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NACIONALIDAD Y CIUDADANÍA
-El Capítulo II de la Constitución de 1980-
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El estudio por apuntes o separatas no exime de la responsabilidad de recurrir a otras fuentes
bibliográficas.
NACIONALIDAD Y CIUDADANÍA
-El Capítulo II de la Constitución de 1980-
En Chile, al igual que en los otros países iberoamericanos, existe la práctica de regular la
nacionalidad en el texto constitucional, mientras que en los países europeos, ello sucede
principalmente mediante leyes especiales o en los propios Códigos Civiles1.
La nacionalidad se concibe en nuestro ordenamiento como un vínculo jurídico entre una
persona y un Estado determinado, del cual fluyen derechos y obligaciones específicos, no
considerándose relevante los elementos culturales o raciales que establezcan la pertenencia de la
persona a una “nación”. Según el artículo 55 de nuestro Código Civil, la nacionalidad es, además,
uno de los atributos de la personalidad.
Diferente al concepto de nacionalidad es el de ciudadanía, pues éste es un estatuto jurídico
que permite acceder al ejercicio de los derechos políticos, entendiendo por tales los que
habilitan para intervenir en la conducción política del Estado, como por ejemplo sufragar, optar a
cargos públicos o formar partidos políticos. Por regla general, estos derechos se conceden
únicamente a los nacionales que además cumplen determinados requisitos, por lo que no todos
ellos son ciudadanos.
1
En este caso se encuentran, a vía de ejemplo, España, Austria, Bélgica, Bulgaria, Francia, Italia y Alemania.
En el ámbito de los derechos civiles, es decir, aquellos que emanan de las relaciones privadas
de las personas, existe una fuerte tendencia a asimilar los extranjeros a los nacionales. Este
principio general lo reconoció ya nuestro Código Civil en el año 1857, al indicar en su artículo 57
que la ley “no reconoce diferencias entre el chileno y el extranjero para la adquisición y goce de
los derechos civiles”.
El Reglamento Constitucional Provisorio de 1812 distinguió en el artículo 24 entre el
“habitante libre de Chile” y “el español (que) es nuestro hermano”, no profundizando
mayormente sobre los requisitos y la relación jurídica que derivaba de la nacionalidad y de la
ciudadanía. Fue, sin embargo, el Director Supremo Bernardo O’Higgins quien ordenó el 3 de
junio de 1818, que en los documentos oficiales se sustituyera la cláusula de “español natural
de....”, por la de “chileno de tal parte”2.
La Constitución de 1822 avanzó en esta materia, pues se refirió a la nación chilena (art. 1, y 2),
a los requisitos para adquirir la nacionalidad (art. 4) y a las causales de adquisición, suspensión y
perdida de la ciudadanía (arts. 14, 15 y 16). La Constitución de 1828 consagró el Capítulo II “De
los chilenos”, en que reguló lo referente a la nacionalidad y ciudadanía (arts. 5 a 9),
conservándose esta estructura en la Constitución de 1833 (arts. 6 a 11). La Constitución de 1925
dedicó su Capítulo II “Nacionalidad y Ciudadanía” a este tema (arts. 5 a 9), siguiendo en general
las disposiciones contempladas en la Constitución anterior.
La Constitución de 1980 reguló igualmente en el Capítulo II titulado “Nacionalidad y
Ciudadanía” (arts. 10 a 17) estos temas y estableció las bases esenciales del sistema electoral
público (art. 18), introduciendo modificaciones menores en lo que respecta a la nacionalidad y
ciudadanía. Es tal la importancia que el constituyente atribuye a estas materias, que el artículo 61
prohíbe que el Congreso Nacional delegue al Presidente de la República atribuciones para dictar
decretos con fuerza de ley sobre materias de nacionalidad y ciudadanía.
2
Publicado en la Gaceta Ministerial de Chile, el 20 de junio de 1818.
2
Court Internationale e Justice, CIJ Recueil, deuxierne phase, Arret du 6 abril, 1955, p. 24.
3
Además, el art. 22, inciso 5° de la Convención Interamericana de Derechos Humanos señala: “nadie puede ser
expulsado del territorio del Estado en el cual es nacional, ni ser privado del derecho de ingresar a él”, consagrando
así otro de los atributos propios del vínculo de nacionalidad.
a) Toda persona tiene derecho a una nacionalidad (art. 20, Pacto de San José de Costa Rica), y
todo niño tiene, además, derecho a adquirir una (art. 24, inciso 3°, Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos);
b) toda persona tiene derecho a la nacionalidad del Estado en cuyo territorio nació si no tiene
derecho a otra (art. 20, Pacto de San José de Costa Rica), y,
c) a nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiarla (art. 20,
Pacto de San José de Costa Rica). 4
4
Lo mismo se contempla en el artículo 15 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948.
5
Artículo 15 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
“Son chilenos: 1°.- Los nacidos en el territorio de Chile, con excepción de los hijos de
extranjeros que se encuentren en Chile en servicio de su Gobierno, y de los hijos de
extranjeros transeúntes, todos los que, sin embargo, podrán optar por la nacionalidad
chilena”.
La regla general de adquisición de la nacionalidad chilena es el “ius soli”, esto es, que son
chilenos los nacidos en el territorio de la República, lo que tiene por justificación querer ligar la
nueva población a sus territorios. Por el contrario, Estados que han tenido grandes inmigraciones,
han tendido a consagrar un sistema de adquisición de la nacionalidad basado en el ius sanguinis,
para conservar como nacionales a los descendientes de dichos emigrantes.
Cabe recordar que “nacido”, según el artículo 74 del Código Civil, es aquel individuo de la
especie humana que, habiéndose separado completamente de su madre, ha vivido un momento
siquiera.
La expresión “territorio de Chile” comprende el territorio real, es decir, la superficie de la
Tierra en que el país ejerce soberanía a título de tenencia, de posesión o de dominio, con
exclusión de otro país3, como además el suelo, subsuelo, espacio aéreo y el mar territorial, esto
es, aquella zona de mar contigua, hasta una distancia de doce millas, medidas de las líneas de
base recta. En cuanto al territorio ficticio, cabe considerar como tales las naves y aeronaves
militares en cualquier lugar en que se encuentren y las privadas bajo el pabellón nacional, sólo en
la medida que estén ubicadas en espacios internacionales, pues en dicha zona no se ejerce
soberanía por Estado alguno.
Respecto de las sedes consulares y diplomáticas, se sostenía hasta mediados del siglo XX que
éstas eran una prolongación territorial del Estado, lo que llevaba a que en un espacio soberano se
encontraban tantos “territorios extranjeros” como países con los cuales se mantenían relaciones
diplomáticas. Actualmente se considera que las sedes diplomáticas sólo están dotadas de
inmunidad de jurisdicción, pero no son una prolongación ficticia del país. Por lo tanto,
quien nace en ellas no se reputa como nacido en el territorio del país propietario de dicha
sede.
3
Así la Corte Suprema, en Gaceta Jurídica, 1924, 1. Semestre, N° 44, por el cual consideró “chilenos” a los nacidos
en los territorios de Tacna y Arica, ocupados por tropas chilenas hasta el 3 de junio de 1929, con prescindencia de la
nacionalidad de sus padres.
Primera Excepción
Los hijos de extranjeros que se encuentren en Chile en servicio de su gobierno
Esta excepción a favor de los hijos de extranjeros que se encuentran en Chile en servicio de su
gobierno y de los hijos de extranjeros transeúntes, fue introducida por la Constitución de 1925
que, en este campo, modificó la rígida aplicación del principio ius soli que contemplaba la Carta
Constitucional de 1833. La misma se fundamenta en el Derecho Internacional, pues busca que los
hijos de los extranjeros que se encuentren en Chile al servicio de su gobierno no sean compelidos
a recibir una nacionalidad extranjera.
Esta eximente está relacionada con el artículo 10, N° 2 de la Constitución, que se analizará a
continuación. Para que concurra esta excepción es necesario que se den las siguientes
condiciones al momento del nacimiento:
Ambos padres deben ser extranjeros, pues si uno es chileno, rige la regla del ius soli.
Al menos uno debe estar al servicio de su gobierno, pues en caso contrario, la criatura es
igualmente chilena por aplicación del ius soli.
La expresión “en servicio de su gobierno”, limita únicamente a diplomáticos y personal técnico
cuya nacionalidad sea la del Estado que lo acreditó en Chile. Esta interpretación ha sido
extendida por el Ministerio de Relaciones Exteriores, por razones de reciprocidad y práctica
internacional, no sólo a los funcionarios diplomáticos y consulares, sino que también a los
funcionarios de organismos internacionales, como por ejemplo la Comisión Económica para la
América Latina (CEPAL), las distintas agencias de la Organización de las Naciones Unidas, etc.. 6
Segunda Excepción
Los hijos de extranjeros transeúntes
Esta excepción está asociada a la idea de la transitoriedad, es decir, a la ausencia de una
voluntad de permanencia en el país, lo que conlleva no imponerle al recién nacido una
nacionalidad meramente ocasional. Para que concurra esta excepción ambos padres deben ser
6
Cfr. Ministerio de Relaciones Exteriores, Dirección de Política Consular, Circular Ordinaria N° 289, de 16 de julio
de 1996.
7
Véase sobre el particular Corte Suprema, fecha 16-10-1992, Revista Derecho y jurisprudencia, Tomo LXXXIX,
No.3, 1992, Secc. V, Pág. 291; Corte Suprema, fecha 19-12-1997, Revista Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIV,
1997, Secc. l, Pág.130 y Corte Suprema, fecha 14-05-1997, Revista Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIV, N°1,
1997, Secc. 1, Pág. 43.
3.- Dicha presentación debe hacerse ante el intendente o gobernador, si está en Chile, o ante el
cónsul o agente diplomático de la República si está en el extranjero.
4.- Adjuntar a la declaración los documentos que acrediten fehacientemente haber nacido en
Chile y la calidad de sus padres.
Reconocida la nacionalidad, ésta tiene efecto retroactivo al momento del nacimiento,
equiparándose al chileno por ius soli de la República para todos los efectos legales.
cometido solicitado por algún organismo del Estado, sea remunerado o ad honorem, como
funcionario o a contrata, comprendiendo incluso a los becados con fondos públicos. 9
Finalmente, se establece una presunción de derecho a favor de estas personas, al considerarlos
para todos los efectos como nacidos en el territorio de Chile, lo que permite que estos chilenos
cumplan el requisito establecido en el artículo 25, inciso 1° de la Constitución, que exige para ser
Presidente de la República haber nacido en el territorio de Chile. 10
8
Consejo de Defensa del Estado, Informe N° 159 de 4 de marzo de 1959.
9
Contraloría General de la República, Dictamen N° 39.807 de 1997.
10
La exigencia de haber nacido en el territorio de Chile para poder ser Presidente de la República proviene del
artículo 60 de la Constitución de 1833, la cual exigía también para los Ministros de Estado idéntico requisito (art.
85).
El Ministerio del Interior ha tenido al respecto una postura extremadamente flexible y computa
los lapsos de avecindamiento aunque no sean continuos, siempre y cuando no sean inferiores a 60
días, lo que se acredita mediante las constancias de entrada y salida del país 11, lo que contraviene
el espíritu del constituyente, que en la Constitución de 1980 exigió una residencia de un año para
fortalecer la vinculación de estas personas con el país.
Esta causal de adquisición de la nacionalidad chilena no exige la renuncia a la nacionalidad
anterior, si es que se detentaba, por lo que en caso de colisión positiva de legislaciones puede
llevar en la práctica a que la persona tenga más de una nacionalidad.
11
Así, Circular Ord. N° 196/00 de 25 de mayo de 2000 del Director General de Asuntos Consulares e Inmigración
del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.
12
La Ley N.° 13.955 de fecha 9 de julio de 1960 regula esta materia, que a su vez autorizó la dictación de un texto
refundido, lo que efectuó el Decreto Supremo N.° 5.142 publicado el 29 de octubre de 1960.
13
La residencia exigida en el territorio de Chile y su fundamento es la incorporación de la persona en la vida social
del país. Por ello, el Consejo de Defensa del Estado, en un Informe del año 1944, absolviendo una consulta
formulada, consideró que no podría imputarse como residencia en Chile el plazo que la cónyuge extranjera de un
diplomático chileno había residido en misiones chilenas en terceros países.
14
Así, Consejo de Defensa Fiscal, Informe 200, de 23 de junio de 1938, citado por Carlos Andrade Geywitz,
Elementos de Derecho Constitucional Chileno, 2ª. Edición, Edit. Jurídica de Chile, Santiago, 1971, pág. 68).
15
Una opinión negativa vertió el Consejo de Defensa del Estado mediante el Informe N° 278, de fecha 13 de mayo
de 1943. En este caso, don Siegismund Eisenberg había nacido en Alemania, hijo de padres rusos e inscrito en el
Registro Civil del Reino de Prusia y anotado en el Consulado de Rusia y en el año 1913. El año 1921 el Gobierno
Soviético promulgó una ley por la cual perdían la nacionalidad soviética quienes permanecían fuera de los límites de
Rusia y no regularizaban su situación ante las nuevas autoridades, lo que fue el caso del señor Eisenberg.
16
Consejo de Defensa del Estado, Informe N° 465, de 20 de junio de 1971.
17
Diario oficial 15 de noviembre de 1958.
españoles optar a la doble nacionalidad, sino que únicamente a quienes tienen la nacionalidad de
origen, habiendo nacidos en Chile, en el caso de los chilenos, y en el territorio peninsular de
España, las Baleares y Canaria, respecto de los segundos, por lo que no pueden acogerse a este
tratado quienes en Chile adquieren la nacionalidad por las causales indicadas en el Art. 10, N° 2,
3, 4 y 5. Igualmente no quedan comprendidos los españoles que gocen de dicha nacionalidad por
ius sanguinis y que hayan nacido fuera del territorio antes descrito, tales como en Ceuta, Melilla,
o en el antiguo Sahara Español.
El Tribunal Supremo español ha indicado que dicha nacionalidad no se adquiere en forma
automática, sino que “en la forma prevista por la legislación que esté en vigor en cada uno de los
países”, es decir, luego que se hayan practicado las inscripciones de los chilenos en España y de
los españoles en Chile. 18
El español que desee adquirir la nacionalidad chilena debe contar con residencia legal en Chile
y acogerse a la legislación vigente en lo referente al proceso de obtención de la carta de
naturalización, con la excepción que no se exigirá la renuncia de su nacionalidad anterior. 19
18
Sentencia de 21 de mayo de 1990, citado por: Miguel López-Muñiz Goñi, La Nueva Ley de Extranjería, Gráficas
Rógar, Madrid, 2000, pág. 427.
19
Así, Contraloría General de la República, Dictamen N° 40.936 de 1972 y 7.132 de 1986.
la fuente anterior, no se presume nacido en Chile por lo que no podrá ser elegido Presidente de la
República.
En cuanto a la naturaleza de los servicios que fundamentan una nacionalización por gracia,
debe señalarse que no se encuentra precisada por la norma constitucional, correspondiéndole al
legislador su calificación. La disposición tampoco indica si estos deben ser prestados al país o a
la humanidad, aunque doctrinariamente la mayoría de los tratadistas se inclinan por la primera
alternativa. En la mente del legislador han estado presente el honor, los altos servicios prestados
al país en el campo del derecho, de las ciencias, las artes, la literatura, la cultura, la actividad
empresarial, religiosa y otras de la misma naturaleza, como elemento determinante de decisiones
legislativas que han sido siempre excepcionales, especiales y de singular jerarquía.
Esta institución es especialísima, toda vez que se otorga por el legislador sin exigir a quien la
obtiene ningún requisito, ni siquiera que el beneficiado haya estado o se encuentre en Chile,
aunque lo lógico sería que así fuera. En consecuencia, se trata de otra excepción al principio de la
nacionalidad reconocido por el Derecho Internacional, ya comentado, según el cual "toda persona
debe tener una sola nacionalidad" pues evidentemente origina casos de doble nacionalidad.
A lo largo de nuestra historia han sido muy reducidos los casos de concesión de nacionalidad
por gracia, habiendo ejercido el Congreso Nacional esta facultad en el pasado con bastante
prudencia y para caos puntuales de toda justicia, sobre todo bajo la vigencia de la Constitución de
1833. Entre estos puede citarse a Andrés Bello, José Joaquín de Mora (redactor de la
Constitución de 1828), Ignacio Domeyko y Lorenzo Sazie. Sin embargo, en el año 1866 y con
motivo a la guerra entre Chile y España, se otorgó mediante una sola ley la nacionalidad a 22
personas de nacionalidad Española, para evitar así su expulsión.
Durante la vigencia de la Constitución de 1980, y especialmente después del año 199O, se han
otorgado una cantidad considerablemente alta de nacionalidades por gracia, motivado ello por la
imposibilidad parlamentaria de iniciar proyectos de ley en otras materias. Así, mientras que
durante la vigencia de la Constitución de 1925 se dictaron seis leyes que concedieron la
nacionalidad por gracia beneficiando a igual número de extranjeros (y que en un caso incluyó a
sus hijos), bajo la vigencia de la Constitución de 1980 se han dictado más de 25 leyes sólo en el
período comprendido entre el año 1981 al 2000.
20
Una causal automática de adquisición de la nacionalidad es, en aquellos países en que la mujer adquiere
automáticamente la nacionalidad de su marido, aún sin voluntad expresa. Otro caso es la obligación de los chilenos
de adoptar una nacionalidad extranjera para poder ejercer en plenitud su derechos civiles.
de disposiciones legales o constitucionales de otros países, los chilenos residentes en ellos deban
adoptar la nacionalidad del país en que residan como condición de su permanencia”.
La primera excepción que consagra el constituyente para que no opere la nacionalización en
país extranjero como causal de perdida de la nacionalidad es reconocer que quien tiene una
nacionalidad extranjera en los casos de los numerales 1°, 2°, y 3° del artículo 10 y de la
excepción de doble nacionalidad a que alude el numeral 4° del mismo precepto, sin renunciar a
la nacionalidad chilena, no la pierde salvo acto libre y expreso, tal como lo señala
expresamente el artículo 11, N°1 de la Constitución.. Esto implica, que en caso de colisión de
normas de nacionalidad por ius sanguinis o ius soli, ello no conlleva la perdida de la nacionalidad
chilena. En un caso que afectó a un chileno que adquirió la nacionalidad alemana por el hecho de
contraer matrimonio con una nacional alemana, ante lo cual el gobierno alemán comunicó esta
circunstancia a su homólogo chileno, el que procedió a cancelar la nacionalidad chilena 21, la
Corte Suprema señaló:
“6º) Que los antecedentes reseñados en el considerando precedente permiten dar por
establecido que se ha atribuido la pérdida de la nacionalidad chilena a don Aldo Alberto
Vásquez Valencia por haber adquirido la nacionalidad alemana, a causa, según éste manifiesta a
fojas 9, que en Alemania contrajo matrimonio con ciudadana alemana, razón por la cual le fue
conferida la nacionalidad alemana de pleno derecho, pero en ningún caso fue solicitada, ni
menos renunció a su nacionalidad de origen;
7º) Que debe destacarse que la pérdida de la nacionalidad por nacionalización en país
extranjero contemplada en el artículo 11 Nº 1° de la Carta Fundamental no se produce en el
caso de que se hubiere obtenido otra nacionalidad sin renunciar a la nacionalidad chilena,
excepción considerada en el mismo precepto, y que concurre en el reclamante.”22
El fundamento de esta norma se encuentra también en el hecho que si el constituyente exige
determinadas formalidades para adquirir la nacionalidad chilena, no puede permitirse que un
chileno pierda la suya sin la concurrencia de determinadas formalidades. Es más; la
21
Conforme al artículo 91 número 11 del Decreto Ley Nº 1094, el Ministerio del Interior a través del Departamento
de Extranjería y Migraciones, es a quien le corresponde declarar, en caso de duda, si una persona tiene la calidad de
extranjera; es el encargado de declarar, en caso de duda, si una persona tiene la calidad de extranjera y, a contrario
sensu, si tiene la nacionalidad chilena. Es en virtud de esa disposición legal se reglamentó el procedimiento a seguir
en estos casos mediante la Circular N° 8 de 30 de julio de 1990, la que instruyó el procedimiento que se debía
adoptar en el caso de personas que se hubieren nacionalizado en país extranjero.
22
Corte Suprema, Rol Nº 15768, (Nº 11-90-P en CS) fecha 20-09-1990, Revista Derecho y Jurisprudencia, Tomo
LXXXVII, Nro.3, Secc. V, pág. 157.
23
Consejo de Defensa del Estado, Informe N° 164 de fecha 25 de abril de 1978.
24
Así, el Consejo de Defensa del Estado, Informe N° 177 de fecha 17 de marzo de 1948.
25
Contraloría General de la República, Dictamen N° 12.838 de 1991.
carta de nacionalización deberá “ser fundado” y, por consiguiente, cumplir en forma cabal con
esta exigencia. La norma en referencia dice, textualmente, que el decreto que cancele una carta de
nacionalización “deberá también Ser Fundado...” y, acto seguido establece cuáles han de ser esos
fundamentos: “ en haber sido concedida con infracción a lo dispuesto en el artículo 3° de esta
ley...” “o en haber acaecido ocurrencias que hagan indigno al poseedor de la carta de
nacionalización de tal gracia...” “ o haber sido condenado por alguno de los delitos contemplados
en la ley N° 12.927 de 6 de agosto de 1958”. Entonces, los fundamentos del decreto supremo
cuestionado debieron encuadrar en los casos o situaciones que la ley contempla.
El art. 3° del referido Decreto Supremo N° 5.142 establece: “No podrán obtener esta gracia (se
refiere a la carta de nacionalización): “1° Los que hayan sido condenados y los que estén
actualmente procesados por simples delitos o crímenes, hasta que se sobresea definitivamente a
su respecto. “2° Los que no estén capacitados para ganarse la vida. “3° Derogado. “4° Los que
practiquen o difundan doctrinas que puedan producir alteración revolucionaria del régimen social
o político o que puedan afectar a la integridad nacional. “5° Los que se dediquen a trabajos
ilícitos o que pugnen con las buenas costumbres, la moral o el orden público y, en general,
aquellos extranjeros cuya nacionalización no se estime conveniente por razones de seguridad
nacional.”
En nuestro sistema legal para que pueda tener existencia y producir efectos jurídicos toda
indignidad que se atribuya a un individuo –ya sea de carácter civil o penal– debe ser una
conducta legalmente reprochable e imputable a esa persona; sólo entonces será acreedor a la
sanción correspondiente–en este caso, la cancelación de la carta de nacionalización–.26
La Corte Suprema dictó un auto acordado el 26 de octubre de 1976 que reglamento lo relativo a
la interposición, tramitación y plazos.
Interpuesto el recurso, se otorga un traslado de diez días al organismo recurrido que emita un
informe sobre los antecedentes que tuvo a la vista para fundamentar su decisión. Recibidos los
antecedentes o vencido el plazo, los autos se mantienen en secretaría desde la notificación para
formular y producir las pruebas que se estimen necesarias. Vencido el plazo, se remiten los autos
al Fiscal de la Corte Suprema para su informe y luego pasan los autos a relación. La sentencia se
dicta en el plazo de diez días luego de producido el acuerdo.
26
Corte Suprema, fecha 19-12-1997, Revista Derecho y Jurisprudencia, Tomo XCIV, 1997, Secc. l, pág.130.
III.- LA CIUDADANÍA
1.0.- CONSIDERACIONES PREVIAS
internacional permite que existan limitaciones por razones de edad, residencia, o de instrucción,
entre otras.
Chile. La ley electoral de 1884 excluyó mediante el Art. 40 N° 8° expresamente a las mujeres de
la posibilidad de inscribirse en los registros electorales, como respuesta a la pretensión de algunas
mujeres de inscribirse. En las Actas Oficiales de la Comisión de 1925, el Ministro del Interior
Meza dejó constancia que le correspondería a futuro a la ley entregar el voto municipal y el
político a las mujeres cuando así se estimase oportuno y conveniente, sin necesidad de una
reforma constitucional. 28
El sufragio femenino en Chile se otorgó recién en el año 1934 y sólo para los efectos de las
elecciones municipales, ejerciéndose por primera vez en la elección municipal del año 1935.Con
posterioridad, en el año 1949 la mujer chilena obtuvo el derecho a votar en todo tipo de
elecciones populares, lo que se hizo posible que sufragaran en las elecciones presidenciales de
1952. Destacable es que la primera mujer que ocupó un cargo de Diputado fue doña Inés
Henríquez Ferrödden en el año 1951, asumiendo el cargo de Senadora en el año 1953 doña María
de la Cruz Toledo.
La tardía participación femenina en los procesos electorales se expresa hoy en la existencia de
aún de locales de votación y mesas de sufragios distintas para hombre y para mujeres.
27
Jorge Huneeus, La Constitución ante el Congreso, Imprenta de Los Tiempos, Santiago 1879, pág. 33.
28
Ministerio del Interior, Actas Oficiales Comisión de Estudios de la Nueva Constitución Política del Estado,
Imprenta Universitaria, Santiago, 1925, pág. 389.
29
Tribunal Constitucional, fecha 8-09-1986, Revista Derecho y Jurisprudencia, Tomo LXXXIII, secc. VI, Pág. 93
(ref. a considerandos 10º y 11º).
Por cargos de elección popular debemos entender los de concejales y alcaldes, de concejeros
regionales, diputados, senadores, y de Presidente de la República. Igualmente la calidad de
ciudadano otorga el derecho de sufragio, tanto en las elecciones como plebiscitos, esto es, en las
elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales como en los plebiscitos comunales (art.
107 de la Constitución) y aquellos que se realizan para resolver reformas constitucionales en
conformidad al artículo 117 de la Constitución.
En lo que respecta a la expresión "los demás que la Constitución y las leyes confieran" cabe
mencionar, a manera de ejemplo, el derecho de ingresar a la administración pública, de formar
partidos políticos, ser vocal de mesa, etc.
4.1.- La situación particular de los funcionarios públicos y de los miembros de las fuerzas
armadas y de orden
Los funcionarios públicos pueden ejercer, en plenitud, sus derechos cívicos y la libertad
de opinión sobre materias políticas. Sin embargo, su calidad de integrantes de la administración
del Estado demanda de ellos un comportamiento imparcial en las lides políticas, mientras están
en el del desempeño de su cargo. Ello no obsta que al margen de sus funciones, estén habilitados
para ejercer los derechos políticos consagrados en el artículo 13 de la Constitución, pudiendo
emitir libremente sus opiniones políticas y desarrollar actividades políticos partidistas, sin
perjuicio de observar los deberes a los que permanentemente están obligados, como los de lealtad
a la administración, reserva y comportamiento digno, según principio de probidad administrativa.
En el ejercicio de la función pública, los servidores del estado, cualquiera sea su jerarquía,
no pueden realizar actividades de carácter político contingente y por ende, hacer proselitismo o
propaganda política, apoyar candidaturas electorales, y actos similares en plebiscitos, promover o
intervenir en campañas o participar en reuniones o proclamaciones para tales fines, ejercer
coacción sobre empleados o administrados con el mismo objeto y, en general, valerse de la
autoridad o cargo para favorecer o perjudicar a tendencias o partidos políticos. 30
30
Constituyen excepciones en este aspecto: los empleados de la exclusiva confianza del Presidente de la República
no pueden ser miembros de las juntas inscriptoras electorales; los subsecretarios, jefes superiores de servicios,
intendentes, gobernadores y alcaldes no pueden ser vocales de mesas receptoras de sufragios; el personal del servicio
electoral no puede afiliarse a partidos políticos y participar o adherir a reuniones, manifestaciones, asambleas,
publicaciones o cualquier otro acto político o de apoyo a candidatura alguna, ni participar de modo similar en actos
plebiscitarios.
31
Según el Código de Justicia Militar art 431, relacionado con el DFL 1/68 de defensa art 144, corresponde al
Presidente de la República dictar tales reglamentos en los que se señala que compete a las respectivas autoridades
militares investigar y sancionar infracción a tales prohibiciones y deberes. Miembros las F.F.A.A. designados en
cargos de la administración civil acorde al DFL 338/60 artículo 169 inciso 4, conservan su condición de funcionario
en actividad del instituto armado o policial al que pertenecen, aplicándoseles la normativa correspondiente a ese
cargo, excepto aquella que suponen el desempeño efectivo de este. Asimismo, quedan sujetos al estatuto que rige el
cargo civil, no obstante norma especial sobre remuneraciones previstas en el citado artículo 169.Así, la infracción a
determinada obligación o prohibición debe hacerse efectiva conforme al respectivo régimen disciplinario.”
32
Contraloría General de la República, Dictamen N.° 24.350 de 1.988, que aplica dictámenes 17.404/88, 91.059/73,
69.210/77, 15.906/81, 21.103/84.
requiere ser ciudadano inscrito en los registros electorales y con derecho a sufragio. (art. 25, 44 y
46 de la Constitución).
5.3.-Tercera Causal
Haber sido sancionado por el Tribunal Constitucional por atentar contra principios
básicos del régimen constitucional (art. 19 N° 15, inciso séptimo y 82 N° 7 de la
Constitución)
accesoria, no producía el pleno derecho de la ciudadanía, pues dicha atribución era propia del
Senado.34
Por último, si la ciudadanía se ha perdido por condena por delitos que la ley califica como
terrorista, su rehabilitación sólo es posible por una ley de quórum calificado y sólo una vez
cumplida íntegramente la condena.
33
Repertorio General de Jurisprudencia, N.° 150, pág. 33
34
RGJ N° 170, pág. 57 (1994)
reconoce la discrecionalidad de cada Estado de admitir o rechazar los extranjeros pero bajo
condición que su reglamentación se haga por medio de leyes. De esta manera, los Estados tienen
el derecho de establecer por medio de leyes, las condiciones de entrada y residencia de los
extranjeros en sus territorios.
Aun cuando los extranjeros están sujetos al ejercicio de la soberanía nacional, el art. 3° de esta
Convención indica que los extranjeros no pueden ser obligados al servicio militar (art.2), pero, a
menos que prefiera salir del país, “podrán ser compelidos, en las mismas condiciones que los
nacionales, al servicio de policía, bomberos o milicia, para la protección de la localidad de su
domicilio, contra catástrofes naturales o peligros que no provengan de la tierra” (art. 3°).
Por otra parte el art. 5° de esta Convención estableció la igualdad entre los nacionales y
extranjeros en el goce de los derechos civiles “esenciales”. Cumpliendo este concepto, la
Convención Interamericana de Derechos Humanos distingue entre los derechos civiles
enumerados que benefician “a toda persona” sea nacional o extranjero (Art. 3 a 22 y 24 a 27) y
los derechos políticos (Art. 23) destinados sólo al ciudadano.
En materia penal, el principio general es el de la territorialidad para que los Estados ejerzan su
jurisdicción penal, pero existe también el principio de la nacionalidad, esto es, que los Estado se
arrogan el derecho a castigar con sus leyes ciertos delitos que son cometidos por sus nacionales
en el extranjero.
inciso primero prescribe que la Constitución asegura a todas las “personas” los derechos que
luego se indican.
Sin embargo, existen diferencias propias del diverso estatuto jurídico que invisten los
nacionales y los extranjeros. Una diferenciación que debe reconocerse es entre los derechos
humanos que corresponden a todas las personas y los derechos nacionales que por su
naturaleza se restringen o pueden restringirse a los extranjeros, sea por mandato
35
constitucional o legal. Así, son derechos humanos el derecho a la vida, de la libertad de
conciencia, de la inviolabilidad del hogares, etc. que pertenecen a todas las personas, incluso con
prescindencia de un reconocimiento constitucional explícito. Otros derechos, sin embargo, son
establecidos o precisados en cuanto a su destinatario o ámbito de aplicación por el constituyente o
por el legislador. Valga como ejemplo los que corresponden preferente o únicamente a los
nacionales, como son los derechos políticos (derecho a elegir y ser elegido) u otros derechos de
connotación nacional, como el derecho a reunión, derecho de asociación o algunos derechos en el
campo económico (libertad de desplazamiento y ejercer cualquier actividad económica, etc).
Respecto de estos derechos constitucionales, por su especificidad, los extranjeros pueden ser
excluidos limitados en su ejercicio.
De esta manera, el extranjero puede indudablemente ver limitados el ejercicio de sus derechos
civiles, mediante restricciones razonables, fundadas en el bien común o necesarias para la
seguridad nacional, tales como aquellas que se concretan en la prohibición o limitación del
ejercicio del derecho de ingreso, circulación, residencia y de permanecer en cualquier lugar de la
República, de adquirir propiedades en zonas limítrofes, realizar determinadas actividades
económicas, etc.
La Constitución en este sentido establece como un deber del Estado resguardar la seguridad
nacional, dar protección a la población y a la familia, propender al fortalecimiento de ésta,
promover la integración armónica de todos los sectores de la Nación y asegurar el derecho de las
personas a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional (art. 1, inciso final de la
Constitución). En todo caso, el Estado no tiene la obligación de propender a la integración de los
extranjeros, pues éstos no son parte da la Nación ni tampoco tiene una obligación de asegurarles
el derecho a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional, materias reservadas
únicamente a los chilenos.
35
Ingo von Munich, Staatsrecht II, 5., neu bearbeitete Auflage, Kohlhammer Verlag, Stuttgart, 2002, pág. 2 y ss.
Mientras los extranjeros con residencia legal gozan, aceptando ciertas limitaciones, de todos los
derechos propios del habitante, y tienen por tanto también el derecho a permanecer en el país, y
sólo pueden ser expulsados en razón de una resolución judicial, los extranjeros ilegales por una
razón de orden público, pueden ser expulsados por el Poder Ejecutivo en la medida de que una
ley lo haya autorizado en tal sentido. En tal sentido, el Pacto de San José de Costa Rica confiere a
los Estados el derecho a expulsar extranjero que hayan ingresado ilegalmente a éste, y, en caso de
que su ingreso haya sido legal, “sólo podrá ser expulsado en cumplimiento de una decisión
adoptada conforme a la Ley” (art.22).
36
Sentencia del Tribunal Constitucional, Rol, 38, a citarse como STC.
37
STC. Rol 38 y Rol 160
38
STC, Rol 218
39
STC, Rol 53.
Las leyes que regulan el sistema electoral público están constituidas principalmente por la Ley
Orgánica Constitucional sobre Sistema de Inscripciones Electorales y Servicio Electoral 40 y la ley
Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios41, como al igual por otras
disposiciones contenidas en cuerpos legislativos diversos, que regulan las materias a que alude el
constituyente en el artículo 18 o “que sean su complemento indispensable, no obstante que éstas,
consideradas aisladamente, sean propias de ley común”. 42
El sistema electoral chileno, resguarda sin lugar a dudas, la transparencia y legitimidad de estos
procesos pero ha generado un sistema electoral intrincado y complejo, de competencias
complementarias expresado en una ritualidad procedimental no siempre comprensible para el
ciudadano común. Así, por ejemplo, no es hoy tan justificable la existencia de actos de
constitución e instalación de la mesas de votación como la instancia de los colegios escrutadores,
que incrementa la resistencia de los ciudadanos a desempeñarse como vocal de mesa. El proceso
de modernización del sistema electoral debería tender a implementar el “voto electrónico”, el
cual es altamente transparente, objetivo, rápido y eficiente.
40
Ley N° 18.556, publicado en Diario Oficial de 1. de octubre de 1986.
41
Ley N° 18700, publicada en el Diario Oficial de 6 de mayo de 1988.
42
STC Rol 53, Considerando 5°.
43
STC, Rol 279.
trascendencia para la vida del país, por lo que su celebración no es posible si no mediando una
reforma constitucional que así se autorice. 44
Esta disposición constitucional reafirme el carácter representativo de nuestra democracia y
evita que por la vía de las votaciones populares que presione o se desestabilicen las autoridades
establecidas.
44
STC, Rol 279.
rechazar cualquier idea de que el voto de una persona pueda ser, por capacidad económica o
intelectual u otra distinto de la del resto de los ciudadanos.
45
Ley N.18.700 Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios.
46
Andrade, pág. 102
elegidos y para gozar de las facultades y derechos a esos derechos básicos, sin que ello obste a
que puedan producirse en lo accidental diferencias, como consecuencia de la natural situación de
unos y otros. Sin embargo, y dado las características de los plebiscitos, el legislador puede
regular esta participación en forma especial. 47 El Tribunal Constitucional, ha aclarado, además,
que la igualdad que hace alusión se refiere a la que existe entre las personas que, como
independientes o miembros de partidos políticos participan en el proceso electoral lo que no debe
confundirse con las otras distinciones que se dan entre independientes y los partidos políticos
mismos.
47
STC, Rol, 228.
48
Arts. 110, 123 y 137.