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Capítulo 3: Modelo teóricos y campos de intervención en el ámbito comunitario.

Reflexiones sobre una experiencia de Trabajo Social comunitario en España

2.- TRABAJO SOCIAL COMUNITARIO Y SALUD

La Organización Mundial de la Salud (OMS) proclama: La calidad de vida es la percepción que


un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura y en el sistema de
valores en los que vive y en la relación con sus objetivos, sus expectativas, sus normas, sus
inquietudes. Esta influido de modo complejo por la salud física del sujeto, su estado
psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así como su relación con los
elementos esenciales de su entorno.

El concepto de salud según la OMS comprende no solo la ausencia de enfermedad sino del
mejor estar en el entorno de donde se vive, y a lo largo de estos años se ha evidenciado que
las comunidades integradoras son saludables para las personas.

Efectivamente la definición de calidad de vida excede al concepto de salud, y lo dota de un


significado más amplio, que recoge el bienestar completo de los individuos. Asimismo resalta
un aspecto que es central en el trabajo social comunitario, se trata de la dimensión relacional
de los individuos donde verdaderamente nos definimos y definimos el espacio en el que nos
relacionamos.

Toda intervención social se realiza desde una referencia situacional, los entornos o contextos
en que cada persona desarrolla su propia vida.

En estos contextos el trabajador social se sitúa en los límites, en un territorio fronterizo


favoreciendo que los cambios se realicen sin esfuerzos. Desde una visión ecológico-sistémica la
intervención tiene que encaminarse a consolidar la autonomía personal mejorando la realidad
de la persona (ecología interior) y favorecer los intercambios o la interdependencia y el nivel
de relación de los individuos con el propio sistema (ecología exterior).

En el texto se apuesta decididamente por la segunda opción, que educa en valores para la
ciudadanía que contrastan con el individualismo promovido por la sociedad de consumo, un
utilitarismo a ultranza que parece imponerse en esta cultura de la intrascendencia.

Debemos construir un modelo de sociedad donde no prime lo monetario sino un modelo


económico donde se dé una distribución más equitativa de la riqueza e igualdad de
oportunidades y resultados. Una sociedad (comunidad) más cohesionada que favorezca una
convivencia auténtica en todos los aspectos de nuestra vida.

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Capítulo 3: Modelo teóricos y campos de intervención en el ámbito comunitario.
Reflexiones sobre una experiencia de Trabajo Social comunitario en España

3.- TRANSFORMACIONES Y ÁMBITOS DE INTERVENCIÓN EN LAS SOCIEDADES DEL BIENESTAR

Las grandes transformaciones recientes (entrada de la mujer en el mercado laboral,


envejecimiento de la población, desigualdades crecientes, etc…) reclaman una
reinterpretación del Estado de Bienestar que responda a la sociedad postindustrial, con
características profundamente distintas que la que dio origen al Estado de Bienestar en los
Estados Occidentales, en un momento de pleno desarrollo industrial.

Así se plantean tres grandes retos del Estado de Bienestar:

 Familia y revolución del papel de la mujer


 Hijos e igualdad de oportunidades
 Y envejecimiento y equidad

El Estado Social de Bienestar fue el resultado de un amplio consenso político y social, que se
comenzó a construir en las sociedades occidentales en tiempos de posguerra. Este modelo ha
proporcionado a las sociedades europeas y norteamericanas un crecimiento económico
sostenido, una eliminación de buena parte de la pobreza crónica, una participación ciudadana
y unos regímenes políticos estables.

En los años 80 del siglo pasado los cambios sociales comienzan a hacer patente que este
modelo que está pensado para sociedades industriales no ofrece las respuestas más ajustadas.
En este contexto, tras la crisis del petróleo de los años 70, se produce una ofensiva ideológica
contra el Estado de Bienestar protagonizada por la Escuela de Chicago , cuyo representante
más importante fue el economista Milton Friedman. Su propuesta defendía la intervención
mínima del Estado en la regulación de la vida pública.

La importante conclusión que se puede sacar es que frente al dinamismo y los cambios sociales
no podemos mantener estructuras o modelos de actuación diseñadas hace décadas, ideadas
para responder a las exigencias de una sociedad industrial

En la sociedad de hoy, las mujeres trabajan, las parejas se divorcian, la fecundidad desciende,
la esperanza de vida se alarga y la pobreza se desplaza, por lo que es necesario repensar
nuevos objetivos y estrategias de intervención de las políticas sociales en sociedades
democráticas que participen en su propia construcción.

En el actual debate sobre el EB, se ignora el revolucionario cambio que está suponiendo la
posición de las mujeres frente al espacio productivo, al espacio familiar y en roles diferentes. El
acceso de la mujer en igualdad de condiciones de trabajo y al mundo público se ha consolidado
en los países nórdicos y, en gran medida, en Europa central. No así en la Europa del sur, donde
lleva un retraso importante que la crisis iniciada en 2008 podría frenar más todavía.

Se dice que la revolución femenina es una obra inacabada mientras los hombres no terminen
de asumir un comportamiento equivalente. Aunque se constatan algunos avances en las
últimas décadas, como la colaboración masculina en las tareas del hogar, queda un largo
camino por recorrer en este sentido.

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Es por ello que la combinación de un Estado que no provea de suficientes recursos para el
cuidado de sus miembros más vulnerables, con la dificultad en el acceso al empleo, se puede
conjurar para ralentizar un proceso que en España lleva un retraso considerable, con la
necesidad del retorno al “familiarismo”.

En cuanto a los debates acerca de la gestión de los servicios públicos, lo más relevante no es
optar por los servicios públicos o por el mercado, sino cómo se combinan ambos con éxito,
dando por hecho la necesaria inversión pública y considerando que privatizar no hará
desaparecer las necesidades ni reducir las facturas.

Se trabaja por la adecuación del EB, manejando, no sólo los clásicos proveedores de protección
social, como pueden ser el Estado o el mercado, sino que se ensalza la institución familiar, y se
añaden las organizaciones del Tercer Sector. Esta combinación a cuatro bandas parece
importante ya que: el mercado puede ser ineficiente o no ser accesible para todos; el Estado
puede ser ineficaz económicamente en la asignación de recursos o no ser suficiente en su
oferta; los recursos familiares pueden escasear al haberse reducido el tamaño de las familias,
debilitado sus vínculos de solidaridad o trastocando las propias redes de apoyo; y las
organizaciones del Tercer Sector se nutren en buena medida de recursos estatales y
normalmente se orientan hacia colectivos más deprimidos. Por todo ello, se precisa de todas
las respuestas disponibles. El modo en cómo se combinan y qué refuerzan es la clave del éxito
de la protección social y de la igualdad de resultados en nuestra sociedad.

Hay que velar para que todos puedan acceder a los mismos servicios y prestaciones en
igualdad de condiciones, es decir, la universalidad necesaria en la prestación de servicios y
derechos adquiridos por la ciudadanía dentro de un Estado Social de Derecho que, es en
definitiva, el sustento de la democracia política, a través de la justicia social.

Pero, sin duda, la alarma está en el envejecimiento de la población, que supondrá un


considerable aumento de los gastos sociales poniendo en tensión la supervivencia del EB. El TS
en Comunidades ha de velar por la solidaridad y la justicia intergeneracional si queremos
equidad.

Esping-Andersen concreta tres modelos de EB: “liberal”, “conservador-corporativista” y


“socialdemócrata”. Finalmente, añade una variante más, al conocer la versión mediterránea de
los EB; en concreto, Italia y España, lo que denomina Estado “familiarista”, por la importancia
del recurso a la familia en países en los que el mercado es ineficaz y el Estado es claramente
insuficiente en la provisión de recursos. Cuando hablamos de familia, se hace referencia a sus
miembros femeninos, que tendrán menos opciones para trabajar, porque son necesarias para
el cuidado, una mermaimportante con respecto a las mujeres del norte de Europa.

Otro autor, Sapir, encuentra cuatro modelos sociales europeos:

a) El modelo nórdico (Dinamarca, Finlandia, Suecia y Países Bajos), caracterizado por un alto
nivel de protección social y por un mercado laboral con una alta carga fiscal, basado en
políticas activas y alta comprensión salarial.

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b) El modelo continental (Austria, Bélgica, Francia, Alemania y Luxemburgo), caracterizado por


un alto nivel de protección social contributiva (pensiones y prestación desempleo) y por un
mercado de trabajo muy rígido.

c) El modelo mediterráneo (Grecia, Italia, Portugal, España), caracterizado por un estado social
bajo centrado en pensiones y por un mercado laboral muy rígido, con una importante
incidencia de instituciones asistenciales religiosas y de la familia como recurso.

d) El modelo anglo-sajón (Irlanda y Reino Unido), caracterizado por un bajo nivel de protección
social (principalmente asistencial) y por un mercado de trabajo flexible, basado en sindicatos
débiles y alta dispersión salarial.

Para Esping-Andersen la verdadera crisis del EB no proviene tanto de que haya perdido apoyos
en la sociedad, sino de su “excesiva popularidad”, ya que, a medida que envejece el votante
medio, crece el apoyo a las políticas de vejez, al mismo tiempo que decrece el apoyo a las
guarderías, a la educación y al desempleo juvenil, situándonos, actualmente, en una
confrontación intergeneracional de intereses. Por tanto, es preciso acordar un contrato
intergeneracional que permita asegurar el bienestar de las personas mayores sin agotar los
recursos que las nuevas generaciones precisen, repartiendo las cargas de una forma equitativa
y razonable para todos.

El EB es un conjunto de instituciones públicas proveedoras de políticas sociales dirigidas a la


mejora de las condiciones de vida y a promocionar la igualdad de oportunidades de los
ciudadanos. Dicho de otro modo, es el conjunto de medidas adoptadas por el Estado para
proteger a los ciudadanos contra aquellos riesgos frente a los cuales el mercado no ofrece una
cobertura ni eficiente ni equitativa. España comenzó a configurar un auténtico EB en la década
de los 80. En la actualidad, el debate de la reforma del EB está irrumpiendo con fuerza.

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4. ELTRABAJO SOCIAL COMUNITARIO ENTRA EN EL JUEGO

Atendiendo al escenario presente y futuro, son pertinentes respuestas desde el punto de vista
del TSCom. Estas respuestas estarán basadas en los siguientes principios:

1. Intencionalidad: Toda acción debe estar intencionalmente dirigida a transformar la


realidad social, desde una perspectiva humana y liberadora.
2. Realidad: Toda acción profesional debe partir de un conocimiento profundo de la
realidad.
3. Totalidad: La realidad no puede ser parcelada, sino aprehendida en su dimensión
total.
4. Actitud crítica: Mantenimiento de una actitud crítica que facilite llegar a un
conocimiento verdadero de la realidad y a su recreación mediante acciones
conscientes, responsables y solidarias.
5. Capacidad de diálogo: Cualquier acción social que quiera ser efectiva ha de lograrse a
través del diálogo.
6. Autenticidad: Trabajo social basado en el respeto mutuo y en el compromiso
responsable.
7. Comprensión: Es necesario conocer y comprender a las personas y su situación.
Empatía.
8. Confiabilidad: El TS sólo es válido cuando se apoya en la confianza del profesional y en
la capacidad de la población para autodeterminarse y ser activa en la respuesta.
9. Creatividad: El Ts no puede conformarse con aplicar o reproducir unos procedimientos
o técnicas en la intervención social sino que tiene que idear, creativamente, las
estrategias y alternativas de actuación.
10. Responsabilidad compartida: Se da en la medida en la que el TS establece cauces de
participación, diálogo y responsabilidades en el diseño, ejecución y valoración de las
intervenciones sociales encaminadas a elevar el grado de compromiso social. La
traición a este principio sería una actitud pasiva que hace caer la responsabilidad de la
acción únicamente sobre el profesional. La verdadera participación supone
protagonizar la gestión del cambio.
11. Participación equitativa: Todos pueden contribuir y aportar en la medida de sus
posibilidades, esto es, los miembros implicados de la comunidad, con la colaboración
de los profesionales. La traición se da al consolidar servicios estigmatizados, que
expulsan a otros colectivos que no aprecian el efecto solidario.
12. Libertad Solidaria: Hace referencia a varias ideas-fuerza: en primer lugar, a la
capacidad de autodeterminación, tanto de los individuos, como de las comunidades; y,
en segundo lugar, a la importancia de la intervención comunitaria, dentro de los
valores de las relaciones de intercambio y de apoyo mutuo. La traición es el abandono
de lo comunitario.
13. Acción comprometida: Es el compromiso con el desarrollo de los derechos de los
ciudadanos, con su avance y, por tanto, la inevitable denuncia pública y comprometida
si se dan situaciones de marginación, si las instituciones olvidan sus obligaciones o la
misma sociedad decae con sus responsabilidades. La traición es el silencio cómplice.
14. Mutiplicabilidad: La acción social encaminada a la transformación social ha de tener
un efecto multiplicador sobre la misma comunidad y las redes circundantes.

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Igualmente, es imprescindible trabajar una serie de competencias necesarias en el TSCom:

 Solventar o reducir conflictos


 Gestionar la diversidad de un mundo globalizado e interrelacionado
 Afinar mecanismos de decisión
 Fomentar relaciones bidireccionales más horizontales
 Aprender a compartir la responsabilidad a través del empoderamiento de las propias
colectividades
 Saber modular las presencias y las ausencias, así como la distancia, tanto cognitiva,
como afectiva, preparando el momento de la despedida

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5.- TRABAJO SOCIAL COMUNITARIO EN EL ÁMBITO DE LA SALUD: AFRONTANDO LA


ESQUIZOFRENIA DESDE EL ÁMBITO COMUNITARIO

5.1.- La Reforma Psiquiátrica en abril de 1985

La reforma psiquiátrica de abril de 1985 hizo que muchas personas que estaban ingresadas en
hospitales psiquiátricos pasaran a recibir la atención de sus cuidados dentro del Sistema
General de Salud. La reforma hizo que ese colectivo volviera a la comunidad y se formularan
unos criterios generales de prestación de asistencia a los problemas de salud mental. Estos
criterios se establecieron sobre la base de:

 la plena integración en el sistema sanitario general de todas las actuaciones relativas a


dicha asistencia.
 La potenciación de los recursos asistenciales a nivel comunitario.
 La equiparación del enfermo mental con otros pacientes.
 La incorporación de las unidades psiquiátricas a los hospitales generales.
 El desarrollo de los servicios de rehabilitación y reinserción
 La puesta en marcha de actividades preventivas.

Trascurridos 30 años desde esta reforma ¿en que situación se encuentran hoy en día estos
enfermos?

La década de los 80 fue un periodo de reevaluación. Hubo un periodo de optimismo inicial


alentado por la introducción de la medicación antipsicótica. Pero este optimismo se fue
transformando a medida que estos medicamentos se limitaban únicamente al control de la
esquizofrenia y que tenían sus riesgos a largo plazo. Además muchos enfermos no podían
funcionar en la comunidad y dependían de los apoyos familiares y sociales.

5.2.- Evolución de la asistencia psiquiátrica

Las civilizaciones más antiguas contemplaban la enfermedad como algo ajeno al hombre
generalmente como un castigo casi siempre divino o por haber infringido algún tabú o haber
contravenido algunas de las nomas o regalas establecidas en la comunidad. Casi siempre la
enfermedad y su curación iban ligadas al sentimiento de culpa.

Durante los siglos XIX y parte del XX, se impulsó como norma aceptada en toda Europa el
aislamiento del paciente de la comunidad, teniendo lugar un hacinamiento de los pacientes en
los hospitales y asilos manicominales.

El concepto de asistencia psiquiátrica no puede correr independiente de la teorización o el


modo como es explicada la locura, pues dicho modo influye de manera decisiva en la forma
como se mantendrá todo intercambio social con esta persona. En el momento actual el
término en uso para la locura es la enfermedad mental o trastorno mental.

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Reflexiones sobre una experiencia de Trabajo Social comunitario en España

En los años 50 de siglo pasado empiezan a hacerse patentes muchas dificultades veladas tras la
segregación del encierro, tales como la distancia o inadecuación del enfermo a los modos y
papales sociales habituales, relaciones familiares insostenibles, posición socioeconómica y
futuros marcados por la dependencia, etc…

Comienza a tomar cuerpo la necesidad de un dispositivo de asistencia y rehabilitación en la


Comunidad y para ello el papel del Trabajo Social con Comunidades se hace imprescindible.

5.3.- La Reforma Psiquiátrica en España / Desinstitucionalización

El modelo explícito en la propia Ley General de Sanidad de 1986, aboga por una atención
comunitaria, alternativa al hospital psiquiátrico, contemplando la necesidad de estructuras
intermedias, de rehabilitación y reinserción, programas conjuntos con servicios sociales

Cuando España llega las primeras elecciones democráticas después de la dictadura, la


asistencia de los problemas de salud se reducía a los hospitales psiquiátricos a cargo de las
Diputaciones y los centros religiosos concertados, las consultas de neuropsiquiatría del
Instituto Nacional de Salud y un pequeño conjunto heterogéneo de centros de salud mental y
de la red benéfica estatal.

La reforma psiquiátrica persigue los siguientes objetivos:

 La apuesta por un nuevo modelo de atención basado en la comunidad, a través de


servicios capaces de atender los problemas de salud mental en el propio entorno
social del individuo, reconociendo los factores psicosociales que inciden en el proceso
de enfermar y en la evolución del trastorno.
 La hospitalización debe perder su papel preponderante como respuesta a la cronicidad
y debe ser un complemento de los servicios comunitarios.
 Incentivar el desarrollo de programas de rehabilitación activa para el enfermo mental.
 Una crítica al hospital psiquiátrico y un intento por transformarlo, recuperando su
papel terapéutico o incluso suprimirlo sustituyéndolo por dispositivos alternativos.
 Establecer un nivel de prestaciones socio-sanitarias suficientes para el enfermo
mental.
 Garantizar los derechos civiles del paciente frente a las acciones sanitarias que pueden
limitar su libertad.

5.4.- Calidad de vida de los enfermos mentales

Podríamos definir la calidad de vida, en palabras de Amartya Sen, como un inventario de


capacidades y funcionamientos que delimitan las oportunidades y ventajas personales para
funcionar en una sociedad concreta.

La calidad de vida es un aspecto de gran importancia en todas las personas sea cual sea su
enfermedad pero en los enfermos mentales crónicos es todavía mayor.

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Al hablar sobre TS con Comunidades tenemos que aludir al papel fundamental que desempeña
la figura del cuidador. Es la persona que atiende a otra en situación de necesidad de una
manera continuada, proporcionándole los medios para una mayor integración y participación
en la vida social. Este esfuerzo conlleva un desgaste físico y mental que supone una merma de
la calidad de vida del cuidador

La comunidad aporta alivio y respiro al cuidador, e integración y participación a la persona que


tiene la necesidad. El perfil corresponde a pacientes crónicos, con un alto grado de deterioro y
bajo nivel funcional, cuyos cuidadores han fallecido o no pueden seguir haciéndose cargo de
ellos y que han agotado los recursos de la comunidad.

Estas situaciones ponen de manifiesto las carencias existentes y la falta de capacidad por parte
de las instituciones paracubrir las necesidades de estas personas y sus familias.

La sociedad civil apoya poco a este colectivo de personas que es minoritario, por lo que debe
ser la entidad competente la quien trate de cubrir la atención de estas personas. La sociedad
confía en el sistema de salud. Su legitimidad proviene de su experiencia y por poseer los
recursos económicos, técnicos, materiales y sobre todo humanos con los que cuenta. Sin
embargo esta legitimidad se puede ver cuestionada por aspectos como la ley de Dependencia
que no termina de cubrir plenamente la atención de estos enfermos.

Con la desinstitucionalización lo que se pretendía era integrar y no despreocuparse. Sin


embargo con el paso del tiempo, determinados modelos se van quedando obsoletos y las
instituciones deben irse adaptando a los cambios. El EB ha de contar con la Comunidad para
poder llevar a efecto todas las prestaciones y atenciones necesarias para las personas,
teniendo el Ts un papel fundamente en este sentido. Para una verdadera transformación, hay
que trabajar con la parte que sufre, pero también con el resto de los integrantes de la
comunidad.

5.5. Trabajo social comunitario online

La propuesta que podría fraguar una intervención comunitaria se podría definir como trabajo
social 2.0., referido a la concreción y uso de la tecnología y recursos virtuales de encuentro y
participación para modificar las relaciones sociales de un determinado contexto. Dada la
importancia creciente de los espacios virtuales, es inevitable tenerlos en cuenta como
potenciadores de los objetivos comunitarios. Por ejemplo: redes sociales, creación de blogs,
hastags para cuestiones concretas, uso de medios audiovisuales, etc. Un ejemplo práctico de
esta alternativa fue la puesta en marcha del centro “Saregune”, entre 2003 y 2008, en Vitoria,
con la intención de mostrar que a través de las nuevas tecnologías se podía luchar contra la
exclusión social.

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5.6. Nuevos desafíos para el Trabajo Social comunitario en el siglo XXI

Nos encontramos ante una serie de retos que se deben trabajar para poder dar una respuesta
eficaz:

 La Comunidad debe trabajar desde la equidad_


 Hay que tomar conciencia de la diversidad, asociada a nuestra cultura y sociedad
 La cooperación es la mayor fuerza para vencer al enquistamiento en el que están
muchas personas
 Debemos construir comunidades habitables para prevenir la toxicidad, la injusticia y la
desigualdad
 La sustentabilidad (o sostenibilidad), el poderse mantener por sí misma, sin ayuda
exterior y sin agotar los recursos disponibles.
 La participación que ha de partir de compromisos y acción
 La sensibilización por las minorías va a evitar esfuerzos posteriores
 La igualdad_ tiene que ser la única apuesta posible para que todos quepamos de la
misma manera en la sociedad
 La cohesión social es la fuerza para poder convivir

Todo ello desde una conciencia social, teniendo como finalidades últimas la promoción del
cambio social, el apoyo en la resolución de problemas y el incremento del bienestar de las
personas.

El TS en comunidades es vital para la preparación en habilidades integrales, para que las


personas sean capaces de manejarse frente a la incertidumbre y el cambio constante de sus
trayectorias vitales. El TSCom puede ayudar a encontrar respuestas, en el logro de una
sociedad/comunidad más inclusiva y de una mejor calidad de vida.

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