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Ensayo

Nombre: Paulina Rivera Solís Matrícula: al02864819


Nombre del curso: Lectura y Nombre del profesor: ANA CECILIA
redacción. RODRIGUEZ MUNIZ.
Módulo: Módulo 3. Producción de Actividad: Actividad 14. Redactemos
ensayos. un ensayo académico.
Fecha: 09/11/2017
Bibliografía: García, M. (2017). Eutanasia, nulo debate en el país que celebra
la muerte. Milenio. Recuperado de: http://www.milenio.com/salud/eutanasia-
mexico-coloquio_internacional-muerte_digna_0_1061293866.html
López, C. (2017). Rebelión en la sanidad belga: la eutanasia por sufrimiento
psicológico mata gente «sin necesidad». Religión en libertad. Recuperado de:
https://www.religionenlibertad.com/rebelion-sanidad-belga-eutanasia-por-
sufrimiento-psicologico-mata-60342.htm
Mañón, G. (2016). La eutanasia: derecho a la muerte digna. Hechos y
derechos. Recuperado de:
https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/hechos-y-
derechos/article/view/10702/12860
Ensayo

La deseada aceptación de la eutanasia

Introducción:
La eutanasia es la acción que acelera la muerte de un paciente con su consentimiento,
con la intención y beneficio de evitar un gran sufrimiento y dolor. Es algo que ha estado
en debate por mucho tiempo sobre si es correcto o no, como un conflicto entre el
derecho a la vida y el derecho a la libre decisión, si la vida es un bien y la muerte es un
mal y un sin fin de cuestionamientos.

Lo que se quiere dar a conocer en este ensayo es que es mejor morir y no sufrir siempre
y cuando el enfermo lo solicite con toda la seguridad. La enfermedad terminal produce
tales sufrimientos que te hace depender de otros y que la vida pierda calidad y
significado. Su aprobación no depende de argumentos como "cada uno tiene derecho
sobre su vida, y por tanto, puede decidir si terminarla o no", si lo están pidiendo no es
en forma de suicidio cualquiera si no por algo más grave que eso.

La eutanasia es el medio por el cual un paciente con alguna enfermedad terminal que
está pasando por un sufrimiento insoportable, pueda morir con dignidad y tranquilidad
sin tener que prolongar más un sufrimiento inútil que solo termina por degradar su
condición física, moral y espiritual. Representa un camino seguro hacia la muerte para
el paciente, muchas veces es solo el paciente el que debe decidir cómo quiere ser tratado
en un padecimiento insoportable y si lo desea poder elegir la alternativa de la eutanasia
como medio seguro de liberación.

La legalización para su práctica está basada en la petición voluntaria del paciente y la


correcta asistencia a los enfermos terminales implica que se recurra a éste método sólo
cuando es rigurosamente necesario, y para ello antes que nada se debe asegurar el
consentimiento del paciente, sus familiares y sobre todo del médico. Se puede decir que
cualquier persona que esté atravesando por alguna enfermedad terminal tiene derecho a
elegir lo que más le convenga, y a hacer uso de su autonomía para ejercer control sobre
su vida y su bienestar ya que desde que nace una persona tiene libre albedrío para
decidir lo mejor para ella misma, y esto debe existir hasta la última etapa de la vida.
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Nadie puede violar este derecho ya que le pertenece a cada persona evaluar qué es lo
mejor para sí mismo.

Desarrollo
De acuerdo al Dr. Montero (2014) dice que las consecuencias en cuanto a una
legislación de la eutanasia serían principalmente positivas ya que existiría la ventaja de
la claridad que le pondría fin a la hipocresía de la situación actual de tolerancia de
distintos medios. Con esto, la eutanasia abandonaría su carácter clandestino en los
países donde no está permitida y así una ley a favor del uso de la eutanasia permitiría
acabar con los prejuicios que existen sobre esta como los que afirman que la eutanasia
solo trata de acabar con una vida por no considerarla lo suficientemente digna para
merecerla vivir.

Es necesario saber las formas en que se puede hacer la eutanasia, esto según Mañón
(2016):
1. Eutanasia voluntaria (manifestación explícita del paciente de su deseo de morir).
2. Eutanasia involuntaria (falta de la manifestación explícita del deseo de morir por
parte del paciente).
3. Eutanasia activa (provocar la muerte por el agente).
4. Eutanasia pasiva (dejar morir al paciente).

Entre la activa y pasiva existe la duda sobre si representan una diferencia entre estos
porque en ambas se encuentra la misma intención de acabar con una vida, sea por
acción o por omisión deliberada. En la primera se provoca directamente la muerte, en la
segunda no se hace nada para mantener con vida a la persona (aunque la intención es la
misma). Ahora, hablando sobre las primeras dos surge la pregunta sobre si es posible
respetar la voluntad de una persona en toda situación. Esto genera la pregunta, ¿cuándo
se sabe que llegó el momento de respetar la voluntad de muerte de una persona? Podría
ser cuando la medicina ya no puede hacer más por la vida del paciente, cuando el dolor
y el sufrimiento es insoportable e incurable, cuando el cerebro ya no está nada sano o
cuando los resultados del tratamiento médico alargan inútilmente la vida del paciente,
puesto que la muerte del paciente se presentará poco tiempo más tarde. Claro que para
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esto hay que estar muy seguro y no solo basarse de suposiciones porque ha habido casos
de gente a punto de morir de disparos, de accidentes graves, de enfermedades fuertes
como el cáncer, y de muchas otras cosas pero sin embargo se curan por algo
inexplicable y no se sabe cómo un cuerpo aguanto tanto dolor.

Regresando al tema, en la eutanasia involuntaria siempre faltará una responsabilidad de


terceros. Si bien es cierto que la eutanasia pasiva se lleva a cabo muchas veces por
razones económicas (cuando los costos de manutención hospitalaria son insolventables
por los parientes o el mismo Estado), resulta imposible, desde el punto de vista legal y
moral, justificar la eutanasia pasiva e involuntaria, a no ser que se esgrima un
humanismo incompatible con cualquier tipo de dolor o sufrimiento inútil y que, por esta
razón, anule el valor o dignidad de la vida.

Deberían responderse sobre si se tiene derecho sobre la propia vida, en el sentido de


decidir cuándo se debe finalizar ésta. Algunos pensarán que sólo Dios puede disponer
sobre ella lo que deja la duda del significado de “mi propia vida” y “mi responsabilidad
sobre la misma”. Si cada cual no tiene derecho a su vida, sino sólo Dios, entonces la
expresión “mi vida” es inexacta y “mi responsabilidad sobre ella” reducida. Si hay una
auténtica exigencia de ofrecer razones a favor o en contra de la eutanasia, y, por ello, el
planteamiento ocurre fuera del contexto religioso, entonces es necesario aclarar en qué
sentido “mi vida” es mía.

Claro que si se tiene religión es bueno poner tus creencias de primero y no angustiarse
sobre si está cometiendo pecado al considerar la eutanasia como opción ya que cada
persona se dará cuenta por si sola si ya es completamente necesaria.

Existen 4 opciones para interpretar la vida:


1. ¿La vida en el sentido de propiedad privada (como poseer un auto, una casa,
etcétera)?
2. ¿La vida en el sentido de que a nadie más le incumbe lo que ocurre con ella, a
excepción del individuo mismo?
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3. ¿La vida en el sentido de actuar libremente como se define libertad en el artículo


sexto de la declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1793,
permitiendo hacer todo aquello que no afecte a terceros?
4. ¿La vida en el sentido de tener capacidad de decidir sobre ella a discreción, porque
vida y libertad son valores simétricos, donde el derecho a la vida no está sobre el
derecho a la libertad?

Otra pregunta que se genera es: ¿Es la muerte siempre un mal? (Mañón, 2016), se puede
responder que la muerte es un mal sólo si se toma a la vida siempre como un bien, o
como un valor absoluto. Una vez más: ¿Con qué fundamento se hace la afirmación “la
vida humana es un bien o un valor absoluto”? (con vida humana se le quiere distinguir
de la de animales y plantas). Primero, la afirmación teológica “La vida es un bien y
tiene un valor absoluto” admite que la vida tiene un fin cuando es feliz, lograda, exitosa,
digna, honesta, productiva, saludable, etc. Pero entonces, sólo respecto al fin se puede
sentenciar que sea o no valiosa y también que tenga sentido elegir la muerte cuando ésta
carezca de valor o se aleje irremediablemente de su fin.

“Quien se ha convencido de esto, quien termina su vida, ya sea voluntariamente a


través de la abstención de recibir alimentos o es puesto a dormir y encuentra salvación
sin darse cuenta de la muerte. Contra su voluntad no se debe matar a nadie, se le debe
prestar cuidados igual que a cualquier otro” (Bacon, 1620). Esto dicho por el filósofo
inglés defiende el hecho de que el deseo del enfermo es un requisito decisivo de la
eutanasia activa porque la eutanasia no puede tener lugar contra la voluntad del enfermo
o sin aclaración.

La eutanasia no es algo nuevo: está ligada al desarrollo de la medicina moderna, el solo


hecho de que el ser humano esté gravemente enfermo ha hecho que en distintas
sociedades la cuestión quede planteada. La eutanasia es un problema persistente en la
historia de la humanidad en el que se enfrentan ideas diferentes.

La eutanasia no planteaba problemas morales en la antigua Grecia: la concepción de la


vida era diferente. Una mala vida no era digna de ser vivida. Hipócrates representó una
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gran excepción: prohibió a los médicos la eutanasia activa y la ayuda para cometer
suicidio.

Durante la Edad Media se produjeron cambios frente a la muerte y al acto de morir. La


eutanasia, el suicidio y el aborto bajo la idea de creencias religiosas cristianas son
considerados un pecado puesto que la persona no puede disponer libremente sobre la
vida que le fue dada por Dios.

El arte de la muerte en la cristiandad medieval, es parte del arte de la vida el que


entiende la vida, también debe conocer la muerte. La muerte repentina se consideraba
como una muerte mala porque decían que se quiere estar plenamente consciente para
despedirse de familiares y amigos y poder presentarse en el más allá con un claro
conocimiento del fin de su vida aunque con la llegada de las ideas modernas se rompe
el pensamiento antiguo y la perspectiva cristiana deja de ser la única por lo que se
conocen y se discuten las ideas de la Antigüedad clásica.

La salud puede ser alcanzada con el apoyo de la técnica, de las ciencias y de la


medicina. Desde siempre, los médicos han participado en la toma de decisiones sobre el
fin de la vida y actualmente es común suspender o no instaurar tratamientos en
determinados casos, aunque ello lleve a la muerte del paciente. Sin embargo, a veces los
médicos deciden si el paciente debe morir o no y provocan su muerte, rápida y sin dolor.
Es lo que se conoce como limitación del esfuerzo terapéutico, limitación de tratamientos
o eutanasia agresiva.

Normalmente la eutanasia se lleva acabo con el conocimiento y anuencia de los


familiares y médicos del paciente. El respeto a la autonomía de la persona y los
derechos de los pacientes son cada vez más ponderados en la toma de decisiones
médicas. La introducción del consentimiento informado en la relación médico-paciente,
y para estas situaciones, la elaboración de un documento de voluntades anticipadas sería
una buena manera de regular las actuaciones médicas frente a situaciones donde la
persona pierda total su autonomía para decidir, en el momento, sobre las actuaciones
médicas pertinentes a su estado de salud.
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El Senado mexicano ha aprobado una reforma de ley que permite que los enfermos
terminales puedan solicitar legalmente la eutanasia pasiva, una modificación que había
sido aprobada ya en abril pero a la que la Cámara de Diputados introdujo cambios
relativos a los médicos que atienden a estos pacientes. En su primera versión, la ley
incluía una cláusula de conciencia que permitía a los médicos negarse a aplicar la
eutanasia pasiva. Con la última reforma introducida por los senadores, los médicos que
se rehúsan a atender a este tipo de pacientes están obligados a pasar el caso a otro.

En México se celebra la muerte y sin embrago el tema de morir con dignidad es poco
tratado y divulgado, se puede notar en este caso: “Sentí que cometía un crimen cuando
aplique eutanasia por primera vez ya que le administras una inyección al paciente y este
muere en segundos” (Jonquiere, 2017). Los doctores que practican eso deben estar
perfectamente preparados de forma psicológica, algunos doctores no lo entenderían y lo
sentirían así.

La eutanasia empezó permitiéndose para enfermos terminales en algunos países, luego


para enfermos graves o con graves dolores, luego para personas con algún trastorno
mental, ahora ya para el simple malestar psicológico, haciéndola casi indistinguible del
suicidio asistido. Empieza a surgir una poderosa reacción de los profesionales, incluso
de los partidarios de la eutanasia, como recoge Michael Cook (2015) en la revista
BioEdge y esto simplemente debe ser detenido. La ley actual en países liberales, dicen
los firmantes, es demasiado vaga y flexible porque no señala los criterios precisos del
sufrimiento insoportable. Cada vez más, y con independencia de cuántos criterios haya,
depende simplemente de cómo los interpreta o verifica cada psiquiatra, apoyándose en
sus propias suposiciones como médico y en el relato del paciente sobre sus síntomas.

Conclusión
Con esto se quiere dar a conocer que cada persona posee el derecho al respeto de su
libertad de conciencia y a no sufrir inútilmente, hay que darles el beneficio de recurrir a
las técnicas médicas disponibles que le permitan aliviar su dolor sin presionarla con
aspectos religiosos, legales o sociales. En consecuencia esto aclararía el porqué de su
uso y permitiría tomar medidas en su control para garantizar su práctica correcta.
Sería bueno que la gente se informe más sobre la eutanasia enfocándose en sus puntos a
favor y para aclarar dudas o prejuicios que existían sobre su verdadero uso e intención
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porque no es un acto con malas intenciones, al contrario, se evitaría el sufrimiento grave


de una persona con una muerte tranquila

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