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Unidad N° 2: LA REVOLUCION DE MAYO Y EL NOROESTE

1. Las provincias del Norte y su participación en la revolución: consecuencias políticas, sociales y


económicas
Las provincias del Norte y la Revolución de Mayo (capitulo 4- Bazán “Historia del Noroeste Argentino”)

Entonces ya en 1810 existían trabajos a favor del cambio político en lagunas ciudades del Interior que mantenían
contactos de ciertos dirigentes con el grupo revolucionario porteño; sin embargo, ese proselitismo no fue
suficiente para asegurar el apoyo generalizado a la junta constituida el 25 de mayo. La tesis desarrollada por
Castelli en favor de la retroversión de la soberanía al pueblo por la vacante del trono español (22 de mayo), no
computaba la consulta a las ciudades del virreinato. Bs As deseaba reasumir la soberanía en nombre de todas las
demás. Por eso la perplejidad cuando el fiscal Villota cuestionó ese derecho que se atribuía la capital. Pero con
un argumento audaz la embarazosa situación fue arreglada hábilmente: la consulta se haría a “los pueblos”, pero
“la hermana mayor” tomaba la decisión hasta q se resolviera. Así la consulta a las ciudades fue una concesión
forzada de los dirigentes porteños y no un acto espontaneo de convicción política. Estaban jugados por la causa
del gobierno propio y si bien cautelosamente invocaban la conservación de los derechos de Fernando 7, abrigaban
la decisión de defender su conquista con la razón. Cursaron las circulares a las ciudades para que en cabildo
abierto designaran los diputados. También se decidió él envió de una expedición militar que la Junta Provisional
Gubernativa puso a las órdenes de Francisco Ortiz de Ocampo como argumento disuasorio de cualquier rebeldía.
La previsión fue justificada por los sucesos de Córdoba, cuyas autoridades se pronunciaron desconociendo al
nuevo gobierno y se prestaron para la resistencia armada con Liniers a la cabeza. La disidencia del Dean Funes
fue en ese momento un acto de coraje civil a favor del cambio. A la rebeldía de Córdoba se sumaban la oposición
de Montevideo y la actitud de beligerancia de las intendencias altoperuanas, especialmente Chuquisaca y Potosí.
En ese momento crítico se vio la importancia de los trabajos que venían desarrollando desde 1809 Moldes y el
grupo de abogados subversivos denunciados por el virrey Cisneros al gobernador Isasmendi. Este abogado dice
Manuel Sola, fueron los q en 1810 precipitaron el pronunciamiento de Salta.
En Salta: la noticia llego el 16 de junio con los oficios de la Junta Provisional Gubernativa y del Cabildo Bs As.
El ayuntamiento salteño resolvió tratar el asunto en un cabildo general, el 19 de junio con asistencia del
gobernador intendente, el obispo diocesano, cabildo eclesiástico, jefe de los cuerpos y vecinos caracterizados. Se
leyó las comunicaciones recibidas de Bs. As. y se abrió el asunto a debate:
1. Los votos en contra del reconocimiento de la junta fueron minoría. Era necesario conocer el dictamen de
las ciudades subalternas.
2. La clase de los abogados votó corporativamente adhiriendo al dictamen del Lic. José Gavino blanco,
abogado de las reales audiencias del virreinato, quien manifestó que inmediatamente se nombrase el
diputado q se pedía de la capital
3. El coronel Pedro José Saravia, por sí y en nombre de los oficiales de regimiento de voluntarios, consideró
que era deber de obediencia aceptar los hechos de la abdicación del Virrey e instalación de la junta y se
demostró partidario que ese mismo día se nombrara diputado. Conto con 10 votos de vecinos.
4. El cabildo salteño, encabezado por los alcaldes Matheo Gómez Zorrilla y Antonino Fernández Cornejo,
acordó que coincidentemente con el cabildo de Bs. As., en su lealtad y obediencia a su rey Fernando 7,
se manden diputados q se ordenan, con el poder e instrucción debida.
5. El obispo Nicolás Videla del Pinto, por sí y en nombre del Cabildo eclesiástico, prelados y clero, dijo que
se conformaba con la generalidad de votos de este congreso “leal y amante a su Rey y Señor” y debía esta
capital unirse con la de Bs. As.
6. El gob. Intendente Nicolas Isasmendi, manifestó la aceptación de los asambleístas a las determinaciones
de la capital, lo cual coincidía con las instrucciones que había recibido de la circular. Mandaba también q
se mandarán los oficios a las ciudades subalternas a fin que uniéndose con su capital “presten todo el
mismo acatamiento y adhesión a ella”.
Esta votación del cabildo salteño tuvo influencia para el reconocimiento del cambio político por las ciudades del
Norte, aunque todas creyeron prudente esperar ordenes de la sede gubernativa. En esto hubo coincidencia, pero
no así en la elección de los diputados. En varias ciudades se suscitaron situaciones conflictivas. En Salta por
ejemplo, en la reunión citada para la elección se presentó un grupo de vecinos que no había sido convocado
haciendo petición escrita para que se lo admitiera en los comicios. El gobernador alentó esa aspiración, pero el
cabildo no, ya que consideraban que carecían de personería como vecinos principales por lo tanto ordenaron su
expulsión, considerando además al petitorio como atrevido e injurioso por lo que se comisiono al Alcalde de 2
voto Antonio Fernández Cornejo para la formación de una causa criminal. Esto trajo un serio entredicho entre el
gob. Isasmendi y Cornejo. El gob, le ordeno que sobreseyera dicha causa y como Cornejo no acato fue apresado.
En el empeño de Isasmnedi de cerrar la causa debe verse su implícito reconocimiento de ser el inspirador
ideológico del documento. Lo que estaba en juego era la conservación de su poder. Convoco por si un cabildo
abierto el 29 de junio donde resultó electo Tomas Sánchez que había votado por el reconocimiento de la Junta de
Bs. As. Los regidores desconocieron dicha elección y en sesión del 5 de julio recabaron el dictamen del asesor
letrado por el Dr. Santiago Saravia, quien aconsejo que el único remedio para solucionar el problema y evitar
“actos turbulentos”, era que el cabildo resolviera la cesación del mando político y militar por parte de Isasmendi.
La réplica de este no hizo esperar y tanto el autor del dictamen como el vocero del grupo de abogados Dr. Gabino
Blanco, fueron mandados a prisión.
Isasmendi desplego tropas y artillería en la plaza mayor y envió al cabildo una comisión presidida por el obispo
para procurar un avenimiento. El ayuntamiento resolvió no transigir en sus reclamos de renuncia del intendente.
Este ordenó la prisión del resto de los cabildantes comenzando por el alcalde de 1er voto.
Desde su prisión, los cabildantes hicieron llegar sus quejas a la junta de Bs As y comisionaron para ello a Dr.
Calixto Ruiz Gauna, quien se dirigió a Bs. As. y regreso de allí con el nombramiento de gobernador intendente a
favor de Feliciano Chiclana, Auditor de guerra del Ejercito Auxiliar del Perú que se hallaba en marcha al norte.
El nuevo mandatario ordeno la liberación de los cabildantes y desplazo del cargo a Isasmendi último gob del rey,
quien fue apresado y enviado a bs as para su juzgamiento. El nuevo régimen comenzaba con un nombramiento
hecho desde Bs. As. por la falta de acuerdo de los salteños.
Chiclana atemorizo a los que no se mostraban partidarios del nuevo orden. Por su rotunda convicción de la eficacia
persuasiva del terror quedó demostrado su jacobinismo, política q en la Junta tenía su inspirador a Mariano
Moreno.
Mientras tanto desde Lima el virrey Abascal producía una resolución -13 de julio de 1810- declarando agregadas
al Perú las provincias de Charcas, Potosí, La Paz y Córdoba, con el propósito de rechazar cualquier hostil empresa
de la junta de gob de Bs As. El gral Nieto, presidente de Charcas, había pasado un oficio a Isasmendi, ordenándole
convocar a a los vecinos para que en su nombre les manifestara su error, advirtiéndole de que si eso no se hiciese
se castigaría con todo el rigor de la ley q impone a los traidores.
Instalado Chiclana en el gob, el cabildo convoco a reunión para el 4 de septiembre. Asistieron 75 vecinos y fue
elegido diputado por mayoría de 48 votos el Dr. Juan Ignacio de Gorriti, hombre de prestigio moral e intelectual,
cuyas ideas a favor del gobierno de los criollos, eran notorias. donde fue elegido diputado, quien presenta sus
poderes el 17 de diciembre quedando así incorporado a la Junta Provisional Gubernativa.
En Tucumán se recibieron las notas de la Junta y del Cabildo de Bs. As. Y ello y promovió el cabildo abierto
del 11 de junio que resolvió esperar el pronunciamiento del gobernador intendente de Salta ya q esta era una
ciudad subalterna. Conocida la decisión de la capital. La elección de diputado se llevó a cabo el 27 de junio en la
persona del Dr. Manuel Felipe Molina. Su juramento se dilató hasta noviembre, por impedimentos alegados por
el nombrado.
La entrada de Santiago del Estero en la nueva época fue conflictiva. La elección como diputado de Juan José
Lami, genero la disconformidad de un sector. El capitán Francisco Borges, q estuvo en inteligencia con la predica
revolucionaria de Moldes era el inspirador de la facción descontenta ya q alegaba en su abstención de voto q
varios vecinos principales habían sido excluidos de la convocatoria. Borges envió a Bs as una presentación
acusando a los cabildantes de haber manifestado q la revolución no era más q una “borrachera de cuatro tunantes
q salían de un café y alborotaron al pueblo para su ruina”. Atendiendo esa reclamación la junta solicitó la copia
de la elección. Mariano Moreno dio traslado a la nota de Borges al gob intendente de Salta quien ratifico la
procedencia de la objeción sobre la instancia del clero y de muchos vecinos q no fueron citados y de q había oído
decir q este diputado no era de los más adictos al presente sistema de gobierno.
La junta ordeno una nueva elección que se realizó en marzo de 1811, donde fue electo el cura de Loreto, Pedro
Francisco de Uriarte. Uriarte a pocos días de llegar a bs as se dio con la noticia de la disolución de la junta
conservadora y la creación del 1 Triunvirato el 7 de noviembre de 1811. Así pues, el diputado santiagueño no
llego a tomar ninguna intervención en el Gob. Nacional, La noticia del cambio operado en bs as llego a
Catamarca el 22 de junio. El cabildo donde prevalecía la autoridad de Francisco de Acuña, comandante de armas
y subdelegado de la Real Hacienda, resolvió esperar ordenes de la capital de intendencia. Cuando ya se sabía el
reconocimiento de Salta se convocó al vecindario para elegir representante.
La mayoría de votos recayeron en el comandante de armas y la minoría para el procurador de la ciudad, José
Antonio Olmos. Acuña prestó juramento y en comunicación a la junta Provisional Gubernativa le anunciaba que
había sido elegido diputado, pero que no iría hasta tanto no designe a quien se desempeñe en la tesorería y se le
asigne la dieta correspondiente. Pero el 25 de agosto llego comunicación de la Junta indicando q debía efectuarse
nueva elección pues Acuña no reunía los requisitos de ser americano de nacimiento y no tener empleo rentado
de la corona. El 31 de agosto el cabildo eligió a José Antonio Olmos contra el Dr. Pedro Ignacio Acuña, hijo del
comandante de armas. Olmos se incorporó a la junta el 8 de diciembre, la primera a la que asistieron los diputados
del interior.
En La Rioja, la transición política ya estaba operada. Desde abril de 1809 Domingo Ortiz de Ocampo detentaba
la función de subdelegado de la real Hacienda, desplazando al español Vicente Bustos. El 28 de agosto de 1810
la ciudad eligió diputado al coronel Francisco Ortiz de Ocampo, quien había sido designado por la Junta, jefe de
la división Auxiliar del Alto Perú. La política riojana no puede ser comprendida si no se la correlaciona con las
situaciones de predominio familiar. En La Rioja se había dado la situación de predominio de los criollos, sin
necesidad de estímulo foráneo.

Contribución de los pueblos del Norte al Ejercito Auxiliar del Perú.


Los sucesos de mayo forzaron a funcionarios y vecinos principales definir su actitud frente a un hecho político
revolucionario. No era fácil entender por qué el nuevo gobierno destituía y encarcelaba a los funcionarios del
rey, pero al mismo tiempo proclamaba su fidelidad a Fernando VII y su voluntad de reservarle estos dominios.
Tampoco hay dudas de que generalmente esa definición se produjo bajo presión de la fuerza militar enviada al
interior con el argumento de auxiliar a los pueblos.
La sociedad criolla de las ciudades del Norte, formada por labradores, comerciantes, hacendados, artesanos y
mineros, al momento de la revolución tenía una población de 140.000 almas. Estaba compuesta por blancos,
tantos españoles como americano; indios y mestizos. Esa sociedad, aferro con entusiasmo el desafío de consolidar
la revolución por el camino de la guerra. Y para las masas indígenas del Alto Perú, la revolución significo un
verdadero mensaje de liberación, como lo prueba el alzamiento en masa de las poblaciones rurales que suscito la
aparición de los caudillos. El entusiasmo hacia la revolución en los pueblos del norte se apoya en datos concretos
q surgen de los papeles de la época.
Muchos de los soldados y oficiales que se incorporaron al Ejercito Auxiliar del Perú, lo hicieron por decisión
espontanea sin necesidad de reclutamientos compulsivos. La guerra terminaba con los hombres ya sea por las
bajas o la deserción y así nuevos contingentes se incorporaban produciendo la casi extensión de la mano de obra.
Además de soldados, el ejército necesitaba cabalgaduras y animales de carga, carretas para el transporte, géneros
y ropas para el vestuario, vituallas para su alimentación y pertrechos para su equipamiento. Las primeras
contribuciones se concretaron en los cabildos abiertos. Los primeros donativos patriótico vinieron de la gente sin
figuración política, muchos pobladores del medio rural dieron todo, más allá de sus razonables posibilidades.
En Santiago del Estero, una de las jurisdicciones más pobres, el pueblo presto ayuda desinteresada. Germán
Lugones, desde la posta del Portezuelo- donde comenzaba la comprensión territorial de Santiago- presto auxilio
con hombres, animales, carros y bueyes; también lo hicieron desde la posta de la Noria y Simbolar; en Sipilca y
Manogasta don Francisco Lami y Domingo Palacio entre otros sirvieron en el abasto de las postas que debió
recorrer la expedición hasta la ciudad. Esto consta en el oficio del cabildo al jefe de la expedición y en el oficio
de Ortiz de Ocampo a la Junta. El capitán Francisco Borges fue recomendado por Hipólito Vieytes para promover
el alistamiento de soldados, logrando reunir 317 hombres.
El general Ortiz de Ocampo dio razón de los donativos recibidos por la expedición a su paso por Santiago. En la
nómina figuran contribuciones en dinero. El procurador de la ciudad Pedro Ignacio de Urrejola, entrego 25
caballos y mulas, al igual que otros José Cumalat, ofreció a su hijo para el ejército. El alcalde de 2° voto entrego
94 varas de tucuyo, 40 caballos, 2 carabinas y 200 varas de lienzo.
En Catamarca, refiere Ramón Rosa Olmos: “el entusiasmo patriótico había cundido en todas las capas sociales
y los vecinos se disputaban el honor de contribuir al éxito de la campaña libertadora”. Petrona Santellán ofreció
todas las mulas de silla de su estancia de San Pedro de Capayán para el viaje de 150 reclutas que llevo a Bs. As.
El capitán Juan Ignacio Soria, en enero de 1811.
Para ayudar con los gastos de esa remesa se levantaron donativos en los distintos curatos de campaña, cuya
nómina fue publicada por la Gaceta de Bs. As. en sus ediciones del 30 de mayo y el 26 de junio de 1811. La
magnitud de las contribuciones personales es pequeña, lo cual indica que se trata de gente de escasos recursos.
Los esposos Gregorio Villagra y Paula Barrionuevo no teniendo bienes materiales para donar “ofrecieron sus 4
hijos”.
En 1814 eel teniente gobernador Domingo Ortiz de Ocampo remitió a las autoridades de bs as una relación
detallada de la cooperación de Catamarca al Ejército Auxiliar del Perú. Catamarca habría entregado entre 1813
y 1814, 1433 reclutas, 2204 caballos, 1229 mulas, 946 novillos, 2781 arrobas de harina, 1069 arrobas de pasa de
higo y además suelas, cobre, pólvora, cuero y 9671 $.
La Rioja durante la gestión de Francisco Pantaleón de Luna, remitió a Córdoba un cargamento de plata piña
sacada de las minas del Famatina. También, soldados disponiendo para tal efecto el rescate y la donación de
esclavos y el adiestramiento de reclutas. Bajo el gobernador de Francisco Javier Brizuela y Doria, respondiendo
a un pedido de Córdoba, este señalaba q la ciudad ya había despachado más de 800 reclutas y dejaba en claro que
ante esta situación las campañas y las minas de Famatina quedaban sin mano de obra y familias abandonadas.
Logra enviar un pequeño contingente de 52 hombres, pero advierte q en toda la jurisdicción no quedan más de
150 jóvenes con las aptitudes requeridas para el oficio de las armas. Transcurridos 4 años de guerra se advierten
signos de agotamientos de la capacidad contributiva de los pueblos. El cabildo tucumano, por medio de proclama,
solicito contribuciones voluntarias. Se hicieron donaciones en dinero por parte de comerciantes. También se
hicieron empréstitos reintegrables, contribuciones
en forma de verdaderos impuestos de guerra. Feliciano Rodríguez ofreció además de su persona y la de sus
esclavos, 150 caballos, 6 reses y 5 mulas; Francisco Figueroa dono 500 cajas de fusil y otras 500 más a nombre
de su hijo. Varios vecinos donaron carretas, otro grupo de 33 lograron reunir 431 caballos. Estas contribuciones
se concretaron en los primeros meses de 1811.
La situación de Salta fue muy especial. Hasta la revolución era la plaza comercial más importante del norte por
su provechoso intercambio con el Alto y Bajo Perú y por ser eje del tráfico de mulas. La guerra interrumpió ese
comercio casi de forma absoluta durante 15 años sin brindarle ingresos sustitutivos. Junto con Jujuy fueron el
teatro de operaciones de guerra, soportando invasiones sucesivas de los ejércitos realistas desde 1812 a 1821 y
también el trajinar del Ejercito Auxiliar. Esto reporto daños inmensos, mientras la ciudad de Tucumán crecía en
importancia como centro de aprovisionamiento.
En el cabildo Abierto en el que se hizo la elección del diputado Gurruchaga, se levantó la primera suscripción q
alcanzo la suma de 3837 $. En esta contribución figuraban Chiclana, el obispo Videla del Pino, el ex gob
Isasmendi. Estas contribuciones de los vecinos principales de Salta denotan la significación de su patrimonio
personal que no admite comparación con las modestas contribuciones de otras ciudades del norte. Esto fue así en
los primeros años.
Chiclana opinaba que en Salta la mayoría de la población era inicialmente contraria a la revolución, y q su
obediencia era inspirada por el terror. A la primera colecta reunida por el cabildo pronto se sumaron más
contribuciones. Figuran 10 cargas de maíz tostado, 4 fanegas de trigo, 10 cargas de harina, 12 arrobas de
bizcochos, 2 arrobas de pólvora y 52 libras de estopa para la artillería. La vanguardia del ejército auxiliar llego a
Jujuy en septiembre, convirtiéndose en un verdadero cuartel. Todos sus habitantes contribuyeron al equipamiento
de las tropas: ropa, armas, dinero, víveres, cabalgaduras y hombres. A medida que el ejército se internó en el alto
Perú, después de su triunfo en Suipacha-7 de noviembre de 1810-se recibieron los aportes de las ciudades y
lugares q transitaban en su itinerario. Contribuciones q crecieron en magnitud en las ciudades de Potosí y
Chuquisaca. Por ej. el arzobispo de Chuquisaca dono 6000 $ pesos en metálico, una verdadera fortuna para la
época. El Tte. coronel Juan Salvador de Alcaraz hizo un donativo en paño azul para 300 uniformes, lienzo, oro.
Tanto despliegue de generosidad se desperdició de golpe con el desastre de Huaqui, ocurrido el 20 de junio de
1811, donde el ejército auxiliar se perdió casi enteramente. Sus restos puestos bajo las órdenes de Pueyrredón
primero, y de Belgrano después, no solo perdieron el alto Perú sino que fueron incapaces de sostenerse siquiera
en Jujuy. Estas provincias quedaron libradas a su suerte y las fuerzas realistas ocuparon la región, sofocando con
mano dura los intentos q en ella persistían. La situación de indefensión q sus derrotas crearon en la población
civil q había comprometido su vida, haberes y fama apoyando la causa de La revolución rioplatense. Con el
avance de los realistas hasta Tucumán no tuvo más remedio q emigrar.

Los hombres de la revolución.


Los hombres de la revolución del norte tienen rasgos comunes pese a las discrepancias que se manifestaban en la
práctica política. Tenían una pertenencia social común y habían adquirido educación similar. La revolución no
fue para ellos un pivote de escalamiento social, fenómeno q sucedió en Bs. As., según la anotación de Beruti en
sus Memorias Curiosas, la metamorfosis revolucionaria hizo que “gente común de la plebe” se viera engrandecida
desplazando a hombres de mérito. La Llamada “Carrera de la Revolución” (por Halperin Donghi) no sucedió
en las ciudades del norte. Los dirigentes revolucionarios pertenecían en su mayoría al patriciado criollo formado
durante la colonización española, y en ciertos casos de la burguesía prospera constituida en el siglo 18 y que se
vincula por lazos de parentesco con aquella clase. Criollos de vieja sepa eran los Ortiz de Ocampo y Dávila,
riojanos; José Antonio Olmos y Bernardino Ahumada y Barros, catamarqueños; Bernabé Araoz y Nicolás Laguna,
tucumanos; los Frías y Gorostiaga, santiagueños; Saravia y Fernández Cornejo, salteños; Sánchez de Bustamante
y Iriarte, jujeños. Junto a ellos actúan miembros de familias más nuevas de holgada posición adquirida del
comercio, como los hermanos Gorriti, José Moldes, Francisco Gurruchaga, Martin Güemes, Bernardo de
Monteagudo y Juan Francisco Borges. La mayoría eran doctores o licenciados en Córdoba y Chuquisaca y otros
habían viajado a España. El único hombre nuevo que visualizamos en el norte, a quien la revolución le sirvió
como plataforma de ascenso político, es el santafecino Feliciano de la Mota Botello. Estaba radicado en
Catamarca, era comerciante de profesión y su amistad con Mariano Moreno y Belgrano le favorecieron en su
“carrera de la revolución”.
Entonces la mayoría de estos hombres no tuvo especulaciones sino convicción política. Una de las personalidades
mejor conocidas por su dilatada actuación política, por sus escritos y las ideas q explayo en las distintas asambleas
y cargos q ocupo, es el canónigo Dr. Juan Ignacio Gorriti. Este antes de producirse el cambio de gob. Había
avizorado que la revolución “se la venia venir”. Fue precursor de la revolución por su tesis de la caducidad del
mandato de las autoridades virreinales, con lo cual se anticipó a la ideología de la retroversión expuesta en el
cabildo abierto del 22 de mayo. Se integró como diputado a la Junta Provisional Gubernativa, como representante
de Jujuy, donde a través de sus escritos planteaba el problema de la futura organización nacional, al sostener la
igualdad de derechos de todos los pueblos del virreinato y la necesidad de darles la autonomía necesaria para
ejercer libremente tal derecho.
En base a esta doctrina, debía abolirse la dependencia de Jujuy de la intendencia de Salta. Todos los ramos de
gobierno dependerían del cabildo y la ciudad contribuiría anualmente, según su población y comercio, a ayudar
al superior gobierno del país.
Esta propuesta hace de Gorriti el precursor del federalismo municipal. Su experiencia como miembro del primer
gobierno patrio no fue alentadora. Lo que planteo sobre la organización política del estado fue desatendida y
como sucedió con todos los diputados del interior fue destituido y expulsado por un decreto del 1 triunvirato. Su
testimonio es una fuente de primera mano para analizar sobre los hechos fundacionales de nuestra nación. En el
año 1824 acepto la designación de Salta para el congreso General Constituyente. En 1828 fue elegido gobernador
de Salta.
Los hermanos Ocampo, pertenecían a una familia principal de La Rioja. Francisco Antonio fue designado en 1807
jefe del regimiento de arribeños. Participo junto con Liniers en la defensa de Bs. As. y ahí trabo amistad con este.
Cuando se produjo la revolución fue asignado por el nuevo gobierno al mando del ejército auxiliar del Perú, para
asegurar la obediencia al nuevo gobierno, convirtiéndose en el primer general de la revolución. La
contrarrevolución de Córdoba le suscito de inesperado enemigo a su antiguo jefe Liniers. La junta le ordeno el
fusilamiento del mismo y de todos los cabecillas. Ortiz de Ocampo dilato esta cuestión, lo que le costó el mando
del ejército y fue reemplazado por Castelli que llevo adelante la ejecución. Ocampo siguió en la expedición, pero
relegado al mando de un civil quien se constituyó en el verdadero jefe.
Fue presidente de Charcas en 1813 y gobernador intendente de Córdoba durante la gestión del director Posadas.
En 1820 fue gobernador de La Rioja cuando esta declaro su autonomía y se pronunció por la organización
federativa de la Nación. No tuvo una gestión feliz. Acosado por la facción de los Dávila, e impotente para resolver
los problemas derivados de la invasión del regimiento de cazadores de los andes, fue derrocado y a partir de
entonces, llevo la vida de simple particular.
José Antonio Olmos de Aguilera, no fue doctor ni militar. Era nada más q un buen vecino comprometido con el
bien público. Pertenecía a un viejo linaje q había dado conquistadores y colonizadores en Chile y Tucumán. Un
antepasado suyo fue el maestro Bartolomé Olmos de Aguilera, fue cura párroco y fundador de la villa de Belén.
Cuando debieron elegir diputado en Catamarca tuvo q vencer la oposición del grupo realista encabezado por el
comandante de armas Francisco de Acuña quien resultó electo en la primera elección, pero q fue rechazado por
la junta. Al realizarse una nueva elección Olmos de Aguilera tuvo q medirse con el hijo de Acuña a quien
finalmente supero. Olmos de Aguilera llego a bs as y se incorporó a la junta provisional gubernativa hasta el 23
de septiembre de 1811 con la creación del 1 triunvirato, y desde esa fecha integro la Junta Conservadora hasta su
disolución. Participo de varios debates como la designación de diputados ante las cortes de Brasil y de Gran
Bretaña, reglamentación sobre libertad de imprenta, supresión del tributo q pagaban los indígenas, organización
de la instrucción de los ciudadanos en el oficio militar.
Soporto con dignidad su expulsión ordenada por el triunvirato. Reintegrado a su provincia se desempeñó como
regidor en varias oportunidades y en 1815, cuando ocupa el cargo de síndico procurador, fue elegido diputado
para el congreso de Tucumán que por motivos de salud subrogo el mandato en la persona del Pbro. José Eusebio
Colombres. En septiembre de 1817 fue elegido teniente gob interino en reemplazo de Mota Botello. Cuando
Bernabe Araoz auspicio la reunión de un congreso para organizar la Republica del Tucumán, fue nombrado
diputado conjuntamente con Pedro Ignacio Acuña. Al declararse la Autonomía de Catamarca (25 de agosto de
1821), Olmos de Aguilera formo parte de la primera Junta de Representantes de la nueva provincia. En la etapa
final fue ministro de gobierno del coronel Marcos Antonio Figueroa (1828-1829) comprometido con el partido
federal de Quiroga. Cuando Figueroa se incorporó al ejército del riojano delego el mando en su ministro Olmos.
En el año 1831 fallece.

2- Fracaso del Ejercito Auxiliar del Alto Perú: El ejército Auxiliar del Perú y los pueblos del Norte
Cap. 5 “El ejército auxiliar del Perú y los pueblos del Norte” (Bazán)

La carencia de un proyecto político por parte del gobierno criollo hizo de la guerra el principal argumento para
su cimentación. La hostilidad de los realistas de Montevideo adictos al Consejo de Regencia, el retiro del Paraguay
que rehusó acatamiento a Bs. As. y la decisión del virrey del Perú de agregar a su jurisdicción las provincias
altoperuanas preservando en ellas la autoridad real por medio de la fuerza, crearon a la junta Provisional
gubernativa la necesidad perentoria de sostener la causa revolucionaria en el terreno militar.
Terminada la resistencia de Córdoba, el objetivo fue defender la posesión del alto Perú, donde estaban las ciudades
más importantes del virreinato. El 25 de junio, el cabildo de Tarija informaba a la Junta que había procedido a su
reconocimiento y en agosto designó diputado al Dr. José Julián Pérez. En Cochabamba, en cabildo abierto, se
eligió a Francisco del Rivero como gobernador intendente, quien manifestó su reconocimiento al nuevo gobierno
y organizó militarmente las fuerzas para defender el pronunciamiento contra los realistas. Tarija, Cochabamba,
Chuquisaca, La Paz, Tupiza y Oruro fueron reconociendo a la Junta de Bs. As., cabe aclarar que dicho
reconocimiento tuvo lugar después de la victoria de Suipacha, obtenida por el ejército Auxiliar (7 de noviembre),
salvo Tarija y Cochabamba que no esperaron resultados militares para pronunciarse a favor de la revolución.
Fue en los pueblos del alto Perú donde la revolución halló acogida favorable, especialmente en la población
indígena que era inmensa mayoría. Para ellos la revolución fue recibida como un mensaje de liberación social.
El clima altoperuano era óptimo para que esos territorios de las intendencias fueran amparados en su obediencia
por el ejército auxiliar. Desgraciadamente, las cosas sucedieron de otra manera. El ejército auxiliar del Perú
demostró su incapacidad para aferrar es vasta jurisdicción pese a la colaboración en hombres y recursos que le
brindaron sus pueblos. El gobierno criollo mostro su impotencia para defender a los altoperuanos y garantizarles
que su fidelidad revolucionaria no les acarrearía los dolorosos tributos de vidas que debieron pagar frente a la
represión realista.
La guerra de la independencia tuvo un escenario geográfico que abarca desde Tucumán hasta el Desaguero, en
una extensión de 2000 km. Dicho proceso bélico tuvo 2 aspectos: la regular o convencional, sostenida por el
ejército auxiliar contra el ejército del Rey; la guerra de recursos o de guerrillas que se desarrolló a veces
simultáneamente con la convencional, sobre todo en el Alto Perú y más decididamente desde 1815 cuando la
suerte de la Revolución quedo supeditada a la acción de las guerrillas, tipo de acción militar q asumió 2 formas:
la llamada guerra de Republiquetas, en el Alto Perú y la guerra Gaucha, en la provincia de Salta.
En la primera etapa (1810-1815) las fuerzas estaban integradas por criollos y castas (negros y mulatos) y con el
apoyo de las guerrillas lucharon ante el ejército realista dirigido por generales españoles, oficiales peninsulares y
americanos y tropas cuicas, mestizos del Bajo Perú. Después de Sipe-Sipe (29 de noviembre de 1815), el ejército
auxiliar del Perú fue aniquilado, y la responsabilidad militar de sostener la revolución quedo en manos de las
guerrillas.
Durante el periodo de la guerra regular que se inicia en Cotagaita y concluye en Sipe-Sipe, se registran 3 campañas
del ejército auxiliar. La 1ra fue conducida por Juan José Castelli, delegado de la junta, y Antonio González
Balcarce. La dualidad de mando llevo a la confusión e indisciplina. Se inicia con el combate de Cotagaita (27 de
octubre de 1810) donde el ejército patriota tuvo que retirarse. En Suipacha tuvo una victoria decisiva q le permitió
al ejercito ocupar las 4 intendencias altoperuanas y capitalizar el decidido apoyo popular. Castelli se ocupó de los
aspectos políticos y administrativos. Se organizaron los cuerpos, se eligieron autoridades adictas y, cumpliendo
instrucciones de la junta se mandó ejecutar a todos los jefes realistas, como x ej a Francisco de Paula Sanz.
Sirviéndose además de los fondos de las cajas reales de Potosí y de Chuquisaca. El ejército patriota avanzo hacia
Oruro para continuar hacia la Paz. Sobrepasada esta ciudad, instalo su campamento en el pueblo de La Laja, sobre
el Desaguadero. Castelli siguiendo instrucciones, entablo negociaciones con el gral Goyeneche, comandante de
las fuerzas realistas, firmando un armisticio de 40 días “tal pacto fue burlado por ambas partes y mejor
aprovechado por los realistas, ya que en el campamento patriota ocurrió la indisciplina y además se acentuó la
división entre saavedristas y morenistas. En este estado se produjo la batalla de Huaqui (20 de junio de 1811) que
fue un verdadero desastre para el ejército aux. no hubo retirada sino dispersión y fuga, intentaron reorganizarse
en Potosí pero no lo lograron y los resto del ejercito debieron replegarse hasta Jujuy.
Juan Martin de Pueyrredón fue designado nuevo jefe. Goyeneche quedo dueño del territorio dirigiéndose a
Cochabamba, donde había una sublevación patriota encabezada por los caudillos Esteban Arce y Mariano
Antezana. El resto del ejército realista continuo su avance hacia Jujuy al mando del gral Jose Pio Tristán.
Pueyrredón comenzó en Jujuy la ardua tarea de remontar y organizar la tropa, con la ayuda de la gente del pueblo.
Escribió al triunvirato que dadas las condiciones del ejército, resultaba necesario designar un comandante de
mayor conocimiento técnico. El gobierno lo ratifico en su cargo, pero este creyó necesario hacerles saber que la
derrota q se había dado se debía a la admisión en el ejercito de un grupo de oficiales sin honor. El primer gran
impulso revolucionario en el Alto Perú, se había malogrado por la acción de los hombres y no de las circunstancias
fortuitas.
El 26 de marzo de 1812 Pueyrredón hizo entrega del mando a su sucesor doctor Manuel Belgrano a quien las
necesidades de la revolución lo habían convertido en general. En su marcha hacia el norte había creado como
divisa de la Patria naciente la bandera azul y blanca que izo por primera vez en las barrancas de Rosario (27 de
febrero), convencido de q para el triunfo de la causa de la revolución era preciso inflamar de entusiasmo los
sentimientos del pueblo.
En ese momento se recibieron en Jujuy 2 documentos de Goyeneche. Uno estaba dirigido al cabildo de Jujuy
donde se puntualizaban los excesos cometidos por los enemigos del rey q habían enarbolado el estandarte de la
libertad y de la independencia. El segundo documento titulado “Manifiesto de Goyeneche a la América del Sur”,
hacia un resumen de los acontecimientos desde los días de mayo, señalaba los excesos y atropellos cometidos por
las tropas libertadoras y terminaba amenazando con hacer avanzar a las tropas realistas.

Belgrano y la defensa del Norte en la primera invasión realista:


La presencia de Belgrano al frente del ejército auxiliar marca la única verdadera etapa gloriosa en la existencia
de este cuerpo. Manuel Belgrano al frente del ejercito le infundio una disciplina y una mística guerrera de la que
había carecido, poniéndolo en aptitud profesional. Belgrano fue entre los revolucionarios rioplatenses el que más
hizo para crear una conciencia de Patria que distinguiera a los criollos de los súbditos del rey.
Cuando llego a Jujuy comprendió que los pueblos del norte, enfriado el entusiasmo inicial, con derrotas militares
y luchas de facciones en el gobierno (fresca estaba aún la expulsión de los diputados del interior que era
considerado un trato agraviante), estaban desmoralizados y casi hostiles.
Belgrano palpo ese estado de opinión. Mientras se puso a reorganizar el ejército creando nuevos cuerpos y
compañías, estableciendo el parque y maestranza, los servicios de sanidad y de intendencia, contando para ello
con el apoyo del pueblo jujeño, quiso solemnizar el 2° aniversario del 25 de mayo con una ceremonia para
retemplar el espíritu de los pueblos. Luego de la ceremonia religiosa, frente a las tropas y al pueblo reunido en la
plaza mayor, presento la bandera celeste y blanca que había creado, que fue bendecida por el canónigo Gorriti y
jurada por las tropas. Sin embargo, el triunvirato, q seguía la política de esconder su verdadera intencionalidad
bajo la máscara de fidelidad a Fernando VII, desaprobó la medida y la presentación pública de la bandera, e indico
que siguiera enarbolando la bandera de los Borbones.
Los preparativos de Belgrano hacían presagiar un nuevo avance sobre el Alto Perú para auxiliar a los patriotas
de Cochabamba y Chuquisaca (conducidos por Arce y Padilla), que sostenían la resistencia contra las fuerzas de
Goyeneche. Esa expectativa fue contrariada por instrucciones del gobierno de Bs. As. que ordenaba la retirada y
previniendo que esa maniobra debía ser agresiva, privando al invasor de todo recurso en el terreno abandonado.
Belgrano llevo a cabo la orden y comunico al pueblo que en masa debía abandonar su tierra y reunirse con el
ejército para seguirlo en su marcha retrograda. Todo debía ser sacado y transportado: armas, ganados, cosechas,
mercaderías. Aquellos q no lo hicieran serian tenidos por traidores a la patria. El 23 de agosto se inició el operativo
conocido como “Éxodo Jujeño”, episodio heroico, pero también inútil sacrificio. La batalla que se dio un mes
más tarde en Tucumán pudo haberse dado en Jujuy. Los protagonistas eran los mismos y la adhesión popular no
habría sido menor.
El 12 de septiembre, Belgrano con su ejército y los emigrados llegaron a Tucumán. El entusiasmo cívico lo
desbordo. La batalla de Tucumán, dada en el campo de La Ciudadela (24 de septiembre) fue la más nacional de
todas las que se libraron en la guerra de la independencia. Ahí estuvieron representados casi todos los pueblos de
la convocatoria de mayo. Estaban del escuadrón de “Decididos” de Jujuy; la caballería salteña con la destacada
participación de Moldes; las milicias tucumanas reunidas por Bernabé Araoz; los restos de los regimientos
porteños. Del Alto Perú vino Manuel Ascencio Padilla quien se incorporó al ejército de Belgrano formando la
escolta del general. Desde Catamarca llego una compañía de 170 hombres conducida por el capitán Bernardino
Ahumada Y Barros. Tucumán fue la batalla de la unión nacional. Esta batalla y la de Salta marcan el punto más
alto del ejército auxiliar del Perú. Eso fue un ejército popular y no un comité político como había sido en Huaqui
y lo seria posteriormente en Sipe-Sipe. Tucumán salvo a la revolución.
Su impacto político fue grande en Bs As. No tardo en propagarse la noticia de que Belgrano había dado la batalla
contra las órdenes de Rivadavia, secretario de guerra. Esto precipito la caída del desacreditado triunvirato. Se
produjo el golpe de estado del 8 de octubre donde aparecieron Ortiz de Ocampo y José de San Martin al frente de
sus regimientos. Al amparo de esas fuerzas, un grupo numeroso de ciudadanos se presentó al ayuntamiento y
pidió un cabildo abierto. De aquel movimiento salió un nuevo gobierno formado por Juan José Paso, Nicolás
Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. Eran los hombres de la logia recién formada. Se advirtió enseguida una
nueva dirección en el movimiento revolucionario: el gobierno resolvió dar la prioridad a la guerra en el frente
norte y la convocatoria para una asamblea general a la que concurrirán las ciudades con cabildo.
Rechazada la ofensiva realista, su misión era Alto Perú. Belgrano instalo su cuartel general en Potosí y en esta
ciudad cumplió una doble función: remontar el ejército y organizar la administración de la región. Dividió al país
en 8 provincias y designo gobernadores, rehabilito la Casa de la Moneda y estableció claras normas para las
relaciones con el clero, los vecinos y los indígenas para evitar que se repitieran las quejas que hubo contra Castelli.
Su actitud con los altoperuanos fue fraternal y no arrogante. En el campo realista se había producido la renuncia
de Goyeneche “abatido por la derrota de Salta”, lo sucedió el brigadier Joaquín de la Pezuela.
El 27 de septiembre Belgrano llego a la Pampa de Vilcapugio y ese mismo día Pezuela se situó en los altos de
Condo-Condo. El 1 de octubre se libró la batalla de Vilcapugio. El ejército Auxiliar debe retirarse del campo con
grandes pérdidas (más de 1000 hombres, todo el parque y la artillería). También fueron elevadas las pérdidas del
ejército realista, que después de un mes se mueve y avanza.
Belgrano había logrado reunir 3400 y después de un consejo de guerra en el que la mayoría había decidido la
retirada, Belgrano decide atacar y se produce la batalla de Ayohuma (14 de noviembre), más sangrienta que la
anterior y que constituyo una nueva derrota para el ejército patriota. Los derrotados llegan a Potosí donde no
pueden sostenerse y continúan su marcha hasta Jujuy. Con el fracaso de la segunda campaña del ejército Auxiliar
las provincias altoperuanas quedaron libradas nuevamente libradas a su suerte. Se iniciará la epopeya de la
“Guerra de las Republiquetas”. El ejército patriota no pudo sostenerse en Jujuy y cayo nuevamente en poder del
enemigo el 17 de enero de 1814. Belgrano solicito su relevo “ya que se consideraba física y moralmente impedido
para continuar el mando del ejército”.
San Martin y la estrategia defensiva.
El año 1814 comenzaba con la centralización del poder, dispuesta por la Asamblea General. Asumió el cargo de
Director Supremo don Gervasio Antonio Posadas. En el Alto Perú el ejército había sido destruido y las provincias
de esa jurisdicción en manos del ejército realista dirigido por Pezuela. En Montevideo, la guarnición española,
resistía el asedio de las tropas independientes, bajo el mando de Rondeau. Para peor los dirigentes estaban
divididos por pleitos de facciones y personalismos y los recursos financieros eran escasos. De las donaciones
voluntarias se había pasado a las contribuciones forzosas, resistidas por los pueblos.
La defensa del norte era el problema más urgente. Las tropas de Pezuela ocuparon las ciudades de Jujuy y Salta,
obligando a los restos del ejército a refugiarse en Tucumán. Accediendo al pedido de Belgrano el gobierno
nacional designo general en jefe al coronel José de San Martin, quien como jefe del regimiento de Granaderos a
Caballo había vencido a los españoles en el combate de San Lorenzo. El 30 de enero se hizo cargo de sus funciones
en Tucumán. Aprovechando los informes de Belgrano y Dorrego, resolvió la estrategia defensiva. Las milicias
salteñas al mando de Tte. Coronel Martin Miguel de Güemes se encargarían del norte por la línea del rio Pasaje
y a su vez estaría dividido en dos sectores: el del este, camino de las postas; y el del oeste, camino de los valles
Calchaquíes. Les envió a Arenales y Warnes, que sostenían la resistencia contra los realistas en Cochabamba y
Santa Cruz de la Sierra, armas y municiones, y directivas, sobre la forma de operar en lo q luego se llamaría
guerra de Republiquetas.
Ordenó construir en Tucumán un recinto fortificado, “la Ciudadela”, con el objeto de defender la ciudad,
disciplinar a las tropas y servir de depósito. Lamentablemente, motivos de salud lo obligaron a pedir licencia en
su mando y luego retirarse de Tucumán en busca de un clima apropiado para su recuperación. Previamente había
propuesto para el gobierno civil al coronel de milicias D. Bernabé Araoz, Posadas lo nombro y tomo posesión del
gobierno. La estrategia definida por San Martin era muy clara. La tarea que el ejército regular estaba incapacitada
para afrontar seria desempeñada por las milicias gauchas de Güemes. Aquel debía reorganizarse y quedar en
Tucumán, para entrar en operaciones en caso de que fuera desbordado Güemes en la línea defensiva del rio Pasaje
(cabe destacar q en el ejército había un grupo de oficiales nativos del norte como Rudencindo Alvarado, Alejandro
Heredia, Gregorio Araoz de Lamadrid, Juan Felipe Ibarra). Se abandonaba, así el rol ofensivo. Las tropas realistas
conducidas x el brigadier Juan Ramírez Orozco, fracasaron en su avance hacia el sud más allá del rio Pasaje.

Tercera campaña al Alto Perú Sipe-Sipe


En esta etapa quien se hizo cargo del ejército fue el Gral. Rondeau, retirado por Posadas del sitio de Montevideo,
por considerarlo el hombre más indicado para asumir la conducción en el frente más importante. Cuando asumió
la jefatura del norte ya se había producido la rendición de Montevideo, acontecimiento que fue celebrado en
Tucumán. Esto disipo la amenaza de una invasión española al Rio de la Plata por lo q el esfuerzo militar debía
concentrarse en el norte. Rondeau obtuvo del gobierno nacional y de las autoridades provinciales todos los
recursos pedidos, porque lo decidió a abrir una nueva campaña sobre el Alto Perú con el apoyo del gobierno
nacional, del gobierno Araoz y por las milicias de Güemes que llevaban adelante la defensa exitosa de Salta y
Jujuy. Las fuerzas de Pezuela se habían retirado hasta Cotagaita e incluso ese repliegue obedeció a nuevos
levantamientos que se habían producido en el Alto Perú. Álvarez de Arenales había avivado la resistencia popular
en esa región. Pero mucho más grave fue el pronunciamiento revolucionario de las provincias de Cuzco, Arequipa,
puno y Huamanga, acaudillado por el general indio Mateo Pumacahua. Los patriotas tomaron el fuerte del
Desaguadero y el 24 de septiembre la ciudad de La Paz cuya entrada fue sangrienta y despiadada y uno de los
más atroces episodios del Alto Perú. Pezuela quedo en Cotagaita con su ejército considerablemente disminuido.
Mientras la guerrilla hervía en el Alto Perú, Rondeau, desperdiciaba la oportunidad. No avanzo hasta q no tuvo
la confirmación de la retirada realista. Arriba en septiembre a Jujuy donde instala su cuartel general. Como
reconocimiento a los méritos adquiridos x Güemes como jefe de avanzadas, propuso su ascenso a Coronel q fue
concedido por Posadas. En la noche del 7 de diciembre explotaron en el campamento general de Jujuy las
disidencias de cuartel. Complotados los jefes del regimiento Martin Rodríguez, Diego Balcarce y otros oficiales,
pusieron a sus cuerpos en pie de combate y procedieron a arrestar a los oficiales que habían llegado de la Banda
Oriental, de quienes se decía q eran adictos a la logia y venían a preparar un estado de opinión favorable a Carlos
María de Alvear. Los coroneles y comandantes fueron arrestados. Rondeau fue puesto en conocimiento de lo
sucedido. Este manifestó q no había motivo para semejante alarma y si bien ordeno q los cuerpos volvieran a sus
alojamientos, no desautorizo el procedimiento. Este incidente tenía una clara raíz política: Alvear brigadier
general por su triunfo en Montevideo, tenía decisiva influencia en el directorio y en la logia. Había desconfianza,
los ánimos estaban prevenidos y cualquier decisión imprudente podía descargar la tormenta. Es lo q sucedió
cuando Posadas dispuso relevar a Rondeau y designar a su sobrino como comandante en jefe del ejército auxiliar,
por lo que la sublevación del 7 de diciembre fue la respuesta de una oficialidad enteramente politizada. La
consecuencia inmediata fue la renuncia de Posadas. Rondeau quedo comprometido en una actitud de
complacencia con la subordinación q le valió personalmente para seguir en el mando.
En los primeros días de enero de 1815 Rondeau decidió proseguir su marcha. Traslada su cuartel a Huacalera y
desiga a Martin Rodríguez jefe de la vanguardia de Humahuaca. La situación del frente altoperuano era la
siguiente: Pezuela con su cuartel en Cotagaita, se encuentra debilitado, sus hombres se encuentran distribuidos en
distintos lugares enfrentando las guerrillas, la división de Ramírez debe ocuparse de la insurrección de Pumacahua
en Cuzco.
El ejército patriota al mando de Rodriguez cae preso en El Tejar y pierde dos meses de la mejor época para entrar
en el altiplano desaprovechando así el apoyo de los focos revolucionarios extendidos desde el Cuzco hasta Santa
Cruz. La única acción feliz de toda la campaña sucede en el Puesto de Márquez, donde las milicias de Güemes
derrotan al coronel Vigil tomándolo prisionero con su tropa.
Rodeau avanza lentamente, como si tuviera plomo en los pies, parecen preocuparle más las noticias de bs as,
donde la azonada de Fontezuelas ha decretado la caída de Alvear sucediéndolo Álvarez Thomas. Después de la
acción del Puesto de Márquez, se produce una divergencia entre Rondeau y Güemes. Este último solicita
autorización para regresar a Salta invocando razones de salud. Considera que desde allí puede seguir operando en
combinación con el ejército auxiliar. Esta de acuerdo con la distribución territorial de mandos dispuestas por el
general que a él le asignara defender la zona comprendida desde Tarija hasta Tucumán. Debidamente autorizado,
el jefe salteño regresa a su pago donde será elegido gobernador (mayo de 1815). En ese retiro debidamente
autorizado, a su paso por Jujuy, exige se le entreguen los fondos de esa tenencia de gobernación y se apodera de
fusiles y tercerolas depositadas en el parque.
Rondeau lo intimida a devolver esas armas y ante su negativa lo declara traidor a la causa de la revolución en un
manifiesto, en agosto de 1815. Güemes intento justificar diciendo que lo necesitaba para defender Salta. Luego
de 4 meses de inactividad, la división de Rondeau se movió por el camino real q de Potosí conduce a Oruro.
Después de un año de preparativos, Rondeau tiene q dar batalla decisiva, en condiciones poco propicias. Intenta
alcanzar Cochabamba, donde quiere pasar a la defensiva hasta el arribo de un refuerzo de 1200 hombres que
conduce Domingo French. La incorporación de la misma fue seriamente entorpecida por Güemes, gob de salta,
quien desconfiaba sobre las reales intenciones de esa fuerza.
Este incidente impidió que el refuerzo llegara al Alto Perú. Rondeau ubica sus fuerzas sobre un cerro que domina
el campo Sipe-Sipe. El ejército de Pezuela desciende sin ser estorbado y avanza por la llanura en posición de
ataque. El 29 de noviembre se efectúa la batalla. Se produce la derrota del ejército patriota. Así termina la tercera
expedición al Alto Perú que significo el fracaso político y militar del ejército formado en 1810. Sipe-Sipe significo
en los hechos la perdida de los territorios alto peruanos que pasaron a ser controlado por los realistas.

Cambios producidos por la guerra en las ciudades del Norte. Política, sociedad y economía (Cap. 6, Bazán)
La guerra de la emancipación origino cambios rotundos en los pueblos norte. Pero a pesar de las condiciones
adversas era necesario sostener el funcionamiento del gobierno civil y expedir los actos administrativos para la
conservación de las ciudades y sus respectivas jurisdicciones. Al iniciarse 1814, la preservación de un gobierno
regular era tanto necesaria cuanto que estaba amenazada la dependencia de esos pueblos en la órbita política de
la incipiente revolución. Un ejército deshecho y desmoralizado por dos derrotas se había replegado a Tucumán y
era urgente la necesidad de ponerlo nuevamente en estado combatiente.
El 8 de abril entro para Tucumán el Gobierno Bernabé Aráoz, propuesto por San Martin, quien trato de auxiliar
con todos los recursos a las tropas que se quería reorganizar. También trato de socorrer la escasez de los
vecindarios, especialmente a las familias emigradas del norte. Por motivo de la invasión realista a Salta y a Jujuy
su jurisdicción se vio recortada territorialmente, y aun después de que dichas ciudades fueron evacuadas, siguieron
sometidas de hecho a las autoridades militares. Su potestad política quedo reducida a las ciudades de Tucumán,
Santiago del Estero y Catamarca. Su influencia en Tucumán fue decisiva, también hallo eficaz, colaboración en
Catamarca, pero no ocurrió lo mismo en Santiago, donde sus actos fueron cuestionados por uno de los grupos que
disputaban la hegemonía lugareña. En esta lucha de facciones hay causas profundas. La conquista del poder local,
cuestión todavía no resuelta en el marco de la nueva situación política nacional, y un sentimiento localista de
rechazo a las intromisiones de ajena jurisdicción fueran de Bs As o de Tucumán.
La situación política santiagueña fue conflictiva desde el momento de la revolución. La elección de diputados a
la junta provisional gubernativa en la persona del bachiller Juan José Lami genero la disconformidad de un sector.
Juan Francisco Borges, candidato a ese lugar, expresó que se abstenía de emitir su voto ya que muchos de los
vecinos habían sido excluidos de la convocatoria. Se adujo que Lami representaba el poder del viejo sistema. El
problema se dirimió cuando un delegado de la Junta precedió en marzo del año siguiente la sesión donde fue
electo el cura de Loreto, Pedro Francisco de Uriarte.
Los partidismos se agudizaron que las quejas ante la gobernación y autoridades nacionales pasaron a ser
frecuentes. Este clima de constante enfrentamientos siguió vigente hasta cuando Bernabé Araoz se recibió de
gobernador. Una exteriorización de ese estado de cosas fue el enfrentamiento del Cabildo con el Tte. Gobernador
Saraza. Y aquí iniciaron los problemas para Aráoz. Para investigar la conducta de Saraza y oír las quejas del
cabildo, el gobernador informo a Posadas que había procedido a nombrar un juez instructor y al mes siguiente
resolvió la separación provisional del Tte. Gobernador nombrando en su lugar a José Manuel Terán para los
asuntos políticos y al ayudante Lorenzo Gonzabat para el mando militar. Pero entonces el Director Supremo le
negó facultades para remover al teniente, ordenándoles que lo repusiera en sus funciones.
En esta lucha de facciones hay un trasfondo más político que lo meramente anecdótico. La conquista del poder
local, cuestión todavía no resuelta en el marco de la nueva situación política nacional, y un sentimiento localista
de rechazo a las intromisiones de ajena jurisdicción fueran de Buenos Aires o de Tucumán.
Mientras estos pleitos transcurrían una seria amenaza ocurrió en la frontera del Chaco. Los indios de la reducción
de abipines, sobre el rio Dulce, invadieron las poblaciones blancas cometiendo atropellos y muertes. Para reprimir
esta sublevación Bernabé Aráoz dispuso la inmediata salida de un contingente al mando del sargento mayor José
Manuel Millán. Pero esta división auxiliar de caballería fue derrotada y fue necesario recurrir al jefe interino del
ejército.
En Catamarca la situación era distinta. El pleito por el poder ya estaba definido a favor del partido que declaro su
adhesión a la causa del gobierno propio. El intento de los realistas de prolongar su influencia había sido
desbaratado en 1810 cuando la Junta Prov. Gubernativa rechazo la elección de Francisco Acuña (español europeo
y comandante de armas del Rey) para representar a la ciudad como diputado y en su lugar nombraron a José
Antonio Olmos miembro, junto a otros vecinos, del partido criollo.
En 1814 la situación era estable y con un grupo adueñado firmemente al poder. Este grupo tenía el control del
cabildo cuyo alcalde de 1° voto era el sargento mayor Bernardino Ahumada y Barros, jefe del contingente
catamarqueño que peleo en la batalla de Tucumán. Desde abril de 1812 desempeñó la función de Tte. gobernador
Domingo Ortiz de Ocampo, riojano que actuó con prudencia en los asuntos internos de Catamarca. Ello
contribuyó a amortiguar los enfrentamientos de la inédita experiencia de los criollos manejando el gobierno
propio. Su hermano Francisco Antonio, que mantenía un largo pleito con el santiagueño Borges, ocupaba en ese
momento a la gobernación intendencia de Córdoba. Permaneció hasta junio de 1814 que fue reemplazado por el
coronel Francisco Pico. Pico quedo solamente 3 meses y su reiterada renuncia dio ocasión a Mota Botello para
acceder a la función. Ese nombramiento afianzo su gravitación política que culminara en 1817 con su designación
como gob. De Tucumán.
Sin perjuicio de conceder atención preferente a los asuntos nacionales y a los auxilios para el ejército, las
autoridades catamarqueñas no dejaron de defender los derechos y conveniencias de los habitantes de su
jurisdicción. Los asuntos útiles y provechosos de la ciudad no fueron descuidados a pesar de las graves urgencias
nacionales. Así vemos al cabildo fomentar la instrucción pública, con la construcción de una nueva aula para la
escuela de primeras letras q funcionaba en el convento franciscano con la construcción de una nueva aula de la
escuela de primeras letras que funcionaba en el convento franciscano y concediendo licencias a Ramón Antonio
Correa para establecer una escuela en El Alto; cuidar el tráfico comercial autorizando la construcción de pozos
de agua en el camino a Córdoba, entre otras cosas.
Una grave cuestión se originó en el intento separatista de vecinos del curato de Belén. Con fecha 21 de abril de
1813, un grupo de vecinos domiciliados en ese curato, que abarcaba una vasta extensión territorial del oeste
catamarqueño, hizo petición al gob. nacional para que dicho territorio fuera desmembrado de Catamarca e
incorporado a la jurisdicción de San Miguel de Tucumán, ambas pertenecientes a la gobernación intendencia de
Salta. La petición estaba firmada por los vecinos de Belén y Andalgalá.
El problema fue tratado por el cabildo en sesión el 30 de junio de 1814. El cuerpo no tenía notificación oficial
del asunto, pero había sido advertido. Conceptuaron los capitulares que esa gestión separatista había sido
promovida cautelosamente y que era deber del ayuntamiento oponerse enérgicamente. Para ello paso oficio al
diputado catamarqueño en la Asamblea General Constituyente pidiendo que vigilara el asunto y estorbara para
cualquier tentativa para su tratamiento y aprobación.
Las autoridades nacionales, pasaron el petitorio a informe de la gob de Salta, cuyo cabildo recabo dictamen del
síndico procurador. El expediente fue elevado por Hilarion de la Quintana, gobernador interino, al Directorio, y
por lo q sabemos no hubo pronunciamiento posterior.
Otra cuestión enojosa estuvo relacionada con el cobro de la contribución nacional extraordinaria de guerra sobre
las propiedades y el dinero dado en préstamo, dispuesto por la Asamblea Gnral. Constituyente el 26 de marzo de
1813.
La dinámica de la guerra había conferido a Tucumán una fisonomía inusitada. La instalación provisional de la
gobernación y el acantonamiento del ejercito generaron multiplicadas y diversas actividades que convirtieron a
la ciudad en el centro neurálgico de la guerra de la independencia. A ella confluían hombres y recursos destinados
a devolver al ejercito su capacidad combativa. Esto también suponía la atención de los heridos, para cuyo menester
fue necesario habilitar hospitales de campaña atendidos por varios cirujanos. Otro ramo que hubo que organizar
la maestranza del ejercito donde funcionaba una fábrica de fusiles y se construían cureñas para cañones. La
preocupación de guarnecer y suministrar a las tropas genero una intensa actividad en orden a las contrataciones
de artesanos y troperos.
Los troperos desarrollaron intensa y lucrativa actividad conduciendo desde Bs. As. Los útiles más diversos que
el gobierno nacional remitía a pedido del jefe del ejército.
Desde el punto de vista administrativo, se comprueba una centralización cada vez mayor del poder político. Hay
avance del poder directoral sobre materias q antes fueron resorte ordinario de las autoridades locales. Como por
ejemplo el recontamiento de las funciones municipales: en lo que respecta a renuncia y designación de alcalde de
1 voto, la exploración de su fondo propio para atender urgencias militares e incluso negando al ayuntamiento una
prerrogativa secular cual era la de fijar los ramos o materias imponibles para sustentar la obra de utilidad pública.
Motivos de emergencia político-militar estaban cimentado el avance del centralismo sobre los antiguos fueros de
las ciudades. Política que afectara también la autoridad de los gobernadores, como ocurrió con las decisiones de
Aráoz. Al parecer en Tucumán, no se registraron reacciones autonómicas como las que prendieron el ánimo de
los dirigentes santiagueños, que hablaban ya del despotismo del gobierno nacional y llamaban usurpadores a los
porteños. Se estaban incubando los gérmenes que habrían de aparecer años después cuando el poder directoral
hubo llegado al límite de su tensión.
De momento, los pueblos del interior siguieron prodigando su fervor patriótico y sus sacrificios para hacer a la
Patria que residía en los sentimientos, pero todavía no era una realidad institucional.

Perturbaciones sociales de la guerra. Éxodo extrañamiento y mano de obra.


Los efectos sociales de la guerra en los pueblos del norte se manifestaron de diversos modos: en forma de
migraciones masivas de población dispuestas coercitivamente por las autoridades militares de uno o de otro
bando; otras veces, en forma de éxodo voluntario de familias patriotas o realistas que seguían a los ejércitos según
los vaivenes de la guerra, y también mediante la imposición de trabajos como carga pública. Todo esto trastornó
el funcionamiento de los vecindarios y fue otra contribución de los Pueblos del Norte a la guerra de emancipación.
En este sentido, las ciudades más afectadas fueron Potosí y Chuquisaca en el Alto Perú, Jujuy y Salta en la
gobernación de Tucumán. A mediados de 1814 había en la ciudad de Tucumán 2000 emigrados sobre una
población estable de 4000 almas. Esta situación generaba afligentes problemas de alojamiento y subsistencia. El
gobernador Aráoz recibió las angustiadas peticiones de esa gente que en su mayoría carecía de recursos para su
sostenimiento. Aráoz no hallo otro arbitrio para paliar el problema q ordenar a los propietarios de las fincas donde
ellos habitaban, que no les exigiera el pago de los alquileres, excluyendo de ese privilegio a trabajadores con
sueldos y pulperos. Posadas aprobó la medida.
Parte de dicha gente eran familias jujeñas (éxodo jujeño) que emigro hacia Tucumán cuando el Gral. Belgrano
marcho hasta allí con el ejército. La imposición de trabajo como carga publica fue otro de los efectos sociales de
la guerra en el norte.
La imposición de trabajo como carga publica fue otro de los efectos sociales de la guerra en el Norte. El Gral.
San Martin había ordenado la construcción de un campamento fortificado en Tucumán y para dicha obra se
movilizaron obreros a la condición de milicianos sin paga ninguna, con la participación de 2100 tucumanos, 300
santiagueños y 200 catamarqueños. Aráoz se compadeció de la situación de esa gente que carecía de los beneficios
del soldado como paga y vestimenta. Sugirió al Director Supremo la conveniencia de asignar a los obreros de La
Ciudadela alguna retribución, recomendado el entusiasmo con que afrontaban su tarea. No se volvió a hablar más
del asunto.
La extracción de gente para servir en el ejército o bien para trabajos públicos como los de Tucumán, más los
éxodos y migraciones de familias perjudicaban seriamente la economía de las ciudades del norte. No había brazos
para levantar cosechas y a veces ni se sembraba como sucedió en Jujuy y en Salta donde la tierra cambiaba de
manos según el avance o retrocesos de los ejércitos. En Catamarca la situación llego a tal punto que el síndico
procurador presento un memorial demostrando con cifras las contribuciones en hombres y haciendo notar que de
exigirse nuevas levas ello provocaría la ruina de la agricultura. Desde el comienzo de la revolución, Catamarca
había enviado 2300 hombres sobre una matrícula total de 3700. La representación resultó persuasiva al gobierno
nacional. El secretario de guerra ofició al Cabildo haciéndole saber que cesara “por ahora” el reclutamiento.
La veda iba a durar muy poco. Cuando llegaron las noticias a Bs As que se preparaba una expedición española
sobre el rio de la Plata, nuevos sacrificios se impusieron a los pueblos del interior. Entonces Aráoz informó al
secretario de guerra q había recomendado al Tte. gobernador de Catamarca facilitara auxilios para el transporte
de reclutas a bs as.
Los efectos de la guerra también tuvieron perjuicios en la educación. Cuando el cabildo de Santiago del Estero
pidió la creación de la escuela de primeras letras con el donativo hecho por Manuel Belgrano afectando el premio
asignado por sus victorias de Tucumán y Salta, se le contesto que el gobierno nacional había resuelto aplicar esos
fondos para auxilio del ejército. Santiago nunca tuvo su escuela con su donativo generoso.

División de la gobernación intendencia.


Una importante medida de gobierno fue el decreto del 8 de octubre de 1814, donde Posadas resolvió dividir la
intendencia de Salta para crear una nueva provincia, la de Tucumán. Los motivos que se dieron oficialmente
fueron que “era necesario remediar los quebrantos de Salta, como teatro de guerra”, y “distinguir de algún modo
al pueblo de Tucumán”. El art 1 estipula: “el territorio que comprenden los pueblos de Tucumán, Santiago del
Estero, Valle de Catamarca, formaran desde hoy una provincia del Estado, con la denominación de Provincia de
Tucumán”. En el art 2 se establecía la jurisdicción de la provincia de Salta que quedaba con dicha ciudad, “Jujuy,
Oran, Tarija y Santa María”. Esto significaba quitar a Santa María a Catamarca, lo cual provocó una reacción.
Este decreto se inscribe en el marco de la idea de la creación de nuevas provincias. Meses antes se había creado
la provincia de Cuyo, separándola de la intendencia de Córdoba, cuyo gobierno fue confiado a San Martin, medida
que sirvió a la estrategia militar del proceso revolucionario.
En lo que respecta a la división de la intendencia de Salta, los fundamentos del decreto tienen poca sustentación.
Desde el punto de vista histórico, la mediada alteraba una situación político administrativa consolidada a través
de 2 siglos y 1/2, desde la Real Cedula de 1563 dictada por Felipe II que resolvió la creación de la Gobernación
de Tucumán. Esa vasta región había tenido una participación decisiva en el proceso de fundación de ciudades y
de la colonización de la jurisdicción rioplatense. La real ordenanza de Intendentes de 1782 mantuvo en lo
sustancial esa unidad del norte y reconoció la entidad de Córdoba para ser cabeza de otra jurisdicción con el
agregado de La Rioja y Cuyo. El eje político y comercial del norte fue la ciudad de Salta, donde residieron los
gobernadores. Salta tuvo hasta 1810 incuestionable precedencia en orden al poder político y prosperidad
económica. Por consiguiente, el decreto de Posadas lesionaba los intereses salteños y no contribuía para nada a
remediar sus quebrantos, como teatro de guerra.
Si Salta perdía su antigua preeminencia como centro de poder en el norte, en Santiago del Estero, el decreto de
Posadas q la hacía sufragánea de Tucumán, produjo onda irritación “No podemos subsistir bajo este yugo de
fierro” Esos fueron los términos de una presentación del cabildo, curas párrocos y vecinos principales de Santiago
dirigida en mayo de 1815 al nuevo director supremo Alvarez Thomas.
Otra consecuencia que tuvo el decreto sobre la división de la provincia se relacionaba con la disconformidad de
los catamarqueños con la agregación del pueblo de Santa María a la jurisdicción salteña. En sesión de 17 de
diciembre, el cabildo tomo conocimiento del supremo Decreto que le fue comunicado por el Tte. gobernador
Mota Botello. Se acordó que sin pérdida de tiempo se presentase al Supremo Director “el derecho que tiene este
pueblo para no sufrir…el desmembramiento del Partido de Santa María, fundado en su situación local y en su
inmemorial posesión”. Quedaba entendido que mientras se tramitaba la queja quedaría sujeto a su actual
jurisdicción el mencionado partido. Mota Botello estuvo de acuerdo con el ayuntamiento disponiendo q el reclamo
se sustanciará por conducto del Gobernador intendente de Tucumán.
¿Cuál fue la razón de este discutido decreto del 8 de octubre q lesiono preeminencias políticas tradicionales,
prevenciones localistas de vieja raigambre y también derechos posesorios inmemorables? Su intencionalidad fue
eminentemente de carácter estratégico-militar y se basó en el plan de operaciones trazado por San Martin para la
frontera norte. Y también en el desarrollo de la guerra en ese frente durante varios meses de 1814. Coincidimos
con Pérez Amuchástegui quien dice que San Martin cuando fue comandante del ejército auxiliar del Perú elaboro
un plan de operaciones fundamentalmente defensivo, donde Tucumán resultaba el punto estratégico critico cuya
defensa había que asegurarse a cualquier precio. El avance realista desde el Alto Perú había convertido en teatro
de guerra a las ciudades y campañas situadas al norte del rio Pasaje: Tarija, Salta, Jujuy y Orán habían soportado
una segunda invasión durante varios meses por parte de las tropas de Pezuela. Esto aconsejaba crear una
jurisdicción donde lo militar era la preocupación dominante y que condicionaba por completo la actuación del
gobierno civil. Desde enero hasta noviembre, las autoridades civiles se vieron obligados a residir en Tucumán
durante la gestión de Fernández de la Cruz y de Bernabé Aráoz.
Para esta idea estratégica, Tucumán resultaba el eje de apoyo para los auxilios que debían hacerse llegar al frente
norte, sea a las milicias gauchas o al ejército regular. De este modo Tucumán, Santiago y Catamarca pasaban a
ser la retaguardia política y militar del frente de operaciones. Así sucedió en 1814 y sucedería nuevamente después
de Sipe-Sipe. La ciudad de Salta, capital de la provincia, fue invadida y ocupada por los ejércitos realistas. En
ella se vivía en pie de guerra, lo cual era un grave tropiezo para el funcionamiento regular de sus autoridades
civiles. En ese ámbito, lo militar y lo civil requerían una conducción unificada como realmente sucedió a partir
de 1815, cuando la ciudad de Salta impuso a las demás la elección de Güemes como gobernador intendente. Hasta
el momento de su muerte, fue el suyo un mando extraordinario que reunía todas las potestades.
La notificación oficial sobre la división de la intendencia fue recibida por Aráoz a comienzos de noviembre.
Efectivamente el 14 de noviembre Araoz fue confirmado como gobernador de la provincia de Tucumán y también
procedió a designar a Hilarión de la Quintana gobernador intendente de Salta “Quintana era el décimo gobernador
que en el espacio de 4 años habían designados las autoridades nacionales sin que ningún nombramiento hubiera
recaído en un hijo de Salta”- motivo que generó descontento en los salteños-

3-El pueblo en armas: republiquetas y guerra gaucha


Las republiquetas
Una vez retirado el ejército auxiliar a Tucumán, decisión tomada por Pueyrredón con acuerdo de Güemes, la
guerra de la independencia en el frente norte cobra distinta fisonomía. Demostrada la incapacidad del ejército
regular para vencer a los realistas del Alto Perú, la estrategia defensiva de la revolución fue ejecutada por los
pueblos. El vecino, el paisano del medio rural, pastor o labriego, el artesano, tuvieron que tomar las armas bajo
la conducción de caudillos locales. Su táctica, el desgaste y el acosamiento del enemigo. Las grandes batallas
desaparecieron, eran guerras de golpes sorpresivos, se desarrollaron en un vasto escenario q abarca todo el Alto
Perú y la provincia de Salta con las zonas comprendidas en su jurisdicción (Jujuy, Orán, Tarija). El objetivo:
rechazar a los realistas, quitarles espacio territorial, pero tuvo características diferentes en uno y en otro de los
mencionados escenarios. En el Alto Perú fue la guerra de Republiquetas, conducida por caudillos locales; en Salta
se la llamo Guerra Gaucha y tuvo un jefe único q actuó en el carácter oficial, ya que el ejército del norte quedó
residiendo en Tucumán.
La guerrilla alto peruana comenzó antes q la guerra gaucha, cuando el ejército auxiliar operaba en esas provincias
pertenecientes al Virreinato del Rio de la Plata. Desde el punto de vista de su composición tiene la singularidad
de que la masa de sus efectivos eran indígenas que recibieron a la revolución no tanto como un hecho político
sino como un mensaje de liberación social. La guerrilla colaboró con el ejército independiente de diversas
maneras: en algunas batallas como Vilcapugio, Ayohuma y Sipe-Sipe. Desde el alzamiento de La Paz en 1809
hasta fines de 1817, los movimientos revolucionarios que se desarrollaron en el Alto Perú están caracterizados
por una movilización general de los pueblos. Esta Guerra de Republiquetas fue más cruenta y despiadada que la
Guerra Gaucha como lo indica la cantidad de muertes en el campo de batalla y ejecutados por los realistas.
La fase decisiva de esa guerra o agónica se inicia cuando el general Rondeau es derrotado por Pezuela en Sipe-
Sipe (29 de noviembre de 1815) que trajo como consecuencia el abandono definitivo del Alto Perú por el ejército
patriota. Para apreciar la situación dramática en la que quedaron los guerrilleros, es necesario conocer la
correspondencia intercambiada por entre Rondeau y Manuel Padilla (caudillo altoperuano). Rondeau le escribe
el 7 de diciembre anunciándole su retiro hacia Salta en busca de elementos de refuerzos y renovar la ofensiva.
Reconociendo los “constantes y distinguidos servicios” que su corresponsal había prestado a la causa patriota, le
recomendaba “redoblar sus esfuerzos” para hostilizar al enemigo. Apelaba a su patriotismo para que empeñara su
diligencia y entusiasmo.
La contestación de Padilla no tiene desperdicio. Desde su campamento en La Laguna (21 de diciembre) escribe
una extensa cara al jefe del ejército auxiliar. Precioso documento para conocer las ideas y sentimientos de los
caudillos altoperuanos, los sacrificios sin cuento de esos pueblos y la conducta de los jefes y oficiales de Bs. As.
Revela las calamidades sufridas por el altoperú en los años transcurridos de la guerra de independencia. Califica
de “derrota vergonzosa” a la de Sipe-Sipe y en cuanto al enemigo, asegura a Rondeau, que lo hará como estaba
acostumbrado a hacerlo desde hacía más de 5 años “por amor a la independencia que es lo que defiende Perú”.
¿Cuál era el precio de la libertad? En 6 años de desgracias, los peruanos no han descansado, sembrando de
cadáveres sus campos, sus pueblos de huérfanos y viudas (…) llenos de calabozos realistas de hombres y mujeres
que han sido sacrificados por la ferocidad de los enemigos realistas. Padilla expresa que su deseo es que “los
hijos de Bs. As. Hagan desaparecer la rivalidad que han introducido, adoptando la unión…” enumera las
injusticias cometidas a los compatriotas de Chuquisaca y Valle Grande y la prisión dispuesta en su contra “por
haber pedido que se me designe un puesto para hostilizar a Pezuela con altoperuanos, que siempre sin sueldo,
siempre a su costa y solo por la Patria, han sacrificado su vida y su fortuna”.
“Vaya Vd. Seguro que el enemigo no tendrá un solo momento de quietud. Todas las provincias se moverán para
hostilizarlo; y cuando a costa de hombres nos hagamos de armas, lo destruiremos para que V.S. vuelva entre sus
hermanos. Nosotros tenemos una disposición natural para olvidar las ofensas…recibiremos a V. S. con el mismo
amor que antes: pero esta confesión fraternal, ingenua y reservada, sirva en lo sucesivo para mudar de
costumbres ya adoptar una política juiciosa, traer oficiales que no conozcan el robo y (la) cobardía…el Perú
será reducido primero a cenizas que a la voluntad de los españoles…todavía es tiempo de remedio… Si Buenos
Aires defiende la América de los americanos…Dios guarde a V.S.”
Este documento nos demuestra:
#Los excesos cometidos por el Ejército Auxiliar del Perú contra las poblaciones altoperuanas.
#El comportamiento de muchos oficiales arrogantes y cobardes que deprimió la dignidad y confianza de los
compatriotas que lo recibieron como liberadores.
#Que a fines de 1815, después de Sipe-Sipe, el gobierno de Bs. As. Se hallaba totalmente desprestigiado entre los
caudillos revolucionarios.
#Que, pese a tanta injusticia, sacrificios y contrastes, los caudillos de las republiquetas estaban decididos a seguir
en la lucha contra los realistas.
#Que, para poner remedios a esos males, Bs. As. Debía defender “América para los americanos” porque de lo
contrario la revolución rioplatense perdería América, como efectivamente pasó.
El Alto Perú se perdió, primero ante los realistas, después frente al sentimiento de nacionalidad de un pueblo
movido por el convencimiento de que nada podía esperar del q fuera su gobierno nacional.
Fue una guerra represiva conducida por saña e intención de aniquilamiento por los realistas.

La guerra gaucha
La guerra gaucha fue una concepción distinta de la guerrilla. El gobierno rioplatense le dio reconocimiento oficial,
al considerar q esa guerra era un servicio público q debía ser costeado por la tesorería nacional. Esto lo podemos
apreciar por la abundante correspondencia, mantenida por Güemes con el director supremo, sobre todo a partir
de 1816, luego de la entrevista de Salta donde se acordó q el gobernador salteño, asumiría la responsabilidad de
impedir la invasión del ejército realista.
Distinta fue también la organización militar. Formalmente hubo un general en jefe al cual Güemes estaba
subordinado, el general Belgrano. Güemes informaba, comunicaba, pedía, colaboraba para la marcha del gob nac.
Pero las decisiones concernientes a la guerra y a la marcha política de su provincia eran solo suyas. En lo militar
lo suyo fue un mando extraordinario, y en lo político una dictadura.
Él fue vértice de una estructura militar que se sostuvo con el esfuerzo de todos sus pobladores: arrieros, peones,
labradores, etc. Fueron agrupados en escuadrones con jefes elegidos entre los ciudadanos representativos de cada
lugar. Era el pueblo en armas, ejercito de milicianos. Se componía de 6 mil hombres. En 1817 momento
culminante de la guerra con las invasiones del general José de la Serna, Güemes tenía a sus órdenes coroneles,
tenientes, 6 mil soldados y 270 oficiales.
Ese ejercito mayoritariamente compuesto por mestizos y criollos incorporó también a esclavos a quienes se
premiaba con la libertad tras haber combatido en las guerras. Así se formó el regimiento N°7 de Pardos y morenos.
En compensación de los sacrificios de los gauchos, Güemes, le consiguió el goce de fuero militar, que conllevaba
el derecho de pensión para los inválidos de guerra y el goce del retiro, beneficios que fueron reconocidos por el
gobierno nacional. Además, eximia a los campesinos enrolados del pago de arrendamiento por las tierras que
ocupaban.
Güemes se convirtió en hombre venerado por sus gauchos y el más odiado para la clase dirigente forzada a costear
un proceso bélico que se hacía interminable. “para ese sector no era un patriota era el jefe de unos forajidos”- dice
Bernardo Frías. Güemes tuvo la responsabilidad de enfrentar 7 invasiones realistas desde noviembre de 1816
hasta junio de 1821. La primera fue dirigida por De la serna que traía consigo regimientos de las mejores tropas
peninsulares. Este ocupo Salta en abril. Para atacarlo fue enviado Lamadrid quien logro ocupar Tarija primero y
más tarde Chuquisaca quien obligo a De la Serna a evacuar Salta hacia Jujuy y luego siguió la retirada hasta
Tupiza.
Ese mismo año hubo otra invasión conducida por Pedro Olañeta que en agosto ocupó Humahuaca deseando
avanzar hacia Orán, pero no pudo pasar de Tilcara por la presión que ejercían las milicias gauchas. Convencido
de la imposibilidad de concretar su objetivo Olañeta se retiró a Yavi en 1818. Nuevas invasiones se sucedieron:
Olañeta y Gerónimo Valdés que lograron ocupar Jujuy en 1818, otra conducida por el general Juan Ramírez
Orazco quien avanzo hacia salta y ocupo la ciudad el 31 de marzo de 1820, este tropezó con problemas para
sostener las posiciones alcanzadas, y con el constante hostigamiento de las tropas de Güemes, unida a la noticia
de la expedición de San Martin al Perú lo decidieron replegarse a Tupiza. Esta fue la última invasión concretada
bajo la jefatura de De la Serna. Poco después fue depuesto el virrey Pezuela en 1821 quedando De la Serna a
cargo del virreinato.

Güemes, general en jefe del ejército de observación sobre el Perú.


Cuando ocurrió la invasión de Ramírez ya no existía el gobierno nacional y los restos del ejército del norte,
sublevado en Arequito, permanecían en Córdoba a las órdenes de Bustos. Éste comunicó la nueva situación a San
Martín y O´higgins y también envió una circular a los gobernadores explicándoles que aquella sublevación tenía
por objeto conservar el ejército para la misión que se le había fijado dentro del plan sanmartiniano como Ejército
Auxiliar del Perú. Pero ese objetivo no se cumplió, ya que dos factores atentaban en su contra, la pobreza creciente
de la provincia y la guerra civil que amenaza constantemente a Córdoba y que hace que el ejército que se trató de
preservar para cumplir con su misión continental, se mezclara en la misma.
Anoticiado de la expedición que preparaba el General Ramírez, lo más que pudo hacer fue decidir la salida al
norte de una división de caballería al mando del coronel Alejandro Heredia. A comienzos de agosto, dicha fuerza
permanecía todavía en Tucumán.
Mientras esto sucedía, Güemes propicia la reunión de un congreso en Catamarca por ser territorio libre de
amenazas, donde las provincias nombrarían un jefe para continuar la guerra contra los realistas y acordaran aporte
de hombres y dinero para la campaña que debía abrirse sobre el Alto Perú y operar con la expedición de San
Martin. Por ello citó a la reunión para el día 5 de julio de 1820, declarando que ya no le quedaban recursos para
la invasión a los realistas y que todo lo conseguido fue a costa de exterminar las finanzas provinciales. El congreso
debía tratar el problema de la guerra.
El nuevo ejército debía contar con 3 mil hombres para impedir que el ejército realista abandonara su posición en
Tupiza y pudiera acudir en auxilio del virrey de lima cuando se produjera el desembarco de San Martin.
Güemes y el cabildo dirigieron circulares a todos los gobiernos. Señalábase en la invitación que Catamarca fuera
asiento de ese congreso, ya que ofrecía más seguridad. De las provincias invitadas 3 tenían mayor poder militar:
Tucumán, Córdoba y Bs As. Araoz (Tucumán) era enemigo de Güemes, por lo tanto, el proyecto de este era
inaceptable porque de acceder al Congreso se vería obligado a entregar las armas de las que se había apropiado
cuando el motín de Abrhan González lo instalo de nuevo en el gobierno.
En Córdoba, Bustos tenía otras preocupaciones. Trataba de poner fin a la guerra civil que existían entre Bs. As.
Y Sta. Fe como base para organizar constitucionalmente la nación. Con este objetivo se había dirigido a los demás
gobernadores para invitarlos a participar de un congreso constituyente con sede provisoria en Córdoba. Bernardo
Frías califica de error de Güemes haber dado el nombre de “congreso” a la reunión propuesta en Catamarca, pues
se mezclaron ideas y se confundieron nombres. Bustos veía al congreso de Catamarca como un rival al de
Córdoba. Cuestiono su asiento en Catamarca y sostenía, Bustos, que primero estaba la organización y paz entre
las provincias y después la guerra. Bustos pretendía organizar primero a la nación constitucionalmente para que
después se decidera qué métodos emplear militares emplear. Consideraba que era facultad del congreso por
reunirse en Córdoba la creación del ejército y determinar su dirección. Así estaban las cosas cuando San Martín,
desde Chile, designó a Güemes general en jefe del Ejército Expedicionario sobre el Perú y comunicó su
designación a todos los gobiernos de las Provincias Unidas. Tanto O’Higgins como San Martín autorizaron a
Güemes para que ofreciera a los gobiernos y al comercio la garantía suficiente para los préstamos que consiguiera.
Güemes procedió a preparar las fuerzas con los recursos que podría arbitrar en Salta. El 2 de agosto recibió el
oficio de San Martín con el nombramiento y a los 12 días ya pudo con su incansable actividad presentarle la
situación de sus fuerzas y recursos. El vecindario salteño donó centenares de arrobas y de víveres, cabezas de
ganado, pero los recursos financieros eran escasos: la tesorería provincial no contaba con mas que milpesos en su
caja.
Catamarca y La Rioja enviaron frutos, pasas, aguardiente, vinos. En La Rioja el regimiento de cazadores de los
andes sublevado en san juan había sido desbaratado por Quiroga; Güemes escribió a Quiroga pidiéndole armas
tomadas a Aldao y algunas tropas. Santiago del Estero preparaba soldados y caballos. En Córdoba se nombró una
comisión popular para recoger auxilios.
En Bs. As. pudo superar su crisis político-institucional, con la designación de Martin Rodríguez como gobernador
en octubre de 1820. Por el lamentable estado que se hallaban los fondos de la provincia solo colaboraron con 15
cargas de municiones.
Así con todo el 8 de septiembre de 1820, San Martin desembarco en Paracas, Perú. El general Ramírez jefe de
los realistas en el alto Perú recibió órdenes del virrey para la salida de Canterac con parte de ese ejército. Así
Ramírez quedo reducido. El cuartel general estaba en Potosí y todo los demás habían sido concentrados para la
defensa de Lima. Allí se registraron trabajos conspirativos, a favor de la independencia. Sus promotores eran los
coroneles: Gamarra y Velazco, que estaban en contacto con Güemes; los españoles se enteraron y se trasladó a
Lima a estos coroneles. Pero la sublevación cobró vida cuando San Martin desembarco en Perú (en esta
sublevación deseaban tomar prisioneros a Olañeta y proclaman la adhesión a Güemes, deseaban apoderarse del
arsenal español, Mendizábal jefe de la conspiración realizo un levantamiento donde informaba recursos y
hombres, pero fue interceptado. Mendizábal logró huir y llegar a Salta).
Güemes resolvió abrir la campaña con sus escasos recursos; su vanguardia con Urdivienca y Heredia se situaron
en Humahuaca, en 1821. Güemes esperaba auxilios que debían llegar desde Santiago. Pero entonces se produce
una invasión armada sobre Santiago apoyada por Araoz que no se resigna a aceptar el hecho de la autonomía
declarada el año anterior por esa provincia. Tiene a vecinos aliados de Santiago como Gregorio Iramain. Ibarra
comunica a Güemes su imposibilidad para ayudarlo.
Güemes entrego el gobierno al gobernador sustituto Ignacio de Gorriti, el 27 de enero, marchó hacia el norte y
comunico a la Junta Provincial el entorpecimiento para el ejercito de observación por el conflicto de Tucumán
con Santiago.
Este conflicto regional que tuvo a Güemes y Araoz como principales protagonistas llegara a su climax con la
guerra civil donde el ejército tucumano derroto a las fuerzas del ejército de observación conducidas por Alejandro
Heredia.
El general Martin M. Güemes no pudo resolver los problemas por la falta de recursos aportados por las provincias
unidas. También estaban en contra suya el partido de la patria nueva, donde militaban salteños, jujeños y el
gobierno tucumano a la cabeza y cometió el error Güemes de entrar en el pleito que le proponían sus enemigos.
Además, desasistido en su gran proyecto de colaboración con San Martin por las prov. mas importantes en medio
de un Litoral convulsionado. Hay testimonios para concluir que en ese momento 1820/21, cuando San Martín
pisaba territorio peruano con su ejército libertador, Güemes fue el único dirigente de las Provincias Unidas que
quiso afanosamente privilegiar la guerra de la emancipación por sobre los problemas internos. En su muerte hubo
un extraño juego de alianzas donde los odios les abrieron la puerta a los enemigos exteriores.

Patriotas y realistas: lealtades políticas y familiares


La versión común parece indicar que todos los criollos abrazaron la causa de la revolución cansados del
despotismo español. También se ha dicho que las ideas liberales ganaron la mentalidad de los criollos ilustrados
diciéndolos a tomar el partido de la Revolución.
Pero no es así, no siempre los americanos nativos adhirieron a la causa de la emancipación. Si no hubiera sido
una revolución promovida por americanos que lucharon unidos contra España, en la conciencia de los americanos
estaba el que se sentía cómodo con el sistema español; ya fuera por fidelidad a la monarquía porque sus intereses
estaban satisfactoriamente resguardados en el viejo régimen, o bien porque eran espíritus conservadores
refractarios a un cambio que podía resultar peligros.
En el norte la mayoría de los criollos se decidieron por la revolución. Otros cautelosos por el riesgo de declararse
enemigos del nuevo gobierno (es fácil identificar a los primeros, difícil a los segundos). Entre los realistas
decididos estaban los Marquiegui, los hijos del coronel Ventura (español), vecinos de Jujuy, que se enrolaron en
el ejército realista.
Cuando las tropas del Gral. Tristán ocuparon Jujuy (1812) trato de organizar un cabildo y solo hallo colaboración
de don Martin Otero, Tristán lo nombró alcalde de 1er voto comprometido a buscar adhesiones. A la reunión del
21 de septiembre solamente asistieron solo Otero y Alejandro Torres, nombrado Alcalde de 2do voto. Dos días
después, n una nueva sesión, consta que concurrió “corto vecindario”. Debe tenerse en cuenta que la mayoría de
la población había abandonado la ciudad en cumplimiento del Bando de Belgrano, lo cual puede entenderse la
casi ausencia de vecinos. Los pocos que se quedaron estaban a favor del rey.
Salta tuvo hasta la revolución importancia comercial en el norte, por ser territorio de escenario bélico, se
interrumpió su comercio con el Perú. Los vecinos contribuyeron a costear la guerra, y un sector representativo
tuvo simpatías por la causa del rey. Estos fueron llamados sarracenos que colaboraron con los españoles cuando
ocuparon la ciudad. Por ejemplo: Saturnino Castro coronel en el ejercito de Pezuela, era hermano de Don Manuel
Castro profesor y amigo de Güemes. La familia Castro fue confinada por sospechosos de la causa por el director
Posadas, les autorizo vivir en Santiago, pero no así en Tucumán. También el coronel José María Valdez permitió
la toma de Salta y ocasiono la muerte de Güemes en 1821. También miembros de una misma familia se ubicaron
en distinto bando como la flia Tejada con adhesión realista, Magdalena “Macacha” Güemes estaba casada con un
Tejada. Esta flia necesitando pasar al Alto Perú para hacer los arreglos testamentarios, obtuvo permiso de Güemes,
pero abuso del favor, vendieron mercadería al ejercito de De la Serna y dieron información de lo que pasaba en
Chile y en Bs. As, esto fue aprovechado por los enemigos de Güemes.
Durante la toma de Salta por el ejército de Tristán tuvo ayuda de José Márquez de la Plata, designado por
Goyeneche y se juró la constitución española el 30 de enero de 1813. Cuando Belgrano recupero Salta por la
batalla de Castañeros en 1813 mando que el cabildo fuera restablecido.
En el 1814 el mayor Gral. del ejercito auxiliar del Perú coronel Francisco de la Cruz debió asumir la gobernación
de Tucumán y nombro asesor al Dr Serapión de Arteaga pues el titular doctor Lorenzo Villegas había abandonado
el cargo pasándose a los realistas, seis años después Villegas gestiona auxilios para el ejercito de observación
(1°realista y después patriota), este no fue el único caso de variación de lealtad política. Los militares altoperuanos
como Santa Cruz y Velazco que defendieron la bandera del rey hasta 1821, se pronunciaron por san Martin cuando
ocupó Lima.
En las ciudades controladas desde el comienzo por el gobierno revolucionario, la situación no fue propicia. En
Catamarca los españoles que vivían en la época de la revolución eran comerciantes: Gregorio Ruso, Manuel
Antonio González, Ramón Galindez (todos se habían vinculado con antiguas familias desposando a mujeres del
país). Con el tiempo sus descendientes lograron destacada actuación. Frailes en el convento de San Francisco eran
todos españoles a excepción de un montevideano. Varios llegaron por orden del 1°triunvirato caso el Pbro. Ramón
de la Quintana y el hermano Archeverroa.
La revolución se consolidó rápidamente, aunque hubo un intento del grupo adicto a Francisco de Acuña, español
europeo y comandante de armas, para retener el poder. Cambió, si, el clima de convivencia. Aquellas sosegadas
a reuniones capitulares del tiempo del rey donde se discutía sobre lo útil y provechoso para la ciudad,
desaparecieron. Ahora se trasparentan el choque de los intereses vinculados al manejo del gobierno. Surgen los
enfrentamientos personales y las divisiones partidarias. En 1812 se plantea una grave disidencia con motivo de la
conspiración iniciada en Bs. As. por Martin de Álzaga. El ayuntamiento procede a sustanciar sumario contra
Francisco de Acuña quien por supuesta complicidad fue castigado a confinamiento a 25 leguas de la ciudad.
También surgen pruebas en contra de Bernabé Correa que lo sustituyen del cargo de regidor por “ser sospechosos
contra nuestra sagrada causa y adicto al partido abominable de los europeos…” Así la discriminación contra los
españoles se manifiesta en forma patente y con lenguaje jacobino.
En Tucumán hubo que definir la actitud frente al gobierno de Bs. As., los titulares de los principales cargos
capitulares eran españoles. En el cabildo abierto del 11 y 25 de junio de 1810 era la clase de comerciantes, pero
estos daban apoyo y reconocimiento a la junta de mayo.
En La Rioja no hubo enfrentamientos entre criollos y españoles. Los primeros obtuvieron el poder local antes de
la revolución, que recayó en la familia Ocampo por su valimiento ante Liniers. Los españoles en 1814 era 64
entre comerciantes y mineros sobre una población total de 14 mil hab. Estos habían contraído matrimonio con
mujeres del patriciado criollo, por lo que el sentimiento español se disipó, sus hijos tomaron participación en el
manejo de la política lugareña como en Catamarca y Tucumán.
Los enfrentamientos riojanos fueron entre criollos por el poder entre los Ocampo y los Dávila donde cada grupo
busco supremacía local con apoyo del gobierno nacional, durante los primeros diez años de la revolución, hicieron
asonadas y el golpe de estado. El pleito termino en 1823 con el liderazgo de Facundo Quiroga.

Las Provincias del Norte en el Congreso de Tucumán (Cap. 7 Bazán)


Situación nacional en 1815
El año 1815 comenzaba con una situación verdaderamente critica para el gobierno rioplatense. La autoridad del
Director Supremo Carlos María de Alvear- sucesor de Posadas- no era obedecida por el ejército Auxiliar del Perú.
Tampoco tenía influencia en la Banda Oriental donde el fracaso de la política de la provincia de Bs. As. Había
exaltado la figura de Artigas quien ganó apoyo de Entre Ríos y Corrientes y mantenía estrecha relación con Santa
Fe. Después de la derrota de Guayabos () Alvear ordenó la evacuación de Montevideo por las tropas directoriales
y abrió negociaciones con el Protector de los Pueblos Libres ofreciéndole la independencia de su provincia. El
caudillo rechazó esta propuesta aduciendo que la autonomía que el sostenía no significaba una independencia
nacional, con lo cual manifestaba su voluntad de pertenecer a las Provincias Unidas, pero bajo un pacto de
Confederación.
En Santa Fe, el teniente gobernador Eustaquio Díaz Vélez no pudo sostenerse al frente de la invasión de tropas
entrerrianas y orientales que fueron recibidas en triunfo por la población. Fue tomado prisionero y el 2 de abril se
produjo la autonomía provincial cuando el cabildo eligió gobernador a Don Francisco Antonio Candioti. Desde
córdoba, después de la renuncia de Francisco Ortiz de Ocampo designándose a José Javier Díaz de tendencia
artigista, llegaron diputados trayendo la adhesión a la Liga Federal.
Medio país desacataba al Director Supremo. Esto ocurría en Mendoza donde Alvear, sostenido por miembros de
la logia, quiso desplazar a San Martin de la gobernación de Cuyo. La medida origino la resistencia de la población
mendocina y obligo a dejarla sin efecto. Solamente en el norte acataban sus medidas. Güemes distanciado de
Rondeau y enfrentado con Aráoz no manifestaba signos de rebeldía. En La Rioja, el partido directorial de los
Brizuela y Doria rechazó el nuevo gobierno de Córdoba, promoviendo un cabildo abierto el 24 de mayo de 1815
que en arreglado tramite declaró la autonomía riojana y designó gobernador a Ramón Brizuela y Doria.
Contribuyó a agravar el panorama interno la desacertada política exterior del Directorio. Alvear confió una misión
diplomática a Manuel José García ante Lord Strangford. Este, expreso que estas provincias deseaban pertenecer
a la Gran Bretaña, recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Era la claudicación
de la idea revolucionario.
En ese estado de cosas lamentable, un pronunciamiento militar significó el golpe de gracia para la autoridad
directorial. En abril de 1815 se sublevó en Fontezuelas el ejército enviado desde Bs. As. Contra Artigas y contra
Sta. Fe jefe de ese ejercito era Álvarez Thomas, quien intimó a Alvear para que renunciara el mando. Al recibir
esta noticia y con resistencia, optó por renunciar ante la Asamblea el cargo de Director, pero quiso retener la
jefatura del ejército. Esta maniobra no funcionó y Alvear tuvo que resignar todo poder y se embarcó en una fragata
inglesa para salir de Bs. As.
Estaban dadas las condiciones para una rectificación profunda de la política nacional. Había que levantar un
gobierno nacional respetable, dar satisfacción a los pueblos reconociendo sus derechos para participar en el
destino de la Revolución y organizar a la Nación con personería propia en el mundo, desafío que no había podido
resolver la Asamblea General Constituyente.
Lo más fácil se hizo enseguida. Un cuerpo electoral formado por los miembros del Cabildo más de 12 electores,
todos de Bs. As. Nombró como Director Supremo al general Rondeau, ausente en el Alto Perú, y director sustituto
a Álvarez Thomas. Crea una Junta de observación para vigilar y limitar al poder ejecutivo. A dicha junta se le
confió la redacción de un Estatuto Provisional que fijara la competencia de los poderes nacionales y provinciales.
Álvarez Thomas pudo asumir después de haber jurado obediencia al nuevo ordenamiento. La norma trascendente
concernía a la reunión de un Congreso General con diputados elegidos popularmente mediante elecciones
indirectas, sistema que también se adoptaba para la elección de Director del Estado, en vez de supremo. También
se enarboló la bandera nacional.
El cambio fue bien recibido en el norte. El 4 de junio, el cabildo de Santiago del Estero se dirige al de Bs. As.
Manifestándoles su satisfacción y resuelve jurar el Estatuto. Ese mismo mes hace lo mismo el cabildo de Tucumán
y, en ejercicio del derecho de la aprobación que se reconocía a las provincias, se convocó a elecciones para
resolver lo que convenga al Estatuto sancionado en Bs. As. Y ratificar la elección de Rondeau como Director del
Estado y Álvarez Thomas como suplente. El cabildo de Jujuy, el 27 de junio, felicitaba al de Bs. As. Por las
medidas adoptadas y comunico reconocer el Estatuto Provisional como primera ley de las Provincias Unidas. En
ese mismo sentido se expidieron los cabildos de Salta, Chuquisaca y Potosí. Las ciudades de Cuyo, bajo la
influencia de San Martín, dejaron en suspenso la aprobación del Estatuto, pero si resolvieron elegir los diputados
para el congreso que debía reunirse. Respecto a la Banda Oriental, el nuevo Director tentó a Artigas con una
llamativa propuesta. Los delegados Pico y Rivarola conversaron con Artigas en Paysandú, donde el caudillo
oriental ratificó su posición donde expresaba que la Banda Oriental entra en rol, para formar el Estado denominado
Provincias Unidas del Rio de la Plata sobre la base de igualdad de derechos con las demás provincias y sujeta a
una constitución que organice el congreso general de Estados legalmente reunido, quería que la organización
constitucional asegurara un régimen federativo para el Estado que se constituyera. Los comisionados directoriales
expresaron una insólita propuesta: Bs. As. Reconocía la independencia de la Banda Oriental renunciando a los
derechos que por el antigua régimen le pertenecían. También, se dejaba en libertad a las provincias de Entre Ríos
y Corrientes de ponerse bajo la protección del gobierno que quisieran, pero reivindicando los derechos de Bs. As.
Sobre Santa Fe. Se reiteraba la política directorial, invitando a tres provincias a retirarse y negando la autonomía
de Santa Fe. No hubo acuerdo y el conflicto litoral renació, de allí la ausencia en el congreso de Tucumán.

2- Los congresales del Norte


Cuando se trató de elegir diputados, las ciudades del norte apelaron a sus mejores hombres. En Catamarca, la
elección se llevó a cabo el 21 de agosto y resultaron electos: el cura párroco de Belén Dr. Manuel Antonio
Acevedo, nativo de Salta, y José Antonio Olmos, primer diputado a la junta de mayo. Se le confirió un poder
amplio y general para que constituyan el soberano congreso. Respecto a la forma de gobierno no había
determinación expresa sino la que fuera “más adaptable a estos países” y en cuanto a la constitución que debía
regir, quedaron comprometidos a sostener la igualdad de derechos de todos los pueblos y constituir una nación
libre para entrar en relaciones con los estados extranjeros. Como fundamento de la constitución debía consagrarse
la religión apostólica romana como única y la absoluta independencia de España y sus reyes.
La Rioja, nombró, a fines de septiembre, al Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros. Era el hombre más ilustrado y
talentoso de esa jurisdicción. Su desempeño anterior en la Asamblea General Constituyente le brindó un escenario
especial para desarrollar su capacidad. En su nombramiento estuvo presente la influencia de los Dávila, adheridos
a la tendencia directorial y opositores a la influencia artiguista. A los pocos días de su elección Castro Barros se
puso camino a Tucumán. Antes de que el congreso abriera sus sesiones, sus colegas Juan Martín de Pueyrredón
y Antonio Sáenz, alienados en el grupo de la logia, le confiaron una misión conciliatoria ante el General Güemes
para negociar varios asuntos que se iban a tratar en el congreso. Aseguro a Güemes que el general Rondeau, con
quien tenía disidencias, seria reemplazado en el ejército del Perú por Belgrano; si él se comprometía a no sostener
la candidatura del coronel José Moldes como director supremo. Güemes se alegró por la designación de Belgrano
y dejó el camino allanado para la candidatura de Pueyrredón para el cargo de director.
En Tucumán la elección fue conflictiva. Bernabé Aráoz promovió una gran asamblea congregando a la gente que
le era adicta. La asamblea dio su aprobación al Estatuto y a la elección del Director de Estado, ratificó en el cargo
de gobernador a Aráoz y procedió a nombras Diputados al Congreso General. Fueron elegidos los doctores Pedro
Miguel Aráoz, José Agustín Molina y Juan Bautista Paz. El cabildo criticó la elección aduciendo que fue realizada
sin formalidades requeridas. El Director derivó el asunto al Congreso y éste mandó a realizar de nuevo la elección,
lo cual demoró la incorporación de los diputados tucumanos. En el ínterin se produjo la renuncia del Dr. Molina,
denunciando que la elección no fue realizada según los reglamentos del Estatuto. Su banca fue ocupada por el
canónigo de la catedral de Salta, Dr. José Ignacio Thames, nativo de San Miguel. Aráoz consiguió ser reelecto y
se agregó el Dr. Serapión de Arteaga, quien renunció en junio dejando a Tucumán con una banca menos.
En Santiago del Estero la elección se realizó el 3 de octubre. Fueron elegidos dos sacerdotes: Ignacio Garay y
Francisco de Uriarte. La renuncia de Garay hizo necesario su reemplazo por el Pbro. Pedro León Gallo.
Los diputados se incorporaron al Congreso el 22 de abril.
La asamblea electoral que eligió a los diputados salteños se reunió el 15 de septiembre de 1815, en medio de un
clima de alarma generado por la derrota de Sipe- Sipe. El coronel José Moldes, decidido por el federalismo y
candidato a la jefatura del gobierno nacional, Dr. José Ignacio de Gorriti, amigo de Güemes, figuró en el grupo
de abogados comprometidos con el cambio político desde antes de 1810.
Jujuy eligió diputado al Dr. Teodoro Sánchez de Bustamante que había participado en los alzamientos de
Chuquisaca. Su elección se practicó en noviembre y el 16 de abril se entregaron las instrucciones que debían
reglar su actuación. Tal documento constaba de 14 artículos que revelan claramente el pensamiento de los jujeños
sobre las tareas que debían realizar en el Congreso. Promover la sanción de la absoluta independencia del Estado
de la corona de España, simpatizar por la consolidación del gobierno general bajo la unión sólida del territorio y
el recurrente gran tema de los jujeños, la igualdad de los derechos de cada ciudad, las que debían constituir un
solo Estado bajo pactos solemnes y expresos.
Posiblemente nunca en la nación reunió un congreso de tanto nivel académico como el de Tucumán. Aquella
estaba formada en su mayoría por eclesiásticos: La Rioja, Santiago del Estero, Tucumán y Catamarca- donde el
impedimento de Olmos lo obligó a subrogar su mandato en el cura párroco de Piedra Blanca Dr. José Eusebio
Colombres- otorgaron las siete bancas a curas revolucionarios. Salta y Jujuy se hicieron representar por tres
doctores civiles y un militar, aunque no fue incorporado por la conspiración que tramaron en su contra Bs. As. Y
Cuyo.
¿Cuál fue la ubicación de estos congresistas en las tendencias o partidos que se manifestaron en el congreso?
Mitre caracteriza 3 facciones o tendencias: el grupo de la Logia donde estaban los diputados de Bs. As. Y
Cuyo, que propugnaron la tendencia centralista; los diputados de las ciudades que formaban la antigua
gobernación del Tucumán fueron liderados por Córdoba que se inclinaba por la tendencia federalista cuyo
exponente fue el Licenciado José Antonio Cabrera. El tercer grupo estaba constituido por los diputados
altoperuanos nombrados por los emigrados refugiados en Tucumán, Salta y Jujuy después de la derrota
de Sipe-Sipe. Su jefe era el Dr. José Mariano Serrano. Este grupo sustentó inicialmente el proyecto
restaurador de la hegemonía del Perú con la coronación de un descendiente de los Incas y haciendo del
Cuzco la capital de las Provincias Unidas. Éste proyecto también fue promovido por Belgrano, por Acevedo
de Catamarca y Güemes.
Esta caracterización de Mitre requiere ciertas aclaraciones. No todos los diputados norteños apoyaban la
tendencia federalista liderada por los cordobeses. Se ha dicho que Castro Barros era un directorial inclinado
al centralismo. Su misión ante Güemes demuestra su misión. Ahí quedo atrás la candidatura de Moldes y el apoyo
a Pueyrredón a cambio de la remoción de Rondeau en el Ejército. En cuanto a José Ignacio Thames, fue una pieza
clave de la maniobra porteña para rechazar el diploma del odiado Moldes, en su carácter de presidente de la
asamblea electoral salteña.
En rigor, el grupo de congresales del Norte careció de una estrategia propia. Los porteños y cordobeses definieron
las tendencias unitaria y federal que entraron en pugna y casi provocaron la disolución del congreso. El grupo de
Córdoba no tuvo apoyo suficiente de los diputados norteños y alto peruanos y por eso los porteños ganaron la
partida.
3-Reunión del Congreso, a pesar de todo
Cuando se ponderan las circunstancias que rodearon la instalación del Congreso de Tucumán cabe concluir que
fueron realmente desalentadoras. Los congresales debieron reunirse con el desaliento de una derrota militar en el
Alto Perú y teniendo la frontera totalmente desguarnecida. Todavía las cosas se agravaron por la imprudencia de
Rondeau que marchó sobre Salta para dirimir su pleito con Güemes. Una lucha fratricida con el enemigo a la
vista.
El cuadro era muy grave. En orden de política interna, aun persistía la cuestión con Artigas que determinó la
ausencia del litoral y trajo graves complicaciones políticas y militares. ¿Qué sucedía en América? La expedición
española a América al mando de Morillo llevada sobre Costa Firme (Venezuela) tuvo un éxito fulminante. El 11
de mayo de 1815 sucumbió Caracas bajo ña espada victoriosa del general español. Bolívar debió refugiarse en la
isla de Jamaica y desde allí mantuvo vivo el sentimiento de emancipación mediante proclamas, cartas e impresos
donde expresaba la necesidad de unión de todos los hispanoamericanos para llevar adelante la idea de una gran
nación. Antes de que esto ocurriera, se había perdido Chile el 2 de octubre de 1814 tuvo termino en Rancagua la
revolución de la patria vieja obligando a emigrar a sus defensores con O´higgins y José Miguel Carrera, cruzaron
la cordillera y se refugiaron en Mendoza, donde San Martín tuvo problemas con Carrera que pretendía ser
reconocido como Jefe de gobierno en el exilio con poder sobre los emigrados.
¿Qué quedaba de la revolución Sudamericana? Todo el continente había sido sometido por las armas del rey,
menos el Rio de La Plata. La convocatoria del Congreso de Tucumán fue la temeraria respuesta de los americanos
insurgentes a tantas adversidades. El 9 de junio de 1815, los soberanos habían firmado el acta final del Congreso
de Viena dando origen a la Santa Alianza. Ella propendería a la extinción de los gobiernos republicanos, por cuyo
motivo cualquier solución que se buscará en América debía orientarse hacia la monarquía. Esto explica algunas
de las gestiones de los rioplatenses mal vista por Artigas.
En este contexto caótico pudo reunirse el Congreso de Tucumán, en la mañana del 24 de marzo de 1816. La
ceremonia de instalación fue solemnizada con una misa en la iglesia de San Francisco donde se escuchó la
memorable oración sagrada del diputado catamarqueño Manuel Antonio Acevedo. Concluido el acto religioso
regresaron a la casa del Congreso- cedida por la familia Bazán Laguna- y allí con la presidencia del Dr. Pedro
Medrano prestaron juramento de conservar y defender la religión católica apostólica romana y de promover todos
los medios de conservar la integridad del territorio de las Provincias Unidas contra toda invasión enemiga.

4- Elección del Director Supremo


Una de las cuestiones difíciles que debieron resolverse fue la elección del Director Supremo. Este asunto tenia
primera prioridad porque el gobierno de Bs. As. Tambaleaba. En abril, el director interino Álvarez Thomas había
sido obligado a dejar el cargo por virtud del pacto de Santo Tomé (firmado por el coronel Eustaquio Díaz Vélez.
Representante de las tropas de Bs. As.- y D. Cosme Maciel- Sta. Fe- “para cortar de raíz la guerra civil”). El
cabildo y la Junta de Observación, eligieron al nuevo Director al General Antonio González Balcarce quien
carecía de representatividad y tuvo problemas con Bs. As.
El primer firme candidato era el coronel José de Moldes que poseía votos de varios diputados del interior, pero
que enfrentaba la cerrada oposición del bloque porteño-cuyano. También había inclinación hacia Belgrano por
iniciativa de los congresales altoperuanos pero esta iniciativa tropezó por el acurdo previo del grupo de la logia
de hacerlo Jefe del Ejército del Norte en reemplazo de Rondeau. En la sesión del 3 de mayo de 1816 precedida
por Castro Barros, fue elegido Juan Martín de Pueyrredón, candidato de San Martín y de la logia.
El paso siguiente era acordar con Güemes la estrategia de guerra. Pueyrredón le escribió anunciándole que se
pondría en camino para acordar personalmente lo mejor. Hubo dos entrevistas: una en salta y otra en cobos. En
ellas se acordó que Güemes se encargaría de defender el frente norte e indicó al ejército a trasladarse a Tucumán.
Se reunió con San Martín en Córdoba el 20 y 21 de julio y allí sellaron la aprobación del plan continental que
tendría comienzo con la expedición a Chile.

5- Declaración de la Independencia y su ideario americanista


Los diputados coincidían en una cuestión: la sanción de la independencia de las Provincias Unidas de la Corona
Española. Era el pronunciamiento que se venía postergando desde 1810 por condicionamientos externas o
vacilaciones internas. San Martin desde Mendoza insistía a Godoy Cruz la necesidad de declarar la independencia,
estaba dispuesto a retirarse si no se solucionaba el problema, pues era ridículo hacer la guerra al rey sin antes
haber desconocido su soberanía. El contenido hispanoamericano del movimiento emancipador quedó reflejado
en sus exhortaciones. Si el dominio español era continental, también continental debía ser la acción
revolucionaria.
El 9 de julio fue el día más grande y solemne del Congreso de Tucumán. Bajo la presidencia del sanjuanino
Nicolás Narciso Laprida, el primer asunto que se puso en discusión fue el de la libertada e independencia del país,
materia que había sido el objeto de las continuas meditaciones de los representantes. Por secretaria se leyó la
proposición concreta para el voto si los diputados querían que las Provincias Unidas fuesen una nación libre e
independiente de los reyes de España y su metrópoli. No había terminado de declararse esa fórmula y en medio
del entusiasmo y puestos de pies los diputados la votaron por aclamación general. Por fin, los americanos dejaban
de ser insurgentes contra el rey para formar una nación con soberanía ante el mundo. La sesión tuvo 9 horas de
duración desde las 8 de la mañana.
El acta de la Independencia que se mandó a redactar por separado se hizo en nombre de los representantes de las
Provincias Unidas de Sud América y fue adicionada en su texto a moción del diputado Medrano agregando al
pronunciamiento “una nación libre e independiente de los reyes de España, sus sucesores y metrópoli”, la frase
“y de toda otra dominación extranjera”. También se resolvió publicar el acta en versiones castellanas, quechuas
y aymará para su mejor difusión en los pueblos. El día 10 hubo grandes celebraciones y el 21 fue noche de fiesta
por la solemne jura realizada por los congresistas, el poder ejecutivo, las corporaciones y el pueblo.
¿Cuál fue el sentido de esta Declaración? Esta es la cuestión que analiza el historiador Amuchástegui: “resulta
curioso, dice, que un congreso convocado por las Provincias Unidas del Río de la Plata, e instalado en su nombre,
extendiera su representatividad para hacerse portavoz de la voluntad de las Provincias Unidas en Sudamérica.
Desde el mes de julio, el redactor omite lo rioplatense y comienza a ponderar lo sudamericano. Declarada, pues,
la independencia con una formula continental, todo distrito sudamericano que adhiriera a esa declaración de
soberanía, quedaba de hecho y de derecho incluido en ella y era acreedor al apoyo económico y militar de las
provincias ya liberadas. A lo dicho, se tiene que agregar el titulo dado al jefe del poder ejecutivo nombrado por
el congreso: Director Supremo de las Provincias Unidas de Sudamérica.
De lo expuesto surgen tres ideas claras:
1°. El congreso tenia representación sudamericana.
2°. Los países que fueran obteniendo su libertad debían designar sus diputados ante dicho Congreso a fin de
constituir un gobierno general para una sola nación
3°. En caso de ser esto posible, los sistemas de gobiernos debían ser análogos para concretar una alianza
constitucional.
En lo sustancial, aquellas ideas coincidían con el pensamiento de Simón Bolívar y con el del pronunciamiento de
Caracas de 1810. En el mensaje que dirigió al congreso de Nueva Granada- 1812- expuso la necesidad de
organizar un gobierno fuerte y republicano de tendencia centralizada. En la carta de Jamaica expone la necesidad
de un gobierno fuerte, antidemocrático y si es posible vitalicio y unitivo en el ideal de la defensa común de todos
los hispanoamericanos.
Volviendo al Rio de la Plata, el director se apresuró a dirigirse a Bs. As. Donde los sucesos reclamaban con
urgencia su presencia. Se había producido un enfrentamiento entre González Balcarce y el cabildo con la Junta
de observación, por una petición sostenida por 200 firmas para que se decidiera si Bs. As. Debía resignar su título
de capital y funcionar como una provincia más en ese cuerpo político. La junta formuló cargos a Balcarce por no
tomar medidas contra la inminente invasión portuguesa en la Banda Oriental y le planteó la necesidad de presentar
la renuncia. Y como la respuesta fue negativa, la junta y el cabildo acordaron el cese inmediato nombrando una
Comisión Gubernativa Provisional integrada por un representante de cada cuerpo. El movimiento tenía como fin
resistir también a Pueyrredón. Éste llegó a San José de Flores donde fue recibido por las corporaciones porteñas;
esa misma tarde hizo su entrada en la capital poniendo punto final a la arduosa cuestión.

6- El proyecto de monarquía incaica


El congreso se abocó al tratamiento de un asunto fundamental: la forma de gobierno que adoptarían las Provincias
Unidas. La cuestión fue introducida cuando Belgrano, en la sesión secreta del 6 de julio, dio un objetivo panorama
de la situación europea respecto de la revolución americana y de la mutación producida concernientemente a la
forma de gobierno. Dijo que “en el día se trataba de monarquizarlo todo y que la nación inglesa con su constitución
de monarquía temperada había estimulado a las demás naciones a seguir su ejemplo” …sostuvo que conforme a
estos principios la forma de gobierno más conveniente sería la monarquía temperada, llamando a la Dinastía a los
Incas, Casa tan perversamente despojada del trono. El proyecto entusiasmó a la gran mayoría de los congresales;
incluyendo el apoyo de Acevedo, diputado catamarqueño que propulsaba a Cuzco como sede del gobierno.
La discusión se reanudó el 19 de julio. Serrano (Chuquisaca) adhirió al sistema de la monarquía temperada.
Acevedo renovó su moción. Fue apoyado por Pacheco de Melo (Chichas). En la sesión del 31 de julio se alzó la
firma voz del riojano Castro Barros en pro de la candidatura del Inca, quien hizo un razonamiento a favor de la
monarquía inca con argumentos sacados de las Sagradas Escrituras. Se pronunció a favor de llamar a los Incas al
trono de sus mayores, despojados de él por la usurpación de los reyes de España. De inmediato fue apoyado por
el congresal Rivera (Mizque) quien argumentó que era un acto de necesidad, de conveniencia y justicia. Dedujeron
oposición Gascón (Bs. As.) y el debate quedó pendiente. La discusión se renovó el 5 de agosto. El presidente de
turno, Thames (Tucumán), fundamento su apoyo a la candidatura del Inca y coincidieron con él en la parte
principal Godoy Cruz (Mendoza) y nuevamente Castro Barros. Pero el altoperuano Serrano, cambiando su voto
en forma sorpresiva se opuso a la dinastía incaica exponiendo varios inconvenientes de índole procesal para
concretar el proyecto. El 6 de agosto, Anchorena (Bs. As.) argumentó en contra del gobierno monárquico y
sostuvo que la solución era una federación de provincias.
El proyecto de la monarquía incaica quedó sin definición porque enseguida se produjo el grave choque de los
diputados porteños y cordobeses a raíz de la acusación lanzada por el congresal José Antonio Cabrera de que en
el Congreso se manejaban los asuntos con espíritu de parcialidad. Los porteños acusaron el golpe y esto originó
un acalorado debate que consumió tres sesiones. Así se desvaneció el proyecto alentado por Belgrano y Güemes,
sostenido por la casi totalidad de los diputados altoperuanos y norteños. La diputación porteña había ganado la
partida. La ciudad-puerto tenía mucho que perder frente al restablecimiento de un eje americano como metrópoli
para el cuerpo político que estaba naciendo.

7- Intervención del Congreso de La Rioja


Al poco tiempo de su instalación el congreso tuvo que intervenir en una conflictiva situación política producida
en La Rioja. Su separación de la intendencia de Córdoba, promovida por los Brizuela y Doria para sustraerse de
la obediencia a un gobernador artiguista como José Javier Díaz, provocó la disconformidad de la facción
encabezada por los Ocampo y Villafañe. Enviado por el Director interino para la recluta de tropas, el Capitán José
Caparrós, levantó un motín el 15 de abril de 1816, que derroca a Brizuela y Doria y restituye a la ciudad a su
dependencia de Córdoba. Pero este golpe de mano tropezó con un serio obstáculo en la política nacional. El
congreso estaba reunido y en su seno brillaba el talento del Dr. Castro Barros, aliado de los Dávila. Enseguida
planteó el anárquico comportamiento de los conspiradores riojanos y obtuvo por voto unánime de los congresales
la designación del Tte. Coronel Alejandro Heredia, en carácter de comisionado, sujeto a instrucciones terminantes
del cuerpo.
Heredia repuso a Brizuela y Doria en el gobierno pese a las protestas de los Villafañe y los reclamos de José
Javier Díaz. Para apaciguar la furia dio pase a dos congresales opositores para exponer su causa frente al congreso,
pero no tuvieron éxito.
Esto provocó una migración de los Villafañe a Córdoba buscando la protección del gobernador Díaz. Por orden
del Congreso esos 80 vecinos fueron detenidos. Cuando Díaz fue reemplazado por Ambrosio Funes, dado su
relación con Artigas, el congreso restituyó La Rioja a su antigua dependencia, el 15 de diciembre de 1817.
Hubo algunos cambios en el gobierno local. Brizuela y Doria fue relevado por el Tte. Coronel Benito Martínez,
para acompañar los planes estratégicos de San Martín que preparaba su campaña a Chile.

8-La constitución de 1819


Una vez declarada la independencia, el otro objetivo del Congreso era la sanción de una constitución para
organizar la nación. Pero su cumplimiento se vio obstaculizado por la atención de muchos y graves problemas
que convirtieron a esa asamblea en el órgano legislativo ordinario de las Provincias Unidas y lo hicieron compartir
responsabilidades con el Directorio. Interpretando esa situación, el diputado Sáenz hizo una advertencia cuando
en la sesión del 29 de mayo de 1817 mocionó para que se decidiera si era conveniente sancionar la constitución.
Esto promovió un arduo debate de varias sesiones. Zavaleta expuso que el congreso debía concentrarse en las
tareas orgánicas y no distraerse en asuntos que los apartaba de su “comisión principalísima”. Sáenz demostró que
el congreso no podía disponer de la suerte de las provincias que carecían de representación adecuada, por cuyo
motivo tampoco podía sancionar una carta que las comprendiera. Y esto significaría atentar en contra de la
integridad del estado. En contra de esta tesis Zavaleta y Pacheco de Melo expresaron que el país debía ser
constituido cualesquiera que fuesen sus circunstancias presentes. El diputado Castro Barros defendió
acérrimamente la necesidad de sancionar una carta y fue apoyado por el diputado de Chuquisaca. Finalmente, el
1 de agosto se puso a votación la proposición de si se convenía o no dar la constitución. La votación no resultó
ser definitoria y el debate se reanudó. Por fin, en la sesión del 11 de agosto fue designada la comisión redactora
que quedo integrada por los diputados: serrano (Chuquisaca), Zavaleta (Bs. As.), Sánchez Bustamante (Jujuy),
Juan José Paso y Antonio Sáenz (Bs. As.). mientras, se puso en vigencia el reglamento provisorio que había sido
sancionado por el congreso el 22 de noviembre de 1816.
Resolvieron utilizar los aspectos más salientes de la Constitución de Inglaterra y EE. UU. “modelos
verdaderamente dignos de imitarse en todos los pueblos libres” … también tuvieron como antecedentes los
proyectos elaborados por la Asamblea del año XIII, el Estatuto de 1815, la constitución francesa de 1791 y la
española de1812.
La comisión se reunió desde el 24 de septiembre de 1817 hasta el 23 de mayo de 1818. El 25 de mayo la comisión
entregó un manuscrito a Pueyrredón donde podemos observar la activa influencia del jujeño Sánchez Bustamante
a favor de la monarquía.
La discusión se prolongó hasta el 20 de abril de 1819, fecha en que una comisión designada por el congreso para
redactar los artículos ya aprobados dio cuenta de su labor. Funes había sido el encargado de preparar el
“Manifiesto” que debía dirigirse “a los Pueblos de la Unión”. A fines de abril se decidió la publicación del texto
final y se fijó el 25 de mayo para la ceremonia de juramento en todas las provincias.
La capital y las ciudades del interior, con excepción de las del litoral, juraron solemnemente la constitución. Los
pueblos del norte dieron su aceptación sin objeciones. El 24 de mayo, Güemes gobernador- intendente de Salta
envió a publicarla para conocimiento del pueblo, corporaciones y tropas, y al día siguiente se llevó a cabo la jura
en el cabildo que fue presidida por el jefe provincial con la participación de autoridades eclesiásticas.
En Tucumán, el sistema directorial contaba con la obediencia del gobierno y del ejército. Feliciano de la Mota
Botella, promovido al cargo de gobernador por Belgrano expresaba a Güemes que la provincia a su mando “llena
de júbilo” había procedido a jurar la constitución.
En Santiago del Estero, aplastado el partido autonomista de Borges, no había oposición a la política nacional y su
diputado Pedro León Gallo se sostuvo en el Congreso hasta el momento de su disolución. No hubo ningún
problema. En Catamarca, tampoco hubo inconvenientes. La situación riojana estaba en manos directoriales y
Castro Barros era su autorizado vocero en el congreso. El Tte. Gobernador Barrebechea recibió la constitución y
se dispuso a hacerla jurar por las autoridades y el pueblo.
La constitución de 1819 ha sido considerada por diversos historiadores. Mitre dice que “en vez de un pacto de
unión, fue una nueva bandera de discordia que se levantó en el campo de los principios y en el terreno de los
hechos. Obra de sofistas bien intencionados, que soñaban con la monarquía”. Ravignani la conceptúa una ley
“estéril por su índole demasiado centralista” que la colocaba al margen de la vida del país. Considera que ella no
respetó los localismos y esto dio “pábulo a la guerra civil” que ya “estaba incubándose”. Por su parte, Diego Luis
Molinari afirma que ella representa “el propósito efectivo de la oligarquía criolla para cristalizar la estructura del
Estado dentro de su trabazón eclesiástico-militar. Halperín Donghi, luego de un análisis sobre la organización de
los poderes que ella establecía, estima que ese complicado aparto institucional, que según sus autores debía reunir
las ventajas de la democracia, la aristocracia y la monarquía, combinadas, funcionó en el vacío porque la crisis
del régimen era inocultable, debido a las embestidas que llevó al Director y al Congreso el federalismo litoral.
En sustancia, dichos autores apuntan en sus juicios que la Constitución era contraria a la voluntad de los pueblos.
Centralista, aristocrática y ambiguamente monárquica para un país que ya estaba definido por la república y la
igualdad civil. En nuestra opinión la causa de su fracaso no fue tanto el sistema institucional que adoptaba sino
las condiciones políticas imperantes en el Litoral. Sucedió la paradoja de que, habiendo sido aceptada por todas
las provincias representadas en el congreso, no pudo tener vigencia por un factor externo: la disidencia artiguista
que había minado las bases del gobierno nacional. Las provincias del litoral que no habían participado de la
sanción, ni siquiera entraron a discutirla, sencillamente la ignoraron y produjeron hechos políticos y militares para
voltear al gobierno que la había engendrado (cepeda 1820). Lo que preocupaba a Artigas no era la constitución
sino la guerra contra los portugueses que se habían adueñado de la Banda Oriental; cuando Rondeau, sucesor de
Pueyrredón, tentó un arreglo, la condición que propuso fue la ruptura del Directorio con los portugueses y como
eso no se produjo prosiguió su ofensiva. Y el régimen directorial debido a que ya no tenía autoridad militar no
pudo sostenerse. El tiempo político no estaba maduro para una constitución que pudiera unir a las provincias del
Río de La Plata.
Existían, es cierto, los localismos municipales de Jujuy respecto de Salta, de Santiago con Tucumán y La Rioja
con relación a Córdoba. Pero esta aspiración autonómica de los distritos subordinados no connotaba todavía con
la ideología federal del litoral. Ni Güemes ni Aráoz, eran federales. El primero tenía sus reservas respecto a
Artigas y condenó la manera de hacer la guerra de los “malvados santafecinos”.
Por lo que atañe a Aráoz, siempre había sido un directorial y no denotó intenciones separatistas frente al
tambaleante gobierno nacional. Solo después de cepeda lo vemos tratando de reubicarse dentro del nuevo contexto
político. Sin embargo, no tenía convicción federalista, sino que se dejó “contagiar” de un sistema que parecía
adoptarse desde el sur.
Desde el punto de vista de las ideas y normas contenidas en la constitución de 1819, no cabe duda que erigía un
sistema centralista, aristocrizante y abierto a la idea de una monarquía constitucional que varias misiones
diplomáticas negociaron en Europa y en América.
Respecto a la tendencia aristocrática de la constitución que privilegiaba una clase de ciudadanos por encima de
otros podemos agregar que esa era la estructura del país en ese momento histórico. Sociedad nítidamente
estratificada donde los derechos políticos y el prestigio social estaban monopolizados por grupo de vecinos
formados por el viejo patriciado criollo, una burguesía en ascenso y la clase militar engendrada en las guerras de
la independencia, por lo tanto, era muy difícil que adoptara un sistema político abierto a un igualitarismo
democrático que propugnara los mismos derechos para todo el pueblo. La conquista de esa mentalidad demandaría
años.

Reacciones autonómicas y federativas (Cap. 9 Bazán)


Desde la revolución de mayo los hombres de Bs. As. habían monopolizado el gobierno rioplatense. La
participación de los pueblos dispuesta por la junta provisional gubernativa tuvo efímero cumplimiento y así fue
originándose, en diciembre de 1810, la denominada junta grande. Esa experiencia de gobierno federativo
concluyó abruptamente. Menos de un año duro, termino con el golpe de estado del Primer Triunvirato que usurpó
el poder y decreto la expulsión de los diputados.
A partir de ese momento, 1811, la consulta a las provincias se convirtió en una formalidad. Todo lo decidían en
Bs As esto involucraba hasta la designación de las autoridades locales: gobernadores, tenientes, alcaldes, quienes
eran promovidos sin tener en cuenta la opinión de los vecindarios.
En Salta, sede de la intendencia, desde 1810 hasta 1814 se sucedieron en el mando 10 gobernadores designados
por el gobierno central, sin ningún salteño nombrado. Hilarión de la Quintana puesto por Posadas, el vecindario
no lo reconoció porque no era salteño. Ante su renuncia, en 1815, el cabildo eligió a Güemes quien estuvo en el
poder hasta el 1821, año de su muerte.
Más aventurada fue la injerencia de Bs. As. en Tucumán. San Martín en su corta gestión como jefe del ejército
auxiliar del Perú recomendó ante Posadas el nombramiento de Bernabé Aráoz. Fue leal colaborador del gobierno
central para sostener la guerra emancipadora. Pero el gobierno del directorio lo desautorizó en varias ocasiones y
en 1817 lo reemplazo con Feliciano de la Mota Botello de Sta. Fe, avecindado en Catamarca; éste hombre fue un
exponente típico de la influencia porteña en la política revolucionaria, con Moreno y Belgrano.
La reunión del congreso en Tucumán fue una concesión para los pueblos del interior que se sentían agraviados
por el centralismo porteño. Hay una carta reveladora de Fray Cayetano Rodríguez a Agustín Molina en 1815
donde quiere que sea el congreso en Bs. As.” ¿No sabes porque todos se excusan de venir a un pueblo a quien
miran como opresor de sus derechos? - no sabes que aquí las bayonetas imponen la ley? ¿Dónde el hombre
porteño esta odiado en las revoluciones?”.
Dardo Pérez Ghilou dice que con el traslado del congreso a Bs. As. se vuelve a la nefasta política portuaria
exclusivista y ciega a los intereses de la nación. El sistema directorial creado por el congreso permitió concretar
objetivos para la revolución (dar forma a la guerra de Independencia). Sin esa conducción unitaria y exigente con
los pueblos difícilmente la nación hubiera podido organizar y sostener dos ejércitos hacer la guerra en dos frentes:
chile y el norte. Pero una vez conquistada la independencia de chile y frenados los realistas del alto Perú en las
provincias manifestaron signos de cansancio y desobediencia. Sus economías estaban arruinadas y el comercio
paralizado.
Salteños y jujeños miraban con odio a Güemes por las contribuciones forzosas que imponía para contribuir a la
guerra gaucha. Bernabé Aráoz dirá a Pueyrredón, después del desastre de Sipe-Sipe, que las contribuciones se
vuelven en contra del gobierno.
La injerencia fue más compleja e irritante en Santiago del estero. La revolución provocó la división de su
vecindario que durante años quedó dividido en dos facciones que se enfrentaban por el poder local. El partido
encabezado por Juan Francisco Borges vio con fastidio la intromisión de Bs. As. en los asuntos de Santiago y
también enojo contra sus vecinos, los tucumanos. Cuando Posadas resolvió colocar a Santiago bajo la dependencia
política de Tucumán, al dividir la intendencia de salta en 1814, hubo una indignada protesta desde la parte más
distinguida del vecindario.
Matices diferentes tiene la cuestión de Catamarca y de La Rioja; no hubo en ella reclamos evidentes de
descontentos contra la conducción política de Bs. As. Porque, sencillamente, la estrategia política del grupo
dominante correspondía con los cambios a nivel nacional. El caso más elocuente sucedió en La Rioja pueblo
abnegado a la revolución, pero con conflicto por el poder local en entre los Dávila y los Ocampo. El nudo de la
discordia fue la relación política con Córdoba, cabeza de la gobernación desde 1782, cuando en Córdoba asumió
el gobierno José Javier Díaz, el bando de los Dávila que controlaba el cabildo promovió una asamblea en 1815
que declaro la autonomía y designo gobernador a Ramón Brizuela y Doria. Con sus parientes y los peones de su
feudo de Sañogasta hicieron mayoría ganando a los Ocampo y Villafañe. Estos tomaron la revancha con ayuda
del capitán José Caparros enviado por el director supremo para la recluta de tropas. Los Ocampo provocaron un
motín en 1816 que derroco a Brizuela y doria y restituye a La Rioja a su dependencia de Córdoba. Pero esto no
ayudaba a los intereses de la nación. Así en el congreso de Tucumán el doctor Castro Barros, con auspicio de los
Dávila planteó el comportamiento y obtuvo la designación del teniente coronel Alejandro Heredia para revertir
la situación. Heredia repuso a Brizuela y Doria. Protesto José J. Díaz. Así hubo una migración de los Ocampo y
Villafañe a Córdoba. Brizuela y doria y el congreso amonesto a Díaz por meterse en los asuntos de La Rioja. Díaz
fue reemplazado por Ambrosio Funes. El congreso restituye a La Rioja a su antigua dependencia. (1817)
Catamarca acato sin resistencia la política centralista del directorio. Feliciano de la Mota Botello, primero como
teniente de gobernador y luego como gobernador intendente de Tucumán donde fue promovido por Belgrano
formó parte de las pretensiones centralistas.
El sentimiento de autonomía nace como reacción por la injerencia abusiva de las ciudades vecinas en sus asuntos
internos. Su territorio fue convertido en un campo de contienda de los conflictos políticos-militares entre Mota
Botello y Güemes que se disputaban el liderazgo de la región. Varias invasiones soporto Catamarca de tropas que
venían a imponerle gobiernos adictos a uno u otro caudillo, seis tenientes gobernadores y un triunvirato le fueron
impuestos en solo un año. Esta situación alentó en algunos dirigentes la intención autonómica que tuvo expresión
en las cartas que dirigió a Bustos gobernador de Córdoba, Pio zisneros, teniente gobernador catamarqueño.
Fechadas entre el 5 de marzo y 20 de abril de 1820, después de la sublevación de Arequito y la caída del directorio.
Ellas expresan la ambigüedad por la situación política: 1- artigas lo invitaba a participar en el congreso general
de san Lorenzo para organizar constitucionalmente la nación. 2- Bernabé Aráoz gobernador de Tucumán pidió
que enviaran diputados,a fin de tratar la cuestión del gobierno que debía regir a la provincia internamente.
Zisneros consulta a Bustos que debía hacer Catamarca ante la doble convocatoria, pareciendo incompatible poder
concurrir a los dos congresos. También estaba La Rioja, san juan, Santiago, por un cabildo abierto habían
proclamado sus autonomías provinciales, eligiendo en el caso de Santiago como gobernador provisional al
comandante juan Felipe Ibarra. El primero de marzo La Rioja declara a la jurisdicción provincia independiente
hasta la reunión del congreso y para aumentar el desconcierto de zisneros, Artigas hacia saber que reconocía la
libertad de todos los pueblos invitándolos a participar del congreso que se reuniría en San Lorenzo.
¿Qué hacer? Dice Zisneros a Bustos. Que si bien la ciudad había elegido a los diputados estaba resuelto que estos
evitaran toda discusión a su separación o unión con Tucumán, hasta conocer el parecer del gobernador de
Córdoba. Con esta intención le sometía 3 preguntas: 1- si Catamarca es libre e independiente del pueblo de
Tucumán lo debe declarar como Santiago. 2- y esto dará el retiro de sus diputados y 3- si mandaba diputados a
san Lorenzo.
Dice Bustos con sensata exposición “para considerarse libres debe tenerse todo lo necesario para constituirse
civil, eclesiástica y militarmente de lo contrario debe depender de otros y entonces ya no es libre, y debe tener
para construir sus instituciones, más la dieta de los diputados y todo lo necesario para el gobierno general. “bajo
estos supuestos, dígame si Catamarca se halla en aptitud de ser un país independiente”.
Por lo sucedido, podemos pensar que la opinión de Bustos postergó más de un año la decisión de los
catamarqueños a favor de su autonomía.

La Republica de Tucumán y el federalismo provincial


Las ideas de Bustos coinciden con el proyecto de Bernabé Aráoz que lo desarrollo con su republica del Tucumán.
Con la invitación de Araoz hacia los cabildos de Catamarca, Santiago y Tucumán, para definir la organización
provincial hasta tanto se reuniera el Congreso General por el que trabaja Bustos y Artigas.
En Santiago no hallo eco por las diferencias que mantenían con Aráoz. El congreso se formó solo con diputados
de Catamarca y Tucumán. Por Catamarca fueron: Pedro Ignacio Acuña y José Antonio Olmos de Aguilera.
El congreso constituyente de Tucumán se constituyó el 17 de mayo, eligió presidente al diputado Arteaga
estableciendo que esa función rotaria semanalmente. Para esto era necesario sancionar una constitución para la
provincia de Tucumán (1820). Fue publicada y jurada el día 24 día de aniversario de la batalla de Tucumán.
En el preámbulo define el carácter de esa república como el gobierno nacional, había caducado con la caída del
directorio y jurídicamente la nación estaba disuelta con el rechazo de la constitución de 1819. Estos sucesos
imponían a la provincia de Tucumán la necesidad de reasumir sus derechos hasta el momento en que el congreso
general, que debía reunirse para establecer la forma de gobierno y la organización de la nación en conjunto.
Provisionalmente, la provincia adoptaba la constitución para su organización interna. Era una forma de preparar
la organización nacional mediante la organización constitucional de una de sus partes. Mientras otras provincias
se disgregaban en forma de un autonomismo municipal (la rioja, Santiago, san Luis y san juan). Los constituyentes
de Tucumán quisieron preservar la integridad de su provincia. Entre sus artículos, el 15 atribuía al congreso
provincial reglar el comercio interior y ordenar el exterior para que no se perjudique el trafico común de las demás
provincias. La republica de Tucumán cooperara al sostén de la libertad, integridad e independencia del territorio
de la nación.
Ernesto Celesia dice que la constitución de esta república es una copia de la de 1819. Comprende 5 secciones:
religión; poder ejecutivo, poder legislativo; poder judicial; declaración de derechos.
En cuanto a la religión, declara que la católica apostólica romana es la del estado, agregando que es la única
religión del estado.
Respecto al poder legislativo adopta el sistema unicameral en la forma de legislaturas o salas de representantes
integrado por un diputado de cada pueblo. El sistema electoral era el mismo que del reglamento de 1817: sistema
indirecto, votando el ciudadano por electores que una vez reunidos debían elegir un diputado.
Las normas referidas al poder ejecutivo determinan que será ejercido por el Presidente Supremo con mandato por
4 años, elegido por el congreso por votación unánime. Entre sus atribuciones figuran: jefe de la fuerza militar de
la provincia.
El poder judicial estará representado en una corte suprema de justicia integrada por 3 miembros. Quedan abolidos
los cabildos y en su lugar se establecen las cortes primeras de justicia.
Esto duro lo que duro el gobierno de Araoz. Derrocado por el coronel Abraham González (1821) desapareció la
república. González fue elegido gobernador intendente y se procedió a la recomposición del cabildo, volviéndose
a las instituciones tradicionales. Y Catamarca acababa de proclamar su separación. Así el federalismo provincial
querido por Araoz y sostenido doctrinariamente por Bustos, quedaba desbordado por el federalismo municipal.

El sentido de las autonomías y la formación de las nuevas provincias:


La mejor doctrina constitucional debe ceder frente al sentimiento y voluntad política de los pueblos. El
federalismo provincial fue sumergido por el federalismo municipal. El proceso se había gestado desde 1810 donde
la junta provisional gubernativa tuvo que legitimar el pronunciamiento revolucionario, revertir la soberanía del
rey al pueblo convocando a los cabildos del interior, la iniciativa no fue discriminatoria pues se debía invitar tanto
a las principales provincias como a las dependientes, a través de sus diputados. El conflicto se planteó entre el
centralismo de Mariano Moreno y el participacionismo del Dean Gregorio Funes. Predominaron los diputados
del interior, pero los dirigentes de Bs. As. Solo postergaron su intención de desquite.
La cuestión de la igualdad política de las ciudades fue planteada por el diputado jujeño Dr. Juan Ignacio de Gorriti
cuando reclamo al gobierno central el cumplimiento de la promesa de igualdad absoluta de todos los pueblos.
Porque cuando al establecerse el nuevo gobierno revolucionario no se dirigió a las ciudades capitales, se dirigió
a los pueblos mismos, a los cabildos (entidades emancipadas). Así se rompieron los lazos que ataban a las ciudades
con los gobiernos de las provincias. Los jujeños tuvieron la idea autonomista antes que cualquier otro.
Ricardo Levene dice que los escritos de Gorrtii son los primeros documentos de nuestro federalismo criollo. Sin
embargo, vemos que no se avanza sobre la idea autonomista.
Bazán busca distinguir dos formas de federalismo: el federalismo provincial que buscaba conservar la integridad
de las jurisdicciones virreinales con centro en las cabezas de intendencia. Adhería a esto Bustos y Aráoz. Si hubo
tensiones entre las ciudades sufragáneas y capitales como sucedió entre Tucumán y Santiago y entre Jujuy y salta.
El sentimiento autonomista ya estaba maduro antes de la caída del gobierno central. La disolución política del
gobierno central acelero el proceso autonomista que se nutría de los sentimientos localistas y era irreversible en
la práctica. Durante los años 1820/21 las estructuras de las antiguas intendencias se fracturan para dar lugar a la
formación de nuevas provincias sobre la base de los municipios coloniales. En el norte, La Rioja fue la 1° de este
nuevo ciclo, la siguió Santiago, Catamarca cautelosa y curiosamente los jujeños precursores del autonomismo,
no lo consiguieron en ese momento.
Las reacciones autonómicas del año 20, que dieron por resultado la desintegración de las intendencias, fue un
proceso iniciado en las cabezas de las mismas. En Tucumán, con la sublevación de noviembre de 1819 encabezada
por los capitanes Abraham González, Felipe Heredia y Manuel Carrizo. Mota Botello fue destituido de su cargo
de gobernador. Un cabildo abierto procedió a elegir gobernador intendente al propio Araoz. La revolución
tucumana no manifestó propósitos separatistas, ya que solo se trataba de un gobierno interino.
En La Rioja, la noticia de los sucesos de Córdoba y de la caída del directorio y la disolución del congreso
descolocaron al partido directorial de los Dávila. La ocasión fue propicia para que la facción enemiga de los
Ocampo se inclinará al federalismo. Francisco Villafañe cumpliendo instrucciones de Francisco Ortiz de Ocampo,
destituye a Gregorio José González y es nombrado por un grupo de vecinos Diego Barrenechea gobernador
interino. La Rioja se convirtió en provincia independiente bajo la forma federativa proclamada por los demás
pueblos hermanos. La asamblea eligió gobernador intendente al promotor del movimiento Ortiz de Ocampo.
En Santiago el proceso autonomista tuvo mucho arraigo. Para que se concretara ayudaron los errores de Bernabé
Araoz, cuando este quiso reunir el congreso para organizar internamente la provincia, mando a Santiago a Juan
Bautista Paz para organizar la elección de los diputados y sostuvo su misión con la fuerza militar.
El cabildo convocó a elecciones en la capital y la campaña y el 23 de marzo se reunió la asamblea electoral. La
elección fue aprobada por Araoz, pero el partido opuesto llamo en su ayuda al comandante de la frontera Juan
Felipe Ibarra. Mientras se preparaba para la guerra, Araoz quiso declarar la paz designando un parlamentario ante
Ibarra, pero este exigió el desalojo de sus tropas de Santiago. Vencido el plazo Ibarra ataco a Aráoz. Ese día se
realizó un cabildo abierto y se eligió gobernador a Ibarra. Este adhirió al tratado del Pilar y designo diputados al
congreso de san Lorenzo al doctor Mateo Saravia. El 27 se reunió la asamblea y procedió a declarar la autonomía
provincial. El documento menciona los agravios y vejaciones que la jurisdicción de Santiago experimento desde
el principio de la revolución por parte del gobierno de Tucumán.
Los representantes de todas las comunidades del territorio de Stgo. Del Estero, convencidos del principio sagrado
que, entre pueblos libres, no haya autoridad legítima sino la que dinama de los votos libres de los ciudadanos.
Declaran:
1°art. Declaramos por la presente acta nuestra jurisdicción de Stgo. Del Estero uno de los territorios unidos del
territorio de la confederación del Rio de La Plata.
2° art. No reconocemos otra soberanía ni otra superioridad sino a la del congreso de nuestros estados que ya a
reunirse para organizar nuestra confederación.
3°ordenamos que se nombre una junta constitucional para formar la constitución provisoria y organizar la
economía interior de nuestro territorio, según el sistema provincial de los EE. UU. En tanto como lo permitan
nuestras localidades.
La autonomía tuvo que ser defendida con las armas. Araoz no acepta su derrota y envía al capitán Gregorio
Iramain a Santiago (1821), invocando los títulos de jefe militar y auxiliar del pueblo. Bustos interpuso su
mediación interesado en el éxito del congreso de Córdoba.
En Catamarca la declaración de la autonomía demoro hasta el 25 de agosto de 1821. Si bien en un principio había
formado la republica del Tucumán, no lo hizo por convicción sino por necesidad. Los dirigentes catamarqueños
con conciencia de autodeterminación y cansados de ser manejados por extraños, donde el ciudadano principal
Eusebio Gregorio Ruso hizo ver las ventajas en el pleno goce de nuestra libertad.
Colocados frente a la opción decisiva, 54 vecinos reunidos en asamblea resolvieron declarar la autonomía de
Catamarca el 25 de agosto de 1821. No hubo fisuras ni disidencias ni la necesidad de defenderla con las armas.
El gobierno de Aráoz estaba llegando a su fin y con él esa leve experiencia del federalismo regional.
El mapa político de las provincias unidas había experimentado un cambio fundamental. De las manos de las
autonomías, el federalismo municipal había prevalecido sobre el federalismo que Aráoz y Bustos quisieron fundar
sobre las estructuras de las antiguas provincias. Solamente Jujuy quedo dependiendo de Salta.

Segregación del alto Perú: implicaciones geopolíticas de la guerra de independencia en el alto Perú. (Bazán
cap. 13)
Desde la creación del virreinato del Rio de la Plata las provincias altoperuanas de Potosí y Chuquisaca,
Cochabamba y la Paz fueron incorporadas a la nueva jurisdicción con centro en Bs. As. En esa región estaban las
ciudades más importantes por su población, riqueza y rango civil y eclesiástico. En ellas ocurrieron los primeros
estallidos revolucionarios. En lo económico era el principal mercado para las ciudades del norte.
En el plano político-militar conservar el alto Perú fue el objetivo prioritario de la revolución. Pero las 3 campañas
terminaron en desastre a pesar del apoyo de la población. Huaqui (1811), Ayohúma (1813) y Sipe-Sipe (1815),
fueron derrotas que hicieron perder el dominio desde el desaguadero hasta Tupiza, que se prolongó durante casi
diez años. Producida la derrota, el gobierno directorial, elegido en Tucumán en 1816, definió las siguientes
estrategias: desahucio como objetivo principal el alto Perú para adentrarse en el plan sanmartiniano sobre Chile.
A partir de ese momento, se desarrolla en la frontera norte una guerra defensiva bajo la dirección del gobernador
Martin Güemes. Comienza la etapa de la guerra gaucha, desde 1816 hasta 1821, esa guerra fue exitosa. Güemes
logro la guerra defensiva pero no pudo resolver la misión geopolítica asignada al ejercito auxiliar del Perú que
había sido mantener la integridad territorial del antiguo virreinato.

Resultado de la dominación realista (1816-1824)


Después de Sipe-Sipe, el alto Perú quedó bajo la dominación realista con excepción de las zonas rurales. Los
patriotas mantuvieron la resistencia armada o emigraron a las ciudades de Tucumán y Bs. As. De estos grupos
salieron la mayoría de los diputados que tomaron asiento en el congreso de Tucumán: José Mariano Serrano
representante de Charcas, el Pbro. José Severo Malabia de Chuquisaca, Pedro Carrasco de Cochabamba y
Zudañez de la Paz.
Los patriotas que se quedaron peleando murieron casi todos (Manuel Padilla). El sector influyente de la sociedad
altoperuana- doctores, mineros, comerciantes, militares- colaboro con la autoridad española.
Podemos decir, que la clase propietaria del alto Perú que había disfrutado de los beneficios del sistema colonial
con concesiones en la minería, con encomiendas y tributos no vio con simpatía la causa de la revolución. Castelli
con su prédica, trato de conquistar la voluntad de los indios con un mensaje de liberación social. En ese estrato
social la respuesta a la causa fue masiva en favor de la revolución y con ellos se formaron republiquetas.

Situación del alto Perú después de Ayacucho.


Cuando el General Sucre, jefe del ejército libertador, venció al ejercito realista en Ayacucho, con el virrey De la
Serna a la cabeza, todo el territorio del Alto Perú permaneció como bastión reaccionario al mando de Olañeta.
Este militar que era enemigo de Güemes estaba en actitud de rebeldía contra el virrey. Toda tentativa fracasó y el
virrey considero someterlo a la fuerza.
El general Sucre recibió órdenes de Bolivia para cruzar el desaguadero y ocupar el alto Perú. Se inclinaba por la
solución más democrática de reunir una asamblea que decidiera la suerte del alto Perú. Aparece el doctor Casimiro
Olañeta quien clama por la revolución. Las conversaciones entre ambos fueron decisivas para fijar el rumbo
político del alto Perú. Sucre produce en la paz, el decreto sobre convocatoria de la asamblea general de las
provincias del alto Perú para sancionar un régimen de gobierno provisional; dice que el virreinato de bs as a quien
ellas pertenecían carecía de un gobierno general, no había con quien entenderse. Así cada intendencia debía elegir
diputados según su población. La asamblea debía reunirse en Oruro; se resuelve mandar copia del decreto al
gobierno de Perú y al de las provincias del rio de la plata. El decreto disgusto a Bolívar quien opinó que al permitir
a cada región constituirse en estado propio solo podía llevar al debilitamiento de América. Abochornado Sucre
intento una justificación. El congreso dicto una resolución: “si estas provincias resultarían separadas de esta
república, el gobierno a quien pertenecieron indemnizaría al Perú los costos causados en emanciparlas”.
Posición del gobierno argentino:
En Buenos Aires estaba reunido el Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas. El año 1825
comenzó con noticias jubilosas: la victoria de Ayacucho, se celebró con festejos oficiales y el reconocimiento de
las provincias unidas como nación independiente por parte de Inglaterra. El congreso dicto la ley fundamental
que aseguraba a las provincias el goce de sus propias instituciones hasta que se dictara la constitución. También
se delegaba al gobierno de Bs. As. El manejo de las relaciones exteriores y asuntos de guerra.

El gobierno de bs as, en ejercicio de sus poderes, autorizo al gobernador de Salta Juan Antonio Álvarez de
Arenales para operar sobre el alto Perú y procurar buscar la libertad de esa jurisdicción. Arenales, conociendo el
decreto de Sucre, considero un hecho responsable de la libertad de los pueblos y como las instrucciones recibidas
era que las 4 provincias mencionadas queden en absoluta libertad. Se conformó una comisión, cuyo dictamen fue
que las provincias del alto Perú estuvieran unidas a las del rio de la plata por un mismo gobierno. El congreso
argentino integro una nueva comisión para que examinara los antecedentes de la comisión anterior y dictaminase
lo más conveniente. En dicha comisión hay un sentir unánime de sus miembros para dejar en libertad a esa región.
Lo que no habíamos podido conservar por medios militares lo resignamos por un pronunciamiento legislativo que
mutiló la soberanía territorial de las provincias unidas.

Formación de la nacionalidad boliviana.


Mediante decreto dictado en Arequipa (16/5), autorizo la reunión de la asamblea convocada por Sucre, Simón
Bolívar. Las razones por las q habían lanzado ese decreto “contra mi deseo y mi voluntad”, expreso q lo hizo.
Chuquisaca fueron contradictorios: para no dejar mal puesta a la conducta de usted. Esto lastimó la susceptibilidad
de Sucre quien aplazo de momento la publicación del decreto, pero comunico con reserva. En la asamblea reunida
en Chuquisaca fueron contradictorios: 1) algunos manifestaron no concurrir al congreso x el limitado poder q este
tendría,2) otros q se postergará la asamblea hasta q el congreso de Lima y BA hicieran conocer su resolución
respecto de la independencia alto peruana, 3) había q sostenerla x la fuerza para obtener la confianza y
aceptabilidad de libertad de estos pueblos. Sucre aconsejó emplear todos los medios posibles para ganar la
voluntad del libertador. Sucre salió de Chuquisaca hacia Cochabamba para pasar a la Paz a recibir a su jefe
Bolívar. La asamblea se constituyó el 10 de julio con 39 diputados. Eran en su mayoría doctores de la universidad
de Chuquisaca, sobresalieron Casimiro Olañeta, José Mariano Serrano, también había militares, clérigos, para los
historiadores bolivianos es llamada la “asamblea de los Tránsfugas” porque en ella los realistas se convirtieron
en patriotas. La situación económica era mal para el país, la destrucción de minas e ingenios durante la guerra de
la independencia, la producción de plata había bajado 1821-1826 fue el más decadente, el más importante del
Alto Perú: la escala social abajo estaba el indio campesino y minero, por encima la población intermedia de
pequeños artesanos, comerciantes al por menor, mestizos urbanos (nexo entre el campo y la ciudad), más arriba
la minoría que mandaba a explotar a un pueblo que no podía opinar porque era analfabeto. La cuestión principal
a debatir en la asamblea fue la fundación de la nueva república. El 1° en hacer uso de la palabra fue Serrano (alto
Perú debía ser independiente). Casimiro Olañeta tenía también la misma idea; fue contradecida por el Dr. Eusebio
Gutiérrez quien opinaba que no podían convertirse en un estado independiente porque carecían de virtudes
políticas. Pero la mayor parte estaba de acuerdo con la independencia. Hacia el mes de agosto bajo la presidencia
de uno de los pocos que había luchado contra España, José Miguel lanza su voto con una tercera proposición: a)
la anexión de las provincias unidas del rio de la plata. B) anexión al bajo Perú, c) estado libre. A la primera todos
respondieron de forma negativa. La segunda propuesta tuvo dos votos a favor y la tercera gano la votación. El 19
de agosto se aprobó el nombre de Bolívar para la nueva república, se fijo como capital Chuquisaca que a partir
de ese momento pasaría a llamarse Sucre. También se resolvió nombrar una comisión para entrevistar al libertador
y pedirle: obtener el permiso para la fundación de Bolivia, que redacte la constitución y gestionar que Arica pase
a depender de Bolivia por ser el puerto natural más adecuado. La comisión fue recibida por Bolívar este no se
consideró suficiente// autorizado para declarar la indep. Pero si accedió a redactar la constitución. La constitución
enviada por bolívar fue aprobada luego de 6 meses de discusiones. Las características principales: gobierno
unitario, popular, representado por un ejecutivo vitalicio, 3 cámaras de diputados, tribunos, censores, y poder
judicial representado por la corte suprema de justicia, religión del estado fue católica. En el contexto
sudamericano, los países estaban viviendo la euforia del nacimiento de las patrias nacionales creyendo en su
autosuficiencia. Para el caso de Bolivia Herbert Kelin señalo la persistencia de las elites tradicionales bajo
disfraces republicanos. Así la independencia boliviana ejerció una influencia negativa causando una decadencia
económica a largo plazo de las provincias del noroeste argentino.

La cuestión negativa: dolorosa amputación.


No había indicios de que en el distrito de Tarija perteneciente a salta existieran elementos separatistas. Apoyados
y estimulados por el jefe del ejército libertador Antonio José de Sucre fue un proceso lamentable se conjugaron
decisiones locales e intervención de Sucre mientras que declaraba publica// su neutralidad de los pueblos
liberados, ordenaba a su teniente O´Connor la ocupación militar. Cuando sucre dicto el decreto de convocatoria
a los diputados del alto Perú para la asamblea hizo mención explícita para las jurisdicciones: la paz, Cochabamba,
Chuquisaca, charcas. Pero nada dijo de Tarija que estaba subordinada a salta. El gobernador Álvarez de arenales
le propuso él envió de un representante para el congreso en bs as, entonces se produjo una intervención militar de
las tropas colombianas con la ocupación de Tarija, Arenales reclamo por esta invasión. Sucre contesto que siempre
dudo jurídica// sobre Tarija. Arenales dio instrucciones al ayuntamiento de Tarija quien e había apoderado de una
facción encabezada por Bernardo Trigo y Eustaquio Méndez. Este grupo se inclinó por el amparo de Sucre, este
sabía que Tarija pertenecía por real orden a Salta, por lo que arenales declaro nula su anexión al alto Perú. Pero
sucre estaba convencido que Tarija debía pertenecer al alto Perú. Los encargados de las relaciones exteriores de
bs as reclamaron, estos reclamos originaron una conferencia. En ella sucre manifiesta su posición estratégica. La
posición de Tarija si pasaba a las provincias unidas significaría un peligro para el alto Perú. Alvear refuto diciendo
que era prudente partir de la demarcación de límites existentes en 1810 y desestimo la posibilidad entre Bolivia
y argentina. Bolívar ordeno al coronel O´Connor para que le entregue el mando al edecán sr Ciriaco Díaz Vélez
quien era inepto para el cargo. En 1826 acepto recibir el gobierno de Tarija pero separándola de salta y
comprometiéndose a mediar con el gobierno argentino para que aceptara dicha separación. En el mes de junio se
produce la revolución de Tarija un grupo desea derrocar a Díaz Vélez. La facción militar de Bernardo trigo firma
un acta de incorporación a Bolivia y se comunica al presidente sucre la decisión. La legislatura salteña rechazo la
separación. En el mes de octubre el congreso constituyente boliviano incorpora a los diputados tarijeños y se
propone un tratado de límites con la republica argentina. Con ellos se da forma legal a la usurpación de Tarija.
Las provincias unidas nada podían hacer. La cuestión quedo latente hasta 1889 cuando argentina y Bolivia
suscriben el tratado de límites a cambio del partido de Atacama es decir el territorio de los Andes.

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