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Maestría en Pedagogía
Introducción
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Oposición y resistencia en la trama cotidiana escolar. Más allá de las teorías de la
reproducción
Del gran estudio teórico que Giroux realiza en su libro “Teoría y resistencia en
educación”, sobresale el rescate que hace del currículum oculto y los abordajes teóricos
con los cuales se lo estudió. Giroux comienza haciendo un recorrido analítico de los
avatares de la escuela de Frankfurt, desarrollando los centros de interés y las
contribuciones que hicieron a la actualización de la crítica del capitalismo en sus
dimensiones económicas y, con mayor énfasis su dimensión cultural, social y en la
construcción de subjetividades. En ese intercruce, Giroux establece la centralidad del
currículum oculto para la pedagogía crítica.
Como el mismo autor escribe en torno a una propuesta teórica desde el enfoque crítico:
“Aun cuando han sido muy importantes los debates acerca del currículum oculto para
ayudarnos a comprender la naturaleza de la escuela, al parecer esos debates han
alcanzado sus límites teóricos. En otras palabras, si el concepto del currículum oculto ha
de continuar sirviéndonos como una herramienta teórica de valor para los educadores
radicales, éste tendrá que resituarse en un discurso más crítico que deberá estar más
atento a la forma de la teoría crítica y social desarrollada por la Escuela de Frankfurt.”
(Giroux, 1992: 67).
Giroux plantea este desafío analítico al considerar que la ofensiva hegemónica sobre la
escuela, el sentido de las reformas y el conocimiento escolar, profundizaron las
intervenciones instrumentales sobre la formación docente, y en el tema que nos
interesa, el currículum. Aquel análisis de la década de los 90´, no solo se encuentra
vigente, se ha profundizado con las reformas actuales, incorporando nuevas aristas y
tornándolo más complejo.
En su libro Giroux rescata el valor teórico de los primeros análisis del currículum oculto,
estudios que arrojaron luz sobre la sospecha de que, en las escuelas hay otras funciones
y conocimientos que se trasmiten, y que no se encuentran en el currículum oficial. Más
allá de las contribuciones mecánicas de las teorías de la reproducción escolar, en sus
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distintas variantes, Giroux sostiene que estos análisis desconocen en gran parte las
dinámicas escolares cotidianas, no todo es mera reproducción, no todo es mero reflejo
de las relaciones económicas o culturales objetivas. El autor señala la importancia de
incorporar en los análisis críticos, las relaciones de poder –entendido como algo que
circula y multidimensional– que tienen lugar en el cotidiano escolar, más
concretamente, se trata de construir una teoría de la resistencia.
Me gustaría aquí detenerme un momento en las contribuciones valiosas que realizó Poul
Willis a estos estudios. Giroux lo incluye como uno de los trabajos iniciales que
contribuyó a cambiar la óptica en como se aborda las investigaciones del cotidiano
escolar y el currículum oculto.
Willis llevó adelante un minucioso trabajo etnográfico en una escuela secundaria de una
ciudad industrial y obrera de Inglaterra, en la década de los 70’, su intencionalidad fue
tratar de comprender cómo los chicos de clase trabajadora, consiguen trabajos de su
propia clase. Durante un tiempo prolongado, acompañó a un grupo de chicos que se
autorreferenciaban como “los colegas”, en su vida escolar, en sus tiempos de ocio y
también en la fábrica.
El foco en “los colegas” tiene su sentido en que estos, son quienes llevan adelante las
acciones de la contra-cultura y el desafío y oposición a la autoridad, la jerarquía, los
saberes y finalidades de la escuela. La socialización en los valores obreros son lo que
sirven de base a “los colegas” para oponerse a la cultura escolar, por supuesto, que esta
contra-cultura presenta aristas contradictorias, y Willis las supo identificar claramente.
Del análisis limitado que puedo hacer a partir del capítulo estudiado, me interesa
destacar algunas cuestiones: los límites que la perspectiva teórica puede imponer a la
descripción de las acciones cotidianas que los actores escolares ponen en juego, y sobre
todo cómo estos actores procesan y dan cuenta de lo que hacen. Por otro lado, el
estudio de Rigoberto nos muestra el enorme valor que tiene la etnografía como
perspectiva teórica–metodológica para el estudio del cotidiano escolar, y en un sentido
más amplio, como contribución a una pedagogía crítica menos normativa, y más abierta
a la revisión de su corpus teórico y la construcción de nuevas categorías conceptuales.
De la lectura del estudio, noto una recurrencia en el tejido del texto: la sorpresa que
provoca, los análisis que el autor realiza de las conductas de estudiantes y maestros. Las
categorías que el autor introduce a modo analítico se presentan como grandes saltos
teóricos a partir del texto descriptivo de las conductas de los actores. Al estudiar
detenidamente el capítulo no dejaba de preguntarme cómo asumirían los niños y
maestros sus acciones cotidianas. ¿Niños y maestros compartirían el sentido
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contrahegemónico que Rigoberto parece encontrar? El capítulo en cuestión presenta
mucho más volumen teórico que interacciones descriptivas de lo que sucede en la
escuela. A mi modo de entender, las conceptualizaciones terminan siendo forzadas, sin
que esto opaque la riqueza del poder cotidiano en la escuela. Considero que esta
debilidad del texto, es también su mayo virtud: la potencialidad de la etnografía para
repensar la pedagogía. El estudio de Rigoberto es una gran puerta para los estudios
pedagógicos críticos de nuestras escuelas. Es también un gran desafío para revitalizar
construcciones pedagógicas genuinas que se aparten de la normatividad teórica, y se
permita sorprender ante la enorme riqueza del currículum oculto escolar. Semejante
tarea no me parece menor en tiempos de una ofensiva neoliberal avasallante, que se
asume como omnipotente, instrumentalizando las practicas educativas, la tarea de la
enseñanza y el currículum escolar, a través de perfeccionados mecanismos de control,
vigilancia y evaluación. El desafío sigue siendo vigente, debemos apostar a los estudios
de terreno, de cómo se resisten las imposiciones tecnocráticas en nuestras escuelas. La
finalidad de una pedagogía crítica reconstructiva, es una posibilidad de potenciar la
resistencia de maestros y niños con una clara finalidad emancipadora y desde un
enfoque participativo.