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Claudia Carvajal

Anexos embrionarios. Placenta.


La parte fetal de la placenta y las membranas fetales separan el feto del endometrio. Entre
las corrientes sanguíneas materna y fetal hay un intercambio de sustancias (p. ej., nutrientes y oxígeno)
a través de la placenta. Los vasos del cordón umbilical conectan la circulación placentaria con la fetal.
Corion, amnios, saco vitelino y alantoides constituyen membranas fetales que se desarrollan a
partir del cigoto, pero no forman parte del embrión o del feto, excepto partes del saco vitelino y la
alantoides. Parte del primero se incorpora en el embrión como primordio del intestino primitivo. La
alantoides forma un cordón fibroso que se conoce en el feto como uraco y ligamento umbilical
medio en el adulto. Se extiende desde el vértice de la vejiga hasta el ombligo.

PLACENTA
La placenta es el sitio principal de intercambio de nutrientes y gases entre la madre y el feto.
1. Porción fetal que se desarrolla a partir del saco coriónico
2. Porción materna que se deriva del endometrio
La placenta y el cordón umbilical funcionan como un sistema de transporte para el paso de
sustancias entre la madre y el feto. Los nutrientes y el oxígeno pasan de la sangre materna a la
fetal, y los materiales de desecho y el dióxido de carbono de la sangre fetal a la materna, a través
de la placenta. Las membranas fetales y la placenta llevan a cabo las siguientes funciones y actividades:
protección, nutrición, respiración, excreción y producción de hormonas

Decidua
Se aplica el término decidua al endometrio de la gravidez (capa funcional del endometrio en
una mujer embarazada). El nombre indica que esta parte del endometrio se separa ("se desprende") del
resto del útero durante el parto (nacimiento). La decidua tiene tres regiones que se denominan
según su relación con el sitio de implantación:
1. La parte de la decidua en la profundidad del concepto que forma el componente materno de la
placenta se denomina decidua basal
2. La porción superficial que recubre el concepto se conoce como decidua capsular
3. El endometrio restante se denomina decidua parietal (decidua verdadera)

Desarrollo de la placenta
Las descripciones previas de la formación inicial de la placenta se refirieron a proliferación rápida
del trofoblasto y desarrollo del saco coriónico y sus vellosidades. Hacia el final de la tercera semana se
establecen las disposiciones anatómicas necesarias para los intercambios fisiológicos entre madre y
embrión. Hacia el final de la cuarta semana se establece una red vascular compleja en la placenta que
facilita los intercambios materno-embrionario de gases, nutrientes y productos del desecho metabólico.
Para las ocho semanas las vellosidades coriónicas recubren la totalidad del saco coriónico. Como
este saco crece, las vellosidades en relación con la decidua capsular se comprimen, se reduce su
riego y degeneran pronto, lo que produce un área relativamente desnuda, avascular, que se conoce
como corion liso o leve. A medida que desaparecen estas vellosidades, rápidamente las de la decidua
basal aumentan de número, se ramifican profusamente y crecen. Esta porción velluda del saco
coriónico se conoce como corion velloso o frondoso.
A medida que crece el feto, se agrandan útero, saco coriónico y placenta; esta última
continúa en rápido aumento de grosor y tamaño hasta que el feto tiene aproximadamente 18
semanas de edad. La placenta desarrollada plenamente cubre 15 a 30% de la decidua y pesa
alrededor de una sexta parte del feto. La placenta tiene dos partes:
1. El componente fetal de la placenta está formado por el c o r i o n velloso. Las vellosidades
tallo, que surgen del mismo, se proyectan hacia el espacio intervelloso, que contiene
sangre materna
2. El componente materno de la placenta se forma a partir de la decidua basal, que es el
endometrio que se relaciona con la parte fetal de la placenta. Hacia el final del cuarto
mes la decidua basal es reemplazada por el componente fetal de la placenta (corion
velloso) casi por completo.

Unión feto-materna
La porción fetal de la placenta (corion velloso) se une c on la porción materna de la
placenta (decidua basal) por la concha citotrofoblástica, la capa externa de células trofoblásticas
en la superficie materna de la placenta. Las vellosidades coriónicas en tallo ("vellosidades de
fijación") se unen firmemente con la decidua basal a través de la concha citotrofoblástica y
fija el saco coriónico a la decidua basal. Las arterias y venas endometriales pasan a través de
hendiduras de la concha citotrofoblástica y se abren hacia el espacio intervelloso.
La forma de la placenta depende de la del área persistente de las vellosidades
coriónicas. Por lo general, es una zona circular que da a la placenta forma discoide. A medida
que las vellosidades coriónicas invaden la decidua basal durante la formación de la placenta, se
erosiona el tejido decidual para aumentar el espacio intervelloso. Este proceso erosivo produce
varias áreas de tejido decidual en forma de cuña que se llaman tabiques placentarios, los cuales
se proyectan hacia la placa coriónica, la parte de la pared coriónica relacionada con la placenta.
Los tabiques placentarios dividen la parte fetal de la placenta en áreas convexas e irregulares
que se denominan cotiledones. Cada cotiledón, visible en la superficie materna de la placenta,
consiste en dos o más vellosidades en tallo y sus múltiples ramificaciones vellosas. Hacia el final
del cuarto mes, la decidua basal es sustituida por los cotiledones casi por completo.
La decidua capsular, la capa de decidua que recubre el saco coriónico implantado, forma
una cápsula sobre la superficie externa del saco. A medida que el concepto crece, esta decidua se
abulta hacia la cavidad uterina y se atenúa en forma considerable. Por último, entra en contacto y
se fusiona con la decidua parietal, lo que oblitera así lentamente la cavidad uterina. Alrededor de
las 22-24 semanas la disminución del riego de la decidua capsular causa su degeneración y
desaparece. Después de desaparecer la decidua capsular, se fusiona la parte lisa del saco
coriónico con la decidua parietal.

Espacio intervelloso
El espacio intervelloso, lleno con sangre materna, deriva de las lagunas que se
desarrollaron en el sincitiotrofoblasto durante la segunda semana. Este espacio grande lleno de
sangre resulta del crecimiento y coalescencia de las redes lacunares. El espacio intervelloso se divide
en compartimientos por los tabiques placentarios; sin embargo, hay una comunicación libre
entre estos compartimientos debido a que los tabiques placentarios no llegan a la placa coriónica.
La sangre materna penetra en el espacio intervelloso por las arterias espirales
endometriales de la decidua basal. Estas arterias endometriales pasan a través de hendiduras de la
concha citotrofoblástica y vierten sangre en el espacio intervelloso. Este espacio grande es drenado
por venas endometriales, que también penetran en la concha citotrofoblástica y se encuentran en
la totalidad de la superficie de la decidua basal. De manera constante, las numerosas vellosidades
en rama -surgen de las vellosidades coriónicas tronco- son bañadas por sangre materna que
circula a través del espacio intervelloso. La sangre lleva materiales nutricionales y oxígeno necesarios
para el crecimiento y desarrollo fetales. También elimina los productos de desecho del feto (p. ej., dióxido
de carbono, sales y productos del metabolismo proteínico).

Membrana amniocorionica
El saco amniótico crece más rápido que el coriónico. Como resultado, pronto se fusionan
amnios y corion liso para formar la membrana amniocoriónica. Esta membrana compuesta se funde
con la decidua capsular y, después de desaparecer esta parte de la decidua, se adhiere a la
decidua parietal.

Circulación placentaria
Las múltiples vellosidades coriónicas en rama de la placenta proporcionan un área de
superficie grande en la que se intercambian los materiales a través de la muy delgada membrana
placentaria ("barrera"), interpuesta entre las circulaciones fetal y materna. A través de las múltiples
vellosidades en rama que surgen a los lados de las vellosidades tallo se lleva a cabo el intercambio
principal de materiales entre madre y feto. Las circulaciones fetal y materna están separadas por
una membrana placentaria de tejidos extrafetales.

a) Circulación placentaria fetal


La sangre pobremente oxigenada sale del feto y pasa a través de las arterias
umbilicales hacia la placenta. En el sitio de fijación del cordón en la placenta, estas arterias
se dividen en arterias coriónicas dispuestas radialmente, que se ramifican en la placa
coriónica de manera libre antes de penetrar en las vellosidades coriónicas. Los vasos
sanguíneos forman un extenso sistema arteriocapilar y venoso en las vellosidades coriónicas,
que lleva sangre fetal muy cerca de la sangre materna. Este sistema proporciona un área muy
grande de intercambio de productos metabólicos y gaseosos entre los torrentes sanguíneos
materno y fetal.
De manera normal, no se mezclan sangres fetal y materna, pero en ocasiones pueden
pasar cantidades muy pequeñas de sangre fetal hacia la circulación materna a través de defectos
diminutos que se forman en la membrana placentaria. La sangre fetal bien oxigenada en los
capilares fetales pasa a las venas de pared delgada que siguen a las arterias coriónicas hacia el sitio
de unión del cordón umbilical, en donde convergen para formar la vena umbilical. Este vaso
grande lleva sangre rica en oxígeno al feto.

b) Circulación placentaria materna


La sangre en el espacio intervelloso se halla fuera del sistema circulatorio materno de
manera temporal. Penetra en el espacio intervelloso a través de 80 a 100 arterias endometriales
espirales de la decidua basal. Estos vasos vierten sangre en el espacio intervelloso a través de
hendiduras de la concha citotrofoblástica. El flujo sanguíneo de las arterias espirales es pulsátil y
se impulsa en brotes tipo chorro por la presión sanguínea materna. La sangre que penetra tiene
una presión mucho más elevada que la del espacio intervelloso; en consecuencia, brota hacia
la placa coriónica, que forma el "techo" del espacio intervelloso. A medida que se disipa la
presión, lentamente la sangre fluye alrededor de las vellosidades en rama, lo que permite el
intercambio de productos metabólicos y gaseosos con la sangre fetal. Por último, la sangre
regresa a venas endometriales y circulación materna.
Membrana placentaria
Esta membrana compuesta consiste en tejidos extrafetales que separan las sangres
materna y fetal. Aproximadamente a las 20 semanas está constituida por cuatro capas:
1. sincitiotrofoblasto
2. citotrofoblasto
3. tejido conjuntivo de la vellosidad coriónica
4. endotelio de capilares fetales
Después de 20 semanas ocurren cambios histológicos en las vellosidades ramificadas que
originan atenuación del citotrofoblasto en muchas de estas vellosidades; por último, desaparece
en grandes áreas de las vellosidades, por lo que deja sólo placas delgadas de sincitiotrofoblasto.
Como resultado, en la mayor parte de los sitios la membrana placentaria consta sólo de tres capas.
En algunas áreas la membrana placentaria llega a ser muy delgada. En estos sitios el
sincitiotrofoblasto entra en contacto directo con el endotelio de los capilares fetales para formar
una membrana placentaria vasculosincitial. Aunque la membrana placentaria suele llamarse
barrera placentaria, esta expresión es inadecuada debido a que hay muy pocos compuestos,
endógenos o exógenos, que no puedan atravesar la membrana placentaria en cantidades
detectables. Actúa como barrera verdadera sólo cuando las moléculas tienen cierto tamaño,
forma y carga (p. ej., heparina y bacterias). Algunos metabolitos, toxinas y hormonas, aunque
se encuentran en la circulación materna, no atraviesan la placenta en concentraciones suficientes
para afectar al embrión o al feto.
La mayor parte de los fármacos y otras sustancias del plasma materno atraviesan la placenta y
se encuentran en el plasma fetal . Fotomicrografías electrónicas del sincitiotrofoblasto muestran que
su superficie libre tiene muchas microvellosidades -más de 1000 millones/cm 2 al término- que
aumentan el área de intercambio entre las circulaciones materna y fetal. A medida que avanza
el embarazo, la membrana placentaria se adelgaza cada vez más y los múltiples capilares fetales
se encuentran muy cerca de la sangre materna, en el espacio intervelloso.
Durante el tercer trimestre, se agregan múltiples núcleos en el sincitiotrofoblasto para
formar protrusiones multinucleadas o agregados nucleares, nudos sincitiales. En forma continua,
estos agregados se rompen y son llevados del espacio intervelloso a la circulación materna.
Algunos de ellos se alojan en los capilares pulmonares maternos, donde son destruidos por
enzimas locales con rapidez.

Descripción de la placenta
a) Superficie materna de la placenta
El característico aspecto en guijarros de esta superficie depende de áreas vellosas
ligeramente abultadas -los c o t i l ed o n es - que están separadas por surcos que en el inicio
ocuparon los tabiques placentarios. La superficie de los cotiledones se recubre por fragmentos
grisáceos, delgados de decidua basal que se separaron de la pared uterina cuando se expulsa la
placenta.
b) Superficie fetal de la placenta
El cordón umbilical suele unirse con la superficie fetal y su epitelio se continúa con el
amnios, que se adhiere a la superficie fetal de la placenta. La superficie fetal de una placenta
recién expulsada es lisa y brillante porque está recubierta por el amnios. Los vasos coriónicos
que irradian hacia el cordón umbilical y desde el mismo se ven con claridad a través del amnios
transparente y liso. Los vasos umbilicales se ramifican en la superficie fetal para formar vasos
coriónicos, que penetran en las vellosidades coriónicas.

CORDÓN UMBILICAL
La fijación del cordón umbilical, que conecta embrión o feto con placenta, suele
encontrarse casi en el centro de la superficie fetal de este órgano fetomaterno, pero puede situarse
en cualquier punto; por ejemplo, su inserción en el borde de la placenta produce la placenta en
raqueta y su fijación en las membranas se denomina inserción velamentosa del cordón. Puede
utilizarse ultrasonografía Doppler con flujo a color para el diagnóstico prenatal de la posición y
anormalidades estructurales del cordón umbilical y sus vasos. El cordón umbilical suele tener 1 a 2
cm de diámetro y 30 a 90 cm de largo (promedio 55 cm). Se piensa que la longitud del cordón
umbilical depende de factores genéticos y otros. Rara vez se encuentran cordones excesivamente
largos o cortos. Los primeros tienen tendencia al prolapso, a arrollarse alrededor del feto o
ambas cosas. Es importante diagnosticar temprano el prolapso del cordón debido a que se
comprime entre la parte del cuerpo fetal que se presenta y la pelvis ósea de la madre, lo que
origina hipoxia fetal o anoxia. Si la deficiencia de oxígeno persiste más de cinco minutos, puede
dañar el cerebro del niño y causar retraso mental. Un cordón muy corto puede causar separación
prematura de la placenta de la pared del útero durante el parto.
El cordón umbilical suele tener dos arterias y una vena rodeados por tejido conjuntivo
mucoide. Como los vasos umbilicales son más largos que el cordón, por lo común se doblan o
retuercen. Con frecuencia, forman asas, que producen nudos falsos sin importancia; sin embargo,
en alrededor de 1% de los embarazos se produce un nudo verdadero en el cordón que aprieta y
causa la muerte del feto por anoxia fetal. En casi todos los casos, los nudos que se forman durante
el trabajo de parto resultan del paso del feto a través de un asa de cordón. Como estos nudos
suelen ser laxos, no tienen importancia clínica. En ocasiones ocurren asas de cordón alrededor del
feto. En casi una quinta parte de los partos, el cordón se enrolla una vuelta alrededor del cuello en
forma laxa, sin mayor riesgo fetal.

A MN IOS Y LÍQUIDO AMNIÓTICO


El amnios forma un saco amniótico membranoso, lleno con líquido, que rodea el embrión y de
manera posterior el feto. Como el amnios se une con los bordes del disco embrionario, su unión con el
embrión (futuro ombligo) se localiza en la superficie ventral, después del plegamiento del embrión.
A medida que el amnios crece, de manera gradual se oblitera la cavidad coriónica y forma el
recubrimiento epitelial del cordón umbilical.

Líquido amniótico
El líquido amniótico tiene un sitio importante en el crecimiento y desarrollo fetales. En un inicio,
las células amnióticas pueden secretar cierta cantidad de líquido amniótico, pero la mayor parte deriva
del líquido del tejido materno (intersticial), por difusión a través de la membrana amniocoriónica de la
decidua parietal. Posteriormente, hay difusión de líquido a través de la placa coriónica de la
sangre hacia el espacio intervelloso de la placenta. Antes que ocurra la queratinización de la piel,
una vía importante para el paso de agua y solutos del líquido tisular del feto a la cavidad amniótica es
la piel; en consecuencia, el líquido amniótico es similar al líquido tisular fetal. También, el líquido se
secreta en el aparato respiratorio fetal y penetra en la cavidad amniótica. Bissonnette (1986)
estimó que el ritmo diario de contribución de líquido proveniente del aparato respiratorio a la
cavidad amniótica es de 300 a 400 ml. En el inicio de la decimoprimera semana, también el
feto contribuye con el líquido amniótico al expulsar su orina hacia la cavidad amniótica. Al final
del embarazo, se añade a diario casi medio litro de orina. Normalmente, el volumen de líquido
amniótico aumenta con lentitud, lo cual llega a alrededor de 30 ml a las 10 semanas, 350 ml a las 20
y 700 a 1 000 ml hacia las 37 semanas.

Circulación del líquido amniótico


El contenido de agua del líquido amniótico cambia cada tres horas. Pasan grandes cantidades
de agua a través de la membrana amniocoriónica hacia el líquido tisular materno y desde éste a
los capilares uterinos. También ocurre intercambio de líquido con sangre fetal a través del cordón
umbilical y donde el amnios se adhiere con la placa coriónica, en la superficie fetal de la
placenta; en consecuencia, el líquido amniótico se encuentra en equilibrio con la circulación fetal. El
feto deglute líquido amniótico, que es absorbido en los aparatos respiratorio y digestivo
fetales. Se estima que, durante las etapas finales de la gestación, el feto deglute hasta 400 ml de
líquido amniótico en un día. El líquido pasa al torrente sanguíneo fetal y los productos de desecho
del mismo cruzan la membrana placentaria y pasan a la sangre materna en el espacio
intervelloso. El exceso de agua en la sangre fetal se excreta por los riñones fetales y regresa al
saco amniótico, a través del aparato urinario fetal.

Intercambio del líquido amniótico


Entre las circulaciones fetal y materna se mueven grandes volúmenes de líquido en
ambas direcciones, principalmente a través de la membrana placentaria. También es normal la
deglución fetal de líquido amniótico. Casi todo el líquido pasa al aparato digestivo, pero
también parte penetra en los pulmones. En cualquier caso, el líquido se absorbe y pasa a la
circulación fetal y a continuación a la materna, a través de la membrana placentaria.

Composición del líquido amniótico


Alrededor del 99% del líquido en la cavidad amniótica es agua. El líquido amniótico es una
solución en la que se suspende material no disuelto (p. ej., células epiteliales fetales descarnadas
y porciones casi iguales de sales orgánicas e inorgánicas). La mitad de los constituyentes
orgánicos son proteínas; la otra parte consiste en carbohidratos, grasas, enzimas, hormonas y
pigmentos. A medida que avanza la gestación cambia la composición del líquido amniótico por
la adición de excretas del feto (meconio [heces fetales] y orina).

Importancia del líquido amniótico


El embrión, que está suspendido en el líquido amniótico por el cordón umbilical, flota
libremente. El líquido amniótico:
- permite el crecimiento externo simétrico del embrión y el feto
- actúa como barrera para infecciones
- permite el desarrollo normal del pulmón fetal
- evita la adherencia del amnios con el embrión y el feto
- protege al embrión y feto contra lesiones, al distribuir los impactos que puede recibir
la madre
- ayuda a controlar la temperatura corporal del embrión al conservar una temperatura
relativamente constante
- permite que el feto se mueva libremente, lo que en consecuencia ayuda al desarrollo
muscular (Ej: de los miembros)
- participa en la conservación de la homeostasis del liquido y los electrolitos

SACO VITELINO
A los 32 días en saco vitelino es grande. Hacia las 10 semanas se encoge hasta un
remanente en forma de pera de unos 5 mm de diámetro y se conecta con el intestino medio por un
estrecho tallo vitelino. Aproximadamente a las 20 semanas el saco vitelino es muy pequeño; más
tarde no suele ser visible.

Importancia del saco vitelino


Aunque este saco no es funcional en cuanto se refiere a almacenamiento vitelino, su
presencia es esencial por varias razones:
- Actúa en la transferencia de nutrientes al embrión durante la segunda y tercera semanas,
en que se establece la circulación uteroplacentaria.
- Se inicia el desarrollo de la sangre en el mesodermo extraembrionario bien vascularizado que
recubre la pared del saco vitelino a principios de la tercera semana y continúa en
formación allí hasta que se inicia la actividad hemopoyética en el hígado en la sexta
semana.
- Durante la cuarta semana, el endodermo del saco vitelino se incorpora al embrión como
intestino primitivo. Su endodermo, derivado del epiblasto, origina el epitelio de tráquea,
bronquios, pulmones y aparato digestivo.
- En la tercera semana, en el recubrimiento endodérmico de la pared del saco vitelino
aparecen células germinativas primordiales que más tarde migrar hacia las glándulas
sexuales en desarrollo en éstas se diferencian en células germinales (espermatogonia en
varones y oogonia en mujeres).

Destinos del saco vitelino


A las 10 semanas el saco vitelino pequeño se encuentra en la cavidad coriónica entre
amnios y saco coriónico. Se atrofia a medida que avanza la gestación y finalmente se torna muy
pequeño. En casos muy raros persiste durante todo el embarazo y aparece bajo el amnios como una
estructura pequeña en la superficie fetal de la placenta, cerca de la inserción del cordón umbilical. La
persistencia del saco vitelino no tiene importancia clínica. El tallo vitelino suele desprenderse de asa
de intestino medio hacia el final de la sexta semana.

ALANTOIDES
Durante la tercera semana aparece un divertículo similar a una salchicha en la pared
caudal de saco vitelino que se extiende en el tallo de conexión. Durante el segundo mes degenera
su porción extraembrionaria. Aunque la alantoides no es funcional en embriones humanos, es
importante por cuatro razones:
- En su pared se forma sangre durante la tercera a quinta semanas.
- Sus vasos sanguíneos se transforman en vena y arterias umbilicales.
- El líquido de la cavidad amniótica se difunde hacia la vena umbilical y penetra en la
circulación fetal para transferirse a la sangre materna a través de la membrana
placentaria.
- La porción intraembrionaria de la alantoides corre desde el ombligo hasta la vejiga
urinaria, con la cual se continúa. A medida que crece la vejiga, la alantoides
involuciona para formar un tubo grueso que se llama uraco. Después del nacimiento, el
uraco se convierte en un cordón fibroso que se denomina ligamento umbilical medio,
cuya extensión va desde el vértice de la vejiga hasta el ombligo.
EMBARAZOS MULTIPLES
Gemelos y membranas fetales
Los gemelos pueden originarse a partir de dos cigotos, en cuyo caso se llaman gemelos
dicigóticos (DC) o fraternos, o a partir de un cigoto, es decir, gemelos monocigóticos (MC) o
idénticos. Las membranas y placentas fetales varían según el origen de los gemelos y, en el caso
de monocigóticos, el tipo de placenta y membranas que se forman depende de cuándo ocurre el
proceso de gemelación.

Gemelos bicigóticos
Como resultan de la fecundación de dos ovulos por dos espermatozoos diferentes, estos
gemelos se desarrollan a partir de dos cigotos y pueden ser del mismo o de diferente sexo. Por la
misma razon, geneticamente no son más similares que los hermanos o hermanas que nacieron en
diferentes epocas. El único hecho que tienen en común es que se encontraron en el útero materno
al mismo tiempo (es decir, "fueron compañeros de matriz"). Los gemelos DC siempre tienen dos
amnios y (los coriones, pero las placentas pueden fusionarse.

Gemelos monocigóticos
Como resultan de la fecundación de un óvulo y el desarrollo de un cigoto, los gemelos MC
son del mismo sexo, genéticamente idénticos y muy similares en su aspecto físico. Las
diferencias físicas en gemelos MC recién nacidos se inducen de manera ambiental, por ejemplo,
anastomosis de vasos placentarios. Los gemelos MC suelen iniciarse en la etapa de blastocisto,
alrededor del final de la primera semana, y resultan de la división de la masa celular interna o
embrioblasto en dos primordios embrionarios. De manera posterior, se desarrollan dos
embriones, cada uno en su saco amniótico, con un saco coriónico y una placenta común, una
placenta gemelar monocoriónica-diamniótica. Rara vez, la separación temprana de blastómeros
embrionarios (p. ej., durante las etapas de dos a ocho células) origina gemelos MC con dos
amnios, dos coriones y dos placentas que pueden fusionarse o no. En estos casos se
imposibilita determinar si los gemelos son MC o DC exclusivamente a partir de las
membranas. Para determinar la relación de gemelos del mismo sexo con grupos sanguíneos
similares se debe aguardar hasta que se desarrollen otras características, como color de ojos,
huellas digitales y otras.

RESUMEN DE LA PLACENTA Y LAS MEMBRANAS FETALES


Además del embrión y el feto, a partir del cigoto se originan las membranas fetales y la
mayor parte de la placenta, que consiste en dos partes:
1. una porción fetal grande que se deriva de corion velloso
2. una parte materna más pequeña que se forma de la decidua basal.

Las dos se unen entre sí por vellosidades coriónicas en tallo que se fijan en la concha
citotrofoblástica, la cual rodea el saco coriónico y lo une a la decidua basal.
Las principales actividades de la placenta son:
- metabolismo, como la síntesis de glucógeno, colesterol y ácidos grasos
- intercambio de gases respiratorios (oxígeno, dióxido de carbono y monóxido de carbono)
- transferencia de nutrientes, como vitaminas y hormonas, y anticuerpos
- eliminación de productos de desecho
- secreción endocrina (ej: hCG) para conservar el embarazo

Estas actividades son esenciales para conservar el embarazo y promover el desarrollo


normal del feto.
La circulación fetal está separada de la materna por una capa delgada de tejidos extrafetales
que se conoce como membrana placentaria (barrera). Es una membrana permeable que permite
el paso de agua, oxígeno, sustancias nutritivas, hormonas y agentes nocivos de madre a
embrión o feto. Los productos excretorios pasan a través de la membrana placentaria del feto a la
madre.
En embarazos múltiples, las membranas y placenta(s) fetales varían considerablemente
según la derivación de los embriones en el momento que ocurre la división de células
embrionarias. El tipo común de gemelos es gemelos dicigóticos (DC), con dos amnios, dos
coriones y dos placentas que se fusionan o no. Los gemelos monocigóticos (MC), los menos comunes,
representan alrededor de un tercio de todos los gemelos; derivan de un cigoto. Por lo general,
estos gemelos tienen dos amnios, un corion y una placenta. Los gemelos con un amnios, un
corion y una placenta siempre son monocigóticos y con frecuencia sus cordones umbilicales se
enredan. Otros tipos de nacimientos múltiples (tripletos, etc.) pueden derivar de uno o más
cigotos.
El saco vitelino y la alantoides son estructuras vestigiales, pero su presencia es esencial
en el desarrollo embrionario normal. Ambas son sitios iniciales de formación de sangre y se
incorporan parcialmente en el embrión. También, en la pared del saco vitelino se originan las células
germinativas primordiales.
El amnios forma un saco para el líquido amniótico y proporciona un recubrimiento al cordón
umbilical. El líquido amniótico tiene tres funciones principales:
- proporcionar un amortiguador protector al embrión o feto
- permitir espacio para los movimientos fetales
- ayudar en la regulación de la temperatura corporal del feto

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