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Deterioro cognitivo en la tercera edad

Dr. Pedro Casanova Sotolongo,1 Dr. Pedro Casanova Carrillo2 y Lic. Carlos Casanova Carrillo 3

Resumen

Tanto en el envejecimiento normal como en el patológico, la disfunción mnésica es la alteración


cognoscitiva más común con detrimento de la calidad de vida y de la capacidad de nuevos
aprendizajes y en la evocación de información valiosa. El deterioro de la memoria asociado con la
edad describe una declinación en la memoria sin otra causa que lo explique. Se ha sugerido que
es un fenómeno normal en los ancianos más que una etapa inicial de una demencia u otra
enfermedad. Es importante la detección precoz de los trastornos de memoria como signos
frecuentes y prodrómicos de los síndromes demenciales. Un factor de riesgo que debe siempre
considerarse es la depresión. La relativa facilidad de su diagnóstico por métodos clínicos,
neuropsicológicos y de imagen hace que pueda ser una herramienta eficaz en manos de los
médicos de familia, para el control y dispensarización del adulto mayor en sus comunidades.

Palabras clave: demencia, deterioro cognitivo, enfermedad de Alzheimer, envejecimiento, factores


de riesgo, memoria.

Tanto en el envejecimiento normal como en el patológico, la disfunción mnésica es la alteración


cognoscitiva más común. El disturbio de la memoria causa alteración significativa en el
funcionamiento social o laboral pues ella es esencial para todos los aspectos de la vida diaria y su
anormalidad afecta el aprendizaje y el recuerdo.1 (Allegri RF. Del Olvido a la Amnesia. Memoria y
Olvido. Buenos Aires, Argentina; 1994.)

El Deterioro de la Memoria Asociado con la Edad (DEMAE) es un trastorno relativamente benigno


que puede ser bastante común por el hecho de estar vinculado con el envejecimiento normal y el
evidente incremento de la expectativa de vida en el ámbito mundial y nacional, con una mayor
población de personas de la tercera edad y el consecuente aumento de enfermedades crónicas,
propias de este segmento poblacional. En particular, las demencias y los trastornos cognitivos se
han convertido en un problema importante de salud, por su frecuencia en la práctica médica
comunitaria cubana y por su transcendencia en la calidad de vida de los enfermos. 2-4

A pesar de las diversas causas capaces de producir deterioros cognoscitivos, su cuadro


sintomático es muy común, lo cual facilita, en cierto sentido, su diagnóstico por métodos clínicos y
neuropsicológicos con relativa certeza y lo hace asequible al nivel de la atención médica básica. El
hecho de que el síntoma subjetivo de pérdida mnésica sea para muchos investigadores un
requisito indispensable para establecer el diagnóstico del DEMAE origina reservas en considerar
tales manifestaciones, muy comunes en los ancianos, como predictores de trastornos mnésicos
reales. Por el contrario, se ha señalado que muy pocos estiman una memoria pobre como una
alerta de una posible entidad que pudiera tener graves implicaciones para la salud. De aquí, lo
indispensable de la detección precoz de los trastornos de la memoria como forma inicial de las
demencias.1,5

Deterioro de la memoria asociado con la edad

Actualmente existe una gran confusión sobre la individualidad del DEMAE como entidad clínica.
Esto se debe al empleo de diversas denominaciones para designar procesos diferentes, surgidos
de estudios con distintas metodologías y concepciones diagnósticas e interpretativas.5 (Casanova
Sotolongo P, Casanova Carrillo P, Casanova Carrillo C. Trastornos de la memoria asociados con la
edad en la Atención Médica Básica. Aspectos conceptuales y epidemiológicos. (En proceso
editorial).
Entre los numerosos términos existentes, los autores emplean en este trabajo, el de deterioro de
la memoria asociado con la edad (DEMAE) considerado conceptualmente como un estado clínico
caracterizado por una declinación de la función mnésica vinculada con el envejecimiento en
personas con 50 y más años de edad, con sensación subjetiva de pérdida de memoria en una
intensidad de por lo menos 1 desviación estándar (DE) por debajo del promedio para adultos
jóvenes en los patrones de mediciones de función de memoria sin ser dementes y sin otra
condición médica o psiquiátrica que explique su causa. 6,7

Recientes investigaciones en la prevalencia del DEMAE muestran una considerable variabilidad


con estimaciones en rangos desde 4 y 5 % hasta el 40 % ó más. Esta variabilidad depende de los
distintos criterios diagnósticos empleados, del grado de intensidad de las manifestaciones clínicas
y del rango de edad utilizada en el estudio, entre otros factores.1,8,9

Los trastornos cognitivos vinculados con la edad se han convertido en un problema importante de
salud. En Cuba, al cierre del 2001, el 14,6 % de su población (más de un millón y medio de
habitantes) tenía más de 60 años y según estimaciones para el 2050 el país se convertirá en uno
de los más envejecidos del mundo. En el ámbito nacional, los trabajos realizados con respecto al
deterioro cognitivo han mostrado cifras de prevalencia en la comunidad de 4,2 a 19,6 %. Cuando
se incluyen personas desde los 50 años, el promedio general puede ser más bajo en comparación
con los grupos a partir de 65 años.1,6,7

En general, existe una tendencia al incremento de los casos en función de la edad. Sin embargo,
hay autores con resultados totalmente contradictorios en que la prevalencia del DEMAE decrecía
más bien con los años, un hallazgo contrario a lo esperado. Esto puede deberse al procedimiento
usado en la evaluación psicológica y de la influencia de la educación, entre otros factores. No
obstante, es evidente el papel de la edad como factor de riesgo para el origen del DEMAE, sobre
todo entre 80 y 89 años.10-15

En investigaciones realizadas en poblaciones entre 50 y 95 años, con el empleo en el diagnóstico


del DEMAE de cuestionarios, pruebas cognitivas, exámenes médicos y psiquiátricos y los criterios
diagnósticos propuestos por el Grupo de Trabajo del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados
Unidos (National Institute of Mental Health –NIMH- Work Group) se ha concluido que la prevalencia
de este trastorno es elevada en la ancianidad.6,7

Se ha destacado la mayor frecuencia del DEMAE en el sexo femenino. En realidad no se conocen


sus causas. Hay autores que lo explican por ser las mujeres prevalentes en el grupo de 80 y más
años, lo cual posibilita que sean más afectadas.15-17

También se ha mencionado como factores de riesgo el estrés, el hábito de fumar, la hipertensión


arterial, la ingestión de bebidas alcohólicas, el antecedente de trauma craneal, la enfermedad
tiroidea, el uso de drogas y el bajo nivel de educación, entre otros. Un factor de riesgo que debe
siempre considerarse es la depresión pues existe una estrecha asociación de ella con el DEMAE.
Se ha señalado, que en el trastorno mnésico hay una fuerte asociación con la ansiedad y la
depresión más que con un deterioro funcional en las pruebas de memoria objetivas. Las quejas de
declinación de la memoria parecen estar más fuertemente correlacionadas con el afecto y la
personalidad que con las actuales mediciones o estimaciones de su rendimiento. 18-25

Consideraciones diagnósticas

A pesar de que los defectos conductuales asociados con el DEMAE son fenómenos cognitivos
relativamente modestos y leves en comparación con los observados en las demencias, ellos
pueden ser molestos y difíciles para muchos adultos de la mediana y tercera edad con labores que
demandan actividad intelectual.6
Se señala por diversos autores que el DEMAE es un fenómeno del envejecimiento normal,
aunque el término “ normal” es dudoso por el hecho de que hay ancianos que no presentan el
trastorno. Por lo tanto, no es correcto identificar el DEMAE como una consecuencia natural del
envejecimiento. La opinión que prevalece actualmente es que no se debe considerar el olvido
como inevitable y propio de la edad avanzada pues puede ser consecuencia de entidades que van
desde problemas ligeros hasta tan devastadores como la enfermedad de Alzheimer (EA). Se debe
desmitificar la idea de que los trastornos de la memoria son normales en la tercera edad. Todo el
que los presente debe acudir a consulta y someterse a un diagnóstico de su posible causa.26-28

Por otra parte, la posibilidad de que existan ancianos sanos ha suscitado amplios debates en la
actualidad, pues los cambios que acompañan al proceso de envejecimiento provocan insuficiencias
funcionales, a veces múltiples, en su organismo. Esto entorpece como es natural su
desenvolvimiento físico y social, lo que hace difícil hablar de "ausencia de enfermedad" o "pleno
bienestar".16

Sin embargo, los límites entre las alteraciones cognitivas del envejecimiento “ normal” y el
patológico son muy sutiles y, en ocasiones, difíciles de definir. La pérdida de memoria aparece en
el envejecimiento y en las demencias, pero los patrones clínicos son cualitativamente y
cuantitativamente diferentes. En las demencias el deterioro neuropsicológico es más global y
abarca a las llamadas funciones cerebrales superiores.7

Se ha sugerido la existencia de una continuidad entre el envejecimiento normal y la demencia y


que su definición depende únicamente de la severidad del proceso. Ello no implica que la EA o la
demencia senil sea simplemente un envejecimiento prematuro o exagerado, pero es difícil si no
imposible, distinguir en ocasiones, entre la demencia muy temprana y la declinación del
envejecimiento normal.29-32

Los estudios epidemiológicos realizados demuestran que los individuos con DEMAE, por lo
general, con manifestaciones clínicas ligeras, tienen un mayor riesgo de EA y, probablemente de
otra forma de demencia. Es posible que el DEMAE pueda presentarse como un pródromo de
demencia vascular o de EA. Sin embargo, no pocos investigadores consideran que aún es
imposible predecir con certeza la prevalencia o el pronóstico de los ancianos con deterioro
cognitivo ligero.29,31,32

Es dudoso que el DEMAE sea una condición precedente de una futura demencia senil o de otra
enfermedad como se ha señalado y no debe ser confundido con la demencia pues los problemas
mnésicos del envejecimiento normal no tienen una repercusión tan grave y puede ser bastante
común. La mayor parte de los investigadores propone que el DEMAE se reconozca como una
entidad nosológica individualizada para describir una involución de la memoria propia de la edad
sin otra causa y para la cual se han ensayado esquemas terapéuticos. 10,18,22,23,25

Un problema mencionado por diversos autores en cuanto al reconocimiento del DEMAE es la poca
definición de los criterios diagnósticos y, por ello, la posible existencia de errores en el aspecto
etiológico y en los estudios epidemiológicos realizados. En la práctica parece que muchas
personas ancianas tratadas por DEMAE o de supuesta EA podrían estar afectadas por otras
condiciones médicas o por ingestión de medicamentos, lo que técnicamente imposibilitaría el
diagnóstico y esto debe ser tenido en mente en los estudios de prevalencia del DEMAE. Esta es un
área controversial dada la posible atracción para la industria farmacéutica de delinear una
enfermedad o desorden nuevo y muy común y el crecimiento de la población destinada al
tratamiento con drogas para prevenir los aspectos del envejecimiento.6,7,25,31

Las bases fundamentales del diagnóstico del DEMAE son la confección por parte del médico de
una anamnesis adecuada, larealización de un examen físico completo, incluidos el neurológico, la
evaluación neuropsicológica y estudios complementarios. Se ha estimado que esta conducta
facilitaría el diagnóstico clínico del DEMAE con más del 80 % de seguridad.1,22,24,31,32
Un primer paso en el proceso de reconocer al trastorno es demostrar la presencia de un síndrome
amnésico. En el anexo 1 se muestran los lineamientos propuestos por Allegri (Allegri RF. Del
Olvido a la Amnesia. Memoria y Olvido. Buenos Aires, Argentina; 1994.) para lograr este objetivo.
En el anexo 2 se han empleado en el diagnóstico del DEMAE, los criterios recomendados por el
NIMH. En el anexo 3 se agregan además, las recomendaciones formuladas para su exclusión. 6,25,32

En la actualidad se emplean múltiples baterías de pruebas psicológicas y psicofisiológicas en el


diagnóstico de los pacientes de referencia. Se ha señalado que los mejores discriminantes para
determinar el posible desarrollo de demencia son las pruebas de memoria y de fluidez verbal. Una
de las evaluaciones psicológicas más empleadas y de fácil manejo por los médicos de la
comunidad es el miniexamen del estado mental de Folstein.10,14,22,24

A la hora de extraer conclusiones acerca del rendimiento del paciente en las diferentes pruebas, el
examinador deberá contemplar los posibles fallas extracognitivos que pudieran estar contaminando
el desempeño. Por ejemplo, los trastornos visuales pueden provocar fallas en tareas de atención o
memoria visual, sin que sea estrictamente un trastorno de la atención o de la memoria. 1,5,10,14

Un criterio importante y uno de los más fiables es el tiempo, pues es raro que la causa del DEMAE
se mantenga dudosa a los 2 años de la primera consulta, pues los casos que van a evolucionar a
una demencia, pasado ese intervalo de tiempo ya presentan manifestaciones, aunque leves,
típicas de la enfermedad en la mayoría de las ocasiones. Para poder realizar el diagnóstico
etiológico lo más precozmente posible es necesario contar con recursos técnicos modernos, de
eficacia probada, pero muy caros.6,7,25

La documentación objetiva de la declinación de la memoria en el curso del tiempo puede permitir


separar la forma estática del deterioro cognitivo de su trastorno progresivo, esto último más
estrechamente ligado con los procesos neurodegenerativos. Además, definir la declinación en el
tiempo del rendimiento funcional puede ser útil para identificar a los sujetos altamente funcionales,
cuyos rendimientos al mismo tiempo que declinan permanecen dentro de límites normales
mediante los estudios repetidos.6,7,25

Se ha destacado que marcadores de la EA como las lesiones patológicas (placas seniles y ovillos
neurofibrilares) se encuentran también en un gran número de cerebros de personas ancianas
normales y que la EA es tanto cualitativa como cuantitativamente diferente de la declinación normal
de la senectud.25,29-31

El desarrollo de marcadores particulares de la demencia será obviamente un paso de avance en la


identificación de sujetos de riesgo. Cambios en el volumen del hipocampo se han sugerido como
un indicador sensitivo de la demencia temprana y puede ser actualmente medido in vivo mediante
la resonancia magnética. Los marcadores electrofisiológicos han tenido un modesto éxito en la
identificación de formas tempranas de demencia. No obstante, no está esclarecido cuán
frecuentemente estos resultados anormales ocurren en casos con deterioro cognitivo ligero. Hay
autores que destacan la ausencia de anormalidades en los potenciales evocados y en el
electroencefalograma.28-32

Características diferenciales de los trastornos amnésicos de referencia

El DEMAE se caracteriza por alteraciones de la memoria declarativa y episódica (sobre todo en el


proceso de nuevos aprendizajes), leves problemas de abstracción e incluso en el lenguaje (en
el acceso al léxico y cierta disminución de la fluidez). Estas alteraciones no llegan a interferir en las
actividades de la vida diaria del sujeto como ocurre en la demencia.6,7,10,29

El anciano mejora el rendimiento si se le ofrecen claves. La falta no está en el archivo sino en la


búsqueda de la información. Literalmente, los ancianos olvidan al recordar. Es muy frecuente que
los sujetos añosos no recuerden un nombre pero sí todo el contexto en que sucedió el hecho y
ante la mínima facilitación aparece lo olvidado. Esto estaba archivado, pero no fue buscado
adecuadamente. Muchos investigadores sugieren que la declinación cognitiva de la edad sigue un
perfil cognitivo subcortical.29

En las demencias corticales tipo EA, la memoria episódica muestra fallas severas tanto en el
archivo como en la búsqueda de la información, como lo demuestran los resultados del recuerdo
simple y del recuerdo facilitado. La memoria a corto plazo está relativamente preservada hasta
etapas tardías de la enfermedad y la mayor afectación es en la memoria a largo plazo. A diferencia
de la memoria episódica, la memoria semántica se afecta sólo en la EA y no en el envejecimiento
normal.29

En general, los pacientes con EA realizan las pruebas psicológicas de manera similar a los
ancianos sanos, pero a un nivel inferior, y siempre existe un solapamiento entre las puntuaciones
de ambos grupos, lo que apoya la hipótesis de la continuidad en cuanto al rendimiento en
memoria. Aún no se ha conseguido diseñar una prueba que discrimine con el 100 % de precisión
entre la demencia leve y el envejecimiento normal, una prueba diagnóstica de memoria en las que
fallen sistemáticamente los pacientes EA y sea realizada correctamente por los ancianos sanos. 29

La mayoría de los autores consideran el DEMAE como una entidad clínica bien individualizada. La
relativa facilidad de su diagnóstico por métodos clínicos, neuropsicológicos y de imagen hace que
pueda ser una herramienta eficaz en manos de los médicos de familia. Sin embargo, el hecho
demostrado de que la enfermedad de Alzheimer y otras demencias pueden, en las etapas iniciales,
presentar la apariencia de un DEMAE reafirma la importancia que reviste la detección precoz de
los trastornos cognitivos y, en especial, de la memoria como signos frecuentes e iniciales de los
síndromes demenciales. Los principales problemas diagnósticos entre el DEMAE y la demencia
son la ausencia de criterios de amplia aceptación y utilización; el amplio rango de pruebas
psicométricas usadas actualmente, algunas de las cuales aun no tienen una adecuada validación
en los ancianos y que hace difícil comparar los diferentes estudios entre sí; el número
relativamente pequeño de sujetos que han sido adecuadamente evaluados y seguidos por un
periodo de tiempo conveniente y las escasas investigaciones neuropatológicas y neuroquímicas en
estos pacientes con defectos ligeros de la memoria.

Anexo 1. Lineamientos para establecer el diagnóstico de síndrome amnésico

 Inhabilidad para aprender nueva información o para recordar información aprendida


previamente.
 Disturbio de la memoria que causa deterioro significativo en el funcionamiento social o
laboral y representa una declinación significativa del nivel de funcionamiento previo.
 Sin ocurrencia en el curso de un síndrome confusional y no cumple con los criterios de
una demencia, dado que no tiene otro compromiso de sus funciones superiores.
 Ausencia de evidencia por la anamnesis, examen físico o prueba de laboratorio de un
factor orgánico específico que esté relacionado con el disturbio.
 Síndrome considerado como transitorio cuando presenta una duración menor de 1 mes y
crónico por encima de 1 mes.

Tomado de: Allegri RF. Del Olvido a la Amnesia. Memoria y Olvido. Buenos Aires, Argentina;
1994.

Anexo 2. Criterios diagnósticos propuestos por el grupo de trabajo del Instituto Nacional de Salud
Mental de Estados Unidos para el deterioro de la memoria asociado con la edad

 Personas de 50 ó más años de edad.


 Quejas subjetivas de pérdida de memoria, reflejadas en la vida cotidiana como dificultad
para recordar nombres de personas conocidas.
 Aparición de la pérdida de la memoria, descrita como gradual, sin empeoramiento brusco
ni ocurrida en meses recientes.
 Rendimiento de las pruebas de memoria con al menos 1 desviación estándar por debajo
del promedio establecido para adultos jóvenes en la prueba estandarizada de memoria
secundaria (memoria reciente) con datos normativos adecuados.
 Comprobación de una función intelectual normal determinada por una escala de
puntuación de al menos 9 (de una escala general de al menos 32) en el subtest
Vocabulario de la escala de inteligencia de adulto Wechsler (Wechsler Adult Intelligence
Scale/ WAIS).
 Ausencia de demencia determinada por una puntuación de 24 ó más en el examen
del estado minimental (Mini-mental State Examination/ MMSE).

Tomado de: Crook y otros. Age-associated memory impairment: Propose criteria and measures of
clinical change. Report of the National Institute of Mental Health work group. Dev. Neuropsychol.
1986;2:261-76.

Anexo 3. Criterios de exclusión para el diagnóstico del deterioro de la memoria asociado con la
edad

 Presencia de delirio, confusión u otros trastornos de conciencia.


 Cualquier trastorno neurológico que pueda producir deterioro cognitivo y
pueda determinarse mediante historia clínica, examen clínico neurológico o
mediante examen neurorradiológico. Estas afecciones incluyen: enfermedad de Parkinson,
infarto, hemorragia cerebral, lesiones locales cerebrales e hidrocefalia normotensa.
 Cualquier antecedente de enfermedad infecciosa o inflamatoria del cerebro, incluidas
aquellas de origen viral, micótica o sifilítica.
 Evidencia significativa de enfermedad cerebrovascular determinada por puntaje en la
escala isquémica de Hachinski modificada de 4 ó más, o bien mediante examen
neurorradiológico.
 Antecedentes de daño cerebral ligero repetido o bien daño simple con periodo de pérdida
de la conciencia de 1 h o más.
 Diagnóstico psiquiátrico actual según los criterios de depresión, manía o algún desorden
psiquiátrico mayor de la DSM-III-R.
 Diagnóstico actual o antecedentes de alcoholismo o drogodependencia.
 Evidencia de depresión determinada por la escala de puntuación de depresión de Hamilton
(Hamilton Depression Rating Scale) con cifras de 13 ó más.
 Algún desorden médico que pueda producir deterioro cognitivo (incluidas enfermedades
renales, respiratorias, cardiacas y hepáticas); diabetes mellitus, a menos que se encuentre
controlada por dieta o por agentes hipoglicemiantes orales; trastornos endocrinos,
metabólicos o hematológicos y malignos sin remisión por más de 2 años. La determinación
debe estar basada en una historia médica completa, examen clínico (incluido
electrocardiograma) y pruebas de laboratorio apropiadas.
 Uso de alguna droga psicotrópica u otra que pueda afectar significativamente la
función cognitiva durante meses antes de las pruebas psicométricas.

Tomado de: Crook y otros. Age-associated memory impairment: Propose criteria and measures of
clinical change. Report of the National Institute of Mental Health work group. Dev. Neuropsychol.
1986;2:261-76.

Summary

Cognitive deterioration at the third age


In the normal and pathological aging, amnesic dysfunction is the most common cognitive disorder
with detriment to the quality of life, to the capacity for new learning processes, and in the evokation
of valuable information. The deterioration of memory associated with age describes a decline of
memory without any other cause that explains it. It has been suggested that it is a normal
phenomenon in the elderly more than an initial stage of dementia or other disease. The early
detection of memory disorders is important as frequent and prodromic signs of the demential
syndromes. Depression is a risk factor that should always be taken into account. The relative facility
of its diagnosis by clinical, neuropsychological and imaging methods, makes it an efficient tool in
the hands of the family physicians for the control and classification of the older adult in his
communities.

Key words: Dementia, cognitive deterioration, Alzheimer's disease, aging, risk factors, memory

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