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ENSAYO FILOSÓFICO: La relevancia de los hombres en mi ser personal

El presente ensayo tiene como propósito dar respuesta a la pregunta ¿qué influencia tiene el

sujeto-tú en ser hombre? por tanto pretende analizar premisas que involucran las ideas,

pensamientos y posturas de autores relevantes en los cimientos y en el desarrollo de la doctrina

filosófica del personalismo; ya que dentro de los postulados que le proporcionan bases fuertes a

esta filosofía se envuelve el tema central del texto: el concepto del hombre.

Teniendo delante una temática tan amplia en información de varios autores de distintas

épocas y, por tal, diversas vías para afrontarla, se tendrá en cuenta la siguiente tesis que marcará

el rumbo del escrito y reducirá el campo de investigación para hacerle las cosas más fáciles a

usted, el lector, y a mí, el expositor: el hombre existe esencialmente por su ser personal y para

descubrir y/o desarrollar dicho ser es necesario interactuar con la sociedad.

Para explicar tal tesis es necesario desmenuzar poco a poco su significado, su intención y su

sentido de verdad para así no caer en un texto desesperadamente técnico que no permite le

comprensión a todos los lectores. Empecemos diciendo que el hombre es un ser humano que

reúne los atributos de “ser persona”, es decir, “la maravilla del ser en su máxima perfección, la

cual se realiza en los sujetos singulares de naturaleza espiritual, desde el hombre hasta Dios”

(Abelardo, s.f, p.1) y una parte existencial, densa, profunda y estable; resaltando una corporeidad

y sexualidad sumamente importantes al llevar los caminos que conducen la naturaleza única y

espiritual del hombre.

Pero aferrándonos a la creencia personalista, la esencia del hombre que lo aparta ampliamente

de los animales u cosas es la afectividad, que “constituye así una tercera columna, junto al
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conocimiento y la voluntad, de la estructura del hombre” (Hildebrand, 2001, pp. 444-465) pero

siendo la única que genera una intraspasable distinción entre éste y los demás seres. Para

complementar: “el personalismo ha asumido plenamente la aportación realizada por la filosofía

del diálogo acerca del carácter y de la importancia de las relaciones interpersonales” (Burgos,

2009, pp.13-42). Esta columna o dimensión de la persona se ve totalmente afectada por las

relaciones interpersonales, ya que se puede afirmar que el contenido de dicha dimensión son los

sentimientos y las emociones, que naturalmente se ven directamente influenciadas por los

“afectos” que los seres cercanos (personas) tienen hacia el hombre.

Por otro lado, teniendo en cuenta la creencia tomista, el ser personal es un sujeto integral,

subsistente y de naturaleza espiritual; que por inferencia expondremos sus características de

totalidad, subsistencia y espiritualidad; referente a esta última Aristóteles decía:

La substancia primera (el sujeto concreto) era la que en verdad es real, y tiene una

primacía en el tiempo, en el ser y en el proceso de conocer. La subsistencia incluye esa

primacía óntica. Por un lado excluye la dependencia en el ser, y rechaza cualquier

reducción a alguno de los accidentes. No puede ser de otro, en otro, para otro, a no ser de

modo relativo. (Como se cita en Abelardo, s.f, p.2)

Lo anterior nos lleva a deducir que para Aristóteles el ser personal permanece en el tiempo, su

ser, su conocimiento y su realidad sabiendo que de él depende su acción de ser y de nadie más;

por consiguiente, el hombre subsiste y existe a partir del conocimiento de su realidad,

trascendiendo en el tiempo individualmente.

Sin embargo, “la relación, último accidente para Aristóteles, resulta así ser esencial en la

filosofía, y, particularmente, la relación de tipo interpersonal: el complejo, profundo y


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apasionante proceso descrito por Buber que hace interactuar al Yo frente al Tú” (Burgos, 2009,

pp.13-42). Se evidencia que el ser humano es por naturaleza un ser familiar y consecuentemente

un ser social; ya que desde su nacimiento se encuentra en una familia (normalmente). En la

familia tiene su principio, su desarrollo y su término. Las relaciones interpersonales que allí se

presentan influyen en un proceso de crecimiento intelectual, afectivo y, casi inevitablemente,

espiritual.

En conclusión, debemos dar cuenta de que existen tres columnas que estructuran al hombre, la

voluntad, el conocimiento y la afectividad; esta última nos hace distintos a los demás seres

existentes y es la esencia del ser personal de cada ser humano, esta columna es influenciada por

todos los seres (personas) que de alguna manera interactúan con nosotros, dan fuerza y estructura

a la formación continua del sujeto YO.

Teniendo en cuenta todo lo anterior podemos decir que sí, el hombre puede subsistir solo, pero

sólo a partir de la interacción con personas totalmente únicas y distintas en afectividad,

conocimiento y voluntad se puede desarrollar la esencia del “ser personal” que es perfectible, es

decir, que mejora a través del tiempo.


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Bibliografía

D. von Hildebrand, El corazón (4ª ed.) y M. Scheler, Ética. Nuevo ensayo de fundamentación de un

personalismo ético, Caparrós, Madrid 2001, pp. 444-465.

BROSTOM, Nick;

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