Sanjurjo, Liliana.

Los dispositivos para la formación en las prácticas profesionales

Capítulo 1:Razones que fundamentan nuestra mirada acerca de la formación en las prácticas

La autora hace mención en este capítulo a la formación en las prácticas docentes partiendo de dos
enfoques principales. Por un lado, el enfoque tradicional que pone foco en los conocimientos teóricos que
debe adquirir previamente quien se está formando para luego aplicar ese conocimiento a la práctica que
realiza.
Desde esta concepción la teoría informa a la práctica y por ende la formación se produce por la simple
inmersión y aplicación de la teoría, siendo el práctico un técnico (u operario) que usa los conocimientos
(producidos por otros) sin involucrar su subjetividad. Desde este enfoque se desconoce que las prácticas
son sociales y contextualizadas.
La autora menciona además el enfoque práctico (o hermenéutico-reflexivo) en el que se sostiene que es
imposible actuar sin pensar, reconociendo que el práctico debe estar involucrado en las acciones que
realiza.
Este enfoque hace hincapié en la interpretación, es decir que los sujetos presten atención y otorguen
significado a las acciones que realizan teniendo en cuenta el contexto de manera tal que al interpretarlas
puedan también modificarlas.
Al asumir la práctica desde la reflexión se trata de mejorar no sólo los aspectos técnicos sino también de
asumir una responsabilidad política y ética ante la docencia como una práctica social; por ende, se valoriza
como dispositivo de formación y mejora de las prácticas educativas.
En el texto se mencionan como momentos claves para la reflexión las tareas preactivas y las postactivas,
aunque en ellas se lleva a cabo una conversación diferida en el tiempo. En cuanto a los momentos
interactivos es necesario tener en cuenta la simultaneidad, imprevisibilidad e incertidumbre que determinan
muchas de las decisiones que toma el docente y que se caracterizan por la espontaneidad.
Además, la autora considera que si bien la reflexión es fundamental no es suficiente para mejorar la
práctica docente entendiendola como práctica social compleja, condicionada por múltiples factores en un
contexto determinado. Dicha práctica se caracteriza por la complejidad y la incertidumbre, lo que requiere
de intervenciones conscientes, planificadas, creativas, audaces que implican que el docente no sólo esté
preparado con herramientas prácticas y técnicas, sino que requiere de actitudes de compromiso y de
autonomía.
Se hace referencia en el texto a la idea de que para que la reflexión tenga impacto sobre las prácticas debe
considerarse como un hábito profesional constante. De ahí que, resulta indispensable formar a los
docentes en el ejercicio de reflexión y su socialización.
Como bien menciona Sanjurjo, un docente reflexivo debe ser capaz de dominar su propia evolución,
construyendo conocimientos nuevos y creativos, a partir de la experiencia y del estudio.
"Saber analizar, argumentar, plantearse preguntas, dudar, sorprenderse, leer, discutir, escribir sobre la
propia práctica, mirar desde distintos puntos de vista, mirarse en el espejo, conversar con las situaciones
que nos presenta la práctica, mirarla a la luz de diversas teorías, socializar los analisis, poner en suspenso
los propios juicios, son aprendizajes necesarios para el trabajo docente."