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de Robert Poste ve con ojo ciudadano, muy verdadera lucha diaria en medio de un entorno
desenfrenado (estamos al final de los veinte, nada grato; sucede como una odisea de los pio-
en 1932), la ruda vida del campo, en donde neros de la imprenta, pero no a finales del siglo
entra sarcásticamente con un bisturí moder- XV sino heroicamente llevada a cabo en 1959,
no. Por ejemplo es en el que se mueve la pro- en un pueblo desintegrado en el que ese co-
tagonista de Jane y Prudence (una excelente mercio era novedad. No muy lejos del entorno
novela de 1953) y a la que llegan ecos de de La librería, los personajes de Pym (también
Londres o de Oxford, sin dejar que persista en Mujeres excelentes, Murió la dulce paloma,
un aire rural escéptico y limitado. Otro tanto Un poco de verdor, Una unión inconveniente),
sucede en La librería, donde Fitzgerald -que se mueven en una latencia amorosa -como su
llevó en efecto una librería y empezó a escri- autora, soltera- y son vistos críticamente por
bir tarde- trata de introducirse, con su perso- esta mujer que trabajó para el Instituto africa-
naje interpuesto, en la vida social del pueblo no. Esos lances y el entorno eclesiástico, que
costero, que conoció personalmente, y donde ella conoció por familia, le sirven de trampolín
decide introducir ese negocio librero. La mi- para su etnología de campo contemporáneo.
rada antropológica de ambas se desenvuelve «Las mujeres dan tanto miedo últimamente»,
sutilmente en medio de la opacidad -viejos dice un solterón, sin rodeos.
lazos sociales, mínimos movimientos de En las tres escritoras se percibe el tra-
cierta localidad- y desconfianza entre sexos. bajo de forjarse -aisladamente- su arte. Las
Pero nada les acerca a una comedia de tres trabajaron, y ejercieron actividades que
costumbres. La finura psicológica de Pym implicaban vida social abundante, incluso
y Fitzgerald, queda complementada por el de apoyo al ejército en la Segunda Guerra.
sarcasmo algo nihilista de Gibbons, eco se- Tuvieron una larga trayectoria como escrito-
guramente de su vida como periodista. Diá- ras, con diversos silencios: Pym fue obliga-
logos y situaciones cotidianos en absoluto da absurdamente al mutismo por el mundo
son concesivos, y la ironía de las primeras se editor, entre 1961 y 1977; Fitzgerald empezó
mezcla con la mordacidad de Gibbons, para a escribir sobre su pasado sólo en 1975, al
indicarnos vidas del siglo XX. Describen una borde de los sesenta años. Las mismas edi-
vida cotidiana un tanto deslucida y grisácea, toriales van a seguir la recuperación de estas
sólo coloreada por la inteligencia y la gracia punzantes autoras: de la primera acaba de sa-
tan manifiestas de estas tres autoras. Sus pro- lir Los hombres de Wilmet (1958), y se nos
tagonistas se ven rodeadas por un mundo de anuncia ya El comienzo de la primavera de
hombres -que funciona en paralelo, pasiva- Fitzgerald. Merecen la atención de los lecto-
mente- al que acceden de muy diversas for- res, pues la pusieron ellas de un modo poco
mas, desde luego en desigualdad con ellos, igualable en su solitario trabajo.
pero con más expectativas y vitalidad. Y por
añadidura las primeras ponen de manifiesto, Mauricio Jalón
indirectamente, sobre qué sustrato social bas-
tante anodino nació el régimen despiadado y
ramplón de los ochenta británicos, neutrali-
zando el influjo de la rebelde generación de JORIS K. HUYSMANS, Aguas grises, Cuatro,
los Pinter, Sillitoe, nacidos hacia 1930. 2010, 150 pp.
La novela de Fitzgerald, muy medida, na-
rra la supervivencia de una librera como una Gracias a la versión magnífica del poe-
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ta Martínez Sarrión hoy tenemos dos libros son un buen punto de partida para compren-
desconocidos en castellano de Huysmans der su literatura, no ajena a ciertos desgarros
(1848-1907), reunidos en un solo volumen que sus antiguos amigos describieron de otro
que lleva por título Aguas grises. Las fechas modo. Por cierto, Zola necesita ser revisado
de esos dos escritos -Apuntes parisienses y a fondo y sin prejuicios en nuestro país: es un
Aguas abajo- son 1880 y 1882. Su autor ha- desconocido en líneas generales, pero su des-
bía sobrepasado los treinta años y estaba aún cripción de la patología social lo hace muy
en el entorno de Zola o de Maupassant, ami- moderno.
gos estrechos desde 1877, pero empezaba a Creemos que sobran los escritos dema-
buscar un mundo expresivo independiente. siado hagiográficos sobre Huysmans ba-
Huysmans fue un escritor de primera fila que sados en su orientación última, decadente,
se sigue recuperando en Francia con volúme- tenebrosa o tétrica. Es posible que una crí-
nes nuevos: Interviews (2002), Zola (2002) y tica radical, como el capítulo que le dedica
À Paris (2005), Écrits sur l’art, 1867-1905 Pasolini, en Descripciones de descripciones,
(2006), son ediciones recientes que han sa- traducido en 1997, sea más fértil para ver sus
cado a la luz diversos testimonios y textos sombras y aclararlas. Pasolini muestra -con
suyos. gran crudeza- lo profético de la obra tardía
En España circulan sólo, pero siempre, las de Huysmans (Al revés), y resalta ese super-
obras más conocidas, Al revés y Allá abajo, hombre ficticio suyo, su neurosis manifiesta,
novelas extrañas y crepusculares de 1884 y sus obsesiones, sus vacíos, sus disfunciones
1891, así que normalmente se capta al autor que le llevan a un pensamiento no articu-
a través de esta obra más obsesiva y «maléfi- lado. Es verdad. Pero la desesperación de
ca», aunque hay otros datos de mayor interés. Huysmans era profunda, y lo fue asimismo
Sabemos que Huysmans consumió deprisa la su vacío y soledad extremas. El protagonista
vida (no llegó a los sesenta años), que era de de una parte de Aguas grises se abre a los
una familia de pintores y fue luego un gran hombres anónimos de grandes ciudades, mu-
crítico de arte, que trabajó como funcionario chos años antes que El árbol de la ciencia de
hasta jubilarse (no fue un ocioso), sabemos Baroja, muchos decenios antes que La náu-
que se sintió vinculado a lo germánico-fla- sea de Sartre, por citar dos grandes novelas.
menco (lo que le facilitó acercarse a otros Su personaje desconcertado es antecedentes
mundos, también acaso extraviarse un poco), incluso de los de Arlt o el primer Onetti. La
que conoció de muy cerca de los mejores es- perspectiva del superhombre revela más bien
critores y pintores de finales del siglo XIX inseguridad, falta de asidero, extremo despo-
(fuesen naturalistas, impresionistas o simbo- jamiento, como sucede con Nietzsche, con
listas), que al final tuvo una crisis espiritua- muchos de los protagonistas tan aislados de
lista y le condujo a una conversión radical, bastante literatura del siglo XX.
como en un espejo invertido. Pasolini ve bien sus debilidades tardías,
Huysmans se definió una vez, bajo cier- pero el pensamiento no articulado de Huys-
to disfraz, como «un escritor extraño y en- mans y su neurosis no le impidieron ser un
fermizo, un personaje de voluntad débil, gran escritor, que lo fue desde el principio y
inquieto, hábil para torturarse, razonador, en conjunto. La mixtura de sus gustos hacen
que ve lo bastante lejos como para captar la de él, además, un creador no tan encerrado
predisposición hacia su mal y resumirlo en estéticamente como otros parisinos de su
frases elocuentes y precisas». Estas premisas tiempo. Huysmans hizo en su tiempo un cu-
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rioso balance de la memoria cultural, y fue plazas de médico de guardia del Hospital Pro-
capaz de transgredirla con cierta audacia. De vincial, en donde se encontraba el Pabellón de
su juventud quedan, como poco estos dos li- Observación de Dementes, la única institución
bros hoy reunidos. Es muy ilustrativa -y está en Burgos que albergaba un reducido número
más cuidada- su obra inicial, de la que Aguas de camas para la asistencia de enfermos men-
grises es un bello ejemplo. tales, dada la inexistencia entonces de mani-
comio provincial. Como añoraba su etapa for-
Vicente Pizarro mativa en Madrid, en un periodo de intensa
efervescencia psiquiátrica, lleno de impulsos
e iniciativas -que el advenimiento de la Repú-
blica, en 1931, permite consolidar en parte-
JOSÉ MANUEL LÓPEZ GÓMEZ, Asistencia decide regresar a la capital de España como
psiquiátrica y salud mental en Burgos: Igna- médico interno de la Beneficencia Provincial,
cio López Saiz (1910-1986), Burgos, Institu- plaza que abandona a los pocos meses, recla-
ción Fernán González, Colección Academos mado a principios de 1934 por las Hermanas
n° 17, 2010. Hospitalarias del Sanatorio Psiquiátrico de
San Luis de Palencia, donde a lo largo de 14
Con ocasión del centenario del nacimien- años va a realizar una intensa labor clínica e
to de Ignacio López Saiz, aparece un acerta- investigadora. Allí se casó con María Botín,
do estudio biográfico y científico de esa fi- de familia acomodada.
gura destacada en la psiquiatría burgalesa de Fue en esta etapa de grandes convulsiones
mediados del siglo XX. Su autor ha sabido (López Saiz acabaría como alférez médico),
contextualizar al protagonista en su ámbito pionero en España de la utilización del elec-
profesional y vital, convirtiéndole en un hilo troshock, sobre cuya técnica, pero asimismo
conductor para abordar el conocimiento de sobre sus graves secuelas y complicaciones,
la nuestra Psiquiatría en el segundo tercio publicó varios trabajos. Instalado ya en Bur-
del siglo XX, de cuya institucionalización gos a partir de 1948, asistió a la aparición de
como especialidad en su medio fue agente los primeros antipsicóticos y ansiolíticos que
reconocido. Desde los inicios en 1929 de su incorporó de inmediato a su práctica profe-
formación neuropsiquiátrica (en el Servicio sional, y sobre los que reflexionó en varias
que el profesor Sanchís Banús dirigía en el comunicaciones en los Congresos Nacionales
Hospital Provincial de Madrid), hasta su trá- de Neuropsiquiatría celebrados por entonces.
gica muerte a manos de un paciente en 1986, De hecho, dada la masificación indiferencia-
la prevención, el diagnóstico y la terapéutica da en vetustos manicomios, defenderá desde
de las enfermedades mentales experimenta- 1960 un tratamiento personalizado y estimu-
ron grandes avances que López Saiz vivió en lador de la independencia e reinserción en el
primera persona, salvo al final de su vida. trabajo.
Nacido en Burgos en 1910, al finalizar los Añadiremos que en 1951 redactó una Psi-
estudios secundarios, comenzó la licencia- quiatría jurídica penal y civil, que conoció
tura en medicina que terminó en Madrid en tres ediciones y fue elogiado por Vallejo Ná-
1932. La muerte de Sanchís Banús ese mismo gera y López Ibor. A él se sumaron de otros
año -al que consideró siempre su maestro fun- tres libros y de 82 trabajos de investigación,
damental-, le determinó a regresar a su ciudad que son detallados en un capítulo final. Tuvo
natal para ocupar una de las tres recién creadas además una intensa labor divulgativa de la
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