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Historia Social (J. A.

Piqueras Arenas):

Categoría Social: Movimiento de Trabajadores Sindicados


Sindicatos, Empresas y Estado en la historia de la flexibilización laboral del movimiento
de trabajadores del rubro telefónico y supermercadista en la Argentina de los 90.

INTRODUCCION:
La problemática socio-laboral de estos tiempos abarca una serie de interrogantes, todos ellos producidos a raíz
de los cambios en los años 80 y 90 del modelo socio-económico mundial, y en este ensayo en particular, de
Argentina, dando como resultado modificaciones en las prácticas laborales, entendidas como Modernización y
Flexibilización en un contexto político-económico neoliberal.
El ensayo pretende investigar el impacto de estos cambios estructurales en las relaciones laborales, basándose
como eje en tres actores principales, el estado, la empresa y el sindicato, para entender recién como síntesis del
análisis, como se ve impactada la clase obrera y trabajadora.
Se trata de analizar esta relación, de qué forma interactúan y en qué medida esta conjunción genera cambios
para los trabajadores, quienes deben adaptar su vida cotidiana, su forma de trabajo y su estilo de vida para
acompañar dicho proceso de cambio.
El desarrollo del trabajo, se realizara tomando como muestra, lo sucedido en el campo laboral en dos sectores
económicos relevantes en cualquier país, el sector de telecomunicaciones y el Supermercadista, en el mismo
momento histórico.
Tras las reformas neoliberales, dos actores son indispensablemente involucrados, el Estado que impulsa las
reformas y el trabajador que se ve afectado en ultima instancia, por estas nuevas reglas de mercado
flexibilizado. Las mismas generan nuevos hábitos en los consumidores y mayores exigencias de competitividad
que derivan en la introducción de importantes transformaciones en la organización de trabajo de los empleados
como ser la jornada de trabajo, descansos, remuneraciones, categorías, polivalencia, competencias requeridas
etc.; y una nueva identificación del trabajador y el trabajo. Como relación social, la relación laboral implica
también analizar esta categoría social a la luz de dos actores fundamentales en tal relación, la empresa y el
sindicato respecto al trabajador.
El análisis de cada uno de estos actores, es necesario hacerlo en profundidad, en sus atributos y relaciones,
para poder comprender la especificidad de la Clase Obrera Argentina, y en especial los Trabajadores de estos
dos sectores de la economía. Este esfuerzo debe ser realizado y contextualizado en el periodo histórico en
cuestión, para comprender en última instancia cual es la realidad de este colectivo de trabajadores, en épocas
de flexibilización laboral neoliberal, tanto en este como en cualquier otro país que este pasando por un proceso
de transformación similar.
Analizaremos pues, a modo de ejemplo, en primera instancia el proceso de transformación neoliberal de la
empresa estatal de telecomunicaciones ENTEL, luego privatizada y convertida en Telefónica de Argentina
(Telefónica de España) y Telecom (France Telecom) y luego el proceso de modernización de la cadena de
Supermercados Norte S.A..
El estudio estará focalizado en las estrategias laborales desarrolladas por los distintos actores durante la década
de los ´90, a raíz de las nuevas reglas de juego.
En el caso de las Telecomunicaciones, el contexto histórico será el mismo pero la conflictividad laboral y la
dificultad en las negociaciones serán mucho mayores que las suscitadas en el sector Supermercadista.
Este contraste permitirá sacar conclusiones acerca de la importancia de referirse en general al movimiento
obrero afectado por el neoliberalismo, y en particular a los colectivos trabajadores de ambos rubros, así como
nos ayudará a saber diferenciar y tratar a los sindicatos, empresas y trabajadores de las distintas ramas de la
economía, sabiendo dar cuenta de las especificidades de cada caso y situación.
La transformación neoliberal abarca pues, la dimensión relación laboral en el aspecto que hace a la organización
de la producción y remuneración a nivel macro (Estado, Mercado, etc.) y a nivel micro (Modelos de gestión,
Management empresarial, etc.)
Es elemental para comprender la Historia Social del movimiento obrero actual, o del movimiento de trabajadores
del rubro servicios, del trabajador intelectual o del agricultor, analizar y comprender también a las empresas,
sindicatos y al Estado que configura su realidad última, mas aun en un contexto global y liberal como el que se
impone casi unilateralmente en el mercado mundial.
Las fuentes para este ensayo son dos investigaciones realizadas para la Universidad de Buenos Aires, Facultad
de Ciencias Sociales, llevadas a cabo por quien escribe y que en ambos casos parten de historias particulares
de trabajadores pertenecientes a estos colectivos, encuestados y entrevistados a tal fin.
Estos relatos de vida, permiten comenzar a repasar la historia de una década de reformas laborales y estatales
que afectaron profundamente al movimiento de trabajadores de Argentina. Se parte pues de estas historias para
escribir este ensayo, con la intención de darle continuidad y exponerlas en conjunto para encontrar nuevas
conclusiones.

CONTEXTO HISTORICO (1983 - 2001):


Corría el año 1983 cuando el Dr. Raúl Alfonsín se hacía cargo de la Presidencia de una República Argentina
salida recientemente de la dictadura militar: deuda externa, desaparecidos, una clase media agotada, una
Iglesia retraída, unas Fuerzas Armadas despreciadas y humilladas por el grueso de la ciudadanía. Seis años
más tarde llegaba a la primera magistratura el Dr. Carlos S. Menem.
En la década del 90 el Dr. Carlos Saúl Menem ocupó la presidencia del país entre el 89 y el 94 y volvió a ganar
las elecciones presidenciales en el 95, extendiendo su mandato hasta el 99. Menem realizó en la Argentina
cambios tan significativos que el país no volvería a ser aquel que nacía a la democracia en el 83 dejando atrás
un largo período de gobierno militar. Importantes facetas de la estructura económica y social, los partidos, los
grupos de poder y la cultura política se han visto modificados sustancialmente. Las políticas gubernamentales
encauzaron y fomentaron la metamorfosis que se había iniciado en la sociedad civil.
En 1989, el país se embarcó en una nueva estrategia de desarrollo, centrada en la inversión privada, la apertura
externa y las señales de mercado. El gobierno que lideró el cambio había sido electo y sostenido por la fuerza
política -el peronismo- más identificada con el modelo mercado-internista y estatizante bajo el que se
desenvolvió el país desde la segunda posguerra. Hasta 1989 el peronismo se comportó de acuerdo al supuesto
según el cual los partidos cuyas bases políticas se reclutan entre los sectores sociales susceptibles de ser más
castigados por el ajuste estructural, serán más refractarios a reformas de mercado.
Los traspiés de las primeras políticas de estabilización y cambio iniciadas a mediados de los ochenta en
respuesta al impacto de la crisis de la deuda externa fueron elocuentes al respecto. Promovidas por el primer
gobierno de la transición democrática, presidido por Raúl Alfonsín, dichas políticas fueron afectadas por las
vacilaciones del propio gobierno, receloso de sus efectos sobre la consolidación democrática, y, en particular,
por la resistencia opuesta desde los sectores organizados por el peronismo, sus legisladores en el Congreso y el
movimiento sindical de corte peronista.

CAUSAS DE LA EMERGENCIA ECONOMICA:


A comienzos de 1989, con una situación fiscal sumamente deteriorada, un creciente endeudamiento
gubernamental a tasas y plazos desfavorables y reservas internacionales en niveles mínimos, se sumó la
incertidumbre generada por las inminentes elecciones presidenciales. En este contexto, las autoridades se
vieron en dificultades para gobernar, fue entonces cuando Raúl Alfonsín, el presidente en ejercicio, decidió
renunciar cinco meses antes de finalizar su mandato legal, llevando a la asunción de Carlos Menem, electo en
los comicios de Mayo de 1989.
Ante el potencial de aniquilamiento político que exhibía la crisis, el nuevo presidente peronista, dejó de lado el
programa populista al que debía en gran parte su victoria electoral. En su lugar, adoptó la política de ajuste y
liberalización económica en un esfuerzo por lograr la complicidad de los principales agentes económicos,
internos y externos, que disponían de un insoslayable poder de veto sobre los mercados y la sustentabilidad
política del flamante gobierno.
La interrupción drástica del proceso inflacionario creó las condiciones para un proceso de reactivación de la
demanda interna, la realización del efecto 'riqueza' y el masivo financiamiento externo alimentaron una
expansión notable de la demanda agregada. Esta permitió sostener crecimientos importantes del nivel de
actividad, lo que, a su vez tuvo efectos benéficos sobre las finanzas públicas. Con todo, la solvencia fiscal
descansó, en buena medida en los ingresos de capital del programa de privatizaciones como las de ENTEL,
pero nunca dejaron de ser ingresos extraordinarios.
La convergencia con los niveles internacionales de inflación y la reputación alcanzada por la implementación de
un radical programa de reformas estructurales provocaron la disminución de la prima de riesgo-país
(responsabilidad de los mismos fondos de inversión beneficiados con al apertura económica) y dieron pie para la
repetición de expectativas favorables en los inversores.
Hasta fines de 1994 el sendero de estabilidad y reactivación del nivel de actividad, del consumo y de la inversión
fue sostenido a través del cumplimiento del equilibrio fiscal y del masivo ingreso de fondos externos que financió
el desequilibrio de la balanza de pagos y cerró la brecha entre ahorro interno e inversión.
El crecimiento del desempleo y la profundización del proceso de concentración económica, sin embargo, reflejan
el desequilibrio doméstico y constituyen la contracara del ajuste del sistema productivo, respecto a las nuevas
condiciones de competencia instaladas por las políticas de apertura comercial y desregulación.
El tipo de cambio real de partida de la Convertibilidad resultó sobrevaluado y los agentes económicos se
anticiparon a las medidas del gobierno sobreindexándose. La posterior tendencia ascendente en los precios y la
afluencia masiva de fondos externos, profundizaron la sobrevaluación. A su vez, en este contexto, la apertura
favoreció un rápido crecimiento del déficit comercial y tendió a sesgar la estructura de precios relativos en contra
de los sectores productores de bienes exportables, cuya rentabilidad resultó afectada.
Las importaciones se duplicaron ya en 1991 y se había más que triplicado para fines de 1992, mientras las
exportaciones permanecían estancadas. Desde el último trimestre de 1991 el déficit comercial se hizo
permanente y creciente.
A medida que el programa de privatizaciones se fue completando y en tanto el recurso al endeudamiento por
parte del sector público permaneció restringido, la solvencia fiscal pasó a depender cada vez más del nivel de
actividad.
El déficit comercial empezaba a aparecer como un problema y cualquiera de las respuestas posibles en el corto
plazo, una devaluación o el enfriamiento de la economía, tendía a crear expectativas desfavorables para la
marcha del Plan ante el incremento sostenido en la desocupación y la pobreza por falta de políticas fiscales,
monetarias y asistencialistas a favor del Estado.
Aunque la devaluación, de de las malas, fue la mejor alternativa que permitió salir de esta crisis a Argentina, se
tuvo que esperar recién hasta el año 2002 para que se realizase tal enorme esfuerzo popular, que es el siempre
pagó mas caro las políticas devaluatorias.

POLITICA DE REFORMAS A PARTIR DE LA CRISIS:


Las reformas institucionales en Argentina tuvieron un perfil político que brindo la clave para explicar la capacidad
de decidir e implementar reformas sustentado en la voluntad política de las elites gubernamentales.
La transformación institucional es siempre una batalla política por llevar a la práctica determinados objetivos, por
lo tanto, ella no se resuelve sólo en la adhesión firme a una orientación de políticas sino que incluye, además, la
tarea de movilizar las capacidades institucionales y los apoyos sociales para lanzar las reformas y neutralizar las
resistencias que se oponen a ellas.
El peronismo articulo con el orden económico a partir de cooptar el poder del estado. Por eso primero se realizo
primero la reforma del estado y luego la ley de emergencia económica de los ‘90. Es mas importante el cambio
del rol del estado por la coyuntura internacional que las reformas estatales y que la emergencia económica. El
estado menemista cambia de rol, de otorgador de derechos a ser meramente asistencialista. Esto se instaura
bajo el concepto de neoconservadurismo, que busca reformar no solo el orden económico en un capitalismo
liberal, sino el político y social (comenzó con la doctrina de seguridad nacional que permitió la instauración de la
dictadura en los ‘70).
En los comienzos de los ’90, Importantes obstáculos en el crecimiento de la nación, como los altos índices
inflacionarios habían desaparecido, militares y sindicalistas también habían perdido el papel decisorio de otros
tiempos y el país indudablemente decidió ponerse a tono con la globalización política; Argentina definitivamente
se había abierto al mundo como nunca antes lo había hecho, sin embargo se avecinaba unos pocos años
después la peor crisis de su historia, a partir de las reformas neoliberales que llevarían al colapso financiero al
país en el 2001.
La participación activa de la población en las decisiones políticas había vuelto a mermar incrementándose el
involucramiento ciudadano a través de movimientos sociales inéditos como las "marchas", “piquetes”,
“acampamentos”, “concentraciones”, “trueques”, “recitales de música reivindicativa”, “muestras de arte
alternativas”, “escarches”, “asambleas barriales”, “fabricas recuperadas”, “escuelas tomadas”, “marchas del
silencio” y algunas otras manifestaciones que marcaron una tendencia en las nuevas formas de protesta a nivel
internacional incluso.
En los últimos años en la Argentina, como en el resto de América Latina, se ha producido una crisis de
representatividad por diversos factores: el agotamiento de las tradiciones políticas, es decir, de cierto tipo de
clientelismo y caudillismo que caracterizaban la gestión del gobierno; el agravamiento de los problemas
económicos; la pérdida de gravitación de los partidos políticos, la despolitización de la sociedad, la falta de
apego a la norma jurídica, etc. El país ha vivido a lo largo de los últimos cincuenta años un proceso de
transformaciones en sus valores sociales, políticos, culturales, económicos y hasta el 2001 duro la paulatina
desaparición de aquel Estado benefactor que proveía los servicios esenciales como los de salud pública,
educación, cultura, quedando ausente prácticamente también en la actividad laboral, empresaria, profesional, al
tiempo que privatizaba otros servicios públicos como agua, electricidad, gas, teléfonos, cajas de retiro, medios
de transporte, de comunicación radiales y televisivos, etc.
Al principio los precios eran mayormente fijados por el Estado como así parte de los sueldos, retenciones y
beneficios de retiro, pero luego se denotó una tendencia a descentralizar y autonomizar ese tipo de actividades,
privatizando y delegando el gerenciamiento de este tipo de empresas.
El fin de la inflación fue un logro de corta duración y a consecuencia de ello, tras el plan de equiparación
monetaria a tipo de cambio fijo frente al dólar, devino transformada, a su pesar, en otros males como la
desocupación, desintegración social y aumento de la deuda externa.
En la Argentina del 2001, es significativa la ausencia de estrategias sistemáticas dirigidas a un modelo de
desarrollo social integrador. Sin duda, el primer requisito para repensar las políticas sociales es incorporar la
dimensión de equidad en la política económica, ya que el crecimiento de la economía, de ninguna manera
supone por sí solo un derrame de bienestar sobre el conjunto de la sociedad, sino que requiere un Estado fuerte
que controle precios, desvíos, y vigile la equitativa distribución del ingreso.
El neoliberalismo más ortodoxo sostiene que la sobrecarga de demandas sociales sobre el Estado imposibilita la
gobernabilidad del sistema. Por ello, se estructura en base al ajuste y el recorte de gastos sociales del Estado,
otorgándole al mercado el rol primordial de regulador de la economía y al Estado un rol periférico.
La primacía de este patrón no sólo subalternizó lo político a lo económico, sino que como contrapartida de la
altísima y creciente concentración económica, profundizó al extremo los rasgos de marginalidad económica y
social de una matriz de estratificación cada vez más regresiva.
La pobreza, se expandió a mayores núcleos poblacionales mientras se profundizo como fenómeno social con
nuevos conceptos como el de inclusividad e integración.
La globalización aumentó necesidades debido al incremento de la falta de trabajo y las desigualdades sociales.
El correcto diagnóstico requiere caracterizar al programa de ajuste neoliberal como falaz; es ilusorio creer que el
mercado asegura la igualdad de oportunidades. La exclusión social, así como la desocupación, deben encararse
como fenómenos estructurales de la época, teniendo en cuenta que superan cualitativamente el concepto de
desigualdad. Las condiciones de inserción de Argentina en plena crisis económica del año 2001, en un
escenario globalizado, hicieron poco probable un descenso de los índices de desempleo en el corto plazo y sus
consecuentes efectos de precariedad social, de esta matriz provino la crisis.
Por ello las propuestas de política sociales alternativas deben partir de considerar los diferentes escenarios de
crecimiento económico y del empleo.
La búsqueda de verdaderas soluciones a la pobreza y la exclusión social eran temas prioritarios, no sólo porque
afectaban la gobernabilidad del sistema sino porque su superación era un requisito para construir y consolidar el
sistema democrático y también la condición de inversión en capital social que redundaría en crecimiento
económico y desarrollo social.
La política económica debe ser simultánea a la política social en el objetivo de construir una sociedad más justa
y para todos. Asegurar tal acceso es una obligación del Estado y no un problema de los que quedan excluidos
por las reglas de juego que impone el mercado.
En el campo económico, el interés de las empresas al principio de la década del ‘90 fue la especulación bursátil
en el marco de un largo proceso hiperinflacionario. Las inversiones en los mercados financieros prevalecían
sobre las inversiones en tecnología o en el mejoramiento de los procesos de producción. Esto llevó a la caída de
la productividad global y a la falta de competitividad de la economía.
A partir de la Ley de Convertibilidad (tipo de cambio fijo atado al dólar) y de la apertura de la economía a los
mercados mundiales, surgió la necesidad de incrementar los índices de productividad para poder competir tanto
en el mercado interno como en el mercado externo, sobre todo con los bajos precios de los productos
importados.
La reforma comercial se inició con anterioridad incluso que la implementación del Plan de Convertibilidad,
durante la segunda mitad de los años ochenta, en parte por la condicionalidad impuesta en las negociaciones
con los organismos de crédito y en parte por la intención de corregir el sesgo antiexportador implícito en la
estructura de protección existente.
Se fue reduciendo paulatinamente tanto el nivel arancelario como el alcance del sistema de administración
cuantitativa de importaciones. Con todo la reforma más drástica se inicia en 1990, llevando el arancel promedio
de alrededor del 30% al 18% y eliminando casi por completo las restricciones no arancelarias a comienzos de
1991.
Junto con la adopción del Plan de Convertibilidad el gobierno decidió una fuerte rebaja en los niveles de
protección arancelaria, profundizando y acelerando la apertura comercial, con el objetivo implícito de disciplinar
a los formadores de precios domésticos mediante una mayor competencia de las importaciones. Se
establecieron tres niveles arancelarios (22% para bienes finales, 11% para insumos y 0 para materias primas y
productos alimenticios) y se eliminaron los derechos específicos. Las industrias automotriz y electrónica fueron
las únicas protegidas inicialmente con un arancel más elevado. Con el propósito declarado de abaratar el costo
de incorporación de nueva inversión, se fue eliminado el arancel para la importación de bienes de capital,
independientemente de la existencia de producción nacional.
Al mismo tiempo, se acordó la constitución del mercado común MERCOSUR conformado por Argentina, Brasil,
Paraguay y el Uruguay, profundizando y generalizando los acuerdos de liberalización de comercio previamente
existentes.
Partiendo de un nivel de preferencia mínimo del 40% sobre los aranceles vigentes a principios de 1991, se
estableció un mecanismo de desgravación automática de aplicación semestral, que culminó con la liberalización
total del comercio entre los socios.
El impacto del MERCOSUR sobre el proceso de apertura es complejo. Por un lado, el grado de desarrollo y la
demostrada capacidad exportadora de la industria brasileña presionaba sobre el nivel de exposición del aparato
productivo argentino, a la competencia de las importaciones, y por el otro la existencia de preferencias
comerciales en el mercado ampliado favorece su capacidad competitiva y estimula las exportaciones. Lo que es
importante es que la puerta de salida nunca se cerró, la soberanía sobre el tipo de cambio siguió siendo politica
nacional y no regional como en la UE.
Esto llevó a las empresas a iniciar profundos procesos de transformación interna, basada en los procesos
productivos y administrativos, en el cambio de sistemas de gestión, en la simplificación de las estructuras
empresarias y en la flexibilización de la fuerza de trabajo. Otra tendencia de las empresas, fue la terciarización
de actividades periféricas, a partir de la segunda mitad de la década, provocando que las grandes empresas
presionaran a las Pymes para que reduzcan sus precios y costos. Esto provoco una fuerte desindustrialización
de las pequeñas y medianas empresas.
La Alianza política formada por la UCR y el Frepaso permitió que en Diciembre de 1999 asumiera la presidencia
de la Nación el Dr. Fernando De la Rúa hasta que la crisis financiera, económica y social del neoliberalismo,
genero la furia popular y en el 2001 el presidente renuncio dando lugar a una breve transición democrática que
permitió recuperar al Estado Benefactor y a una política de corte socialista, para poner fin a la crisis y crecer
ininterrumpidamente hasta nuestros días.
La situación socioeconómica de la década de los ´90 genero que las condiciones de mercado, la globalización y
los nuevos competidores establecieran una relación de fuerzas que imposibilitó a la clase obrera y a los
desempleados el alcanzar las condiciones mínimas de existencia, llegando a extremos límites de un 20% de
desocupación y otro tanto de subocupados y pobres que sobrevivieron, con suerte “por debajo de la línea de
pobreza”.
Las transformaciones económicas, sociales y políticas durante esta década generaron un nuevo escenario, un
nuevo contexto en donde las reglas de juego impuestas demandaron nuevos roles de los actores sociales. Fue
necesario un fuerte compromiso social para hacer frente a estos cambios, adaptando las diferentes leyes y
variables socioeconómicas a los nuevos requerimientos y minimizando su impacto en las condiciones laborales y
de vida de todos los trabajadores. Sin embargo, tal intento de cura, fue peor que la enfermedad.
Menem y Domingo Cavallo, quien cumplía el rol de Ministro de Economía, pusieron en marcha la reforma del
Estado Argentino en el marco del Consenso de Washington, e hicieron que el país ingrese al denominado “Plan
Brady”, que consistía en un convenio suscrito para la refinanciación de la deuda externa; a cambio de una serie
de reformas económicas estructurales.
La Argentina, comenzados los ‘90, se comprometió ante los Organismos Internacionales de Crédito
(fundamentalmente el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo) a
un conjunto de obligaciones como el aumento de los niveles de pago de los servicios de la deuda externa y el
desarrollo de las políticas de Privatizaciones de empresas estatales, dentro del régimen de pago con activos del
Estado, es en este sentido en el que se asocia el Plan Brady con el Modelo de Convertibilidad que asimismo
responde a la necesidad del pago de la deuda de forma dolarizada.
Las privatizaciones de empresas públicas, la concesión de servicios públicos y la desregulación de algunas
actividades constituyeron un aspecto clave del programa de reformas estructurales. El diseño del programa
busco acrecentar la 'reputación' oficial a los ojos de inversores y acreedores, mejorar el perfil de endeudamiento
externo y por último dotar de cierta liquidez al sector público.
A efectos de cumplir con el primer objetivo, el programa fue del tipo 'todo y rápido', especialmente en las
empresas de servicios.
La preferencia oficial por consorcios mixtos de inversores nacionales y extranjeros deviene de los mismos
objetivos, por un lado se apuntaba a abrir nuevos espacios de acumulación y estimular la repatriación de
capitales, por otro se suponía que la presencia de inversores extranjeros contribuiría a reducir la prima de riesgo-
país, aunque las ganancias de las empresas privatizadas, se dirijan hacia los países capitalistas y no se
reinviertan en el país.
Las primeras privatizaciones fueron en el área de Telecomunicaciones y aeronavegación que fueron transferidas
a fines de 1990, en un marco de fuerte inflación e incertidumbre, con una ejecución que resultaba un 'caso
testigo' para los compromisos de saneamiento fiscal e implementación de reformas radicales.
Resumiendo, las reformas estructurales fueron las siguientes:
• Ley de convertibilidad, nueva politica monetaria donde el estado pierde la capacidad de emitir papel
moneda si no tiene su respaldo en dólares. Libre convertibilidad del peso en dólar, paridad cambiaria 1 a 1
de tipo fijo. Solo rebatible por el congreso. Herramienta para frenar la inflación a costa de perder autonomía
monetaria y regulación del comercio exterior.
• Reforma del sector publico: Reforma provisional, creación de AFJP, el estado no percibe ya dinero de
aportes de jubilaciones y pensiones, pero sigue desembolsando al sistema de reparto.
• Politica de ingresos: reformas impositivas regresivas, transferencia de ingresos al interior, reducción de
impuestos directos a Ganancias y aportes patronales para favorecer la inversión extranjera, aumento del IVA
y de impuestos al consumo, indirectos.
• Descentralización Regional, educativa y sanitaria, de la nación a las provincias (Federalizacion), se le
transfieren fondos a las provincias, se reestructuran y bajan los niveles de calidad, falta de planificación
nacional.
• Reestructuración de la deuda publica: Refinanciación a largo plazo de la deuda externa, privada hecha
publica (patear hacia delante el problema), Creación de bonos para las privatizaciones.
• Reformas laborales: Congelamiento de Salarios públicos y privados, Flexibilización laboral, baja del
costo de la Mano de Obra facilitando condiciones de despidos y condiciones informales y precarias de
contratación, pasaje de los convenios colectivos a convenios por empresa, reformas sindicales.

CAMBIOS EN EL BALANCE DEL PODER NACIONAL:


Empresas del Estado tales como la telefónica Entel fueron vendidas a empresas europeas con el propósito de
llevar a cabo el Plan de Privatizaciones, invocado en su momento como solución al problema del déficit fiscal y
fuente de pago de la Deuda externa con activos, pero dicho proceso de privatización no fue aprobado ni por los
trabajadores sindicalizados ni tampoco por los trabajadores no sindicalizados, dando cuenta que se logró porque
la negociación de la reforma modificó el balance de poder mediante la creación de nuevos grupos de actores
interesados en el proceso, disminuyendo el poder de negociación de los sindicatos en los conflictos laborales
suscitados en el colectivo de trabajadores afectado por las reestructuraciones salariales y por medio de ajustes
empresariales mediante despidos y desvinculaciones opcionales, jubilaciones anticipadas y demás estrategias
recesivas.
Es relevante para entender este balance de poder, poder observar la posición de los trabajadores y como varía
según el rol tomado por el sindicato.
La observación deviene en hipótesis y se centra en que por un lado la adopción de una reforma es menos
probable cuando la distribución percibida de sus ganadores y perdedores coincide con el legado de conflictos
preexistentes y que en cambio dicha adopción es más probable, cuando ofrece beneficios claros a un grupo de
actores con relevancia política.
La experiencia Argentina ilustra la relevancia que tienen para la puesta en marcha de las reformas de mercado
dos ordenes de factores, el primero una coyuntura de grave emergencia, que debilita los intereses ligados al
statu quo, desacredita radicalmente las instituciones económicas existentes y amplia el espacio político para
reorientar la agenda pública en la dirección de una nueva estrategia de desarrollo.
Las oportunidades para el cambio que se generan en tales circunstancias son mejor aprovechadas cuando se
combinan con un segundo factor, a saber, la presencia en el gobierno de un liderazgo reformista con
credenciales políticas bien establecidas en amplios sectores de la población y, por lo tanto, en condiciones de
justificar los costos presentes de las reformas y ofrecer seguridades sobre sus resultados futuros.
Estos dos órdenes de factores se dieron conjuntamente en Argentina hacia 1989, por un lado con la
hiperinflación y, por otro, con la asunción de Menem (Peronista) como presidente de la República.
En el caso de la privatización de ENTEL, se vislumbra un claro ejemplo de la eficacia que tienen para la
adopción de las reformas y su vinculación con políticas de estabilización en una situación de emergencia
económica.
En el caso de la reforma de la seguridad social realizada por aquellos años, privatizando la recaudación de
jubilaciones en fondos de inversión privados (AFJP), muestra la relevancia que tiene la distribución de recursos y
compensaciones para alterar el balance de poder en favor de las reformas (ya que los sindicatos fueron
cooptados para apoyar al gobierno) 1
En el caso de la reforma laboral, se pone de manifiesto los obstáculos que se levantan cuando las reformas
comportan pérdidas para actores políticamente relevantes en la coalición de gobierno.
Respecto a la emergencia económica, esta se debió a la Hiperinflación de los últimos dos años de mandato de
Raúl Alfonsín, con múltiples estallidos de descontento popular y asaltos particulares a la propiedad privada de
empresas y supermercados.
Lo que marcó la diferencia desde el punto de vista político fue que Menem pudiese abandonar las banderas
estatistas y distribucionistas del peronismo histórico sin perder por ello el respaldo de sus partidarios. Las
razones de esto habría que buscarlas en las mismas causas que suscitaron las reservas iniciales de los
empresarios, sus credenciales políticas.
En un cuadro hiperinflacionario los actores sociales se sitúan en disponibilidad de ser conducidos a cualquier
parte con tal de que los saquen de la crisis y del caos. Este consenso habilita el giro ideológico y la tolerancia,
campo identitario para ser utilizado por un líder carismático como lo fue Menem.

1
Vera Schattan P. Coelho. El Poder Ejecutivo y la reforma de la seguridad social: los casos de la Argentina, Brasil y
Uruguay. Desarrollo Económico. Vol. 42, No. 165 (Apr. - Jun., 2002), pp. 45-62
Menem había resultado victorioso, primero dentro de su partido y luego en las elecciones presidenciales,
levantando las consignas de un populismo mesiánico de hondo arraigo en el peronismo, pero que en la práctica,
su gobierno realizó e impulsó vigorosamente todo lo opuesto a lo que había comunicado en su doctrina de
campaña, en un claro fraude y engaño a su electorado. Con ayuda de los medios de comunicación privatizados
por él y gracias al aumento incesante en gastos de pauta publicitaria oficial, pudo sin embargo ganar la
reelección en 1995, manteniéndose en el poder, y con la misma orientación neoliberal adoptada en su primer
mandato.
El menemismo contaba con base social y este era su capital social, arraigado en una fuerte tradición peronista
que logra su apoyo por el contexto de crisis y por la estructura institucional, utilizando herramientas normativas
tangibles (tipo de cambio, tasa de interés y politica fiscal) e intangibles (círculos decisorios, negociación).
La mayoría histórica devino en mayoría organizacional estratégica con una necesidad de construir y administrar
una mayoría institucional para acompañar las decisiones, imponiéndolas, con un consenso con capacidad
operativa.
Tenia el menemismo entonces legitimidad y consenso social, junto a la constitución de mayorías institucionales
(cooptación de la corte suprema con jueces afines, reformas constitucionales) desacreditando a aquellas que
impedían su desenvolvimiento.
El consenso se da en un grupo social que no difería mucho de la sociedad argentina del ’60. Lo que posibilito
este consenso fueron las reformas estructurales. El control de la inflación por el Plan de Convertibilidad permitió
que el 20% mas pobre recupere ingresos pero no por aumento de salarios, sino por aumento del poder de
compra por la caída inflacionaria, impactando esto en el voto cuota del ’95.
Los efectos llegaron con la extranjerización de las empresas nacionales y con la falta de competitividad del
sector. Este declive empeoro del 95 al 98, explicados por la expulsión del mercado laboral (desempleados e
informalizados) y su consecuente perdida de consenso social.
El voto cuota se retira atada a la creciente corrupción del sector público y por la disminución de la seguridad
jurídica de la clase media pauperizada. Al mismo tiempo los Grupos económicos ya prescinden del estado para
seguir acumulando capital y ganancias, y el menemismo les comienza a ser disfuncionales al implicar
inseguridad jurídica ante la crisis de legitimidad y al utilizar nuevos canales de comunicación como los medios
que operan haciendo lobby para sus intereses.
Los nuevos actores sociales son las corporaciones empresariales (SRA, ADEBA, UIA, CAC y las cámaras
comerciales) que tenían sus propias lógicas de acción y posicionamiento ante las reformas, y que por tanto
también discrepaban al interior y con el gobierno, por la puja de intereses para obtener el máximo beneficio
económico.
Los otros actores eran las corporaciones sindicales que contaban con recursos de negociación para no perder
posiciones privilegiadas con el Estado, y con los nuevos actores económicos, utilizando estrategias de
subordinación y de resistencia.
Las empresas contaban finalmente con mejor organización que los sindicatos y ejercían el poder de coerción
por medio de las asociaciones empresarias antes mencionadas y por medio del lobby personalizado y grupos
empresarios (Grupo de los 8) que no tenían formalidad pero si compartían intereses.
En ocasiones el poder coercitivo de la huelga era concertado con los sindicatos, al momento de necesitar la
movilización. Esto dificultó las formas de representación colectiva de los trabajadores.
Las mega corporaciones empresarias, ganadoras en este proceso de los ’90, también necesitaron de actores
ideológicos como fueron el CEMA, FIEL, y medios de comunicación afines como ser Canal 13, Clarín, Telefé,
canal 9, Infobae, con editoriales y conceptos volcados por economistas supuestamente no ideologizados que
apoyaron las medidas mas controversiales como ser las de convertibilidad y apertura comercial.
El consenso para las reformas más profundas se logró por el apoyo del establishment económico y por mantener
el apoyo popular a pesar del giro ideológico hacia el liberalismo populista.
Esto generó una legitimidad contradictoria debido a que finalmente, los que apoyaron las políticas fueron los que
mas notablemente se perjudicaron.
Las transformaciones en la identidad politica de los ‘ 90 se debieron por un lado por consenso social en la
búsqueda de beneficios materiales por parte de estos (por medio del voto cuota que aseguraba la estabilidad
macroeconómica, la capacidad adquisitiva de los salarios, el crédito y el consumo creciente y luego del ’95 por
miedo propagandístico a perderlas), y por otro lado por el consenso de la fuga hacia delante (Menem único
salvador), por la permanencia de tradiciones peronistas, por la desarticulación de clivajes políticos y por la
alianza con adversarios.

CONSECUENCIAS DE LAS REFORMAS EN LA CLASE TRABAJADORA:


Con el pasaje de sectores estatales estratégicos de la economía Argentina a manos privadas, se produjeron
grandes cambios estructurales en la propiedad, concentrando y consolidando la presencia de los grandes grupos
económicos extranjero. Asimismo se acentuó la tendencia a la asociación entre poderosos grupos económicos
locales con los grandes capitales extranjeros, aumentando el poder de las burguesías nacionales.
Primero se puede analizar lo sucedido con el proceso de reconversión de las empresas; esto tiene implicancias
directas sobre los trabajadores ya que perdieron los derechos que tenían como trabajadores públicos, a saber, la
estabilidad en el cargo propia del Estado de bienestar.
Otra de las consecuencias ha sido una fuerte reducción de los planteles por la vía de los llamados retiros
"voluntarios", para los cuales las empresas destinaron enormes sumas de dinero. Esto da cuenta de la
importancia estratégica que las diferentes compañías le otorgaron a la reducción de personal. El mencionado
proceso fue acompañado por la sustitución del personal con más antigüedad en la empresa, cuya experiencia
sindical y política no era deseada.
Cuando el retiro voluntario no era aceptado por los trabajadores convocados se iniciaba una campaña
persecutoria o discriminatoria contra ellos, se los trasladaba a zonas alejadas de sus hogares o a otros sectores
de trabajo con tareas desconocidas, disgustantes, o bien colocados en estado de disponibilidad sin tarea
asignada, con lo que se perseguía el objetivo de que los trabajadores aceptaran el retiro "voluntario".
De esta manera se conseguían renuncias evitando los despidos y el costo político que ellos implicaban.
El porcentaje de reducción de puestos de trabajo en las principales empresas privatizadas hasta 1997 alcanzó
niveles altísimos, al tiempo que se aumentaba el horario de trabajo y de los ritmos habituales por medio de la
introducción de nuevas tecnologías o simplemente imponiendo otras pautas de producción mas estresantes.
En términos contractuales, se aplicaron nuevos y diversos contratos flexibles, por tiempo determinado,
formalizados como pasantías con salarios flexibles, que incluían pagos por productividad, entre otros incentivos
a la productividad adicional obtenida de un solo puesto de trabajo.
Por otra parte se da un fuerte proceso de tercerización de ciertos sectores de la producción que antes estaban
integrados a la empresa, lo cual se constituyo en una fuente de fragmentación y precarización del colectivo de
trabajadores.
Por último, las empresas privatizadas aceleraron la firma de nuevos convenios colectivos que destruyeron viejas
conquistas e introdujeron nuevas formas de explotación y control del trabajo como la polivalencia, la utilización
de un recurso humano en mas de un rol especifico, eliminando la especialización y por consiguiente perdiendo el
empleado el conocimiento profundo de las tareas de la empresa.
La polivalencia trajo aparejada una alta rotación de puestos por la alta necesidad de bajar costos operativos
empleando a la menor cantidad de gente posible, seleccionando aquella que tenga las condiciones para
desempeñarse en varias especialidades, al menos de forma básica y en muchos casos de forma implícita.
Estas son algunas de las cuestiones que promovieron la reconversión de las empresas, que han afectado y
afectan hoy día las condiciones de trabajo, salud y la unidad de los trabajadores.

DESNACIONALIZACION DE EMPRESAS:
La extranjerización de las áreas privatizadas es muy fuerte y evidente.
Las telecomunicaciones quedaron en manos de capitales públicos españoles, franceses e italianos; la
distribución de gas de la Capital en manos británicas; la generación y distribución de electricidad, capitales
provenientes a su vez de la privatización de la seguridad social chilena; la red cloacal y de agua, quedaron en
manos francesas.
Estos procesos a nivel mundial han logrado que, por un lado, las empresas públicas en países dependientes
como Argentina se extranjericen y exporten ganancias a los países centrales, y por otro que las empresas
públicas de los países centrales se amplíen y expandan. (Según la Corporación Financiera Internacional, las 2/3
partes de las privatizaciones a nivel mundial se realizaron en América Latina y las tasas de rentabilidad y precios
dupliquen a las de sus países de origen).
El capitalismo corporizado en la empresa multinacional, finalmente se erige en cómplice del gobierno local, del
ajuste estructural y de la política neoliberal apátrida.
En este punto lo central fue introducir el concepto de competencia en el sector. Para eso se busco eliminar la
prestación monopólica del servicio, creándose un mercado mayorista y otros minoristas para las operaciones
comerciales.
La desregulación habilitó la competencia entre las empresas y llevó a una búsqueda espectacular de reducción
de costos. La desesperación por reducir costos sumada a la falta de control efectivo amenazó la calidad y la
seguridad en la prestación de los servicios privatizados.
La estrategia de las empresas consistió pues, en obtener ganancias rápidamente sin reinversión, y las mismas
girarlas a sus países de origen.

HISTORIA DE LA PRIVATIZACION DE ENTEL:


El caso de la privatización de Entel, es un claro ejemplo de la eficacia que ha tenido para la adopción de las
reformas, su vinculación con políticas de estabilización en el contexto de una grave emergencia económica.
La transferencia de empresas públicas al sector privado fue pieza central de la política de liberalización
económica del presidente C. Menem. Por medio de un programa en gran escala y acelerado de privatizaciones,
el presidente electo por los peronistas desmanteló el Estado Empresario, levantado en los años del régimen de
Perón, después de la Segunda Guerra. A partir de esos años las empresas estatales de servicios y producción,
registraron una fuerte expansión, abarcando actividades como la energía, el transporte, las telecomunicaciones y
la industria pesada.
La decisión de privatizar Entel fue sonoramente anunciada por Menem luego de la victoria electoral y antes de
asumir la presidencia. Por medio de la venta de la campaña de teléfonos, el líder peronista se propuso dar una
señal categórica del rumbo económico que había elegido y de su determinación para concretarlo. Esto hizo que,
simétricamente, el mundo de los negocios y la opinión pública en general le otorgara también una sobresaliente
importancia, haciendo de la privatización de Entel un test-case de la capacidad de Menem para llevar a cabo las
reformas.
En la privatización de Entel, el equipo privatizador e interventor del Gobierno, estaba compuesto por María Julia
Alzogaray, hija actualmente en prisión por corrupción del patriarca del neoliberalismo argentino, Álvaro Alzogaray
y Julio Guillan, secretario general del sindicato telefónico en el cargo de subsecretario de comunicaciones.
Si bien, Guillan era opuesto a la privatización integral de Entel, tenía una posición abierta a las reformas, así lo
demostraba su actitud pragmática frente a las iniciativas previas de la administración de Alfonsín. El secretario
de los telefónicos aceptó el cargo a condición de que no se produjeran despidos y se mejoraran los salarios.
Estas expectativas no se verían satisfechas con el avance de la privatización y más tarde presentaría la
renuncia, pero en esa fase inicial del proceso su designación apuntó a limitar la oposición del gremio y a disipar
los temores que al respecto abrigaban los empresarios. Así y a partir de estas designaciones, Menem buscaba
ganar apoyos y neutralizar resistencias.
Este equipo definió las condiciones de venta de la compañía estatal de telecomunicaciones con la atención
puesta en los grupos de interés más directamente afectados. Los pliegos de la licitación se redactaron para dar
cabida a las empresas proveedoras y contratistas de Entel y los trabajadores recibieron en propiedad acciones
de la compañía.
El proceso de privatización, se realizo en tiempo récord, y como es de esperarse no ocurrió sin conflictos. Aquí
una breve cronología:
• 1990, 23 de Enero, FOETRA no llega a un acuerdo para organizar un Paro, Maria Julia Alsogaray hace
negociaciones y es criticada por gastos superfluos por el secretario de FOETRA.
• 31 de enero el secretario Esquivel le solicita a Dromi que refinancie deudas de Entel con los
proveedores. El panorama era crítico en cuanto a monto de intereses de la deuda a refinanciar FOPSTA, la
comisión directiva de personal técnico telefónico, reitero el estado de alerta y movilización de sus empleados
y convocan a un plenario para llegar a un paro por la cesantía de pagos de ajustes pactados en diciembre y
recomposiciones salariales pendientes de enero. Se ratifica por medio de Iglesias, su representante, que en
gran parte del interior del país se formaron comisiones que representan los intereses de la comisión. Menem
le asegura a Ubaldini, Secretario general de la CGT, que no es cierto los rumores sobre la cesantía de
empleados del estado, las nuevas medidas buscaban reducir el gasto público, pero fueron desmentidas por
el ministro de economia Erman González. Gonzalez no dijo que era una cesantía, que la propuesta del
Gobierno es que se crearan bolsas de trabajo para la apoyar a la parte privada y crearan planes de
capacitación voluntaria para que el personal pase al sector privado sin inconvenientes.
• 8 de Marzo, M.J.Alsogaray interviene Entel para llevar a cabo la privatización, quinientos telefónicos
repudiaron en las afueras del congreso las sesiones que trataban la privatización en su interior. La sesión
junto con la comisión de telecomunicaciones de la cámara de diputados, prohíben el ingreso de publico y
acuerdan el 28 Junio se adjudica la privatización y la transferencia para el 8 octubre. El monto de la
operación es de 1807.000.000 US$ con una inversión obligatoria de 4900.000.000 US$ en 10 años. Los
diputados Pugliese y Rodríguez de la UCR cuestionaron la gestión de Alsogaray. El valor de la venta
representa el 60% del paquete accionario, con un activo de 3000.000.000 US$.
• 9 de Marzo se lleva a cabo un aumento en las tarifas de Entel un 400% en Capital y Bs. As. De vigencia
inmediata. Esto fue adelantado por M.J.Alsogaray, Entel hace uso de su posibilidad, avalado por la firma con
el gobierno la posibilidad de que modifique sus tarifas autónomamente, sin intervención de los ministerios de
economia y de servicios públicos. La estrategia de la interventora de Entel es bajar las deudas y sanearlas
antes de la privatización, por eso el ajuste tarifario. Favoreciendo con tasas de aumento menor diferenciadas
a la industria y al comercio. Estas estrategias inciden el ajuste a los usuarios particulares.
• 5 de Mayo, Esquivel y los telefónicos, piden que se procese a la interventora, la calidad del servicio es
buena y el interés de la privatización no es este, también reprocho los supuestos sabotajes de la empresa
hacia los sindicatos. El estado culpa de boicot a la empresa y la intervención culpa al sindicato de sabotear
el servicio. El servicio no esta en tela de juicio, los intereses son políticos sostiene Esquivel. FOETRA acusa
a Entel de no otorgar 200.000 líneas para favorecer a la multinacional privatizadora, esperando que esta las
ejecute. Esquivel afirma que el sabotaje es de los liquidadores de la empresa por 214.000.000. El precio de
la privatización es irrisorio comparado con los procesos de privatización de Costa Rica, realizados en esa
misma época.
• 14 de Mayo, Las compañías que pugnan por Entel (Telefónica Española y Bell Atlantic) se interesan en
la necesidad de que no existan cimbronazazos financieros en Argentina, para asegurar sus inversiones y
capitales. FOPSTA asegura que el Estado no le paga las deudas a Entel pero la empresa privada será la
beneficiaria del pago de las deudas existentes, una vez privatizada. Iglesias critica que el Estado comprará
empresas privadas del interior del país para luego venderlas junto con el paquete a las empresas
multinacionales.
• 24 de Mayo se conocen continuos robos de cables y equipos en Entel, produciéndose más de 1.800
robos y viéndose afectado casi 300.000 abonados, desde 1988, perdiendo 15.000.000 de US$ desde esa
fecha. Esto incrementa la imagen negativa que la empresa tiene para la sociedad civil, en cuanto a eficiencia
y control interno. Las nuevas autoridades de Entel intentan reducir los delitos, a partir del cambio de
autoridades de Entel, que obtiene una clara imagen de transparencia y de erradicación de la corrupción.
• 15 de Junio, Montero como secretario de BS AS y los telefónicos repudian a la seguridad de la
intervención por actos de intimidación con armas de fuego a los trabajadores que se oponen al vaciamiento y
venta de Entel y finaliza en una concentración en el edificio de Entel. Ubaldini desde Ginebra realiza tareas
junto con la OIT, defendiendo a los sindicatos y al sindicalismo Argentino. Mientras tanto el 26 de Junio,
Alsogaray asegura nuevas fechas para aumentos tarifarlos. Álvaro Alsogaray asegura que ante la falta de
interés de las empresas trasnacionales, hay que apurar y reivindicar el proceso de privatización y flexibilidad
en los montos de la venta de Entel.
• 17 de Junio, Menem aclara que necesita llegar a un acuerdo de forma urgente con los acreedores para
agilizar la inminente privatización. A. Alsogaray asegura que si no hay privatización, Argentina se queda sin
teléfonos. Los bancos externos presionan al gobierno argentino con obligaciones y vencimientos de la
deuda, los mismos bancos que accionan como prestamistas de las empresas trasnacionales que formaran la
privatización.
• 20 de Junio, se reunirán los trabajadores en frente al congreso donde se montara una radio abierta para
informar los pasos de la movilización. Realizaran un acto en el interior del parlamento junto con los
legisladores que se oponen a la privatización. Participan entonces ATE, CTERA, PERSONAL
AERONAUTICO y GAS DEL ESTADO. Se ratifica de parte del gobierno la fecha de adjudicación. El motivo
era la el rechazo a la privatización y demandas de mejoras salariales. Esquivel denuncia en Capital Federal,
el detrimento de la imagen publica de Entel por parte de M.J. Alsogaray. Las seccionales intervinientes son
de Gran Bs As, Rosario, Mar del Plata y Córdoba. FOETRA hacen un proyecto alternativo para mantener la
forma estatal de Entel. Se suspenderá la atención al público pero se mantiene el servicio. Esquivel anuncia
que podrán incrementar el alcance de las medidas si no se suspenden las privatizaciones. FOPSTA,
resuelve alerta y movilización a favor de la estabilidad laboral de sus afiliados y del tratamiento libre del
salario regido por las convenciones de los convenios colectivos de trabajo. Acusaron a la intervención de un
excesivo interés en el proceso de privatización, y silencios de otros gremios y sindicalistas de la CGT de
Ubaldini a favor de este proceso.
• 21 de Junio, el sindicalismo agotado, FOETRA luego de denuncias de irregularidades, cuestiono los
montos de la venta, organizo huelgas y movilizaciones y presento proyectos alternativos, pero no inciden el
las intenciones del gobierno. Deciden coordinar con la cámara de diputados par buscar nueva legitimidad y
apoyo institucional. La protesta telefónica concluyo en el interior del parlamento. Ubaldini, recién llegado de
Suiza, patea la pelota hacia delante en lugar de apoyar inmediatamente a FOETRA.
• 25 de Junio se abrieron los sobres de la adjudicación, las empresas adjudicatarias fueron la Bell y
Telefónica, esta ultima decide abarcar una sola área, informando las inminentes mejoras del servicio
privatizado

El papel de los sindicatos fue dispar en sus facciones, pero hubo una facción mas conciliadora y que busco
negociar constantemente para obtener intereses acordes con el nuevo contexto neoliberal y privatista como fue
la lista marrón de Guillan. La lista celeste y blanca no obtuvo demasiado, salvo el control del gremio en algunas
oportunidades, a nivel interno. Su postura fue mas firme pero en ninguno de los dos casos se puede decir que
salieron beneficiados a largo plazo, solo obtuvieron algunos beneficios transitorios en el lapso que duro el
proceso de privatización.
El interés creado en la sociedad civil era ideológico en contra del estereotipo del empleado estatal, en cuanto a
su ineficiencia, si bien luego no se vio reflejado un cambio como se esperaba respecto a mejoras sustanciales
del servicio y de precios, menos aun en cuanto a respeto a los derechos del trabajador y estabilidad laboral
dentro de las Telefónicas Privadas.
Desde el punto de vista de los trabajadores, la posición de este colectivo frente a la transformación de las reglas
del juego varía según el papel desempeñado por el sindicato o los sindicatos que representan a los trabajadores
del sector.
Toda esta historia nos remite a un hecho fundamental, que el comportamiento de clase de un actor tan relevante
como el Trabajador, no se puede analizar ni estudiar sin prestar debida atención a los otros actores
interrelacionados, los Sindicatos, el Estado y la Empresa.
La colaboración activa de los dirigentes sindicales con la gestión privada contribuyó a que los trabajadores
aceptaran las nuevas reglas del juego. Al difundir una imagen positiva de las nuevas reglas, los dirigentes
sindicales desalentaron la crítica por parte de los trabajadores. La posición de los dirigentes conspiró contra la
posibilidad de que los trabajadores denunciaran como arbitrarias las prácticas de la empresa que más los
perjudicaban. Los trabajadores se vieron privados no sólo de recursos organizativos sino también del respaldo
que brinda un discurso enunciado públicamente para oponerse a las nuevas reglas del juego.
Cabe aclarar que las nuevas técnicas del Management y manejo de recursos humanos, desplazaron el rol de los
sindicatos al interior de las empresas, utilizando recursos tradicionales de los sindicatos, deformados a las
nuevas exigencias de la flexibilización laboral encubierta en supuestos nuevos beneficios sociales, de
integración y calidad de trabajo privado.
Por el contrario, la resistencia de los dirigentes sindicales a colaborar activamente con la gestión privada debilitó
la adhesión de los trabajadores a las nuevas reglas del juego. Al presentar una visión negativa de las nuevas
reglas, los dirigentes sindicales alentaron las críticas de los trabajadores. La posición de los dirigentes contribuyó
a que los trabajadores acusaran a los nuevos administradores por el deterioro de su situación objetiva en la
empresa. Los trabajadores se apoyaron en el discurso público de los dirigentes sindicales para manifestar en
forma abierta su rechazo a las nuevas reglas del juego.
Siempre los sindicatos se vieron en desventaja en cuanto al balance de poder para revertir el proceso que
auguraban imparable por parte del gobierno.
En las nuevas empresas, la gestión privada dio lugar a una transformación de las reglas del juego en el sentido
mencionado más arriba. La privatización se tradujo en todos los casos en un aumento de la inestabilidad laboral,
una restricción de las oportunidades de ascenso, un incremento de las exigencias que pesan sobre los
trabajadores y un recorte en sus retribuciones y beneficios.
Los trabajadores de Telecom y Telefónica soportaron toda la carga del estigma del trabajador estatal antes,
durante y aún después de la privatización.
Respecto a las características de la gestión empresaria desarrollada en cada caso por los nuevos
administradores, se ve que en Telecom estuvo marcada por un fuerte proceso de modernización tecnológica,
renovación de la infraestructura y expansión del servicio, pero siempre inferior a sus filiales extranjeras y
empresas matrices. Este proceso fue acompañado por la difusión de una imagen de Telecom como empresa
sólida y exitosa.
Sin embargo los precios aumentaron notablemente en desmedro del poder adquisitivo del ciudadano y en mayor
grado que los precios de sus casas matrices en Europa.
Los trabajadores de las empresas Telefónicas fueron representados por un único sindicato, que hasta hace poco
siguió colaborando activamente con las nuevas autoridades de la empresa privatizada.
En cambio, los trabajadores de otras ramas industriales y de servicios como ser los aeronáuticos son
representados por cuatro sindicatos, que adoptaron una pluralidad de posiciones críticas a las nuevas reglas del
juego.
Este un buen ejemplo histórico de cuanto gana una política de reforma cuando es incluida dentro de un paquete
más amplio de medidas de estabilización en un contexto de emergencia. En efecto, el mismo Congreso y
miembros de la legislatura que un año antes habían resistido la venta de Entel por el gobierno de Alfonsín,
votaron a favor del nuevo intento que hizo Menem. Los contrastes entre un momento y otro fueron ciertamente
varios pero lo que nos interesa resaltar es que, al contrario de lo que ocurriría con Menem, el proyecto de
privatización de Alfonsín fue una propuesta aislada. Con esto se debe destacar que su tratamiento legislativo se
desenvolvió con independencia de cualquier vinculación con una política anti-crisis, y en esto radicó su fracaso.
En esas circunstancias, tanto los intereses como las ideas opuestas a la privatización de Entel lograron
prevalecer.
Distinto fue el escenario cuando, contra el telón de fondo de la hiperinflación, Menem presentó su proyecto al
Congreso y en esa coyuntura, los legisladores archivaron sus reservas y actuaron más en consonancia con la
conexión exitosa que el gobierno logró establecer entre privatización-reducción del déficit fiscal-superación de la
emergencia económica-afianzamiento político de la nueva administración.
Los conflictos pre-existentes en torno de la política de privatización probaron no ser un obstáculo a la hora de
adoptar las decisiones. A ello hay que agregar la contribución que hizo el hecho de que en la percepción pública
la compañía estatal de teléfonos estuviera fuertemente desacreditada.
La reforma apareció asociada a beneficios claros vista la creencia extendida en la existencia de una asociación
entre empresas del estado e ineficiencia.
Menem, por su parte, aprovechó la demanda de gobierno que cobró forma en el contexto de la emergencia para
reclamar y obtener facultades extra-ordinarias de decisión. En este sentido, el equipo privatizador diseñó las
condiciones de la venta de Entel de manera tal de neutralizar las resistencias de los intereses más directamente
afectados. Así, algunas facciones sindicales, los proveedores y contratistas de Entel lograron ser incluidos entre
los consorcios que intervendrían en la licitación y los trabajadores de la empresa recibieron finalmente acciones
de la nueva Telefónica, comprándose su voluntad.
Así, se evidencia que estas dos iniciativas alteraron el balance de poder y contribuyeron a liberar la vía de la
privatización.

POLITICA EMPRESARIAL NEOLIBERAL:


Todas las reformas se realizaron en un contacto internacional que las favorecía, Alta liquidez financiera, precios
altos para la exportación, acuerdo de integración comercial con Brasil y Latinoamérica (MERCOSUR).
En el ’94 comenzó la crisis por el contexto recesivo de EEUU y el aumento de la tasa de interés, lo que hizo
bajar la inversión en Argentina y en el mundo, bajo la toma de créditos y se agudizo la crisis financiera en los
países emergentes, México, Sudeste Asiático, Rusia y finalmente Argentina.
El problema de Argentina en aquellos años, no fue solo la crisis del sistema neoliberal, sino las configuraciones
locales del modelo económico también. La distorsión de los precios relativos por el tipo de cambio fijo y por la
apertura comercial devino en destrucción de la industria nacional y creciente endeudamiento para asegurar la
fuga de capitales.
La industria para poder competir en el exterior a un tipo de cambio sobrevaluado en el peso, tuvo que bajar
costos de mano de obra, esto agravado por la politica de déficit fiscal cero y los crecientes ajustes recesivos,
generando un proceso de valorización-endeudamiento-fuga.
Las consecuencias que esto tuvo en el ámbito social y en la clase trabajadora se explican analizando el
esquema productivo, ya que este implicaba la flexibilidad de la producción, mayor adaptación a los cambios,
acelerados, la no necesidad de stock, producción por demanda, la obsolescencia del trabajo especializado, una
nueva matriz de producción informatizada que no necesita del mercado de masas de trabajadores como la
producción rígida, sino flexibilizar contratos de trabajo, mas horas e informalidad laboral, contratos por tiempo
determinado y polivalencia, nuevas modalidades de empleo.
Los nuevos mercados segmentados no necesitaban del pleno empleo keynesiano, la consecuencia de esta
revolución tecnológica es la de la desarticulación de los sindicatos y la creciente tasa de desocupación y
precariedad laboral.
El proceso privatizador supuso la perdida de miles de puestos de trabajo. Los nuevos puestos en empresas
privadas, de servicios, fueron de tipo no calificado y mal remunerado, con contratos eventuales.
Por la debilidad sindical y reformas legislativas aumento la precariedad laboral aumentando de 22% a 30% los
trabajadores que no aportaron más al sistema de AFJP. El desempleo y subempleo afectaron especialmente a
la población de menor formación profesional, esto agravado por el estancamiento educativo.
Por otro lado se dio una desigual distribución de la riqueza, el desempleo y subempleo llegaron a afectar a más
de 4 millones de personas, el 10% de la población de ingresos más altos acaparó el 36% de la riqueza mientras
que el 20% se apropia del 55%, que equivale a 16 veces el ingreso del 20% mas pobre. Esto incidió sobre las
condiciones de vida, aumento del analfabetismo, nuevas enfermedades, desnutrición, exclusión social y falta de
acceso a la salud y a la educación, e incluso problemas de violencia y seguridad.
Por otro lado el mayor ingreso de los sectores pudientes no devino en incrementos del ahorro y la inversión, sino
que fueron canalizados hacia el consumo suntuario, la fuga de capitales, a la especulación financiera y casi
nada a la producción de empleo.
En los ’90 el paradigma era de exclusión, ni siquiera de inclusión tardía. Exclusión incluso de ciudadanos como
sujetos de derecho, sin posibilidad alguna de formalizarse.
Se desarticulan las políticas de estado, aparece el desempleado como nuevo actor junto con nuevas formas de
desempleo y pobreza, siendo el sujeto ahora excluido del acceso a bienes tangibles como ser salarios y créditos.
Aparece el sujeto marginal que pierde completamente la identidad politica.
La pobreza no implica marginación sino privación de ingresos y servicios, es por ello que aparecen en los ’90
nuevos pobres de clases medias pauperizadas. La exclusión se da por la crisis salarial y la caída del estado
benefactor.
Se enmarca en una crisis del lazo social, de la disolución de la solidaridad, de los colectivos sociales. El trabajo
ya no es integrador y tiende a desaparecer, se hace necesaria la búsqueda de nuevos lazos de inclusión no
laborales.
Ante la urgente necesidad de programas políticos para cubrir desde el estado las deficiencias del mercado y
para encontrar la cohesión de las sociedades y reinsertar individuos, y ante esta extrema precariedad que se
enmarca bajo el concepto de desafiliación, aparecen nuevas instituciones para revertir esta situación:
comedores, cooperadoras, familia, clubes y redes solidarias.
Muchas de estas nuevas instituciones, fueron originadas en la demanda a partir de los estallidos sociales y
piquetes a principios de la década de los ’90, que aunaron individualidades, aunque con algunas características
de individuación que parecieran refutar la misma.
El extremo de esta exclusión fue la criminalización de la pobreza, considerando a los pobres malos como se los
considera en las sociedades conservadoras del primer mundo, como amenazas peligrosas, fiscales y morales,
que ameritan tratamiento policial y criminal, enmarcadas en la doctrina de tolerancia cero.
El derrame de riqueza de los ’90 buscaba empobrecer, porque no hay puja por la redistribución del ingreso, sino
que las reformas estructurales propusieron nuevas reglas de juego abocadas a la distribución regresiva del
mismo.
Este proceso finalmente puede caracterizarse como de Decadencia, ya que hubo exclusión social,
desintegración, anomia aguda y desafección generalizada debido a una idea de crisis no superable, permanente
y recurrente, como resultado de dos revoluciones, una conservadora (elite dirigente que rompe con sus bases
sociales por el poder de la coerción, ’76 y ‘90) y otra por la irrupción de nuevos rasgos de la estructura social,
como ser la polarizacion social o estiramiento de la pirámide de distribución del ingreso, por la segmentación
social sin movilidad ascendente, por la fragmentación social y la heterogeneidad el trabajo y por la exclusión
social o marginación delictiva de los que no volverán ni podrán conseguir empleo.

ANALISIS DEL SUPERMERCADISMO EN LOS ´90:


Para entender un caso testigo de una empresa o rubro empresarial que sea fiel representante de las políticas
neoliberales, analizare el caso de una cadena de Supermercados que supo adaptar su gestión al proceso de
modernización y reformas mencionado en los párrafos precedentes. Así se podrá comprender el rol del Estado,
de los Empresarios y de los Sindicatos como representantes de la clase trabajadora, en esta etapa de reformas
estructurales dirigidas a la apertura comercial actual.
Las empresas de este sector están en permanente desarrollo y crecimiento desde hace dos décadas. En el caso
de estudio se trata de una de las mayores Compañías del retail de la Argentina.
La misma está ubicada a la vanguardia del mercado por su poder de compra, su amplia cobertura geográfica en
el ámbito nacional y su capacidad logística. En el año 2000 contaba con aproximadamente 15.000 empleados
distribuidos a lo largo y ancho del territorio nacional, lo que implica un importante desafío para la conducción
debido al volumen de su dotación.
La política de la empresa es lograr la adaptación total de sus normas internas a la actualidad social, económica
y política del contexto actual, para obtener la mayor ganancia posible. Es importante destacar que como toda
empresa económica capitalista su política empresarial está orientada a lograr ganar y sacarles ventaja a sus
competidores, ya que es el fin de su existencia aunque su política comercial esté orientada a lograr una buena
atención al público y competir con precios bajos.
Su fin principal es lograr un buen servicio considerándose que con esto el consumidor optará por esta cadena
para realizar sus compras. Su estrategia empresaria la ubicó primera en facturación a nivel nacional por aquellos
años. Esto lo atribuye a la mayor competencia que hay en el mercado a partir de otras cadenas multinacionales y
los pequeños supermercados que también compiten con éstos.
Como es sabido hoy RRHH juega un papel preponderante en las Organizaciones, ya que es el área más
generalista y multidisciplinaria de las mismas. Por esto su política debe indefectiblemente estar orientada a la
Política general del Negocio ayudando a éste a cumplir sus objetivos estratégicos.
RRHH debe contar con una política importante que involucre a los departamentos de Capacitación y Desarrollo,
Empleos, Relaciones Laborales, Administración de Personal e Higiene y Seguridad del Trabajo. Con estos
departamentos el fin primordial de RRHH es lograr la incorporación de colaboradores con una gran capacidad de
servicio para lo cual el departamento de Empleos juega un papel importante. Se busca el desarrollo de los
empleados tratando de no acudir a avisos para las promociones o puestos jerárquicos nuevos.

MODERNIZACIÓN EN LAS RELACIONES LABORALES EN EL SUPERMERCADISMO:


A partir de los textos de Dumbois y Linhart 2, se plantea una tendencia hacia la individualización de las relaciones
laborales con un rol más preponderante de la empresa y sus técnicas de gestión llevadas a la práctica;
definiendo así un nuevo modelo de relaciones laborales.
Se intenta demostrar en primera instancia en este ensayo en qué grado se mantiene o subsiste la tendencia
planteada acerca de la modernización de las relaciones laborales, en el marco de la actividad del
supermercadismo, basado en el informe citado (Guillermo Gabriel Fernández Amado, 2001).
Las dimensiones utilizadas para demostrar la modernización en las relaciones laborales es el siguiente:
• Flexibilización / Modernización: La manera que se empiezan a desarrollar las relaciones laborales a
partir de los ´90 denota un viraje en las formas de trabajo. La estrategia empresarial se ve reflejada básicamente
en la jornada de trabajo, puesto que se registra una marcada tendencia a trabajar sábados, domingos y feriados
con francos semanales. Se centra también en la sincronización de tareas para la reducción de tiempos muertos y
brindar un servicio más ágil al cliente debido al carácter de la actividad y a la gran competencia no sólo con las
cadenas de capitales multinacionales sino por los supermercados más pequeños. Por otra parte, en áreas de
2
Rainer Dombois. Modernización empresarial y cambios en las relaciones industriales en América Latina y Europa.
Daniele Linhart. La modernización de las empresas.
administración existen empleados con tareas “soft” (planeamiento empresario, capacitación, desarrollo de
carrera, auditorías internas, etc.). Este rubro empresarial, en términos comparativos, no se ha modernizado
tecnológicamente al mismo ritmo que la industria.
Un nuevo concepto introducido en estos procesos de modernización es la “lean production”, que hace hincapié
en la calidad y variedad de los productos, con la mínima cantidad de empleados y de stocks y una fuerte noción
de cooperación entre trabajadores y departamentos, con una demanda de trabajo cada vez mas especializado y
menos calificante, al tiempo que los trabajadores comienzan a gozar de una mayor autonomía y a
responsabilizarse técnica y económicamente de sus tareas.
Las modalidades de contratación laboral directa se limitan al contrato por tiempo indeterminado con el período
de prueba que hoy fija la ley, aunque existan actas y acuerdos firmados con el Sindicato de Empleados de
Comercio para prolongación en tres meses más, el período de prueba, con lo que se reducían costos
previsionales. Dicho acuerdo fue dejado sin efecto a partir de la sanción de la ley 25.250 de Reforma Laboral.
Para las empresas las modalidades alternativas de contratación (Contratos Basura) no son adecuados para
cumplir con las necesidades operativas y organizativas de la misma.
Por otro lado, se observa que el convenio no determinaba pautas para otro tipo de contratación que no sea el
contrato por tiempo indeterminado. Las normas promulgadas en la etapa neoliberal buscaban bajar el índice de
desempleo, a través de los “contratos basura”, sin que ello fuera logrado sin resistencia. La modernización
horaria tiene estrecha relación con los cambios ocurridos en el hábito de consumo de la sociedad, se debe, en
gran parte, a la fuerte inserción de la mujer en el mercado laboral generando que las familias concurran en los
tiempos libres, es decir fines de semana y feriados laborales, a realizar sus compras. Es por ello, que los
Grandes Supermercados se ven obligados a abrir sus locales los sábados por la tarde, domingos y feriados con
la complicidad de la Liga de Amas de Casa, mientras que el Sindicato que nuclea a la actividad se ve en la
disyuntiva de como actuar ante esta situación, ya que el cierre de los locales en los mencionados días,
ocasionaría una reducción importante de personal que rondaría en el 14 % promedio. Otro punto, producto de la
modernización fue la creciente necesidad de tercerizar servicios que no representen la actividad principal,
principalmente en los sectores de vigilancia, limpieza, auditoria, sistemas, choferes de corta y larga distancia,
repositorios, etc. Este cambio se justificó conveniente a fin de profesionalizar estas áreas y apostar por la
reducción de costos y conflictividad.
• Negociación: Los núcleos de negociación en torno al nuevo modelo económico y las exigencias de
mercado deben ser analizados nuevamente según el nuevo contexto. Con respecto a la negociación colectiva,
se nota un desinterés/indiferencia de los empleados hacia las prácticas sindicales, ya que la mayoría no tiene
conocimientos acerca del convenio y no participan de las asambleas gremiales. No obstante la presencia del
delegado sindical en los ámbitos de trabajo, los empleados frente a cualquier situación optan por recurrir a la
empresa (vía supervisor, jefe), excluyendo de esta manera la figura del sindicato.
La necesidad de dialogar sobre otras cuestiones, hizo que los actores tengan que ampliar su espectro de
conocimiento y de negociación, ya que ninguno de ellos puede ignorar esta transformación socioeconómica
vivida en los últimos tiempos. A partir de los años ’90 existieron una serie de condicionantes que exigían
replantear los puntos de interés para la negociación de los actores. La globalización, trayendo consigo la
apertura económica mundial, la aparición de nuevos competidores en el mercado, los cambios de política
económica nacionales, los nuevos hábitos de consumo de la gente y la compra de muchos Supermercados por
parte de multinacionales o grupos extranjeros de inversión, fueron los desencadenantes de nuevas reglas de
juego y de mercado, viéndose los actores obligados a rever los núcleos de negociación.
Si tomamos en cuenta cada uno de los actores sociales, podemos decir que el sindicato sigue teniendo en la
actividad mercantil, un papel fuerte tomando en cuenta la cantidad de trabajadores a la que representa (el 73%
promedio), la dimensión de la actividad y el modo de negociación (centralizada – integral en un cuerpo normativo
único que lo negocia el sindicato con personería gremial). Asimismo el sindicato cuenta con una estructura
sindical muy importante conformada por secretarios gremiales, además de una red de delegados presente en
todos los locales de la cadena.
Históricamente las reivindicaciones planteadas por los sindicatos en la década del 70 y negociadas con la
cámara de comercio fueron principalmente las siguientes: condiciones de trabajo, categorías con su respectiva
estructura de remuneraciones, participación sindical, beneficios sociales, manejo de valores monetarios, cuota
sindical, etc. La Patronal por su parte se limitó históricamente en estas negociaciones a consensuar las
demandas de los representantes de los empleados y a otorgar condiciones de trabajo adecuadas para los
mismos. Sin embargo en la actualidad el esquema de negociación cambió. A pesar de su poder en cuanto a los
puntos mencionados, el sindicato es débil en cuanto a materia de negociación. En los últimos años del 90, las
materias de negociación han ido cambiando ya que las mismas son un instrumento para lograr la estrategia de
los diferentes actores lográndose adaptar a los nuevos escenarios. Las nuevas materias de negociación son en
su gran mayoría las planteadas por el actor empresarial y referidas a la organización del trabajo, las cuales son
demanda por parte del empresariado de establecer jornadas acumulativas de trabajo, es decir, un tipo de
guardia pasiva donde permita adaptarse a las necesidades del negocio, apertura de los días domingo y la
polivalencia funcional para optimizar los recursos y eliminar los tiempos muertos disminuyendo costos a través
del intento de abarcar la mayor cantidad de tareas en un solo empleado. Sin embargo, estas demandas no son
las mismas que las planteadas generalmente por el sindicato. El mismo considera de mayor relevancia otros
puntos tales como no perder los derechos adquiridos en negociaciones anteriores como ser: cuota sindical, obra
social, servicios adicionales, beneficios sociales.
• Conflicto: Las medidas de acción directa han dejado paso a otra serie de reivindicaciones y puntos
de conflictos, originados por las nuevas condiciones de trabajo, redefiniendo los ámbitos de negociación, la
preponderancia de los actores y los elementos de discrepancia que llevan a confrontar y luego llegar a puntos de
acuerdo. A través del conflicto emerge un nuevo orden en las relaciones laborales, redimensionando la
negociación. Al plantear el tema del conflicto, observamos que el mismo no se manifiesta en las prácticas
laborales, puesto que no es normal que se hagan referencias a situaciones conflictivas dentro de la empresa.
Principalmente el conflicto esta en la reivindicación sindical de no abrir los días domingo. La negociación de
todos los días (negociación conjuntiva)3 en cambio, es causada por situaciones espontáneas de conflicto
(conflictos de poder o intereses estratégicos) que apremian a establecer un diálogo entre sindicato – empresa.
El conflicto no tiene lugar en lo que se refiere a planes de carrera, ya que se toma en cuenta la experiencia de
cada empleado para que se lo promueva. Las búsquedas de personal son solo para los puestos iniciales, los
puestos siguientes se pretende que los ocupen con coberturas internas.
El Sindicato, solo es visto como una entidad que promueve vacaciones a bajo costo y con ofertas en productos
de distinto tipo. Todas las situaciones que se produzcan en la Empresa, son resueltas en cada Sucursal o por un
Supervisor o en una instancia mayor por el Gerente de la Sucursal.
La empresa tiene muy marcado su rumbo y objetivos, con lo cual no es muy probable que se tomen las
sugerencias de los empleados, para algunos este punto puede ser insignificativo, pero para otros, la
participación es una parte del reconocimiento, generando de esta forma frustraciones internas de los empleados.
• Organización del Trabajo: Existe un cambio en las formas en que se organizan los procesos de
trabajo ocasionado como consecuencia del nuevo contexto y las nuevas reglas de juego, provocados por alguno
de los actores sociales. La organización en el trabajo se da en torno a un mercado altamente competitivo y con
participación del sindicato, o al menos así parecería ser la intención de los convenios. Estos dos temas
parecerían no ir tan de la mano, puesto que lo competitivo hace que se exijan nuevas formas de operar y
requiere de novedosas competencias, por ejemplo las llamadas polivalencias, las cuales si bien son del
conocimiento general, se encuentran presentes en la mayoría de los lugares donde los distintos tipos de tareas
así lo requieren, estas formas de organización no fueron contempladas en un convenio que parecería no ser del
todo adaptado a la realidad y para hacer más significativo esto, podríamos decir que es tan así que hasta los
sindicalistas lo tienen en cuenta al permitirle a las empresas llevar a cabo las modificaciones en la forma de
operar con los trabajadores, que en última instancia terminan siendo necesarias para el funcionamiento del
negocio y el requerimiento de los puestos que van a ocupar los trabajadores. Sin embargo no se da una
polivalencia generalizada en los puestos operativos (cajeras, reopositores y otros puestos similares), ya que los
mismos no lo requieren, llegando algunas tareas a ser rutinarias. Dentro de cada sucursal los empleados ven
que poseen posibilidades de crecimiento y esto se demuestra verbalmente y tácticamente en muchas ocasiones
en casos de empleados exitosos devenidos en gerentes. Las empresas se adaptan al mercado generando valor
agregado a través de la atención al cliente, reparto a domicilio, etc. Se prioriza también principalmente un gran
compromiso por parte de los empleados con la empresa: “ponerse la camiseta”.
• Condiciones de Trabajo: Las nuevas exigencias a partir de la década del ´90 impactan en las
condiciones de trabajo actuales de los empleados en el supermercadismo. En este caso y en general se sienten
conformes con las tareas que realizan. Es de destacar que en el rubro todos los empleados están legalmente
contratados, teniendo obra social y otros beneficios; con respeto por los francos y las hs. de descanso.
Los requerimientos de indumentaria y el material de protección para los trabajadores; es brindado por la
empresa y desde el momento que ingresa el trabajador a la misma; este último puede contar con las
herramientas necesarias para poder realizar sus tareas como se encuentra estipulado en la totalidad de los
apartados que figuran en el convenio, llámese a estos la ropa de trabajo especial para cada tarea, herramientas,
equipos de protección. Con el tiempo y en la medida que el negocio alcanzó características globales, se llevo a
cabo una estandarización de las tareas y a la implementación de un programa de capacitación de los
trabajadores desde su ingreso a través de una escuela de oficio. Los empleados según lo estipula el convenio
también gozan de beneficios de descuentos en los productos que comercializa la empresa, por otro lado también
les corresponde el alcance de las licencias que se mencionan en el mismo. Respecto a las horas extras de los
empleados generalmente se reconocen, al margen de que se paguen todas las horas extras o se les compense
con otras horas de trabajo. Por otro lado con respecto al trabajo de los días domingos, hay un vacío de ley, no
hay una definición única aceptada en la interpretación de la ley; según diferentes autores expertos en la

3
Tomada y Rigat, La Negociación Colectiva ante el Siglo XXI. Aportes para la acción Sindical, Ed. Friedrich Ebert
Stiftung, Buenos Aires. 1998
legislación laboral, en el gobierno y en las empresas, existen diferentes posturas adaptándolas a sus propios
intereses.
• Estrategias Laborales / Papel de los Actores: A partir de los noventa, se produce un replanteo de los
papeles de los diferentes actores sociales y de las estrategias que los mismos desarrollan.
Para el dpto. de RRHH, el negocio requiere que se adapten las diferentes variables a las nuevas exigencias de
mercado a través de acciones llevadas a cabo tales como: apertura los días domingos, jornadas de trabajo más
flexibles, fidelidad de los empleados. El desempleo como un condicionante importante para la negociación y
demanda de los actores, por el efecto ejercito de reserva, que permite manejar salarios bajos ante una alta
desocupación. Los continuos conflictos laborales en el ámbito del supermercadismo son considerados como un
proceso natural de la negociación a medida que se presentan intereses antagónicos entre los actores, y por
tanto se van resolviendo a través del diálogo y el consenso de las inquietudes planteadas. El Estado es
considerado como un actor ausente, no mediando en los conflictos y sí promoviendo la sanción de leyes
perfectamente acomodables a las necesidades del sector empresario, salvo cuando la ley exige un mínimo de
responsabilidad solidaria. Respecto al rol del sindicato, se destaca que el mismo, ante la ausencia del Estado,
cumple su función social otorgando las prestaciones básicas tales como: salud, recreación, etc. Por último se
minimiza el impacto de los costos laborales y estructuras de remuneraciones flexibles, privilegiando la
importancia de que los trabajadores se adapten a las variables empresariales requeridas por la operación del
negocio a través de su organización. Ej.: poli funcionalidad, jornada acumulativa.
La predisposición actual del sindicato a la hora de negociar se caracteriza como temerosa ya que el mismo teme
una perdida de derechos adquiridos hacia los trabajadores, y condicionado por el desconocimiento en cuanto a
las nuevas materias de negociación, alto índice de desempleo como disciplinador de la fuerza laboral,
desequilibrando la relación de fuerzas a la hora de negociar, desfavoreciendo al sindicato y por ultimo por la
ausencia del Estado a partir de la omisión de regulaciones le permite al empresariado ubicarse en una situación
mas favorable.
A pesar de los condicionantes externos mencionados anteriormente, se infiere que la identidad colectiva está
reducida y no es captada por el sindicato y sí por la empresa. Los empleados, por ejemplo ante conflictos
suscitados en su labor, recurren en forma directa a sus superiores en la jerarquía organizacional. A su vez, esto
está agravado por un total desinterés en la participación en actividades sindicales, tales como asambleas,
reuniones. El conocimiento de los temas que son negociados es casi nulo, sabiendo sólo de la existencia del
convenio y sus artículos más relevantes, pero desconociendo absolutamente cuáles serán los puntos de interés
para negociar en las próximas paritarias, o cuáles son los reclamos que realizan sus dirigentes sindicales a partir
de los cambios suscitados en este nuevo contexto.
El único actor que plantea una estrategia clara, es el empresariado, la misma consiste en obtener el mayor
beneficio para su negocio. Para esto adapta diferentes variables a las nuevas exigencias del mercado,
aprovechándose de los baches de la ley y de las condiciones de desempleo para implementar acciones que
ayuden a lograr esta estrategia.
Decimos esto básicamente porque el otro actor, el trabajador, frente a este hecho –el desempleo- no puede más
que asentir, aceptando las condiciones impuestas por la empresa. Hay que remarcar que el mismo no es
engañado por ésta, que plantea claramente cuáles son sus ofertas laborales; es decir, el trabajador tiene una
necesidad, trabajar, y no puede plantear una estrategia “solo” frente a esto, y decimos “solo” ya que se nota la
ausencia sindical que sería un factor determinante frente a este hecho.
El sindicato en este momento está dedicado a cumplir tareas sociales más que a proteger los derechos del
trabajador o intervenir para que no haya tanta desigualdad; aparentemente hoy no es un actor que presione en la
negociación, o si lo hace, en contadas excepciones, lo hace desde una posición inferior con respecto al
empresariado. Otro factor de importancia con respecto al sindicato se podría encontrar en lo referente al
convenio colectivo, a través de la estructuración y rigidez del mismo (útil en el momento en que fue firmado), se
ve reflejada la incapacidad del sindicato de adaptarse a las nuevas exigencias del mercado, y negándose a
negociar, temas como la polivalencia entre otros, lo único que hace es dejar un mayor espacio de libertad para
que actúe la empresa.
De acuerdo a esto se podría decir que la estrategia sindical está basada en dos puntos contradictorios en cuanto
a fines prácticos, por un lado un compromiso inexplicable por proteger y defender conquistas pasadas, y por el
otro, facilitando el actuar empresario, descuidando a los trabajadores de esta época.
Si a esto le sumamos el accionar del Estado, encontramos que el más perjudicado de todos es el trabajador, ya
que al no intervenir activamente en estos temas -como el sindicato- deja también mas espacio para la acción
empresaria; vale remarcar que el no actuar del gobierno (liberal), es también una estrategia, para permitir que las
empresas multinacionales se establezcan y crezcan en el país, sin importar mucho a costa de qué o de quién.
• Calidad de Vida: El trabajo es una dimensión de suma importancia en la vida de cualquier persona,
ya que la misma es el eje organizador del resto de sus actividades. Los cambios producidos en el ámbito laboral,
las nuevas formas de organización del trabajo y nuevas exigencias de los empleadores afectan de una u otra
manera la calidad de vida de los trabajadores. En cuanto a la calidad de vida podemos decir que en general se
percibe la necesidad de disponer más de su tiempo libre para realizar actividades que los reconforten, (por
ejemplo, estar con sus familias, estudiar, descansar). El sector supermercadista da cuenta de la pérdida del
tradicionalismo de estar los domingos o feriados en familia, pero se escuda en que los cambios ocurridos se
deben a la necesidad de adecuación empresaria a las nuevas pautas de consumo.
• Individualización de las Relaciones Laborales: Existe una marcada tendencia a la solución y trato de
las diferentes implicancias de forma más directa y cara a cara con cada uno de los actores. La figura del
imaginario colectivo, fuertemente visible en la década de los ´70 deja paso a la individualización de las RRTT,
reposicionando a cada uno de los actores en un nuevo equilibrio de fuerzas. En general las condiciones de
trabajo son buenas y se respetan tanto lo estipulado en el convenio como la legislación vigente e incluso lo
acordado inicialmente con los empleadores al momento de ingresar. La participación sindical se detecta en la
defensa de los derechos adquiridos en el CCT y en su lucha por el cierre de los domingos y feriados, pero sin
participación en la gestión organizativa. Con respecto a esta dimensión ocurre lo contrario con el personal fuera
de convenio donde la tendencia a la individualización es manifiesta a través de por ejemplo la implementación
de un sistema de compensación variable. Se observan contradicciones entre la gran cantidad de personal
sindicalizado (73%) y el descreimiento manifestado por los trabajadores respecto al sentimiento de
representación. Deducimos, de acuerdo a estos datos, que habría dos posibilidades: el personal es afiliado de
oficio por la Empresa al momento de su ingreso o el Sindicato, si bien no representa la defensa de los intereses
laborales como los trabajadores pretenden, les brindan buenos beneficios sociales (campos recreativos,
servicios médicos, capacitación profesional, etc.) El Sector generalmente no tiene una política estratégica de
gestión de RRHH dirigida a la individualización de los trabajadores convencionados respecto a las condiciones
de trabajo y al salario. Sin embargo, los trabajadores, producto del descreimiento en la representación del
sindicato, prefieren evacuar sus posibles reclamos y conflictos en forma individual.
Resumiendo, la flexibilidad laboral en Argentina, comparada con países (supuestamente desarrollados en este
tema) existe, en mayor medida, en beneficio de la patronal siendo un claro indicio de que es el empresario quien
maneja los tiempos del trabajador (vacaciones, horarios, etc.), e incluso hay una importante superposición de
normas respecto al derecho laboral. Esto hace que el empresariado pueda optar por la norma más favorable a
su conveniencia, en contradicción al principio del derecho protectorio, en detrimento de los trabajadores.
• Convenios Colectivos de Trabajo: Este convenio del sector Supermercadista, que tuvo su inicio y
aplicación desde el 25 de julio de 1975, contando desde su comienzo con una serie de consagraciones que
aventajaban ya desde entonces a la ley de Contrato de Trabajo vigente desde el año anterior. En lo referente a
su contenido se deja apreciar el interés que regía en ese entonces por las asociaciones sindicales, en cuanto a
los beneficios que se les otorgaron a los empleados amparados bajo este convenio. En sus artículos
encontramos regulaciones específicas para la actividad, y dentro de la misma el agrupamiento para el personal
en cinco categorías, las que si bien en ese entonces cumplían en forma amplia el gran espectro que las
relaciones laborales requerían en ese momento, en el presente podríamos hacer referencia a un espectro más
amplio y renovado de actividades. Este convenio en lo referente a remuneraciones, se establece para las
categorías a las que tiene alcance. La progresión en el crecimiento salarial del trabajador quedaría reflejada
como un interés particular de quienes firmaran este convenio y en función del mismo su crecimiento en la
estructura de remuneraciones de las empresas comprendidas dentro de éste. Se debe hacer mención a los
postulados básicos de igualdad y protección de los derechos del trabajador y las garantías de las mujeres y para
quienes aún por ser menores no puedan ingresar en las categorías establecidas por el convenio.
Luego de estas observaciones un tanto más generales, en lo referente al supermercadismo, son de
gran aplicación los artículos referidos a empleados que manejan valores monetarios y la compensación por los
eventuales faltantes de caja; también podríamos mencionar los que refieren al transporte y sus adicionales. En lo
general todos los empleados amparados bajo este convenio son beneficiados con el día del empleado de
comercio, rebajas en los productos que comercializa la empresa, y también son de alcance general las licencias
y permisos especiales que superan con mayores beneficios los estipulados por la Ley de Contrato de Trabajo.
Actualmente, pueden ser otras las necesidades de un mercado tan activo como lo es el
supermercadismo, teniendo el inconveniente de no llegar a cubrir en su total magnitud las variadas exigencias de
cada negocio, llevando a una progresiva necesidad de replantear temas como los horarios de trabajo, la poli
funcionalidad y otros capítulos del convenio, que actualmente existen en la práctica pero que parecerían ser una
mala palabra a la hora de fijar reglas más acordes al nuevo mundo competitivo.

CONCLUSION SOBRE SUPERMERCADISMO:


Podemos concluir entonces, que a partir de los años ´90 se ve una fuerte tendencia hacia los cambios en las
Relaciones Laborales, acompañados de una redimensionalización de los actores.
La modernización es un proceso complejo que abarca tanto la parte técnica como la parte organizativa de la
empresa, se implementan mediante acciones estratégicas de actores que deciden bajo presiones económicas,
políticas y sociales, donde se reorganiza la división vertical y horizontal del trabajo y se implementan nuevas
políticas de personal o tecnologías sociales que apuntan a la integración y motivación de los trabajadores
(círculos de calidad, creación de una “cultura empresarial”).
Los objetivos finales de la incorporación de procesos de modernización persiguen bajar los costos de
producción, incorporar flexibilización y aumentar la calidad del producto. Se busca la cooperación voluntaria de
los trabajadores y su autocontrol comunicativo.
Las Relaciones Laborales y las Relaciones Contractuales configuran el orden social en la empresa el cual
incluye también zonas de conflicto entre la gerencia y los empleados. En cuanto a las Relaciones Contractuales
estos procesos afectan también la remuneración y la estabilidad en el empleo.
En cuanto a las RRLL afectan el diseño (unilateral, participativa, informal, etc.), la organización (diferenciación
vertical u horizontal de funciones y de puestos, derechos y roles de los trabajadores), la asignación del trabajo
(manejada por la empresa, con concertación) y el control y rendimiento del trabajo (realizado mediante diferentes
formas).
Por tanto Influye el desarrollo histórico de cada país, los caminos y las tradiciones diferentes de desarrollo
adoptadas difieren entre países poco o recientemente industrializados.
En Latinoamérica se observa una industria y servicios con una corta historia y relacionada con la política de
sustitución de importaciones, poco tiempo de aprendizaje, incorporación de modelos de los países muy
industrializados, predominio de las relaciones de mando y autoridad paternalista-autoritarista, poca participación,
baja demanda interna, bajo costo de la mano de obra, y lento proceso de modernización.
Los procesos de modernización pueden tener formas de difusión o ritmos diferentes en distintas ramas y en
distintos países. En Argentina se dio de forma rápida y con el aval de un Estado ausente, que ayudo en la forma
más obsecuente, a tal transformación, asumiendo todos los costos, incluso indemnizatorios. Predominan los
conceptos de organización y las tecnologías sociales blandas más baratas y menos riesgosas sobre las nuevas
tecnologías. Los trabajadores se capacitan y socializan en el mismo lugar de trabajo. La relación de dependencia
no es la norma, sino el trabajo temporal, subempleo, sumergido, informal o precario.
Los sindicatos tienen poca independencia y con poca adhesión conformándose en grupos más bien populistas
que clasistas con gran inclinación política y poca influencia dentro del trabajo rutinario.
Existe un papel central del estado en las relaciones industriales y respecto a las relaciones contractuales están
reguladas jurídicamente, y el estado aparece como mediador. 4
Por otro lado el actor empresarial, es quien asume un gran poder en cuanto al manejo flexible de la Ley
(acentuado a partir de los ´90) en base a las diferentes interpretaciones a favor de los intereses de la empresa y
como tal, desplaza al sindicato en situaciones tradicionales que caían en el ámbito de estos. Esta estrategia
podría ser llamada paternalista por parte de la empresa.
Para una completa implementación del proceso es necesaria la cooperación del sindicato ya sea neutralizando
su resistencia, desplazándolo o haciéndole vislumbrar la posibilidad de lograr mejoras para los trabajadores (a
nivel de ingresos, condiciones de trabajo, defensa de fuentes de trabajo amenazadas, etc.). Sin embargo,
empresa y sindicato se confrontan en una lucha por el poder y por la hegemonía ideológica sobre los
trabajadores, ya que la empresa se maneja con armas de adhesión que tradicionalmente fueron del sindicato,
quitándole a este sus canales de expresión y sobre todo ignorando el inevitable conflicto, factor clave en la
relación laboral.
La identidad cultural e ideológica de los trabajadores se ve afectada por una transformación que tiene
implicancia sobre sus valores, ideas y comportamientos. Los intereses en los beneficios agregados por parte de
la patronal, como regalos de fin de año, días libres, plus en alimentos, descuentos y demás ventajas o valores
agregados se alinean en función del enmascarado objetivo final fijado por los dirigentes: obtener ganancias.
La empresa “roba” al sindicato la identidad del colectivo de trabajo ofreciéndole al trabajador la propia empresa
como el centro de sus vidas, internalizando en el trabajador los objetivos de la empresa, enmascarando el
conflicto (el cual es visto como disfuncional) tras un discurso de cooperación, fomentando la competencia entre
trabajadores por la introducción del concepto de cliente interno relegando a un último plano el concepto de
compañerismo, introduciendo el rol de líder, propagando una filosofía empresarial que moviliza los intereses de
los trabajadores a su favor.

El Sindicato como figura de representación de los empleados, perdió la fuerza y dejó lugar a la Empresa para
ocupar ese rol. La Empresa toma el rol sindical desde la representación de los empleados, hasta la organización
de eventos extra laborales. Al no existir un colectivo unido por rama de actividad o por puestos, se dejan libradas
todas las cuestiones del Sindicato a la Empresa. Es así, que las Empresas toman esta situación de forma
beneficiosa, ya que todo se resuelve internamente.
La mayoría de los empleados de los locales, pertenecen a un sector social bajo muy golpeado por la situación
del país. Esto generó que la mayoría de los empleos a los cuales accedían eran mediante contratos irregulares
o directamente sin contrato, por lo tanto el hecho de pertenecer a una empresa, que reúne ciertas
características, como percibir el sueldo en forma mensual y que además, cuenta con las condiciones necesarias
4
Cit. Dumboise
para sentirse valorados y bien tratados, cubre no solo al empleado, sino también a su grupo familiar, le permite a
sus empleados sentirse importantes porque trabajan en una empresa la cual es conocida en todo el país,
sumando y conformando todo esto un conjunto positivo de características, que trae como consecuencia un
compromiso de los empleados con la Empresa.
Los sindicatos Argentinos tienen sin duda un gran poder por tradición, incluso en términos comparativos con
países europeos como Alemania, Francia, Italia y España, contrastable por la gran cantidad de afiliados que
posee. Este elevado numero de afiliados se debe generalmente por un reclutamiento de oficio realizado por las
empresas o por los beneficios extras que brinda relacionados con los centros de recreación o educacionales. El
sindicato negocia en forma centralizada y tiene una sólida estructura, pero aún así en la realidad actual no logra
captar la identificación del colectivo de trabajo con sus objetivos.
Los trabajadores sí perciben por parte de la empresa una serie de acciones importantes cargadas de novedad,
de modernidad, de beneficios futuros, de espacios de participación, de autonomía, y esto despierta casi
inevitablemente una adhesión a las nuevas y tentadoras reglas de juego. Su identidad está mucho más próxima
a la empresa que al sindicato.
La empresa busca negociar en forma directa con los trabajadores en su afán de debilitar al sindicato y lograr la
adhesión del colectivo. Esto es observado por el sindicato como la unión entre la empresa y los trabajadores
enfrentados en el mercado a otros trabajadores y empresarios creando así la competencia entre los trabajadores
y destruyendo la unidad de clase, la solidaridad, y la identidad entre pares.5
Los procesos de modernización han inclinado la balanza de la identidad del colectivo de trabajo hacia puertas
adentro de la empresa mediante la oferta de canales horizontales de comunicación, transmisión de sensación de
pertenencia, internalización de los objetivos de la empresa, imagen de la empresa como ámbito de contención,
Un discurso movilizador de las habilidades individuales, políticas enmascaradas o no de fomento de la
competencia entre trabajadores, negociación directa mediante los convenios de empresa, etc.
El sindicato, ya sea por una pérdida de confianza por parte de los trabajadores, por una pérdida de poder ante
las empresas, o por una desactualización respecto de la nueva realidad, va quedando fuera de juego y su rol
tradicional queda desdibujado ante las nuevas generaciones de trabajadores.
El propio accionar de los sindicatos se va desconociendo dentro de la empresa, como consecuencia de esto, de
donde se desprende además del desinterés del trabajador y la inexistencia de intentos eficaces de adhesión de
trabajadores por parte del sindicato.
Se promueve la pertenencia a través de la participación enmascarando una disminución de la autonomía del
trabajador, disminuyendo la influencia de los colectivos, transformando su cultura y el accionar de los mismos.
Así se logra privilegiar el individualismo creando una relación muy particular entre un trabajador y su superior. Se
destruyen los lazos de solidaridad entre trabajadores mediante innovaciones salariales, instauración de carreras
obreras, matrices salariales, secretos salariales, etc.
La empresa asimismo crea sitios de sociabilidad diferentes a los colectivos tradicionales que compiten con el
accionar colectivo tradicional. Presenta al trabajador espacios en los que puedan sentir que son escuchados
informalmente bajo un manto de transparencia quitándole de este modo su propio espacio diferenciado y ajeno
al control y al dominio de la superioridad, cuando en realidad detrás de los conceptos de realización personal y
de competencia se busca la aceptación de las reglas de juego de la empresa.
Los trabajadores hacen suyos los intereses de la empresa, se hacen carne de los objetivos impuestos por esta,
se los agrupa a los individuos en grupos (círculos de calidad, unidades de gestión, grupos de trabajo) según las
necesidades de la empresa.
Como resultado de todo esto, el trabajador disminuye la producción de saberes prácticos al margen de la norma,
se produce el agotamiento de la producción de saberes informales y el aumento de la rigidez de las empresas al
producirse una burocratización de su funcionamiento interno.
La realidad del trabajador indica que, si bien siente un pleno compromiso por el producto que elabora, éste no le
pertenece y sus valores más íntimos han sido movilizados al servicio del capital y a pesar de ello sigue
quedando fuera del verdadero poder de decisión.6

Se percibe la construcción de una nueva identidad en la cual el papel del sindicato debe redefinirse en base a las
nuevas reglas de juego buscando alternativas tendientes a fortalecerse y fortalecer al colectivo de trabajo.

5
L. Stolovich y L Lescano. El desafío de la calidad total o cuando los sindicatos se sienten atacados. Revista
Latinoamericana de Estudios del Trabajo, Año 2, N° 4, 1996. Conicet, Buenos Aires.
6
Cit. Linhardt
Por otro lado, el sindicato, debería encontrar su estrategia respecto a los cambios ya que no participa en la
organización del trabajo, calidad de vida del trabajo, etc. 7
Sin embargo, este actor mantiene su rigidez respecto a los derechos adquiridos por el convenio; los cuales no
son negociables. Vale aclarar que tampoco pretende hacerlo en otros aspectos por temor a perder los derechos
adquiridos; mientras tanto, el empresario sí quiere negociar pero con una tendencia a la baja.
Por su parte, el Convenio Colectivo de Trabajo vigente, no es aplicable en todos sus artículos a la realidad actual
en materia de salarios, categorías, etc.
En cuanto al papel de los trabajadores, estos son flexibles, puesto que modifican su forma de vida como así su
calidad de vida para mantener sus puestos de trabajo. Esto se refleja en los tiempos escasos que poseen para
su recreación y realización de actividades recreativas y sociales, así como tener tiempo disponible para pasarlo
con su familia.
Por esto en el Supermercadismo, se da el contexto propicio para que los actores se sienten a negociar, en busca
de mejores condiciones para los trabajadores y mayor adaptabilidad a los nuevos requerimientos del mercado.
Para concluir sostenemos que la tecnoglobalización, la apertura económica, el desempleo y otras variables tan
significativas como éstas, han modificado el rol de los actores: organización, estado, empleados representados
colectivamente e individualmente; reflejándose así el papel predominante del empresario sobre los otros actores.
Es evidente entonces, que en el marco del presente desarrollo, se puede hablar de una nueva identificación del
trabajador - trabajo; en donde los cambios en las formas de trabajo se originan por las condiciones socios
económicos imperantes en el mercado.

7
Juan Montes Cató. La Flexibilidad Laboral al interior de las empresas de telecomunicaciones: estudio comparativo.
Conicet. ALAST, 2000, Buenos Aires, Argentina.
BIBLIOGRAFIA
• FERNANDEZ AMADO, G.G. (2001). Seminario de Flexibilidad Laboral. Análisis del Supermercadismo. Cátedra
Angélico. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires. scribd.com.

• FERNANDEZ AMADO, G.G. (2001). Taller de Investigación de Flexibilidad Laboral. “La Conflictividad Laboral y la
Desregulación del Mercado de Trabajo durante el Plan de Convertibilidad”. Cátedra Villanueva. Facultad de Ciencias
Sociales. Universidad de Buenos Aires. scribd.com.

BIBLIOGRAFIA DE REFERENCIA
• ABELES, M. (1999): “El proceso de privatización de los noventa: ¿reforma estructural o consolidación hegemónica?”,
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• BATTISTINI, O y MONTES CATÓ, J. S. (1999): “Flexibilización laboral en la Argentina. Impacto en el desempleo y


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• BISIO, R. (1999): “Repensar los sujetos sociales y sus estrategias colectivas: en búsqueda de una interpretación teórica
del caso argentino”, en Política y relaciones laborales en la transición Argentina, Fernández, A.A. y Bisio, R.H.
(comps.), Ed. Lumen-Humánitas, Buenos Aires.

• BRINKMANN, M.A. (1999): “Las relaciones laborales en el sector telefónico”, en ”, en Política y relaciones laborales
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