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A 100 años del nacimiento de Octavio Paz


Lenín Bandres
AÑO 4 / NÚMERO 181/ DOMINGO 30 DE MARZO DE 2014

Para la memoria y lectura de El Cojo Ilustrado


CORAL PÉREZ GÓMEZ pre apareció en los créditos como director artes e industrias, era promover una repú- blicaciones que más se mantuvo en el
de la revista, nunca dejó de asumirla, en blica de instrucción y nuevos patrones cul- tiempo, abarcando algo más de dos déca-
El 1 de abril de 1915, J. M. Herrera Irigo- consonancia con una tradición nacional turales. Como explica Manuel Revenga en das, a pesar de que, como explica Irigoyen,
yen publica el último número de la revista de revistas y diarios que le dieron peso al el Prospecto del Número I, se trata de esta- casi siempre daba pérdidas económicas.
quincenal El Cojo Ilustrado. De esta fecha es- tema como problemática de la imprenta. blecer una industria del fotograbado con Otra de sus aristas es que está dirigida a
tamos conmemorando aniversario. Sólo se Se le agregó el adjetivo «Ilustrado» por- secciones variadas, dibujos de tipos y cos- la familia burguesa de la sociedad mercan-
sabe, por una carta íntima de éste, que el que estaba concebida como una revista li- tumbres, fotografías de edificios y monu- til e industrial emergente, que podía cos-
cierre se debió a razones personales. Lo teraria con una alta calidad gráfica que re- mentos nacionales y extranjeros, docu- tearla, justo a quienes interesaban los te-
cierto es que sus dos últimos años de pu- flejaba la pujanza tecnológica de la época mentos relacionados con la historia patria mas ofrecidos y en la cual se sustentaba to-
blicaciones están dedicados casi exclusiva- y de la empresa tipográfica, así como del y el desarrollo de la vida intelectual y el ta- do el ideario y la ideología que a su vez la
mente a la gran guerra europea, aportan- fotograbado, incluyendo luego el cromofo- lento nacional, promoviendo certámenes. publicación fomentaba.
do su clamor de paz, cuyo enfoque era re- tograbado, a fin de emular las publicacio- Todo esto, con el objetivo de contribuir Sus portadas mostraban sobre todo gra-
flejarla realistamente y al mismo tiempo nes extranjeras. Sin embargo, puede con- con un «positivo adelanto» en la fundación bados de pinturas y esculturas clásicas, de
caricaturizarla. siderarse entre las mejores de su época, de una república de ciudadanos letrados, próceres, de referentes religiosos o temas
El nombre de la publicación se debió a sin parangón, ya que traza una parábola para ir aboliendo el retraso y las plagas edulcorados y alegóricos dedicados a la in-
que su capital provenía de la fábrica de ci- que va del positivismo científico al moder- que dejaron las guerras, tratando de dilu- fancia, la mujer y a la familia, a excepción
garrillos «El Cojo», cuyo dueño era llama- nismo americano y al costumbrismo na- cidar las causas de ese retraso. En este sen- de la ya conocida portada del primer nú-
do así por su cojera. De esta compañía, Iri- cionalista. De hecho, el lema de portada tido, su naturaleza es positivista y anti mero, «El llanero domador», cual símbolo
goyen fue socio. Una vez que fallecieron era: «En toda la historia de nuestro país no guerrerista. Incluso se concibe apolítica, del domador de los instintos, pero tam-
los empresarios, éste publica en Caracas, ha habido un testimonio mejor de nuestra pero se evidencia que estuvo avalada por bién una alusión sin duda nacionalista,
utilizando parte del patrimonio, y junto cultura». No es la primera revista venezo- Antonio Guzmán Blanco, cuya idea era que constituye un símbolo ambivalente en
con el director Manuel Revenga, el 1 de lana ilustrada, El Zulia Ilustrado compartía modernizar el país luego de un siglo de la revista como portada.
enero de 1892, el primer número de El Cojo esa característica, pero se remitía sólo a guerras, y también contaría luego con el
Ilustrado. En 1895 renunciará Revenga. En esa región del país. aval gomecista. La revista principia por re- Sigue ›››
1906 Irigoyen será nombrado Ministro de Otro de los objetivos de El Cojo Ilustrado, flejar la obra urbanística del presidente li-
Fomento por el gobierno. Irigoyen siem- además de ilustrar acerca de las ciencias, beral Guzmán Blanco y fue una de las pu-
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ratura española, básicamente conservado-


ra, pero precisamente su eclecticismo la
llevó a recoger posturas liberales y diver-
sos movimientos o estéticas literarias que
no eran neoclasicismo, sino el romanticis-
mo, el modernismo. Entretanto, intenta-
ba desprenderse de la influencia francesa
parnasiana, simbolista, para volcarse al
costumbrismo. Otra de las tendencias es el
elogio al mundo del progreso, al de las
nuevas máquinas, como se refleja en el ar-
tículo de Bolet Peraza: «En defensa de la
máquina». Una especie de apoteosis futu-
rista, no sin cierta ironía, sátira y un ame-
no estilo audaz. Es en la revista, por ejem-
plo, donde Manuel Díaz Rodríguez publi-
ca sus cuentos de color: «Cuento gris»,
«Cuento verde», etc., y Urbaneja Achelpo-
hl su novela En este país.
La revista contaba con los agentes litera-
rios venezolanos en el exterior Eduardo
Pardo y Gómez Carrillo, y con la colabora-
ción de autores extranjeros como Vargas
Vila, Rubén Darío, Amado Nervo, Miguel
de Unamuno, el indigenista Ricardo Pal-
ma, Rodó, Eca de Qeiroz (quien escribe so-
bre la doctrina de Monroe y el nativismo),
Polita de Lima, Emilia Pardo Bazán, Jorge
Sand, Clorinda Mato de Turner, Tolstoi,
Mark Twain, Catule Mendés, Leopoldo Lu-
gones, Oscar Wilde (con su «De profun-
«El Llanero domador», ilustración del 1er número de la revista
dis»), Nietzshe (con sus aforismos), y los
cubanos B. Byrne, Julián del Casal, José
Viene de la portada el hipnotismo cataléptico, el artículo so- Martí y Juana Borrero, entre otros.
bre la fotografía de la energía del pensa- Los que más abogaban por una vuelta a
El uso ingenioso de la tipografía se fue miento y el espiritismo, textos extensos lo nacional y a lo indígena eran Urbaneja
renovando con viñetas, charadas, logogri- acerca de Cristóbal Colón, por Lombrosso, Achelpohl, Eugenio Méndez y Mendoza,
fos numéricos. En su formato se usaban fotos del terremoto de Macuto, el caso clí- con sus «Actualidades» y «Tradiciones»,
mayormente tres columnas compartien- nico de Zola por el doctor francés Tolouse, Eduardo Pardo, con sus cuentos. De ahí
do espacio de fotografías y dibujos de per- etc. que se perciba un fundamento y concien-
sonajes o tipos populares incluso con sus También se ponían de relieve temas his- cia en la unidad hispanoamericana.
nombres propios, con partituras musica- tóricos, como la supuesta traición y casti- José Gil Fortoul escribiría sobre la histo-
les, relatos, novelas, crónicas, poemas, ju- go de Bolívar a Miranda, las revistas dedi- ria constitucional de Venezuela y Laurea-
guetes literarios. cadas respectivamente a Bolívar y Miran- no Vallenilla Lanz sobre la Guerra Federal [Los facsimilares de El Cojo
Inicialmente, sus últimas páginas alber- da, con objetos, cartas y autógrafos, las crí- y su evolución o sus gérmenes, mostrán- Ilustrado pueden ser encon-
gaban curiosos anuncios comerciales al- ticas y estudios históricos de Gil Fortoul, dose quizá como uno de los intelectuales trados en bibliotecas, agrupa-
ternando con temas de interés. Al pasar el así como críticas literarias de Gonzalo Pi- más conservadores, pues escribió acerca dos en un tomo por año y
tiempo la publicidad se fue multiplicando cón Febres. de los peligros del socialismo, y afirmó comprendiendo algunas veces
y haciéndose parte indivisible del quince- Entre los pintores y dibujantes, apare- que la Guerra de Independencia había si- dos volúmenes.
nario, como la propaganda de píldoras ca- cen cuadros de Arturo Michelena, Herrera do una guerra civil. Por último, para ce- Fueron publicados por Edi-
talépticas para antes de dormir, del Dr. Toro e incluso uno de Armando Reverón, rrar y continuando la idea originaria de la ciones Emar, con reimpresión
Ayer, y el cinturón electromagnético para del Círculo de Bellas Artes. Entre los fotó- revista, se revela Rómulo Gallegos, con un en 1977]
purificar la sangre. Una de las publicida- grafos colaboradores, vemos a Avril y texto titulado: «La necesidad de los valores
des que aparecieron en sus primeras pági- Lessmann. culturales».
nas anunciaba: LIBROS EN BLANCO, FÁBRICA EL Algunos escritores que venían de otra de En algunos textos dedicados a tipos étni-
COJO. También se ofrecían los servicios de las revistas literarias de la época como Cos- cos, se concibe al indígena, al negro y a
la imprenta «El Cojo», cuyos títulos nue- mópolis (1894, Caracas): Domínici, Pedro otros tipos marginales como seres inferio-
vos eran anunciados previamente. Emilio Coll, Urbaneja Achelpohl, termina- res. En «Impresiones de viaje», Eloy G.
Cada número en sus últimas páginas ron escribiendo para El Cojo Ilustrado. Entre González llegó a decir que el negro es una
ofrecía a modo de sumario una explica- sus asiduos, que fueron apareciendo pro- raza mezquina y tenaz en su torpeza. En
ción de cada sección y elemento: biblio- gresiva o sistemáticamente, figuran José cuanto a la mujer, se le consideraba infe-
grafías, sueltos editoriales, misceláneas, Gil Fortoul, Francisco Lazo Martí, Rufino rior, por su naturaleza, pero encontramos
nuestros grabados, ciencia amena para el Blanco Fombona, Lisandro Alvarado, San- al menos dos artículos relativos al feminis-
«bello sexo», revistas de revistas. tiago Key Ayala, Nicanor Bolet Peraza, An- mo y sus logros en otros países. Se ha di-
Entre sus secciones están presentes las drés Mata, Manuel Díaz Rodríguez, Elías cho que El Cojo Ilustrado también fue refle-
enciclopédicas y de ciencias, mantenidas David Curiel, Gonzalo Picón Febres (quien jo de la memoria colectiva de su tiempo,
por Adolf Ernst y Elías Toro. Las de este úl- escribía sobre el arte de la crítica), Lisan- en sentido positivo y negativo, pero agre-
timo de mucho interés porque abarcaban dro Alvarado (uno de sus textos: «Naciona- garía que alcanzan a llegar al imaginario
desde lo psico-fisiológico, lo emocional, la lismo lingüístico»), Arístides Rojas (quien colectivo de nuestro tiempo resabios de
psiquiatría, medición de las pasiones, te- poseía una colección de objetos de Bolí- sus contenidos. La revista transitó por el
rapéutica del amor, psicología de la músi- var), Cecilio Acosta, Francisco Pimentel, guzmancismo, el castrismo y el gomecis-
ca, a lo etnográfico, tradiciones indigenis- César Zumeta (con su sección «Margina- mo. Del determinismo político dan fe al-
tas y antropológicas. Algunas de las teo- les» y sus crónicas rápidas). En este senti- gunos escritos de Rufino Blanco Fombona,
rías científicas, como la darwinista, era re- do, la revista alberga un corpus literario probablemente uno de los mejores escri-
portada a través del humor gráfico, por interesante, variado, más allá de su inten- tores publicados y de los que se atrevían
ejemplo. ción de alentar a la unificación del país y de alguna manera a hablar de política.
El Cojo Ilustrado incluía caricaturas en crear una clase dirigente, o de pronunciar- También es notable el aporte crítico de es-
cuentos de tradiciones, escenas de carna- se ante las causas del retraso nacional. Al te último con su texto «América modernis-
val. Se presentaban temas de interés como comienzo estuvo influenciada por la lite- ta, trovadores y trovas».
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Paz o la búsqueda del instante


[A propósito del Centenario de su nacimiento]

LENÍN BANDRES

Según T.S. Eliot existen ciertas cualida-


des por las cuales un poeta puede ser con-
siderado un «clásico». Estas son: la madu-
rez del espíritu, del lenguaje, de las mane-
ras y la perfección de un estilo común. El
escritor mexicano Octavio Paz, a pesar de
ninsular. Cervantes, Quevedo, Góngora,
Alonso de Ercilla, Lope de Vega son, entre
otros, lectura obligada de quien desea ha-
cer de la lengua la expresión más pura y
elevada de la creación de nuestro mundo.
Pero Paz prolonga su interrogación hasta
los orígenes insospechados de nuestra
modernidad, cuyo máximo y mejor repre-
dicalmente la tradición moderna, sí lo ha-
cen sus ensayos y posiciones públicas so-
bre nuestro devenir americano. A Paz se
debe, más que a ningún otro intelectual
latinoamericano de su época, el haber
puesto sobre el tapete la cuestión del des-
tino de nuestros pueblos y de nuestra
identidad.

En Paz se destaca la madu-
rez de espíritu de un poeta
que conoce detalladamente
su historia y los hechos que
preceden la tradición litera-


su contemporaneidad puede ser conside- sentante fue Rubén Darío. Paz fue un profundo conocedor de la ria y la evolución espiritual
rado desde ya, un «clásico» de nuestra lite- Aquí es donde aparece la otra voz, la voz historia literaria, política, filosófica, artís- de su pueblo y de su lengua.
ratura y de nuestra lengua. de una lengua cuya vitalidad ya no se en- tica y científica de occidente y del mundo,
En Octavio Paz se destaca la madurez de cuentra en la península ibérica, sino en el y es a partir de este conocimiento que él
espíritu de un poeta que conoce detallada- corazón de la América hispana. Se podría reconstruye el presente de ese pedazo de
mente su historia y los hechos que prece- decir que para este tiempo el español ha- occidente que somos nosotros los latinoa-
den no solamente la tradición literaria si- bía caído en desuso frente a otras lenguas. mericanos. Nuestros antecedentes colo- dos de vestir (frac, traje y corbata para los
no la evolución espiritual de su pueblo y Olvidado y desterrado de la carrera ince- niales, ligados a la realidad política y so- caballeros; corsé para las damas) y nues-
de su lengua. Signo de esta madurez «clasi- sante de las vanguardias modernas. cial de la corona española se mezclan y tros modos de producción (latifundismo,
cista» se expresa honda y genuinamente Rubén Darío desempolva la lengua espa- confunden con la realidad prehispánica industrialización forzada, capitalismo
en el Laberinto de la Soledad, texto que ha re- ñola y la reinventa llenándola de frescura que existía antes de 1492. Estos perduran rentístico). Europeizar y americanizar
corrido nuestro continente entero miles y lozanía para luego proyectarla en una a través de la diversidad de formas cultu- eran entonces los verbos utilizados para
de veces para interrogarnos a nosotros nueva y ferviente poética: la poética mo- rales que representa el mosaico de cultu- acceder al estatus deseado de «estados mo-
mismos sobre nuestra índole, como si la derna. ras existentes en nuestro continente y ves- dernos» y ser admitidos finalmente en el
descripción del alma mexicana no fuese Desde aquí se rejuvenece la vivacidad de tigios de estas expresiones se encuentran banquete de la civilización occidental. El
más que el reflejo inerme de esa interroga- una lengua que por razones históricas ya aún vivas en la arquitectura, el arte, la dictamen paciano de la modernidad lati-
ción inconclusa que pesa sobre el alma la- no aparecía en el repertorio de las nuevas danza, la música y la poesía. noamericana es entonces: «La Revolución
tinoamericana. Y es que Octavio Paz en su formaciones literarias que se alternaban Arrastrado por su búsqueda de la mo- de Independencia en la América española
oficio perenne de retratar el espíritu mexi- vertiginosamente entre París y Londres, dernidad hispanoamericana, Paz nota que y portuguesa fracasó en lo político y en lo
cano ha desvelado simultáneamente la Viena y Roma. La modernidad literaria lle- a diferencia de otras latitudes, el mundo social. Nuestra modernidad es incomple-
complexión hispanoamericana. gada con Rubén Darío y desarrollada en el hispánico es un mundo fundamentalmen- ta, más bien, es un híbrido histórico».
Es cierto que este ejercicio ya había sido tiempo por autores como Amado Nervo, te antimoderno. Esto por razones históri- ¿Híbrido de qué? Híbrido de liberalismo
iniciado por escritores y poetas de la re- Antonio Machado y José Martí, entre cas que van desde la ortodoxia teológica y despotismo, de novedad y antigüedad,
gión con anterioridad. Basta con leer algu- otros, confluyen en la obra poética de Oc- de la península ibérica frente a las muta- de neologismos y arcaísmos, de progreso y
nos versos de Vallejo, de Huidobro, de tavio Paz prolongando, renovando y per- ciones impulsadas por Lutero y la Reforma regresión. Nuestras instituciones son libe-
Rubén Darío o Macedonio Fernández, Al- feccionando un estilo, un modo de perci- (neoescolástica y contrarreforma), hasta el rales y democráticas, pero nuestras prácti-
fonso Reyes... para atisbar esa búsqueda bir y sentir el mundo singularmente ame- conservadurismo español frente a los cas políticas son despóticas y retrógradas.
que interroga la literatura latinoamerica- ricanos. avances de la ciencia y los aportes de la Vestimos las últimas prendas y artefactos
na sobre sí misma. No obstante, en Octa- La modernidad literaria que Octavio Paz ilustración (inquisición, excomunión, que dicta la moda en Milán, Nueva York o
vio Paz confluye y culmina, sin necesaria- celebra a partir de Darío y sus seguidores etc.). De todas estas deficiencias y anoma- París, pero somos el continente en donde
mente agotarse, la historia de la literatura, no es, sin embargo, la misma que nuestras lías históricas nosotros fuimos herederos. se manifiestan las más profundas diferen-
el arte y el pensamiento moderno de ese sociedades heredan de nuestro pasado co- De ahí que, llegado el momento de nues- cias sociales. Somos capaces de las obras li-
trozo singular de Occidente que somos los lonial. Si la modernidad poética llega a la tra independencia política respecto a la terarias más sublimes y exóticas, pero to-
latinoamericanos. lengua por el Nuevo Mundo es porque es Corona española, el más grande desafío al davía luchamos contra el flagelo del anal-
En Paz, México y América Latina toda se precisamente en este mundo nuevo don- que se enfrentan las repúblicas nacientes fabetismo y por un acceso universal a la
concentran en un sólo espíritu, en él de se está inventando nuestra propia for- es precisamente, la creación de un nuevo educación.
ma de ser modernos. orden político, económico y cultural radi- Tal es el diagnóstico que hace Paz de la
todos los nombres son un sólo nombre Es sabido por todos que éste siempre fue calmente nuevo para nuestras sociedades. modernidad latinoamericana.
todos los rostros son un solo rostro, el tema predilecto de Octavio Paz, su obse- Aquí el examen de Paz no parece ser ¿Cuál es el legado ancestral que yace co-
todos los siglos son un solo instante sión. Toda su vida estuvo a la búsqueda del muy optimista. La errancia de nuestra his- mo origen sociopolítico en Latinoaméri-
y por todos los siglos de los siglos efecto que ocasionaba esta palabra en toria sociopolítica parece revelar las con- ca? ¿Cuál es esa tradición a la que se tiende
cierra el paso al futuro un par de ojos… nuestra historia tanto política como litera- tradicciones inherentes a una sociedad a recurrir tan ligeramente y que Paz ad-
(Piedra de Sol, 1957) ria. En su discurso de recepción del Pre- que se debate entre la modernidad y la tra- vierte como nefasta y estéril?
mio Nobel, Paz decía: «La poesía está ena- dición, entre lo nuevo y lo antiguo, entre En El laberinto de la soledad, Paz enfatiza
En él también se recoge la madurez de morada del instante y quiere revivirlo en lo contemporáneo y lo arcaico. Así, Améri- una de las consecuencias políticas más ne-
nuestra lengua. Su indagación, su búsque- un poema; lo aparta de la sucesión y lo ca Latina se vio obligada a importar lo mo- gativas para los países latinoamericanos
da siempre fue hallar la autenticidad ame- convierte en presente fijo. Pero en aquella derno, ya que lo moderno tenía lugar en de la larga experiencia colonial: el desfase
ricana de la lengua española. No su distin- época yo escribía sin preguntarme por las capitales de otras latitudes: Londres, entre la teoría y la realidad. La falta de co-
ción absoluta o resentida frente a la len- qué lo hacía. Buscaba la puerta de entrada París, Viena, Nueva York. Es de ahí de don- rrespondencia entre lo que se pensaba y lo
gua de la Colonia —la cual encarnó litera- al presente; quería ser de mi tiempo y de de vienen las ideas y modelos que fundan que se vivía, una desarmonía que en la
riamente el indigenismo— sino mas bien mi siglo. Un poco después esta obsesión se nuestras repúblicas al día siguiente de la mayor parte de los casos, luego de los pro-
su reinvención en y a partir de esa mezcla volvió idea fija: quiero ser un poeta mo- revolución independentista (Republica- cesos de independencia, se bifurcó, de mo-
abigarrada de mundos que representan el derno. Comenzó mi búsqueda de la mo- nismo o Federación). Es de esos países que do trágico, en los extremos de la anarquía
español peninsular y el español america- dernidad» (La Búsqueda del Presente. Discurso provienen nuestras instituciones y leyes y el caudillismo dictatorial:
no. Paz visitó de la mano de Alfonso Reyes de Estocolmo) (Estado-Nación, división de poderes, cons-
el panteón de los clásicos del español pe- Aunque la poesía de Paz no renueva ra- titucionalismo republicano), nuestros mo- Sigue ›››
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«los pensamientos de mi sombra»


Viene de la página 3 La democracia en América Latina ha
permitido la inclusión y participación del
«Cada una de las nuevas naciones tuvo, grueso de la sociedad en los asuntos públi-
al otro día de la Independencia, una cons- cos; pero al mismo tiempo ha hecho de la
titución más o menos (casi siempre menos propiedad privada y de la figura del indivi-
que más) liberal y democrática. En Europa duo nuestros nuevos dioses. Resultado: la
y en los Estados Unidos esas leyes corres- democracia se ha erigido en el sistema po-
pondían a una realidad histórica: era la ex- lítico de la legitimación del orden existen-
presión del ascenso de la burguesía, la te, al mismo tiempo que la legitimación
consecuencia de la Revolución industrial y del capital. Octavio Paz no fue ajeno a esta
de la destrucción del antiguo régimen. En realidad. Él supo y reconoció los límites
Hispanoamérica sólo servían para vestir a ecológicos y sociales del capitalismo, pero
la moderna las supervivencias del sistema su solución no deja de ser paradójica para
colonial. La ideología liberal y democráti- un hombre de su siglo. Pues Paz es un inte-
ca, lejos de expresar nuestra situación his- lectual que guarda recelos respecto a toda
tórica concreta, la ocultaba. La mentira tentativa revolucionaria. Él desconfía de
política se instaló en nuestros pueblos casi la palabra Revolución y termina interpre-
constitucionalmente». tándola como una variante del mito, es de-
Es un lugar común en arte como en polí- cir, como «la religión pública» de la era
tica oponer a lo moderno el peso de la tra- moderna. A cambio, Paz prefiere la parsi-
dición y las costumbres. Frente al cambio monia de los procesos electorales, la soli-
frenético e ilimitado de «lo nuevo», se tien- dez y primacía de los avances graduales y
de a preferir lo rutinario y fijo de la tradi- el ponderado equilibrio de fuerzas. En re-
ción. Ante la novedad, la costumbre; ante sumen: el reformismo socialdemócrata.
la velocidad, la lentitud. Pero Paz participa He aquí pues el alcance de la síntesis dia-
de un espíritu dialectico que le advierte so- léctica del socialismo y el liberalismo his-
bre tales desvaríos y sobre los infaustos tórico por él sugerido.
riegos que esto incluye. Paz advierte que la No es de extrañar entonces que Octavio
invocación de la costumbre ha sido siem- Paz haya sostenido las reformas democrá-
pre una forma conservadora de detener el mica comercial del planeta, afianzándose dos los que ha concebido la filosofía políti- ticas llevadas en México por la nefasta ad-
río de la historia y las cosas que trae consi- en su rol como proveedor de materias pri- ca» (La otra voz) ministración de Carlos Salinas. Triste final
go. En vano, se hace el llamado de lo an- mas. A nivel político y social, todos los paí- Para el poeta mexicano, la democracia el del poeta. El espejismo democrático en-
cestral y originario para exorcizar la pro- ses de la región han confirmado su voca- no solamente es una forma de gobierno cegueció su frente, obnubiló sus sentidos
moción de nuevas verdades. En este senti- ción democrática, respetuosa de los dere- que nos permitiría —a los latinoamerica- para terminar por no advertir las trampas
do, Paz atina cuando afirma que el com- chos humanos y del estado de derecho: ho- nos— tener finalmente acceso a la edad que yacen tras la utopía liberal. Estos son
plejo institucional creado por el Imperio rizonte insuperable de la política moder- moderna. Ella es en sí misma la forma su- los riesgos y tribulaciones del intelectual
español para el control de sus dominios na. prema de la modernidad, a saber, la forma latinoamericano. El mismo Paz decía a
trasatlánticos «aspiraba a la intemporali- Casi veinte años después de la muerte más completa del ideal de progreso y de propósito de Borges, «Probablemente la li-
dad, su ideal no era el cambio ni su conse- del poeta mexicano, su horizonte utópico realización plena de las facultades mora- teratura tenga sólo dos temas. Uno el hom-
cuencia moderna: el culto al progreso. Su parece haber sido alcanzado. La moderni- les del hombre. Los postulados de su filo- bre entre hombres, sus amigos y sus ad-
ideal era la estabilidad y la permanencia; dad política a la que aspiraba Paz es preci- sofía política son al mismo tiempo los pos- versarios; el otro, el hombre solo en con-
su visión de la perfección era imitar, en la samente la coronación de la democracia tulados de una filosofía de la historia que tra del universo y de sí mismo. El primero
tierra, el orden eterno». como régimen supremo del orden liberal. postula a la democracia como horizonte es el tema del poeta épico, el dramaturgo,
Esto explica por qué la tradición políti- A despecho de sus antecedentes revolu- históricamente insuperable. En este senti- el novelista; el segundo es el tema del poe-
ca, social y cultural que aparece como cionarios y de izquierda, los cuales lo lle- do, Paz no se diferencia en esencia de la ta lírico o metafísico».
nuestro acervo premoderno, no sea más varon a participar activamente en la refor- postura de Fukuyama en torno al «fin de la No hace falta confirmar quién es quién y
que el anquilosamiento y el conservadu- ma por la autonomía universitaria de historia». Fin ultimo que hoy, veinte años de que lado está el argentino y el mexica-
rismo teológico de la sociedad ibérica del 1930, así como en la Guerra Civil española después, sabemos profundamente incon- no. Paz fue un escritor comprometido con
siglo XVII y XVIII. Frente a tal realidad, Paz en 1937, Paz se va haciendo progresiva- gruente y falsa. su geografía y con su siglo, un hombre
no se equivoca cuando afirma: «No predi- mente más severo y crítico con la izquier- Es cierto que Paz alguna vez sugirió una sensible no solamente a las fantasías eté-
co el regreso a un pasado, imaginario co- da de raigambre marxista que sucede a la suerte de síntesis dialéctica entre el libera- reas de la belleza, sino también al devenir
mo todos los pasados, ni pretendo volver Segunda Guerra Mundial. lismo y el socialismo, una reconciliación concreto de su tiempo presente. Fue un co-
al encierro de una tradición que nos aho- Este deslindamiento es, sin embargo, de esos dos relatos que se encuentran en rredor incansable obstinado por los espe-
gaba. Creo que, como los otros países de comprensible. La realidad de los crímenes la base de la modernidad política. Pero ya jismos de lo incesantemente nuevo, atraí-
América Latina, México debe encontrar su stalinistas, las arbitrariedades del régimen no estamos en tiempos de síntesis, ni de do por el acontecimiento definitivamente
propia modernidad. En cierto sentido de- soviético y las veleidades de la Guerra Fría reconciliaciones dialécticas. El tema de renovador, perplejo de hallar el absoluto
be inventarla» (El Ogro filantrópico, 1979). lo van empujando progresivamente a en- nuestro tiempo es el de la creación de un revelado en un punto infinito y perfecto.
La invención de una nueva modernidad tender el relato socialista como una op- nuevo sentido que enrumbe a la humani- Ese punto que al final del camino, encon-
o de una modernidad a la latinoamericana ción ideológica entre democracia y totali- dad hacia nuevos derroteros. El drama del tró en el instante:
es ciertamente una tarea aún inconclusa. tarismo. Esto, aunado a una realidad polí- pensamiento de Paz es que, a pesar de su
Hoy sabemos que, a pesar de los saltos que tica regional en la que abundan las dicta- lucidez respecto a la realidad del capitalis- busco sin encontrar, escribo a solas,
se han dado durante la última década, es- duras militares y los regímenes autocráti- mo, éste nunca atisbó la deriva intrínseca- no hay nadie, cae el día, cae el año,
pecialmente en América del Sur, América cos, convence a Paz de que la modernidad mente nihilista de la democracia liberal. caigo en el instante, caigo al fondo,
Latina no parece indicar un destino distin- política que el sueña —esa que comenzó Hoy, cuando en nuestro orbe occidental la invisible camino sobre espejos
to al de esa modernidad económica y téc- buscando como poeta— es la modernidad democracia es, para decirlo con palabras que repiten mi imagen destrozada,
nica que nos impone la globalización capi- política del liberalismo democrático. Por de Alain Badiou, el fetiche de nuestro piso días, instantes caminados,
talista. Por el contrario, todo parece mos- eso afirmó sin hesitación: «El liberalismo tiempo, la desorientación del hombre piso los pensamientos de mi sombra,
trar que la tendencia de nuestro continen- democrático es un modo civilizatorio de frente al mundo y a sus semejantes se ha- piso mi sombra en busca de un instante.
te es de integrarse cada vez más a la diná- convivencia. Para mí es el mejor entre to- ce cada vez más patente. (Piedra de Sol, 1957).

Director Freddy Ñáñez Coordinadora Karibay Velásquez. Letras CCS es el suplemento lite- Ciudad CCS es un periódico gratuito editado por la Fundación para la Comunicación Popular
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