Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
*
Extractado y adaptado del capítulo primero de Ferreira, Héctor, Claude Cortez y Carlos González,
(2010) Perfil de la Demanda de Servicios de Transporte de Carga y Logística en la Región Centro
Occidente. Informe elaborado por Construir las Regiones, A.C., bajo contrato con el Fideicomiso
para el Desarrollo de la Región Centro Occidente (FIDERCO). Versión electrónica de reproducción
libre, con fines didácticos, para el curso de Economía Mundial – C.B.I., impartido por el Prof. Héctor
Ferreira, UAM-Azcapotzalco.
1. La industria automotriz
Un número relativamente amplio de empresas chinas (¡26!!!) está siendo impulsado activamente
por el gobierno de ese país, mediante una política de protección de su mercado y de impulso y
regulación de las alianzas estratégicas con empresas automotrices de los tres polos económicos
mundiales. Sin embargo, estos nuevos jugadores chinos todavía no alcanzan talla mundial.
(Gráfica 1.1 2)
La gráfica 1.1 3 (a) muestra el ranking de las empresas automotrices en 2005. En ese año, Toyota
todavía se ubicaba en el segundo lugar. La gráfica 1.1 3 (b) muestra el ranking de las principales
empresas productores de componentes o autopartes.
A pesar de que la producción de autopartes constituye un universo muy amplio, también presenta
un considerable grado de concentración empresarial. (Gráfica 1.1 3b). Este proceso se ha
acelerado notablemente desde los años noventa, como se comentará más adelante.
Estos cambios en la composición empresarial de la industria automotriz tuvieron un fuerte
impacto en la distribución de la producción automotriz por países. En el periodo de 30 años que
media entre 1975 y 2005, la producción automotriz pasó de 33 a 68.8 millones de vehículos. En
1975, 7 países generaban 80 % de la producción total. En 2005, la misma proporción de la
producción mundial se repartía entre 11 países. (Gráfica 1.1 4) Al interpretar el significado de
estos datos hay que tener en mente que reflejan producción en los países, por parte de empresas
de distinto origen nacional y, no sólo, la producción de las empresas originarias de esos países.
Como se verá más adelante, la producción de autopartes sigue estrechamente a la producción de
vehículos en sus patrones de localización.
Para los efectos del análisis de los sectores productivos objeto de este capítulo, cabe destacar que,
como resultado de las tres tendencias antes enunciadas, han adquirido una creciente importancia
otros dos aspectos como factor de competitividad de las empresas:
1 Se alude a estos cambios como generales, en el sentido de que se verifican en todo tipo de
sectores en los que la competencia a nivel internacional tiene un papel importante.
2 Nota del profesor, 11/03/2017: Lo elaborado en el Informe 2006 citado en el texto lo pueden
ustedes encontrar en el apartado (2.a) del material didáctico del segundo informe titulado
“Economía global y estrategias competitivas empresariales”, archivo nb-27681.docx.
La gestión logística eficiente de las cadenas de suministro, realizada internamente por parte
de las empresas manufactureras o subcontratada a empresas especializadas. (Bowersox,
1990)
Esta definición general, inspirada en Ohmae, se adapta como guante a la industria automotriz. Las
empresas automotrices requieren tener presencia en los tres mercados fundamentales, que
representan una elevada proporción de la demanda mundial de vehículos. Dado que estos
mercados están saturados y crecen lentamente en la actualidad, las automotrices son también
muy sensibles a los mercados llamados emergentes; los de aquellos los países en desarrollo, cuyas
economías son de mayor tamaño relativo y presentan tasas actuales o potenciales de crecimiento
elevadas.
Para atender todos estos mercados, las automotrices buscan establecer una presencia directa en
ellos. Una parte de sus cadenas de valor se ubica en la proximidad de cada uno de los mercados a
atender, mientras que la otra abastece a distancia los sistemas regionales de producción
establecidos en cada caso. En la industria automotriz, a diferencia de otros sectores, lo primero es
mucho más importante que lo segundo.
Con relación a la importancia relativa de las fuerzas que impulsan la evolución de las empresas
hacia estrategias de competencia global, pueden formularse las siguientes observaciones:
Perfil homogéneo de la demanda a nivel mundial, con matices por países. Puede observarse
en la industria automotriz claramente la formación de un producto mundial o, más bien, de
una gama de productos para el mercado mundial, en donde las diferencias entre los distintos
tipos de productos tienen que ver más con los estratos de ingreso a los que se destinan, que
con preferencias nacionales. Sin embargo, los productos concebidos para el mercado mundial
requieren atención a matices nacionales que pueden resultar críticos para su aceptación en
cada caso.
Para penetrar en los otros mercados fundamentales, así como para poder ofrecer una gama
completa de productos y desarrollar nuevos productos o tecnologías, las empresas automotrices
de cada uno de los polos de la Tríada han tejido una intrincada red de alianzas estratégicas. La
gráfica 1.1 6, tomada de Ohmae (1990), da cuenta de algunas de estas alianzas en los años
ochenta. La gráfica 1.1 7, tomada de Dicken (2007), da cuenta de estas alianzas en un momento
más reciente.
En general, la adopción del sistema de producción flexible por empresas de otras nacionalidades
que las japonesas ha pasado por complejos procesos de adaptación a las culturas empresariales y
nacionales, tal como lo han puesto en evidencia las investigaciones de GERPISA.4 Estas
3 En una entrevista hecha por los autores del presente trabajo en 1990, una empresa japonesa de
autopartes, vinculada a la Nissan en Aguascalientes, reportó una participación de los costos
laborales en sus costos totales no mayor de 4 %.
Otros cambios
En la industria automotriz puede observarse claramente el papel de un acortamiento del tiempo
de acceso al mercado como factor de competitividad, en los dos sentidos antes apuntados:
Las empresas especializadas de transporte y logística tienen una presencia cada vez mayor en los
sistemas de producción automotriz. Se han desarrollado sistemas especializados para el transporte
de vehículos terminados: barcos, vagones de ferrocarril, autotransporte. El suministro a las plantas
ensambladoras, de partes, componentes, módulos, sistemas, en la lógica de JIT, requiere
actualmente de empresas logísticas especializadas que están estrechamente integradas o
articuladas a las cadenas de valor.
La particular importancia que tiene para las automotrices ubicar sus capacidades de
ensamble y una parte importante de la producción de partes en la cercanía de los mercados
atendidos. En otros sectores el ensamble es la parte de las cadenas de valor que se ubica
preferentemente en países de bajo costo de mano de obra.
El dominio absoluto que ejerce cada automotriz sobre las empresas incorporadas a su cadena
de valor, que dificulta la consolidación de estándares en escala de toda la industria.
En este punto se formulan algunos comentarios adicionales sobre uno de los aspectos anteriores,
el relativo al papel de los mercados emergentes, mientras que los otros serán tratados en los
siguientes apartados.
Las empresas automotrices ven a los países, ya sea en su carácter de mercados fundamentales,
como mercados emergentes, o bien, como plataformas cercanas de producción de bajo costo.
En el estudio sobre globalización y empleo en la industria automotriz que dirigió en el Center for
Industrial Performance, del MIT, Timothy Sturgeon estableció una tipología que elabora sobre
estas diferencias. (Sturgeon y Florida, 2000). Distingue cuatro tipos de regiones desde la
perspectiva estratégica de las empresas automotrices:
Tipo 2. Periferias de las grandes áreas de mercado existentes, en los propios países
desarrollados (para la ubicación de procesos pertenecientes a las cadenas de valor centradas
en las áreas de tipo 1, en localizaciones de menor costo relativo).
Tipo 3. Periferias de las grandes áreas de mercado existentes, en países cercanos (ídem)
Esta tipología, que permite entender la ubicación de capacidad de producción de las empresas
según países, se retoma más adelante con respecto a la interpretación de la configuración
territorial de las cadenas o redes de producción.
Por ahora, lo que se desea destacar es que, si bien en los primeros años de la década de los
noventa, las empresas automotrices visualizaban a México como una plataforma de producción de
bajo costo cercana al mercado norteamericano, a la vez que como un mercado emergente
importante, veinte años después sólo ven a nuestro país en el primer rol, mientras que atribuyen
el segundo no sólo a China y a la India, sino también a Brasil.
Las gráficas 1.1. 6 a 8, tomadas de Dicken (2007) muestran la distribución entre países de la
capacidad de producción de las principales automotrices. Puede verse claramente a partir de ellas
que las únicas empresas realmente globales, en el sentido de que tienen presencia en los tres
mercados fundamentales, son las japonesas. Ni las americanas ni las europeas tienen capacidad
instalada en Japón.
Otras diferencias significativas entre las estrategias competitivas de las automotrices de diferente
nacionalidad se presentan en cuanto la forma de aplicar y operar el sistema de producción
adelgazada o flexible. (Sturgeon, Van Biesebroek y Gereffi, 2008)
Las empresas japonesas, aunque con los matices que señala GERPISA, tienden a establecer
relaciones de confianza, de largo plazo con los proveedores. Para contrarrestar la mayor
capacidad de negociación que ello otorga a los mismos, tienden a mantenerlos cautivos.
Por su parte las empresas americanas quieren aplicar la lógica de la producción flexible en sus
relaciones con sus proveedores cuando se trata de que participen en el diseño de los
productos. Pero, al entrar en fase de producción, frecuentemente los sustituyen, de acuerdo
con la vieja lógica de búsqueda del mayor beneficio o menor costo a corto plazo, que
caracterizaba a la producción en masa.
Finalmente, las europeas han dedicado sus esfuerzos a impulsar sistemas de producción
modulares que reducen la necesidad de relaciones estrechas sobre la base de confianza, con
los proveedores.
Aprovechando los cambios impulsados por las automotrices en las cadenas globales de valor, los
proveedores de mayor tamaño desarrollan sus propias estrategias en busca de un
posicionamiento más sólido y redituable en dichas cadenas. Así, por ejemplo, algunos tratan de
desarrollar nuevos roles en las cadenas, como son los relativos a la integración y al abastecimiento
en gran escala de partes estandarizadas.
b. Configuración funcional de las cadenas de valor en la industria
automotriz
Hay tres formas de aproximarse a la configuración funcional de las cadenas de valor en la industria
automotriz.
La segunda se refiere a una parte de la cadena anterior y atiende a la forma como están
estructuradas las relaciones entre las ensambladoras y sus proveedores, por niveles. Esta
aproximación que es la usual en el medio de la propia industria en la actualidad, es un
resultado de la generalización del sistema de producción adelgazada.
La tercera atiende a los tipos de partes. Implica un concepto con respecto a la forma de
clasificar los distintos tipos de partes. Hace veinte o treinta años se utilizaba con este
propósito un criterio cuasi estadístico. Ahora se utiliza principalmente un criterio de sistemas,
que es el que empieza a prevalecer en la organización de las cadenas de suministro de las
automotrices.
En los tiempos de la producción en masa, una parte importante de las partes se generaba en las
propias plantas de ensamble. Además todo tipo de insumos y partes llegaban a dichas plantas para
su ensamble.
La producción flexible trae consigo una progresiva organización de la cadena de valor. Estas se
vuelven más jerárquicas, adoptan la forma de árboles de relaciones ramificadas. Las
ensambladoras tratan con los proveedores de primer nivel (en lo sucesivo FTS, por la sigla en
inglés), éstos, a su vez, con los proveedores de segundo nivel (en los sucesivo STS, por la sigla en
inglés), y así sucesivamente. La proveeduría de tercer o cuarto nivel corresponde en el caso más
frecuente a la morralla de los insumos generales, normalmente de bajo valor agregado.
La gráfica 1.1 15, tomada de Klier (1994), contrasta estas dos formas de organización o relación
entre las ensambladoras y sus proveedores en la producción en masa y en la adelgazada.
En las últimas dos décadas se ha producido un cambio en las relaciones entre las ensambladoras y
los proveedores y entre éstos que es el resultado de la progresiva reorganización de las cadenas
de suministro en función de un criterio sistémico. Este criterio sistémico no sólo atiende a la
funcionalidad de las partes en el producto, sino también a la lógica de un ensamble progresivo
hacia el producto final. Así al término de parte con el que inicialmente se designaba todo tipo de
piezas para los vehículos se pasó al término de componente, después al de módulo y después al de
subsistema.
La gráfica 1.1 16 tomada de Sturgeon y Florida (2000) ilustra esta evolución hacia una organización
de la cadena de suministro basada en el ensamble gradual y progresivo de las partes hacia el
ensamble final.
Hay dos lógicas en la identificación de los sistemas. Una de estas lógicas es la relativa a la
funcionalidad en el producto. Por ejemplo, motor y transmisión, dirección, … La otra lógica es la
relativa al proceso gradual de ensamble hacia el ensamble final. Así, por ejemplo, una empresa de
primer nivel puede especializarse en el ensamble de las puertas de un vehículo, con todos los
elementos interiores que comporta y con las combinaciones de colores que corresponden a
determinado lote en la línea de montaje de la ensambladora.
Los FTS están actualmente en una carrera por consolidar posiciones en estas cadenas de
suministro transformadas, ya sea en los distintos tipos de subensambles ya sea en la producción
de partes estandarizadas, utilizables en determinados plataformas de una misma automotriz o
incluso de varias.
Por su parte, las automotrices están en un proceso de selección de sus proveedores de primer
nivel. Menos FTS tienen ahora mayores responsabilidades en las cadenas de valor de las
automotrices. Éstas los presionan para que participen en el diseño de los módulos y subensambles
a la vez que requieren de ellos que tengan la capacidad para seguirlas en la instalación de nueva
capacidad de ensamble en escala mundial.
La gráfica 1.1 17 tomada de Dicken (2007) ilustra las perspectivas de evolución de las cadenas de
suministro automotrices en función de las tendencias antes delineadas.
En complemento, Asia opera como plataforma para la producción de partes automotrices no sólo
para Japón, 5 sino también para las empresas de los otros polos de la Tríada.
Diseño. Se concentra allí donde se ubican las oficinas centrales (los “headquarters”) de las
automotrices que lideran las cadenas. Si estas, a su vez, están aglomeradas geográficamente,
como es el caso de EEUU, en el Medio Oeste, se infiere que las actividades de diseño de distintas
cadenas automotrices también estarán aglomeradas. En el caso de las automotrices inmigradas,
las actividades de diseño tendientes a adecuar el producto global a las características de cada
mercado tenderán a aglomerarse también en las áreas de concentración de las oficinas centrales
de las automotrices nativas.
Ensamble. Las empresas automotrices establecen sus plantas de ensamble tomando como
referencia mercados específicos que pueden ser continentales, nacionales o incluso
subnacionales, en el caso de los países mayores, particularmente, de EEUU. El número de las
plantas de ensamble con relación a las áreas de mercado depende del tamaño de planta. A este
respecto, hay que señalar que se ha producido una reducción de dicho tamaño a lo largo de las
décadas. Las plantas norteamericanas de ensamble típicas de la producción en masa en la
postguerra tenían capacidades de un millón de vehículos al año. En la actualidad el tamaño
promedio de las plantas es de 200 mil vehículos al año y está disminuyendo. Esta reducción del
tamaño de las plantas va acompañada por una orientación hacia capacidades de ensamble más
flexibles o polifacéticas.
La ubicación de las plantas en la cercanía de los mercados no excluye que una parte de la
producción de vehículos en un continente sea objeto de exportación a otro, para complementar la
gama de productos que determinada empresa automotriz requiere ofrecer en los otros mercados
fundamentales de la Tríada. 6
Ubicación de los proveedores con respecto a las plantas de ensamble. Al respecto, se presentan
dos patrones típicos de localización:
5 De hecho Japón depende relativamente poco de la producción de partes en Asia para las
cadenas de valor orientadas a su propio mercado. En cambio, establece plantas de autopartes en
otros países asiáticos para abastecer los mercados de EEUU y de la UE.
6Nada más hay que pensar en los vehículos estacionados en los hubs portuarios globales para su
embarque o para su internación en los territorios continentales.
Los insumos voluminosos y/o pesados, que son, a la vez; específicos, a un modelo o, incluso, a
una programación determinada en la línea de montaje final tienden a ubicarse en la cercanía
inmediata de las plantas ensambladoras, una tendencia a la que se alude en la literatura
especializada como “follow investment”.
Los insumos estandarizados pueden producirse a mayor distancia y abastecer a varias plantas
del mismo proveedor o de distintos proveedores, lo cual les permite el logro de economías de
escala. Al evaluar la distancia posible, las empresas de autopartes toman en cuenta que
cuanto mayor la distancia, mayor será también el riesgo de interrupción de suministros en
condiciones de cero inventarios o de inventarios reducidos. Hay indicios de que este tipo de
integración territorial se da como máximo en escala continental, no global o intercontinental.
En efecto, a medida que están situados más lejos de la planta de ensamble, los tiempos de
respuesta de los proveedores son mayores, sobre todo con los tiempos de transporte
marítimo intercontinental. Eso introduce una mayor rigidez en la programación de la cadena
de suministros y de las operaciones de montaje.
La segunda tendencia de localización, sólo puede dar lugar a un patrón de localización con
concentración extrema, en la escala global, tal como se da en la electrónica, en los casos menos
frecuentes de partes totalmente estandarizadas y utilizables en las cadenas de valor lideradas por
múltiples automotrices.
La consecuencia de todo lo anterior es que la organización territorial de las cadenas de valor tiene
una marcada tendencia a la formación de sistemas regionales o continentales de producción.
7 Nótese que se trata de un concepto de parque industrial muy diferente con respecto al que
estamos acostumbrados en México, como una operación inmobiliaria en busca y a la expectativa
de una atracción indiferenciada y anónima de empresas.
Esta área fundamental de la producción automotriz norteamericana se complementó a partir de
1965 con las áreas adyacentes pertenecientes a Canadá. A partir de esos años, “las Tres Grandes”
buscaron también establecer plantas en la proximidad de las grandes concentraciones regionales
de mercado, en la costa oeste, tanto como en la costa este.
A partir de los años de 1970, cuando los automóviles japoneses se volvieron más atractivos y
competitivos, se dispararon las importaciones de vehículos producidos en Japón al mercado
norteamericano. También crecieron, aunque en menor grado las importaciones de vehículos
europeos. La crisis del petróleo y la elevación del costo de producción y de operación del vehículo
típico americano contribuyeron también a la penetración de los productos japoneses y europeos,
que descolocaron progresivamente a “las Tres Grandes”.
La gráfica 1.1 18, tomada de Klier (2009), presenta un listado de 10 empresas extranjeras,
predominantemente japonesas ordenadas según el primer año de producción en territorio
norteamericano.
La gráfica 1.1 19, tomada de Klier (1994), muestra el número de plantas de empresas foráneas,
establecidas en EEUU entre 1981 y 1991. Este número llega a un pico en 1988, para decrecer
posteriormente, al cubrirse el potencial de penetración de estas empresas en el mercado
norteamericano.
En forma sistemática, las automotrices japonesas evitaron ubicar sus plantas de ensamble en la
zona núcleo original de la industria automotriz norteamericana. De hecho, la mayor parte de las
plantas se ubicó en la periferia inmediata de dicha región, ya sea en la región Sureste de los EEUU.
En alguna medida, las empresas japonesas ubicaron plantas de ensamble en México para la
exportación a EEUU, pero esto de importancia menor con respecto a la inversión total que
realizaron en América del Norte. Lo anterior se explica a la luz de las consideraciones políticas
antes referidas, es decir, de la sensibilidad política frente a la invasión de su mercado, por parte de
los grupos de interés norteamericanos.
En otros términos, en reacción a la competencia las tres grandes reaccionaron buscando sobre
todo menores costos de producción.
Ello no impidió que perdieran de manera paulatina primero y, después, en forma cada vez más
pronunciada, participación en su mercado de origen. Según la gráfica 1.1 20, tomada de Klier
(2009), esta participación que era de más de 90 % a principios de los años cincuenta, cayó a menos
de 50 % en 2008.
La configuración territorial del conjunto de la industria en América del Norte se explica por los
patrones de localización descritos de manera genérica en el apartado anterior.
Thomas Klier un experto en la industria, con base en el Banco de Chicago de la Reserva Federal, ha
hecho numerosos estudios empíricos relativos a la localización de las plantas de ensamble y de
autopartes, tanto americanas como extranjeras, desde 1990 hasta la actualidad.
México tiene en definitiva un papel mucho más acotado en el sistema de producción automotriz
de América del Norte de lo que había sido anticipado a principios de los años noventa, en lo que
respecta a la ubicación de plantas de ensamble. Ello se debe al menos a dos factores.
Por una parte, la preferencia de las automotrices japonesas por ubicaciones en EEUU, por
razones políticas, a pesar de la oportunidad que les abrió el TLC de aprovechar los menores
costos de producción de México.
Por la otra, al hecho de que un crecimiento económico mucho menor a lo esperado en
México, a partir de mediados de los años noventa hizo que nuestro país perdiera su papel de
mercado emergente para quedarse tan sólo con el de plataforma de producción de bajo
costo. En cierto sentido, el propio TLCAN redujo el incentivo para que las empresas
automotrices se ubiquen en México en la medida en que pueden abastecer su mercado sin
restricciones desde EEUU.
En cambio, nuestro país tiene un papel mucho mayor a lo esperado en la producción de partes
para el sistema continental, tal como se desprende de la gráfica 1.1 25, tomada de Sturgeon,
Biesebroek y Gereffi (2007). Las exportaciones de partes de México a EEUU crecieron a una tasa
anual de 9 % entre 1990 y 2005. Ocupa ahora el primer lugar, habiendo desplazado a Canadá
desde principios de los noventa.
Es probable que la relocalización de las ensambladoras desde el Medio Oeste hacia el sureste de
los EEUU haya repercutido en una mayor competitividad de varias regiones de México frente a
Canadá, para la localización de las plantas de autopartes.
Bowersox, Donald (1991) “The Strategic Benefits of Logistics Alliances”. In Cynthia Montgomery, y
Michael Porter (eds.) Strategy, Seeking and Securing Competitive Advantage. Harvard Business
Review, Boston.
Dicken, Charles (2007) Global Shifts. Mapping the Changing Contours of the World Economy. 5th
Edition. The Guilford Press. New York.
Freyssenet, Michel (2007) The 15 years of GERPISA international network. Initial ambition, results,
organization and approach. What have we learned? 15th GERPISA International Colloquium, Paris,
22-24 june.
Klier, Thomas (1993) "Lean manufacturing: understanding a new manufacturing system," Chicago
Fed Letter, Federal Reserve Bank of Chicago, issue Mar.
Klier, Thomas (1994) "The impact of lean manufacturing on sourcing relationships," Economic
Perspectives, Federal Reserve Bank of Chicago, issue Jul, pages 8-18.
Klier, Thomas (1995) "The geography of lean manufacturing: recent evidence from the U.S. auto
industry," Economic Perspectives, Federal Reserve Bank of Chicago, issue Nov, pages 2-16.
Klier, Thomas (1998) "Geographic concentration in U.S. manufacturing: evidence from the U.S.
auto supplier industry," Working Paper Series WP-98-17, Federal Reserve Bank of Chicago.
Klier, Thomas (1999) "Agglomeration in the U.S. auto supplier industry," Economic Perspectives,
Federal Reserve Bank of Chicago, issue Q I, pages 18-34.
Klier, Thomas (2005) "Determinants of supplier plant location: evidence from the auto industry,"
Economic Perspectives, Federal Reserve Bank of Chicago, issue Q III, pages 2-15.
Klier, Thomas (2009) "From tail fins to hybrids: How Detroit lost its dominance of the U.S. auto
market," Economic Perspectives, Federal Reserve Bank of Chicago, issue Q II, pages 2-17.
Klier, Thomas and Daniel McMillen (2006) "Evolving agglomeration in the U.S. auto supplier
industry," Working Paper Series WP-06-20, Federal Reserve Bank of Chicago.
Klier, Thomas and Daniel McMillen (2006) "The geographic evolution of the U.S. auto industry,"
Economic Perspectives, Federal Reserve Bank of Chicago, issue Q II, pages 7-13.
Klier, Thomas and James Rubenstein (2006) "The supplier industry in transition - the new
geography of auto production," Chicago Fed Letter, Federal Reserve Bank of Chicago, issue Aug.
Klier, Thomas and James Rubenstein (2006) "The U.S. auto supplier industry in transition," Chicago
Fed Letter, Federal Reserve Bank of Chicago, issue May.
Klier, Thomas and James Rubenstein (2008) "Who really made your car?," Chicago Fed Letter,
Federal Reserve Bank of Chicago, issue Oct.
Klier, Thomas, Paul Ma and Daniel McMillen (2004) "Comparing location decisions of domestic and
foreign auto supplier plants," Working Paper Series WP-04-27, Federal Reserve Bank of Chicago.
Lara Rivero, Arturo, Alejandro García Garnica y Gerardo Trujano (2004) “El cluster automotriz en el
Estado de México: Retos y oportunidades.” En Región y Sociedad / Vol. XVI / No. 31.2004. El
Colegio de Sonora.
Mortimer, Michael and Faustino Barron (2005) Informe sobre la industria automotriz mexicana.
Serie Desarrollo Productivo No. 162. CEPAL. Santiago de Chile.
Ochoa Valladolid, Karen (2005) “La industria automotriz de México: las expectativas de
competitividad del sector de autopartes”. En México y la Cuenca del Caribe, Vol. 8, núm. 26 /
septiembre-diciembre. México.
Prahalad C.K. y Gary Hamel, (1991) “The Core Competence of the Corporation”, In Cynthia
Montgomery, y Michael Porter (eds.) Strategy, Seeking and Securing Competitive Advantage.
Harvard Business Review, Boston.
Secretaría de Desarrollo Económico, Gobierno de San Luis Potosí (2009) Industria automotriz y de
Autopartes del Estado de San Luis Potosí.
Stalk, George (1991) “Time – The Next Source of Competitive Advantage”. In Cynthia Montgomery,
y Michael Porter (eds.) Strategy, Seeking and Securing Competitive Advantage. Harvard Business
Review, Boston.
Sturgeon, Timothy and Richard Florida (2000) Globalization and Jobs in the Automotive Industry.
Working Paper Series. Industrial Performance Center. Massachussetts Institute of Technology.
Sturgeon, Timothy, Johannes Van Biesebroeck and Gary Gereffi (2007) Prospects for Canada in the
NAFTA Automotive Industry: A Global Value Chain Analysis. Paper prepared for Industry Canada.
Sturgeon, Timothy, Johannes Van Biesebroeck and Gary Gereffi (2008) Value chains, Networks and
Clusters: Reframing the Global Automotive Industry. MIT IPC Working Paper 08-002 Industrial
Performance Center, Massachussetts Institute of Technology (MIT).
Sturgeon, Timothy, Olga Memedovic, Johannes Van Biesebroeck, Gary Gereffi (2009)
“Globalization of the automotive industry: main features and trends”. Int. J. Technological
Learning, Innovation and Development, Vol. 2, Nos. 1/2, pp. 7-24.
Unger, Kurt y Roberto Chico (2004) “La industria automotriz en tres regiones de México: un
análisis de clusters.” En El Trimestre Económico, LXXI (4) (2004), No 284 (octubre-diciembre).
Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE). Fondo de Cultura Económica. México.
Veloso, Francisco (2000) The automotive supply chain organization: Global trends and
perspectives. Working paper. Massachussetts Institute of Technology (MIT). Cambridge.
Vicencio Miranda, Arturo (2007) “La industria automotriz en México. Antecedentes, situación
actual y perspectivas”. En Contaduría y Administración, enero-abril, Núm. 221. UNAM.
Womack, James P. (1991) “Integración del sector automotriz en América del Norte. Lógica y
Consecuencias”, en México ante el Libre Comercio con América del Norte, El Colegio de México y
Universidad Tecnológica de México, México.
Womack, James P. et al. (1992) La máquina que cambió el mundo, McGraw-Hill, México.