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Martín Francisco Osuna López, MCE, UABC 2016

El crecimiento, el estado y la teoría del desarrollo


Lance Taylor

El pensamiento del pasado acerca del crecimiento y el desarrollo abarca diversas líneas de
pensamiento; muchas de ellas son pertinentes para el debate actual de la política
económica. Las nuevas teorías del crecimiento utilizan pocas de estas ideas, de modo que
son deficientes. También, las estrategias de desarrollo nuevas u orientadas hacia el
mercado, que se hicieron populares hacia los años ochenta, padecen el mismo problema.
Sus defensores ortodoxos tienen una perspectiva en extremo limitada.

Los teóricos del crecimiento de la corriente principal se encuentran casi en exclusiva. Se


postula la Ley de Say de que todos los insumos productivos escasos están plenamente
utilizados y sostienen que los precios flexibles varían en los mercados dominados por
agentes optimadores para permitir que la economía llegue a tal estado.

En términos macroeconómicos, la oferta de ahorro está determinada por Las fuerzas de


productividad y la austeridad, y la formación de capital se ajusta correspondientemente.
Desde Mill hasta Marshall y Solow y más allá, este enfoque del sistema económico ha
animado al pensamiento ortodoxo. Sostiene a una maquina dotada de considerable poder
analítica; la dificultad es que toda su energía se disipa fácilmente en la manipulación de
modelos que tienen débiles conexiones con las economías en las que vivimos, gobernadas
por las instituciones y la ignorancia.

Las preocupaciones de la nueva teoría del crecimiento destacan estos puntos. Sus
motivaciones básicas parecen ser dos. La primera es un alojamiento del régimen de Solow
(1956), en el que las tasas de crecimiento de la producción y el empleo (más la
productividad exógena) deben ser iguales en el estado estacionario. Se han utilizado tretas
matemáticas para ampliar el espectro de las tasas de crecimiento posibles.

La segunda meta es la “endogenización” del crecimiento de la productividad, ligándolo a


otras variables del sistema, idealmente mediante el uso de “microfundamentos” del actor
racional. Un enfoque ha relacionado la productividad con una variable de acervo, como el
capital físico o el capital humano, incorporado en la fuerza de trabajo. A menudo su postula
para este fin cierta clase de externalidad. Un asunto que podría parecer natural para los
partidarios de los procesos del mercado es por qué los actores económicos perspicaces no
interiorizan una variable tan importante como la productividad macroeconómica. Sin
embargo, los nuevos teóricos del crecimiento no postulan jamás esta pregunta. El ahorro
impulsa la formación de capital en toda teoría nueva del crecimiento, como debe ocurrir en
los modelos que incluyen la ley de Say y las reglas de distribución por la productividad
marginal.

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