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PROBLEMÁTICA AMBIENTAL

Podríamos decir que nuestro planeta es una máquina increíble dotada de autonomía y hasta de una
inteligencia propia para recomponerse tras los desastres naturales, pero como toda máquina, tiene un
límite de productividad y además requiere de un mantenimiento y un cuidado específicos para que su
funcionamiento sea el preciso.
Todos los organismos vivos interactúan entre sí y con el resto de los elementos físicos y químicos que
existen en él en mayor o menor medida, y esas interacciones son el motor que mantiene nuestra gran
máquina en marcha, pero cuando esas interacciones sobrepasan unos límites, los efectos pueden
llegar a ser tan grandes
que el sistema de reciclaje natural no da abasto para recuperarse de la agresión, desembocando en
situaciones de extrema gravedad. Los engranajes pierden sus estrías, los cilindros pierden el
lubricante, las válvulas se atoran, y finalmente el motor se puede llegar a detener.
Esto es lo que puede llegar a ocurrir en un futuro no tan lejano por la actividad de una sola especie
entre todas las que compartimos el planeta: el irónicamente llamado homo sapiens sapiens.

No es una casualidad que las zonas terrestres con menos recursos naturales sean a la vez las más
industrializadas hoy. Es el resultado del consumo masivo y la explotación intensiva. La superpoblación
en ellas debida a continuas migraciones motivó que las necesidades básicas fueran mayores, así que
se talaron bosques, se encauzaron y desviaron ríos, se le ganó terreno al mar, y se diseñaron
programas de agricultura y ganadería intensivas para abastecer de terreno y alimentos a la población.
Pero una vez cubiertas las necesidades básicas, la sociedad demandaba otro tipo de bienes y más
desarrollo, la minería y la industria eran la solución.
En el siguiente mapa podemos apreciar que esas zonas más industrializadas se encuentran, con
excepción de China e India, en similar latitud terrestre:
Curiosamente, las cifras que aparecen en él reflejan el nivel de emisiones de CO2 por el consumo de
combustibles fósiles, es decir, que todos los países situados en la franja del Trópico de Cáncer son los
más industrializados, a la vez que los que más gases de tipo invernadero generan, los que mayor
índice de población tienen a nivel mundial - por consiguiente, donde más residuos y desechos se
generan - donde más energía se consume, y donde menos recursos naturales existen.
Para hacernos una idea del consumo energético, analicemos una fotografía satélite nocturna de la
tierra:
Vemos claramente dónde se encuentran las zonas iluminadas del globo y que nos indican el reparto
de población así como dónde están esas zonas más industrializadas.
Además de la explotación de recursos hasta su agotamiento, hay otros problemas más inminentes y
que también están generados por la sociedad, de los cuales ya estamos sintiendo los primeros efectos.
El cuerpo humano en sí mismo es una fuente de calor, ya que desprende ese tipo de energía por una
serie de reacciones físico-químicas internas, pero además la forma de vida moderna multiplica el calor
generado a partir de cualquier actividad cotidiana. Si accionamos un interruptor tenemos luz, y calor,
si utilizamos un vehículo para desplazarnos generamos calor, si cocinamos necesitamos generar calor,
hasta si corremos un poco incrementamos nuestro calor, es decir, todo lo que hacemos incrementa la
temperatura de nuestro espacio inmediato, y hay que tener en cuenta el principio de que la energía no
se crea ni se destruye. Así pues, el calor que generamos con nuestras actividades no puede
desaparecer por arte de magia y sólo hay dos opciones posibles, o permanece o se transforma, pero
¿en qué se transforma el calor que generamos y cuánto tarda en hacerlo?, ¿qué consecuencias puede
tener ese incremento artificial a nivel de un ecosistema cerrado como es la Tierra?.

Antes de responder a esas preguntas tenemos que considerar que nuestra principal fuente de calor
es el sol, quien por medio de sus radiación calienta el planeta y la atmósfera se encarga de mantener
una temperatura media constante alrededor de los 15º C mediante un fenómeno llamado efecto
invernadero producido principalmente por elementos como el vapor de agua y gases como el metano
( CH4 ) o el dióxido de carbono ( CO2 ), los cuales se encuentran en las cantidades adecuadas para
mantener esa temperatura casi sin variaciones. Ahora bien, la variación en las cantidades de alguno
de esos elementos de tipo invernadero, forzosamente hace que el comportamiento de la atmósfera
frente a las radiaciones solares cambie también, de forma que un incremento de grosor en su pantalla
reflectora hace que se rebote de nuevo mayor cantidad de radiación hacia el suelo de todo el planeta,
con lo que éste se calienta más y se inicia un proceso de sobrecalentamiento a nivel global, al que
tenemos que añadir además el que nosotros generamos a diario.
Recientemente se está hablando de un fenómeno paralelo y también producido por el hombre, aunque
de forma inconsciente, que de alguna forma equilibra o ralentiza la velocidad de calentamiento por
efecto de los gases liberados, y es el oscurecimiento global . Las partículas en suspensión liberadas
a la atmósfera son capaces de reflejar hacia el exterior del planeta una parte de las radiaciones solares,
lo que contrarresta por una parte el aumento del efecto invernadero, sin embargo también recorta la
cantidad de partículas luminosas que nos llega, y la luz solar es la clave de la vida por ser el alimento
de la base de la cadena alimentaria (fotosíntesis vegetal), con lo que esas partículas contribuyen a
reducir la velocidad de incremento térmico pero ocasionan un nuevo problema al recortar el nivel de
insolación, y también de evaporación con lo que afectan directamente al ciclo natural del agua.
Sobre el problema del calentamiento global se han propuesto varias iniciativas para tratar de impedirlo
o al menos frenarlo, pero el problema es que aún no se ha demostrado la efectividad real de ellas,
otras tienen un costo tan elevado que las hace inviables, y en definitiva, no se sabe qué consecuencias
podría traer la aplicación de un sistema a nivel global de un mayor oscurecimiento artificial o la
reducción de emisiones de gases invernadero sin la prevención que haya una continuidad de
emisiones de partículas que hagan que siga decreciendo el nivel de insolación terrestre.
El problema del calentamiento por los gases de tipo invernadero generados por el hombre se ve
incrementado por su capacidad destructiva en una carrera de progreso. Las plantas absorben el CO2
de la atmósfera y lo transforman en O2 mediante la función clorofílica, pero la deforestación está
haciendo que nuestro sistema de renovación de aire comience a fallar y cada vez se pueda reciclar
menos CO2 , con lo que se incrementa su volumen atmosférico y por tanto la temperatura de todo el
sistema.

Al calentarse la atmósfera varían las condiciones de humedad en ella, y las masas de vapor de agua
son desplazadas fuera de sus latitudes habituales, con lo que se alteran las estaciones y la lluvia varía
de lugar y de intensidad. Por ello estamos viendo tormentas típicamente tropicales en zonas donde
antes nunca se vieron, o zonas que siempre fueron húmedas y que hoy presentan una necesidad
urgente de agua.
A todo ello tenemos que sumar que el incremento de la temperatura global ya está afectando a las
zonas heladas del planeta y hasta los hielos fósiles han comenzado a mostrar claros signos de
debilidad. Los glaciares son una importante reserva de agua dulce para el hombre, y durante el último
siglo han experimentado un serio retroceso hasta el punto que algunos de ellos ya han desaparecido
por completo.
Lo mismo ocurre con el hielo de los casquetes polares. Se calcula que al ritmo de calentamiento actual,
en muy pocos años no quedará nada de hielo ártico, y en el antártico se ha observado un retroceso
impresionante de la capa helada que ha dejado al descubierto la tierra en muchos puntos en los que
nunca antes se había visto.
El deshielo de los polos significaría un aumento en la temperatura de las aguas, lo que incidiría en la
trayectoria y hasta en la interrupción de las corrientes oceánicas que funcionan a modo de
intercambiador térmico entre los dos hemisferios terrestres.Ahora ya se están notando indicios que
delatan que ésta variación se está produciendo, dado que los cardúmenes de peces habituales de una
latitud se están desplazando, como es el caso de las masas de anchoveta que poblaban las costas de
Perú y hoy se han desplazado hacia el sur en busca de otras temperaturas, encontrándose
actualmente frente a Chile.
El calentamiento oceánico presenta un problema añadido. En los fondos marinos hay inmensas
cantidades de hidrato de metano, el cual se mantiene estable por condiciones de presión y
temperatura. Sin embargo, un incremento de la temperatura puede hacer que el hidrato de metano
sufra un proceso de sublimación, pasando a metano en estado gaseoso que saldría directamente a la
atmósfera y pasaría a engrosar la capa de gases invernadero para seguir incrementando la
temperatura global en una espiral sin fin.

Además de la liberación de metano y de los movimientos de fauna acuática, que ya están afectando
notablemente a la economía y la industria de países que tienen a la pesca como una de sus principales
actividades y fuentes de ingreso, el cambio de las corrientes oceánicas afectará a fenómenos
atmosféricos de gran importancia, como los síndromes climáticos de “El Niño” y “La Niña”, tornándolos
en unos eventos de intensidad y violencia con proporciones históricas y que alterarían a su vez el clima
mundial por el principio del efecto mariposa, lo que ocasionaría a su vez graves pérdidas humanas y
económicas en las zonas más afectadas y motivarían una nueva era de migraciones masivas a zonas
más estables, con lo que el desequilibrio económico y el caos social por el incremento repentino de
población serían globales.

Otros factores

El calentamiento global y el oscurecimiento global no son los únicos problemas a los que nos
enfrentamos, aunque sí de los que más se habla quizá por afectar de una forma más evidente a un
mayor número de personas, ya que sus efectos se transmiten a nivel atmosférico y es imposible
parcelar el espacio aéreo de cada país para que no se mezcle con el resto.

El afán de progreso de la humanidad es insaciable y ya hemos llegado a un punto de total dependencia


de la tecnología, la cual necesita proveerse cada vez en mayor medida de recursos naturales para
avanzar incesantemente. El problema es que cada vez somos más humanos y las fuentes cada día
son menos pero el consumo no se frena por ello.

Las modas, el ocio, la electrónica, las prisas, el dinero… Todos estamos sometidos a las pautas que
nos dicta el mundo moderno hasta el punto que no somos capaces de entender cómo nuestros abuelos
podían vivir fuera de las grandes ciudades de hoy sin internet, sin móvil o sin televisión. Pero lo hacían
y casi con seguridad disfrutaban de una calidad de vida mucho mejor de la que hoy tenemos rodeados
de tanta tecnología. Los artículos desechables de algún tipo no faltan en ningún hogar, pensamos que
el agua es sólo eso tan mojado que sale de un grifo y que seguirá saliendo mientras paguemos la
factura mensualmente, que la luz está dentro del interruptor que accionamos y que siempre estará ahí
cada vez que la necesitemos, criticamos al gobierno por poner el precio de las gasolinas tan alto pero
no por eso dejamos de utilizar el automóvil en todos nuestros desplazamientos, vivimos conectados a
internet hasta el punto que ya se habla de un síndrome que se da entre los jóvenes y les hace confundir
la realidad y los llamados mundos virtuales, las modas se han instalado en la sociedad como una
religión y si no llevas un Tommy o un Ralph Lauren puede que te miren mal y seas rechazado en
determinados ambientes sociales, tu celular debe ser de última generación, tu automóvil del año y de
alta gama, tu peso no debe ser ni demasiado ni muy poco, hay que viajar en Jet, ser cool, asistir a un
Gim, comprar en Mall´s, visitar al plástico de vez en cuando para hacerse una lipo, mezclarte en
ambientes chic, y para los nostálgicos queda bien tener un canal de televisión como National
Geographic para ver la naturaleza de vez en cuando por una ventanita, pero eso si, en un plasma
digital HD con sonido Dolby Prologic y si es posible recién comprado.
Gracias al agresivo marketing de los últimos tiempos para mantener una industria que depende
exclusivamente de su volumen de ventas y con el afán de ésta por tener cada vez más potencial
económico, todo se ha enfocado únicamente a la imagen y a la fachada quitándole toda la importancia
al contenido, y las reglas sociales se han vuelto tan exigentes por ello que se han perdido por completo
los valores morales que contribuían a mantener el delicado equilibrio de la naturaleza.
Vivimos en la era del plástico y de los desechables, y en muchos lugares resulta muy difícil encontrar
artículos que no se vendan retactilados en láminas plásticas o en envases de poliestireno expandido
que muchas veces van a parar a la basura doméstica y así representan serias amenazas
medioambientales. Hace unos años, un oceanógrafo llamado Charles Moore descubrió por casualidad
una verdadera isla plástica flotante cerca de Hawai y del tamaño de Texas, formada por el arrastre de
materiales flotantes que debido a las corrientes oceánicas se van agrupando en una zona donde el
índice de contaminación es crítico, ya que la razón es de seis kilos de plástico por cada kilo de plancton.
Los artículos de plástico tienen la propiedad de no degradarse sino que se fraccionan en partículas
más pequeñas y además retienen sustancias tóxicas en suspensión, con lo que son tragadas por la
fauna marina que es envenenada al ingerirlas.

Existen muchos otros tipos de efectos contaminantes de igual importancia, como los vertidos
industriales y de alcantarillado a ríos y mares, vertederos en precario que liberan lixiviados al suelo y
metano a la atmósfera, abonos químicos y pesticidas utilizados en agricultura que envenenan los
acuíferos subterráneos, sistemas intensivos de agricultura destinados al engorde de ganado y la
producción de biocombustibles, procesos industriales totalmente ajenos a la normativa ambiental
(especialmente China), liberación de gases CFC que atacan y destruyen el ozono, pruebas nucleares,
accidentes por derrame y filtraciones, etc., pero el denominador común es que todos ellos son producto
de la actividad humana, y todos ellos acarrean graves consecuencias medioambientales.

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