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Entre las historias que se cuentan en San Miguel, tal vez una de las más curiosas sea cierta

leyenda acerca de dos jóvenes que salvaron el mundo. Si alguna vez pasás por el barrio Alvear y
tenés un minuto, tal vez valga la pena preguntarle a algún parroquiano si conoce la historia. Si la
conoce, tal vez sonría y mirando el cielo para buscar inspiración, la empiece de la siguiente
manera:

Era un sábado de comienzos de mayo del año 2012, Boca se ilusionaba con la posibilidad de una
Libertadores mientras River avanzaba agónicamente de nuevo a la primera categoría, cual Odiseo
emergiendo del Hades. En la parroquia del Patriarca San José, los jóvenes del MEJP1 tenían su
reunión habitual que culminaba en Misa. Tras esta, el entonces párroco llamó a sus fieles y
peronistas colaboradores, Matías y Juan, a una conversación privada.

Como es probable que no los conozcas, vale la pena hacerte una descripción de nuestros
personajes. Matías era un muchacho de ojos claros y jopo, y Juan era de cabello castaño y rizado.
Bueno, tal vez no haya mucho más que decir sobre ellos en este momento. Tito era un viejo
sacerdote jesuita, del que es difícil decir algo con claridad, ya que siempre iba y venía, y
conversaba con gente de todo tipo, y cualquier intento de informarse sobre él daba en el vacío. Se
lo conoce por muchos nombres, y hasta donde tengo entendido, en otras historias aparece como
el “Peregrino gris” o “Mithrandir”. “No te metas en asuntos de jesuitas, que son astutos y fáciles
de enojar” suele decirse por aquellos pagos a los curiosos, y tal vez valga la pena hacer caso.

De cualquier modo, Tito no sólo oficiaba de párroco, sino que era el mentor de aquellos jóvenes, y
solía hablarles de Perón, de historia universal y de las cosas más variadas. Pere ese día, la
conversación sería diferente.

-Ehmm… ¿ustedes tienen algún tipo de escrúpulo en quemar una imagen religiosa?- tiró el cura
en su despacho. Nuestros jóvenes amigos asintieron sonrientes, siempre dispuestos a ayudar a su
maestro.- Y… ehh, ¿incluso si está maldita? Jo, jo, jo.2

Esa era una salida inesperada y nuestros héroes quedaron en silencio.

-Verán, -continuó Tito- les digo a ustedes porque sé que tienen experiencia en estas cosas3. ¿Se
acuerdan de la imagen esa, del Cristo yaciente?

Los dos muchachos asintieron, mientras un escalofrío les recorría la espina dorsal. La imagen,
horriblemente real de un hombre con la carne viva y cortajeada los había asustado más de una
vez cuando estaba exhibida en la parroquia. No había niño o animal que no temiera la temible
figura, y todos los vecinos le asociaban hechos fatídicos. Se contaba por ejemplo, de un hombre
que tocando el vidrio que lo contenía, quedó paralítico, o de la vieja que se desnuco tropezándose
en frente mismo. Hace años que había desaparecido, pero ellos no tenían idea de dónde se
hallaba.

1
Movimiento Eucarístico Juvenil y Peronista.
2
Tal vez estés pensando en una risa del tipo Papá Noel. Olvidala, si tuviésemos que comparar la risa del
padre Tito, se acercaría más a la del doctor Hebert de los Simpson.
3
En efecto, se dice que ambos se habían destacado en la Brigada de exorcismos del MEJP, además de ser
expertos –gracias a las películas de terror orientales- en asuntos paranormales.
-Bien,- continuó el sacerdote- necesitamos que usen todas sus habilidades para esta empresa… el
mundo depende de su éxito.

La historia de la imagen era un tanto turbulenta y oscura. Su origen era desconocido, pero parece
ser que los primeros testimonios históricos de los que se tiene registro son del año 1101 después
de Cristo, en Tierra Santa. Los caballeros Templarios habían dado con ella excavando en donde
había sido el Templo de Salomón4, y habían percibido su naturaleza maligna desde un principio. La
trasladaron entonces a Europa donde fue custodiada por la Orden hasta su disolución en el año
1312, pasando la Reliquia Maldita a manos de Felipe el Hermoso, rey de Francia. La Corona
Francesa mantendría el horrible tesoro hasta que en el año 1605, la donarían a la orden jesuita.

Qué pasó con la reliquia todo el tiempo que media entre el siglo XVII y XXI sería largo de contar,
además de imposible, ya que aparece y desaparece de las fuentes y documentos de la época. Sin
embargo, pensando los testimonios que tenemos de ella, seguramente traía a todo aquel que
tuviese contacto con ella los peores dolores de cabeza imaginables5. Baste para nosotros saber
que la misma había sido encomendada al padre Tito, que en los años ’90 la llevó a una parroquia
“del Fin del Mundo”. Es decir, de un barrio marginal en una ciudad del tercer cordón del
conurbano bonaerense…

Ahora, si me estás siguiendo y tenés la memoria despierta, recordarás muy bien que el año 2012
se caracterizó por algo que los expertos han dado en llamar “la paranoia Maya”. Todo el mundo
esperaba que se acabara el mundo el 21 de diciembre de ese año, de la misma manera que
esperaba que se acabe en el comienzo del milenio. Lo cierto es que en mayo de 2012, el entonces
Papa Benedicto XVI mandó una carta a su fiel padre Tito, informándolo de que los investigadores
del Vaticano habían descubierto una relación entre las profecías mayas que hablaban del fin del
mundo y la Reliquia Maldita.

¿Cuál era esta relación? Bien, Juan y Maty nunca vieron la carta, y como fieles soldados que eran
nunca pidieron demasiadas explicaciones. Yo mismo traté de ponerme en contacto con Tito para
aclarar esta situación, sin embargo, cuando fui a buscarlo a la parroquia, me dijeron que había
habido un cambio de párroco y que Tito se encontraba ahora como capellán de Manuelita, que si
no me equivoco y la canción no nos engaña, vivía en Pehuajó, pero se fue a París. De cualquier
modo, te toca a vos, lector escéptico, llenar estos huecos si te place. Pero volvamos…

-Confío en ustedes chicos, han luchado en muchas e innumerables batallas6…- se pausó.- Sin
embargo, no se confíen. El Enemigo tiene muchas trampas y formas de atacar… puede aparecerse
violentamente o disfrazarse en una mujer sensual, un partido de fútbol… Bien, no lo dejen estar.

4
Hablando con Juan, una vez me dijo que él especulaba a partir de eso que se trataba de una imagen judía
parodiando la muerte Cristo. Habrían hecho la imagen con la intención de demostrar que el galileo
continuaba muerto. Sin embargo, todo esto no deja de ser una especulación.
5
No faltan historiadores de la compañía de Jesús que le achacan a la Reliquia Maldita el ser la causante de
la supresión de los jesuitas en el año 1779.
6
Hay personas que hablan en serio, y personas que hablan en broma. Con Matías y Juan, uno nunca podría
estar seguro de si hablan en serio o en broma; más bien hay que imaginar que ellos hablan de otra manera.
A su manera. Por ejemplo, comentando este pasaje, Matías siempre suspira de satisfacción y comienza a
hablarte de sus luchas, que van desde haber servido entre las filas de Morgoth, hasta la Guerra de Malvinas,
hablando con nostalgia de Aníbal Barca, las guerras médicas y del peloponeso, Alejandro Magno, los
Matías y Juan asintieron, y mirándose, dijeron con un suspiro: la Niña7 siempre anda por ahí. Sin
embargo, cada vez que hablaban de resolver el asunto, algo sucedía.

El Enemigo se presentaba en forma de un locro mal hecho para recaudar fondos8, una curiosa
moda de enamorarse de los hombres que hacían las cosas rápidas (que hizo entonces muy
populares a nuestros héroes), parciales, finales, combates, un Congreso Internacional de MEJP…
No había forma, la agenda siempre estaba ocupada. Y entonces llegó diciembre.

-¿Vas a la caminata a Luján del 8?- Preguntó Matías.

-Sí, vayamos… ¿ESTAMOS EN DICIEMBRE?

-Ohh rayos.- se miraron consternados.- Bien, tal vez valga la pena ir juntos y pedirle
especialmente a la Virgen que nos ayude a terminar nuestra tarea… ¡antes de que acabe el
mundo!

-Un plan perfecto- cerró Juan.

Esa noche fueron a Luján, Matías caminando y Juan en su fiel bicicleta mágica9 Estrellita. Vale la
pena detenerse un segundo en esta tangente, ya que tanto uno como el otro, que viajaban
separados, fueron atacados por lo que suponían fueron “Názguls” a la altura del primer puente.
Cuando al día de hoy le preguntas a cualquiera de los dos sobre el asunto, ambos entrecierran los
ojos y hablan de la oscuridad que envolvía todo aquella noche y el grito desgarrador de los
espectros. Sin embargo, es difícil sacarles otra cosa sobre el encuentro, y a pesar de mis esfuerzos,
no encontré otros registros que hablen de espectros del anillo esa noche.

Al encontrarse en Luján, Matías y Juan decidieron rezar juntos. Parece ser que tuvieron
problemas, pues cada vez que intentaban decir el “líbranos del mal…”, una fuerza les presionaba
el cuello… Sin embargo, consiguieron rezar y en un momento de iluminación, determinaron
acabar con la Reliquia Maldita el mismísimo día límite: el 20 de diciembre, un día antes del Fin del
Mundo.

Cuando hablo con Maty para que me indique las peripecias de ese día, siempre comienza
hablando de hordas de orcos que se atravesaban en su camino para evitar que llegue a la
parroquia. Sin embargo, todos sabemos –dice Maty- que los orcos son enemigos sencillos de
derrotar, el problema –continua- se presentó a unas calles del objetivo cuando una ametralladora
misteriosa trató de hacer blanco con él. Corriendo en zig-zag, logró llegar sano y salvo.

romanos, Carlomagno, Napoleón… Por su parte, Juan endurece el semblante y rememora un recorrido
similar, pero muchas veces contrario: servir a la casa de Feanor, hoplita griego, legionario romano, cruzado,
contrarrevolucionario de la Vendée… Si alguien intenta señalar que ellos son demasiado jóvenes, solo
responden con una sonrisa….
7
Nada sabemos de la Niña, sino que es un espectro que atormenta el MEJP del Patriarca San José desde
hace años. Matías especula acerca de que se trata de la mismísima Ifigenia, que atormenta a los aqueos –
Juan dice haber participado con ellos- y a los troyanos –Matías dice haber participado con ellos- de su
muerte a manos de su padre Agamenón.
8
Suceso que merecería un cuento propio.
9
La calidad mágica de “Estrellita” es desconocida, pero ambos aseguran que lo es.
Por otra parte, cuando hablo con Juan, la historia no deja de ser menos fantástica: mientras se
dirigía a la parroquia en bicicleta, una gran manada de huargos se interpuso y lo persiguió hasta
las mismísimas puertas del Patriarca, donde la presencia de Matías y Tito los ahuyentó. Debo
decir que cada vez que intento constatar estos testimonios con lo que cuenta la gente del barrio,
el asunto se pone difícil, ya que, si bien tímidamente, los vecinos asienten o niegan las versiones
de nuestros héroes y resulta imposible sacar nada en limpio. Confiemos pues en ellos, pues si algo
hay seguro, es que todas las fuentes confirman que ese día, en ese lugar, sucedió algo
excepcional.

El Padre Tito abrió entonces la parroquia y se despidió de los muchachos, dándoles una bendición
especial y un consejo para la ocasión: antes de hacer nada, piensen siempre ¿qué haría Perón en
mi lugar?

Si conocés la Parroquia del Patriarca, sabrás que el edificio tiene dos torres, una mayor que lleva
el campanario, y otra menor. Tras ver todos los inconvenientes que traía la Reliquia, el padre la
había confinado hace algunos años al cuarto más alto de la torre más baja. Nuestros amigos
fueron a buscarla allí, pero una magia poderosa y oscura los detenía. No había luz, sino incluso
una “no-luz” imposible de pasar. Para darse valor, los chicos comenzaron a cantar:

Los muchachos peronistas…

Y a medida que cantaban, la no-luz retrocedía. Por fin pudieron subir, pero la habitación estaba
llena de tela de araña y cadáveres de paloma. Incautamente, Juan avanzó y tocó un poco de la
trampa, pero con la velocidad que lo caracteriza, Matías consiguió detenerlo. Se estarán
imaginando lo lógico: una grande y negra araña habitaba allí, alimentándose de palomas y
catequistas, y obteniendo fuerzas de la maldad de la Reliquia… Nuestros héroes hicieron la
fusión10 y derrotaron con facilidad al horrible arácnido.

Con delicadeza y repulsión bajaron la imagen. Cuando Matías habla del contacto con la Reliquia,
dice que nunca tocó en su vida nada más frío y muerto que eso; por el contrario, Juan dice que en
todo momento que tuvo en sus manos la imagen diabólica, sintió que la misma estaba viva y que
se retorcía como una lombriz entre sus manos.

Una vez al aire libre, prepararon el fuego con carbón, madera, aceite y velas, y siguiendo los
métodos que decían haber aprendido de los enanos de las montañas. A la hora de preparar el
fuego, Matías siempre dice haberse destacado: sin embargo, las fuentes más confiables indican
que es Juan el que se encarga de esas cosas prácticas, y el más ducho en prender fuego y quemar
cosas. Sea como fuese, lo cierto es que nuestros héroes se encontraron con que el fuego normal,
incluso preparado “a la enana”, no conseguía dañar la Reliquia, sino tan sólo ennegrecerla un
poco para darle un aspecto más temible. Lo cierto es que las horas pasaban, ya era de noche, y el
trabajo no había avanzado ni un poco. Si estás atento, recordarás que estaban llevando a cabo
este trabajo el mismísimo 20 de diciembre, la víspera del fin del mundo, y que entonces, tenían
que destruir a la Reliquia antes de las 00.00 horas.

10
Que ellos pueden hacerla me lo han confirmado más de una vez diversas fuentes, y yo mismo creo ser
testigo de una ocasión. Nunca se ponen de acuerdo sin embargo, en si se transforman en “Majuan”, o en
“Juatías”.
-Esto no funca,- dijo Juan- necesitamos destruir su protección.

-¿Qué proponés?

-Con una buena hacha podríamos debilitar su coraza de maldad y permitir que el fuego la
consuma… bien, tengo un hacha enana en casa, llamá a Angy para que la traiga mientras yo
acomodo un poco el fuego.

En ese momento, Matías se dispuso a llamar a Ángeles, la hermana de ambos para que los lleve el
hacha. Mientras, Juan acomodaba un poco el fuego… ¡Insensato! Al tocar la oscura Reliquia
Maldita lanzó un horrible grito de dolor y cayó sobre el fuego. Matías se asustó mucho, y lo quitó
del fuego mientras intentaba devolver en sí al joven Juan, que lanzaba desconsolados gritos y
espuma por la boca, presa de una posesión demoníaca.

Cuando hablo con Ángeles al respecto, siempre suele contar que Matías la llamó por teléfono a
las 20 horas de aquel caluroso día, y que le reclamaba que vaya a llevarles el hacha. La voz de su
amigo sonaba desesperada, y conseguía distinguir además, el ruido de los gritos de su hermano.

Al día de hoy, Juan no consigue describir lo que sucedió en ese momento que se desvaneció.
Apenas y dice algo de haber tocado la Reliquia, y de imágenes horribles que se le presentaron:
mujeres lindas saliendo con chicos feos, spots de la campaña presidencial de De la Rúa, canciones
de Locomía… Sim embargo, Matías consiguió devolverlo a la realidad golpeándolo con un crucifijo,
viejo método de exorcismo.

Una vez en sí, decidieron que Juan vaya a buscar el hacha montado en Estrellita, y que Matías se
quedara. A toda velocidad, nuestro joven y ruludo héroe fue hasta su casa, tomó el arma y volvió,
aunque para hacerlo tuvo que embestir una columna de orcos y huargos que trató de emboscarlo.
Nuevamente, aquí conseguir fuentes se vuelve engorroso, sin embargo, más de un testigo afirma
haber visto a Juan luchar con perros muy pero muy grandes en la calle Muñiz.

Ya con el arma en su poder, Matías avivó aún más el fuego y entre ambos comenzaron a atacar
por turnos a la desgraciada imagen. Cada vez que asestaban un golpe, tenían que cuidarse de las
filosas astillas que salían volando prendidas fuego, y de la sangre negra que manaba de la
Reliquia. La madera policromada ardía generando humo de los más diversos colores, tóxico
seguramente, y muchos vecinos cuentan haber visto y olido aquello. Por fin, y siendo casi la media
noche, la Reliquia terminó de arder y el mundo quedó a salvo…

Sin embargo, la Niña, que no podía soportar ver a Maty y a Juan triunfantes, jugó una última carta
para al menos, desprestigiarlos: hizo sonar la alarma, haciendo que un buen vecino llamado
Horacio, y su para nada masculino hijo Jony se acercaran a ver lo que sucedía. Al llegar, se
encontraron nada más y nada menos que con Juan y Maty, ocultando restos de algo quemado,
con un hacha en su poder, y para peor, uno de ellos sin remera11. Al día de hoy, no puede verlos a
la cara…

Por último, nuestros héroes juntaron sus cosas y se marcharon, visiblemente satisfechos. Pero el
Enemigo, que no le gusta perder, los emboscó esperándolos a la salida de la iglesia con un ejército

11
Matías.
de orcos, balrogs y otras malas yerbas. Nuestros animados muchachos, montaron en Estrellita
cuales caballeros templarios: Juan conducía, y Matías parado en el asiento de atrás, blandía el
hacha para atacar a diestra y siniestra. Ante la acometida de los veloces guerreros, el ejército
enemigo se dividió y huyó, pero un dragón salido de Dios sabrá donde, lanzó una bola de fuego a
la rueda trasera de Estrellita, derribando a nuestros amigos. Sin embargo, desistió de seguir el
combate al ver que Matías y Juan estaban intactos y furiosos, dispuestos a vengar a Estrellita,
cuya parte trasera quedó para siempre marcada.

Eso es todo lo que la gente del barrio cuenta sobre esta historia. Puedo adivinar, mi querido
lector, de que no te he convencido de que esto sucedió realmente. Si dudás, podés ir preguntar a
casi cualquier vecino, o a algún chico de MEJP, o a los propios Maty y Juan. Pero más allá de eso,
te invito a que pienses en esto.

Tal vez la historia sea una exageración, o tal vez sea verdad. Pero ¿no es posible que en un
momento cualquiera de la historia, en un lugar cualquiera de la tierra, el Destino del Mundo
dependa de unas pocas personas? ¿Quizás incluso una sola? Puede ser que un día, algo muy
importante dependa de vos aunque no puedas ver más allá de lo aparentemente inmediato. Tal
vez el destino del mundo depende de las cosas más cotidianas. Si es así, vale la pena
imaginárselas como una lucha grandiosa.

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