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Según la teoría del enlace de valencia para que se forme un enlace covalente típico

entre dos átomos, han de interaccionar, interpenetrarse o solaparse un orbital de uno


de los átomos con un orbital del otro y para que ello sea posible cada orbital debe
estar ocupado por un solo electrón y además de espines opuestos.

Como ejemplo más sencillo se puede considerar la formación de la molécula de


hidrógeno a partir de sus átomos, cada uno de ellos con un electrón en su orbital
atómico 1s. Cuando los dos átomos se aproximan se produce el solapamiento de sus
orbitales lo que supone la creación del enlace hidrógeno-hidrógeno:

Cuando los átomos están muy alejados la interacción entre ambos es nula, pero a
medida que se van acercando comienzan a interaccionar. Por una parte se produce una
atracción mutua entre el electrón de cada uno de los átomos por parte del núcleo del
otro y, por otra, comienza a establecerse una repulsión entre las partículas con carga
eléctrica del mismo signo de ambos átomos, especialmente entre sus núcleos. Al
principio predominan las fuerzas atractivas electrón-núcleo lo que favorece el
acercamiento de ambos átomos, pero a medida que éste se produce, aumentan las
fuerzas repulsivas entre los núcleos hasta igualarse con las atractivas. En este
momento se alcanza un mínimo de energía y un máximo de estabilidad del conjunto
formado por los dos átomos de hidrógeno. Se ha formado el enlace y, como
consecuencia, la molécula de hidrógeno.

Existe un grave problema con esta explicación de la formación de enlaces. Se supuso


que los electrones están inmóviles y que a medida que los núcleos se aproximan
estarán estacionarios en la región entre los dos núcleos. Los electrones no se
comportan de esta forma. Los electrones se mueven y, de acuerdo con el principio de
incertidumbre de Heisenberg, no es posible saber de forma simultánea la posición y
la cantidad de movimiento de un electrón. Es decir, no podemos localizar a los
electrones en forma tan precisa como la explicación sugiere, en su lugar se habla de si
la densidad de probabilidad de encontrar electrones en sitios particulares es alta o
baja.

Si en un sistema de coordenadas se representa la variación de la energía potencial (es


decir, de toda la energía del sistema, excepto la cinética) en función de la distancia
existente entre los dos átomos que se aproximan se tiene la siguiente gráfica:
donde la línea discontinua indica la energía potencial inicial del sistema (cuando la
distancia entre los átomos puede considerarse infinita) y la diferencia entre la energía
potencial inicial y la del estado de máxima estabilidad cuando las fuerzas atractivas y
repulsivas están equilibradas es de 104 kcal/mol. El valor de ésta es la energía que se
desprende al formarse el enlace y que es la misma que se necesitaría suministrar al
sistema para romper el enlace covalente, llevando ambos átomos hasta una separación
infinita. por ello, este valor recibe el nombre de energía de disociación de enlace.
Finalmente, r es la distancia existente entre los dos núcleos (distancia internuclear) de
ambos átomos de hidrógeno en el momento del equilibrio y recibe el nombre
de longitud de enlace, que en el caso de la molécula de hidrógeno vale 0.74 Å. A esta
distancia el solapamiento entre los orbitales atómicos 1s de los dos átomos de
hidrógeno es el máximo posible, pues un mayor solapamiento y acercamiento provoca
un rápido aumento de la energía potencial tal como muestra el gráfico.

Aunque según la teoría del enlace de valencia los dos orbitales atómicos solapados
conservan su identidad, como los dos electrones son atraídos por los dos núcleos, que
es lo que realmente hace de nexo de unión, la probabilidad de encontrarlos es máxima
en el espacio situado entre ambos núcleos, por lo que la imagen que del enlace
covalente da la teoría del enlace de valencia no es muy distinta de la que proporciona
la teoría de Lewis. Sin embargo, la diferencia está en que para Lewis cualquier enlace
covalente se forma de igual manera, mediante una compartición de electrones,
olvidándose de los aspectos energéticos descritos en la teoría del enlace de valencia
que son los responsables de que cada enlace covalente tenga entidad propia. En cada
caso, el punto de equilibrio entre las fuerzas atractivas y repulsivas o mínimo de
energía potencial será distinto y dependerá de la naturaleza de los átomos y orbitales
que se solapen.

Así, en la formación de la molécula de fluoruro de hidrógeno es el orbital s de un


átomo de hidrógeno el que se solapa con uno cualquiera de los tres orbitales
atómicos p equivalentes del átomo de flúor:
Como los orbitales p son bilobulados de signos opuestos y, por consiguiente, con un
plano nodal central, el enlace se forma por solapamiento del orbital s del átomo de
hidrógeno con el lóbulo del orbital p de su mismo signo. El lóbulo no implicado en el
solapamiento disminuye sensiblemente de tamaño lo que significa que, como en la
molécula de hidrógeno, también la mayor densidad electrónica se encuentra entre los
núcleos de los átomos de hidrógeno y de flúor. La situación es muy similar a la de la
molécula de hidrógeno, aunque no idéntica, como pone de manifiesto que la energía
de disociación del enlace hidrógeno-flúor es de 568 kJ/mol y la longitud de enlace de
92 pm.

También es posible la interacción o solapamiento frontal de dos orbitales p tal como


ocurre en la formación de la molécula de flúor:

Como en el caso de la molécula de fluoruro de hidrógeno, el solapamiento se produce


entre los lóbulos del mismo signo de cada orbital p, mientras que los del otro signo
disminuyen considerablemente de tamaño por estar la máxima probabilidad de
encontrar los electrones del enlace entre los dos núcleos de flúor. En este caso, el
solapamiento de los dos orbitales es menor y, consecuentemente, menor es la energía
de disociación de enlace (151 kJ/mol). La longitud de enlace es de 142 pm.

De igual manera que se forman moléculas diatómicas por solapamiento de orbitales


entre dos átomos, la teoría del enlace de valencia considera que las moléculas
poliatómicas son el resultado de la formación de varios enlaces por solapamiento de
orbitales pertenecientes a varios átomos, pudiendo un mismo átomo aportar dos o más
orbitales. Sin embargo, estos solapamientos deben explicar también la forma o
geometría de la molécula, lo que exige utilizar el concepto de la hibridación de
orbitales.

Según la teoría del enlace de valencia para que se forme un enlace covalente típico
entre dos átomos, han de interaccionar, interpenetrarse o solaparse un orbital de uno
de los átomos con un orbital del otro y para que ello sea posible cada orbital debe
estar ocupado por un solo electrón y además de espines opuestos.

Como ejemplo más sencillo se puede considerar la formación de la molécula de


hidrógeno a partir de sus átomos, cada uno de ellos con un electrón en su orbital
atómico 1s. Cuando los dos átomos se aproximan se produce el solapamiento de sus
orbitales lo que supone la creación del enlace hidrógeno-hidrógeno:
Cuando los átomos están muy alejados la interacción entre ambos es nula, pero a
medida que se van acercando comienzan a interaccionar. Por una parte se produce una
atracción mutua entre el electrón de cada uno de los átomos por parte del núcleo del
otro y, por otra, comienza a establecerse una repulsión entre las partículas con carga
eléctrica del mismo signo de ambos átomos, especialmente entre sus núcleos. Al
principio predominan las fuerzas atractivas electrón-núcleo lo que favorece el
acercamiento de ambos átomos, pero a medida que éste se produce, aumentan las
fuerzas repulsivas entre los núcleos hasta igualarse con las atractivas. En este
momento se alcanza un mínimo de energía y un máximo de estabilidad del conjunto
formado por los dos átomos de hidrógeno. Se ha formado el enlace y, como
consecuencia, la molécula de hidrógeno.

Existe un grave problema con esta explicación de la formación de enlaces. Se supuso


que los electrones están inmóviles y que a medida que los núcleos se aproximan
estarán estacionarios en la región entre los dos núcleos. Los electrones no se
comportan de esta forma. Los electrones se mueven y, de acuerdo con el principio de
incertidumbre de Heisenberg, no es posible saber de forma simultánea la posición y
la cantidad de movimiento de un electrón. Es decir, no podemos localizar a los
electrones en forma tan precisa como la explicación sugiere, en su lugar se habla de si
la densidad de probabilidad de encontrar electrones en sitios particulares es alta o
baja.

Si en un sistema de coordenadas se representa la variación de la energía potencial (es


decir, de toda la energía del sistema, excepto la cinética) en función de la distancia
existente entre los dos átomos que se aproximan se tiene la siguiente gráfica:
donde la línea discontinua indica la energía potencial inicial del sistema (cuando la
distancia entre los átomos puede considerarse infinita) y la diferencia entre la energía
potencial inicial y la del estado de máxima estabilidad cuando las fuerzas atractivas y
repulsivas están equilibradas es de 104 kcal/mol. El valor de ésta es la energía que se
desprende al formarse el enlace y que es la misma que se necesitaría suministrar al
sistema para romper el enlace covalente, llevando ambos átomos hasta una separación
infinita. por ello, este valor recibe el nombre de energía de disociación de enlace.
Finalmente, r es la distancia existente entre los dos núcleos (distancia internuclear) de
ambos átomos de hidrógeno en el momento del equilibrio y recibe el nombre
de longitud de enlace, que en el caso de la molécula de hidrógeno vale 0.74 Å. A esta
distancia el solapamiento entre los orbitales atómicos 1s de los dos átomos de
hidrógeno es el máximo posible, pues un mayor solapamiento y acercamiento provoca
un rápido aumento de la energía potencial tal como muestra el gráfico.

Aunque según la teoría del enlace de valencia los dos orbitales atómicos solapados
conservan su identidad, como los dos electrones son atraídos por los dos núcleos, que
es lo que realmente hace de nexo de unión, la probabilidad de encontrarlos es máxima
en el espacio situado entre ambos núcleos, por lo que la imagen que del enlace
covalente da la teoría del enlace de valencia no es muy distinta de la que proporciona
la teoría de Lewis. Sin embargo, la diferencia está en que para Lewis cualquier enlace
covalente se forma de igual manera, mediante una compartición de electrones,
olvidándose de los aspectos energéticos descritos en la teoría del enlace de valencia
que son los responsables de que cada enlace covalente tenga entidad propia. En cada
caso, el punto de equilibrio entre las fuerzas atractivas y repulsivas o mínimo de
energía potencial será distinto y dependerá de la naturaleza de los átomos y orbitales
que se solapen.

Así, en la formación de la molécula de fluoruro de hidrógeno es el orbital s de un


átomo de hidrógeno el que se solapa con uno cualquiera de los tres orbitales
atómicos p equivalentes del átomo de flúor:

Como los orbitales p son bilobulados de signos opuestos y, por consiguiente, con un
plano nodal central, el enlace se forma por solapamiento del orbital s del átomo de
hidrógeno con el lóbulo del orbital p de su mismo signo. El lóbulo no implicado en el
solapamiento disminuye sensiblemente de tamaño lo que significa que, como en la
molécula de hidrógeno, también la mayor densidad electrónica se encuentra entre los
núcleos de los átomos de hidrógeno y de flúor. La situación es muy similar a la de la
molécula de hidrógeno, aunque no idéntica, como pone de manifiesto que la energía
de disociación del enlace hidrógeno-flúor es de 568 kJ/mol y la longitud de enlace de
92 pm.

También es posible la interacción o solapamiento frontal de dos orbitales p tal como


ocurre en la formación de la molécula de flúor:
Como en el caso de la molécula de fluoruro de hidrógeno, el solapamiento se produce
entre los lóbulos del mismo signo de cada orbital p, mientras que los del otro signo
disminuyen considerablemente de tamaño por estar la máxima probabilidad de
encontrar los electrones del enlace entre los dos núcleos de flúor. En este caso, el
solapamiento de los dos orbitales es menor y, consecuentemente, menor es la energía
de disociación de enlace (151 kJ/mol). La longitud de enlace es de 142 pm.

De igual manera que se forman moléculas diatómicas por solapamiento de orbitales


entre dos átomos, la teoría del enlace de valencia considera que las moléculas
poliatómicas son el resultado de la formación de varios enlaces por solapamiento de
orbitales pertenecientes a varios átomos, pudiendo un mismo átomo aportar dos o más
orbitales. Sin embargo, estos solapamientos deben explicar también la forma o
geometría de la molécula, lo que exige utilizar el concepto de la hibridación de
orbitales.

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