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Definiciones

Es un déficit total o parcial en la percepción que se evalúa por el grado de pérdida de la


audición en cada oído.

Las personas con esta discapacidad se distinguen entre:

* Sordas: poseen una deficiencia total o profunda.

* Hipoacúsicas: poseen una deficiencia parcial, es decir, que cuentan con un resto auditivo el
cual puede mejorar con el uso de audífonos (aparato electrónico que amplifica los sonidos).

La discapacidad auditiva aparece como invisible, ya que no presenta características físicas


evidentes. Se hace notoria fundamentalmente por el uso del audífono y en las personas que
han nacido sordas o han adquirido la pérdida auditiva a muy temprana edad, por el modo de
hablar.}

Características generales

La lengua de señas posee una estructura gramatical propia y se basa en gestos que refieren a
imágenes de las cosas, objetos o conceptos a expresar.

No es un conjunto de gestos desordenados, incompletos, escasamente estructurado y/o


limitado a expresiones concretas.

No es universal, cada país tiene su propia lengua de señas e, incluso, ésta varía entre
provincias o regiones.

Si, en cambio, es una lengua viva que se modifica con el uso de cada hablante y está en
permanente crecimiento ante el surgimiento de nuevos conceptos a través del tiempo.

Además de las manos, la lengua de señas pone en juego toda la expresión corporal (gestos,
movimientos, etc.)

Posee igual complejidad y velocidad que la lengua oral.

Contiene giros idiomáticos propios (señas propias de la comunidad sorda, de compleja


traducción a la lengua oral y que se caracterizan por no tener necesariamente algún tipo de
modulación, como sí lo tienen las demás señas).

Sus etapas de adquisición son muy semejantes a las que atraviesan los niños oyentes en el
aprendizaje del lenguaje oral.

Clasificación y causas

Según su origen, las podemos clasificar en:

Genéticas: son hereditarias

Adquiridas: la discapacidad se adquiere durante alguna etapa de la vida

Congénitas: estas, a su vez, se clasifican en prenatales, por una enfermedad que adquirió la
madre durante el embarazo (sarampión o rubéola); y peri natales, por traumas del parto,
prematurez, partos prolongados y anoxias (falta de oxígeno).

La discapacidad auditiva no viene acompañada necesariamente de otra discapacidad, lo que


destierra el mito de que las personas sordas tienen un intelecto menor.
La edad de comienzo de la sordera es un factor a tener en cuenta, por eso se divide en
congénita, del nacimiento a los tres años y después de los tres años.

En las personas que adquieren la discapacidad después de los tres años, pueden recordar la
lengua oral, es decir que su competencia lingüística podrá ser enriquecida a partir de la
experiencia acumulada. Otro factor que va a influir en la adquisición del lenguaje y desarrollo
de su intelecto es que la sordera no esté acompañada de otro trastorno o patología asociada.

¿Qué es el déficit auditivo?


Se denomina déficit auditivo a una alteración cualitativa o cuantitativa de la
percepción auditiva que provoca una disfunción en el sistema de audición del
individuo. Tradicionalmente conocida como sordera, esta merma de la
capacidad de la audición es una degradación en el sistema auditivo humano
Desde el punto de vista educativo, conviene distinguir entre sordera e hipoacusia.

Hipoacusia. Cuando la audición, aunque deficiente, resulta funcional para el desarrollo


de la lengua oral por vía auditiva, con prótesis auditiva/implante coclear o sin estas
ayudas técnicas. En la mayoría de los casos, los hipoacúsicos van a necesitar durante la
Educación Infantil el apoyo de códigos visuales aumentativos del lenguaje oral, con
dos objetivos:

 Palabra complementada. Para asegurar la correcta discriminación auditiva de los


sonidos de la lengua que permita, a su vez, acceder a la lectura. Esta vía de
acceso a la cultura es imprescindible para las personas con deficiencia auditiva.

 Sistema de comunicación bimodal. Para favorecer la comunicación y asegurar el


acceso a la información transmitida en el aula. Recurso necesario al menos,
hasta que el trabajo de entrenamiento en discriminación auditiva y producción
del lenguaje, así como la adquisición de la lectura, haga innecesario el uso de
este sistema.

Sordera. Cuando la audición es de tales características (normalmente, sordera


profunda, prelocutiva sin aprovechamiento de prótesis auditivas ni posibilidad de
implante coclear o con implante tardío) que no resulta funcional para desarrollar el
lenguaje oral por vía auditiva. En la actualidad solo en casos excepcionales, van a
necesitar el uso de la lengua de signos para acceder con normalidad a la información y
para comunicarse, además de los códigos visuales aumentativos (señalados
anteriormente) para desarrollar la lengua oral por vía visual.

Un error que suele cometerse con frecuencia es la utilización de términos en desuso


(como sordomudo) para referirse a personas con problemas de audición.

Este y otros términos errados similares suelen aparecer en los medios de comunicación
y en las conversaciones de la vida cotidiana. Aunque puede parecer una cuestión
trivial, el uso de una terminología inadecuada hace que la visión social de las personas
sordas esté a veces deformada o por lo menos muy condicionada. Por eso, es
imprescindible un trabajo de formación y concienciación que ayude a usar el vocabulario
adecuado.

Para conseguir estos objetivos, la web de la Confederación Estatal de Personas Sordas


ha dedicado una sección a aclarar algunas de estas ideas preconcebidas sobre las
personas sordas que inducen a error.

"Ideas preconcebidas sobre las personas sordas"


Las personas sordas NO son sordomudas. Sordomudo es un término peyorativo y, como
tal, incorrecto que resulta molesto. Y es que tradicionalmente se pensaba que una
persona sorda "aparentemente" era incapaz de comunicarse con los demás. No es así
ya que pueden comunicarse a través de la lengua de signos y también de la lengua oral
(en su modalidad escrita, hablada y cada cual en función de sus habilidades) .
Sensorwake, el reloj despertador con aromas
Si es usted de los que dicen "yo hasta que no me tomo un café por la mañana no soy persona", una
empresa francesa ha creado su nuevo gadget favorito, un reloj de alarma olfativo diseñado para
despertarle poco a poco difundiendo el olor de un expresso en lugar de reventar sus oídos a bocinazos.

Sensorwake es la idea de Guillaume Rolland, de 20 años de edad, y la está presentando esta semana en
el IFA de Berlín, la principal feria europea de electrónica de consumo. El dispositivo funciona mediante la
inserción de un cartucho, similar a un ambientador enchufable, en el reloj-alarma. Una vez establecida la
hora de despertarse, el olor comienza a difundirse en una concentración cada vez más alta durante tres
minutos, con el fin de que el proceso sea gradual.
La explicación habitual es que “la cafeína disminuye el sueño por el bloqueo del receptor de
adenosina”, pero ¿qué significa esto? Todo el tiempo que estamos despiertos las neuronas de
nuestro cerebro están produciendo esta sustancia, que actúa en diversos procesos
bioquímicos y tiene también “efectos sedantes e inhibitorios sobre la actividad neuronal”.
Nuestro sistema nervioso está monitorizando constantemente los niveles de adenosina
mediante diversos receptores y cuando alcanzan un cierto punto, lo normal es que
comencemos a sentir sueño o ganas de descansar.

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