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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NORORIENTAL PRIVADA “GRAN MARISCAL DE AYACUCHO”


VICE-RECTORADO ACADEMICO, ESCUELA DE DERECHO
Sección: D-5-10

EL PROCEDIMIENTO DE JUICIO
(Audiencia de Juicio, La Sentencia, y la Cosa
Juzgada)

Cátedra: Derecho Procesal Laboral


Prof.: Abg. Yelitza Rivas

Participantes:
Córdova José Gregorio; CI: 13.657.385
Fernandez, Edgardo; CI: 14.290.909
Rojas Elíss; CI: 11.512.426
Lizardo David; CI: 20.808.748
Ohgmar Yosmar; CI: 11.170.848

Puerto Ordaz, Abril de 2018


Rectoría del Juez:

El Juez de trabajo, en el cumplimiento de su delicada misión, asume el carácter de quien tiene el


deber de buscar e inquirir la verdad por todos los medios posibles esto significa que es el Juez o
Jueza quien gobierna o rige el proceso. En este caso el Juez o Jueza va a participar directa y
personalmente, y no a través de intermediarios; en la sustanciación del proceso y en el debate
procesal correspondiente todo bajo su absoluta y personal dirección, resolviendo las incidencias que
pudieran presentarse de acuerdo con la normativa establecida en la Ley o en su defecto de acuerdo
a los criterios que éste establezca a fin de garantizar la consecución de los fines fundamentales del
proceso.

Esta amplia facultad de dirección y de participación en el proceso no puede constituir motivo de


escándalo para las modernas corrientes del derecho Procesal, señala Villasmil y Villasmil (2006, p.
29) pues los poderes inquisitorios del Juez en la averiguación de la verdad tienden a expandirse con
el avance gradual de la naturaleza pública del proceso civil hasta el extremo de que en muchos casos
se acerca a los del Juez penal, como se constata en los llamados procesos inquisitorios como la
interdicción o la in habilitación, que pueden ser promovidos de oficio, y en todos aquellos conflictos
relativos al estado y capacidad de las personas en los cuales el interés público permite ampliar los
poderes del Juez.

Al respecto el artículo 6 de la ley adjetiva procesal dispone: “El Juez es el rector del proceso y debe
impulsarlo de oficio o a petición de parte hasta su conclusión”. Haciendo un recuento por el código
de procedimiento civil se observa que se ordena al Juez, de oficio o a petición de parte, proveer la
continuación de una causa que se encuentre en suspenso, caso en el cual procede la notificación de
las partes, sin que corra término alguno hasta que no conste haberse cumplido con esa diligencia.
La indiferencia del Juez, unida a la negligencia o a la desidia de las partes, era fuente de grandes
retardos en la marcha de los procesos. Hoy, el Juez no está obligado a tolerar, como un simple
espectador, la paralización del juicio, sino que debe impulsarlo hasta su conclusión, aún sin el
concurso de las partes...

También se puede considerar como un ingrediente de este poder otorgado al Juez, como director
del proceso la facultad, que le confiere el artículo 48 de la nombrada ley especial laboral, para tomar,
de oficio o petición de parte, todas las medidas necesarias establecidas en la ley para prevenir o
sancionar las faltas a la lealtad y probidad en el proceso, las contrarias a la ética profesional, la
colusión y el fraude procesal o cualquier acto contrario a la majestad de la justicia al respeto que se
deben los litigantes. En esencia, es conveniente acotar que no basta con la existencia de un Juez
letrado, formado en la ciencia del derecho. Se requiere de un Juez con autoritas, es decir, que sea
acatado no por su condición de autoridad del estado sino por la confianza, el reconocimiento y el
respeto que merecen sus decisiones.

La Admisión de las Pruebas:

De acuerdo con lo dispuesto por el legislador en la LOPT, la única oportunidad que tienen las partes
para promover pruebas es en la audiencia preliminar; el criterio de los jueces, expuesto en autos y
providencias, ante el vacío de la Ley, partiendo de que la audiencia preliminar puede extenderse
hasta por cuatro (4) meses, ha impuesto que los escritos de pruebas y sus elementos probatorios
se consignan con consecuencias de preclusión en el instante que comienza o se inicia la audiencia
preliminar, con lo cual, si no comparece una de las partes, no da lugar a la audiencia preliminar y,
por tanto, el que asiste no tiene que consignar escrito de pruebas con los elementos probatorios,
porque, entre otras razones, no se van a llevar a cabo las gestiones de mediación.

Ahora bien, esas pruebas consignadas al dar inicio a la audiencia preliminar, entregadas al Juez de
Sustanciación, Mediación y Ejecución, no son para que éste se pronuncie sobre ellas, admitiéndolas
o valorándolas, esta tarea está reservada exclusivamente para que sea cumplida por el Juez de
Juicio.

De acuerdo con la disposición procesal al efecto, el Juez de Juicio, dentro de los cinco (5) días hábiles
siguientes al recibo del expediente “providenciará las pruebas”, rechazando las que a su juicio sean
ilegales o impertinentes o aquellas que se refieran a hechos admitidos expresamente por las partes;
las demás pruebas, por interpretación en contrario, resultan legales y pertinentes y serán admitidas
para su posterior evacuación.

Pruebas Oficiosas y el Auto para mejor Proveer:

Para analizar las facultades probatorias oficiosas en materia laboral es necesario tener bien claro el
concepto de prueba.
Muchos son los conceptos de prueba que se han presentado a través de la doctrina patria e
internacional; ellas van desde la concepción como la averiguación en juicio de una cosa dudosa, o la
producción de un estado de certidumbre, o en la demostración de la verdad, o la investigación que
realiza el tribunal con la colaboración de las partes; o el establecimiento por los medios legales del
hecho que sirve en juicio de fundamento al derecho que se reclama, hasta la aceptación lógica que
nos da Alsina, en el sentido de que probar “es demostrar la verdad de una proporción”.

La prueba es, pues, una actividad que se propone demostrar la verdad de una afirmación. Es el
sistema de que disponen las personas para demostrar la existencia, la verdad y las características
de los hechos y actos jurídicos que deben tomar en cuenta los jueces y tribunales, para resolver una
controversia sometida a su conocimiento. Cabe destacar que la prueba no puede establecer una
verdad absoluta de un hecho, cada persona tiene su propia versión, su propia verdad. En todo caso
la prueba demuestra la verosimilitud de los hechos y puede tener los elementos de convicción la
verdad absoluta es lo que es; única definición discutible o indiscutida. La similitud es la apariencia
visible, palpable. Para Inhering, la prueba es la razón de ser de los hechos, porque ellos nacen de la
vida procesal, solamente cuando son demostrados. Por otra parte Domat sostiene: la prueba es
todo aquello que persuade al espíritu de la existencia de una verdad. Más precisamente, es el
elemento de convicción, gracia al cual, se establece la justa existencia de algo. Cuando el hecho
subjetivo del que se pretende ser titular debe establecerse, el interesado, ha demostrado la
existencia de hechos, actos, acontecimientos, de los que derive el derecho.

Esta actividad probatoria le corresponde a las partes, pero está también puede ser desplegada por
el juez. En materia laboral existen dos importantísimas normas que regulan esta actividad
probatoria del Juez la cual analizamos de seguidas:

Norma que regula la facultad probatoria del juez laboral:

 La ley Orgánica Procesal del Trabajo establece en su artículo 71 “Cuando los medios
probatorios ofrecidos por las partes sean insuficientes para formar convicción, el Juez, en
decisión motivada e inimpugnable, puede ordenar la evacuación de medios probatorios
adicionales, que considere conveniente.”
 En articulo 156 Ejusdem prevé “El Juez de juicio podrá ordenar, a petición de parte o de
oficio, la evacuación de cualquier otra prueba que considere necesaria para el mejor
esclarecimiento de la verdad, también podrá dar por terminado los actos de examen de
testigos, cuando lo considere inoficioso o impertinente”.

De estas normas se desprende la diversa facultad probatoria que se le confiere al Juez Laboral.

El trabajo visto como un hecho social, esto refiere al derecho procesal social, como la protección de
la parte débil, lo que implica una modificación sustancial del principio de igualdad procesal o de
bilateralidad procesal por el principio de igualdad por compensación que representa un
desequilibrio de la igualdad procesal para poder llegar a la igualdad social de las partes por encima
de simple igualdad formal. En el fondo de éste principio que sería consecuencia del principio
protector que informa el derecho laboral, se traduce en una equiparación verdadera con el objeto
de cumplir con los principios básicos de todo proceso que se traduce en la igualdad procesal de las
partes.

En tal sentido, el Artículo 71 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo representa a plenitud en nuestro
ordenamiento jurídico ese principio de igualdad por compensación y además representa el principio
de adquisición procesal o comunidad de la prueba.

Fijación de la Audiencia

La norma jurídica que da comienzo a la fase de juicio es el artículo 150 (Fijación de la audiencia de
juicio) de Ley Orgánica Procesal del Trabajo, el cual, establece: "Al quinto (5) día hábil siguiente al
recibo del expediente, el juez de juicio fijará, por auto expreso, el día y la hora para la celebración de
la audiencia de juicio, dentro de un plazo no mayor a treinta (30) días hábiles, contados a partir de
dicha determinación". En lo que respecta a la interpretación del artículo150 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo, se puede indicar, que la norma es clara y precisa, puesto que, la intención de
legislador no deja dudas, ya que define o concreta las palabras para atribuirle un significado técnico,
cumpliendo con la debida técnica legislativa, en tal sentido el supuesto de hecho y la consecuencia
jurídica son cónsonas con lo que quiere expresar el legislador.
Incomparecencia del actor, del demandado o de ambos, y Efecto procesal:

El artículo 151 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo establece “En el día y la hora fijados para la
realización de la audiencia de juicio, deberán concurrir las partes o sus apoderados, quienes
expondrán oralmente los alegatos contenidos en la demanda y en su contestación, y no podrá ya
admitirse la alegación de nuevos hechos.

Si no compareciere la parte demandante se entenderá que desiste de la acción; en este caso,


el juez de juicio dictará un auto en forma oral, reduciéndolo a un acta que se agregará al expediente.
Contra esta decisión podrá el demandante apelar en ambos efectos por ante el Tribunal Superior del
Trabajo competente, dentro de los cinco (5) días hábiles siguientes.

Si fuere el demandado quien no compareciere a la audiencia de juicio, se tendrá por confeso


con relación a los hechos planteados por la parte demandante, en cuanto sea procedente en derecho
la petición del demandante, sentenciando la causa en forma oral con base a dicha confesión;
sentencia que será reducida en forma escrita, en la misma audiencia de juicio. El demandado podrá
apelar la decisión en ambos efectos, dentro del lapso de cinco (5) días hábiles, contados a partir de
la publicación del fallo.

En las situaciones anteriormente referidas serán consideradas como causas justificativas de


la incomparecencia de las partes el caso fortuito o fuerza mayor, comprobables a criterio del
tribunal.

En los casos de apelación, el Tribunal Superior del Trabajo respectivo decidirá sobre la
misma, en forma oral e inmediata, previa audiencia de parte, en un lapso no mayor de cinco (5) días
hábiles siguientes a partir del recibo del expediente. Siempre será admisible el recurso de casación
contra dichas decisiones, si la cuantía excediere del monto establecido en el artículo 167 de esta Ley.

Si ninguna de las partes compareciere a la audiencia, el proceso se extinguirá y así lo hará


constar el juez, en acta que inmediatamente levantará al efecto”.

Recursos Judiciales:

La parte perjudicada podrá recurrir del auto para ante el Tribunal Superior, dentro de los cinco (5)
días hábiles siguientes al auto que contiene en forma escrita el desistimiento de la acción o la
confesión, según se trate. La decisión del Juez de Juicio tiene apelación para ante el Tribunal
Superior; y la de éste tiene recurso de casación, si alcanzare la cuantía prefijada para recurrir en
casación.

Si la decisión recurrida fuere revocada, porque considerara quien dictare la decisión firme –Tribunal
Superior o Sala de Casación Social del TSJ– que hubo razones para la parte, que justificaron su
inasistencia, por caso fortuito o fuerza mayor, se ordenará al Tribunal de Juicio que fije nueva
oportunidad para la realización de la audiencia de juicio, su pronunciamiento –el revocado– no
puede considerarse como adelantamiento de opinión, porque el fundamento de su fallo está en la
aplicación de la sanción impuesta por el legislador, no surge del examen y análisis de las pruebas,
no viola el artículo 57 de la LOPT.

También puede apelar el actor en los casos de incomparecencia de la parte demandada, si el Juez
de Juicio al considerar la confesión, en cuanto a que la petición no sea contraria a derecho, niegue
al accionante conceptos que éste considere corresponderle.

En esta suposición, no se apela para que se realice la audiencia de juicio, sino para que se acuerde
por la alzada el concepto que le fue negado por la primera instancia y que el perjudicado sostiene
le pertenece; también tendrá recurso de casación si por la cuantía se permitiese.

Asimismo puede apelar la parte demandada de la decisión que acordó en su contra la petición del
accionante, cuando considere que alguno de los conceptos condenados es contraria a derecho. Al
igual que en el caso del actor, no se recurre para que se realice de nuevo la audiencia de juicio, sino
para que se determine que alguno de los conceptos declarados con lugar en su pago, es contrario a
derecho.

Desarrollo de la Audiencia de Juicio:

 Presencia del Juez de Juicio: La audiencia de juicio tiene que ser presidida necesariamente
por el Juez de Juicio y se llevará a cabo en forma pública –principio de publicidad–, salvo
que el Juez, por excepción, considere que por razones de orden público, o de protección a
la personalidad de alguna de las partes deba celebrarse en forma privada. Éste ordenará la
audiencia de manera que cada parte pueda ejercer sus derechos, sin atropellos ni
desigualdades, con la fluidez necesaria para que la sustanciación de las pruebas se cumpla
con la normalidad necesaria, para lo cual el Juez está investido de autoridad suficiente, con
facultades disciplinarias, para imponer el orden.
 Acto para oír a las partes Las partes: en la audiencia de juicio, deberán referir oralmente
sus alegatos y pretensiones, comenzando con el accionante, quien expondrán los términos
de su reclamación o pedimento, de la manera más clara y resumida, sin que pueda auxiliarse
con la presentación o lectura de notas o escritos luego, con la misma limitación, lo hará el
demandado. En la consecución de esta etapa de la audiencia de juicio, el Juez, de
considerarlo conveniente, puede dar por terminada la intervención de alguna de las partes,
por entender que el expositor se ha extendido sin aportar los alegatos de una manera
concentrada, sucinta, resumida.
El Juez al inicio de esta etapa de la audiencia de juicio deberá indicar a las partes los términos
en que se evacuará ésta, con señalamiento expreso del tiempo de que dispone cada parte
para su intervención oral y pública, de manera que cada uno de ellos pueda resumir
apropiadamente los términos de su pretensión.
La gran importancia de este acto –exposición de las partes– radica en que prácticamente lo
que ha de considerar el Juez es lo que a su vez oye el público presente en la audiencia, es lo
que manifieste el interviniente en el acto; de aceptar que lo que tiene que tomar en cuenta
el Juez es lo que está en el libelo o la contestación de la demanda, no tendría sentido la
exposición oral, porque el que expone pudiera referirse a otros hechos o consideraciones,
al extremo que cualquier abogado, sin conocer el caso que se ventila para decisión, pudiera
venir al acto y exponer sobre cualquier cosa, porque, al final, la consideración es sobre los
que está escrito, ¿para qué entonces ese acto tiene que ser oral si lo que debe valorarse es
lo escrito?, por eso hemos sostenido que este proceso exige más a los litigantes, al extremo
que se terminó “el litigio a distancia”, no se pueden traer escritos, que pudieran estar
redactados por otra persona, y proceder a leerlos en público.
 Evacuación de los medios de pruebas: Cumplida la fase de oír los alegatos de las partes, se
procede, con la dirección del Juez de Juicio, a la evacuación, examen y análisis de las pruebas
promovidas por las partes o por el Juez, comenzando por las de la parte actora. En el
expediente constarán pruebas evacuadas –inspección judicial, experticia, solicitud de
informes, reproducciones– y habrá otras pruebas cuya evacuación está pendiente para
llevarla a cabo en la audiencia de juicio –examen y análisis de documentos, testimoniales,
exhibición, declaración de parte, interrogatorio de expertos–, todo lo cual deberá ser
dirigido, conducido por el Juez, de manera tal que las partes se entiendan respetados en su
derecho.
 Observaciones de las partes a las pruebas evacuadas: La norma adjetiva plantea que cada
parte puede hacer observaciones a la prueba de la contraparte, una vez que ésta se
encuentre evacuada. Estas observaciones tienen que hacerse oralmente y el Juez tomará
debida nota de las mismas a los fines de su consideración cuando deba valorar la prueba.
En cuanto a las pruebas que se encuentran evacuadas al momento de iniciar la audiencia de
juicio, el Juez, una vez oídas las partes en su intervención inicial, debe ir presentando cada
prueba a las partes, en la audiencia, para que éstas puedan hacer sus observaciones, con la
advertencia de que este derecho lo tiene la parte sobre las pruebas de la contraparte,
debiendo el juzgador cuidar el acto, de manera que no se convierta en un careo o en una
exhibición de oratoria. Con respecto a las pruebas que se evacuan en el transcurso de la
audiencia de juicio, el Juez puede dar derecho a la intervención de la contraparte al
promovente de la prueba, una vez que finaliza la consideración y evacuación de la prueba,
fijando para el presentador de las observaciones un tiempo breve, muy corto, para evitar
que se alargue innecesariamente la audiencia. Somos también de la opinión que el Juez,
cuando considere suficiente la exposición, podrá dar por terminada la intervención y, así,
pasar a la siguiente prueba, sin que esta decisión incidental pueda ser recurrida en
apelación.
 Prolongación de la audiencia de juicio: En cuanto a la posibilidad de prolongar la audiencia
de juicio, el legislador trae la misma consideración que para la prolongación de las
audiencias preliminares, en el sentido de que aquellas deben contar con la anuencia del
Juez y deben agotarse las horas del día de inicio de la audiencia, para continuarla en el
primer día hábil siguiente y así sucesivamente; pero también tenemos que considerar que
pueden surgir incidencias –tacha de documentos, desconocimiento de firmas, tacha de
testigos–, cuya demostración implica esperar más allá de la finalización de la audiencia de
juicio para, con los resultados, poder pronunciarse el Juez de Juicio en su fallo definitivo.333
No está previsto por el legislador y consideramos innecesario que se dé oportunidad a las
partes para la presentación de informes finales, pretender la presentación, aunque sea oral,
de estos informes se traduce en pretender repetir parte del procedimiento que quedó
desechado por la nueva Ley; las partes han tenido oportunidad con la evacuación de cada
prueba de hacer sus observaciones, no se requiere dar más etapas de intervención oral, iría
contra claros y concretos principios procesales que sirven de fundamento a la LOPT.
 Sentencia: Oportunidad para dictar la sentencia definitiva Una vez que ha finalizado la
audiencia de juicio, que concluye con la evacuación de las pruebas, salvo que haya que
esperar por los resultados de las pruebas por las incidencias de tacha de documentos,
reconocimiento de firma y tacha de testigos, el Juez de Juicio se retirará de la audiencia, por
un lapso no mayor de sesenta (60) minutos,334 dentro de los cuales reingresará a la sala de
audiencias y pronunciará oralmente su sentencia definitiva, que incluya la argumentación
sobre todas las cuestiones que se plantearon en la audiencia de juicio, con una dispositiva
concreta. Sin embargo es bueno advertir, porque se da con alguna frecuencia, que el Juez
de Juicio, al sentenciar el fondo, luego de transcurrida la audiencia de juicio, procede
restando de lo que corresponde al trabajador la cantidad global que aparece probada en
autos como pagada, cuando lo que debe hacer es revisar los conceptos y montos
condenados a pagar y restarles los conceptos y montos pagados, pero examinados
discriminadamente, por separado, individualizándolos, y no simplemente que del total se
rebaje lo pagado. Se ha dado el caso de restar de lo que corresponde pagar, conceptos que
no fueron demandados; por una sentencia que nos correspondió dictar se corrigió el error.

Dispositivo Oral y Oportunidad para Dictarlo:

La decisión deberá inmediatamente plasmarla el Juez a forma escrita en cuanto a su parte


dispositiva, de manera que quede concretado el alcance del fallo en cuanto al aspecto condenatorio
–con lugar, parcialmente con lugar o sin lugar– y, en los dos primeros casos, referir expresamente
los conceptos y montos condenados a pagar por el demandado; incluso sostendríamos que es
contrario al interés del proceso retardar el pronunciamiento del fallo oral para agregar o
complementarlo con narrativa, exceso de argumentaciones, transcripciones de actas procesales
cursantes al expediente. No hace falta, no lo exige el legislador, sólo se requiere una apreciación de
los hechos y el derecho muy sucinta, en forma por demás reducida.

Publicación de la Sentencia:

Finalizada la audiencia de juicio, el juez se retirará de la audiencia por un tiempo que no excederá
de sesenta (60) minutos para deliberar, durante el transcurso de ese tiempo las partes deben
permanecer en la Sala de Audiencias. Al regreso del juez, éste debe dictar la sentencia en forma
oral, expresando el dispositivo del fallo, así como una síntesis precisa y lacónica de los motivos de
hecho y de derecho, lo cual debe reducir de inmediato a forma escrita.
Este acto es intrincado para el juez, siendo que tiene la obligación inexcusable de dictar sentencia
en sesenta (60) minutos, pues de lo contrario tendrá que repetirse todo el proceso de nuevo, para
cuyo efecto deberá fijar nueva oportunidad, sin perjuicio del hecho, que ello constituye causal de
destitución.

Sólo por excepción, debido a la complejidad del caso, por causas ajenas a su voluntad o por fuerza
mayor, el juez de juicio podrá diferir, por una sola vez, la oportunidad para dictar sentencia, hasta
por un lapso máximo de cinco (5) días hábiles después de concluida la audiencia de juicio, en cuyo
caso el juez deberá indicar a las partes la fecha y hora exacta a los fines de su comparecencia
obligatoria a tal acto.

La sentencia

LA SENTENCIA: La sentencia vine de la palabra latina sentendo (sentir), significa que el juez expresa
su modo de sentir sobre un problema que las partes han sometido a su decisión.

La sentencia: “Es el mandato jurídico individual y concreto, creado por el juez, mediante el proceso,
en el cual se acoge o rechaza la pretensión que se acciona en la demanda”.

Principios que regulan la génesis de la sentencia

1- Principio IURA NOVIT CURIA: Las partes aportan los hechos al proceso, pero el juez conoce
el derecho que debe aplicar para resolver la litis. La causa pretenti no está integrada sino
por los hechos alegados por el demandante, si el juez encuentra un supuesto de hecho que
conforme a una norma legal determine la existencia del derecho deducido, aun cuando el
demandante no la hubiese indicado, debe aplicarla.

Jurisprudencia “La función judicial y específicamente la de dictar sentencia, se realiza


cuando los hechos alegados y probados por las partes y no otros ajenos a los autos, el
sentenciador aplica las reglas de derecho por él propiamente conocidas”

2- Principio de EXHAUSTIVIDAD: Le impone el deber a todos los jueces de considerar y


resolver todas y cada una de las alegaciones que constituyan el problema judicial debatido
por las partes.
Jurisprudencia reiterada “...El juez tiene la obligación de considerar y decidir todas y cada
una de las alegaciones formuladas por las partes, es decir, sobre todo aquello que constituye
un alegato o defensa, regla esta llamada también principio de exhaustividad...” (Sala Civil,
Sent 233 del 30-04-2002).

3- Principio de INDIVISIBILIDAD DEL FALLO: “El principio de indivisibilidad del fallo, es una
unidad autónoma que se complementa en todas sus partes. Se ha señalado que la
indeterminación se produce cuando el juez omite nombrar la cosa sobre la cual debe recaer
la decisión. No obstante con relación a este vicio, igualmente se ha expresado que le fallo
es una unidad indivisible, que debe bastarse a sí mismo. Por lo tanto si en el cuerpo de la
sentencia aparecen menciones que se omitieron en la parte dispositiva, no que considerarla
viciada...en atención a que la decisión definitivamente firme representa un título ejecutivo
y en ella deben determinarse los sujetos activos y pasivos d la condena y el objeto sobre el
cual recae...” (Sala Civil, Sent 19 del 24-01-2002).

Formalidades Intrínsecas y Extrínsecas

La sentencia es un documento que se basta así mismo15 imponiéndose a certificaciones o


documentos que emanen de los secretarios16, tiene un valor de inscripción en falsedad17, por ser
considerado un acto auténtico, por lo que en ausencia de ser atacada mediante ese procedimiento,
es preciso aceptar su contenido18

La sentencia es un acto emanado de una autoridad pública, es decir tiene normas de Derecho
Público, es una decisión emitida como dice el artículo 146, del Código de Procedimiento Civil en
nombre de la República, pero también tiene normas propias del derecho privado, por dirimir
situaciones entre los particulares y en el caso de la materia laboral es una decisión que reúne en su
seno todo un contenido diverso de influencias, girando o tomando como base el hecho social, el
acto social, donde el juez deja de ser en el proceso un ente pasivo, sino una parte y una parte activa,
que apreciará soberanamente las pruebas que le sean sometidas y la necesidad de ordenar nuevas
medidas de instrucción, cuando entiendan que la prueba no es suficiente para formar su religión19
de ahí que la sentencia en materia laboral sin ser totalmente diferente a las dictadas en las otras
materias, afecta e influye no tan sólo a las partes, sino inclusive desborda los límites de la materia
misma, afectando la economía y a hasta la política social de un país.
Para Couture, es al mismo tiempo, un hecho jurídico y un acto jurídico y un documento y entiende
que es un hecho, por ser todo fenómeno resultante de una actividad del hombre de la naturaleza20.
La actividad del hombre, en este caso, el juez, consiste en una serie de actitudes personales que le
son impuestas por deber profesional y que el cumple en el desempeño de su misión oficial21.

El Profesor mencionado entiende que es también un acto jurídico y que es preciso sobrepasar la
doctrina materialista que hemos mencionado anteriormente que concibe el fallo como el resultado
de un cotejo entre la premisa mayor (la ley) y la premisa menor (el caso) expresa dentro de este
esquema, si desenvuelve la génesis lógica en la concepción tradicional y aún dominante en esta
materia22.

Entendemos y compartimos en parte la teoría de Couture, en lo relativo al hecho jurídico, -como


sostienen otros autores- al analizarla como hecho jurídico las diversas actividades materiales e
intelectuales del juez que culminan en el pronunciamiento de la sentencia, pero salta a la vista que
esa separación que realiza del hecho y del acto jurídico, constituye una sutileza sin trascendencia.
El acto es al mismo tiempo hecho jurídico, en forma tal que no es posible dividirlo sin
desnaturalizarlo23.

Sostenemos que si bien la sentencia es una operación crítica24, el juez no tan sólo elige entre la
tesis del demandante y la del demandado o recurrido, sino que en materia laboral es como hemos
dicho el actor principal, no tan sólo por las funciones que le confiere la ley, sino por el papel que ha
de desempeñar en la búsqueda de la verdad, siempre actuando dentro del marco del debido
proceso, de todo lo cual se hará constar en un documento.

La sentencia como documento

La expresión material, histórica y procesal de las partes, del juez o la Corte y los auxiliares se
transcriben para un caso sometido ante una jurisdicción en un documento o texto que tiene
formalidades y un ritmo y vida propia que es la sentencia.

La sentencia es la redacción de un acontecimiento social de trascendencia directa con los sectores


productivos de la sociedad, de ahí que le juzgador trasciende de la esfera judicial a otras, por lo cual,
además de ser un vigilante de los principios de legalidad, de seguridad jurídica y del respeto a los
derechos y garantías constitucionales, su resolución se convierte en un testimonio del concepto
jurisprudencial del poder que representa, asumiendo y demostrando per se, cual es el concepto de
doctrina judicial que en una forma u otra afecta el desarrollo armónico crucial de la estructura
judicial.

La sentencia es un documento armónico que se complementa y se relaciona en su contenido, donde


lo uno sigue a lo otro y lo otro es parte de lo uno, es decir, no puede concebirse como una parte,
sino como un todo, relacionado en sí mismo, donde las partes también sus particularidades e
importancias formales y esenciales en la composición del todo.

Las consideraciones o motivos es un corolario del principio de la legalidad que está consagrada en
la Constitución25, y de la seguridad jurídica que debe ser otorgada. Y es un derecho fundamental
de las personas que forma parte integrante del debido proceso, necesario e imprescindible para la
efectividad del mismo26, por lo cual, no bastaría una simple exposición de lo ocurrido y de los
artículos de la ley aplicada, sino que se requiere hacer constar que se ha empleado un razonamiento
lógico27, no basta como motivación una mera yuxtaposición de proposiciones que no tengan
ninguna conexión entre sí, además, la motivación debe ser concreta y no abstracta.

La motivación de la sentencia aparece en el siglo XIII y en el siglo XIV en la medida en que la ausencia
de motivación obligatoria fue perdiendo terreno, producto de una evolución ocurrida en los
tribunales, donde sus titulares no eran cuasi propietarios de los cargos, sino agentes de la ley. Ese
proceso28 seguirá del siglo XV hasta el XVIII, desde motivaciones que se limitaban a una indicación
de las pruebas de los hechos y, a veces, a la regla la de derecho aplicable29.

En la Real Cédula del 23 de junio de 1778 dada por Carlos III la prohibía para evitar cavilaciones de
los litigantes y consumir mucho tiempo30, por no ser considerada importante, sin embargo a estas
razones históricas propias de los reyes o de los dictadores a fin de evitar una justificación adecuada
y razonable de los motivos de la sentencia, también existen opiniones autorizadas como la de
Calamandrei31 que veían con cierto recelo a la motivación.

La motivación es una demostración del ejercicio del control jurisdiccional sobre las resoluciones
judiciales de ahí que permite: 1) Asegurar a las partes un mejor ejercicio del derecho a impugnar la
decisión adoptada y 2) facilitar el control disciplinario del recurso de alzada, además de facilitar la
interpretación de la misma.

En la sociedad moderna la motivación es un corolario del principio de la legalidad que está


consagrada en la constitución, y está integrado en el ordenamiento jurídico a partir del art. 120.3CE
según el cual las sentencias serán siempre motivadas, y más específicamente al sistema de garantías
procesales33, del art. 24 CE, con lo cual compartimos la opinión de una parte de la doctrna34 que
entiende que la motivación de la sentencia es una necesidad y una obligación.

La motivación es un principio constitucional que adquiere más fuerza después de la segunda guerra
mundial, el cual lo encontramos en el artículo 25 de la Convención Americana de los Derechos
Humanos, que le ha servido de pauta para nuevas35 legislaciones en otras materias.

La sentencia no puede justificarse a través de una motivación sea un simple expediente explicativo,
como tampoco sea una relación literal de los artículos y la normativa de la legislación aplicada,
presupone una descripción y análisis intelectual del caso sometido.

Las motivaciones de las resoluciones judiciales se proyectan a lo interno del documento y a lo


externo36, en lo primero individualizar la finalidad de la motivación a dar consideraciones a las
partes que han participado en el conflicto y en lo segundo a la opinión pública, a la ciudadanía en
general, a la cual se le debe responder y expresar la justificación de la resolución.

En la materia laboral, la finalidad de la motivación a lo interno y a lo externo, o de carácter


endoprocesal y extraprocesal, como lo llama Ferrajoli, relacionado con la garantía de la defensa y la
garantía de la publicidad, tienen a nuestro entender o se pueden reunir en un carácter social, que
reúne por la naturaleza de la materia, la proyección de los conflictos aun sea los llamados conflictos
individuales, una esencia que desborda lo estrictamente particular y afecta a toda la sociedad y
sobre todo a la parte productiva de la misma.

Tampoco puede dividirse en el caso de la especie para la división mencionada social en la endo y
extra procesal, en lo estrictamente adjetivo de la norma, cuando ya hemos examinado la relación
íntima entre lo sustantivo y lo procesal de la materia e igualmente no se puede establecer una
diferencia en la garantía de la publicidad y la finalidad social de la motivación de la sentencia en
materia laboral, pues esta es parte integrante de ese todo que compone el sistema de garantías
procesales y es un efecto, no la causa misma del contenido de la motivación, que reiteramos debe
ser social con todo lo que ella implica.

Esa finalidad social de la motivación constituye una garantía a las partes y a la sociedad y excluye
situaciones cuestionables y arbitrarias, de ahí como decíamos anteriormente que la sentencia es
una actuación intelectual, pero la misma tiene un contenido crítico, valorativo y lógico37, que
consiste en el conjunto de razonamientos de hecho y de derecho en que el juez apoya su decisión,
de ahí la importancia de una motivación autosuficiente y comprensible, resplendor del postulado
de la congruencia, va tocando razonablemente los hechos, la prueba y el derecho aplicable y una
buena adecuación a la jerarquía normativa38, para reunir en el contenido total de la sentencia que
la misma corresponde a la justicia social.

Motivación. Verdad material o verdad jurídica. Imparcialidad

Es la motivación de la sentencia un descubrimiento de los hechos, o de las razones que el juez


entiende o una justificación de las razones. En su relación, el juez en forma individual o en forma
colegiada ante una Corte, realiza unas actuaciones, sea en el proceso como utilizando su papel
activo, como en el examen cuidadoso y detallado de las pruebas aportadas y sometidas al debate,
descubre, localiza y llega a la verdad jurídica objetiva.

La motivación debe ser una relación consistente y coherente, suficiente, utilizando las reglas de la
lógica y de las máximas de la experiencia, sin convertirse en un relato de hechos sin sustento de
derecho, pero tampoco convertirse en fieles seguidores de la posición de Montesqueau, que los
jueces deben ser boca de la ley.

A lo anterior, en esa motivación, donde el juez justifica la verdad jurídica objetiva, encuentra la
dificultad que en no pocas veces el juez tiene serias dificultades para descubrir esa verdad y luego
para justificarla, de ahí que en no pocas ocasiones el principio de veracidad, que debe regir en
materia laboral, en la expresión de Helios Sarthou proceso verdad que consistirá en el acercamiento
de la verdad real o fáctica, con la verdad sometida al tribunal y la enunciada en la sentencia. Esa
búsqueda que puede convertirse en un laberinto de duda en un proceso laboral y que la aparta y la
acerca de una verdadera justicia laboral, puede convertirse en un camino sin fin.

La verdad material de los hechos puede ocurrir que no se presente al tribunal como en muchos
casos, o que el juez al decir de Couture es llevado a realizar una labor más de historiador que el
ejercicio de la lógica formal, no la perciba en un examen de conciencia en la forma que ocurrieron
los hechos, o no se le aporten los mismos, o no tenga los medios y razones jurídicas para justificada
por haberlas recibido indebidamente o no estar en condiciones legales para hacerlo.

En esa búsqueda de la verdad, también surgen con fuerzas las teorías deontológicas, confundidas e
influenciadas por la moral, fundamentadas en las teorías de Enmanuel Kant, en las cuales se debe
decir la verdad siempre, y que las consecuencias tienen un valor secundario, a la importancia de la
verdad, situaciones que en la práctica presentan serias y complejas dificultades, pues no son pocos
los procesos sometidos a un tribunal donde el juez o la Corte, conoce ya, sea por olfato jurídico, por
conocimiento personal, por informaciones de terceros o fuentes de entero crédito, por deducciones
lógicas del mismo historial y comportamiento de la persona o grupo sindical sometido a juicio, la
materialidad de la verdad de los hechos acontecidos y deben ser recibidos y aceptados por la
normativa procesal.

El juez laboral en su investigación y actividad propia a sus funciones no puede desbordar la


naturaleza de su marco estructural normativo, para expresar la verdad material, pues estaría
motivando la resolución judicial, en consideraciones fuera de la ley, o posiciones psicológistas o
conocimientos que no tendrán asidero legal, sino puramente fáctico, sin una relación lógica,
histórica y legal con la normativa sustantiva y adjetiva laboral del país.

La expresión sajona hacer justicia conforme al derecho, tiene en materia laboral una significativa
importancia al buscar investigar utilizando el papel activo e impulso procesal de los jueces
amparados en los principios procesales normativos reconocidos por las legislaciones de la materia,
la materialidad de la verdad.

En ese tenor los jueces en la sentencia deben expresar una historia, crítica y rigurosa de un ejercicio
lógico y demostrativo de los hechos, que en determinados casos o soluciones puede que se aparte
de la real realidad acontecida, pero no convirtiéndose en un relato fáctico desprovisto de la
estructura normativa que la sustenta, de ahí que la motivación deba ser un proceso intelectivo
depurado y lógico, narrado históricamente por un operador jurídico con los instrumentos legales
aplicables al caso sometido.

Por último no sería abundante reiterar que en la motivación el juez laboral justifica la verdad
objetiva jurídica tratando materialmente de concretizar lo fáctico ocurrido con lo recibido por ante
el tribunal, sea igual, parecido o se acerque a lo acontecido, debiendo utilizar cánones de
racionalidad con un estilo analítico y valorativo apegado a los principios de la justicia social.

El estudio de las sentencias, y de las motivaciones de las mismas sirven de guía de la evolución del
derecho, y es un parámetro para determinar el nivel de capacidad, destreza y profundidad
académica del o los tribunales de una región o de un país, en especial en la imparcialidad en el juicio
sometido que tiene serias implicaciones sociales en materia laboral.
La imparcialidad es un elemento esencial de la administración de justicia para que se pueda decir
con propiedad el funcionamiento de un Estado de Derecho, se encuentra recogido en forma expresa
por el art. 10 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en el art. 6.1 de la Convención
Europea para la Protección de los Derechos Humanos, y la convención Americana de los Derecho
Humanos lo cual implica un manejo adecuado de la argumentación de la sentencias, sin
inclinaciones de ningún tipo, sin que ello implique que no le otorgue la razón jurídica a quien la tiene
o que no utilice el viejo aforismo iura novit curia,en el sentido de que los jueces y los tribunales no
están obligados al motivar sus sentencias, a ajustarse estrictamente a las alegaciones de carácter
jurídico aducidos por las partes.

Estructura La sentencia tiene una división clásica en tres partes resultados-considerando- parte
dispositiva que siguen virtualmente los diferentes órganos jurisdiccionales que se refieren a una
parte descriptiva, una motivación o justificativo y otra conclusiva o decisión, esta estructura es
semejante en los procesos ordinarios en Iberoamérica, en algunos casos como en el de Perú, están
detallados sus componentes o en otros como el de Venezuela indica que la sentencia cuando se
dicta oral, debe expresar el dispositivo del fallo y una síntesis precisa y lacónica de los motivos de
hecho y de derecho, la cual reducirá de inmediato, en cuanto a su dispositiva, a forma escrita.

A esa estructura tradicional que tiene un encabezamiento, donde se hace constar el tipo de Estado
que conforma esa nación sea En Nombre de la República del Virreinato En nombre de la ley de la
Monarquía o demás, que constituye una secuela del formalismo que encierra el poder público
expresado a través de un documento elaborado por un órgano de ese Estado.

La conformación de la planificación de la resolución judicial, tiene también legislación, que le señala


que la sentencia se apreciará la prueba en conciencia, sin sujeción a las normas del Derecho común,
pero el Juez al analizar lo que hubiere recibido, está obligado a expresar los principios de equidad o
de cualquier otra naturaleza en que funde su criterio.

Algunas legislaciones, como la Boliviana, hacen una división de la parte considerativa y otra
resolutiva, aunque en la primera incluye la parte descriptiva, cuando el código procesal del trabajo
sostiene en la parte considerativa se indicará el nombre de las partes, la relación sucinta de la acción
intentada de la controversia, en párrafos expresos se hará una relación de los hechos comprobados
y alegados oportunamente, se hará una referencia a las pruebas que obren en los hechos, a esa
descripción que se denomina resulta, la ley procesal Boliviana expresa. En la segunda se darán las
razones y fundamentos legales que se estimen pertinentes se citará las normas legales y las razones
doctrinales que se consideren aplicables al caso.

La estructura de la sentencia fue modificada por la LOPJ en 1985, sustituyéndolas por antecedentes
de hecho y fundamentos de derecho48 situación que ha sido criticado por una parte respetable de
la doctrina como que infelizmente sustituyen a los más claros y tradicionales resultados y
considerandos, sin embargo entendemos esta modificación aunque no es superficial como tal, la
misma es más de planificación de la composición o estructura de la sentencia que de profundidad o
corresponda a un nuevo modelo procesal de la misma.

La sentencia tiene tanto en segundo grado o Cortes de Trabajo, tiene un régimen similar (ver artículo
638, 533 y 540 del Código de Trabajo), al tribunal de primer grado o juzgado de trabajo, que de
acuerdo a las disposiciones citadas pueden dividirse en cuatro partes:

1) Encabezamiento. La sentencia se pronuncia en nombre de la República, debe indicar la fecha y


lugar del pronunciamiento (ver ord. 1 del artículo 537 del Código de Trabajo) y que fue hecho en
audiencia pública, situación de no hacerse podría declarar la nulidad de la misma la designación del
tribunal (ord. 2, 537 del Código de Trabajo) y los nombres, profesión y domicilio de las partes y los
de su representante, si los tuviera (Ord. 3,537 del Código de Trabajo), esto último puede en la
práctica traer serios problemas cuando un demandante no coloca los nombres de las partes y
menciona uno y a los demás por ahorrar tiempo en su instancia, le coloca el término compartes,
situación que no es la misma, cuando no se coloca la cédula, o D.N.I., o no se coloca el domicilio, o
se hace elección de domicilio en la oficina de su representante, no existirá en esos casos nulidad,
pues además de no existir agravio en materia laboral aunque sólo se habla de designación del
tribunal, debe colocarse el nombre de los jueces que participaron, del Secretario o Secretaria Titular
o auxiliar que los asistió y de la participación de los vocales, salvo algunas materias que no es
necesaria su participación como las decisiones de referimiento.

2) Antecedentes. En formas que se utilizan en párrafos con el inicio de resultas, el tribunal enuncia
las pretensiones de cada una de las partes, el inicio de la misma con la instancia introductiva de
instancia, la fecha del depósito de la misma, las audiencias celebradas, las medidas ordenadas, las
sentencias in voce dictadas, las motivaciones de las mismas y las conclusiones de las partes, así como
la fecha y cierre de los debates, en fin, el código lo establece como los pedimentos de las partes (ver
ordinal 4 del artículo 537) y una enunciación sucinta de los actos de procedimiento cursados en el
caso (ver ordinal 5, artículo 537 del Código de Trabajo).

En esta parte se enuncia como hemos dicho, los llamados puntos de hecho y puntos de derecho,
que es la enunciación de las cuestiones jurídicas sometidas al tribunal, y que este debe resolver en
la sentencia.

3) Enunciación de los hechos probados y controvertidos y el fundamento de la sentencia o


motivación de la misma. La sentencia debe indicar los hechos probados, que son aquellos hechos
procesales que siendo controvertidos entre las partes, el órgano judicial alcanza la convicción de
que han ocurrido a través de la actividad probatoria, desarrollada en el proceso, sin embargo esa
relación de los hechos probados debe hacerse en forma clara, coherente, precisa, con una relación
que se base a sí misma, y además no basta con una simple declaración de los hechos probados, sino
que es preciso razonar cómo se ha llegado desde cada uno de los elementos de prueba a los hechos
que como a uno se han declarado probados.

Esas razones son menciones consideradas sustanciales, o sea, los fundamentos de hecho y de
derecho que le sirven de sustentación a la decisión jurisdiccional. Las consideraciones o motivos o
fundamentos es un corolario del principio de la legalidad que está consagrada en la Constitución, y
de la seguridad jurídica que debe ser otorgada. Y es un derecho fundamental de las personas que
forma parte integrante del debido proceso, necesario e imprescindible para la efectividad del
mismo, por lo cual, no bastaría una simple exposición de lo ocurrido y de los artículos de la ley
aplicada, sino que se requiere hacer constar que se ha empleado un razonamiento lógico58, no
basta como motivación una mera yuxtaposición de proposiciones que no tengan ninguna conexión
entre sí, además, la motivación debe ser concreta y no abstracta, puesto que unos razonamientos
generales sin ninguna conexión con el caso sometido, son arbitrarios y no cumplen ninguna de las
finalidades de la ley sobre la materia, que tienen en la motivación de la sentencia el conocimiento
de las razones de hecho y de derecho que justifican su dispositivo y posibilitan su entendimiento y
su posible impugnación y es que las razones lógicas y la aplicación razonada de la norma y la
ponderación y mención de los alegatos, trasciende al mismo tribunal adquiriendo un contenido
propio que debe estar en posibilidad de ser analizadas sin temor ante otro tribunal de mayor
jerarquía.

El juzgador debe responder a todas y cada uno de los puntos de las conclusiones de las partes para
admitirlas o rechazarlas, dando los motivos que sean pertinentes, regla que se aplica tanto a las
conclusiones principales y a las subsidiarias, como a las que contengan una demanda, una defensa,
una excepción o un medio de inadmisión, sin embargo esto no está sujeto a términos sacramentales
y puede resultar de las enunciaciones combinadas de los puntos de hecho y los motivos sobre las
pretensiones de las partes, de ahí que los jueces no tienen que motivar y contestar los alegatos de
las partes, sino sus conclusiones, en consecuencia para que sea objeto de razonamiento a través de
las consideraciones en la redacción de la sentencia, luego de haber formado su religión, debe ser
sujeto de conclusiones y no de simples alegatos.

En la motivación de la sentencia se concreta el silogismo hechos-derecho-conclusión, en él existe


una doble actividad razonadora, por un lado explica jurídicamente los fundamentos de su
dispositivo, sino también un relato de los hechos que declara como probados, además toma por la
propia naturaleza del derecho de trabajo ciertas particularidades que caracterizan a la materia
donde la realidad tiene un papel de primer orden y los formalismos y nulidades son escasos pues
persiguen finalidades sociales.

La motivación de las sentencias es una demostración de la independencia judicial y de la


imparcialidad que es necesaria e imprescindible en el funcionamiento del Estado.

Tres consideraciones a nuestro entender visualizan la importancia de la motivación:

1. La relación del juzgador con la ley y el procedimiento.


2. El derecho de cada una de las partes, empleador, trabajador, en la aplicación de los
principios generales de derecho, como el de legalidad, seguridad jurídica y garantías
constitucionales.
3. La motivación da fortaleza a las conclusiones judiciales y la relaciona directamente con la
sociedad y el interés que ésta presente en conocer las razones de las sentencias.

Existen diferentes tipos de motivaciones de los hechos y el derecho en una sentencia, veamos
algunas de ellos o los principales, sobre todo, los que constituyen incorrectamente el juzgador en la
elaboración de la sentencia.

Motivación Implícita. Resulta de un razonamiento que se hace no de una manera expresa y directa,
como en general lo exige la ley, sino la que está lógicamente contenida en las motivaciones expresas
que hace el juez en apoyo de dicha parte resolutiva, de ahí que se entienda que los jueces no están
obligados a contestar específicamente, sobre todos los puntos de las conclusiones señalándolos
individualmente, si del contexto de los motivos resultan implícitamente65.
Falta e insuficiencia de motivos. La sentencia debe bastarse a sí misma, y la condenación de
prestaciones laborales debe ser específica, lo que no ocurre cuando el dictamen condena a pagar
cualquier suma por los conceptos expresados, así también cuando la sentencia no hace referencia
de las pruebas aportadas por las partes y que sirvieron al tribunal para acoger la demanda de un
trabajador, no precisándose cómo se probaron los hechos alegados por el demandante, de manera
particular el despido que fue objeto, ni la prueba de la justa causa del despido, o no indicar en la
forma de determinar el despido y las circunstancias del mismo, o cuando la Corte está convencida
de la existencia de un desahucio, debe proceder a la calificación de la terminación del contrato69, a
través de la motivación al respecto, igualmente menciona un recibo de descargo, pero no hace
referencia ni analiza su contenido, así cuando una sentencia no contiene ninguna consideración
sobre el fondo de la demanda, ni motivo alguno que fundamente su dispositivo y sobre todo en
materia laboral donde el testimonio tiene una importancia capital, no basta que un tribunal exprese
que de las declaraciones de un testigo se establecieron los hechos de la demanda, pues es necesario
que el tribunal señale los elementos de las declaraciones que le permitieron convencerle de los
hechos establecidos, además de que debe precisar cuáles son los hechos y de qué manera se
probaron, o una fórmula que era muy común en un tiempo en los tribunales que consistía en hacer
suyos los motivos del tribunal de primer grado, sin realizar un ejercicio crítico de los mismos o un
estudio razonado de los argumentos para llegar a esa conclusión, además de no indicar la
sustanciación y los documentos analizados, soluciones que hacen que una sentencia carezca de una
relación completa de los hechos y una motivación suficiente y pertinente.

Es pertinente y necesario que se dé constancia de la forma en que se instruye la causa y que se


describan los hechos75, comprobándolos, calificándoles en derecho76, sólo así la resolución judicial
estaría correcta.

Motivos Erróneos. Una sentencia puede tener motivos y la decisión tomada es procedente, puede
el tribunal supremo o la Suprema Corte de Justicia en funciones de Corte de Casación, para las
decisiones de la Corte de Trabajo, de oficio proporcionar los motivos pertinentes para solucionar el
caso77, tribunal que entenderá también que un simple error material entre los motivos y el
dispositivo no justifica su casación78, sobre todo si esos motivos no han servido de fundamento al
dispositivo79, como sería el caso de un tribunal que entendía que para desvirtuar la existencia de
los contratos por tiempo indefinido, la empresa tenía que probar la suspensión de un contrato por
escrito, desliz que no fue el fundamento que tuvo el tribunal para considerar que los trabajadores
estuvieron amparados en ese tipo de contrato, sino a través de las pruebas aportadas especialmente
los testigos, sin embargo, esos motivos erróneos que son los más comunes en los tribunales, que
consisten en razonar sobre un punto, o varios de la demanda o recurso en forma equivocada, sea
sobre el objeto, la causa o el procedimiento de la demanda o recurso, a veces son intrascendentes,
como lo sería si los jueces rechazan una demanda por falta de prueba, del despido, importa poco
que los jueces atribuyeran erróneamente al trabajador la obligación de probar la duración del
contrato y el salario devengado80, intrascendentes o diría yo, en algunos casos aislados, cuando el
juez redacta motivos erróneos que no vician de nulidad, cuando en la sentencia hay otros motivos
que justifican el fallo81, es decir, motivos que no influyen directamente en el dispositivo82.

De todo lo anterior se determina que los jueces deben establecer clara y precisamente los motivos
de hecho y de derecho83. Sólo de esa manera se evitarán los motivos que no deben redactarse.
Veamos:

Motivos Contradictorios. Como su nombre lo indica, razones que se chocan entre sí, diferenciando
los fundamentos, entre sí y haciéndola anulable. En los tribunales laborales no especializados, o
mejor dicho, los que dictan sentencia de la materia, pero son tribunales civiles o en plenitud de
jurisdicción y en los mismos de trabajo, todavía es un problema a solucionar, como sería indicar en
un motivo que existía un contrato de trabajo y por otro lado, que no existía84, o sostener que el
contrato terminó por Dimisión en un motivo y en otro dice que hay un despido85 que son dos figuras
contrapuestas y que no es posible que ocurriera en la misma situación, contradiciendo en no pocas
ocasiones sobre el contenido de un documento que constituye un punto de controversia86, como
sería la comisión de una falta grave, sin precisar los hechos que lo llevaron a cometerla y por otro
lado, que la misma no ocurrió87, indicando en otras ocasiones falta de credibilidad a un documento
por no haber sido depositado y luego se da constancia y análisis del mismo88.

De los ejemplos y casos mencionados, lo más censurable es la contradicción que se da entre los
motivos y el dispositivo, pues además de violentar en no pocas ocasiones la inmutabilidad del
proceso, a nuestro entender constituye una irregularidad manifiesta en derecho que hace no
ejecutable la sentencia en sí, por estar en su sustancia como sería, sostener que no hay despido y
condenar al empleador a pagar prestaciones laborales o rechazar una demanda a una mujer
embarazada y admitir en la motivación que no se han hecho los procedimientos adecuados para su
despido, o sostener que el despido de un dirigente sindical, es correcto y justo, cuando no se ha
sometido el mismo, previo a los requerimientos establecidos en el Código de Trabajo (ver artículo
391 del Código de Trabajo), para que el mismo sea autorizado, independientemente de la falta
cometida y condenar en costas, motivando su rechazo.

Motivos Desnaturalizados. Las explicaciones del juzgador desconocen la naturaleza de los hechos
o los documentos dándole un sentido no pertinente jurídicamente que vicia la sentencia y la hace
anulable, sea dando razones que no tienen un alcance del documento o contrato estudiado, o dando
un alcance a una disposición legal imponiendo obligaciones de pago de prestaciones cuando el que
ejerció la terminación fue la otra parte y la ley para ese caso no lo amerita89.

Hechos. La expresión puntos de hechos, empleada en el artículo 141 del Código de Procedimiento
Civil debe entenderse las circunstancias que dieron origen a la litis y a la historia del procedimiento,
y por puntos de derecho las cuestiones que se presentaron ante el tribunal y que éste tiene que
resolver90.

Los hechos procesales pueden clasificarse en hechos conformes y hechos controvertidos.

Hechos conformes. Son los hechos no discutidos o aceptados por las partes. Pueden resultar de un
alegato de una parte, no negado por la otra, como sería en materia de despido, que el trabajador
tiene que probar la ocurrencia del mismo y el empleador no lo niega y deposita una constancia o
comunicación de la terminación o la duración del contrato de trabajo, alegado por el trabajador y
no contestado por el trabajador, como sería que la recurrente se limite a discutir en la justa causa
del despido no negando los demás hechos de la demanda91.

Hechos Controvertidos. Alegado por una parte y negado por la otra, son los hechos que requieren
ser examinados con detalle, precisión, claridad, lógica, razonamiento y aplicación de la ley sustantiva
y procesal, pues en la motivación de las situaciones y los derechos en discusión es que la sentencia
adquiere su verdadera finalidad que es la de servir de instrumento a través de un documento
ejecutable de acuerdo a la ley, en la solución de un conflicto que afecta a las partes en litis, a la
sociedad y a los sectores productivos, de ahí la importancia que tiene el tratamiento conferido al
razonamiento de los hechos negados y controvertidos por las partes
Sistema de la prueba Legal:

A través de los tiempos, y de acuerdo con las formas socioeconómicas de cada pueblo y de cada
época, se han desarrollado varios sistemas de calificación o apreciación de las pruebas, en armonía
a los varios sistemas procesales ideados por el hombre (Rodríguez, 1997).

Este tema se relaciona con los límites impuestos al operador de justicia en la apreciación de los
medios de prueba producidos en juicio, tendentes a demostrar la veracidad de las afirmaciones de
hecho invocadas por los litigantes.

Desde este punto de vista, la valoración constituye no una declaración empírica, sino una operación
racional de elección de la hipótesis más probable (Nieto, 2000).

En esencia, la valoración de los medios probatorios producidos en juicio es quizás la función más
importante en el proceso, puesto que sobre esa base se toma la decisión judicial. Por ello, acoger
un sistema de valoración de las pruebas en un ordenamiento jurídico, es en principio una
responsabilidad del legislador, ya que es quien elabora las normas que pretenden asegurar la verdad
y eliminar el error, en procura de lograr la ecuación certeza-verdad. Obviamente, escogido un
determinado sistema por el legislador, la responsabilidad se traslada al juez en el análisis del caso
concreto, pues, es él quien tiene que aplicar el sistema probatorio y ajustar su decisión a la verdad-
justicia (Rivera, 2004).

a) Sistema de la Tarifa Legal: Este sistema, consiste en el señalamiento anticipado que la ley
le hace al juez del grado de eficacia que tienen los medios de prueba, diciéndole de qué
manera debe tenerse por probado un hecho, partiendo de hipótesis que imponen al juez
determinadas normas que fijan el valor preciso de las pruebas, dejándole sólo la posibilidad
de comprobar si las pruebas evacuadas cumplen los requisitos de valoración que la ley le ha
tasado.

No obstante, este sistema de valoración de pruebas presenta ciertas limitaciones a saber:


(i) todas las pruebas no están valoradas por la ley, como es el caso de las pruebas directas,
verbigracia, el testimonio de la parte sobre un hecho favorable a su interés o la valoración
de documentos como fotografías o grabaciones; (ii) cuando se trata de pruebas críticas,
como las presunciones, la ley permite la libre valoración por parte del juez; y (iii) no siempre
las reglas de valoración excluyen en absoluto la libertad de apreciación del juez (Rivera,
2004).
Sin embargo, la doctrina apunta como ventajas de este sistema, que: (i) da mayor
uniformidad a las decisiones judiciales en lo que a prueba se refiere; (ii) se suple la
ignorancia o la falta de experiencia de los jueces, pues lo contenido en la valoración del
legislador, es el resultado de una amplia experiencia; y (iii) por ser las pruebas materia de
orden público, debe ser regulada por el legislador, propendiendo a la seguridad jurídica y a
la paz social (Devis Echandia, 1994).

Por el contrario, la evolución del derecho probatorio, ha demostrado que son más las
desventajas que los beneficios de este sistema, señalando como críticas al mismo que: (i)
mecaniza o automatiza la función del juez; (ii) conduce con frecuencia a la declaración como
verdad de una simple apariencia formal; (iii) se produce un divorcio entre la justicia y la
sentencia (Devis Echandia, 1994).

De ello se desprende, que este sistema convierte al juez en un mero instrumento de


aplicación de la ley, eliminando su facultad creadora de derecho, y cortando cualquier
posibilidad de razonamiento lógico, que en definitiva puede gravemente traducirse en un
desfase de la justicia, toda vez que, estando el derecho en constante evolución conforme a
dinamismo social, la valoración predeterminada por el legislador en un cuerpo normativo
en un momento histórico determinado, podría no corresponderse con la realidad
imperante.

Sin embargo, el ordenamiento jurídico venezolano, aún recoge este sistema de valoración,
al establecer el Código Civil venezolano la regla de apreciación judicial de los instrumentos
públicos y privados, así como de la confesión y de la prueba de juramento decisorio
(artículos 1360, 1361, 1370, 1374, 1401 y 1418 del Código Civil).

De lo expuesto se deduce, que el sistema venezolano de valoración de la prueba en el


proceso civil, y hasta hace muy poco aplicable al proceso laboral, es un sistema mixto, o
como algunos autores prefieren señalar de tarifa legal atenuado, pues el principio general
es la libre apreciación de las pruebas según las reglas de la sana crítica, y la excepción, la
constituye la prueba legal, cuando así lo establezca el legislador.

b) Sistema de Libre Convicción: Este sistema al contrario del anterior, otorga al juez plena
libertad en la apreciación de la prueba. Así, la valoración libre suele entenderse como una
decisión personal, íntima y singular de cada juez (Nieto, 2000), o como lo apunta Fabrega
(1997), para quien el sistema de libre convicción de la prueba o íntima convicción, es aquel
en que la certeza del juez no está ligada a un criterio legal, fundándose en una valoración
personal, a solas con su conciencia.

En este sentido, debe advertirse, que las formalidades procesales exigidas por la ley para
que los medios probatorios ingresen al juicio y puedan ser tomados en cuenta, no son
limitaciones propiamente a este sistema, pues estas formalidades persiguen la finalidad de
regular los actos procesales para que sean garantía de los derechos de las partes, siendo
que la libre convicción del juez sólo se refiere a su libre arbitrio en la valoración de la prueba,
siempre razonada mediante el empleo de la lógica jurídica.

Sin embargo, a este sistema básicamente se le señala como desventaja, que se corre el
peligro de la arbitrariedad puesto que no se tiene una seguridad probatoria. En cuanto a sus
ventajas, se apunta que se permite al juez valorar en su conjunto y en su contexto las
pruebas que se produzcan en el proceso, puesto que no estaría sujeto a reglas previamente
establecidas (Rivera, 2004).

c) Sistema de la Sana Crítica: Se dice que este es un sistema intermedio que atenúa la
rigurosidad del sistema tarifario y pone freno al libre arbitrio del sistema de libre convicción.

El profesor uruguayo Couture (citado por Rivera, 1994) sostiene que las reglas de la sana
crítica son ante todo, las reglas del correcto entendimiento humano, pues en ellas
interfieren las reglas de la lógica, con las reglas de la experiencia del juez. Por ello, se dice
que las reglas de la sana crítica consisten en su sentido formal en una operación lógica. No
obstante debe saberse que la simple aplicación del silogismo jurídico no es suficiente para
convalidar una sentencia, por lo que debe confrontarse el análisis lógico con la correcta
apreciación de las máximas de experiencia.

En este sentido, la doctrina ha señalado como características de este sistema las siguientes:
(i) el juez debe examinar la prueba racionalmente, con arreglo a las normas de la lógica y de
la experiencia; (ii) la prueba debe haber sido practicada y aportada al proceso de acuerdo
con las formalidades legales; (iii) el examen integral de cada medio de prueba, entrelazado
con los distintos medios de prueba que obran en el expediente; y (iv) la apreciación del juez
está sujeta a un control por parte del juez superior o de alzada (Fabrega, 1997).
Parra Quijano (citado por Bello Tabares, 2004), señala como ventajas de este sistema las
siguientes:

La valoración y apreciación de la prueba debe razonarse y motivarse, lo cual significa que no


queda a la libre voluntad y arbitrariedad del operador de justicia, quien en todo caso debe
utilizar la lógica y las máximas de experiencia en su actividad final.

Lo anterior obliga al juez a expresar en la parte motiva del fallo, los razonamientos que hizo
para atribuirle valor o negarle valor a un medio de prueba.

Al existir un razonamiento o motivación sobre la forma cómo el operador de justicia analizó


y valoró la prueba, se le garantiza al ciudadano, el derecho constitucional de la defensa, del
debido proceso y de la tutela judicial efectiva.

Sólo a través de un razonamiento plasmado en la sentencia podrá controlarse la legalidad y


constitucionalidad de la decisión proferida, en relación a cómo fue considerado y valorado
el material probatorio.

Las decisiones judiciales serán el reflejo directo del convencimiento judicial.

El convencimiento del juez sobre la existencia o inexistencia de los hechos controvertidos


en el proceso, será elemento primordial y principal que permitirá emitir un fallo donde se
establezca la verdad real y no la procesal o formal.

De lo expuesto se desprende, que la sana crítica como sistema de valoración de las pruebas,
si bien da cierto margen discrecional al operador de justicia al momento de apreciar la
prueba, no implica arbitrariedad en sus decisiones pues las mismas deben estar
suficientemente razonadas, partiendo de una exposición de los hechos controvertidos y
aquéllos que efectivamente fueron demostrados en la apreciación del cúmulo de pruebas
existentes en autos.

El silencio de las Pruebas:

En cuanto al vicio de silencio de pruebas, la Ley Orgánica Procesal del Trabajo expresamente no lo
señala como motivo de casación, sin embargo, ha sido criterio constante de esta Sala el de incluir
dentro de las hipótesis de inmotivación el denominado vicio, criterio éste que hoy la Sala reitera.
Pues bien, en este orden de ideas, se ha expresado en innumerables sentencias que uno de los
supuestos que sustenta el vicio de inmotivación por silencio de pruebas es el hecho de que la
recurrida omita de manera total o parcial el análisis sobre una o todas las pruebas promovidas, por
lo que en este sentido, los jueces tienen el deber impretermitible de examinar cuantas pruebas se
han aportado a los autos para de esta manera no incurrir en la violación de la regla general sobre el
examen de las pruebas previsto en el artículo 509 del Código de Procedimiento Civil, artículo éste
aplicable al nuevo régimen laboral por remisión directa del artículo 11 de la Ley Orgánica del
Trabajo, conjuntamente con el artículo 69 eiusdem que señala:

“Los medios probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos por las partes, producir
certeza en el Juez respecto a los puntos controvertidos y fundamentar sus decisiones.”

Asimismo, esta Sala precisa señalar, que en virtud del principio de la comunidad de la prueba y del
principio de la adquisición procesal, que este vicio puede ser denunciado por cualquiera de las
partes, por cuanto una vez que la prueba es incorporada al expediente, escapa de la esfera
dispositiva y pertenece al proceso, lo que autoriza al juez para valorarla con independencia de quien
la promovió.

Pues bien, para que una sentencia se considere fundada en los hechos del expediente, el juez debe
examinar todas las pruebas que se hayan producido, aun aquellas que a su juicio no sean idóneas
para ofrecer algún elemento de convicción, expresando siempre su criterio al respecto. El juez no
puede escoger algunos elementos probatorios para sustentar su determinación y silenciar otros,
está obligado por el artículo 509 del Código de Procedimiento Civil y el artículo 69 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo, analizar y juzgar todas las pruebas.

Vicios de la Sentencia:

Como todo acto humano, la sentencia dictada en una causa judicial puede adolecer de vicios, que
son errores o defectos del pronunciamiento judicial. Cuando estos vicios causan agravio a uno de
los litigantes dan lugar a recursos para remediar esos perjuicios, ante el mismo Juez que la dictó o
ante una instancia jerárquicamente superior. Estos remedios se conocen como medios de
impugnación de sentencias.
Los vicios pueden ser, según una tradicional clasificación, actualmente dejada de lado por su poca
precisión científica, de procedimiento (in procedendo) cuando quien juzga viola normas procesales;
o consistir en errores de derecho, del juicio en sí (in iudicando) cuando es el derecho lo que no es
aplicado correctamente. No importa si fueron premeditados o no. Según Calamandrei mientras los
vicios procesales pueden ser cometidos por el juez o por las partes, los de derecho solo por el juez,
calificando a estos últimos vicios, como más grave

En ciertos casos puede tratarse de normas de derecho procesal que pueden ser falsamente
interpretadas y aplicadas del mismo modo que las de derecho, pero en todo caso, se requiere para
casar el fallo recurrido, que la infracción de fondo por la recurrida sea determinante en lo dispositivo
del fallo. S.C.C
ARTÍCULO 313 ORDINAL SEGUNDO CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL

 Errónea interpretación de una norma jurídica:


Se entiende que esto ocurre cuando el juez desnaturaliza el sentido de la Norma y desconoce su
significado, en tal supuesto el juzgador aun conociendo la existencia y validez de la norma apropiada
al caso, yerra en su alcance general y abstracto derivando de ella una consecuencia que no
concuerda con su contenido

 Falta aplicación de una norma jurídica:


Esto consiste en la relación errónea entre la ley y el hecho, en cuyo efecto es desnaturalizar el
verdadero sentido de la norma o el desconocimiento de su significado, lo cual ocurre cuando se
aplica la norma a un hecho no regulado por la misma, o cuando su aplicación se realiza de tal manera
que se llega a consecuencias jurídicas diferentes o contrarias a las buscada por la ley. lo anterior
supone necesariamente que el sentenciador en su decisión haya dejado establecidos los hechos que
determinaron la aplicación de la norma en cuestión independiente de esos hechos se ubiquen en el
supuesto previsto en la norma, pues la infracción consiste en la incongruencia entre los hechos
establecidos como ciertos y la norma que se aplica en el asunto debatido.

 Falta de aplicación de una norma jurídica:


Tiene lugar cuando el juez no aplica una norma jurídica vigente, que resulta idónea para resolver el
asunto sometido a su consideración. en tal sentido, la sala ha sostenido que dejar de aplicar una
norma jurídica al caso concreto, sea por considerarla inexistente o por desconocimiento de su
contenido o ya sea porque se presumen que no se encontraba vigente aún cuando ella estuviera
promulgada, conduce a la violación directa de la norma, pues bajo este supuesto la situación
sometida a su conocimiento, ha debido ser decidida de conformidad con el precepto legal que
efectivamente planteada la solución y que el juez no aplicó, lo que puede dar lugar a una sentencia
injusta y en consecuencia susceptible de nulidad.

 Suposición falsa:
Este constituye un supuesto de casación sobre los hechos y no un vicio de forma qué consiste en un
error de hecho o de percepción en el juzgamiento de los hechos que conduce por vía de
consecuencia a un error de derecho que puede consistir en: a) atribuir a un acta o instrumento del
expediente menciones que no contiene b) establecer hechos positivos y precisos con pruebas que
no existen c) fijar hechos con pruebas inexactas.

 Violación de una máxima experiencia:


Esto supone la demostración del mismo por el formalizante, que denuncia la violación de una
máxima experiencia debiendo alegar la infracción del (artículo 12 del Código de procedimiento civil),
con precisa indicación de la máxima experiencia infringida, l.a infracción correspondiente de la
norma jurídica y cumplir con los requisitos establecidos en el (ordinal 3 del artículo 317) del presente
código en forma clara, precisa y separada

La inexistencia de la sentencia

Ahora bien, ¿CUANDO NO HAY SENTENCIA O UNA SENTENCIA ES INEXISTENTE?, Esto ocurre
cuando una decisión tenga que ser tomada por un tribunal colegiado de tres jueces o de cinco
Magistrados y todos los Magistrados no concurran a la deliberación y por ende no firmen la
sentencia es inexistente la sentencia, ahora bien, si existe un documento con una transcripción de
los hechos y no está firmado por el juez que es unipersonal, aunque este firmado por el secretario
allí no hay sentencia, tal como lo establece el art. 246 en su Ult. Aparte CPC.”… No se considerará
como sentencia ni se ejecutará, la decisión a cuyo pronunciamiento aparezca que no han concurrido
todos los jueces llamados por la ley, ni la que no esté firmada por todos ellos.”
La experticia complementaria del fallo

La Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia ratificó criterio en sentencia reciente
acerca de la experticia complementaria del fallo, la cual ha sido considerada jurisprudencialmente
como parte integrante de la sentencia definitiva que la ordena, por lo tanto, goza de la misma
naturaleza que caracteriza este tipo de decisiones. En consecuencia, las decisiones de naturaleza
especial relativas a la experticia complementaria del fallo, están integradas por dos partes: una es
la sentencia propiamente dicha y la otra es la experticia realizada por los peritos; se dictan en
momentos distintos del proceso, siendo cada una de ellas una parte cuya suma constituye la unidad
del fallo, por tanto, dicha sentencia es equiparable a los supuestos de las denominadas sentencias
definitivas.

Experticia complementaria del fallo: "resulta labor de los expertos el tomar en consideración el texto
íntegro del fallo para poder determinar los parámetros a utilizar en la elaboración de la experticia"
(sala constitucional)

Cosa Juzgada
La cosa juzgada (del latín res iudicata) es el efecto impeditivo que, en un proceso judicial, ocasiona
la preexistencia de una sentencia judicial firme dictada sobre el mismo objeto. Es firme una
sentencia judicial cuando en derecho no caben contra ella medios de impugnación que permitan
modificarla. Este efecto impeditivo se traduce en el respeto y subordinación a lo decidido sobre lo
mismo, en un juicio anterior. Por ello también se le define como la fuerza que atribuye el derecho a
los resultados del proceso. Habitualmente se utiliza como un medio de defensa frente a una nueva
demanda planteada sobre idéntico objeto que lo fue de otra controversia ya sentenciada, y que le
cierra el paso.
Es menester precisar algunos conceptos de doctrinarios en la materia:
Según “Couture” la cosa juzgada puede calificarse como la autoridad y eficacia de una sentencia
judicial cuando no existen contra ella medios de impugnación que permitan modificarla.

“Francesco Carnelutti” dice que la Cosa Juzgada no es nada más que el bien juzgado, el bien
reconocido o desconocido por el Juez y que al adquirir la calidad de Cosa Juzgada el bien juzgado se
convierte en inatacable, en donde la parte a la que el bien juzgado le ha sido negado no puede
reclamarlo más ni mucho menos el bien juzgado debe sufrir alteraciones ulteriores ni ataques.
“Almendigen” señala que el fundamento jurídico de la Cosa Juzgada no está en la necesidad de la
seguridad definitiva sino más bien está en la santidad del Estado y en la sabiduría de su elección,
esto quiere decir que se está en la necesidad de venerar a los órganos jurisdiccionales (Jueces) por
las decisiones que ellos creen necesario y por lo tanto los ciudadanos deben reconocer la labor que
realiza el Estado.
“Francesco Carnelutti” señala una cosa importante, jurídicamente la Cosa Juzgada no se refiere a la
afirmación de la verdad de los hechos, sino a la exigencia de una voluntad de Ley en el caso
concreto.
“Savigny” señala que la autoridad de la Cosa Juzgada la considera como una ficción de la verdad,
como una presunción de la verdad, como una verdad formal en donde la sentencia del Juez se
presenta como cosa conforme a la verdad.
La cosa Juzgada como bien lo señala “Couture” puede calificarse como la autoridad y eficacia de una
sentencia judicial cuando no existen contra ella medios de impugnación que permitan modificarla;
la res iudicata entonces es una garantía procesal mediante la cual se dota a ciertas resoluciones
generalmente sentencias de una especial calidad que impide que entre las mismas partes se vuelva
a debatir sobre el mismo asunto, igual causa (hechos) y objeto (pretensión), y dictarse nueva
resolución; porque este es un principio del debido proceso que da seguridad a la decisiones
judiciales.
La cosa juzgada es la institución orientada a proteger la solución de los conflictos en los que ha
intervenido el órgano jurisdiccional aplicando la norma jurídica al caso concreto. Sin esa protección
la función jurisdiccional sería consultiva, de meras opiniones, no obligatorias, lo que conllevaría que
se pudiera repetir indefinidamente la solución de los conflictos según la voluntad de los
interesados. Por autoridad entendemos el imperium que es propio e inherente a la sentencia
emanada de un proceso judicial decidido por el Estado, cuando aquella adquiere carácter definitivo.
Cuando se habla de cosa juzgada (res iudicata) se piensa directamente en el efecto de una sentencia
judicial cuando no existen contra ella medios de impugnación que puedan modificarla. Así, la res
iudicata parecería ser exclusiva de la sentencia y del Derecho Procesal aunque doctrinariamente se
evalúa su pertenencia también al Derecho Civil. Al respecto, Gozaíni considera que “La coincidencia
que ambas posibilidades presentan está en que lares iudicata es un vínculo.
Es a través de la cosa juzgada y sus atributos esenciales (inmutabilidad, inimpugnabilidad y
coercibilidad) que también se realiza la tutela del derecho, pues su observancia, a su vez, permite
a las sociedades alcanzar la vigencia y realización plena de aquellos valores considerados
fundamentales a los cuales el derecho acude y sirve. La Cosa Juzgada entonces es la autoridad, la
calidad, el atributo, propio del fallo que emana de un órgano jurisdiccional cuando ha adquirido
carácter definitivo. Por lo que es una institución jurídica procesal mediante la cual se otorga a las
decisiones plasmadas en una sentencia y en algunas otras, el carácter de inmutable, vinculantes y
definitivas. La Cosa Juzgada debe reunir tres identidades (persona, causa, objeto) y tienden al mismo
propósito; evitar dos pronunciamientos sobre una misma cuestión. Es importante señalar que el
Juez pues en cuanto razona, no representa al Estado sino la representa en cuanto afirma su
voluntad.

Cosa Juzgada Formal y Material


 Cosa juzgada formal: es aquella que implica la imposibilidad que una determinada decisión
sea recurrida, o sea, la improcedencia o cierre de los recursos procesales contra ésta. En
otras palabras, una resolución judicial que goza de esta clase de cosa juzgada no puede ser
objeto de más recursos. Sus efectos se producen exclusivamente en el proceso en que se
ha dictado la sentencia, por lo que se considera precaria (pues sus efectos podrían
desvirtuarse en un proceso distinto).
 Cosa juzgada material: es aquella que implica la inatacabilidad de un resultado procesal
mediante el inicio de un nuevo juicio, al cerrarse toda posibilidad de que se emita una
decisión que se contradiga o se oponga a lo antes dictado. Sus efectos se producen en el
proceso en que se dictó la sentencia y en otros futuros, por lo que se considera estable y
permanente (porque es eficaz dentro y fuera del respectivo proceso).

Cosa Juzgada Administrativa

Todos los actos administrativos, sean reglados o discrecionales, producen efectos y son vinculantes
para la Administración y los administrados a partir de su notificación a sus destinatarios, si se trata
de actos de efectos particulares; o desde su publicación en la Gaceta Oficial, si se trata de actos de
efectos generales, es decir, de carácter normativo, que afectan un grupo indeterminado de
personas.
Los actos administrativos de efectos particulares, si crean o declaran derechos subjetivos o intereses
legítimos a favor de determinadas personas, una vez firmes, es decir, una vez que no pueden ser
legalmente impugnados, tienen los efectos de cosa juzgada (cosa decidida) administrativa, y la
Administración no puede revocarlos. Este principio de la irrevocabilidad de los actos administrativos
es de tanta importancia en materia de seguridad jurídica, que de acuerdo con el artículo 19.2 de la
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, los actos administrativos se consideran nulos de
nulidad absoluta y por tanto, inválidos, “cuando resuelvan un caso precedentemente decidido con
carácter definitivo y que haya creado derechos particulares.”
Estos efectos de cosa juzgada administrativa, por supuesto, sólo surgen cuando los lapsos
legalmente establecidos para la impugnación de los actos en vía administrativa o en vía judicial
hayan expirado, de manera que el acto administrativo ya no pueda ser impugnado por los
interesados, y la administración no pueda revocarlo. Sólo después que se venzan dichos lapsos de
impugnación, es por tanto que el acto se considera firme, y si declara o crea derechos a favor de sus
destinatarios, entonces produce efectos de cosa juzgada administrativa y se torna irrevocable, salvo
que en si mismo esté afectado por algún vicio de nulidad absoluta.

De acuerdo a lo anterior, por tanto, para que un acto administrativo que crea o declara derechos o
intereses a favor de particulares sea definitivamente firme y origine efectos de cosa juzgada
administrativa, por ser inimpugnable e irrevocable, deben cumplirse las siguientes condiciones:

Primero, el acto administrativo debe ser de efectos particulares, pues los actos administrativos de
efectos generales son esencialmente revisables y revocables. Respecto de actos administrativos de
efectos generales, como los reglamentos, el principio es que son reformables y revocables por otros
actos administrativos de igual categoría, sin limitaciones, razón por la cual los reglamentos, o los
actos administrativos de efectos generales, nunca pueden considerarse como definitivamente
firmes.

En esta materia, el único límite es el de la inderogabilidad singular de los reglamentos que la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos establece en su artículo 13, al disponer que los actos
de carácter particular no pueden “vulnerar lo establecido en una disposición administrativa de
carácter general, aún cuando fuesen dictados por una autoridad igual o superior a la que dictó la
disposición general.”

Segundo, el acto administrativo debe crear o declarar derechos o intereses a favor de particulares.
Si por el contrario, el acto administrativo no crea ni declara derechos a favor de particulares, nunca
tendría el efecto de cosa juzgada y siempre podría ser revisado y revocado por la administración.
Como lo establece el Artículo 82 de la Ley Orgánica de

Procedimientos Administrativos:

“Los actos administrativos que no originen derechos subjetivos o intereses legítimos, personales y
directos para un particular, podrán ser revocados en cualquier momento, en todo o en parte, por la
misma autoridad que los dictó, o por el respectivo superior jerárquico.”

Tercero, el acto administrativo debe ser un acto firme, es decir, que no puede ser susceptible de
impugnación, ni en vía administrativa ni en vía judicial. Cuando adquiere firmeza, entonces produce
efectos de cosa juzgada administrativa y es irrevocable. Por tanto, si un acto aún es impugnable, no
es posible decir que produzca efectos de cosa juzgada.

Cuarto, el acto debe ser válido y efectivo, capaz de crear o declarar derechos subjetivos o intereses
legítimos a favor de particulares individuales, de manera que si el mismo está afectado por vicios de
nulidad absoluta no puede ser capaz de crear o declarar derechos, siendo esencialmente revocable.
Es decir, sólo pueden ser firmes los actos administrativos que son legalmente válidos y que no están
afectados por vicios que permitan anularlos e invalidarlos en forma absoluta. Por tanto, si un
determinado acto tiene un vicio de tal magnitud (nulidad absoluta), conforme al Artículo 83 de la
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, la Administración puede en cualquier momento,
ya sea a solicitud de parte o por su propia iniciativa, “reconocer” dicha nulidad absoluta y revocarlo.

Esto explica por qué sólo existe cosa juzgada respecto de actos válidos y, en cualquier caso, respecto
de aquellos actos que no se estén afectados por vicios de nulidad absoluta.

“Una consecuencia del principio de la irretroactividad de los actos administrativos es el principio


general de que los derechos o situaciones jurídicas subjetivas adquiridas o nacidas de actos
administrativos individuales, no pueden ser eliminados posteriormente por otros actos
administrativos. Es el principio general de intangibilidad de las situaciones jurídicas nacidas de actos
individuales, o de la irrevocabilidad de los actos administrativos de efectos particulares creadores
de derechos a favor de los administrados; principio que ha tenido consagración legal expresa en las
leyes de procedimiento administrativo de América Latina.”
El principio había sido precisado por la Sala Político-Administrativa de la antigua Corte Suprema de
Justicia, en sentencia de 26 de julio de 1984 (Caso Despachos Los Teques), al disponer: “en primer
lugar, que la estabilidad de los actos administrativos se traduce siempre en una necesidad de
esencia finalista para el ordenamiento jurídico, tanto para la eficacia del acto como para la seguridad
jurídica de los particulares; y en segundo lugar, que puede y debe la Administración declarar la
nulidad de oficio, en cualquier momento, de aquellos actos suyos contrarios a derecho y que se
encuentren afectados de nulidad absoluta; sin perjuicio de que también pueden hacerlo con
respecto a aquellos actos suyos viciados de nulidad relativa que no hayan dado lugar a derechos
adquiridos.”

Los principios mencionados anteriormente, por supuesto, condicionan los poderes de revisión o de
auto control de los actos administrativos por la administración, los cuales sólo pueden ejercerse
respecto de actos administrativos individuales en aquellos casos establecidos por ley, conforme a
las condiciones legalmente establecidas.

Atributos de la Cosa Juzgada

 Inimpugnabilidad: Es inimpugnable cuando la ley impide todo ataque posterior tendiente a


obtener la revisión de la materia. Se dice también como la imposibilidad de ser materia de
recurso impugnatorio alguno, tendiente a obtener la revisión de la sentencia.
 Inmutabilidad o inmodificable: La imposibilidad de modificar la sentencia o de alterar sus
términos, sea a pedido de parte o de oficio, por ningún motivo. Es cierto que este carácter
está referido a los órganos de poder público, puesto que los efectos de la sentencia que ha
adquirido la autoridad de cosa juzgada sí pueden ser modificados por acuerdo de partes
posterior a la sentencia. En ningún caso, sea de oficio o petición de parte, otra autoridad
podrá alterar los términos de la sentencia cuando adquiere cosa juzgada.
 Coercibilidad: Porque la sentencia adquiere un carácter de cumplimiento y por lo tanto
tiene una razón ejecutiva, es decir que se debe de cumplir. Se dice también que la
coercibilidad conlleva la posibilidad de que la sentencia sea ejecutada con eventual
ejecución forzada, en caso de incumplimiento voluntario.
Límites objetivos y subjetivos de la cosa juzgada

Los límites Objetivos Y Subjetivos de la Cosa Juzgada no son más que contrapunteos doctrinales que
en el fondo, sirve para aclarar algunas cosas pero no nos otorga nuevas luces sobre lo que es la Cosa
Juzgada.

 Límites Objetivos de la Cosa Juzgada


1. La obligación del Juez de no juzgar sobre lo que ya ha sido juzgado, tiene límites.
2. La Cosa Juzgada Material es Ley entre las partes dentro de los límites del tema
litigioso objeto de la sentencia, y dentro de los límites subjetivos de la controversia
decidida.
3. El Art. 1395 del CC., Parte in fine establece que "La autoridad de la cosa juzgada
SOLO PROCEDE respecto de lo que ha sido objeto de la sentencia", es decir, que el
objeto de lo decidido por sentencia pasada en autoridad de Cosa Juzgada, no puede
o debe constituirse en el objeto de una nueva pretensión a decidirse en otro
proceso, entre las mismas partes, con el mismo carácter o calidad y por la misma
causa.

Sabemos que lo comentado en la parte ut supra no es así. La Cosa Juzgada no sólo se refiere al
objeto controvertido, sino que tiene toda una serie de elementos que la configuran como: las partes,
los sujetos que intervienen, su carácter, la causa que dio origen al litigio.

En esta parte nos dice exclusivamente que los límites sólo procede respecto de lo que ha sido objeto
de la sentencia. El objeto de lo decidido por sentencia no puede o debe convertirse en el objeto de
una nueva pretensión.

 Límites Subjetivos de la Cosa Juzgada


1. La Cosa Juzgada como resultado de la resolución de la relación procesal es obligatorio
para los sujetos de esta relación. Es decir, es Ley entre las partes. Esa decisión es
OBLIGATORIA para los sujetos de esa relación, de ese litigio.
2. EXCEPCIÓN: todo (Sentencia) acto jurídico que afecta a las partes que interviene en él
hacen que la decisión exista y es válida con relación a todos (erga omnes).

¿Por qué? porque cuando el Tribunal decide algo, decide un litigio que le otorga a una de las partes
un Derecho, y ese derecho debe ser reconocido por todos (erga omnes), a menos claro está; que
esa sociedad se sienta afectada por esa decisión e intervenga en el proceso. Para reclamar el
derecho que cree que le es perjudicado. Independientemente de cómo se reclame el derecho, por
ejemplo: para reclamarle al tercero algo o para que este tercero reclame a su vez un derecho. En
cualquiera de las dos vías. Esto es lo que llama la Ley "La tutela del derecho del tercero".

Entonces, la sentencia hace estado sólo entre las partes, pero resulta inadecuado establecer esto
como principio general, cuando lo cierto es lo contrario, es válido o hace estado en relación a todos.

Pero, por otra parte, es necesario decir, que la sentencia no puede perjudicar a otros que sean
ajenos al litigio, ya que el ajeno puede ser el mismo condenado en la sentencia.

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