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Teorema de tales

Uno de los teoremas más conocidos es el denominado Teorema de Tales, el cual señala que, al marcar en
un triángulo una línea que sea paralela a alguno de sus lados, se da origen a un par de triángulos semejantes
(es decir, dos figuras con ángulos idénticos y lados proporcionales).

Primer teorema
Como definición previa al enunciado del teorema, es necesario establecer que dos triángulos son semejantes si tienen
los ángulos correspondientes iguales y sus lados son proporcionales entre si. El primer teorema de Tales recoge uno de
los postulados más básicos de la geometría, a saber, que:

Si en un triángulo se traza una línea paralela a cualquiera de sus lados, se obtienen dos triángulos semejantes.
Los dos teoremas de Tales
El primero de ellos explica esencialmente una forma de construir un triángulo semejante a uno previamente
existente ("los triángulos semejantes son los que tienen ángulos congruentes, esto deriva en que sus lados
homólogos sean proporcionales y viceversa").
Mientras que el segundo desentraña una propiedad esencial de los circuncentros de todos los triángulos
rectángulos ("encontrándose estos en el punto medio de su hipotenusa"), que a su vez en la construcción
geométrica es ampliamente utilizado para imponer condiciones de construcción de ángulos rectos.

Si diversas rectas paralelas son intersecadas por dos transversales, los segmentos determinados por las paralelas
y correspondientes entre transversales, son proporcionales.

Leyenda relatada por Plutarco


Según la leyenda relatada por Plutarco,1 Tales de Mileto en un viaje a Egipto, visitó las pirámides de Guiza (las de
Keops, Kefrén y Micerino), construidas varios siglos antes. Admirado ante tan portentosos monumentos de esta
civilización, quiso saber su altura. De acuerdo a la leyenda, trató este problema con semejanza de triángulos (y
bajo la suposición de que los rayos solares incidentes eran paralelos), pudo establecer una relación de semejanza
(teorema primero de Tales) entre dos triángulos rectángulos, por un lado el que tiene por catetos (C y D) a la
longitud de la sombra de la pirámide (conocible) y la longitud de su altura (desconocida), y por otro lado, valiéndose
de una vara (clavada en el suelo de modo perfectamente vertical) cuyos catetos conocibles (A y B) son, la longitud
de la vara y la longitud de su sombra. Realizando las mediciones en una hora del día en que la sombra de la vara
sea perpendicular a la base de la cara desde la cual medía la sombra de la pirámide y agregando a su sombra la
mitad de la longitud de una de las caras, obtenía la longitud total C de la sombra de la pirámide hasta el centro de
la misma.
¿Por qué algunas frutas se oscurecen cuando las cortamos?
Seguro que en muchas ocasiones han podido observar que cuando se corta una manzana, al cabo de unos

minutos ésta adquiere un color pardo. Este fenómeno no es exclusivo de las manzanas, también lo podemos

observar en otras muchas frutas como los plátanos, las peras… Pero hay otras en que esto no sucede, como las

naranjas y los limones. ¿Por qué razón? No sólo se produce en algunas frutas, también podemos observar esta

transformación en las lechugas, las setas, las patatas e incluso en algunos mariscos como las gambas. ¿Por qué

se produce este cambio de color? ¿Podemos evitarlo?

El cambio de color en frutas, verduras y tubérculos se observa cuando sufren un daño mecánico o fisiológico:

cuando se mondan, cortan, golpean o están muy maduras. En todos estos procesos lo que sucede es que se

dañan las células haciendo posible que la enzima polifenol oxidasa, que está encerrada en los cloroplastos, se

pongan en contacto con su sustrato, que estaba encerrado en otra estructura celular, concretamente en las

vacuolas. Recuerden que las enzimas tienen como función aumentar la velocidad de una reacción, que de otra

manera se produciría muy lentamente.

Pues bien, al entrar en contacto la enzima y su sustrato, las polifenol oxidasas oxidan a un compuesto incoloro

llamado polifenol para transformarlo en otro compuesto incoloro llamado quinona. Las quinonas prosiguen su
oxidación por la acción del oxígeno del aire para formar un pigmento pardo llamado melanina. El mismo compuesto

que hace que nuestra piel se ponga morena cuando tomamos el sol.

A pesar de que el pardeamiento enzimático puede alterar el aroma y el sabor de la fruta y puede reducir su calidad,

las melaninas formadas no son tóxicas y la fruta se puede comer.

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