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Psicología General I.
Participante:
Darianny M Acosta.
Matricula:
17-0914.
Facilitador/a:
Psicología cognitiva.
Psicología experimental.
Psicología social.
Psicología.
Psicología forense.
Psicología clínica.
Psicología industrial.
Psicología escolar.
Psicología de la salud.
Psicología educativa.
2. Neurociencia y comportamiento
Ver a Serena Williams lanzar un revés intenso, a Dario Vaccaro realizar una rutina
de ballet compleja o a Derek Jeter lanzar una curva con una pelota de béisbol,
posiblemente le hayan maravillado a usted por la complejidad y capacidades
maravillosas del cuerpo humano. Pero hasta las tareas más cotidianas, dependen
de una compleja secuencia de sucesos en el cuerpo que ya de por sí es bastante
impresionante. El sistema nervioso es la ruta de las instrucciones que permiten
que nuestro cuerpo realice esas actividades tan precisas.
Para que los músculos produzcan los movimientos complejos que conforman
cualquier actividad física significativa, el cerebro tiene que proporcionarles los
mensajes correctos y coordinar tales mensajes. Esos mensajes se transmiten por
medio de células especializadas llamadas neuronas. Las neuronas, o células
nerviosas, son elementos básicos del sistema nervioso. Su cantidad es
sorprendente; es posible que en el control del comportamiento participen hasta un
billón de neuronas en todo el cuerpo (Boahen, 2005).
Muchas de las neuronas del cuerpo reciben señales del ambiente o transmiten los
mensajes del sistema nervioso a los músculos y a otras células meta, pero la gran
mayoría de las neuronas se comunican solamente con otras neuronas en el
complejo sistema de información que regula el comportamiento. Sin embargo, en
contraste con la mayor parte de las otras células, las neuronas poseen una
característica que las distingue: la capacidad para comunicarse con otras células y
transmitir información a distancias relativamente largas.
La mayor parte de los axones están aislados por una vaina de mielina, una
cubierta protectora de grasa y proteína que envuelve al axón, como los fragmentos
de un chorizo. Para impedir que los mensajes generen entre sí un corto circuito,
los axones de alguna manera deben estar aislados (del mismo modo en que se
aíslan los cables eléctricos)
Justo después de que el potencial de acción ha pasado por una sección del axón,
la membrana celular de esa región no puede admitir de nuevo iones positivos
durante unos cuantos milisegundos y, por tanto, la neurona no puede dispararse
de inmediato una vez más al margen de cuánta estimulación reciba.Cuando la
carga positiva alcanza un nivel crucial, se activa el “disparador” y el impulso
eléctrico, conocido como potencial de acción, viaja por el axón de la neurona.
Después de que el impulso ha pasado por una determinada sección del axón, se
expulsa a los iones positivos de esa sección, y su carga vuelve a ser negativa
mientras el potencial de acción sigue desplazándose por el axón.
En concreto, las neuronas espejo pueden dispararse cuando vemos que alguien
hace algo, lo que nos ayuda a adelantar cuáles son sus objetivos y qué puede
hacer a continuación.
Aunque los mensajes viajan en forma eléctrica dentro de una neurona, se mueven
entre las neuronas por medio de un sistema de transmisión química. Cuando un
neurotransmisor entra en un sitio en la neurona receptora, el mensaje quí- mico
que entrega puede ser básicamente de tipo: excitatorio o inhibitorio
Los fármacos que bloquean la recepción de dopamina reducen los síntomas que
manifiestan algunas personas a las que se diagnostica esquizofrenia (Baumeister y
Francis, 2002; Bolonia y Kerwin, 2005; Olijslagers et al., 2006)
Sin embargo, las conexiones entre las neuronas no son los únicos medios de
comunicación dentro del cuerpo; como veremos, el sistema endocrino, el cual
secreta mensajes químicos que circulan por la sangre, también comunica
mensajes que influyen en el comportamiento y muchos aspectos del
funcionamiento biológico (Kandel, Schwartz y Jessell, 2000; Boahen, 2005;
Forlenza y Baum, 2004).
Hay dos divisiones principales —la división somática y la división autónoma— que
conectan el sistema nervioso central con los órganos sensoriales, los músculos,
las glándulas y otros órganos. Por otra parte, la división autónoma controla partes
del cuerpo que nos mantienen con vida: el corazón, los vasos sanguíneos, las
glándulas, los pulmones y otros órganos que funcionan involuntariamente sin
conciencia de nuestra parte.
¿Por qué deben interesarnos los antecedentes evolutivos del sistema nervioso
humano? La respuesta proviene de investigadores que trabajan en el ámbito de la
psicología evolutiva, la rama de la psicología que busca identificar la influencia y
los efectos que la herencia genética de nuestros antepasados ejercen en nuestro
comportamiento. Los psicólogos evolutivos sostienen que el curso de la evolución
se refleja en la estructura y el funcionamiento del sistema nervioso y que hay
factores evolutivos, en consecuencia, que ejercen una influencia significativa en
nuestra conducta cotidiana.
Genética Conductual.
El cerebro
Aunque las capacidades del cerebro humano rebasan con mucho las del cerebro
de cualquier otra especie, los seres humanos comparten con los animales más
primitivos algunas características básicas, como la respiración, la alimentación y el
sueño. No es de sorprender que esas actividades las dirija una parte relativamente
primitiva del cerebro, conocida como el núcleo central. Al núcleo central se le
llama a veces el “cerebro primitivo”, pues su evolución se remonta unos 500
millones de años a estructuras primitivas que se hallan en especies no humanas.
Si ascendiéramos por la columna vertebral desde la base del cráneo para localizar
las estructuras del núcleo central del cerebro, la primera parte a la que llegaríamos
sería el metencéfalo, el cual contiene la médula, el puente y el cerebelo. La médula
controla muchas funciones corporales, el puente que une las dos mitades del
cerebelo. El cerebelo se halla justo por encima de la médula y detrás del puente.
Sin ayuda del cerebelo seríamos incapaces de caminar en línea recta sin
tambalearnos, pues la labor del cerebelo consiste en controlar el equilibrio
corporal. Constantemente vigila la realimentación de los músculos para coordinar
su ubicación, movimiento y tensión. La formación reticular se extiende desde la
médula hasta el puente, pasando por la sección intermedia del cerebro o
mesencéfalo hasta la parte frontal del cerebro, llamada prosencéfalo.
El mapa del área motora está tan bien delimitado que los investigadores han
identificado la cantidad y ubicación relativa de tejido cortical que se utiliza para
producir movimiento en partes específicas del cuerpo humano. En resumen, el
área motora de la corteza constituye una guía del grado de complejidad e
importancia de las capacidades motoras de partes específicas del cuerpo.
La neuroplasticidad y el cerebro.
En los últimos años, los científicos han aprendido que el cerebro se reorganiza
continuamente en un proceso al que han denominado neuroplasticidad. Aunque
durante mucho tiempo, la sabiduría convencional sostenía que no se creaban
nuevas células cerebrales después de la niñez, las investigaciones recientes han
descubierto otra cosa. La capacidad de las neuronas para renovarse durante la
edad adulta tiene repercusiones significativas en el posible tratamiento de los
trastornos del sistema nervioso. Por ejemplo, podrían utilizarse los fármacos que
producen el desarrollo de nuevas neuronas.
Pese a la aparente semejanza entre los dos hemisferios del cerebro, éstos son
ligeramente distintos en las funciones que controlan y en la forma en que las
controlan. Es más probable que ciertos comportamientos reflejen actividad en un
hemisferio que en otro, o estén lateralizados.
A partir de experimentos como éste queda claro que los hemisferios derecho e
izquierdo del cerebro se especializan en el manejo de diferentes tipos de
información. Al mismo tiempo, es importante darse cuenta de que ambos
hemisferios son capaces de entender, conocer y ser conscientes del mundo, en
formas ligeramente distintas.