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1-2018

Spanisch

Discurso de Bruno Gröning en Springe


el 4 de octubre de 1958
Vortrag von Bruno Gröning in Springe am 4. Oktober 1958
1
Queridos amigos, ya que pudieron oír una parte, solo una pequeña parte de los discos
que yo les he traído de Lourdes y que les he hecho escuchar, creo que ya por lo menos
se han podido hacer una pequeña idea de lo grande que son la necesidad y la miseria de
mucha gente y de cómo ahora las personas pasan realmente, realmente proceden a
conectarse con Aquel a quien pertenecen. Entonces las personas pueden pedir, pueden
rezar.

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Los rumores de fondo [en el fondo se escucha rezar en voz alta, etc.] que han percibido,
no han sido grabados con nitidez, es decir, para hacérselos escuchar con claridad a
ustedes. Pero por otro lado existe allí ese tipo de ruidos, de tal manera que a uno no le es
posible grabar el disco con un sonido puro, es decir que lo que podemos oír siempre
contiene rumores de fondo. Pero esas no son las únicas interferencias que se encuentran
en Lourdes. Hay varias interferencias.
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La mayoría de las personas que como ya había dicho antes, han ido a Lourdes, se
encuentran allí mayoritariamente sin haberse preparado. En lo exterior parecen transmitir
que ya son auténticas y verdaderas personas creyentes. En realidad las personas son
más bien religiosas de tal forma que han exteriorizado aquello que han asimilado, tal
como han absorbida la creencia, eso ya de por sí sería lo correcto.
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En general hay mucho allí que no está bien, porque las personas que realmente buscan
la sanación y también creen poder recibirla allí, están rodeadas de muchas otras personas
que no se comportan con calma, tal como ustedes se comportan con calma aquí, sino que
molestan continuamente. Yo sigo diciendo que en un lugar tan sagrado como aquel, las
personas no deberían rezar en voz alta, no deberían rezar con la boca, sino con el
corazón.
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Y este comportamiento llevaría entonces a que muchas personas no serían molestadas
por alguna que otra persona, ni por la gran multitud. Yo sé que de ser así, muchas más
personas recibirían la sanación, sin embargo allí las molestias a su alrededor son
demasiado grandes y fuertes.
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Bien, queridos amigos, ustedes reciben la verdadera enseñanza. Yo mismo estoy
realmente muy conmovido por aquello que he visto allí, aunque yo ya he visto sufrimiento
y miseria aún más grandes en mi vida terrenal. Pero si se observa a las personas con
detenimiento – incluso aquellos enfermos que realmente están indefensos, que dependen
de la ayuda de sus prójimos – todavía no han captado la gran envergadura de todo ello. Y
estas personas se han dejado llevar hacia allí simplemente haciendo el intento, intentando
recibir la salud.

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En la mayoría de los casos no están preparados. Y por otro lado están tan distraídos
cuando se los lleva con el cochecito a la gruta, que miran hacia la izquierda, hacia la
derecha, hacia abajo, hacia arriba, y se ocupan con tantas otras cosas – las mujeres con
sus bolsos, con sus collares y los hombres con sus bastones y qué se yo cuántas otras
cosas tienen. La mayoría de las personas allí en Lourdes llevan un rosario en la mano y
rezan.
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No es una vergüenza si rezan en público en la calle. Pero como he dicho, queridos
amigos, eso lo hacen, quien más, quien menos, solo con la boca. !Quién de ellos estaba
realmente presente con el corazón! Si yo hubiera procedido a … – y justamente tenía que
estar allí en un momento en el que había alemanes – creo que me darán algún derecho
para decirles a los presentes no solamente algo, sino aquello que necesitan para guardar
el orden, que es imprescindible.
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Pasemos a los demás creyentes (de negocio). Hay muchas personas que se han ido a
radicar a Lourdes. Aquellas personas viven allí, las unas con un negocio, las otras con un
hotel, con una pensión, otras tienen un restaurante, todas en la fuerte creencia – a estas
personas nadie les puede quitar su creencia, ya que esa creencia se convierte en
realidad, se hace verdad – esas personas creen en un buen negocio. Y de verdad hacen
un buen negocio.
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Pero vayan a verlas y pregúntenles – cuántas veces yo ya lo he hecho, en muchos de
estos negocios, también en los hoteles se habla alemán. Me he encontrado con muchas
de estas personas allí. He hablado con ellas y les he hecho preguntas, si es que ellas
creen y en qué medida creen. Hasta ahora siempre he recibido la respuesta: “En ese
embrujo, en esas ceremonias, en una histeria de ese tipo no se puede creer.” “No”, digo
yo, “Pero ustedes hacen un buen negocio, en el negocio sí creen.” “Sí, el negocio marcha
bien, si no, no estaríamos aquí tantos empleados.”
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Miren, amigos, como se ridiculiza aquello, como de nuevo aparece lo mundano y como
las personas saben hacer un buen negocio de todo. ¿Cómo puede el que busca la
sanación, él que realmente necesita la sanación, a quien ninguna persona pudo ayudar,
recibir su sanación, ser realmente llevado al orden divino?
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Sí, queridos amigos, no es cuestión de que la suerte siempre esté presente. Ustedes
mismos también tienen la tarea de realizar el bien aquí en esta vida terrenal y en la vida
que está por venir, en la cual hoy en día no todas las personas puedan creer, ni quieren
creer – porque hoy día hay muchas enseñanzas que están totalmente deformadas, que
son totalmente erróneas. Las personas realmente no puedan creer en la continuación de
la vida, en una reencarnación o en un regreso aquí a la tierra aunque ya ha habido
muchas pruebas de ello.
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Como ya he dicho, cada persona tiene el deber y la obligación aquí, mientras que pueda
estar aquí en esta tierra divina, de hacer el bien, para que no le suceda nada malo. Y para
que también ocupe el lugar que Dios le ha asignado. Pobre aquel que hace el mal aquí,
quien ensucia su conciencia.
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Y si él cree que aquí le va bien, si gracias a ello, dicho brevemente – como ustedes
también suelen expresarse – puede pasar por encima de la gente, no se interesa por una
vida humana, porque ha caído presa de ese afán por poseer, de ese culto al amor propio,
y por ello hace todo lo posible por recibir mucho dinero, y entonces cree poder forjar mejor
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su propia suerte. No amigos, esas personas que se han entregado al mal, a estas
personas que sirven al mal, a ellos de verdad no les va a ir nada bien.
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Tenemos que cumplir nuestro deber aquí en esta tierra, no solamente yo, sino ustedes
también, cada uno de ustedes. Y el que no conoce su deber, su misión, su llamamiento,
como ha sido determinado para él, entonces no lo puede cumplir. Él creía estar en esta
tierra solo para vivir su vida cotidiana tal y como está acostumbrado a hacerlo, tal como se
ha acomodado, tal como ha trabajado para ello, para después, en algún momento, poder
dejar caer las manos en su regazo y poder vivir una vida sin preocupaciones.
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No, amigos, para eso no es. ¿Dónde quedan ustedes, dónde queda el prójimo, dónde
queda toda la humanidad, dónde queda la vida? ¿Qué es la vida? ¡La vida es Dios! Pero
aquí, lo que sucede en Lourdes y también sucede en otros lugares que ahora no necesito
enumerarles, algunos de Ustedes ya saben lo que sucede de bueno aquí y allá, donde las
personas no esperan lo bueno, sino donde hacen lo necesario para ganarse lo bueno,
donde se entregan y donde también reciben lo bueno.
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Con buena razón les digo: ¡Amen, amen la vida – Dios! Dios está en todas partes y con
ello se ha dado una pequeña prueba de que Dios en realidad, en verdad está en todas
partes. Dios quiere vivir en cada corazón, en el corazón de cada persona. Y ustedes,
queridos amigos, aprendieron en su niñez una oración: “Yo soy pequeño...” Y con ello
realmente le han hecho una promesa a Dios, cuando siguieron diciendo: “... mi corazón es
puro, nadie más que Dios debe habitar en él.”
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Yo les pregunto, amigos, han sido fieles a su palabra, a su promesa hasta hoy? - ¿Sí o
no? No tienen que contestar con la boca. Pero ustedes mismos sabrán si han dejado de
lado esta pequeña oración. Ustedes se sintieron grandes, se sintieren mayores y se han
desprendido de la niñez. Desprenderse de la niñez significa desprenderse de Dios.
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Se han ensalzado sin que lo hayan querido. Pero ustedes vivían simplemente en la
creencia de sus antepasados que debe ser así. “Yo soy el papá, yo soy la mamá y los
chicos tienen que obedecerme. Yo soy mayor que aquel, yo soy mayor que aquella. Aquel
o aquella no me pueden decir nada, yo sé más que ellos.” Y así de altivo es el hombre. Él
se ha maleducado y se ha engreído. Él no es humilde, sino que se convirtió en altivo. ¿Y
dónde queda el ser human mismo? Quién se ensalza, se denigra.
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Queridos amigos, no quiero seguir advirtiéndoles, pero si quiero darles una cosa para su
camino, que de una buena vez lleguen a reconocerse a sí mismos, para que así también
sepan que son un real y verdadero hijo de Dios y que Dios les ha regalado una vida
terrenal para que ustedes puedan, para que nosotros podamos estar activos en esta obra
que Él ha creado para nosotros.
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Bueno, creo, queridos amigos, que con lo que les he podido dar hoy, ahora realmente
saben lo que ha sido destinado para ustedes. Ahora deben llegar lo más pronto posible a
reconocerse a sí mismos y hacer primeramente – lo repito nuevamente – hacer todo
aquello que es necesario para ustedes, hacer aquello que se deben a sí mismos.
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Recuperen lo que han descuidado, lleguen a reconocerse a sí mismos, piensen en todo
aquello que han hecho mal en su vida hasta aquí, para que puedan a partir de ahora
corregir y enmendar todo lo que han hecho mal, con ello van a saldar su deuda. Y con ello
van a ser libres y así van a hacerse merecedores de recibir lo más sagrado.

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Bien, queridos amigos, no quiero hablar yo solo. Ustedes también pueden pedir la
palabra. También ustedes pueden expresar la verdad, no solamente como la han
entendido, sino como la han percibido. Si solo les hago una pregunta: ¿Por qué, a qué se
debe, por qué razón vienen ustedes a verme? ¿Por qué creen que Gröning realmente les
puede ayudar? ¿Están ya convencidos? ¿O han hablado con su prójimo que está
convencido? ¿Le creen a él? ¿Ó qué es lo que los mueve? ¿Qué es lo que en realidad los
mueve a venir hasta acá?
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Según lo que las personas han escrito sobre ese nombre Gröning, yo tengo un archivo
de prensa – es decir que puedo considerarlo mío ya que lo he ido coleccionando yo – ha
alcanzado ya más de un metro de altura y allí estaba escrito solo lo más infame que las
personas llevaban en su interior, y así mostraron su verdadero rostro al haber inventado
en un 99% todo. Pero de esta manera han soltado mucho mal.
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Un uno por ciento de lo que está escrito allí tiene algo de verdad, en parte también
exagerado, en parte también faltándo a la verdad – en un uno por ciento se quiso escribir
algo bueno. Y debo decir, como lo he podido reconocer, de lo cual estoy convencido, que
una parte es exagerada y una parte es deformada involuntariamente, es decir por falta de
conocimiento – no se captó la esencia. También de allí se pueden extraer palabras que la
parte adversaria está esperando leer, con el afán de utilizarlas para volver a incriminarme.
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¿Por qué no he contestado? ¿Por qué he dejado recaer todo en mí? Lo he hecho
porque ahora me toca a mí. Es exactamente lo mismo que había dicho anteriormente: Yo
le dejo la libertad al hombre, primero poder expresar todo lo malo, para que yo le pueda
entregar toda la verdad, para yo decirle la verdad y para que él pueda experimentar y
comprobar la verdad en sí mismo, en su propio cuerpo.
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Y así fue como lo he hecho también aquí en lo grande dejarlos a todos hablar y escribir.
Lo he hecho de tal manera que le he dejado la libre voluntad a cada uno para que me
pudieran combatir y hacerles creer a estas personas que así me podrían atar y que me
podrían apartar de la humanidad.
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Recién ahora, amigos, ha llegado el momento, ya que dispongo de este material, recién
ahora puedo contestar, recién ahora puedo dar respuesta a aquello que no solo se ha
hablado sino que también se ha escrito, de tal manera que todos ellos no van a saber
quien les golpeó. Estas personas en el futuro no van a volver a pensar en hacer algo
similar ni juzgar a una persona que ni siquiera conocen, que tampoco pueden conocer
porque no se han atrevido a experimentar algo bueno.
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Porque hasta ahora se encontraba el mal en ellos, y solo veían como su tarea la que
habían recibido por parte del mal, realizar el mal para desterrar el bien, para destruir el
bien, para quitarle al hombre lo bueno, su propio ser.
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Esta es la enseñanza más grande, queridos amigos, y ustedes no deben creer que solo
se ha escrito de esta manera en Alemania, en Sudamérica también existen estos
periódicos. Así fue como se difundió, uno copia del otro, uno escucha al otro. Y así es
como existe un dicho que dice: “Cuando una vaca levanta la cola, entonces todas las
otras también la levantan.”
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Bueno, queridos amigos, hagan todo con calma, nunca se dejen quitar la calma. Creo
poder decirles, también debo decirles que soy un pequeño ejemplo para ustedes – ni
siquiera digo: uno grande. Todo con la calma celestial. Escuchar todo, observar todo,
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aguantar todo. Todavía no decir nada, solo contestar cuando llegue el momento indicado,
cuando me hayan hecho estas preguntas. Y sobre todo lo escrito, que son preguntas que
con toda calma sabré contestar correctamente.
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Yo no soy el ridiculizado, no soy aquí el tonto. También existe una frasecita de los
hombres: “Quien ríe el último, ríe mejor.” Pero yo no quiero reírme – yo solo quiero una
cosa: solo quiero ser feliz. Estar satisfecho por el hecho de que personas hayan llegado al
camino del reconocimiento y que también hayan acogido ahora lo bueno en sus
corazones.
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Hasta ahora siempre ha sido así que estas personas, las que habían sido mis más
grandes adversarios luego dijeron cuando conocieron al pequeño Gröning: “Sí, querido
Gröning, yo no sabía eso.” Son científicos, son médicos, son sacerdotes, son personas
del gobierno, son personas de la justicia.
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Todos dicen: „Bueno, yo no sabía eso.” Podría nombrar a los de las oficinas públicas
uno por uno. Allí vienen, lo admiten – allí están con todos sus honores, entonces ya se
comportan de forma diferente: “Yo no puedo ... la ley me lo dicta, yo tengo que hacer
algo.” Pero, queridos amigos, la última palabra aún no se ha pronunciado. La última
palabra la tengo yo. El porqué también se lo digo: Porque yo les he dejado hablar y
escribir a todos – y no solo eso, sino que también los dejé actuar. Y en breve será mi
turno.
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Hagan ustedes lo mismo, o sea, no regañen enseguida. No juzguen a nadie, tampoco si
le ofendió. Quisiera ver solo a uno, si se hubiera publicado solo un artículo sobre él en el
diario. No saldría de su casa, no saldría de su departamento. Pero no solo son diez, no
solo son cien, son incontables, miles de artículos – y solo calumnias. Y por eso mi
pregunta, queridos amigos: ¿De igual manera luego vienen a verme? ¿Por qué vienen a
verme? Esta pregunta está justificada. Si.
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Después también les digo el por qué: „Sí, nosotros no sabíamos la verdad. Eso no lo
sabíamos.” O sea actuaron de forma inconsciente. Mi respuesta es: “Sí, ustedes se
habían entregado a una guía equivocada, los han guiado mal, los han enseñado mal, los
han aconsejado mal.” Y por lo tanto, eso es lo que sucede, amigos, cuando el ser humano
es perezoso, cuando se ha vuelto cómodo, mejor dicho, cuando pasó a ser moderno,
donde lo único que tiene que hacer es apretar el botón.
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Esa es la técnica, pero en lo divino no existe algo así que diga: “Lo que yo no puedo, lo
pueden otros. Si no sé cómo seguir adelante, está este o aquel que lo hará por mí. ¿Por
qué no lo pueden hacer ustedes mismos?” Yo no soy un letrado. ¿Cómo voy a ser yo el
que le escriba a los abogados, al juzgado, a la justicia como realmente es? Como llegan
los juristas a decir: “Sí, ahora reconozco que realmente todavía tenemos que aprender de
Gröning.”
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No quiero elogios, amigos, no, yo no lo he aprendido. Yo no fui al colegio. Yo solo
aprendí el abecedario y las palabras como aún las escucho hoy – ¡nada más! ¿Cómo
hablan las personas, cómo se expresan, en qué términos? ¿Qué palabra utilizan para
esto y aquello? – no quiero más. Yo solo necesito lo suficiente para hacerles entender,
para hablar en su idioma, otro idioma ni siquiera lo necesito.
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El hablar ni siquiera es tan necesario. Eso lo reconozco una y otra vez cuando estoy en
los países vecinos donde la personas no dominan el idioma alemán, tampoco son
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dominados por este, ellos tienen su propia lengua materna. Yo no tengo la necesidad de
hablarles, si bien yo hablo alemán y ellos hablan francés, italiano, inglés y qué se yo qué
más. Pero nos entendemos, enseguida tenemos contacto. Estas personas lo sienten.
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Sí, eso sería aquí lo más inteligente, si yo no hablara alemán con ustedes, hablaría de
otra manera. ¡Dejarse guiar por el sentimiento! Y por eso siempre esta mi pregunta:
“¿Cual es el sentimiento que ustedes tienen?” o “¿Cómo se sienten ustedes aquí?” A lo
que me refiero, esto también es un comienzo sin fin, de lo que yo mismo estoy convencido
y como las personas siempre me lo confirman.
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Ustedes vivían en la creencia: „Tengo que ir personalmente a lo de Gröning.” o “Gröning
tiene que venir personalmente” o “... tiene que venir personalmente a vernos.”
Personalmente – se refieren así con este cuerpecito – y que ustedes lo escuchen. “Y
todavía tengo que decirle todo lo que me falta”, tal vez contarle de la enfermedad. Esa no
es tratada aquí, a esa la tratan los médicos, a esa la tratan los señores de la medicina
académica. También hay naturópatas, también están los que utilizan el péndulo, hay de
todo. Yo también soy alguien que se desplaza como un péndulo, voy de un sitio al otro, de
una ciudad a otra, como también de un país a otro.
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Bien, amigos, aquí no se trata la enfermedad. ¡Dejen eso! Podría traerles suficientes
pruebas, que también las voy a traer, que con la mayoría de las personas que recibieron
la sanación no hubo contacto corporal. No estaba frente a ellas, no de cuerpo a cuerpo,
como ustedes están hoy aquí. El nombre Gröning tampoco tiene importancia. Así se llama
mi cuerpo, ese no soy yo.
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Y en realidad es aquí, donde personas … Si solo saco un caso, uno de muchos –
existen miles – donde una jovencita en el sur de Francia – ayer ya hablé del caso – en el
sur de Francia, como siempre ella estaba muy mal, su cuerpo, ustedes dirían, estaba
enfermo – yo digo: En él se encontraba el desorden. Y esta jovencita oyó solo unas pocas
palabras, mejor dicho primero solamente vio como entraba el pequeño, oyó un par de
palabras en alemán, pero eso le era tan indiferente.
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Se levantó de golpe y dijo: „Ya no tengo más padecimientos.“ Yo seguí hablando, sin
dejarme interrumpir. Ella acogió otros padecimientos de las personas sentadas a su
alrededor. También ellos dijeron que ya no los tenían. ¿Quién es este hombre? Dos o tres
palabras en francés también las entiendo yo, así como también en inglés y alguna más de
lo que entiendo yo. Pero no es necesario comprenderlo, entender las palabras, sino que
hay que comprender al ser humano – eso es lo importante.
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Esta niña de Dios también lo comprendió. Yo efectivamente le entregué algunas bolitas.
Y así es – lo que me dijo durante mi última visita, que le entregó una de estas bolas a un
niño que tenía un cuerpo totalmente paralizado. Ella al niño no le dijo nada de Gröning.
Solo le preguntó al niño: “¿Mi querido pequeño, crees que Dios te va a devolver la salud?”
“Sí.” “Mira, tenemos aquí a una persona, y ella te entregó este regalo y él te va a saber
guiar.”
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Este niño dijo: „Sí, creo en ello”, etc., etc. Este niño sostuvo la bola en su mano, ni
siquiera a sus padres los dejaba tocarla. Y así fue como más y más, de un día al otro,
este niño le dijo a la joven: “Mira, mis piernecitas se mueven, ya está entrando la vida, ya
patalean, esto no ocurrió antes. Comienzan a estar más calientes, mi cuerpo está lleno de
corriente y ésta fluye y entra cada vez más, y todo se mueve.” Y la joven dice enseguida:
“Sí, mi niño, yo también creo por ti, tal como tú mismo crees también .”
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