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Facultad de Humanidades
Política y negocios globales
Texto escrito sobre el comercio global
Daniela Bernal Ordoñez
Cód. 2140089
¿REALMENTE CAFÉ?
Si bien el café forma parte ya de la idiosincrasia nacional, como producto estrella con el
cual Colombia se presenta al mundo, es evidente, al menos en el ámbito del comercio
exterior, que este producto ha sido relegado a un segundo plano. El café actualmente
se puede considerar uno de los productos más competitivos en materia de
comercialización, el valor agregado y demás ventajas competitivas (y en muchas
ocasiones comparativas) que este grano tiene, dan a pensar que, en conjunto con otros
productos agrícolas, debería seria determinante para el mantenimiento de las riquezas
de la nación. El concepto de “cafés especiales” es relativamente nuevo, pero brinda una
gama de posibilidades para la producción y comercialización de este producto, brindando
además de características organolépticas distintivas, la oportunidad de libre competencia
en la que pueden incursionar pequeñas empresas e incluso fincas cafeteras, dándole asi
dinamismo a la economía interna. Si bien es cierto que por años el café fue en algún
momento el producto de mayor preponderancia en el comercio internacional por parte
de Colombia, no hay que dejarse engañar ante ese falso espejismo. Los productos
agropecuarios ya no son el eje central de la economía colombiana, y por ende este paso
a ser un producto secundario de la nación. Ahora se es un país exportador en gran
medida de hidrocarburos (en sus diferentes presentaciones).
Por ende, es evidente que el principal problema es la inversión que se hace sobre
materias primas, que son volátiles y sometidas a muchos inconvenientes para su
viabilidad por un tiempo prolongado (el petróleo y demás hidratos de carbono dependen
de los yacimientos encontrados, del tipo de crudo que se encuentre, de la ubicación del
yacimiento, etc.). El precio del petróleo es mucho más irregular que el de otros
productos, ya que un sinfín de naciones se han dedicado por tiempo prolongado a su
explotación, sumado a que sus reservas conocidas son mucho más grandes que, por
ejemplo, las colombianas.
El café debe de volver a ser un producto de elite colombiano frente al mercado zonal e
internacional, puesto que aunque no genere un ingreso tan alto como el petrolífero, e