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EN TORNO A LA ÉPOCA Y LUGAR EN QUE SE

ESCRIBIÓ LA NAVIGATIO SANCTI BRENDANI

José Antonio González Marrero

EXCERPTA
PHILOLOGICA
VII-VIII

Excerpta Philologica
Revista de Filología Griega y Latina
de la Universidad de Cádiz

Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Cádiz

CÁI)IZ, 1997-1998
EN TORNO A LA ÉPOCA Y LUGAR EN QUE SE
ESCRIBIÓ LA NAVIGATIO SANCTI BRENDANI

José Antonio González Marrero

Este trabajo es una revisión actualizada de dos aspectos fundamen-


tales en el estudio de la Nauigatio Sancti Brendani: el momento y el lugar
en que se puso por escrito la leyenda de San Brendano de Clonfert. Para
ello aportamos nuevas ideas extraídas tanto del propio texto (para la cuestión
del lugar), como de las relaciones de éste con la Vita Sancti Machuti, una
obra escrita en el siglo IX en Bretaña.
This paper is an actualized revision of two aspects in the study of
the Nauigatio Sancti Brendani: the moment and place in which the legend
of Saint Brendan of Clonfert was written down. For this, we bring up new
ideas extracted both from the text itself (as regards the place), and of the
relations of it with the Vita Sancti Machuti, a work written in 9th century
Britany.

1. LOS VIAJES DE SAN BRENDANO DE CLONFERT

Dos santos de nombre Brendano vivieron en el siglo VI en Irlanda, Brendano de


Birr que murió alrededor del año 571 y Brendano de Clonfert, que falleció en el 576.
Éste último, cuya fiesta se conmemora el dieciséis de mayo, es el que nos ocupa en el
presente trabajo. De joven, Brendano quiso aprender las reglas de los grandes santos de
Irlanda y recorrió los centros espirituales más representativos de su tiempo. Fue ordenado
sacerdote sobre el año 503 y a continuación comenzó una serie de fundaciones, que más
adelante se convertirían en numerosas. A través de la propagación de la regla benedictina
a todo el mundo conocido dio cumplida cuenta como modelo de la idea principal de
ésta adaptada a las necesidades irlandesas.
A partir de ese momento se mezcla la realidad de la vida y la leyenda de San Bren-
dano de Clonfert. Llevó a cabo varios viajes, dos de los cuales son bastante conocidos:
el primero, alrededor de las islas de la costa irlandesa y con la finalidad mencionada más

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FXC'ERPTA l'HllDLOG!CA 7-8 (1997-1998) 141-l'í2
J. A. GoNzMrz MARRERO

arriba; el segundo, el que nosotros conocemos como Nauigatio Sancti Brendani, mucho
más improbable, lo emprendió hacia un objetivo cuanto menos insólito, la Terra Repro-
missionis Sanctorum, es decir, el paraíso terrenal. No obstante, se le atribuyen numerosos
viajes, incluyendo entre ellos no sólo los cortos trayectos realizados dentro de Irlanda o
hasta País de Gales o Bretaña, sino incluso periplos más considerables como a Islandia,
Canarias y Cuba 1•

Sin ninguna duda este considerable número de viajes es un argumento sólido para
calificar la Nauigatio como un compendio que recoge la adhesión de tan incontables an-
danzas y odiseas marinas. En ella confluyen armoniosamente aportaciones fundamentales
de la antigua épica céltica pagana, de los imrama, porque el mundo insular céltico es un
mundo lleno de magia, de héroes anteriores a Brendano que habían partido a descubrir
los desconocidos horizontes de islas occidentales. Los imrama ofrecen como nota común
un carácter pagano y como finalidad la búsqueda del Paraíso o de la Tierra Prometida,
esto es, la consecución de un mito que se transforma en anhelo de cualquier tierra ma-
rinera, sobre todo, a medida que se occidentaliza el mundo.

Existe una larga controversia, según la cual estas sagas locales pasaron de genera-
Clon en generación y suponen una antigüedad inmemorable frente a la idea de que tu-
vieron una larga vida en la tradición oral hasta pasar a la escritura. Con el tiempo su
evolución natural fue convertirse en vidas de santos y relatos de peregrinos. Entre estas
composiciones de imaginación celta destacan fundamentalmente El viaje de Eran, El viaje
de los hermanos Corra2, El viaje de Mernoc, El viaje de Maddoc y El viaje de Maelduin'.

Cf. L. Kervran, Brandan, le gran navigateur celte du VI siecle, París, 1977, pp. 63-88. En su viaje a Cuba
Brendano llegaría a Florida y a las costas antillanas, lo que nos sirve para hablar de una temprana conexión
establecida entre Irlanda y América. Esta posibilidad tiene una base real en los relatos de los pueblos nór-
dicos que habían realizado el recorrido que separa Noruega, Islandia o Irlanda con América. Según esto,
una colonia de irlandeses se asentó ya en el siglo IX en Norteamérica, por lo que entre muchos autores
no ha sido descabellado suponer que alguno de estos viajes de Brendano de Clonfert fue hacia el nuevo
mundo, si bien no sólo novecientos años antes que Cristóbal Colón, sino incluso antes que los vikingos.
Vid. además los análisis que hacen D. F. McCarthy, "The Voyage of Saint Brendan", Dublin University
Magazine 16 (1848), pp. 60-7 4; P. Gaffarel, Étude sur les rapports de l'Amérique et de l'Ancien Continent
avant Christophe Colomb, París, 1869; E. Beauvois, ''LÉlysée cransatlantique et l'Éden occidental" Revue
de l'Histoire des Religions 8 (1883), pp. 273-318, 673-727; R.D. Benedict, "The Hereford Map and The
Legend of Saint Brendan" Bulletin of the American Geographical Society 24 (1892), pp. 321-365 y T. Se-
verin, The Brendan Voyage, London, 1978. De este último libro existe también edición española.
2 Cf. W. Stokes, "The voyage of che Hui Corra" Revue Ce/tique 14 (1893) pp. 22-69.
3 Cada una presenta relaciones sustanciales con la leyenda de San Brendano, pero entre ellas no existe un
modelo directo del que se pudiera extraer la Nauigatio Sancti Brendani. Parece ser el Viaje de Maelduin
el que ofrece más analogías con la Nauigatio. Sobre esto puede verse M. Williamson, "The dream of
Cahus in 'Perlesvaus'. Sorne observations on che legend of St. Brendan. A comparison of an episode in
che Nauigatio with one in Perlesvaus and the Voyage of Maelduin", Modern Philology, 30 (1932), pp. 5-
1 1; J. F. Kenney, "The legend of St. Brendan", Royal Society o{ Cmada. Proceedings and Transactions 14
(1920), pp. 51-67. Sin embargo, es importante la posición de L. Bicler, "Two observations concerning
che Nauigatio Brendant', Celtica 2 (1976), pp. 15-17, quien propone que el Viaje de Maelduin es pos-
terior a la Nauigatio y es con respecto a ella una adaptación secular, que la sigue incidente por incidente.

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EN TORNO A LA Él'OC:A Y l.LICAR EN QUF SE ESC:RIRH) LA NAV!GA770 SANCJJ BRENDANI

2. ÉPOCA EN QUE SE ESCRIBIÓ LA NAVIGATIO SANCTI BRENDANI

Conviene aclarar este epígrafe señalando que resulta ardua labor situar la llegada
de la leyenda de San Brendano desde Irlanda y su rápida distribución en el continente,
así como establecer una zona en que pudo ser escrita. Sin embargo, intentaremos afron-
tar estos supuestos a través del análisis de las variaciones diseñadas tanto a nivel político
como cultural tras la muerte de Brendano de Clonfert, o un poco después, hasta me-
diados del siglo X.

La participación directa de Irlanda en el continente desde el siglo VI queda fuera


de toda duda porque a través del itinerario del litoral sur de Irlanda y País de Gales ha-
cia la Bretaña francesa como territorio más cercano se abre una zona de distribución de
culto 4 • El contacto entre los dos países insulares vino motivado por los monjes irlande-
ses, pero en Gales se les da amparo y, en muchos casos, misioneros galeses emprenden
un camino común'.

En esta contribución hay un hecho preponderante: que las Islas Británicas son in-
vadidas desde muy pronto 6 : el primer período de barbarie vikinga comienza a finales del
siglo VIII, cuando se queman numerosos monasterios en Irlanda, entre ellos el de St. Pa-
trick's Island, en Dublín. El segundo gran movimiento de guerra vikinga sobre Irlanda
se extiende desde principios hasta mediados del siglo X. Con la primera invasión se pro-
duce la masiva huida de monjes hacia el continente, pero cuando se establecen en Fran-
cia, como lugar más cercano, los normandos destruyen por completo Bretaña y comienza
otro éxodo de toda la población que habita en los monasterios. Estos clérigos transpor-
tan consigo las reliquias de sus santos y los escritos que conservaban. Su destino está en
las ciudades de los países vecinos: el resto de Francia y las actuales Bélgica y Alemania.

Ante la situación histórica que hemos planteado, el período que se abre tras la
muerte de San Brendano de Clonfert apuntará dos novedades procedentes del catolicismo
irlandés que van a cambiar la fe cristiana europea: por un lado, la aparición de los libros
conocidos como penitenciales, que incluyen baremos de penitencias correspondientes a
los distintos pecados y por otra parte, un segundo cambio que vendrá más tarde: la con-
fesión oral de las culpas al sacerdote. Y junto a esta idea el culto a los santos acompaña
la evangelización de Europa 7 •

4 Cf. P. Riché, "Les monasteres hiberno-francs en Gaule du Nord --VII-VIII siecles", lreland and Northern
France, a.d. 600-850, Dublin, 1991, pp. 21-23 y F.L Cross (ed.), "The Celtic Hagiographer", Studia
Patristica 5 (1962), pp. 243-265 y posteriormente en L. Bieler, lreland and the Culture of Early Medieval
Europe, Brisrol, 1987 (reimpr. 1996). Una detallada comparación entre los textos hagiográficos irlandeses
y galeses nos podrían ofrecer enormes relaciones que se manifestaron a continuación en la Bretaña francesa.
5 Es importante destacar que Gales estaba controlado aún por una población presajona, pero el recibi-
miento que dieron a los monjes irlandeses que huían dio lugar a estrechos contactos iniciados, si cabe,
tiempo antes. Cf. B. Lehane, Early Celtic Christianity, London, 1968 (reimpr. 1995), pp. 23-27 y 95.
6 Cf. R. E Foster, The Oxfard history of lreland, Oxford, 1989, pp. 30-37.
7 En este sentido es bastante importante la introducción que hace R. Sharpe, Medieval frish Saints' Lives.
An introduction to Vitae Sanrtorum Hiberniae, Oxford, 1991.

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J. A. GoNZÁLEZ MARRJORO

Entre esos santos, hombres y mujeres de vida cristiana ejemplar, hay que situar la
fama de San Brendano, porque contribuyó de manera decisiva al prestigio no sólo de su
nombre, sino al de los diversos santuarios, que dicen albergar sus reliquias. La llegada de
monjes que huyen de las invasiones lleva consigo hablar del asentamiento de escotos y
de la participación de misiones cristianas en el Norte de la Galia 8 , fundamentalmente
porque no transforman la vida monástica en la Galia, sino que quedan aislados. Pero si
al principio las relaciones entre irlandeses y bretones fueron hostiles, posteriormente me-
joraron, lo que resulta fundamental en su establecimiento y continuidad en el continente 9 •

En consecuencia, dado el carácter solitario de estos santos, el interés por ellos debe
surgir en los lugares en los que cada uno desarrolló su labor. Pero no es éste el caso de San
Brendano de Clonfert, porque el recuerdo directo no ha dado siempre un lugar de culto,
sino que muchas veces el peregrinaje dejaba ecos de una historia, que, con el tiempo, lograba
arraigo y, a continuación culto, independientemente del movimiento y del material literario
relacionado con el santo 10 • El abad navegante gozó muy pronto de enorme popularidad, no
sólo entre los escotos, que habían huido de Irlanda, sino también entre las regiones marítimas
de toda Europa, bañadas por el Océano Atlántico, el Canal de la Mancha, el Mar del Norte
o el Mar Báltico, si bien con excepción también fue venerado en otras tierras del interior 11 •

Hemos querido comenzar por el momento en que se puso por escrito la leyenda del
santo irlandés. Para ello es necesario establecer la primera ocasión en que aparece Bren-
dano de Clonfert en un texto escrito. Se trata de La Vida de San Columbano de Adam-
nano, que habla en dos ocasiones de "Brendenus Mocu Alti''. Esta vida fue escrita entre
el 683 y 686 y por las palabras de esta referencia nos encontramos ante una designación
de un nombre tribal.

8 Durante esta época el término escoto (scotus) se presta a confusión. El enorme crecimiento de irlande-
ses en el continente dio lugar a que esta palabra designara a los peregrini en general. Por otro lado, tam-
poco se puede hacer una distinción entre los scoti de la Bretaña insular y los de la continental, porque
el Canal de la Mancha facilitaba las comunicaciones. Cf B. Merdrignac, "Bretons et Irlandais en France
du Nord -VI-VIII siecles", Ireland and Norrhern France, a.d. 600-850, Dublin, 1991, pp. 119-123.
9 Vid B. Merdrignac, art. cit., p. 134: Un bon exemple 'de collaboratio entre Irlandais et Bretons sur le te-
rrain religieux' est l'aide apportée par l'abbé breton C'arantoc a Colomban et a ses moines au début de leur
premil!re insta!lation a Annegray dans lees ruines d'un poste militaire antique. Les nouveaux arrivants en sont
réduits a tirer leur subsistance de la forh et souffient de la disette. Un vision divine avertit de leur situa-
tion .. .Il charge done son cellérirer de conduire plusieurs chariots de vivres a saint Colomban.
10 Cf E. G. Bowen, "The rravel of the Celric Saints", Antiquity 18 (1944), pp. 16-18.
11 Lógicamente se tiende a creer que todos los apelativos relacionados con este nombre se refieren a Bren-
dano de Clonferr y el caso de Brandenburgo es, con diferencia, el de mayor relieve. Cf. C. Selmer, "The
origin of Brandenburg (Prussia), the Sr. Brendan legend and the Scoti of the tenth century", Traditio 7
(1949-1951 ), pp. 415-433, pero conocemos otros que, aún presentando la misma denominación no ha-
cen referencia a este Brendano: en Siena se encuentra Fontebranda, lo que nos hizo suponer una relación
con Brendano de Clonferr. Pero entre los manuscritos de la Biblioteca Nazionale Centrale de Florencia
se encuentran dos relativos a una Vita di Brandano, el Conv. Sopp. F 5 y el Conv. Sopp. F 8. De éste
último entresacamos el siguiente texto que alude a un Brandano italiano: Il propio suo nome fo Barto-
lommeo, benche faosse cogniomenato Brandano, essendo fortissimo, di Erando, cioe di Braccia, era robusto, be-
lla persona straordinariamente, e molto ardente nel riprende peccatori...

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EN TORNO A LA ÉPOCA Y LUGAR EN QUE SF FSCRJBI(J LA NAVIGAJJU SANCif BRFNDAN!

Por otro lado, una relación mucho más profunda tiene Brendano con la Vita sancti
Machuti. San Macuto entrará en la órbita de Brendano siguiendo las antiguas biografías y
la literatura bretona, que en adelante desglosaremos. Sin embargo, desconocemos si los hagió-
grafos bretones conocieron las aventuras del héroe irlandés a través de la Nauigatio sancti
Brendani, aunque lo más certero sería pensar que esta información se debió a la tradición oral.

La Vita sancti Machuti, escrita a finales del siglo IX, contiene numerosas alusio-
nes a Brendano 12 y considerables elementos que podemos encontrar de una manera bas-
tante similar en la Nauigatiou. San Macuto o San Maló, para los franceses, fue de los
fundadores de la iglesia bretona de Alet, en el estuario de Rance, aunque había nacido
en Lancarvan. Era, por tanto, de origen galés y nunca, según nuestros datos, fue a Ir-
landa, sino que desde su patria se dirigió a Bretaña.

Atendiendo a los años de nacimiento y muerte podemos deducir que es arriesga-


dísimo decir que Macuto llegara a ser discípulo de Brendano, primeramente porque como
hemos dicho antes San Brendano muere a finales del siglo VI (sobre el 576) y San Ma-
cuto figura vivo en documentos del año 637'4, por lo que su muerte podría fecharse,
como muy pronto, en los cinco años siguientes. Pero sin tener en cuenta la tradición oral
que le concede a San Macuto ciento treinta y tres años, habría que situar su nacimiento
en los últimos treinta o cuarenta años del siglo VI. Entre la muerte de Brendano y la
que atribuimos a Macuto cinco años después del 637, es decir, en el 642, cabe una vida
entera incluso de hoy en día, más de setenta y cinco años.

Cuando Macuto llega a Bretaña", las referencias a la educación y a las navega-


ciones del monje galés las sitúa el pueblo, que sí conocía la estancia de Brendano en el
monasterio de Lancarvan. Parece, pues, más probable que la figura del monje irlandés,
conocida ya en esta zona, se tomara para darle gloria al pasado de Macuto, teniendo en
cuenta que ambos tenían en común el citado monasterio galés, aunque con años de di-
ferencia.

Si comparamos las fechas que hemos manejado Macuto no pudo participar en los
viaJes de Brendano. Por otro lado, es significativo que se incluyera a Macuto entre los

12 La Vita sancti Machuti considera a Brendano maestro de Macuto. Por ejemplo en el capítulo primero de
esta Vita dice textualmente: " ... mater eius in sexagesimo sexto anno erat, quando fi!ium suum sanctum Ma-
cutem peperit in ualle que dicitur Carvanna in qua elegantissimum monasterium erat sytum, cui Brendanus
confessor abbas preerat... " y en el capítulo noveno: " ... magister suus Brendanus cum illo concupiuit adire.
!terum atque iterum nauigare temptantes, septennium adusque perueniunt".
13 En algunos manuscritos de la Nauigatio el propio San Macuto está incluido entre los compañeros de San
Brendano, como prueba la edición de A. Jubinal, La légende latine de S. Brandaine, avec une traduction iné-
dite en prose et en poésie romanes, París, 1836: ... in ter quos júit preclarissimus ac Deo dignus, adolescens Ma-
cutus qui a Deo ab infantia sua est electus et usque ad finem uite sue permansit in Dei laudibus. Quod si quis
nosse uoluerit, perlegens eius uenerabilia gesta inueniet eius opera prima et nouissima que preclara habentur. ...
14 Macuto no parte de Alet hasta la muerte de Judicael, el rey bretón conocido por haber realizado un viaje
a la corte del rey Dagoberto en el año 637. Cf. L. Duchesne, "La vie de Saint Malo. Érude critique",
Revue Celtique 11 (1890), p. 1-22.
l 'i Esta fecha se sitúa alrededor del 604. Cf. L. Kervran, op. cit., p. 119.

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J. A. GONZÁl.EZ MARRERO

compañeros de Brendano, circunstancia que pudo ocurrir porque el autor de la Vita sancti
Machuti había conocido previamente la leyenda del santo irlandés y no porque existiera
una relación entre ambos. En segundo lugar, la idea de que Brendano impartiera sus en-
señanzas en Gales se debe explicar por el hecho de que era un monasterio que le había
servido en su educación juvenil1 6 y posteriormente como paso hacia Bretaña. Entre los
primeros viajes de Brendano, ya como sacerdote, está éste a Lancarvan. Esto ocurre ha-
cia el año 506 y en él conoce a Finiano, un gran evangelizador de bretones y de irlan-
deses, bajo cuya amistad permanece un tiempo.

Podemos concluir, pues, que la leyenda de Brendano era conocida en Bretaña


cuando se escribe la de Macuto. Se trata de una continuidad: la leyenda brendaniana
tiene su origen en los imrama y cuando llega a la zona armoricana se convierte en la his-
toria, supuestamente real, de Brendano de Clonfert. A partir de su misma base se da
forma a la de San Macuto. La redacción de la Vita sancti Machuti está contenida en dos
manuscritos que remiten a un original 17 • Uno de ellos es anónimo 18 y su fecha de com-
posición no la sabemos. El otro está escrito por un obispo de Alet llamado Bili 19 y de-
dicado a su maestro, el obispo Ratui!i 20 , que ejerció su cargo entre el 866 y el 872, lo
cual figura como nota en la obra de F. Plaine.

Sin embargo, Bili no fue el primero que escribió acerca de San Macuto, porque dice
en su prefacio que 'otro sabio había puesto por escrito la Vida de San Macuto mucho tiempo
antes de nacer él'. Pero no mucho antes, si hacemos caso al hecho de que en la Vita sancti
Machuti se hace referencia a la liturgia romana y no a la galicana. Es imposible admitir que
el ritual romano fuese aplicado en Alet antes del siglo VIII, debido a las hostilidades entre
bretones y francos y la aversión a todos los usos romanos 21 , y cuando se introdujo se debió
a la conquista franca. Dentro de estos aspectos culturales hablamos, en concreto, del Ag-
nus Dei, citado en la Vita sancti Machuti, que se introduce en la misa romana con el Papa
Sergio a finales del siglo VII y no antes de un siglo logró su aplicación en este territorio
bretón. En el momento en que se escribe la Vita sancti Machuti ya era habitual esta cele-
bración. Esta circunstancia debió de ocurrir, por tanto, en los primeros veinticinco años
del siglo IX, sobre todo si tenemos en cuenta que un incendio quemó todos los papeles de
la iglesia de Alet en el 811 22 • Y se erara de un suceso que aparece corroborado en el texto

16 Cf. B. Lehane, op. cit., pp. 95-98 y L. Kervran, op. cit., p. 64.
17 Aunque en la primera parte los dos copian el mismo texto, lo hacen con más o menos exactitud y li-
bertad. Sin embargo, los detalles de cada uno se explican bien por una gran fidelidad en la transcripción
o bien por los retoques. Cf. L. Duchesne, are. cit., p. 8.
18 Vid A. De la Borderie, "Autre vie de Saint Malo, écrite au IX siecle par un anonyme'', Société Archéo-
logique du Département d'flle-et-Vilaine, Bulletin et Mémoires 16 (1883), pp. 265-313.
19 Vid. F. Plaine, "Vie inédite de S. Malo, éveque d'Aleth par saine Bili, eveque de Vannes et Martyr'', So-
cieté Archéologique du département d'flle-et-Vilaine. Bulletin et Mémoires 16 (1883), pp. 137-264.
20 En el prefacio de esta obra se puede leer lo siguiente: Domino meo uenerabili Ratuili episcopo ac magis-
tro meo Gregorio in sancta Trinitate Bili, leuita humilis, perpetuam salutem.
21 Cf. L. Duchesne, are. cit., p. 3.
22 Cf L. Duchesne, art. cit., p. 4.

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EN TORNO A LA ÉPOCA Y LUCAR EN QUE SE ESCR!BJ() LA NAV!GAT!O SANCll BRENDAN!

de Bili cuando dice que el primer autor "sicut ab aliis sapientibus audiuit ac didicit scribere
curauit', sin duda alguna porque los datos de San Macuto habían perecido quemados.

Por otro lado, entre los martirologios irlandeses, que colocan los santos en sus fies-
tas durante los siglos VIII y IX, son representativos el de Tallaght y el de Oengus prin-
cipalmente, aunque este último no sea realmente un martirologio pues relata la festivi-
dad diaria de los santos a través de poemas. Ambos pudieron ser redactados a finales del
siglo VIII o principios del siglo IX y de ellos sólo el de Tallaght hace alusión a un viaje
de la familia de Brendano (Egressio fomiliae Brendini, el veintidós de marzo 2 '). Sin em-
bargo, no se encuentra citado en ningún otro de los siglos VIII, IX ó X y comienza a
aparecer en calendarios o martirologios irlandeses en el siglo XII, como en el Libro de
Leinster (escrito en el 1150) y, por contra, se halla en otros no irlandeses anteriores al
siglo XII, como el Calendario de Evesham, de la segunda mitad del siglo XI y de ese
mismo siglo, el Martirologio de Éxeter y el Calendario galo, en todos con la fecha del
17 de mayo. Pero además, se descubre Brendano invocado en letanías compuestas en Ar-
mórica o en zonas de influencia bretona esencialmente, aunque también en otras letanías
no bretonas anteriores o posteriores como el Pontificia! de Bale, del siglo IX o el Libro
de súplicas, escrito probablemente en Winchester en el segundo cuarto del siglo XI2 4 •

Frente a estos argumentos que podemos considerar de tipo histórico existen testimo-
nios actuales que han acercado el texto a otras fechas por medios bien distintos: A. P. McD.
Orchard 2 ', partiendo de un estudio estadístico y comparativo basado en la distribución y
frecuencia de los pronombres demostrativos, las preposiciones y los gerundios y gerundivos
en textos hibernolatinos del siglo VII, anglolatinos del siglo VII y principios del VIII, lati-
nos escritos en el continente a finales del siglo VI y durante el VII e hibernolatinos tardíos
junto a otros textos misceláneos, establece una relación clara entre el grupo de textos irlan-
deses del siglo VII y la Nauigatio sancti Brendani. No obstante, Orchard prefiere fundamen-
tar este vínculo con ciertas reservas y no da pie a la posibilidad de que con estos datos nos
estemos aproximando a la cuna del original manuscrito, ya sea dentro o fuera de Irlanda 21'.

Más complicado, si cabe, nos parece el detallado estudio que hace D. Dumville27 to-
mando como base la familia de Brendano. Dumville se centra en un documento conocido

23 Vid. M.]. De Goeje, "La Légende de Saint Brendan", Actes du VIII Congres lnternational des Orientalists 1
(1893), pp. 43-76. Dentro del mismo día veintidós de marzo ofrece J. Caigan tres versiones latinas de
lo que él dio en llamar De egressione fomiliae S. Brendani. El texto de ]. Caigan es el siguiente: Acta
Sanctorum ueteris et maioris Scotiae, seu Hiberniae, sancturum insulae !, Lovanii, 1647. Dentro de este li-
bro son importantes las pp. 721-725 dedicadas a De egressione fomilie S. Brendani. En torno a este texto
puede verse nuestro artículo "La Carta Apologética de M. Fdez. Sidrón de 1735: una versión castellana
del texto de J. Caigan De egressione jámilie Sancti Brendant', RFULL 15 (1996), pp. 81-95.
24 Cf. L. Gougaud, Les saints irlandais hors d'Jrlande, Louvain, 1936, pp. 8-9.
25 Cf. A. P. McD. Orchard, "Sorne aspects of Seventh-Century Hiberno-Latin Syntax: A Statistical
Approach", Peritia 6-7 (1987-1988), pp. 158-201.
26 Cf. A. p. McD. Orchard, art. cit., p. 180.
27 Cf. D. N. Dumville, "Two approaches to che dating of «Nauigatio Sancti Brendani», Studi Medievali
39 (1988), pp. 87-102.

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). A. GoNZÁLEZ MARRERO

como el Sínodo del Este de Munster y en una serie de acontecimientos sucedidos en este sí-
nodo supuestamente celebrado en el siglo VI. Según él de genere Eogeni stagnilen2 8 regione
debe traducirse al irlandés como Eoganacht Locha Léin, que indica además el pueblo que
ejerció su poder sobre toda la zona de los A!traighe y Ciarraigi- 9 hasta finales del siglo VIIIlO.
De estos sucesos conviene entresacar una profecía que realizó San Brendano en relación a
que ningún hombre reinaría después del rey llamado Mael Dúin. Dumville tiene esto en
cuenta para decir que la Nauigatio es una manifestación política y pseudohistórica que de-
bió ser escrita con posterioridad al siglo VIII, porque la fecha que se baraja como último
año de dominación es el 786 y el documento concerniente al sínodo debió escribirse des-
pués. La razón política consistiría en exponer que la dinastía Eoganacht no gobernaba esa
zona de Irlanda en el momento en que se redactó la composición, pero discrepamos con
respecto a la finalidad del texto, porque antes que un manifiesto político, cuya función aca-
baría en la segunda línea del manuscrito, el texto parece una forma de ganar adeptos a par-
tir del viaje y de las vicisitudes que pasó San Brendano en el mar, formas, las dos, habi-
tuales en un texto medieval. Sin embargo, no son éstas trazas de un simple relato hagio-
gráfico, sino una manifestación de un viaje que, en parte, pudo llevarse a cabo.

El último trabajo que merece su mención en estas páginas es el de J. Strzelczyk11 •


Este autor haciendo un recorrido por estas últimas teorías las contrasta con la opinión
de C. Selmer, que había propuesto el siglo X 12 como momento en que se pone por es-
crito la leyenda, y dice que no existen evidencias concluyentes en torno a una fecha con-
creta, pero que el texto puede ser de finales del siglo VIII o del siglo IX.

Sin embargo, si volvemos atrás y tomamos como nota fiel un hecho que está es-
crito, las aseveraciones anteriores de Bili, podemos concluir que la Nauigatio, de la que
se extrae para la Vita sancti Machuti la relación entre los dos santos, los siete años de pe-
regrinación en el mar y la celebración de la Pascua en el dorso de una ballena, tenía su
forma oral con toda seguridad en los primeros veinticinco años del siglo IX, siempre que
no se copiara de textos ya escritos.

Esto supondría que en la primera mitad del siglo IX habría manuscritos evocando
algunas historias de Brendano, hecho que parece corroborar la obra de Dicuil, porque
cada detalle geográfico de la Nauigatio se recoge con increíble veracidad en el trabajo de

28 En el comienzo de la obra nosotros creemos que es mejor lectura la siguiente: 'Sanctus Brendanus, filius
Finlocha, nepotis A!thi, de genere Eogeni, stagnili regione Mumenensium ortus fúit' frente a la que elige Dum-
ville 'Sanctus Brendanus, filius Finlocha, nepotis Althi, de genere Eogeni, stagnilen regione Mumenensium or-
tus fuit'.
29 San Brendano fue uno de los A!traighe, una división de los Ciarraige. Es el pueblo del que deriva el nombre
actual de Kerry. La zona de los Altraighe estaba al noroeste de Kerry, en los alrededores de la actual Tralee.
30 Concretamente hasta el año 786 en que muere el rey Mael Dúin.
31 Cf. J. Strzelczyk, "Nauigatio Sancti Brendani Abbatis: ein Werk des X. Jahtunderrs', Mittellateinisches jahr-
buch 24-25 (1989-1990), pp. 507-515.
32 Son numerosos los estudios que C. Selmer dedica a San Brendano de Clonfert. Destacaremos su edición
titulada Nauigatio Sancti Brendani Abbatis _from early !atin manuscripts, Indiana, 1959 (reimpr. Worcester,
1989).

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EN TORNO A LA Él'UC;\ y WGAR l.N QUI· sr FSCRIBl(l LA NAV!GA [JO SANCll BRENDAN!

Dicuil. Y es que esta obra es el resultado de numerosos Viajes, puesta por escrito en el
825ll. Es evidente la manera en que pudo influir en los autores de la Nauigatio y de la
Vita sancti Machuti, cuyo antecedente se sitúa cercano al año 820, porque Dicuil, si bien
es cierto que se encontraba en lona a finales del siglo VIII, ya a principios del siguiente
siglo se establece en la corte de Carlomagno, donde lleva consigo las descripciones de las
Islas Feroe e incluso de Islandia 14 •

3. LUGAR EN QUE SE ESCRIBIÓ LA NAVIGA710

Para desarrollar este título cabe plantearse en primer lugar si responde la Nauiga-
tio a un único relato oral o a varias versiones. Ciertamente es aventurado decir que re-
mite a un solo texto escrito, sobre todo, porque las diferencias entre los testimonios son
muchas 31 como para hablar de una sola fuente oral. Tampoco podemos negar esta idea,
porque el manuscrito Asburham 100, procedente de la Biblioteca Medicea Laurenziana36 ,
puede ser el punto intermedio entre dos versiones. Hablar de él nos llevaría a hacer un
estudio pormenorizado de sus lecturas, pero con su antecedente inmediato o no tan in-
mediato podremos estar, sin duda alguna, ante uno de los primeros textos que sirvieron
para crear esas dos composiciones distintas. A partir de este punto se podría situar en el
tiempo un poco más la leyenda y el texto de la Nauigatio Sancti Brendam37 .

Teniendo en cuenta el reagrupamiento de esas desigualdades, la primera redacción


pudo llevarse a cabo en dos o más lugares simultáneamente. No obstante, este interro-
gante ha dado lugar a varias hipótesis, que trataremos de exponer aquí para concluir con
nuestra propia postura.
C. Selmer38 propugna la primera apanoon por escrito de la Nauigatio en Lota-
ringia, una zona situada en partes limítrofes de las actuales Bélgica, Luxemburgo, Fran-
cia, Alemania y Suiza, fundamentalmente por ser la casa de acogida de innumerables es-
cotos que habían huido hacia el continente. Además, en el siglo X los monasterios de
Lotaringia llevaron a cabo una importante reforma en cuanto a actividad, que tendrá
como consecuencia que en este núcleo se realizaran varias copias de la Nauigatio Sancti
Brendani a lo largo del siglo XI, dada la enorme popularidad del santo.

33 Cf. J. J. Tierney, Dicuili líber de mensura orbis terrae, Dublin, 1967 .


.34 Esta última isla es identificada con "Ji.de. Dicuil podría haber visitado Islandia cuando tenía veinticinco
años, en el 795. Cf. J. J. Tierney, op. cit., p. 11.
35 Bajo expresiones similares, pero no iguales, podemos encontrar rexros o versiones más largas o más cor-
tas, y de la misma manera finales diferentes.
36 Este manuscrito puede encontrarse citado en I Indici Asburnhamiani della R. Biblioteca Mediceo-Lauren-
ziana di Firenze, Roma, 1957 (edición actualizada de I Codici Asburnhamiani della R. Biblioteca Medi-
ceo-Laurenziana di Firenze, Roma, 1887) y en R. Pintaudi e A. Fantoni, I Codici Ashburhamiani della
Biblioteca Medicea-Laurenziana di Firenze, Roma, 1991.
37 Vid. nuestro artículo "Estudio descriptivo del manuscrito Asburnham 100. Su importancia en la redac-
ción de la Nauigatio Sancti Brendant' (en prensa en CFC-ELat).
38 En varios de sus estudios figura esta opinión, pero fundamentalmente vid. C. Sclmcr, "A study of the
larin manuscripts of the 'Nauigatio Sancti Brendant", Scriptorium 3 (1950), pp. 177-182.

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J. A. GONZÁLEZ MARRERO

Así como C. Selmer presenta el monasterio de San Maximino de Trier como lu-
gar en el que se escribió la primera Nauigatio, L. Kervran centra sus esfuerzos en de-
mostrar que se trata de la abadía de San Evroult en Francia, sin duda porque ésta pre-
sentaba ya en el siglo X un escriptorio muy importante, lo que implica también la
presencia de numerosos monjes. Desde este siglo la producción manuscrita en este mo-
nasterio era conocida por su calidad. En cuanto a la postura de Selmer, Kervran piensa
que no cabe duda de que los irlandeses formaron un grupo importante en Lotaringia,
pero que el culto a Brendano existe en esta zona después de que se produjo el éxodo de
los monjes bretones hacia ella19 •

Similar opinión parece tener J. Strzelczyk para quien la zona de Lotaringia no debe
considerarse como lugar en el que se puso por escrito la Nauigatio, porque sin duda esta
localidad, de marcado carácter cristiano y conservador no admitía con tal precipitación
una obra escrita en un latín procedente de un país que hasta hacía poco tiempo había
sido considerado bárbaro. Su opinión estriba pues en que teniendo en cuenta las indicacio-
nes plasmadas en el texto (tanto costumbres como indicaciones geográficas o genealógicas)
y sus características lingüísticas éste fue puesto por escrito en un emplazamiento irlandés 40 .

Desde nuestro punto de vista conviene hacer referencia a un elemento muy impor-
tante que hasta ahora se ha dejado de lado y que tiene una valía trascendental. Se trata de
la celebración de la Pascua en el dorso de la ballena, hecho presente en nuestra obra y tam-
bién en la Vita sancti Machuti. Este punto parece tener poco que ver con las islas flotantes
si tenemos en cuenta que entre los bretones existía la costumbre de amarrar los barcos du-
rante el día de Pascua, para asistir a la misa, tanto si se encontraban en alta mar como en
tierra, pues Dios tiene el poder de ofrecerles tierra firme en cualquier lugar que a Él le
plazca 41 • Este fundamento de procedencia bretona, que a priori no parece tan relevante, lo
es si tenemos en cuenta que Brendano se encuentra en alta mar y debe buscar un puerto
donde celebrar la misa de Pascua: el único puerto posible que se puede encontrar en alta
mar, si no existe tierra cerca, es el dorso de una ballena y de esta manera se respeta el ritual.

Sin lugar a dudas, parece ser ésta la base para centrar el lugar en el que se originó
la mayor parte de la leyenda y si es evidente que la Vita sancti Machuti es de origen bre-
tón, no parecerá menos que lo sea la Nauigatio sancti Brendani, aunque comporte otros
motivos: el propio esbozo de la fábula, introducida desde Irlanda por los monjes. En con-
secuencia, el primer corpus escrito se formó en este lugar y posteriormente debido a las
rápidas invasiones normandas que sufrió esta zona se extendió hasta Lotaringia o a las
zonas circundantes, donde tuvo su respuesta escrita y su expansión.

39 C[ L. Kervran, op. cit., pp. 145-148.


40 Vid J. Strzelczyk, art. cit., pp. 513-514.
41 Nos recuerdan esta particularidad distintos estudiosos. Cf. F. Hernández González, "El episodio de la ba-
llena en la Nauigatio Sancti Brendani y su precedente en el Physiologus', Fortunatae 5 (1993), pp. 283-
307; L. Kervran, op. cit., p. 125 y W. Stokes, Lives of Saints ftom the Book of Lismore (Anecdota Oxo-
niensia, texts, translation, notes, indices), Oxford, 1890, p. 253 en la que dice textualmente 'God'. saith
Brenainn, 'is able to give us land in any place that He pleases'.

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EN TORNO A LA ÍPOCi\ Y UJ<;AR EN QUE SE ESCRJBJ() LA NAV!GATIO SANCTI BRFNOAN!

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