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Piqueras Arenas):
INTRODUCCION:
La problemática socio-laboral de estos tiempos abarca una serie de interrogantes, todos ellos producidos a raíz
de los cambios en los años 80 y 90 del modelo socio-económico mundial, y en este ensayo en particular, de
Argentina, dando como resultado modificaciones en las prácticas laborales, entendidas como Modernización y
Flexibilización en un contexto político-económico neoliberal.
El ensayo pretende investigar el impacto de estos cambios estructurales en las relaciones laborales, basándose
como eje en tres actores principales, el estado, la empresa y el sindicato, para entender recién como síntesis del
análisis, como se ve impactada la clase obrera y trabajadora.
Se trata de analizar esta relación, de qué forma interactúan y en qué medida esta conjunción genera cambios
para los trabajadores, quienes deben adaptar su vida cotidiana, su forma de trabajo y su estilo de vida para
acompañar dicho proceso de cambio.
El desarrollo del trabajo, se realizara tomando como muestra, lo sucedido en el campo laboral en dos sectores
económicos relevantes en cualquier país, el sector de telecomunicaciones y el Supermercadista, en el mismo
momento histórico.
Tras las reformas neoliberales, dos actores son indispensablemente involucrados, el Estado que impulsa las
reformas y el trabajador que se ve afectado en ultima instancia, por estas nuevas reglas de mercado
flexibilizado. Las mismas generan nuevos hábitos en los consumidores y mayores exigencias de competitividad
que derivan en la introducción de importantes transformaciones en la organización de trabajo de los empleados
como ser la jornada de trabajo, descansos, remuneraciones, categorías, polivalencia, competencias requeridas
etc.; y una nueva identificación del trabajador y el trabajo. Como relación social, la relación laboral implica
también analizar esta categoría social a la luz de dos actores fundamentales en tal relación, la empresa y el
sindicato respecto al trabajador.
El análisis de cada uno de estos actores, es necesario hacerlo en profundidad, en sus atributos y relaciones,
para poder comprender la especificidad de la Clase Obrera Argentina, y en especial los Trabajadores de estos
dos sectores de la economía. Este esfuerzo debe ser realizado y contextualizado en el periodo histórico en
cuestión, para comprender en última instancia cual es la realidad de este colectivo de trabajadores, en épocas
de flexibilización laboral neoliberal, tanto en este como en cualquier otro país que este pasando por un proceso
de transformación similar.
Analizaremos pues, a modo de ejemplo, en primera instancia el proceso de transformación neoliberal de la
empresa estatal de telecomunicaciones ENTEL, luego privatizada y convertida en Telefónica de Argentina
(Telefónica de España) y Telecom (France Telecom) y luego el proceso de modernización de la cadena de
Supermercados Norte S.A..
El estudio estará focalizado en las estrategias laborales desarrolladas por los distintos actores durante la década
de los ´90, a raíz de las nuevas reglas de juego.
En el caso de las Telecomunicaciones, el contexto histórico será el mismo pero la conflictividad laboral y la
dificultad en las negociaciones serán mucho mayores que las suscitadas en el sector Supermercadista.
Este contraste permitirá sacar conclusiones acerca de la importancia de referirse en general al movimiento
obrero afectado por el neoliberalismo, y en particular a los colectivos trabajadores de ambos rubros, así como
nos ayudará a saber diferenciar y tratar a los sindicatos, empresas y trabajadores de las distintas ramas de la
economía, sabiendo dar cuenta de las especificidades de cada caso y situación.
La transformación neoliberal abarca pues, la dimensión relación laboral en el aspecto que hace a la organización
de la producción y remuneración a nivel macro (Estado, Mercado, etc.) y a nivel micro (Modelos de gestión,
Management empresarial, etc.)
Es elemental para comprender la Historia Social del movimiento obrero actual, o del movimiento de trabajadores
del rubro servicios, del trabajador intelectual o del agricultor, analizar y comprender también a las empresas,
sindicatos y al Estado que configura su realidad última, mas aun en un contexto global y liberal como el que se
impone casi unilateralmente en el mercado mundial.
Las fuentes para este ensayo son dos investigaciones realizadas para la Universidad de Buenos Aires, Facultad
de Ciencias Sociales, llevadas a cabo por quien escribe y que en ambos casos parten de historias particulares
de trabajadores pertenecientes a estos colectivos, encuestados y entrevistados a tal fin.
Estos relatos de vida, permiten comenzar a repasar la historia de una década de reformas laborales y estatales
que afectaron profundamente al movimiento de trabajadores de Argentina. Se parte pues de estas historias para
escribir este ensayo, con la intención de darle continuidad y exponerlas en conjunto para encontrar nuevas
conclusiones.
1
Vera Schattan P. Coelho. El Poder Ejecutivo y la reforma de la seguridad social: los casos de la Argentina, Brasil y
Uruguay. Desarrollo Económico. Vol. 42, No. 165 (Apr. - Jun., 2002), pp. 45-62
Menem había resultado victorioso, primero dentro de su partido y luego en las elecciones presidenciales,
levantando las consignas de un populismo mesiánico de hondo arraigo en el peronismo, pero que en la práctica,
su gobierno realizó e impulsó vigorosamente todo lo opuesto a lo que había comunicado en su doctrina de
campaña, en un claro fraude y engaño a su electorado. Con ayuda de los medios de comunicación privatizados
por él y gracias al aumento incesante en gastos de pauta publicitaria oficial, pudo sin embargo ganar la
reelección en 1995, manteniéndose en el poder, y con la misma orientación neoliberal adoptada en su primer
mandato.
El menemismo contaba con base social y este era su capital social, arraigado en una fuerte tradición peronista
que logra su apoyo por el contexto de crisis y por la estructura institucional, utilizando herramientas normativas
tangibles (tipo de cambio, tasa de interés y politica fiscal) e intangibles (círculos decisorios, negociación).
La mayoría histórica devino en mayoría organizacional estratégica con una necesidad de construir y administrar
una mayoría institucional para acompañar las decisiones, imponiéndolas, con un consenso con capacidad
operativa.
Tenia el menemismo entonces legitimidad y consenso social, junto a la constitución de mayorías institucionales
(cooptación de la corte suprema con jueces afines, reformas constitucionales) desacreditando a aquellas que
impedían su desenvolvimiento.
El consenso se da en un grupo social que no difería mucho de la sociedad argentina del ’60. Lo que posibilito
este consenso fueron las reformas estructurales. El control de la inflación por el Plan de Convertibilidad permitió
que el 20% mas pobre recupere ingresos pero no por aumento de salarios, sino por aumento del poder de
compra por la caída inflacionaria, impactando esto en el voto cuota del ’95.
Los efectos llegaron con la extranjerización de las empresas nacionales y con la falta de competitividad del
sector. Este declive empeoro del 95 al 98, explicados por la expulsión del mercado laboral (desempleados e
informalizados) y su consecuente perdida de consenso social.
El voto cuota se retira atada a la creciente corrupción del sector público y por la disminución de la seguridad
jurídica de la clase media pauperizada. Al mismo tiempo los Grupos económicos ya prescinden del estado para
seguir acumulando capital y ganancias, y el menemismo les comienza a ser disfuncionales al implicar
inseguridad jurídica ante la crisis de legitimidad y al utilizar nuevos canales de comunicación como los medios
que operan haciendo lobby para sus intereses.
Los nuevos actores sociales son las corporaciones empresariales (SRA, ADEBA, UIA, CAC y las cámaras
comerciales) que tenían sus propias lógicas de acción y posicionamiento ante las reformas, y que por tanto
también discrepaban al interior y con el gobierno, por la puja de intereses para obtener el máximo beneficio
económico.
Los otros actores eran las corporaciones sindicales que contaban con recursos de negociación para no perder
posiciones privilegiadas con el Estado, y con los nuevos actores económicos, utilizando estrategias de
subordinación y de resistencia.
Las empresas contaban finalmente con mejor organización que los sindicatos y ejercían el poder de coerción
por medio de las asociaciones empresarias antes mencionadas y por medio del lobby personalizado y grupos
empresarios (Grupo de los 8) que no tenían formalidad pero si compartían intereses.
En ocasiones el poder coercitivo de la huelga era concertado con los sindicatos, al momento de necesitar la
movilización. Esto dificultó las formas de representación colectiva de los trabajadores.
Las mega corporaciones empresarias, ganadoras en este proceso de los ’90, también necesitaron de actores
ideológicos como fueron el CEMA, FIEL, y medios de comunicación afines como ser Canal 13, Clarín, Telefé,
canal 9, Infobae, con editoriales y conceptos volcados por economistas supuestamente no ideologizados que
apoyaron las medidas mas controversiales como ser las de convertibilidad y apertura comercial.
El consenso para las reformas más profundas se logró por el apoyo del establishment económico y por mantener
el apoyo popular a pesar del giro ideológico hacia el liberalismo populista.
Esto generó una legitimidad contradictoria debido a que finalmente, los que apoyaron las políticas fueron los que
mas notablemente se perjudicaron.
Las transformaciones en la identidad politica de los ‘ 90 se debieron por un lado por consenso social en la
búsqueda de beneficios materiales por parte de estos (por medio del voto cuota que aseguraba la estabilidad
macroeconómica, la capacidad adquisitiva de los salarios, el crédito y el consumo creciente y luego del ’95 por
miedo propagandístico a perderlas), y por otro lado por el consenso de la fuga hacia delante (Menem único
salvador), por la permanencia de tradiciones peronistas, por la desarticulación de clivajes políticos y por la
alianza con adversarios.
DESNACIONALIZACION DE EMPRESAS:
La extranjerización de las áreas privatizadas es muy fuerte y evidente.
Las telecomunicaciones quedaron en manos de capitales públicos españoles, franceses e italianos; la
distribución de gas de la Capital en manos británicas; la generación y distribución de electricidad, capitales
provenientes a su vez de la privatización de la seguridad social chilena; la red cloacal y de agua, quedaron en
manos francesas.
Estos procesos a nivel mundial han logrado que, por un lado, las empresas públicas en países dependientes
como Argentina se extranjericen y exporten ganancias a los países centrales, y por otro que las empresas
públicas de los países centrales se amplíen y expandan. (Según la Corporación Financiera Internacional, las 2/3
partes de las privatizaciones a nivel mundial se realizaron en América Latina y las tasas de rentabilidad y precios
dupliquen a las de sus países de origen).
El capitalismo corporizado en la empresa multinacional, finalmente se erige en cómplice del gobierno local, del
ajuste estructural y de la política neoliberal apátrida.
En este punto lo central fue introducir el concepto de competencia en el sector. Para eso se busco eliminar la
prestación monopólica del servicio, creándose un mercado mayorista y otros minoristas para las operaciones
comerciales.
La desregulación habilitó la competencia entre las empresas y llevó a una búsqueda espectacular de reducción
de costos. La desesperación por reducir costos sumada a la falta de control efectivo amenazó la calidad y la
seguridad en la prestación de los servicios privatizados.
La estrategia de las empresas consistió pues, en obtener ganancias rápidamente sin reinversión, y las mismas
girarlas a sus países de origen.
El papel de los sindicatos fue dispar en sus facciones, pero hubo una facción mas conciliadora y que busco
negociar constantemente para obtener intereses acordes con el nuevo contexto neoliberal y privatista como fue
la lista marrón de Guillan. La lista celeste y blanca no obtuvo demasiado, salvo el control del gremio en algunas
oportunidades, a nivel interno. Su postura fue mas firme pero en ninguno de los dos casos se puede decir que
salieron beneficiados a largo plazo, solo obtuvieron algunos beneficios transitorios en el lapso que duro el
proceso de privatización.
El interés creado en la sociedad civil era ideológico en contra del estereotipo del empleado estatal, en cuanto a
su ineficiencia, si bien luego no se vio reflejado un cambio como se esperaba respecto a mejoras sustanciales
del servicio y de precios, menos aun en cuanto a respeto a los derechos del trabajador y estabilidad laboral
dentro de las Telefónicas Privadas.
Desde el punto de vista de los trabajadores, la posición de este colectivo frente a la transformación de las reglas
del juego varía según el papel desempeñado por el sindicato o los sindicatos que representan a los trabajadores
del sector.
Toda esta historia nos remite a un hecho fundamental, que el comportamiento de clase de un actor tan relevante
como el Trabajador, no se puede analizar ni estudiar sin prestar debida atención a los otros actores
interrelacionados, los Sindicatos, el Estado y la Empresa.
La colaboración activa de los dirigentes sindicales con la gestión privada contribuyó a que los trabajadores
aceptaran las nuevas reglas del juego. Al difundir una imagen positiva de las nuevas reglas, los dirigentes
sindicales desalentaron la crítica por parte de los trabajadores. La posición de los dirigentes conspiró contra la
posibilidad de que los trabajadores denunciaran como arbitrarias las prácticas de la empresa que más los
perjudicaban. Los trabajadores se vieron privados no sólo de recursos organizativos sino también del respaldo
que brinda un discurso enunciado públicamente para oponerse a las nuevas reglas del juego.
Cabe aclarar que las nuevas técnicas del Management y manejo de recursos humanos, desplazaron el rol de los
sindicatos al interior de las empresas, utilizando recursos tradicionales de los sindicatos, deformados a las
nuevas exigencias de la flexibilización laboral encubierta en supuestos nuevos beneficios sociales, de
integración y calidad de trabajo privado.
Por el contrario, la resistencia de los dirigentes sindicales a colaborar activamente con la gestión privada debilitó
la adhesión de los trabajadores a las nuevas reglas del juego. Al presentar una visión negativa de las nuevas
reglas, los dirigentes sindicales alentaron las críticas de los trabajadores. La posición de los dirigentes contribuyó
a que los trabajadores acusaran a los nuevos administradores por el deterioro de su situación objetiva en la
empresa. Los trabajadores se apoyaron en el discurso público de los dirigentes sindicales para manifestar en
forma abierta su rechazo a las nuevas reglas del juego.
Siempre los sindicatos se vieron en desventaja en cuanto al balance de poder para revertir el proceso que
auguraban imparable por parte del gobierno.
En las nuevas empresas, la gestión privada dio lugar a una transformación de las reglas del juego en el sentido
mencionado más arriba. La privatización se tradujo en todos los casos en un aumento de la inestabilidad laboral,
una restricción de las oportunidades de ascenso, un incremento de las exigencias que pesan sobre los
trabajadores y un recorte en sus retribuciones y beneficios.
Los trabajadores de Telecom y Telefónica soportaron toda la carga del estigma del trabajador estatal antes,
durante y aún después de la privatización.
Respecto a las características de la gestión empresaria desarrollada en cada caso por los nuevos
administradores, se ve que en Telecom estuvo marcada por un fuerte proceso de modernización tecnológica,
renovación de la infraestructura y expansión del servicio, pero siempre inferior a sus filiales extranjeras y
empresas matrices. Este proceso fue acompañado por la difusión de una imagen de Telecom como empresa
sólida y exitosa.
Sin embargo los precios aumentaron notablemente en desmedro del poder adquisitivo del ciudadano y en mayor
grado que los precios de sus casas matrices en Europa.
Los trabajadores de las empresas Telefónicas fueron representados por un único sindicato, que hasta hace poco
siguió colaborando activamente con las nuevas autoridades de la empresa privatizada.
En cambio, los trabajadores de otras ramas industriales y de servicios como ser los aeronáuticos son
representados por cuatro sindicatos, que adoptaron una pluralidad de posiciones críticas a las nuevas reglas del
juego.
Este un buen ejemplo histórico de cuanto gana una política de reforma cuando es incluida dentro de un paquete
más amplio de medidas de estabilización en un contexto de emergencia. En efecto, el mismo Congreso y
miembros de la legislatura que un año antes habían resistido la venta de Entel por el gobierno de Alfonsín,
votaron a favor del nuevo intento que hizo Menem. Los contrastes entre un momento y otro fueron ciertamente
varios pero lo que nos interesa resaltar es que, al contrario de lo que ocurriría con Menem, el proyecto de
privatización de Alfonsín fue una propuesta aislada. Con esto se debe destacar que su tratamiento legislativo se
desenvolvió con independencia de cualquier vinculación con una política anti-crisis, y en esto radicó su fracaso.
En esas circunstancias, tanto los intereses como las ideas opuestas a la privatización de Entel lograron
prevalecer.
Distinto fue el escenario cuando, contra el telón de fondo de la hiperinflación, Menem presentó su proyecto al
Congreso y en esa coyuntura, los legisladores archivaron sus reservas y actuaron más en consonancia con la
conexión exitosa que el gobierno logró establecer entre privatización-reducción del déficit fiscal-superación de la
emergencia económica-afianzamiento político de la nueva administración.
Los conflictos pre-existentes en torno de la política de privatización probaron no ser un obstáculo a la hora de
adoptar las decisiones. A ello hay que agregar la contribución que hizo el hecho de que en la percepción pública
la compañía estatal de teléfonos estuviera fuertemente desacreditada.
La reforma apareció asociada a beneficios claros vista la creencia extendida en la existencia de una asociación
entre empresas del estado e ineficiencia.
Menem, por su parte, aprovechó la demanda de gobierno que cobró forma en el contexto de la emergencia para
reclamar y obtener facultades extra-ordinarias de decisión. En este sentido, el equipo privatizador diseñó las
condiciones de la venta de Entel de manera tal de neutralizar las resistencias de los intereses más directamente
afectados. Así, algunas facciones sindicales, los proveedores y contratistas de Entel lograron ser incluidos entre
los consorcios que intervendrían en la licitación y los trabajadores de la empresa recibieron finalmente acciones
de la nueva Telefónica, comprándose su voluntad.
Así, se evidencia que estas dos iniciativas alteraron el balance de poder y contribuyeron a liberar la vía de la
privatización.
3
Tomada y Rigat, La Negociación Colectiva ante el Siglo XXI. Aportes para la acción Sindical, Ed. Friedrich Ebert
Stiftung, Buenos Aires. 1998
legislación laboral, en el gobierno y en las empresas, existen diferentes posturas adaptándolas a sus propios
intereses.
• Estrategias Laborales / Papel de los Actores: A partir de los noventa, se produce un replanteo de los
papeles de los diferentes actores sociales y de las estrategias que los mismos desarrollan.
Para el dpto. de RRHH, el negocio requiere que se adapten las diferentes variables a las nuevas exigencias de
mercado a través de acciones llevadas a cabo tales como: apertura los días domingos, jornadas de trabajo más
flexibles, fidelidad de los empleados. El desempleo como un condicionante importante para la negociación y
demanda de los actores, por el efecto ejercito de reserva, que permite manejar salarios bajos ante una alta
desocupación. Los continuos conflictos laborales en el ámbito del supermercadismo son considerados como un
proceso natural de la negociación a medida que se presentan intereses antagónicos entre los actores, y por
tanto se van resolviendo a través del diálogo y el consenso de las inquietudes planteadas. El Estado es
considerado como un actor ausente, no mediando en los conflictos y sí promoviendo la sanción de leyes
perfectamente acomodables a las necesidades del sector empresario, salvo cuando la ley exige un mínimo de
responsabilidad solidaria. Respecto al rol del sindicato, se destaca que el mismo, ante la ausencia del Estado,
cumple su función social otorgando las prestaciones básicas tales como: salud, recreación, etc. Por último se
minimiza el impacto de los costos laborales y estructuras de remuneraciones flexibles, privilegiando la
importancia de que los trabajadores se adapten a las variables empresariales requeridas por la operación del
negocio a través de su organización. Ej.: poli funcionalidad, jornada acumulativa.
La predisposición actual del sindicato a la hora de negociar se caracteriza como temerosa ya que el mismo teme
una perdida de derechos adquiridos hacia los trabajadores, y condicionado por el desconocimiento en cuanto a
las nuevas materias de negociación, alto índice de desempleo como disciplinador de la fuerza laboral,
desequilibrando la relación de fuerzas a la hora de negociar, desfavoreciendo al sindicato y por ultimo por la
ausencia del Estado a partir de la omisión de regulaciones le permite al empresariado ubicarse en una situación
mas favorable.
A pesar de los condicionantes externos mencionados anteriormente, se infiere que la identidad colectiva está
reducida y no es captada por el sindicato y sí por la empresa. Los empleados, por ejemplo ante conflictos
suscitados en su labor, recurren en forma directa a sus superiores en la jerarquía organizacional. A su vez, esto
está agravado por un total desinterés en la participación en actividades sindicales, tales como asambleas,
reuniones. El conocimiento de los temas que son negociados es casi nulo, sabiendo sólo de la existencia del
convenio y sus artículos más relevantes, pero desconociendo absolutamente cuáles serán los puntos de interés
para negociar en las próximas paritarias, o cuáles son los reclamos que realizan sus dirigentes sindicales a partir
de los cambios suscitados en este nuevo contexto.
El único actor que plantea una estrategia clara, es el empresariado, la misma consiste en obtener el mayor
beneficio para su negocio. Para esto adapta diferentes variables a las nuevas exigencias del mercado,
aprovechándose de los baches de la ley y de las condiciones de desempleo para implementar acciones que
ayuden a lograr esta estrategia.
Decimos esto básicamente porque el otro actor, el trabajador, frente a este hecho –el desempleo- no puede más
que asentir, aceptando las condiciones impuestas por la empresa. Hay que remarcar que el mismo no es
engañado por ésta, que plantea claramente cuáles son sus ofertas laborales; es decir, el trabajador tiene una
necesidad, trabajar, y no puede plantear una estrategia “solo” frente a esto, y decimos “solo” ya que se nota la
ausencia sindical que sería un factor determinante frente a este hecho.
El sindicato en este momento está dedicado a cumplir tareas sociales más que a proteger los derechos del
trabajador o intervenir para que no haya tanta desigualdad; aparentemente hoy no es un actor que presione en la
negociación, o si lo hace, en contadas excepciones, lo hace desde una posición inferior con respecto al
empresariado. Otro factor de importancia con respecto al sindicato se podría encontrar en lo referente al
convenio colectivo, a través de la estructuración y rigidez del mismo (útil en el momento en que fue firmado), se
ve reflejada la incapacidad del sindicato de adaptarse a las nuevas exigencias del mercado, y negándose a
negociar, temas como la polivalencia entre otros, lo único que hace es dejar un mayor espacio de libertad para
que actúe la empresa.
De acuerdo a esto se podría decir que la estrategia sindical está basada en dos puntos contradictorios en cuanto
a fines prácticos, por un lado un compromiso inexplicable por proteger y defender conquistas pasadas, y por el
otro, facilitando el actuar empresario, descuidando a los trabajadores de esta época.
Si a esto le sumamos el accionar del Estado, encontramos que el más perjudicado de todos es el trabajador, ya
que al no intervenir activamente en estos temas -como el sindicato- deja también mas espacio para la acción
empresaria; vale remarcar que el no actuar del gobierno (liberal), es también una estrategia, para permitir que las
empresas multinacionales se establezcan y crezcan en el país, sin importar mucho a costa de qué o de quién.
• Calidad de Vida: El trabajo es una dimensión de suma importancia en la vida de cualquier persona,
ya que la misma es el eje organizador del resto de sus actividades. Los cambios producidos en el ámbito laboral,
las nuevas formas de organización del trabajo y nuevas exigencias de los empleadores afectan de una u otra
manera la calidad de vida de los trabajadores. En cuanto a la calidad de vida podemos decir que en general se
percibe la necesidad de disponer más de su tiempo libre para realizar actividades que los reconforten, (por
ejemplo, estar con sus familias, estudiar, descansar). El sector supermercadista da cuenta de la pérdida del
tradicionalismo de estar los domingos o feriados en familia, pero se escuda en que los cambios ocurridos se
deben a la necesidad de adecuación empresaria a las nuevas pautas de consumo.
• Individualización de las Relaciones Laborales: Existe una marcada tendencia a la solución y trato de
las diferentes implicancias de forma más directa y cara a cara con cada uno de los actores. La figura del
imaginario colectivo, fuertemente visible en la década de los ´70 deja paso a la individualización de las RRTT,
reposicionando a cada uno de los actores en un nuevo equilibrio de fuerzas. En general las condiciones de
trabajo son buenas y se respetan tanto lo estipulado en el convenio como la legislación vigente e incluso lo
acordado inicialmente con los empleadores al momento de ingresar. La participación sindical se detecta en la
defensa de los derechos adquiridos en el CCT y en su lucha por el cierre de los domingos y feriados, pero sin
participación en la gestión organizativa. Con respecto a esta dimensión ocurre lo contrario con el personal fuera
de convenio donde la tendencia a la individualización es manifiesta a través de por ejemplo la implementación
de un sistema de compensación variable. Se observan contradicciones entre la gran cantidad de personal
sindicalizado (73%) y el descreimiento manifestado por los trabajadores respecto al sentimiento de
representación. Deducimos, de acuerdo a estos datos, que habría dos posibilidades: el personal es afiliado de
oficio por la Empresa al momento de su ingreso o el Sindicato, si bien no representa la defensa de los intereses
laborales como los trabajadores pretenden, les brindan buenos beneficios sociales (campos recreativos,
servicios médicos, capacitación profesional, etc.) El Sector generalmente no tiene una política estratégica de
gestión de RRHH dirigida a la individualización de los trabajadores convencionados respecto a las condiciones
de trabajo y al salario. Sin embargo, los trabajadores, producto del descreimiento en la representación del
sindicato, prefieren evacuar sus posibles reclamos y conflictos en forma individual.
Resumiendo, la flexibilidad laboral en Argentina, comparada con países (supuestamente desarrollados en este
tema) existe, en mayor medida, en beneficio de la patronal siendo un claro indicio de que es el empresario quien
maneja los tiempos del trabajador (vacaciones, horarios, etc.), e incluso hay una importante superposición de
normas respecto al derecho laboral. Esto hace que el empresariado pueda optar por la norma más favorable a
su conveniencia, en contradicción al principio del derecho protectorio, en detrimento de los trabajadores.
• Convenios Colectivos de Trabajo: Este convenio del sector Supermercadista, que tuvo su inicio y
aplicación desde el 25 de julio de 1975, contando desde su comienzo con una serie de consagraciones que
aventajaban ya desde entonces a la ley de Contrato de Trabajo vigente desde el año anterior. En lo referente a
su contenido se deja apreciar el interés que regía en ese entonces por las asociaciones sindicales, en cuanto a
los beneficios que se les otorgaron a los empleados amparados bajo este convenio. En sus artículos
encontramos regulaciones específicas para la actividad, y dentro de la misma el agrupamiento para el personal
en cinco categorías, las que si bien en ese entonces cumplían en forma amplia el gran espectro que las
relaciones laborales requerían en ese momento, en el presente podríamos hacer referencia a un espectro más
amplio y renovado de actividades. Este convenio en lo referente a remuneraciones, se establece para las
categorías a las que tiene alcance. La progresión en el crecimiento salarial del trabajador quedaría reflejada
como un interés particular de quienes firmaran este convenio y en función del mismo su crecimiento en la
estructura de remuneraciones de las empresas comprendidas dentro de éste. Se debe hacer mención a los
postulados básicos de igualdad y protección de los derechos del trabajador y las garantías de las mujeres y para
quienes aún por ser menores no puedan ingresar en las categorías establecidas por el convenio.
Luego de estas observaciones un tanto más generales, en lo referente al supermercadismo, son de
gran aplicación los artículos referidos a empleados que manejan valores monetarios y la compensación por los
eventuales faltantes de caja; también podríamos mencionar los que refieren al transporte y sus adicionales. En lo
general todos los empleados amparados bajo este convenio son beneficiados con el día del empleado de
comercio, rebajas en los productos que comercializa la empresa, y también son de alcance general las licencias
y permisos especiales que superan con mayores beneficios los estipulados por la Ley de Contrato de Trabajo.
Actualmente, pueden ser otras las necesidades de un mercado tan activo como lo es el
supermercadismo, teniendo el inconveniente de no llegar a cubrir en su total magnitud las variadas exigencias de
cada negocio, llevando a una progresiva necesidad de replantear temas como los horarios de trabajo, la poli
funcionalidad y otros capítulos del convenio, que actualmente existen en la práctica pero que parecerían ser una
mala palabra a la hora de fijar reglas más acordes al nuevo mundo competitivo.
El Sindicato como figura de representación de los empleados, perdió la fuerza y dejó lugar a la Empresa para
ocupar ese rol. La Empresa toma el rol sindical desde la representación de los empleados, hasta la organización
de eventos extra laborales. Al no existir un colectivo unido por rama de actividad o por puestos, se dejan libradas
todas las cuestiones del Sindicato a la Empresa. Es así, que las Empresas toman esta situación de forma
beneficiosa, ya que todo se resuelve internamente.
La mayoría de los empleados de los locales, pertenecen a un sector social bajo muy golpeado por la situación
del país. Esto generó que la mayoría de los empleos a los cuales accedían eran mediante contratos irregulares
o directamente sin contrato, por lo tanto el hecho de pertenecer a una empresa, que reúne ciertas
características, como percibir el sueldo en forma mensual y que además, cuenta con las condiciones necesarias
4
Cit. Dumboise
para sentirse valorados y bien tratados, cubre no solo al empleado, sino también a su grupo familiar, le permite a
sus empleados sentirse importantes porque trabajan en una empresa la cual es conocida en todo el país,
sumando y conformando todo esto un conjunto positivo de características, que trae como consecuencia un
compromiso de los empleados con la Empresa.
Los sindicatos Argentinos tienen sin duda un gran poder por tradición, incluso en términos comparativos con
países europeos como Alemania, Francia, Italia y España, contrastable por la gran cantidad de afiliados que
posee. Este elevado numero de afiliados se debe generalmente por un reclutamiento de oficio realizado por las
empresas o por los beneficios extras que brinda relacionados con los centros de recreación o educacionales. El
sindicato negocia en forma centralizada y tiene una sólida estructura, pero aún así en la realidad actual no logra
captar la identificación del colectivo de trabajo con sus objetivos.
Los trabajadores sí perciben por parte de la empresa una serie de acciones importantes cargadas de novedad,
de modernidad, de beneficios futuros, de espacios de participación, de autonomía, y esto despierta casi
inevitablemente una adhesión a las nuevas y tentadoras reglas de juego. Su identidad está mucho más próxima
a la empresa que al sindicato.
La empresa busca negociar en forma directa con los trabajadores en su afán de debilitar al sindicato y lograr la
adhesión del colectivo. Esto es observado por el sindicato como la unión entre la empresa y los trabajadores
enfrentados en el mercado a otros trabajadores y empresarios creando así la competencia entre los trabajadores
y destruyendo la unidad de clase, la solidaridad, y la identidad entre pares.5
Los procesos de modernización han inclinado la balanza de la identidad del colectivo de trabajo hacia puertas
adentro de la empresa mediante la oferta de canales horizontales de comunicación, transmisión de sensación de
pertenencia, internalización de los objetivos de la empresa, imagen de la empresa como ámbito de contención,
Un discurso movilizador de las habilidades individuales, políticas enmascaradas o no de fomento de la
competencia entre trabajadores, negociación directa mediante los convenios de empresa, etc.
El sindicato, ya sea por una pérdida de confianza por parte de los trabajadores, por una pérdida de poder ante
las empresas, o por una desactualización respecto de la nueva realidad, va quedando fuera de juego y su rol
tradicional queda desdibujado ante las nuevas generaciones de trabajadores.
El propio accionar de los sindicatos se va desconociendo dentro de la empresa, como consecuencia de esto, de
donde se desprende además del desinterés del trabajador y la inexistencia de intentos eficaces de adhesión de
trabajadores por parte del sindicato.
Se promueve la pertenencia a través de la participación enmascarando una disminución de la autonomía del
trabajador, disminuyendo la influencia de los colectivos, transformando su cultura y el accionar de los mismos.
Así se logra privilegiar el individualismo creando una relación muy particular entre un trabajador y su superior. Se
destruyen los lazos de solidaridad entre trabajadores mediante innovaciones salariales, instauración de carreras
obreras, matrices salariales, secretos salariales, etc.
La empresa asimismo crea sitios de sociabilidad diferentes a los colectivos tradicionales que compiten con el
accionar colectivo tradicional. Presenta al trabajador espacios en los que puedan sentir que son escuchados
informalmente bajo un manto de transparencia quitándole de este modo su propio espacio diferenciado y ajeno
al control y al dominio de la superioridad, cuando en realidad detrás de los conceptos de realización personal y
de competencia se busca la aceptación de las reglas de juego de la empresa.
Los trabajadores hacen suyos los intereses de la empresa, se hacen carne de los objetivos impuestos por esta,
se los agrupa a los individuos en grupos (círculos de calidad, unidades de gestión, grupos de trabajo) según las
necesidades de la empresa.
Como resultado de todo esto, el trabajador disminuye la producción de saberes prácticos al margen de la norma,
se produce el agotamiento de la producción de saberes informales y el aumento de la rigidez de las empresas al
producirse una burocratización de su funcionamiento interno.
La realidad del trabajador indica que, si bien siente un pleno compromiso por el producto que elabora, éste no le
pertenece y sus valores más íntimos han sido movilizados al servicio del capital y a pesar de ello sigue
quedando fuera del verdadero poder de decisión.6
Se percibe la construcción de una nueva identidad en la cual el papel del sindicato debe redefinirse en base a las
nuevas reglas de juego buscando alternativas tendientes a fortalecerse y fortalecer al colectivo de trabajo.
5
L. Stolovich y L Lescano. El desafío de la calidad total o cuando los sindicatos se sienten atacados. Revista
Latinoamericana de Estudios del Trabajo, Año 2, N° 4, 1996. Conicet, Buenos Aires.
6
Cit. Linhardt
Por otro lado, el sindicato, debería encontrar su estrategia respecto a los cambios ya que no participa en la
organización del trabajo, calidad de vida del trabajo, etc. 7
Sin embargo, este actor mantiene su rigidez respecto a los derechos adquiridos por el convenio; los cuales no
son negociables. Vale aclarar que tampoco pretende hacerlo en otros aspectos por temor a perder los derechos
adquiridos; mientras tanto, el empresario sí quiere negociar pero con una tendencia a la baja.
Por su parte, el Convenio Colectivo de Trabajo vigente, no es aplicable en todos sus artículos a la realidad actual
en materia de salarios, categorías, etc.
En cuanto al papel de los trabajadores, estos son flexibles, puesto que modifican su forma de vida como así su
calidad de vida para mantener sus puestos de trabajo. Esto se refleja en los tiempos escasos que poseen para
su recreación y realización de actividades recreativas y sociales, así como tener tiempo disponible para pasarlo
con su familia.
Por esto en el Supermercadismo, se da el contexto propicio para que los actores se sienten a negociar, en busca
de mejores condiciones para los trabajadores y mayor adaptabilidad a los nuevos requerimientos del mercado.
Para concluir sostenemos que la tecnoglobalización, la apertura económica, el desempleo y otras variables tan
significativas como éstas, han modificado el rol de los actores: organización, estado, empleados representados
colectivamente e individualmente; reflejándose así el papel predominante del empresario sobre los otros actores.
Es evidente entonces, que en el marco del presente desarrollo, se puede hablar de una nueva identificación del
trabajador - trabajo; en donde los cambios en las formas de trabajo se originan por las condiciones socios
económicos imperantes en el mercado.
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Juan Montes Cató. La Flexibilidad Laboral al interior de las empresas de telecomunicaciones: estudio comparativo.
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