1. El cusumbo, transformándose en un joven elegante, se fue a
casa de un tío, quien tenía una hija. 2. Al llegar a su vivienda le dijo el joven: “¿Deseas un regalo?”: 3. El papá de la joven le preguntó: “¿Qué clase de regalo traes?”. 4. El joven le contestó: “Traigo cosas que saqué de la tierra. Son agradables al paladar”. 5. El casero le dijo: “Entonces muéstrame lo que encontraste en el camino”. 6. El joven le respondió: “Traigo una cosa como si fuera morcilla, empacada en una jigra”. 7. Entonces sacó gusanos de la jigra, diciéndole al casero: “Estos son los animales que me gustan, tío, ¿te sirves?”. 8. El casero, rehusándolo, dijo: “Cochino, no se debe comer animales embutidos de tierra”. 9. El joven le contestó: “La cabeza es agradable, en seguida lo parto y te haré participar”. 10. El dueño de la casa, aun cuando estaba animándose a recibirle, le dijo al joven: “Quizás asándolo tendría un sabor agradable, pero crudo no me lo sirvo”. 11. Entonces el joven le replicó: “Yo tengo pavor al fuego, suelo comerlo crudo, porque asándolo se diluye toda la grasa”. 12. El casero le repitió: “Ya te dije que no me gusta comer carne cruda”. 13. El visitante le preguntó al tío: “¿Tu hija, a quien pretendo, me recibiría este para dárselo?”. 14. Entonces el casero, habiéndolo rechazado totalmente, le contestó: “Los animales embutidos de tierra no nos gustan para comer, por lo tanto lléveselos y retírese de aquí”. 15. Por último, el casero le preguntó: “Sobrino, ¿cómo desentierras los animales que viven en el interior del suelo? 16. El joven le contestó: “Pues raspo la superficie de la tierra beneficiada con abonos y saco los bichos con mi hocico”. 17 “¿Y cómo sabes dónde se encuentran esos animales?”, le preguntó el casero al joven. 18. El joven le respondió: “Por el olor que emanan los gusanos. Pero, ya que el tío me los rehusó, es mejor que me los lleve”. 19. Entonces el papá de la joven le clarificó la causa del rechazo, diciéndole: “Los cusumbos son los que comen gusanos, la gente no”. 20. El joven, cuando le dijeron cusumbo, le cayó tan mal esa expresión que se pronunció al instante: “Por motivo de haberme dicho cusumbo, me marcho”. 21. En verdad, el mamífero carnívoro, convertido en un joven elegante, se llevó consigo el regalo destinado para el tío para no volver nunca más a ese lugar.*