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TEMA BASILEA I , BASILEA II Y BASILEA III

BASILEA I
Los conocidos como Acuerdos de Basilea consisten en recomendaciones sobre la
legislación y regulación bancaria, emitidos por el Comité de Supervisión Bancaria de
Basilea, compuesto por los gobernadores de los bancos centrales de las principales
economías del mundo, y que luego pueden ser o no trasladados a la normativa de cada
Estado o zona económica común.

Como se mencionó, la finalidad del acuerdo Basilea 1, actualmente en vigor, era


conseguir que la banca internacional operara con un nivel de capital adecuado a los
riesgos asumidos, asegurando un mínimo nivel de solvencia, y la aplicación de
una normativa similar a entidades de distintos países que operaban en los mismos
mercados, igualando el terreno de juego competitivo.

Diez años después dicho comité inició una profunda revisión de ese acuerdo, dando
lugar a un largo y complejo proceso, que culminará con un nuevo acuerdo,
denominado, consecuentemente, Basilea Así, a los dos objetivos que inspiraron el
Basilea 1 (suficiencia de capital e igualdad del terreno de juego competitivo), se
añaden los siguientes en el nuevo acuerdo:

Alcanzar una mayor sensibilidad al riesgo. Para ello, se incorporan algunas de


las metodologías que utilizan las entidades para llevar a cabo su propia gestión
de riesgo.

Alejarse del esquema único, ofreciendo un “menú” de enfoques progresivamente

complejos que puedan adaptarse a los distintos grados de sofisticación de las


entidades.

Fomentar la aplicación de las mejores prácticas en la industria, desarrollando un

sistema de incentivos, de forma que los esquemas más simples conlleven


mayores requerimientos de capital que los más avanzados.

Además, el comité se plantea como objetivo o restricción para el calibrado del


nuevo acuerdo lo que ha venido a llamarse “principio de neutralidad del capital”.

Esto es, para el agregado del sistema, los requerimientos de capital que resulten de la
aplicación del nuevo acuerdo (tomando el sistema están revisado para la medición
del riesgo de crédito, e incorporando, junto con los requerimientos por riesgo de
mercado, los nuevos requerimientos por riesgo operativo) no deben ser superiores
ni inferiores a los niveles de capital requeridos con el acuerdo actual.

Basilea I En diciembre de 1974, el Comité de Basilea, compuesto por los gobernadores


de los bancos centrales del G-10, donde se publicó el primero de los Acuerdos de
Basilea, un conjunto de recomendaciones alrededor de una idea principal: Se trataba de
un conjunto de recomendaciones para establecer un capital mínimo que debía tener una
entidad bancaria en función de los riesgos que afrontaba.

El acuerdo establecía una definición de "capital regulatorio" compuesto por elementos


que se agrupan en 2 categorías si cumplen ciertos requisitos de permanencia, de
capacidad de absorción de pérdidas y de protección ante quiebra. Este capital debe ser
suficiente para hacer frente a los riesgos de crédito, mercado y tipo de cambio. Cada
uno de estos riesgos se medía con unos criterios aproximados y sencillos.

Este acuerdo era una recomendación: cada uno de los países signatarios, así como
cualquier otro país, quedaba libre de incorporarlo en su ordenamiento regulatorio con
las modificaciones que considerase oportunas.

Entró en vigor en más de cien países.

II. BASILEA

Basilea II solo se fija un requerimiento de capital regulatorio como se incluye una


serie de normas que fijan la proporción que debe haber entre los elementos que
forman el capital regulatorio, en la práctica esto hace mejorando la calidad y el nivel del
capital y la captura de riesgos, sino que introduce también nuevas medidas, como los
colchones de capital, la ratio de apalancamiento y las ratios de liquidez. Esta nueva
regulación fortalece la solvencia de las entidades y las sitúa en mejores condiciones para
resistir crisis futuras.

Para la cuantificación de los requisitos de capital. Este método, basado en modelos de


las entidades supervisados por el regulador, ha permitido fuertes disparidades en
activos ponderados por riesgo para bancos con modelos de negocio similares,
acentuando por tanto la posibilidad de divergencias entre el riesgo realmente asumido y
el reportado regulatoriamente

En 1988, el Comité de Basilea, hizo público el primero de los Acuerdos de Basilea, que
no era más que un conjunto de recomendaciones, con un objetivo común: fijar un límite
para el valor de los créditos que puede conceder una entidad bancaria en función de su
capital propio. Esas recomendaciones limitaron la capacidad de apalancamiento de las
entidades bancarias en 12,5 veces el valor de los recursos propios de la entidad.

Ya hemos comentado que quedaba a elección de cada país la incorporación de estas


recomendaciones al ordenamiento jurídico nacional, pero, finalmente, entró en vigor en
más de cien países.

Basilea 2, con la finalidad de abordar las crecientes deficiencias del acuerdo


anterior.

En efecto, en esos diez años se han producido cambios muy relevantes en


el funcionamiento de la banca y de los mercados financieros, haciendo que el acuerdo
de 1988 quedara en alguna medida obsoleto. La principal razón de esa
obsolescencia es que la medición de los riesgos que tenían que cubrirse con
capital era excesivamente simplista, careciendo de la sofisticación creciente de los
métodos desarrollados por las propias entidades.

Basilea II es el segundo de los Acuerdos de Basilea. Dichos acuerdos consisten en


recomendaciones sobre la legislación y regulación bancaria y son emitidos por el
Comité de supervisión bancaria de Basilea. El propósito de Basilea II, publicado
inicialmente en junio de 2004, es la creación de un estándar internacional que sirva de
referencia a los reguladores bancarios, con objeto de establecer los requerimientos de
capital necesarios para asegurar la protección de las entidades frente a los riesgos
financieros y operativos.

III. BASILEA

Basilea III añade unos nuevos requerimientos de liquidez, que tendrán también un
impacto relevante en las entidades. Por ello, el GHOS en su reunión de septiembre de
2010, acordó establecer un período transitorio lo suficientemente amplio durante el cual
las medidas se implanten gradualmente. El objetivo es asegurar que las entidades vayan
paulatinamente aumentando su capital, mientras continúan realizando su función de
intermediación financiera y concediendo crédito a la economía.

supone una reforma sustancial de la regulación bancaria, ya que no solo modifica las
medidas recogidas en Basilea

Sin embargo, ese límite fijado en Basilea I no tenía en cuenta la capacidad de


devolución del prestatario, es decir, el límite de crédito a conceder, de 12,5 veces los
recursos propios de cada entidad, era el mismo si se prestaba a personas o entidades de
gran solvencia que a otros con mayor riesgo de recuperación de la inversión. En
definitiva, no se tenía en cuenta el riesgo de crédito.

Para solventar este inconveniente, en 2004, el Comité de Basilea volvió a proponer un


nuevo conjunto de recomendaciones, basadas en los llamados tres pilares de Basilea II.

1. Pilar I: los requisitos mínimos de capital

En este punto, y a diferencia de Basilea I, se tiene en cuenta la calidad crediticia de los


prestatarios y, adicionalmente al riesgo de crédito, tiene en cuenta los riesgos de
mercado y operacional.
El riesgo de crédito se calcula a través de tres componentes fundamentales:

— PD, o probabilidad de incumplimiento

— LGD, o pérdida en el momento de incumplimiento

— EAD, o exposición en el momento del incumplimiento

Como las entidades financieras cuentan con diferentes niveles de sofisticación, el


acuerdo propone distintos métodos para el cálculo del riesgo crediticio.

En el método estándar, la PD y la LGD se calculan implícitamente a través de las


calificaciones de riesgo crediticio publicadas por empresas especializadas, las agencias
de calificación. En cambio, los bancos más sofisticados pueden optar por el método
avanzado, que les permite utilizar sus propios mecanismos de evaluación del riesgo y
realizar sus propias estimaciones.

La nueva normativa establece una nueva medida, el RWA, que se fija, no en la media,
sino en un cuantil elevado de la distribución de pérdida estimada a través de una
aproximación basada en la distribución normal. El riesgo de crédito se cuantifica
entonces como la suma de los RWA correspondientes a cada una de las exposiciones
que conforman el activo de la entidad.

En resumen, las características más importantes son:

— Se determinan los requerimientos mínimos, más vinculados a los riesgos


subyacentes (crédito, mercado y operacional).

— Bajo ciertas condiciones: uso de los propios modelos.

— Incentivos económicos a mejorar dichos modelos.

2. Pilar II: el proceso de supervisión de la gestión de los fondos propios


Las entidades que en cada país desarrollan la labor de supervisión de las entidades
financieras (en el caso de España, el Banco de España) tienen la capacidad para
incrementar, según sus criterios, el nivel de solvencia de estas entidades, son las
encargadas de validar los métodos empleados en el cálculo de las variables
contempladas en el Pilar I, quedando las entidades obligadas a almacenar esos datos
durante, al menos, cinco años.

Resumiendo, el Pilar II aporta:

— Las entidades son responsables de mantener suficiente capital en función de los


riesgos.

— Los supervisores han de revisar los cálculos, contemplar los riesgos no


considerados en el Pilar I y determinar el nivel de solvencia de la entidad.

— Incentiva un diálogo más rico y a que las entidades sean más cuidadosas.

3. Pilar III: la disciplina de mercado

El acuerdo también establece normas de transparencia y define la información acerca de


su posición crediticia y nivel de riesgo a los mercados financieros, con los objetivos de:

1) Generalizar las buenas prácticas bancarias y su homogeneización internacional.

2) Conciliar los puntos de vista financiero, contable y de la gestión del riesgo sobre la
base de la información acumulada por las entidades.

3) Conseguir la transparencia financiera a través de la homogeneización de los


informes de riesgo publicados por los bancos.

IV. CONCLUSIONES

En 1999, el Comité de Basilea realizó una primera propuesta para introducir un nuevo
acuerdo sobre adecuación del capital que sustituyera al de 1988, que fue revisada
sucesivamente en enero de 2001 y en abril de 2003. El nuevo Acuerdo está basado en
tres pilares que permitirán a los bancos —y a sus supervisores— evaluar mejor los
riesgos a los que se enfrentan en su actividad:

— Fijación de unos requerimientos de capital mínimo, en donde se permiten distintas


opciones de distinta complejidad, que se adecuan a las características y circunstancias
de cada entidad.

— Proceso desarrollado por la entidad para determinar la adecuación de su capital a


los riesgos asumidos y revisión por el supervisor de dicho proceso y medidas
prudenciales de los supervisores.

— Transparencia en la información facilitada al mercado para que éste pueda ejercer


su función de disciplina.

Basilea II pretende alinear el cálculo de los requerimientos de capital de los bancos


con las mejores y más avanzadas prácticas de gestión de los riesgos y de esta forma
contribuir a una mayor estabilidad del sistema financiero internacional.

Basilea III

Los Acuerdos de Basilea III (Basilea III) se refieren a un conjunto de propuestas de


reforma de la regulación bancaria, publicadas a partir del 16 de diciembre de 2010.1 2

Basilea III es parte de una serie de iniciativas, promovidas por el Foro de Estabilidad
Financiera (FSB, Financial Stability Board por sus siglas en inglés) y el G-20, para
fortalecer el sistema financiero tras la crisis de las hipotecas subprime. Se trata de la
primera revisión de Basilea II (CRD II) y se llevó a cabo a lo largo de 2009, entrando en
ejecución a partir del 31 de diciembre de 2010.

Dentro del marco de la Unión Europea, los acuerdos de Basilea III se transponen
jurídicamente en las normas de la Directiva 2013/36/UE (CRD IV) y el Reglamento UE
nº 575/2013 (CRR) de requisitos de capital.

http://www.bde.es/f/webbde/Secciones/Publicaciones/InformesBoletinesRevistas/Revist
aEstabilidadFinanciera/10/Nov/Fic/ref0119.pdf

http://www.bccr.fi.cr/publicaciones/politica_cambiaria_sector_externo/DM-425-
03_Nuevo_acuerdo_capital_Basilea.pdf

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