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ASPIRACION DE SECRECIONES OROFARINGEAS

Objetivo
• Mantener la vía aérea superior permeable, en caso de nacer deprimido y detectar la
presencia de secreciones
Responsable de la ejecución
• Neonatólogo / Pediatra; Matrón(a) tratante
Personal de apoyo
• Técnico Paramédico
Responsable de supervisar
• Matrón(a) supervisor(a) 52
Materiales
• Red de vacío o aspiración central y/o máquina de aspiración
• Silicona y frasco de aspiración
• Sonda de aspiración n° 8-10 french (12 -14 french cuando hay presencia de meconio)
• Guantes de procedimientos no estériles
• Ampolla de agua bidestilada
• Mesa de procedimientos
Procedimiento
• Reunir el material
• Abrir envoltorios y ubique sobre mesa de procedimientos
• Seleccionar sonda según peso del recién nacido.
• Realizar lavado de manos clínico o quirúrgico y secar
• Conectar silicona y frasco de aspiración a la red o máquina de aspiración.
• Regular la presión de aspiración, no debe sobrepasar los 80 -100 mm Hg o 8 -10 cm de
agua)
• Abrir la ampolla de agua
• Ponerse guantes de procedimientos
• Conectar sonda de aspiración al circuito
• Introducir la sonda en ampolla de agua para verificar permeabilidad de esta y
corroborar presión de aspiración
• Introducir la sonda en cavidad orofaringea con el sistema de aspiración destapado
• Retirar la sonda aspirando suavemente
• Repetir procedimiento si es necesario
• Si se aspira estómago, se debe medir la cantidad de sonda a introducir (según técnica de
instalación sonda nasográstrica).
• Permeabilizar sonda de aspiración con agua destilada
• Acomodar al recién nacido
• Aspirar agua de la ampolla para lavar la silicona y la sonda de aspiración.
• Cortar la aspiración.
• Retirar frasco de aspiración, sonda, silicona y dejarlas donde corresponda según norma
del servicio.
• Retirarse los guantes
• Lavarse las manos
• Registrar el procedimiento
Consideraciones
• Este procedimiento debe ser conocido por todo el personal que realice atención directa
del recién nacido.
• Se debe realizar en forma cuidadosa con movimientos suaves y de corta duración, por
el riesgo de producir espasmo laríngeo o bradicardia.
• No se recomienda el paso rutinario de una sonda a estómago, para descartar atresia de
esófago, puede producirse lesiones en mucosa esofágica y gástrica e incluso
perforaciones, reflejo vagal con bradicardia, trastornos circulatorios como elevación de
PA y efectos a largo plazo en la motilidad intestinal. Se reserva para los RN en que hay
antecedente de sospecha de malformaciones gastrointestinales o que presentan
salivación abundante.
• Si se aspira estómago, se debe medir la cantidad de sonda a introducir (según norma
descrita en la instalación de SNG)
• Suspender procedimiento si el recién nacido presenta cianosis, bradicardia o apneas e
informar de inmediato a matrona o medico
• Este procedimiento solo se realizará en pacientes que presenten líquido amniótico con
meconio y en reanimación neonatal
• No se realiza aspiración de secreciones como procedimiento de rutina
• El material a utilizar debe ser nuevo y desechable
• Los frascos de aspiración deben ser lavados cada vez que se utilizan
• Las siliconas de aspiración pueden ser reemplazadas cada 12 o 24 horas según norma
local
• El tamaño de la sonda depende del tamaño del RN, N° 6 en RN prematuros y N° 8 -10
en RN de término; si lo que se aspira es meconio de la cavidad gástrica en atención
inmediata se debe conectar una sonda de grueso calibre N° 12 o 14 French
• La secuencia de aspiración es: boca, faringe, fosas nasales y estómago, si corresponde
• Es necesario ir limpiando la sonda de aspiración con agua destilada para evitar
obstrucción
• Si se encontrara dificultad u obstrucción al paso de la sonda, no insistir porque se puede
dañar la mucosa e informar a medico
• Cuando se introduzca la sonda de aspiración debe hacerse sin aspirar; cuando esté en
las cavidades realizar la aspiración retirando suavemente la sonda.
• Registrar cantidad y características de las secreciones en ficha del recién nacido
• Recordar que el líquido amniótico es un fluido de alto riesgo, por lo que se utiliza
siempre guantes de procedimientos y no es recomendable el uso de pipetas de
aspiración bucal.
ASPIRACION DE SECRECIONES ENDOTRAQUEALES EN PACIENTES CON
MECONIO
Objetivos
• Extraer meconio de la vía aérea
• Mantener la vía aérea superior libre evitando el síndrome aspirativo meconial.
Responsable de su ejecución
• Neonatólogo / Pediatra; Matrón(a) de atención inmediata
Personal de apoyo
• Técnico Paramédico
Responsable de supervisar
• Matrón(a) supervisor(a)
Materiales
• Red de vacío o aspiración central y/o máquina de aspiración
• Silicona y frasco de aspiración
• Adaptador de aspirador de meconio
• Guantes estériles
• Ampolla de suero fisiológico
• Tubo endotraqueal TET Nº 3 - 3.5 - 4 o sonda de aspiración nº 12- 14
• Laringoscopio, hojas Nº 0-1
• Mesa de procedimiento
Procedimiento
• Reunir el material
• Abrir envoltorios y ubicar sobre mesa de procedimiento
• Realizar lavado de manos
• Conectar silicona y frasco de aspiración a la red o máquina de aspiración.
• Conectar aspirador de meconio al circuito previamente armado
• Regular presión de aspiración (80 mm Hg- 100 mm Hg)
• Abrir ampolla de agua
• Postura de guantes estériles
• Intubar a recién nacido con hoja de laringoscopio y TET adecuado al peso del
recién nacido o sonda de aspiración nº 12 – 14
• Conectar el circuito con el aspirador de meconio al TET
• Aspirar retirando el TET o sonda de aspiración
• Repetir el procedimiento si es necesario máximo 2 veces
• Lavar set de aspiración con agua bidestilada
• Acomodar al recién nacido
• Retirar material utilizado
• Retirar guantes
• Lavar sus manos
• Realizar registros correspondientes
Consideraciones:
• Este procedimiento solo se realizará en pacientes que presenten líquido amniótico
con meconio y que no estén vigorosos al nacer. Se considera no vigoroso, cuando el
recién nacido presenta alguna de las siguientes condiciones:
• Frecuencia cardíaca < 100 latidos/min
• Tono muscular disminuido
• No respira o no llora.
• Registrar cantidad y características de las secreciones en ficha del recién nacido
• Al conectar set de aspiración al tubo, debe estar destapado
• Si se tiene antecedentes de parto con presencia de meconio, informar a médico y
preparar de inmediato los materiales a utilizar

RECIÉN NACIDO: CUIDADO DE LA PIEL


La piel del recién nacido tiene unas diferencias anatómicas y fisiológicas con la del adulto, que es
necesario conocer para establecer unos cui- dados apropiados. Las principales diferencias son: es
más delgada, tiene menos pelo, falta de desarrollo del estrato córneo, disminución de la cohesión
entre la dermis y la epidermis, las uniones intercelulares epidérmicas son más débiles, produce
menor cantidad de sudor y de secreción de las glándulas sebáceas y el pH de la piel es neutro.
Las funciones principales del estrato córneo son la de conservación del agua corporal y la de
barrera. En el recién nacido pretérmino es aún más fino que en el a término y no impide ni el paso
del agua a través de la epidermis, ni la absorción de productos tópicos, ni la invasión microbiana.
La tasa de pérdida transepidérmica de agua es una medida objetiva de la integridad del estrato
córneo. La permeabilidad epidérmica es mayor cuanto menor es la edad gestacional. En el recién
nacido a término la permeabilidad es equivalente a la del adulto; los productos de aplicación tópica
pueden alcanzar concentraciones sanguíneas elevadas debido al aumento de la relación entre la
superficie cutánea y el peso corporal.
La actividad sebácea interviene en la formación del vérnix caseoso entre el sexto y noveno mes de
gestación, y está aumentada por la acción de los andrógenos maternos; después desde el nacimiento
hasta la pubertad está en fase de reposo por lo que la piel del niño tiene tendencia fisiológica a la
sequedad.
Siempre se ha dicho que la piel del recién nacido es más susceptible a los irritantes externos.
Este concepto está sometido a controversia y requiere ser investigado. La absorción percutánea se
produce fundamentalmente por dos mecanismos: a través de las células del estrato córneo y de la
epidermis (vía transepidérmica) y a través de la vía del folículo piloso-glándula sebácea. Durante
muchos años se ha considerado que la piel del neonato es más susceptible a la absorción percutánea
de sustancias potencialmente tóxicas. Esto parece que es cierto en el caso del prematuro, pero no en
el de la piel indemne (excepto la del escroto) en el recién nacido a término. Como ya se ha señalado
anteriormente, en este sentido puede tener más trascendencia la mayor relación entre la superficie
cutánea y el volumen corporal que ocurre en el periodo neonatal, en relación a épocas posteriores de
la vida, y que podría jugar un papel en que se alcancen mayores concentraciones de sustancias
potencialmente tóxicas aplicadas en la piel en el recién nacido.
El recién nacido está más predispuesto a pre- sentar lesiones ampollosas traumáticas ya que la unión
dermoepidérmica es más lábil y tiene menos uniones intercelulares epidérmicas.
En el cuidado de la piel son aspectos importantes la integridad de la piel, la higiene (con especial
atención al cuidado del ombligo y el área del pañal), el control de la temperatura y el adecuado uso
de antisépticos y emolientes.
Higiene de la piel
La limpieza de la piel no se debe iniciar hasta que la temperatura corporal se haya estabilizado. La
piel del neonato está cubierta de una materia blancogrisácea, de consistencia semigrasa denominada
vérnix caseosa. Deriva de la secreción de las glándulas sebáceas y de los productos de
descomposición de la epidermis fetal. No es necesario limpiar todo el vérnix ya que tiene, según
algunos autores, una función protectora frente a las infecciones y nutritiva de la piel, y favorece la
curación de lesiones cutáneas.
El cuidado de la piel del recién nacido es especialmente delicado ya que carece de flora bacteriana
saprofita en el momento del nacimiento y existe en ella una herida fisiológica (cordón umbilical) y
en ocasiones dos, en los varones circuncidados. Además, el personal sanitario que se ocupa de su
cuidado y los fómites potencialmente pueden ser una fuente de agentes infecciosos.
El pH cutáneo normal es ácido y varía entre 4,5 y 6 según las zonas. Este manto ácido interviene en
la inhibición de la proliferación microbiana. En el momento del nacimiento el pH es neutro,
acidificándose posteriormente. La utilización de jabones alcalinos aumenta transitoriamente el pH
cutáneo y favorece la irritación y las infecciones.
En el recién nacido a término se deben usar jabones neutros o discretamente ácidos y no
perfumados, y aplicarlos en pequeñas cantidades con la mano o con una esponja suave. La piel sana
tiene mecanismos de autolimpieza inherentes, por lo que excepto en determinadas zonas, no parece
necesario el baño o la ducha diario. Las zonas anogenitales, los pliegues axilares e inguinales, las
manos, las secreciones orales y nasales se limpiarán cuantas veces sea necesario.
El abuso de jabones y la excesiva temperatura, frecuencia o duración de los baños o las duchas
favorecen la aparición de sequedad cutánea o dermatitis irritativa. El baño con agua templada en
niños pequeños suele ser más reconfortante que la ducha.
En el recién nacido pretérmino hay que evitar los agentes de limpieza durante las dos prime- ras
semanas y limpiar la piel suavemente sólo con agua tibia.
Soluciones antisépticas
La adición de antisépticos a los productos para la higiene de la piel sana del recién nacido no está
justificada, ya que su utilización indiscri- minada altera el ecosistema microbiológico cutáneo
habitual y favorece la proliferación de otros microorganismos.
La elección del antiséptico se ha de basar en su eficacia y su posible potencial tóxico. El riesgo de
toxicidad sistémica o percutánea de la antisepsia cutánea realizada con clorhexidina es inferior al de
la povidona yodada. Se han descrito en recién nacidos casos de intoxicación por yodo, bocio e
hipotiroidismo asociados al uso de povidona yodada. Si se utiliza para desinfectar la superficie de la
piel antes de un procedimiento invasor es más efectiva aplicarla dos veces consecutivas y es
conveniente limpiar con agua estéril una vez finalizado el procedimiento.
El alcohol tiene efectos adversos potenciales como la absorción, las quemaduras, el im- pacto sobre
la barrera de la piel y los cambios del pH.
Emolientes
Estas sustancias proporcionan hidratación y plasticidad, ya que aumentan la cantidad de agua del
estrato córneo. Los emolientes se utilizan en el recién nacido a término cuando la piel esté seca,
fisurada o con descamación y se aplicarán después del baño con la piel húmeda.
Hay estudios que relacionan la aplicación de emolientes en el cuidado sistemático de la piel del
prematuro con una mejoría de su apariencia y una disminución de la pérdida transepidérmica de
agua.
El tipo de emoliente que se debe utilizar no tiene que contener productos perfumados, colorantes o
conservantes. Se debe comprobar la composición y calidad de todos los agentes de uso tópico y si
es posible emplear envases de un solo uso.
Temperatura
Las temperaturas altas se deben evitar, ya que pueden provocar hipertermia o sudamina y las
temperaturas frías pueden dar lugar a hipotermia o paniculitis.
En las primeras semanas de la vida son frecuentes las crisis de sudoración y las miliarias, debido a
la inmadurez de los centros nerviosos simpáticos que regulan la respuesta a los estímulos térmicos.
Hay que evitar la exposición ultravioleta excesiva. Las radiaciones solares tomadas con precaución
son aconsejables, ya que los rayos ultravioletas B favorecen la síntesis de vitamina D necesaria para
el crecimiento del niño. El tiempo de exposición se debe limitar y aumentarlo progresivamente
según la tole- rancia. Es necesario utilizar filtros con factor de protección alto, que no contengan
sustancias irritantes para los ojos.
Los vestidos del recién nacido han de ser holgados y preferentemente de algodón. Se deben evitar
las prendas de lana en contacto directo con la piel, ya que pueden ser irritantes. El exceso de ropa es
el responsable de la mayoría de casos de sudamina.
Cuidados del ombligo
La colonización bacteriana umbilical se ha relacionado con onfalitis, sepsis y otras infecciones
neonatales, sobre todo de etiología estafilocócica. Por esto, el cuidado del ombligo es necesario para
evitar que la colonización alcance niveles suficientes para desencadenar la infección.
La caída del cordón se produce como consecuencia de un doble proceso de deshidratación
(momificación) y putrefacción (dependiente de bacterias). Los antisépticos más potentes suelen
retrasar los procesos de putrefacción, y con ello el desprendimiento del cordón, y por tanto ofrecen
a los microorganismos resistentes a su acción un medio idóneo para su desarrollo durante un mayor
periodo de tiempo.
Se han utilizado muchos métodos de antisepsia umbilical y hay numerosos estudios sobre el grado
de eficacia. En nuestro medio los más utilizados son el alcohol, el mercurocromo y la clorhexidina.
Algunos tienen un amplio espectro bactericida, mientras que otros poseen un efecto bacteriostático
débil. En un estudio comparativo de Perapoch y cols. se observó que la eficacia del alcohol de 70º,
el mercurocromo y la mezcla de ambos era similar, mientras que si se empleaba una solución de
clorhexidina al 1%, el grado de colonización umbilical era menor, pero aumentaba el número de
cultivos para gérmenes gram-negativos y se alargaba el tiempo de cicatrización.
La aplicación de polvos de talco en la zona umbilical se debe evitar, ya que pueden dar lugar a
granulomas a cuerpo extraño o a una desecación excesivamente rápida, con riesgo de hemorragias y
de onfalitis.
En algunos casos, después de la caída del muñón umbilical, aparece una lesión exofítica, rojiza,
carnosa y a menudo pediculada, que sangra fácilmente, denominada granuloma umbilical o
piogénico. La aplicación de toques con barritas de nitrato de plata suele ser suficiente para su
resolución. Si fracasa este tratamiento se debe sospechar la persistencia del conducto
onfalomesentérico o del uraco.
Cuidados de la piel del área del pañal
La aparición de la dermatitis del pañal está en relación con la humedad, la irritación producida por
las heces y la orina, la maceración secundaria a la oclusión por el pañal y la colonización
microbiana, sobre todo por Candida albicans. En la mayoría de los casos se debe a que los cambios
de pañal no se realizan con la suficiente frecuencia.
La limpieza se puede realizar con un jabón suave seguida de un secado exhaustivo de la zona. Se
pueden emplear pastas con óxido de zinc para mantener la piel seca y pomadas antifúngicas en caso
de colonización por hongos

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