial y arbitrario de las organizaciones políticas existentes
potencian la inestabilidad.

Quinto, la debilidad del Estado (que, como la mayoría de los estados de AL, tiene
muchas competencias y pocas capacidades para desempeñarlas bien) aumenta el
desorden y la ingobernabilidad. Pese a las deslealtades de algunos opositores políticos
con la democracia, pienso que el régimen político democrático no está en cuestión.
Venezuela, el saldo de una crisis
política
La crisis que está viviendo el pueblo venezolano es un conflicto de
intereses políticos y económicos. Pero más allá de las cifras y los datos
estadísticos, la realidad es que la población está sufriendo.Foto:
Reuters.

Por Claudia García Mancilla*

Venezuela quizá fue uno de los países más ricos del mundo, debido a
que, más allá del petróleo, está dotado de una gran cantidad de
recursos naturales.

Resultado del auge de este hidrocarburo, esta nación experimentó un


crecimiento económico envidiable antes de la crisis energética de la
década de los años 80.

Dado que es una de las naciones con las mayores reservas de petróleo a
nivel mundial, así como de gas natural y oro, Venezuela pudo ser uno
de los territorios más poderosos de Latinoamérica, de no haber sido
por una serie de decisiones políticas que han tenido como resultado
una situación económica y política precaria.

Por ejemplo, en el año 2004 ese país experimentó un crecimiento de


17% del Producto Interno Bruto (PIB), uno de los más altos del mundo,
de acuerdo con información del Fondo Monetario Internacional.

Pero a diferencia de lo ocurrido hace poco más de una década,


actualmente Venezuela está en caída libre, hasta cerrar con un PIB de -
10%. La baja de los precios del petróleo ha afectado considerablemente
la economía del país, dado que éste depende en gran medida de la
exportación de este bien. Asimismo, enfrenta una crisis cambiaria en
donde la moneda ha sufrido una apreciación seria frente el dólar, cifra
que cambia todos los días.
En otra vertiente, la situación política, tensa e inestable, ha ocasionado
la salida de las inversiones extranjeras, el cierre de
empresas nacionales e internacionales que han tenido que dejar de
operar como respuesta al entorno político, social y económico que se
vive.

Como consecuencia, todos estos factores agravan la situación de su


población, que día con día enfrenta una crisis social significativa.

Uno de los efectos más señalados en esta problemática es la falta de


alimentos y productos de uso diario; por ejemplo, podemos mencionar
alimentos básicos como el arroz, la harina, el maíz, los huevos y el
azúcar, entre otros. Además, el gobierno ha regulado y entrega de
forma racionada a los ciudadanos artículos de aseo personal y
medicamentos. Ante estas prácticas, el contrabando se ha convertido
en una medida de subsistencia reglamentaria.

Para el cierre de 2016, se afirmaba que Venezuela tenía un saldo de


desempleo de 69% y de pobreza de 73%. A pesar de que las estadísticas
oficiales son todo menos algo confiables, es probable que la crisis que
azota a ese país realmente esté generando tales indicadores.

Los venezolanos han experimentado una pérdida del poder adquisitivo


de su moneda y una escasez de alimentos y de bienes y servicios
básicos, así que no es de extrañarse tales niveles de desempleo y
pobreza.

Debido a esta situación, la producción de las pocas empresas que


pueden quedar es inferior, por lo que los puestos de empleo son
insostenibles.

La crisis que está viviendo el pueblo venezolano es un conflicto de


intereses políticos y económicos de un país que pudo haber sido
cualquier cosa menos pobre. Depender de un solo recurso natural, ante
la cantidad de recursos disponibles fue poco acertado, pues la crisis del
petróleo ha agravado la situación actual.
Pero más allá de las cifras y los datos estadísticos, la realidad es que la
población está sufriendo. A esto hay que agregar que las fronteras se
están cerrando y las opciones se están agotando.

Hace tan sólo una década muchos países de la región latinoamericana,


incluso Estados Unidos, se veían beneficiados de los ofrecimientos del
petróleo venezolano subsidiado. Sin embargo, a raíz de la crisis algunos
países temen las consecuencias de la caída de Venezuela.

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