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Original Etiología

Si bien, c o m o en la gran mayoría de t u -


mores, no se puede hablar de una etiolo-
Tumores de vejiga: gía bien determinada, sí existen unos fac-
tores epidemiológicos que son bien cono-
diagnóstico, cidos en la aparición de los t u m o r e s
vesicales, c o m o pueden ser: la raza: es
clasificación más frecuente en la raza blanca que en la
4
n e g r a , la edad, dado que la máxima inci-
y estadiaje dencia de aparición se sitúa entre la 6 . y
a 5 6
a

7 . década de la v i d a , ' y únicamente el


8,4 % de los casos son pacientes menores
1 9
de 40 a . ; el sexo, pues se presenta c o n
E. de Sala O'Shea, V. Montserrat Orri, mayor frecuencia en varones que en m u -
J . Ferrutxe Frau, A . M u s Malleu, jeres con una proporción que varía entre
M. Ozonas M o r a g u e s 7
4:1 y 15:1 según diferentes a u t o r e s . ' ' 8 1 9

J u n t o a estos datos epidemiológicos, en


el caso de los t u m o r e s vesicales, cobran
especial importancia la existencia de unos
Introducción llamados «factores de riesgo», sobre t o d o
relacionados con determinadas sustancias
de tipo laboral u ocupacional. Este es un
La incidencia anual de cáncer en la pobla-
hecho conocido desde hace muchos años
ción general entre 45 y 70 años se calcula 1 8
pues ya en 1895, R h e n i n f o r m ó que los
a p r o x i m a d a m e n t e entre 562 y 623 casos
1 2 hombres que trabajaban con anilinas co-
por 100.000 habitantes. - El cáncer de
rrían más riesgo de presentar cáncer de
vejiga representa a p r o x i m a d a m e n t e el
vejiga que el resto de la población. J u n t o
4 % de t o d o s los nuevos diagnósticos de
a las anilinas, existen numerosas sustan-
cáncer.
cias que se han relacionado c o n una ma-
En 1986 en USA, se diagnosticaron 40.000
yor incidencia de presentación de cáncer
nuevos casos de Ca. vesical, y en España
vesical, en los trabajadores que están en
en 1988, 7.500. Con estas cifras se puede
contacto con ellas. De éstas las más co-
calcular a p r o x i m a d a m e n t e que en Balea-
nocidas y estudiadas son los colorantes
res se diagnostican cada año, unos 100
(en el caso antes referido de las anilinas),
nuevos casos de cáncer de vejiga, ocupan-
caucho, barnices, pinturas, y curtidos de
do en el varón el quinto lugar, después del
piel. El antecedente de contacto con algu-
cáncer de p u l m ó n , del e s t ó m a g o , del in-
na de estas sustancias debe siempre in-
testino grueso y de la próstata.
vestigarse ya que sus efectos en cuanto
En España las tasas de mortalidad por cán-
a desarrollar un t u m o r vesical pueden tar-
cer de vejiga han pasado de 3 por 100.000
3 dar hasta 40-50 años en manifestarse.
habitantes en 1951 a 11,5 en 1 9 7 8 .
Otro factor de riesgo c o n o c i d o es el taba-
La importancia de estas cifras nos ha im-
co ya que más de un 40 % de los t u m o -
pulsado a hacer esta revisión pues cuan-
res vesicales aparecen en f u m a d o r e s . El
to mejor y sobre t o d o cuanto antes diag-
riesgo permanece hasta 15 a. después de
nostiquemos estos tumores, el tratamiento
dejar de fumar.
podrá ser más precoz y más curaciones
obtendremos. Las infecciones vesicales, c o m o la bilarzio-
sis sobre t o d o , t a m b i é n tienen un papel
importante en la génesis de estos t u m o -
Servicio de Urología. Hospital S o n Dureta. I N S A L U D . res.
P a l m a d e M a l l o r c a . Baleares. La orina residual por permitir la persisten-

71
eia de agentes cancerígenos en contacto cesivo para la buena evolución posterior
con la mucosa vesical, se considera c o m o del t u m o r .
un factor predisponente.
B. Exploración física
Diagnóstico
En general la exploración física suele ser
A. Clínica anodina, y no aportar más datos que al-
7. Hematuria g ú n signo derivado de la actividad t u m o -
10
ral, c o m o puede ser una palidez cutáneo
Está presente en el 75 % de los c a s o s ,
mucosa expresiva de hematurias reitera-
llegando en el 17 % de ellos a presentar-
das o un cuadro de c o n s u n c i ó n que tra-
se c o m o retención aguda de orina por coá-
duciría un estado catabólico t u m o r a l en
gulos. En este sentido cabe señalar que
neoplasias avanzadas.
es i m p o r t a n t e , al historiar al paciente,
La exploración a b d o m i n a l puede mostrar
c u a n d o le v e m o s ya sondado por no ha-
una masa en hipogastrio o un g l o b o vesi-
ber podido orinar, saber si la hematuria fue
cal.
previa a la retención de orina, o por el con-
El tacto rectal, maniobra que siempre debe
trario, ésta apareció tras la resolución de
realizarse al explorar a un e n f e r m o , pue-
un episodio de retención.
de permitir palpar una masa por encima
Todas las hematurias deben ser motivo de
de la próstata, d e p e n d i e n d o de la locali-
estudio urológico, ya que pueden ser la
zación y del estadio t u m o r a l .
primera manifestación de un t u m o r vesi-
cal, sobre t o d o si son asintomáticas y apa-
C. Analítica
recen en varones mayores.
La intensidad, frecuencia o gravedad de
No existe ningún dato analítico p a t o g n o -
la misma no está en relación con el núme-
mónico de tumor vesical, aunque una ana-
ro, t a m a ñ o o pronóstico del t u m o r .
lítica de rutina sí permite evaluar el esta-
do del paciente con su tumoración; así, un
2. Síndrome cistítico
hematocrito bajo c o n bajas cifras de he-
El síndrome irritativo vesical (aumento de m o g l o b i n a permitirán evaluar la repercu-
la frecuencia miccional, imperiosidad, in- sión de la hematuria; si se encuentran ci-
satisfacción post-miccional y dolor hipo- fras de retención nitrogenada (aumento de
gástrico) es el síntoma principal en el 30 % urea y creatinina en sangre) pueden orien-
de los casos, a c o m p a ñ a n d o en muchas tar sobre la localización o infiltración t u -
ocasiones a la hematuria; suele ser más moral (tumor situado en t r í g o n o que infil-
frecuente en carcinomas infiltrantes o en tra los uréteres, t u m o r superficial de asien-
el t e m i d o Carcinoma in-situ. t o en meato ureteral, etc.).
A veces, la sintomatología cede o mejora En el estudio analítico de orina cabe des-
c o n tratamiento antimicrobiano; sin e m - tacar la práctica de citología de orina, ob-
oargo la persistencia de los síntomas o la tenida bien por micción espontánea o me-
reaparición de los m i s m o s , obliga a reali- diante lavado vesical c o n suero fisiológi-
zar un estudio urológico para descartar un co a través de sonda uretral. La citología
posible erigen neoplásico. urinaria tiene un alto rendimiento para m u -
Es importante insistir en la necesidad del 1 1 ,
chos a u t o r e s , 1 2
tanto diagnóstico
estudio urológico ante toda hematuria o c o m o en el seguimiento de los pacientes.
síndrome cistítico de repetición ya que se Su utilidad viene limitada, f u n d a m e n t a l -
ha referido en la literatura que el t i e m p o m e n t e , por la experiencia del citopatólo-
medio transcurrido entre la primera mani- go que debe interpretarla, siendo especial-
festación clínica de una t u m o r a c i ó n vesi- mente difícil en el caso de t u m o r e s super-
cal y su diagnóstico oscila alrededor de ficiales en los que no existen células
m e d i o año, t i e m p o que se considera ex- claramente neoplásicas sino más bien dis-

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posiciones «atípicas» de células urotelia- E. Radiología
13
les n o r m a l e s .
En el diagnóstico inicial de una tumoración
D. M a r c a d o r e s t u m o r a l e s vesical, existen dos exploraciones radio-
lógicas que, en la actualidad se disputan
La posibilidad de que determinaciones la primacía en cuanto a cuál de ellas ofre-
analíticas de determinadas sustancias, pro- ce un mayor rendimiento diagnóstico; es-
ducidas o no por las células tumorales, tas exploraciones son la urografía intrave-
permita no sólo contribuir al diagnóstico, nosa (UIV) y la ecografia vesical con el uso
sino jugar un papel relevante en el segui- del transductor transrectal. La preferencia
miento evolutivo de los pacientes t u m o - para cada una de ellas depende sobre
rales, es un hecho que siempre ha moti- t o d o de la disponibilidad de cada centro
vado a quienes trabajan con enfermos de trabajo.
neoplásicos. En la patología tumoral uro- Con la UIV p o d e m o s obtener imágenes
lógica existen determinadas neoplasias en del funcionalismo renal bilateral, la existen-
que sí d i s p o n e m o s de estos marcadores cia o no de asimetría en la eliminación del
y permiten una monitorización exacta de contraste, y f u n d a m e n t a l m e n t e nos infor-
la evolución t u m o r a l . Es el caso del carci- mará de la existencia de defectos de re-
noma de próstata y la Fosfatasa Acida pleción vesicales, que es el signo más ca-
Prostética (PAP) y el A n t í g e n o Prostético racterístico de la existencia de un t u m o r
Específico (PSA), o la alfafetoproteína vesical (Figura 1). A d e m á s p o d r e m o s ver
(AFP) y la fracción beta de la Gonadotro- si existen defectos de repleción en el apa-
fina Coriónica Humana (HCG) en neopla- rato urinario superior, pues en ocasiones
sias testiculares. (entre el 1,7 y el 7 % ) el t u m o r vesical se
Sin embargo en el caso de los t u m o r e s ve- acompaña de t u m o r e s de la misma estir-
sicales, si bien se han preconizado varias pe en el uréter o pelvis renal. También nos
sustancias c o n potencial papel de marca- informará de la capacidad vesical y su gra-
dor t u m o r a l , f u n d a m e n t a l m e n t e en cuan- do de vaciamiento c o n la existencia o no
to a predicción de recidiva t u m o r a l (aril- de residuo postmiccional, y del tamaño de
sulfatasa A , metabolitos del triptófano, la impronta prostética en el suelo vesical.
etc.), la realidad en este tipo de t u m o r e s El uso de la ecografia también permite va-
es que no d i s p o n e m o s de ningún marca- lorar si existe o no dilatación de la vía ex-
dor tumoral que pueda considerarse c o m o cretora renal, defectos de repleción a este
tal. nivel, y, si se efectúa con transductor
Las únicas sustancias a las que gran nú- transrectal, tiene un alto grado de fiabili-
1 4 1 5 1 6
mero de a u t o r e s ' ' dan valor son los dad, no sólo en cuanto a la existencia o
antígenos del grupo A B O . Estos antígenos no de una t u m o r a c i ó n intravesical, sino
existen, igual que en las células sanguí- t a m b i é n si ésta infiltra capas más profun-
neas, en la superficie celular de las célu- das de la vejiga. También nos informará
las uroteliales normales, y su presencia o de la capacidad vesical, residuo postmic-
no en la superficie celular del t u m o r , per- cional o características de la próstata.
mite, con un grado elevado de fiabilidad, T o d o ello eliminando el uso de materiales
predecir si dicho t u m o r puede progresar de contraste y de exposición radiológica.
a infiltrante o n o . Así, tan solo el 3 % de El uso de la ecografia con transductor
los tumores con antígeno de superficie de- transuretral, obteniendo imágenes desde
tectable progresan, mientras que si dicho el interior de la vejiga mejora todavía más
antígeno no está presente, el 66 % de los el índice de fiabilidad de esta exploración.
tumores evolucionan hacia estadios más En contra de la ecografia está el hecho de
infiltrantes, o con menor grado de diferen- que, si bien permite evidenciar la existen-
ciación. cia o no de una dilatación de la vía excre-

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Figura 1A. Cistografia: Gran defecto de repleción ve-
sical localizado en cara lateral, típico de tumor vesi-
cal superficial, no infiltrante.

Figura IB. UIV: Irregularidad en cara lateral y suelo


vesical con anulación renal ipsilateral, típico de gran
tumor vesical infiltrante.

tora renal, no da ¡dea del funcionalismo re-


nal. Estadiaje local del t u m o r vesical
El uso de una u otra exploración, c o m o se
ha comentado, queda en manos de la pre- Con t o d o lo expuesto anteriormente po-
ferencia personal de cada urólogo y de las d e m o s llegar en el 100 % de los casos a
disponibilidades del centro de trabajo aun- diagnosticar un t u m o r vesical en un pa-
que, probablemente, la tendencia sea a un ciente d a d o . En este p u n t o , t e n i e n d o en
mayor uso de la ecografia, al m e n o s en el cuenta la accesibilidad al interior de la ca-
estudio más inicial de un paciente proba- vidad vesical a través de una vía natural
ble portador de una t u m o r a c i ó n vesical. c o m o es la uretra, y el utillaje e n d o s c ó p i -
co de que d i s p o n e m o s , cabe considerar
F. E n d o s c o p i a que la o b t e n c i ó n de una muestra para la
biòpsia del t u m o r puede convertirse en la
La exploración endoscópica f u n d a m e n t a l mayoría de los casos de tumoraciones su-
en esta patología es la Cistoscopia. Esta perficiales, en el tratamiento definitivo de
se debe de realizar siempre que exista la dichas tumoraciones, a m é n de suponer el
menor duda en la interpretación de las ex- estadiaje local del t u m o r , lo cual va a ser
ploraciones radiológicas o en el caso de de s u m a importancia en la planificación
que estas últimas sean normales y no del tratamiento posterior que deberá se-
ofrezcan un diagnóstio para la hematuria guir el paciente.
del paciente. Para ello existen una serie de pasos q u e

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siempre se deben observar en los pacien-
tes, y que son:

A . T a c t o rectal bimanual bajo


anestesia

Se debe de llevar a cabo, con vejiga va-


cía, antes y después de completada la Re-
sección Transuretral del t u m o r . Se realiza
con el dedo índice de una m a n o en el rec-
t o mientras c o n la otra m a n o se presiona
el hipogastrio, valorando si la masa es pal-
Figura 3. Técnica de Resección Transuretral.
pable o no, y en caso afirmativo, si es m ó -
vil o no. Su interpretación puede ser d u -
dosa en las personas obesas (Figura 2). T 1 : No llega a sobrepasar la mucosa vesi-
cal.
T2: Infiltra la muscular superficial de la pa-
red vesical.
T3: Profundiza hasta muscular o grasa, sin
afectar órganos vecinos.
T4: Infiltra órganos vecinos o está fijo al
hueso.
T o d o esto tendrá confirmación o no me-
diante el estudio anatomo-patológico del
tejido tumoral extirpado, y en caso de que
este estudio nos indique que el t u m o r no
sobrepasa los límites de la submucosa ve-
Figura 2. Técnica de la palpación 2
bimanual. ' sical, o incluso, en algunos casos seleccio-
nados, aunque penetre la capa muscular,
En principio se considera que si no se pal- esta exéresis ya se constituye en el trata-
pa es un estadio T 1 , si se palpa antes de miento quirúrgico definitivo.
la RTU y no al finalizar es un estadio T 2 ,
si se continúa palpando móvil después de C . Biòpsia múltiple de vejiga (Fig. 4)
la R T U , estamos ante un T 3 , y si la masa
es fija es un T 4 . La RTU de un t u m o r vesical debe comple-
A u n q u e no es un dato definitivo para pla- tarse con la o b t e n c i ó n de muestras bióp-
nificar el t r a t a m i e n t o posterior, sí ayuda a sicas del resto de mucosa vesical aparen-
un correcto estadiaje local del t u m o r . t e m e n t e sana, lo que se d e n o m i n a Biòp-
sia múltiple randomizada o normatizada de
B. R e s e c c i ó n transuretral vejiga, para descartar la existencia de fo-
cos de «Carcinoma in situ» en zonas apa-
Consiste en la escisión, por vía transure- rentemente sanas de la vejiga. La existen-
tral y con el asa del resectoscopio uroló- cia o no de dichos focos es de s u m a im-
gico, de t o d o el tejido t u m o r a l intravesi- portancia a la hora de planificar el trata-
cal, llegando a la capa muscular y en los miento posterior de los pacientes.
casos en que el t u m o r infiltre en p r o f u n -
didad, incluso hasta la grasa perivesical Estadiaje sistémico del tumor
(Fig. 3).
vesical
De acuerdo c o n el nivel de infiltración, vis-
to durante la R T U , los t u m o r e s se clasifi- Con lo detallado hasta este m o m e n t o te-
can de la siguiente f o r m a ; nemos el t u m o r vesical correctamente es-

75
multáneamente c o n la Cistectomía, pues
en general la afectación de los ganglios
sólo sucede en los t u m o r e s infiltrantes,
que suelen ser tributarios de la cirugía ra-
dical.
Hay que tener presente que la realización
de la Linfadenectomía no es una terapéu-
tica quirúrgica, sino que se realiza para es-
tadiaje y consiguiente programación del
tratamiento c o m p l e m e n t a r i o posterior,
que será distinto según que haya o no in-
filtración ganglionar.
Se considera que si la búsqueda de la exis-
tencia de infiltración linfática no se ha rea-
lizado en un Nx; si la búsqueda se ha rea-
lizado y es negativa se trata de NO; cuan-
do hay ganglios afectados es un N + .
Las metástasis se buscan e n :
Pulmón mediante Rx de tórax y otras téc-
nicas radiológicas en caso de d u d a .
Hígado mediante perfil analítico hepático
y ecografia y/o T A C a b d o m i n a l .
Huesos mediante gammagrafía ósea y
eventual radiología de zonas sospechosas.
Figura 4. Esquema de la Biòpsia Múltiple de Vejiga.
Este rastreo se debe de realizar siempre
antes de realizar cualquier tratamiento lo-
cal con intención curativa, ya que éste se-
tadiado localmente; si los resultados indi-
ría inútil si el t u m o r estuviera ya extendido.
can que se trata de un t u m o r que no infil-
Se considera M x cuando no se ha realiza-
tra más allá de la mucosa vesical y es de
do la búsqueda (lo que sucede habitual-
bajo grado de anaplasia, no se va a pro-
m e n t e cuando el t u m o r es superficial y de
seguir más estudios y el paciente será con-
bajo grado); MO c u a n d o el rastreo es ne-
trolado de acuerdo a un p r o t o c o l o que se
gativo; M + c u a n d o existen metástasis.
detallará en otro trabajo.
Si, por el contrario se trata de una neoplà-
sia que infiltra hasta o más allá de la capa
Clasificación
muscular vesical y es de alto grado de in-
diferenciación debe descartarse la existen- Con t o d o lo anterior p o d e m o s clasificar el
cia de metástasis, sea de órganos o de t u m o r en cualquiera de los estadios (T, N,
ganglios linfáticos t a n t o loco-regionales M) que p r o p u s o la Unión Internacional
c o m o retroperitoneales. En este caso el es- contra el Cáncer (UICC) (Fig. 5):
tudio debe completarse con la práctica de Los estadios T N M , que dan nombre a esta
perfil analítico hepático, ecografia hepáti- clasificación, son estadios clínicos, que de-
ca, g a m m a g r a f í a ósea y T A C a b d o m i n a l . ben ser c o m p l e m e n t a d o s c o n los hallaz-
La T A C es la exploración más fiable para gos a n a t o m o p a t o l ó g i c o s (P, G, L) sobre:
determinar la existencia o no de ganglios 1. Infiltración de la pared vesical:
infiltrados por la neoplàsia, ya que aunque P1, infiltración extendida únicamente a la
su sensibilidad sea baja (porque necesita mucosa.
que el ganglio esté a u m e n t a d o de t a m a - P2, infiltra la muscular superficial.
2 0
ño), su seguridad llega al 92 % . No obs- P3, alcanza la muscular p r o f u n d a .
tante la exactitud diagnóstica se obtiene P4a, P4b, el t u m o r invade órganos veci-
con la Linfadenectomía que se realiza si- nos.

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nidad (G2), infiltrando los vasos linfáticos
superficiales de la pared vesical (L1), sin
extensión a ganglios linfáticos (NO), y sin
metástasis.
J e w e t t y Marshall propusieron otra clasi­
ficación en estadios clinicopatológicos (A,
B, C, D) m u y empleada en U S A , y de ca­
racterísticas semejantes a la T N M (Fig. 6).

Figura 6. Clasificación de Jewett.

1 7
Whitmore, para simplificar t o d o este
complejo sistema, pretendió reducirlo a:
Figura 5. Clasificación TNM de la UICC.
Superficiales: T1 y T 2 .
Profundos: T3 y T4.
Metastatizados: T4b y t o d o s los que pre­
2. Grado de malignidad: senten metástasis,
Entre I y III según el grado de anaplasia. lo que constituye una simplificación útil a
3. Afectación de los linfáticos parietales: efectos prácticos, ya que en general, exis­
Lx: no se p u d o determinar. te una correlación entre el grado y el es­
LO: no había infiltración. tadio, de tal manera que los t u m o r e s su­
L1: ésta afectaba sólo a los linfáticos de perficiales tienen bajo grado de anaplasia
las capas superficiales de la vejiga. y los infiltrantes a c o s t u m b r a n a ser p o c o
12: afecta a los linfáticos p r o f u n d o s . diferenciados.
El estudio a n a t o m o p a t o l ó g i c o nos infor­ Al mismo tiempo coincide con la pauta te­
mará t a m b i é n del tipo histológico: rapéutica esquemática, que podría enun­
EPITELIALES: 98-99 % . ciarse c o m o :
1. Transicional: 90 % Tumores superficiales: tratamiento conser­
2. Escamoso: 8 % (3,1 % , Ricos) vador.
3. A d e n o c a r c i n o m a : 2 % T u m o r e s infiltrantes: tratamiento radical.
4. Indiferenciados T u m o r e s metastatizados: tratamiento pa­
NO EPITELIALES: liativo.
Sarcomas, leiomiomas, leiomiosarcomas, (Las orientaciones terapéuticas concretas
etc. serán tratadas en otro trabajo).
Así, un t u m o r vesical quedará catalogado En la Figura 7 se exponen en esquema es­
clínica y p a t o l ó g i c a m e n t e , por ejemplo, tas tres clasificaciones y la correlación en­
c o m o «Carcinoma transicional de vejiga, tre ellas.
PT2, G2, L 1 , NO, M0», lo que significa que Para llegar a la clasificación definitiva es
se trata de un t u m o r de epitelio transicio­ necesario seguir un orden preestablecido
nal, que clínica y mediante el estudio de en la realización de las exploraciones ne­
los f r a g m e n t o s o la pieza quirúrgica infil­ cesarias, que podría ser el siguiente:
tra hasta la capa muscular superficial 1. Clínica
(PT2), con un grado intermedio de malig­ 2. Exploración física

77
4 . Cartas f o r disease c o n t r o l : M o r b i d i t y a n d m o r t a -
lity w e e k l y r e p o r t 2 5 : A u g u s t , 6. 1 9 7 6 .
5. M o r r i s o n A S , C o l é Ph. E p i d e m i o l o g í a del c á n c e r
vesical. En: G e o r g e R. Prout. T u m o r e s uroepíteliales.
Clínicas U r o l ó g i c a s d e N o r t e A m é r i c a . Ed. P a n a m e -
ricana, 1 9 7 6 .
6. U s o n C a l v o A . T u m o r e s d e r i ñ o n y d e v e j i g a en
la t e r c e r a e d a d . En: Ribera C a s a d o , J M « P a t o l o g í a
n e f r o u r o l ó g i c a en Geriatría». M a d r i d . Editores M é d i -
cos, S.A.: 197-218, 1988.
7. W y n d e r EL, G o l d s m i t h R. T h e e p i d e m i o l o g y o f
bladder cáncer. A s c o n d look. Cáncer 1977; 4 0 : 1 . 2 4 6 .
8. H o w e G R , B u c h J D , M i l l e r A B . A r t i f i c i a l s w e e t e -
ners a n d h u m a n b l a d d e r cáncer. Lancet 1 9 7 7 ; 2 : 5 7 8 .
Figura 7. Representación esquemática de las diferen-
9. M o m m s e n S, D a g a a r d J . T o b a c c o as a risk fac-
tes clasificaciones empleadas habitualmente en el
18
t o r in b l a d d e r c á n c e r . C a r c i n o g e n e s i s 1 9 8 3 ; 4 : 3 3 5 .
cáncer de vejiga, y su correlación entre ellas.
10. D u r a n d L, B e r g e r N , B e t h e n o d M , F a u c o n M ,
F o n t a n i e r e B, G e r a r d J P , Perrin P et Salé J M . Les
t u m e u r s d e la v e s s i e . E n c y c l . M é d . Chir. Paris. R e í n ,
3. Analítica básica 18244 A 1 0 et A 3 0 , 1 0 - 1 9 8 1 .
4. Rx. de tórax 1 1 . L e r m a n R l , H u t t e r R V P , W h í t m o r e W F . Papilo-
5. UIV y/o ecografia ma of t h e urinary bladder. Cáncer 1970; 2 5 : 333.
6. Exploración endoscópica bajo aneste- 12. A l l e p a S R , B r o d e r i c k P A , Correne NL. C y t o l o g i c
a n d h i t o g e n e t i c o b s e r v a t í o n s in w e l l d í f f e r e n t i a t e d
sia t r a n s i c i o n a l cell c a r c i n o m a o f t h e b l a d d e r . J . U r o l .
7. Estudio a n a t o m o p a t o l ó g i c o 1972; 107: 777.
Si t o d o lo anterior implica que d e b a m o s 13. K o s s L G . D i a g n ò s t i c c i t o l o g y a n d its h i s t o p a t h o -
a

seguir el estudio de extensión, las explo- logíc bases. 2 . Ed. Philadelphia: J . B . Líppincott C o m -
pany, 1968.
raciones a efectuar serán:
14. B e r g m a n S, J a v a d p o u r N. T h e cell s u r f a c e a n t i -
8. Analítica hepática g e n A B O as an indícater of m a l i g n a n t potential in Sta-
9. Ecografia hepática ge A bladder c a r c i n o m a : Preliminary report. J . Urol.
10. Gammagrafía ósea 1 9 7 8 ; 119: 4 9 .
15. V a f i e r J , J a v a d p o u r N, W o r s h a m GF, O ' C o n n e l l
1 1 . T A C abdómino-pelviano
K. A d o u b l e - b i n d c o m p a r i s o n o f T - a n t i g e n a n d A B O
y en caso de que se realice cirugía radi- cell surface a n t i g e n in b l a d d e r cáncer. U r o l o g y 1 9 8 4 ;
cal, va a ser el estudio de la pieza de cis- 23: 348.
tectomía, junto con el examen de los gan- 16. E m m e t t RC, J a v a d p o u r N. Correlation o f t h e cell
s u r f a c e a n t i g e n s w i t h e s t a g e a n d g r a d e in c á n c e r o f
glios de las cadenas linfáticas, lo que nos
the bladder. J . Urol. 1979; 1 2 1 : 37.
dará el estadiaje definitivo. 17. W h i t m o r e W F . M a n a g e m e n t o f b l a d d e r c á n c e r .
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