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U. P. T.

- FAEDCOH
Escuela Profesional de Humanidades
Carrera Profesional de Psicología

Tarea N° 03
“Motivación para dañarse”

El suicidio supone una solución permanente a un problema temporal. Siempre es un drama difícil de entender e
imposible de simplificar. Siempre quedan muchos interrogantes abiertos. Y, en muchas ocasiones, se intenta ocultar
el acto suicida como si de un accidente fortuito se tratara. Uno de los mejores indicadores de suicidio es la ideación
suicida. En ella se engloban las conductas autodestructivas, como acto previo, con escasa intencionalidad de muerte,
pero que no deja de ser una señal de alerta en esta gradación que puede llevar al suicidio consumado.

1. Las autolesiones, conducta autodestructiva

La conducta auto lesiva consiste en la provocación de un daño de forma deliberada en el propio cuerpo,
principalmente a través de cortes; pero también en forma de quemaduras y abuso de drogas, alcohol y otras
sustancias. Suponen una manera de afrontar sentimientos difíciles que crecen dentro de uno mismo. Los
adolescentes afrontan estos sentimientos de distinta manera, y eso lleva en ocasiones a conductas como pellizcarse
la piel, realizar una ingesta medicamentosa o tirarse del pelo. En cualquier caso, se trata de un motivo de consulta
frecuente en muchos servicios sanitarios.
Existen 2 tipos de conducta autolesiva, La conducta autolesiva directa se caracteriza porque el vínculo entre la
conducta y la consecuencia física tiende a ser inmediato (golpes y heridas intencionados, cortes, quemaduras, entre
otros), mientras que en la indirecta este vínculo está y es acumulativo (consumo de drogas, alteración de la conducta
alimentaria, conductas sexuales de riesgo, etc.). Las conductas autolesivas ligadas a aspectos psicológicos han sido
menos estudiadas, pero suelen incluirse el autocastigo y las emociones autodestructivas como sentir envidia,
vergüenza y culpa, sentir remordimiento, culpar a otros y tener pensamientos autolesivos (Castro, Planellas, &
Krichner, 2014)

Factores de riesgo

Están en función de las características personales y del entorno de los adolescentes:

a. Características personales. Especialmente, cuando existe escasa capacidad para la resolución de


problemas, y elevados niveles de impulsividad, desesperanza, ira y hostilidad.
b. Trastornos psiquiátricos. Especialmente, depresión, trastorno de conducta, y patología dual, asociada al
consumo de substancias.
c. Características familiares. Desde la convivencia con un solo progenitor (50%) hasta otros problemas de

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convivencia entre los padres, o escasa calidez en las relaciones familiares.
d. Los medios de comunicación. La publicidad dada a través de los medios de comunicación sobre un
caso de suicidio puede incrementar los suicidios. Existe un pacto de silencio en prensa y televisión
sobre suicidios reales. Pero no existe tal pacto para las series televisivas en que aparecen suicidios
ficticios. Estos programas televisivos tienen especial importancia en adolescentes de 14 años.

2. Estrategias de afrontamiento y conducta autodestructiva


El afrontamiento se refiere a los esfuerzos cognitivos y conductuales, en constante cambio, para gestionar
específicamente las demandas internas y/o externas que son concebidas como agotadoras o que exceden los
recursos de la persona
Se conciben dos grandes dimensiones de afrontamiento: de aproximación y de evitación. Las respuestas de
aproximación tienden a estar centradas en el problema y abarcan los esfuerzos cognitivos y conductuales
por dominar o resolver los estresores diarios. Por el contrario, el afrontamiento de tipo evitativo tiende a
estar centrado en la emoción, abarcando intentos cognitivos y conductuales para evitar pensar en el estresor
y sus implicaciones, o bien tratar de manejar el afecto asociado a él.
El uso de adecuadas estrategias durante la adolescencia predice consecuencias positivas en el futuro y en la
vida adulta, ya que media la relación existente entre los factores estresantes y la salud física y psicológica.
En los adolescentes el uso de estrategias de aproximación para responder a situaciones estresantes está
asociado a mayor salud mental en comparación al uso de las estrategias de evitación.
Los adolescentes que son capaces de buscar apoyo social, resolver sus problemas y reestructurar
cognitivamente los eventos de forma positiva tienen más probabilidades de gestionar exitosamente los
desafíos de la adolescencia. Por el contrario, aquellos que utilizan estrategias no constructivas (evasión o
respuestas negativas a nivel emocional o cognitivo, aceptación-resignación, descarga o ventilación
emocional, pensamiento fantasioso y culparse o criticarse a sí mismo) tienen un mayor riesgo
psicopatológico.
El afrontamiento funcional se refiere a los esfuerzos por manejar un problema mediante la búsqueda activa
de apoyo, comprometerse con acciones concretas para resolver un problema o reflexionar acerca de las
posibles soluciones; en otras palabras, consiste en utilizar estrategias de afrontamiento orientadas a la
aproximación. Por otra parte, un estilo de afrontamiento disfuncional puede incluir esfuerzos por retirarse,
como negar la existencia del estresor, evitar la búsqueda de soluciones o buscar la regulación emocional,
es decir, un afrontamiento con tendencia a la evitación.
Las investigaciones señalan que existe relación entre tipo de afrontamiento y conducta autolesiva en
población adolescente. La conducta autolesiva está asociada a un elevado uso de estrategias de evitación (.
Los adolescentes con CA son más propensos a utilizar estrategias enfocadas en la emoción, como beber

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alcohol, y a utilizar menos búsqueda de apoyo social; en cambio, los adolescentes sin CA o sin pensamientos
de este tipo, reportan estrategias más enfocadas en el problema como tratar de aclarar las cosas y hablar con
alguien). De aquí que se considere que las estrategias de afrontamiento evitativas son variables
predisponentes o factores precipitantes del comportamiento autodestructivo de los adolescentes
Muchos adolescentes que se dañan a sí mismos lo hacen como un intento de regular sus emociones. Por lo
tanto, las autolesiones pueden ser métodos disfuncionales de hacer frente a las emociones negativas, ante
la dificultad de adoptar estrategias de afrontamiento adaptativas

3. Suicidio e intento de suicidio

La adolescencia, como etapa de desarrollo de todo individuo, es una etapa dolorosa en que el joven pasa
por cambios difíciles que le producen ansiedad y depresión. Por esto, la tentativa del suicidio es una de las
conductas más significativas del adolescente. La manipulación de la idea de muerte en el joven suele ser
frecuente; sin embargo, hay que distinguir entre el adolescente que piensa en el suicidio, inclusive como una
idea «romántica», y aquél que realmente lo lleva a cabo. De esta manera el intento suicida puede ser la
representación de su trabajo de duelo. Los factores que contribuyen al suicidio de adolescentes son variados y
entre ellos se cuentan: la depresión, aislamiento emocional, pérdida de autoestima, estrés emocional excesivo,
problemas mentales, fantasías románticas, gusto por el peligro, abuso de drogas y alcohol, y disponibilidad de
armas de fuego y otros elementos de autodestrucción.

Los pensamientos suicidas se vuelven anormales cuando ven en la realización de estos pensamientos la
única salida para sus dificultades. Existe entonces un serio riesgo de suicidio o intento de suicidio. Los
adolescentes que han intentado, en alguna ocasión, el suicidio, suelen ser más autoexigentes, más introvertidos,
y más vulnerables para la desesperanza. Suelen negar estas ideas y rehúyen hablar sobre las mismas. Su salud
integral exige una vigilancia enorme, pues pueden acabar consiguiendo su objetivo. En la ideación suicida el
adolescente puede elaborar planes sobre el hecho suicida: tiempo, lugar y modo. Piensa, además, en el impacto
que este acto causará en su entorno. La noticia sobre el suicidio de algún personaje mediático puede suponer el
paso de la ideación al acto. ¿Suicidio o accidente? Es un tema poco estudiado y que merece especial atención.
Se trata de adolescentes que, con una intención más o menos definida, se ponen en situación de riesgo (en el
alfeizar de una ventana, cortar las venas). No buscan morir. Juegan con la muerte para conseguir alguna atención
de los adultos.

La conducta suicida no puede ser entendida como un acto aislado. Se trata, más bien, de un proceso largo,

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muy a menudo asociado a trastornos psiquiátricos que, en muchos casos, no son ni diagnosticados ni tratados.
El inicio de la conducta suicida está en la ideación suicida, a la que sigue un plan que lleva al intento y, en
función del umbral constitucional de cada persona, a la consumación del acto

Significados

El intento de suicidio en adolescentes puede tener varios significados posibles:


- La huida, es decir, el intento de escapar de una solución dolorosa o estresante mediante el atentado en
contra de su vida, ya que ésta se percibe como insoportable.
- El duelo, cuando se atenta contra la vida propia después de la pérdida de un elemento importante de la
persona.
- El castigo, cuando el intento suicida se dirige a expiar una falta real o imaginaria. Aquí el joven se siente
responsable por un acto negativo y desea autocastigarse para mitigar la culpa.
- El crimen, cuando el joven atenta contra su vida, pero también desea llevar a otro a la muerte. La
venganza, es decir, cuando se atenta contra la vida para provocar el remordimiento de otra persona o
para infligirle la desaprobación de la comunidad.
- La llamada de atención y el chantaje, cuando mediante el intento suicida se intenta ejercer presión sobre
otro

Factores de riesgo

Consideramos, en primer lugar, los factores de riesgo fijos, poco modificables a pesar de los tratamientos.
Por ejemplo, suponen un riesgo importante el intento previo de suicidio y la ideación suicida del momento.
También debe considerarse la orientación homosexual, que aumenta el riesgo al suicidio, debido a las
persistentes actitudes homofóbicas de nuestra sociedad. No podemos olvidar los problemas derivados de un
déficit de vinculación afectiva, que deja al adolescente muy desamparado. Se trata de una situación a tener en
cuenta especialmente en niños procedentes de adopciones internacionales.

Y existen los factores de riesgo modificables, que incluyen las enfermedades mentales, la desesperanza, el
acceso a métodos letales, la interrupción de un tratamiento psiquiátrico, el aislamiento social y la enfermedad
crónica. Y en nuestro mundo tecnificado, no podemos olvidar el vacío espiritual que invade a nuestros
adolescentes y la falta de autotrascendencia. En cualquier caso, el deseo de morir asociado a la ideación suicida
aumenta el riesgo de la conducta suicida. A mayor número de factores de riesgo y menor número de factores
de protección, más aumenta el riesgo de conducta suicida.

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Factores de protección:
Estos deben ser considerados para planificar la prevención. Los principales son:

1.- Factores individuales:


a. buenas habilidades sociales.
b. confianza en sí mismo, en su propia situación y logros.
c. búsqueda de ayuda cuando surgen dificultades, por ejemplo, en el trabajo escolar.
d. búsqueda de consejo cuando hay que elegir opciones importantes.
e. receptividad hacia las experiencias y soluciones de otras personas.
f. receptividad hacia conocimientos nuevos g. capacidad trascendente; espiritualidad.

2.- Factores familiares:


a. buena relación con los miembros de la familia.
b. apoyo de la familia.

3.- Factores culturales y sociodemográficos


a. integración social, por ejemplo, participación en deportes, asociaciones religiosas, clubes
b. buenas relaciones con sus compañeros.
c. buenas relaciones con sus profesores y otros adultos.
d. apoyo de personas relevantes. Estos factores de protección se basan en la idea de “Resiliencia”

Suicidio asociado a diversos factores

En circunstancias particulares, el comportamiento suicida es más común en algunas familias que en otras
debido a factores genéticos y medioambientales. El análisis muestra que todos los factores y situaciones
descritas más adelante, se asocian frecuentemente con intentos de suicidio y suicidios entre niños y
adolescentes; pero es necesario recordar que no necesariamente están presentes en todos los casos.

1.- Trastornos psiquiátricos


Detrás del 90 % de los suicidios se esconde una enfermedad mental. Entre ellos, el 60 % corresponde a
depresión mayor y a trastorno bipolar. Siguen los trastornos psicóticos. Son menos habituales los síntomas
independientes como ansiedad, agitación, alteración del sueño y trastornos psicosomáticos, así como los

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cambios de carácter y la labilidad afectiva e irritabilidad. El riesgo aumenta cuando a los trastornos psiquiátricos
se asocia el abuso de sustancias. Es importante considerar, en las enfermedades mentales, el umbral o diátesis
que hace vulnerable al paciente para el suicidio: la impulsividad, el pesimismo, la inflexión cognitiva. Se ha
relacionado con niveles bajos de serotonina.

Depresión
La combinación de los síntomas depresivos y comportamiento antisocial ha sido descrita como el antecedente
más común del suicidio en los adolescentes. Casi las tres cuartas partes de los adolescentes con conductas
suicidas han mostrado uno o más síntomas de depresión y pueden sufrir un grave trastorno depresivo. Mientras
que la depresión mayor está altamente correlacionada con el suicidio en mujeres, en los varones, éste está más
relacionado con un intento previo, consumo de alcohol, abuso de drogas y comportamientos impulsivos. Hay
conductas que deben ser vigiladas especialmente, tales como: retraimiento, cambios de humor, disminución en
el rendimiento escolar, pérdida de la iniciativa y de la autoestima, llantos repentinos, alteraciones en el sueño,
pérdida de apetito y actividad motora disminuida. Pero, aunque los síntomas depresivos suelen ser comunes en
adolescentes suicidas, la depresión no es concomitante con las conductas suicidas. Los adolescentes pueden
suicidarse sin estar deprimidos y pueden estar deprimidos sin ideación suicida.

Trastornos psicóticos y trastorno bipolar


Entre los adolescentes afectados por trastornos psiquiátricos graves (esquizofrenia, trastorno bipolar),el riesgo
de suicidio es muy alto. Suele tratarse de pacientes en los que se pueden sumar varios factores de riesgo. No es
rara en ellos la patología dual.
Trastornos de personalidad. Dentro de los trastornos de personalidad asociados al suicidio, el diagnosticado con
más frecuencia es el Trastorno Límite de Personalidad (a veces confundido con el TDAH si no existe un buen
diagnóstico diferencial). Otro grupo importante es el de pacientes con personalidad histriónica.

Trastornos de ansiedad
Existe una asociación entre trastornos de ansiedad y los intentos de suicidio en los varones, siendo menos clara
en mujeres. Los rasgos de ansiedad aparecen como relativamente independientes de la depresión, en su efecto
sobre el riesgo de comportamiento suicida, lo cual sugiere que debería establecerse y tratarse la ansiedad de los
adolescentes, con riesgo de comportamiento suicida.
También los síntomas de ansiedad pueden manifestarse en forma de molestias psicosomáticas. Abuso de alcohol
y drogas El consumo excesivo de drogas y alcohol también es muy frecuente entre los niños adolescentes que

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cometen suicidio. En este grupo de edad, la cuarta parte de los pacientes suicidas habían consumido alcohol o
drogas antes del acto.

Trastornos alimentarios
Las jóvenes anoréxicas sucumben frecuentemente a la depresión y el riesgo de suicidio es 20 veces mayor que
para los jóvenes en general.

2.- Factores culturales y sociodemográficos


El bajo estatus socioeconómico, el bajo nivel educativo y el desempleo en la familia son considerados factores
de riesgo. En este grupo deberíamos incluir los adolescentes procedentes de la inmigración.
Estos factores culturales se vinculan con la escasa participación en las actividades tradicionales de la sociedad,
así como el conflicto con los valores de los diversos grupos. Hay que prestar especial atención a los niños y
jóvenes que carecen de raíces culturales, pues pueden desarrollar tienen marcados problemas redacción de
identidad y, a menudo, carecen de un modelo para la resolución de conflictos. En algunas situaciones de estrés
pueden recurrir a comportamientos autodestructivos tales como el intento de suicidio o el suicidio.

3.- Patrones familiares y eventos negativos durante la niñez


Los patrones familiares destructivos y los acontecimientos traumáticos en la niñez temprana afectan la vida
de los jóvenes, especialmente si no pudieron superar el trauma. Entre las disfunciones familiares y los
acontecimientos de vida negativos y desestabilizadores que se encuentran a menudo en los niños y adolescentes
suicidas tenemos:
- Psicopatología de los padres con presencia de desórdenes psiquiátricos, en particular emocionales.
- Abuso de alcohol y sustancias, o comportamiento antisocial en la familia.
- Antecedentes familiares de suicidios e intentos de suicidio.
- Familia violenta y abusiva (incluyendo abusos físicos y sexuales del niño).
- Falta de tiempo de los padres para observar y tratar los problemas de aflicción emocional de los
adolescentes; ambiente emocional negativo con rasgos de rechazo o descuido.
- Peleas frecuentes entre los padres o cuidadores, con agresión y tensiones.
- Divorcio, separación o muerte de los padres o cuidadores.

4.- Estilo cognitivo y personalidad


Existen unos rasgos de personalidad que se observan frecuentemente durante la adolescencia, pero que
también se asocian con el riesgo de intento o de suicidio consumado. Su utilidad es limitada, pero deben tenerse
en cuenta, especialmente cuando hay acumulación de estos rasgos. Son:

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- Humor inestable, enojo o agresividad.
- Comportamiento antisocial.
- Conductas irreales, representación de fantasías.
- Alta impulsividad.
- Tendencia a vivir en un mundo ilusorio.
- Escasa habilidad para solucionar problemas y afrontar dificultades.
- Inhabilidad para entender la realidad.
- Fantasías de grandeza alternando con sentimientos de desvalorización.
- Se defrauda fácilmente.
- Ansiedad excesiva frente a pequeños malestares físicos o pequeñas decepciones.
- Incertidumbre con relación a la identidad de género u orientación sexual.

5.- Acontecimientos negativos de la vida cotidiana


Cabe considerar estos acontecimientos vitales en adolescentes que se muestran vulnerables frente al estrés,
junto al estilo cognitivo y a los rasgos de personalidad antes mencionados. El riesgo de suicidio aumenta cuando
existen antecedentes de situaciones estresantes negativas experimentadas en edades muy tempranas de la vida.
Entre estos acontecimientos vitales encontramos:
- Situaciones que pueden ser experimentadas como daño o agravio, a pesar de no serlo cuando se evalúan
de manera objetiva.
- Son situaciones que pueden ser percibidas por el adolescente como una amenaza directa hacia su propia
imagen, sufriendo un sentimiento de dignidad personal herida.
- Problemas familiares.
- Separación de los amigos, de la pareja, de los compañeros de clase, etc..
- Muerte de una persona querida u otra persona importante
- Término de una relación amorosa
- Conflictos interpersonales o pérdidas.
- Problemas legales o disciplinarios.
- Presión del grupo de compañeros o aceptación autodestructiva por parte de los mismos.
- Sometimiento y victimización.

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Bibliografía
Castro, K., Planellas, I., & Krichner, T. (2014). Prediccion de conducta autodestructiva en adolescentes.
Bogota.

Cornellà (s.f.) Conducta autodestructiva en el adolescente. Suicidio, su prevención. Garbí de la Universitad de


Girona. Girona

Diego Arenas Carbajal


Tacna, 5 de abril de 2018

Apreciación de la tarea N° 03

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Incongruente Incompleto Básico Bueno Socializable

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