Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Cuando una persona se enamora, se activan en su cerebro doce áreas que actúan como una
sola segregando toda una serie de fabulosas sustancias químicas: dopamina, oxitocina,
adranalina… pequeños elixires capaces de producirnos esa conocida sensación de euforia, de
pasión, de atracción… un conglomerado mágico donde se activa también el núcleo caudado y
el putamen, asociados a la motivación y la recompensa, consiguiendo que caigamos en ese
remolino de sensaciones tan características:
• Continuos pensamientos con la otra persona, de tal modo que no podemos concentrarnos ni
centrarnos en nuestra cotidianidad.
El estar enamorados nos aporta además toda una serie de beneficios, una inyección
bioquímica cerebral donde nuestras funciones cognitivas se afinan un poco más, mejorando
nuestra motivación, nuestro autoconcepto, la imagen que tenemos de nosotros mismos y
nuestra autoestima tiende a reforzarse en vista de que nos sentimos admirados y deseados,
nos hacemos una representación mental de nosotros mismos y del ser humano idealizándonos
de tal modo que cualquier aspecto, cualquier detalle adquiere de pronto una luz especial.
Son instantes en que nos sentimos bien con nosotros mismos al vernos reflejados en los ojos
del otro…
Los científicos afirman además que el amor refuerza nuestra memoria a largo plazo, todas esas
emociones tan intensas provocan que las imágenes mentales se asienten con mucha más
fuerza.
Los especialistas nos comentan además que el enamoramiento se inicia con una atracción
personal, y más tarde esta emoción se vuelve más intensa si sospechamos que puede haber
reciprocidad ante nuestros sentimientos. El enamoramiento se inicia pues en la corteza
cerebral, para después, pasar al sistema endocrino para activar todo un torrente de
neurotransmisores que nos van a provocar todo un carrusel de emociones y sensaciones.
Puede que de algún modo resulte triste pensar que todas estas sensaciones sean en esencia,
una reacción bioquímica donde el elemento más esencial es la feniletilamina, pero dejando a
un lado este aceite que engrasa nuestro cerebro, somos nosotros y nuestra conciencia el
verdadero motor que busca y decide, nosotros quienes establecemos ese juego de miradas y
seducciones, de palabras e imaginación… el amor es quizá la dimensión más compleja y
fantástica del ser humano, en ella se alojan penas y felicidades, se trata de un tesoro que todo
el mundo busca para experimentar alguna vez en su vida: poetas, escritores, mecánicos,
pobres y ricos… el amor es algo tan incomprensible como universal.