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Cartaphilus 10 (2012), 121-134

Revista de Investigación y Crítica Estética. ISSN: 1887-5238

¿QUÉ HACE DEL CINE UN ARTE?


EL IDIOLECTO CINEMATOGRÁFICO

da por la historia. El arte no es universal y no es


El idiolecto cinematográfico se propone en
condición “natural” del hombre. La historia y el
este trabajo como aquel conjunto de reglas,
desarrollo de la estética como disciplina nos
convenciones, usos, estructuras, técnicas, for-
han demostrado que lo que se considera como
matos y géneros que constituyen en un mo-
artístico (o estético) cambia con el transcurrir
mento dado la identidad artística del cine. Re-
del tiempo y de una cultura a otra, aun dentro
tomando el ideal de la escuela formalista, aquí
de un mismo territorio. Esto no quiere decir
se pretende estudiar al cine como una lengua,
que un proyecto de descripción científico, no
fuera de posiciones ideológicas, metafísicas o
normativo, que arroje luz sobre cómo se cons-
valoraciones subjetivas. En pocas palabras, se
truyen y cómo viven las identidades de lo esté-
pretende hacer una ciencia del cine. Una cien-
tico y lo artístico, no pueda ser posible. El asun-
cia del cine por fuerza debe también ser una
to es construir un adecuado objeto teórico,
semiología estética, pues el cine es un arte.
libre de ideas metafísicas o posiciones ideoló-
Sobre este punto es necesario clarificar qué se
gicas implícitas, que nos permitan estudiar el
entiende por una identidad artística, es decir,
fenómeno artístico con una distancia de análi-
explicar qué es lo que hace de un objeto, texto
sis y con instrumentos de comprobación inter-
o discurso “normal”, cotidiano, un objeto artís-
subjetiva. Los viejos formalistas rusos marca-
tico. Retomando la vieja pregunta formalista,
ron la pauta de esta vocación, pero traiciona-
primero en la literatura, respecto a qué es lo
ron el ideal de no contaminar las posiciones
que hace de un discurso verbal un discurso
personales del analista, sus gustos o ideologías
poético, pregunta que puede extenderse al
artísticas, con el objeto que se está estudiando,
arte en general (como de hecho se ha extendi-
que consiste en explicar la especificidad artísti-
do), aquí se pretende demostrar que la identi-
ca de una identidad. Otros teóricos contempo-
dad artística de cualquier objeto o texto de-
ráneos a los estudios formalistas rusos fueron
pende de la convención cultural que, a través
Louis Delluc y Jean Epstein, por mencionar dos
de dos vías (directa e indirectamente) confiere,
de los más significativos, que también trataron
“bautiza”, determina o designa como artística
de explicar cuál es la condición que transforma
determinada obra o determinado paradigma
al cine en un arte. Para ellos, la condición artís-
tanto productivo como interpretativo. Artista y
tica del cine dependía del trabajo de sublima-
público (sea crítico profesional o simple espec-
ción de la imagen en sí misma, fuera de su
tador) están ligados a priori por este idiolecto
relación analógica, icónica o utilitaria respecto
que va marcando la pauta, muchas veces de
a la realidad. A esta condición sublimante de la
manera implícita y velada, respecto a qué se
imagen gracias a su trasposición al celuloide
entiende por arte (y cuáles son sus lógicas de
con los recursos de la fotografía cinematográ-
interpretación) en un determinado momento
fica la llamaron photogenie. La artisticidad el
histórico.
cine radicaría, pues, en un oportuno trabajo de
Implícitamente, con este enfoque conside- construcción icónica gracias al uso de los me-
ramos que el arte no es arte por sí mismo, ni dios tecnológicos cinematográficos. Argumen-
tiene una determinada “esencia”, ni estructural ta Boris Eikhenbaum:
ni extraestructural, que no sea aquella conferi-

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La inadecuación permanente entre “esencia tra al receptor la estructura misma de la pala-


transmental” y “lenguaje” es la antinomia inter- bra, los elementos de los que aquella se com-
na del arte que guía su evolución. pone […]; [ella] nos expone la palabra misma a
través de la palabra, mientras que las otras fun-
El cine se hizo arte a partir del momento en que
ciones siempre nos hacen descubrir otros obje-
se estableció el significado de estos dos térmi-
tos, diferentes en su esencia de la palabra,
nos. La fotogenia, es la esencia “transmental”
apuntan a otra cosa a través de la palabra […]2
del cine, análoga al carácter “transmental” mu-
sical, literario, pictórico, motor, y otros. Noso-
tros la percibimos en la pantalla aparte de cual-
quier vínculo con el argumento: en los rostros,
Los formalistas concordaban con Saussure en
los objetos, el paisaje. Nuestra mirada redescu- que la tarea de la lingüística debía concentrar-
bre las cosas, “jugamos” con ellas, las percibi- se en la lengua como objeto de estudio, e ig-
mos como desconocidas. Delluc ha dicho: “una norar los hechos del habla. Entendiendo la
locomotora, un trasatlántico, un avión, una vía lógica que ellos conferían a la identidad artísti-
férrea son, por la geometría de su estructura, ca, la poética debía concentrarse precisamente
fotogénicos. Cada vez que un panorama actual en el habla porque en ésta habitaba el “extra-
muestra un buque o una flota, los espectadores ñamiento” que podía hacerse de la lengua
gritan de admiración”. No a causa de la “estruc- normal, cotidiana. Es decir, el arte es un hecho
tura” del objeto, sino por la manera en que éste
de habla que se deriva del extrañamiento de la
es presentado en la pantalla. Cualquier objeto
puede ser fotogénico, es una cuestión de mé-
lengua y que niega de ésta su capacidad co-
todo y de estilo. El operador es el artista de la municativa tradicional.
fotogenia. Utilizada como “expresividad”, la fo- Mientras que la lingüística, como ciencia de la
togenia se transforma en “lenguaje”, lenguaje lengua social que implica ante todo la comuni-
de la mímica, de los gestos, de las cosas, de los cación, la mutua comprensión, está autorizada
ángulos, de los planos, etc., que son el funda- para ignorar el habla (incluso está obligada a
mento de la cine-estilística.1 ello), la poética, que se interesa por la palabra
como material de construcción y por la lengua
como elemento básico de una estructura racio-
Así también los formalistas literarios expli- nal, debe interesarse, por el contrario, por el
caban la especificidad de lo poético (o lo artís- habla, esa superestructura volitiva respecto del
tico) en el uso de la palabra “en sí misma”, fue- sistema de signos lingüísticos dados, impues-
ra de todo propósito comunicativo o de de- tos.3
terminación de sentido, es decir, apreciar la
musicalidad, la forma de la palabra en su cons-
titución propia, antes de pensar en lo que de- Se trata, pues, de moverse del eje de la se-
signa, en un acto de desfamiliarización respec- lección (aquello que designa la realidad, la
to a lo cotidiano. La palabra silla puede conver- determina, y por lo tanto, está subordinado a
tirse en arte o poesía (para el caso son sinóni- ella) al eje de la combinación, donde cuenta el
mos) si se “extraña” su sentido de ser una pa- libre juego sintáctico a través del cual el artista
labra que nos hace pensar en un objeto para puede “desfamiliarizar”, de acuerdo con Ro-
sentarse y en su lugar la pensamos como una man Jakobson. Recordemos: “La función poéti-
entidad estética que es en sí una realidad nue- ca proyecta el principio de la equivalencia del
va, fuera de determinaciones. eje de la selección al eje de la combinación”.4

Al contrario de la función de comunicación, que


hace posible el intercambio social a través de la 2
Vinokur, G. (1996). Poética, Lingüística, Sociología
palabra [como signo], la función poética mues- (Cuestiones de método). En F. Albera (Comp.), Los
formalistas rusos y el cine (pp. 22). Barcelona: Pai-
1 dós. (Trabajo original publicado en 1923)
Eikhenbaum, B. (1996). Problemas de cine-estilística.
3
En F. Albéra (Comp.), Los formalistas rusos y el cine. Íbidem, pág. 21
4
La poética del filme. Barcelona: Paidós. (Trabajo Jakobson, Roman, Ensayos de lingüística general.
original publicado 1927) Barcelona, Ed. Seix Barral, 1975, pág. 360

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Como se ha criticado desde varios frentes, esta taje en esos años (pensemos en David Wark
concepción es ideológicamente afín a la litera- Griffith y en Sergei Einsestein, por ejemplo); es
tura simbolista, al surrealismo y otras vanguar- decir, entre 1915 y 1930, grosso modo, nos ex-
dias, y tal vez explique el sentido de tales poé- plica la naturaleza de tal abstracción. El de-
ticas (aquí se entiende la palabra “poética” coupage clásico, es decir, el estilo de montaje
como la explicitación de la poiesis, es decir, el que desarticula una acción en diferentes pla-
sistema expresivo de cada artista, o grupo o nos, escenas y secuencias, se va a popularizar e
movimiento, como un proceso que parte de un institucionalizar de manera tajante gracias a la
conocimiento artístico, de una ideología artís- influencia del cine estadounidense y su época
tica, y tiene como finalidad la producción de de oro, fundamentalmente entre 1930 y 1960.
una obra de arte). La concepción del arte du- Actualmente muchas poéticas cuestionan la
rante los años 10 y 20 exigía una concepción narratividad como identidad o esencia del cine
nueva del mismo, acorde con las ideologías y luchan por proponer un cine contemplativo,
surrealistas, dadaístas, simbolistas, etc. Bien lo en su forma pura de imagen-tiempo. Ya, de
dice Yuri Tynianov: “el cine es un arte abstrac- hecho, desde los años veinte veríamos cine
to”5. Es decir, el cine debe subordinar lo visible experimentalmente articulado en los trabajos
a los principios de construcción que privile- de Marcel Duchamp, Man Ray, Fernand Leger,
gian, hacen posible y enfatizan su articulación. René Clair y otros. No narrativos, pero articula-
La homologación a otras artes como la arqui- dos de manera “extrañante”, jugando con las
tectura es explícitamente caracterizada como posibilidades de la fotografía cinematográfica
“arte abstracto”. Si pensamos en la tradición y los trucos de iluminación, animación y post-
del término abstracto en el mundo de la pintu- producción.
ra, y si nos atenemos al significado que se si-
¿Por qué no proponer la hipótesis de un ci-
gue de su etimología (extraer, sacar de), vere-
ne concreto, en el que no se cuenten historias,
mos que esta concepción del cine va acorde
ni se construyan conceptos mediante la analo-
con los valores estilísticos y conceptuales que
gía, el contraste o el extrañamiento, sino que
se viven en el ambiente artístico desde Cézan-
se proponga como una experiencia única, in-
ne, que van a enfatizarse durante el fauve-
teractiva, informal, en donde sólo exista la per-
expresionismo (sobre todo a obra de Matisse) y
cepción de colores, sombras, texturas y formas
se consolidarán con las poéticas cubo-
“neutras”, experimentables a partir de los sen-
futuristas y paradigmas racionalistas relacio-
tidos (los cinco) y no nada más dependan de la
nados. El cine en este momento era abstracto,
vista o el oído? Un verdadero arte total, como
como todo el arte, prácticamente, pero si se-
querría Wagner. Uno de tantas propuestas
guimos tal lógica, veremos que más tarde la
posibles de arte.
pintura y otras artes se vuelven concretas, es
decir, plantean realidades conceptuales o ma- Los formalistas traicionaron su principio
teriales totalmente desligadas de un espíritu científico-descriptivo casándose con una nor-
organizativo, programático, abstracto. ¿Por matividad, con una determinación artística
qué el cine no pudiera seguir ese camino en un particular: el cine es arte en la medida en que
momento dado? Pensemos en el cubismo sin- propicia el abandono del naturalismo en pos
tético, en el suprematismo, el constructivismo, de un extrañamiento constructivo a través de
el informalismo, el expresionismo abstracto las posibilidades técnicas (y conceptuales) de
(que más bien debería llamarse concreto) y la puesta en cuadro y la puesta en serie, es
demás poéticas que actualmente son todavía decir, de la filmación y el montaje. Ciertamen-
vigentes. El hecho de que el cine se haya defi- te, un cine abstracto predominó durante prác-
nido primordialmente como narración y mon- ticamente todo el siglo XX, pero podría haber
otras conceptualizaciones, otros usos artísticos,
5
Tynianov, Y. (1996). El cine, la palabra, la música. En F. otras poéticas. Ahora, si queremos continuar
Albéra (Comp.), Los formalistas rusos y el cine. Bar- hablando de extrañamiento, debe reconcep-
celona: Paidós. (Trabajo original publicado 1927) tualizarse la cuestión en otro plano epistemo-

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lógico: el extrañamiento entendido como ha definido el mensaje con función poética


cambio de uso, cambio de fin, cambio de iden- como AMBIGUO y AUTORREFLEXIVO.6
tidad total. Dicho extrañamiento se da no co-
mo plan estructural deliberado en cuanto sub-
versión a un sistema ya dado, un acto de habla, Aunque aclara más adelante que no todas
en otras palabras. Es decir, no como arquitec- las ambigüedades son estéticas (aunque no
tura o diseño de un texto deliberadamente explica por qué), establece que existe ambi-
confuso, ambiguo o autorreflexivo, sino como güedad estética “cuando a una desviación en
un uso totalmente nuevo, que constituiría otra el plano de la expresión corresponde alguna
lengua, no derivada de la “función comunicati- alteración en el plano del contenido”. Esto es,
va” normal. El signo silla en sí mismo no me la esteticidad es producto de cómo está con-
dice cómo usarlo, fuera de sus reglas de uso de feccionado el texto, oportunamente desarrai-
la lengua. Si decido utilizarlo, usarlo estética- gado de su código originario. Eco llama de
mente, dicha esteticidad no es producto de la diversos modos a dicho desarraigo: “hipercodi-
estructura en sí de la silla, sino de su nueva ficación”, “desviación de la norma en la expre-
conceptualización como fenómeno nuevo, sión y el contenido”, “violación de las reglas del
pertinente sólo estéticamente, formado, signi- código”:
ficado, sólo estéticamente. Pero cambiar dicho Por otra parte, la ambigüedad es un artificio
switch no viene de un trabajo de “descontin- muy importante, porque hace de vestíbulo para
gentización” del signo lingüístico normal, a la experiencia estética: cuando, en lugar de
partir del sistema inmanente de la lengua, sino producir puro desorden, aquélla atrae la aten-
de su uso a partir de la creación de OTRA len- ción del destinatario y lo coloca en un estado
gua. En pocas palabras, diferenciamos los có- de “excitación interpretativa”, el destinatario se
ve estimulado a examinar la flexibilidad y la po-
digos de uso de los códigos estructurales, de
tencialidad del texto que interpreta, así como
creación. Algo es artístico no porque se haya las del código a que se refiere.7
construido deliberadamente de forma ambi-
gua, sino porque la cultivación del momento
histórico, la cultura, ha dado dicha valoración e El ejemplo que refiere es clásico: “Una frase
identidad a dicho fenómeno o paradigma de desviada como /las ideas verdes sin color
construcción simbólica con esa identidad. Si la duermen furiosamente/ está ya más próxima al
ambigüedad o la subversión del código es arte, efecto estético, porque incita al destinatario a
es porque así se ha institucionalizado en la reconsiderar toda la organización del conteni-
cultura, no por obra del sistema semiótico en do.”8 Me parece que la postura de Eco es muy
sí. clara, lo mismo que la nuestra respecto a lo
La postura de Umberto Eco es significativa que criticamos de la misma: la organización
al respecto, pues retoma el concepto de extra- extrañante es estética. Y nosotros replicamos:
ñamiento de Jakobson como centro de su ex- no en todos los tiempos, no en todas las poéti-
plicación semiológica artística. El semiólogo cas. No en todo el arte. Además, la respuesta
italiano refiere en su Tratado de Semiótica gene- de Eco suscita otra pregunta, por lo que ahora
ral, antes de explicar su concepto de idiolecto el problema es doble: ¿Por qué sería estética
estético: dicha ambigüedad o autorreflexividad? ¿Y
cómo es que estaría la anterior frase “ya más
La definición operativa más útil que se ha for-
próxima al efecto estético”? ¿Se pueden ya ver
mulado del texto estético ha sido la proporcio-
nada por Jakobson, cuando, a partir de la cono-
los “grados” de esteticidad? Si yo escucho tal
cida subdivisión de las “funciones lingüísticas,"
6
Eco, U. (2000). Tratado de semiótica general. Barcelo-
na: Lumen, pág. 368
7
Ibídem, pág. 370
8
Ídem.

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frase, no necesariamente, por la frase misma, semiótico que paradójicamente permita dar la
tendré una “excitación interpretativa”, al me- impresión de a-semiosis […]
nos en el sentido estético. Puedo concluir que Por otro lado, la nueva matriz de desviaciones
se trata de un error de código no estético y que se ha instaurado impone CAMBIOS DE CO-
basta, a menos que algo afuera del texto me lo DIGO, incluso fuera de ese texto, si no por otra
proponga como estético (o mejor dicho, artís- razón, porque revela la posibilidad del propio
tico, en nuestro caso, para no mezclar los dos cambio. Como ese 'nuevo código' potencial ha
términos), y dicha proposición sea pertinente a generado un solo texto y ha sido 'pronunciado'
la esteticidad de mi cultura. No es correcta por un solo emisor, con lo que representa en el
contexto cultural una especie de enclave inno-
entonces la definición de la ambigüedad esté-
vador, a propósito de él se ha hablado (cf. Eco,
tica como la correspondencia entre una altera- 1968) de lDIOLECTO ESTETICO, para designar la
ción en el plano de la expresión y otra en el regla que rige todas las desviaciones del texto,
plano del contenido. Es ideológica porque el diagrama que las vuelve a todas mutuamen-
absolutiza un valor estético atribuido en el te funcionales.9
siglo XX, de un grupo de poéticas (poética en-
tendida aquí como las características de un
paradigma productivo artístico en particular) Y para confirmar que Eco confunde el nivel
concretas, a condición de todo el arte, de su estructural, los códigos internos de la obra, de
identidad. Y si se refiriera a un extrañamiento creación, con los de uso, los extraestructurales,
conceptual, identitario, de uso, nunca se preo- de la cultura, más adelante establece que el
cupa por hacer tan importante distinción. Más idiolecto estético puede llegar a consolidarse a
aún: al concentrarse en la desviación del signo nivel colectivo en la cultura. Nosotros decimos
como condición estética y al no aclarar por qué que es justamente al revés: primero está el
otras ambigüedades no lo son, podemos re- idiolecto cultural, que legitima la vida estética
confirmar nuestra sospecha de que Eco con- de la “desviación de la norma” o la ambigüe-
funde (si no es que ignora el segundo) dos dad, y no viceversa:
niveles epistemológicos muy distintos: el del
Puesto que un mismo autor puede aplicar
código de la estructura inmanente, con sus
la misma regla a muchas obras, varios idiolec-
lógicas y reglas, y el código de uso que creó al
tos estéticos producirán por abstracción crítica
primero, que por fuerza existe fuera de la es-
o por promedio estadístico un IDIOLECTO DE
tructura. Más adelante, en el Tratado de Se-
CORPUS (o estilo personal). Como un idiolecto
miótica General, confirmamos nuestra sospe-
determinado, en caso de que una comunidad
cha: Eco se refiere a un extrañamiento estruc-
cultural lo acepte, produce imitación, manie-
tural, sintáctico, no de uso, cultural, extraes-
rismo, juegos de influencias más o menos ex-
tructural. Así lo dice al explicar su idiolecto esté-
plícitas o conscientes, vamos a hablar de IDIO-
tico:
LECTO DE CORRIENTE o DE PERIODO HISTORI-
Por otra parte, la impresión de impermeabili- CO.10
dad es sólo uno de los efectos, uno de los me-
canismos internos del verso. Ante todo, el verso La ambigüedad sería estética en los mo-
está abierto a PRUEBAS DE CONMUTACION: mentos en los que el código de uso de la cultu-
cámbiese una palabra y todas las demás perde- ra le asigna tal correlación, de la misma manera
rán su función contextual, como si en un table- que no lo sería en otras condiciones, circuns-
ro de ajedrez se substituyera un alfil por una tancias y tiempos. Hablamos de dos tipos de
tercera torre. Pero, si hay SOLIDARIDAD CON- contextos dentro de una función sígnica (o
TEXTUAL, debe haber REGLA SISTEMATICA. Lo signo, para el caso es lo mismo), siguiendo la
que significa que el texto estético debe poseer, terminología de Hjemslev y Eco: uno interno,
a escala reducida, las mismas características
que una lengua: debe haber en el propio texto
un sistema de relaciones mutuas, un diseño 9
Ibídem, pág. 378-380.
10
Ibídem, pág. 380.

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estructural, relativo a la expresión y al conteni- fuera del texto, sino a cómo está organizado
do, y otro externo, que aquí llamamos de uso, dentro (organización que hace distinguir al
a cargo de la cultura entendida como sujeto texto de lo que está afuera de él, y que noso-
colectivo de un momento histórico determi- tros también llamamos “contexto”, a partir de
nado. Si Eco solo distingue tres actores en la la etimología cum-texere: “tejer junto”), mien-
actividad comunicativa artística, es decir, un tras que la circunstancial hace referencia a las
emisor, un mensaje y un receptor, se refiere entidades extratextuales que le asignan la
únicamente a los códigos que el emisor en identidad de arte a la obra, como por ejemplo
cuestión construye para determinado mensaje, se da en los ready made: originalmente, antes
e ignora que esta tríada constituye el plano de de que Duchamp institucionalizara el nombre
la expresión de una función sígnica más gran- (formato o etiqueta) “ready made”, la artistici-
de, que de hecho hace posible la existencia de dad llegó a tal objeto no en virtud de su cons-
estos tres actores, que sería la cultura. La artis- trucción material, sino de su exhibición o pro-
ticidad o poeticidad (o cinematograficidad, puesta dentro de un lugar de arte, en este ca-
para los fines de este trabajo) estaría dada por so, la galería.
el contexto extraestructural de la cultura, que a
Una vez que el “objeto” (o texto) adquirió
su vez determina los códigos en los que dicha
su identidad de arte, vive dentro de la crítica a
artisticidad se manifiesta. ¿Cómo se da esta
través de las distintas interpretaciones que
operación? ¿Cómo saltamos de los códigos
pueden hacer de él los diferentes críticos. Las
culturales, de uso, de artisticidad, a los códigos
reglas de tal interpretación no están dadas por
de confección, estructurales, de un determina-
el crítico, entendido éste como sujeto indivi-
do texto o discurso?
dual, sino, nuevamente, por el idiolecto artísti-
El estetólogo italiano Luciano Nanni, de la co, que hoy en día permite una pluralidad de
Universidad de Bolonia, propone el siguiente interpretaciones muy vasta y con posibilidades
esquema para explicar la cuestión: (ver anexo prácticamente indeterminadas. Además, el
1). crítico no puede decir lo que quiere de la obra
de arte, sino lo que puede, es decir, creará sen-
La identidad del arte se asigna de manera
tido respecto a la obra en tanto ésta sea o ten-
extrínseca a la obra, a partir de una conven-
ga elementos pertinentes de acuerdo a su cul-
ción-institución histórica que permite al artista
tura, formación, idea de arte, gustos, etc. Y aquí
crear una obra-arte (Poética); que da ciertas
asistimos a la disolución de un viejo problema
características (históricas) a la obra-arte y que
de la acepción del arte como estructura: no
permite interpretar dicha obra al crítico de
hay decodificaciones en el arte, sino recodifi-
determinada manera (Crítica). Este idiolecto
caciones pertinizadas entre la obra y el crítico.
artístico, como lo llama Nanni, funciona a tra-
La obra de arte, vista en sentido sincrónico, ya
vés de dos vías: (ver anexo 2. Explicaremos tal
no se comporta como signo, sino como su
idiolecto más adelante con mayor profundi-
contrario: en una entidad nouménica, en el
dad).
mundo antes de ser significado o interpretado,
Esto quiere decir que la artisticidad (o idio- o como el semiólogo Luis Jorge Prieto lo llama,
lecto artístico) se materializa en las formas que un objeto material (ver anexo 3)11.
determinado contexto histórico ha asignado a
Si estamos de acuerdo con el modelo de
las estructuras del arte, ya sea a través de “eti-
Nanni, para rastrear la identidad específica del
quetas” o “formatos” precisos (como “novela”,
cine tenemos que identificar el idiolecto (el
“cuento”, “largometraje”, etc.), y aquí estamos
en la dimensión pragmática, en la asignación
directa de una identidad conceptual, en este 11
Prieto, Luis Jorge, “Una teoretica corretta, e avanza-
caso artística, a un determinado objeto. La otra ta? Ripensiamo la linguistica e la semiologia (la
vía se divide a su vez en contextual y circuns- semiotica)”. En
tancial: la contextual no se refiere a lo que está http://www.parol.it/articles/mazzei.htm. (Julio
2012).

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código de uso) que en un determinado mo- que reúne el conjunto de reglas, lógicas del
mento histórico le da tal identidad. Aquí pro- fenómeno artístico.
ponemos llamarlo idiolecto cinematográfico.
Nanni propone un esquema a tres niveles,
El esquema puede recorrerse de arriba a
al que llama idiolecto artístico, concepto del
abajo, en un sentido epistemológico, de lo
cual proponemos el término idiolecto cinema-
particular a lo general; o bien de abajo hacia
tográfico. Antes de explicarlo, me gustaría de-
arriba, en un sentido de derivación lógica.
tenerme en el concepto de la ambigüedad, y
por consiguiente, polisemia, del texto artístico. Ahora sí, conviene establecer con precisión
Si reconocemos que la obra de arte, práctica- la noción de idiolecto que utilizamos en este
mente desde las vanguardias, es polisémica, y trabajo, y que como dijimos, retomamos de
si estamos de acuerdo con que tiene valor es- Nanni. Contrastaré primeramente el significa-
tético en cuanto a la institucionalización cultu- do que proponen Greimas y Courtés en su
ral del mismo, y no porque en sí misma sea Dizionario ragionato della teoría del linguaggio:
ambigua, debemos concluir que la polisemia 1.- El idiolecto es la actividad semiótica, produc-
es una condición del idiolecto artístico, y en tora o lectora de las significaciones –o el con-
cuanto tal permite una gran serie de desvia- junto de los textos relativos a éstas- específica
ciones a las normas en los planos de la expre- de un actor individual que participa en un uni-
sión y del contenido de las funciones sígnicas verso semántico dado. En la práctica de las len-
que construyen no sólo los artistas, sino tam- guas naturales, las variaciones individuales no
bién los críticos o espectadores. Algunas cons- pueden ser muy numerosas, ni constituir des-
trucciones tienen más visibilidad que otras, al cartes demasiado distantes: de otra manera
arriesgarían interrumpir la comunicación inter-
aglutinar las visiones de determinados artistas
subjetiva. Por lo tanto son generalmente consi-
o críticos en entidades más grandes, a manera derados como fenómenos de superficie, que re-
de grupos o movimientos artísticos. Tendre- fieren en primer lugar a las componentes foné-
mos así que, siguiendo el esquema de Nanni, la ticas y lexicales de la lengua. En estado puro, el
identidad arte, en nuestros días, en la contem- idiolecto depende de la psicolingüística pato-
poraneidad del siglo XX y lo que va del XXI, lógica y podría ser identificado con la noción de
ligaría obra, crítico y artisticidad en tres niveles autismo.
de codificación semiótica. Nanni originalmente 2.- Situado en el nivel de las estructuras pro-
incluye solo a la crítica dentro del siguiente fundas, el problema del idiolecto va relaciona-
esquema, pero nosotros hemos añadido a la do a la noción de estilo. En esta perspectiva se
poética, es decir la labor del artista, puesto que puede concebir al idiolecto como la asunción,
sigue la misma lógica que el crítico: de parte de un actor individual, del universo
semántico individual (el cual es constituido por
Nivel 0.- Obra de arte la categoría vida/muerte) que él está en grado
Nivel 1.- Significaciones individuales de ar- de dotar de vertimientos hipotácticos particula-
tistas y críticos (críticos entendidos como rizantes, y del universo colectivo (articulado por
la categoría naturaleza/cultura), de los cuales
intérpretes o receptores de la obra de arte
puede disponer los términos a placer suyo,
en general, no necesariamente profesiona- homologándolo con el universo individual. Se
les). trata solo de una sugerencia para una proble-
Nivel 2.- Significaciones paradigmáticas de mática particularmente ardua.12
grupos, escuelas y movimientos artísticos,
tanto de producción como de interpreta-
ción o crítica artística.
Nivel 3.- Idiolecto artístico como langue del
12
arte, como convención institucionalizada Greimas Algirdas Julien, Courtés, Joseph, Semiotica:
Dizionario ragionato della teoria del linguaggio. Mi-
lán, Ed. Mondadori, 2007, pág. 151.

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He escogido esta definición para precisar la tinción se pone en neto contraste con to-
línea en la que la propuesta terminológica de das aquellas teorías que ven al arte como
idiolecto artístico en Nanni se diferencia tanto un lenguaje más complicado que el de la
de ésta como de la noción de Saussure. Recor- vida cotidiana, pero siempre derivado del
demos, para Saussure el idiolecto es una pues- mismo.
ta en práctica, puesta en acto, de una parciali-
2.- Tiene por fuerza un carácter “privado”,
zación de la langue en un individuo singular.
tanto espacial como temporalmente: no se
En otras palabras, es un acto de parole, o bien,
trata de definir esta “privacidad” respecto a
de habla. También en la noción de Greimas su
una dimensión más amplia, sino en rela-
identidad está dada por su interdependencia a
ción con otras dimensiones y basta. El idio-
un universo más amplio, el universo del cual
lecto es privado no porque esté contenido
no se puede distanciar mucho, bajo la pena de
en un universo más amplio y, por tanto, es
“arriesgar a interrumpir la comunicación inter-
“privado” respecto a éste, sino porque es
subjetiva”. Evidentemente, en ambas posturas
privado respecto a otros idiolectos: un idio-
la noción de idiolecto se deriva de una “lengua
lecto de hace 100 años, un idiolecto de otra
oficial” más amplia, de la cual el idiolecto sería
región del mundo, etc. El idiolecto artístico,
derivación caótica parcial, dependiendo del
pues, no depende de la lengua normal, co-
uso particular de cada sujeto. No obstante
tidiana instrumental, y es privado, sí, res-
esto, quedaría una ventana abierta a la comu-
pecto a ésta pero también respecto a otros
nicación, por muy ambigua que fuere. Greimas
idiolectos artísticos de otras culturas o
reconoce que “la problemática es particular-
tiempos.
mente ardua” en el nivel de las estructuras
profundas. 3.- El carácter de “privado”, se sigue natu-
ralmente, puede ser entendido en cuanto
Un caso similar puede interpretarse en las
privado de un sujeto individual, o privado
nociones de idiolecto estético en Eco o de ex-
de un sujeto colectivo (un paradigma, una
trañamiento o el desplazamiento del “eje de la
escuela, un movimiento, un grupo de críti-
selección al eje de la combinación” en Jakob-
cos con ideologías afines), como en el caso
son: la intervención del hablante, del sujeto, en
que mencionábamos, de un tiempo o co-
el idiolecto, haría sólo más oscura la referencia,
lectividad determinados.
es decir, de lo que se está hablando, pues.
En Nanni, en cambio, el idiolecto tendría el
rango de langue autónoma. Una lengua parti- El idiolecto es, pues, el a priori necesario
cular de un tiempo y un espacio determinados, para que exista el fenómeno artístico (aten-
de un momento histórico, de una cultura, que ción, el fenómeno artístico, no un objeto esté-
por su carácter, precisamente, histórico y con- tico): es la identidad, el universo semántico, la
tingente, no puede sino conceptualizarse co- convención cultural, el conjunto de códigos y
mo una langue que: reglas, que permitirán que surjan artista, obra
de arte y crítico. Pero atención: no es un a priori
1.- No depende necesariamente de un uni-
estructural, no es una entidad formal sintácti-
verso más amplio que ella misma: no nece-
ca, sino un uso, una intencionalidad, un para-
sita de la langue cotidiana o de comunica-
digma entendido éste como práctica cultural.
ción instrumental para existir. Puede pen-
sarse que se deriva de ella, cuando en Ahora, respecto a la materialización formal
realidad es una nueva conceptualización de tal idiolecto, tanto estructural como extra-
de la “realidad” o referente que evoca. El estructural, o bien, respecto a la “vida real” del
idiolecto artístico tal vez se “nutra” de sig- idiolecto en lo concreto, en el mundo, pode-
nificaciones de la langue instrumental, pero mos hablar de un idiolecto sintáctica y extra-
no en un sentido de derivación o depen- sintácticamente (materialmente hablando)
dencia, sino de total reinvención. Esta dis- fuerte o débil, en el caso del cine.

128
¿QUÉ HACE DEL CINE UN ARTE?
EL IDIOLECTO CINEMATOGRÁFICO

Recordemos que en este trabajo estamos que puede situarse un grupo de críticos
hablando de un idiolecto artístico cinemato- con ideologías afines. Nanni lo llama “idio-
gráfico. Para describir el fenómeno “cine”, po- lecto crítico”14.
demos hacerlo a partir de varios usos, de varios
3.- El tercer nivel se compondría de aquel
enfoques o intencionalidades. Hasta aquí he-
conjunto de reglas, convenciones, usos,
mos retomado una distinción crucial que hace
institucionalizaciones o gramáticas con las
Nanni respecto al uso cultural de una identi-
que una cultura determinada, o bien un
dad (el idiolecto que discutíamos) y el uso in-
momento histórico, interpretan y significan
dividual de la misma, la capacidad de cada uno
el arte. Nanni lo llama “idiolecto artístico”15.
de nosotros de tener una idea de qué es el
cine, qué es el buen cine, el arte cinematográ-
fico, etc. Hemos dicho, asimismo, que para la La crítica se limita a interpretar la obra. Una
consolidación de la identidad “cine” cuenta el postura crítica (una postura de un lector, inter-
idiolecto colectivo, no el uso individual. El uso pretador, espectador, que para el caso ilustra-
individual del cine aquí lo llamaremos Crítica, si do aquí son sinónimos) que se pretendiera
se trata de interpretar una obra, o bien Poética, hacer pasar como explicación científica, como
si se trata de crear una. Sin embargo, si preten- descripción de todos los significados posibles
demos movernos en un nivel epistemológico (o más “verdaderos”) en una obra, por ejemplo,
científico, no podemos partir de estos niveles sería una crítica superideologizada con preten-
de uso, ya que surgen y viven en puntos de siones de cientificidad.
vista, ideologías específicas, que no son las
únicas, sino que conviven con muchas otras. Si Nanni sostiene que existen fundamental-
queremos describir científicamente qué es el mente dos modos de hacer ciencia, de hacer
cine, no podemos partir de un paradigma indi- teoría: se puede ser teórico "a la Gramsci" o
vidual o particular, sino del paradigma más teórico "a la Einstein". ¿Podemos pensar que
amplio de la cultura, de un momento histórico son teóricos al mismo modo, Gramsci el hom-
dado. bre político y el Einstein científico?
Nanni diría que la ciencia indagaría los me- "...Es necesario decir que en los dos casos el
canismos de institucionalización cultural de teorizar resulta estatutariamente diferenciado
por una teleología radicalmente diversa: a nivel
una determinada identidad. Creo que es clara
Gramsci (a nivel político) se teoriza (se observa)
la oposición que intento hacer aquí: el punto para hacer (para modificar, no importa si sim-
de vista de cada crítico (o paradigma) contra el plemente se autentican modificaciones prece-
punto de vista de la conciencia colectiva (tras- dentes) el mundo; a nivel Einstein (a nivel cien-
cendental a todos los paradigmas y críticos tífico en sentido puro) se teoriza (se observa)
individuales existentes). Recordemos que pro- únicamente para observar (para comprender) el
ponemos un idiolecto a tres niveles, que ya mundo en algún estado o identidad suyo. Sinté-
hemos explicado: tico o primario o en sentido amplio ético, en-
tonces, el teorizar (el observar) al primer nivel y
1.- El primer nivel, como decíamos, corres- analítico o secundario o simplemente científico
pondería a la interpretación individual. (ya lo hemos dicho muchas veces) en el segun-
Nanni llama a este primer nivel “idiolecto do."16
lingüístico de la pertinencia”13.
2.- El segundo nivel correspondería a la in- Yo puedo describir científicamente el fe-
terpretación paradigmática: aquí hablaría- nómeno “cine” en un sentido social, político,
mos de los modelos más amplios en los
14
Ídem.
15
13
Nanni, Luciano, Della Poetica. Come nasce e vive Ibid.
16
un’opera d’arte. Bolonia: Ed. Book Editore, 1999, Nanni, Luciano, Contra dogmáticos. Bolonia, Capelli
pág. 62. Editore, 1987, pág. 109.

129
¿QUÉ HACE DEL CINE UN ARTE?
EL IDIOLECTO CINEMATOGRÁFICO

comercial, religioso, industrial, psicológico, etc. Aquí tendríamos que bajar de nivel de análisis:
En este trabajo, la pretensión es explicar al cine de un nivel categorial “formalista” en el que
en cuanto fenómeno artístico, o bien, explicar hablamos de las lógicas de configuración de
o describir el uso artístico del cine, el idiolecto las identidades, a hablar de las identidades en
artístico cinematográfico. En términos de Nan- concreto. Ahora, regresando a la cuestión ini-
ni, aquí se pretende hacer una Estética cinema- cial, debemos preguntarnos: ¿cómo se origina
tográfica. la identidad “cine”? ¿Cómo ha cambiado a tra-
vés del tiempo? ¿Desde siempre o a partir de
Retomando la triada de la artisticidad en
qué momento tal identidad fue sinónimo de
Nanni, es decir, las dos vías (la segunda, a su
arte? ¿A qué llamamos lo artístico, con el enfo-
vez dividida en dos) por las cuales una “obra”
que pertinente que ya explicamos, es decir,
pasa a ser “obra de arte”, recordaremos que
aquí y ahora, o bien, en el cine, en los últimos
una asigna directamente las identidades abier-
cien años?
ta y explícitamente (sería el caso de las identi-
dades “cine”, “largometraje”, “cortometraje”, Es 1895 el año en que la convención histo-
“documental”, “comedia”, “thriller”, etc., que, riográfica marca el inicio del cine (en proyec-
aunque sus fronteras estructurales son a veces ción colectiva, en sala). El cine, ya lo hemos
delgadas, son impuestas como pesadas eti- dicho antes, no surgió inmediatamente como
quetas que gozan de una acendrada institu- arte, no tenía ese uso. Su “parecido” o “disposi-
cionalidad. Cambian, sí, pero el paso del tiem- ción material” hacia ciertas formas que se con-
po para ello puede recordarnos los procesos sideraban artísticas podrían hacer predecir que
de erosión. Es como la lengua “natural”; cam- su uso artístico fuera paso obligado, pero en
bia, como la aguja horaria de un reloj, pero su un primer momento, el cine no era arte. Como
movimiento, lento, es casi imperceptible. Es la la fotografía, la curiosidad tecno-científica era
declaración performativa de que aquí y ahora el primer y principal uso del fenómeno “cine”.
esto es tal cosa; la otra, hace referencia a las Pero casi simultáneamente, surgieron los pri-
características formales que se derivan, mu- meros gérmenes o esbozos del fenómeno “ci-
chas veces tácitamente, de la identidad en ne como arte” o “cine con uso artístico”: con-
cuestión. Es el caso, en nuestro asunto particu- cretamente, con Meliés, por ejemplo: usar esté-
lar, del lenguaje cinematográfico y de la ima- tica y artísticamente el dispositivo tecno-
gen en movimiento, o la imagen-tiempo mu- científico “cinematógrafo”. Y con la palabra
chas veces entendida. Claro, el cine está consti- “usar” no restringimos el término sólo a su
tuido por imagen-tiempo, pero ésta no es el utilización práctico-pragmática, sino a su con-
cine. Como tampoco es el cine la organización ceptualización artístico-estética: las formas en
formal o sintáctica que se puede hacer de esta las que puede pensarse la imagen-tiempo en
imagen-tiempo, es decir, los planos, los códi- sentido afectivo, emocional, que cuenten en
gos combinatorios del montaje, los códigos de cuanto fenómenos del sentimiento, y no sólo
iluminación, iconicidad, etc. La identidad del en su uso instrumental mimético de reproduc-
cine no está en la ontología de la imagen- ción de la realidad.
tiempo, ni en el formalismo puro de su organi-
Recordemos, aquí tratamos de rastrear iden-
zación sintáctica: está en la identidad consti-
tidades en sentido colectivo, no individual.
tuida a priori y que, sí, es cierto, se materializa a
Aunque alguien, como de hecho sucedió con
posteriori en estas dos vías, pero no exclusiva-
Meliés u otros, hayan casi inmediatamente
mente. Potencialmente, pueden existir otras
pensado en un uso artístico del cine, el princi-
posibilidades de materialización, otros códigos
pal paradigma que lo definía en ese momento
sintácticos o formales. ¿Y cuál sería, en el caso
era el uso instrumental cotidiano. No existía,
del cine, esta “condición constitutiva”, este
culturalmente, una vinculación con el universo
idiolecto que, lógica, no cronológicamente,
de códigos identificados en ese momento co-
antecede a la materialización formal del fenó-
mo artísticos. El idiolecto cinematográfico, si es
meno cinematográfico en su sentido artístico?
lícito ya hablar de él, es débil, como más ade-

130
¿QUÉ HACE DEL CINE UN ARTE?
EL IDIOLECTO CINEMATOGRÁFICO

lante explicaremos, ya que las determinaciones


artísticas se dan en lo individual, sin que toda-
El uso inicial del cine, como curiosidad tec-
vía se concrete su institucionalización. Y como
nológica, llamémoslo “extraartístico”, va a
todavía no existe tal, tal vez sería más lícito
quedar eclipsado en las primeras experimenta-
hablar de idiolecto teatral o idiolecto mágico,
ciones de Meliés y otros, pues son estos artistas
por ejemplo. Otros autores, como Francesco
visionarios quienes comenzarán a usarlo artís-
Casetti o, en el ámbito mexicano, Lauro Zavala,
ticamente, aun fuera de toda convención o
hablan de “cine moderno”, respecto a esa libre
idiolecto artístico específico cinematográfico.
experimentación con las posibilidades del cine,
Son ellos, pues, quienes comenzarán a confi-
lejos de los cánones o códigos artísticos, es-
gurarlo en un sentido y nivel más vistoso: de
tructurales (y en nuestra noción también ex-
hecho, es a partir de idiolectos similares (idio-
traestructurales), establecidos. Esta noción se
lecto teatral e idiolecto mágico, como decía-
antepone a la de “cine clásico”, en la que los
mos) con los que se comienza a interpretar
valores sintácticos (y extraestructurales, repe-
artísticamente al cine. Posteriormente, serán el
timos, en nuestra noción de idiolecto) son do-
idiolecto literario y el musical los que comple-
minantes, fácilmente reconocibles. Nosotros lo
mentarán y determinarán en un primer mo-
llamaríamos idiolecto cinematográfico fuerte,
mento la naturaleza específica cinematográfi-
pues la institucionalización es claramente visi-
ca: un Frankenstein hecho de retazos de otras
ble.
disciplinas artísticas y que clamaba por su pro-
Conviene detenerse en la noción de idiolec- pia identidad. Identidad que va a encontrar en
to cinematográfico de Lauro Zavala, distinta a un primer momento realizada, formal, cultural
la nuestra: él lo concibe como una derivación y nominalmente (evocando la triada de artisti-
de la convención general cinematográfica, cidad en Nanni), en el lenguaje cinematográfi-
como un hecho de habla respecto a la lengua co de los primeros años del siglo XX, sobre
cinematográfica, en sintonía con la definición todo con el cine francés e italiano de arte, y
generalizada de la semiótica, contrastada en posteriormente con Griffith. A partir de la con-
párrafos anteriores: solidación de Hollywood y del lenguaje cine-
Mientras el cine clásico es tradicional, el cine
matográfico griffithiano, que reunía también
moderno es individual. Mientras el cine clásico las principales experimentaciones en el campo
está constituido por un sistema de convencio- de las vanguardias artísticas del momento,
nes que a su vez constituyen la tradición cine- podemos decir que se erige un idiolecto cine-
matográfica, en cambio el cine moderno está matográfico fuerte que va a determinar al cine
formado por las aportaciones de artistas indivi- en los primeros cincuenta años del siglo XX.
duales que ofrecen elementos específicos deri-
vados de su visión personal de las posibilidades Estoy de acuerdo con los teóricos que afir-
expresivas del lenguaje cinematográfico. man que el cine surgió cuando tuvo la capaci-
dad de contar historias. El sentido narrativo en
El cine clásico se apoya en el respeto a las con-
el cine le dio su primera gran identidad, más
venciones en el empleo de los recursos audio-
visuales (especialmente en lo relativo al punto
allá de la curiosidad tecnológica, y esta identi-
de vista, la composición visual, la edición, la re- dad, en gran medida, persiste hasta nuestros
lación entre imagen y sonido, y las tradiciones días. Pero hay que tener cuidado al absolutizar
genéricas), mientras que el cine moderno existe la cuestión: hablamos, nuevamente, de un uso
gracias a las formas de experimentación de di- histórico que identifica narración con cine, y
rectores con una perspectiva individual, a la que por muy difundida y constante que sea
que podríamos llamar su propio idiolecto ci- esta identidad, no se puede reducirse a todo el
nematográfico.17 ámbito cinematográfico, mucho menos a su
estudio. Creo que en este punto la semiótica
17
Zavala, L. (2005). Cine clásico, moderno y posmo-
derno. En: Razón y palabra, 46. Recuperado el 26 http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n46
de octubre de 2012, de /lzavala.html

131
¿QUÉ HACE DEL CINE UN ARTE?
EL IDIOLECTO CINEMATOGRÁFICO

ha tenido sus mayores glorias y sus peores cine nace como registro de la realidad, pero se
fracasos: al estudiar al cine en cuanto discurso convierte en arte en el momento en que es
narrativo (pienso sobre todo en la semiótica capaz de superar tal realidad y constituir otra a
estructural y generativa), la aplicación de las través del discurso fílmico complejo. Es aquí
constantes narrativas identificadas por Propp y donde la cinematografía francesa establece los
su modelización abstracta y actancial por parte primeros “cánones”: teóricos como Louis De-
de Greimas y Barthes encontró en el cine un lluc o cineastas como Abel Gance, Germaine
campo fertilísimo de análisis: al ser el cine fun- Dulac o Jean Epstein (el movimiento impresio-
damentalmente narrativo, y al ser la semiótica nista francés) establecerán la fotogenie como el
(al menos este tipo) un estudio que concibe a elemento artístico al cual debe aspirar el cine:
todo discurso como una narración, el enamo- no una copia de la realidad sino su sublima-
ramiento era inevitable. Lo mismo puede de- ción. Aunado al ritmo y movimiento, el cine
cirse de los mecanismos de enunciación (o debe aspirar a ser una especie de sinfonía vi-
discursivización o Sintagmática): si el cine se sual. Y nuevamente, estamos ante el origen de
institucionalizó como tal gracias a su organiza- una absolutización: tal sublimación se conside-
ción interna en cuanto discurso, no habría du- raría por algunos como la “esencia” del cine.
da de que el camino a seguir para explicarnos Como demostrarán corrientes artísticas como
su naturaleza y su implicación interpretativa en el Neorrealismo italiano o el movimiento
el espectador es el de los mecanismos textua- Dogma 95, “la superación” o creación de otra
les, que dictan la manera en que el contrato realidad no es la única aspiración en el cine.
semiósico tendría lugar. Nuevamente, estamos
Si pensamos en la vocación abstracta de
ante la tiranía de la estructura.
gran parte del arte vanguardista de las prime-
Si aplicamos el modelo de Nanni, tenemos ras décadas del siglo XX, podemos explicarnos
la ventaja no sólo de explicarnos sincrónica- el sentido de muchas de estas concepciones
mente qué es el cine, sino de poder ver diacró- del cine. Por mencionar algunas poéticas, los
nicamente cómo ha sido y tal vez aventurar futuristas pretendían reproducir, o más bien,
cómo será. El cine nace, pues, como arte, en los representar el movimiento en sus pinturas; el
primeros años del siglo XX, gracias a la incor- cubismo, a la manera de un cartógrafo o un
poración de lenguajes o elementos textuales arquitecto, abstraía de la realidad elementos
de otras artes, como la música, el teatro y la esenciales que después plasmaba en sus cua-
literatura. Es fundamental en la construcción dros, además de que su representación entra-
de esta legitimidad artística el papel de las ñaba una simultaneidad de diferentes espa-
cinematografías italiana y francesa. Los cineas- cios, puntos de vista y relaciones temporales
tas italianos, a partir de 1908 con Los últimos en un mismo espacio bidimensional. El cine (y
días de Pompeya, empiezan a contar historias lo vemos sobre todo en la actualidad, con sus
épicas, religiosas y mitológicas de manera relaciones con la realidad virtual y la tridimen-
compleja y grandilocuente. Los grandes esce- sionalidad) lleva a sus últimas consecuencias la
narios recuerdan la ópera, los guiones son revolución iniciada en el siglo XIX por Cezanne:
adaptados de la literatura por Gabriele renunciar al yugo de la representación basada
D’annunzio, la música es de Pietro Mascagni, en la perspectiva tradicional y trascender los
por citar un ejemplo: las películas ahora duran aspectos miméticos del arte a una nueva re-
dos o tres horas para que la gente homologue presentación bidimensional que fuera cons-
esta experiencia con la asistencia a los concier- ciente de sus propios mecanismos de “abstrac-
tos, la ópera o el teatro. David Wark Griffith ción”. Recordemos la etimología de abstraer:
utilizará todos estos recursos en sus superpro- “sacar de”. Los cuadros de Cezanne, como los
ducciones, además de que institucionalizará cubistas, nos hablan de cómo el artista abstrae
los primeros elementos de la sintaxis cinema- la realidad para representarla (o crear una nue-
tográfica, contando en el cine de la misma va, sobre todo en el cubismo sintético): el re-
manera que lo haría Dickens en una novela. El sultado de tal abstracción incluye también los

132
¿QUÉ HACE DEL CINE UN ARTE?
EL IDIOLECTO CINEMATOGRÁFICO

medios usados para conseguirla, y el artista no entenderse en dos niveles: el social y el indivi-
se preocupa ya por ocultarlos en la propia dual.
obra. En el cine, la “conciencia” del propio me-
dio y de sus mecanismos adquiere importancia
a partir del formalismo ruso (Eisenstein, Vertov)
y logra reflexiones importantes en películas
como La noche americana, de Truffaut, Super 8,
de Fellini, Sin aliento, de Godard y en muchas Anexo 1:
de las películas del movimiento Dogma 95. De Idiolecto artístico
hecho, actualmente va de moda hacer eviden-
tes las suturas y los hilos del truco en el cine: si
durante la época de oro de Hollywood se con- Artista obra Crítico
sideraba un pecado mortal que la cámara sal-
tara o se moviera desordenadamente, o bien
que los actores miraran hacia ella, actualmente
vemos que tantas películas usan el recurso de
la cámara a mano, y que los contenidos reality
están a la orden del día.
Éstas son algunas de las razones que carac-
terizan la artisticidad en el cine. Actualmente,
asistimos a una contaminación cinematográfi-
ca en otros campos culturales, como la televi- Anexo 2:
sión, la publicidad o los videojuegos, que, a
juicio de quien esto escribe, caracterizaría co- Artisticidad
mo débil al actual idiolecto cinematográfico.
Débil porque, sintácticamente, o bien estructu-
Vía directa Vía indirecta
ralmente, no es posible ya distinguir ciertas
obras audiovisuales (algunas consideradas
como arte por la cultura), pertenecientes a los Novela Contextual Circunstancial
campos ya citados, de lo que tradicionalmente
Cuento Verso Museo
llamamos cine. Débil porque las experimenta-
ciones, transformaciones, uso combinado de Sinfonía Rima Festival
distintas disciplinas, se difuminan al nivel idio- Obra teatral Ritmo Galeríal
lectal primario, es decir en el idiolecto lingüís-
Etc. Tono, etc. Etc.
tico de la pertinencia, donde viven los hechos
del “habla” de la lengua artística, del idiolecto
cinematográfico. Estos cambios, si se institu-
cionalizan, formarían parte de las convencio-
nes estandarizadas, institucionalizadas, en
paradigmas más amplios, más visibles, más
fuertes, precisamente, que después van delimi-
tando de manera más explícita el idiolecto
artístico en general.
Creo que preguntarnos cómo sucede esto
y cómo está cambiando la naturaleza del lla-
mado séptimo arte, nos permite también saber
diferenciarlo de otras manifestaciones cultura-
les, las cuales ya no son distinguibles sólo por
su estructura, sino por su uso, un uso que debe

133
¿QUÉ HACE DEL CINE UN ARTE?
EL IDIOLECTO CINEMATOGRÁFICO

Anexo 3:

Génesis Obra de arte Uso


{-------------------------------------------------------------------------------------------------}
Poética (hacer arte) Función crítica
Concepto = Objeto histórico (signo)
Expresión int.8, etc. interpretación.1 int.2

Objeto material int.7 Objeto material int.3


(“mundo”, realidad en sentido amplio, noumeno)
Int.6 int.5 int.4

REFERENCIAS:
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NANNI, Luciano, Contra dogmaticos. Bolonia,
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HUGO LEYVA SÁNCHEZ


UNIVERSIDAD MICHOACANA (MÉXICO)

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