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INTRODUCCIÓN A LAS
DROGODEPENDENCIAS
IMPARTEN:
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1. HISTORIA DE LAS DROGAS
4. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS
7. MODELOS EXPLICATIVOS
7. 1. MODELOS DISPOSICIONALES O CARACTERIALES
7. 2. MODELOS DERIVADOS DE LAS TEORÍAS DEL APRENDIZAJE
7. 3. MODELOS HUMANISTAS- EXISTENCIALES
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7. 4. MODELO DINÁMICO DEL CAMBIO EN EL ÁMBITO DE LAS
CONDUCTAS ADICTIVAS: PROCHASKA Y DICLEMENTE
7. 4. 1. BASES TEÓRICAS Y PRESUPUESTOS BÁSICOS DEL MODELO
7. 4. 2. INTEGRACIÓN DE LOS ESTADIOS Y PROCESOS DE CAMBIO
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1. HISTORIA DE LAS DROGAS
La costumbre de los indios de inhalar el humo de unas hojas a las que se prendía fuego en
canuto, llamó la atención a Colón y sus compañeros. Así el tabaco se difundió en Europa de tres
formas distintas: mediante la inhalación de humo, aspirando el polvo y mascando las hojas. De la
tres se impuso la costumbre de fumarlo. Como estas prácticas parecían contrarias a los hábitos
naturales, en el siglo XVII se sucedieron las disposiciones legales prohibiendo su consumo, sin
embargo el cumplimiento sería general.
En el siglo XVIII se produjo la gran expansión del opio. El asentamiento cada vez más
intenso de Inglaterra en la India y el impulso dado al comercio por la East India Company
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impulsó el intercambio de mercancías. Así, de las plantaciones de Bengala en Indochina entró el
opio en los mercados europeos aumentándose su implantación en el consumidor tradicional. La
heroína es un opiáceo, el principal alcaloide del opio. Tiene excelentes cualidades para aliviar el
dolor, siendo en la actualidad una terapéutica habitual en cánceres terminales (es el mejor
analgésico natural que se conoce). Los primeros “morfinómanos” fueron fundamentalmente
profesionales de la medicina. En las guerras, la aparición de la jeringa y su poder analgésico
permitieron una rápida difusión de la misma.
Las primeras experiencias sobre su consumo de cocaína tienen al menos cinco mil años y
son anteriores incluso al imperio Inca. Hasta el siglo XVII la cocaína era exclusivamente una
costumbre indígena que se consideraba aceptable siempre que su consumo se relacionara con el
trabajo. Mategazza (1859, obtuvo el premio a la mejor comunicación científica). Tras beber una
infusión con 10 gramos de hojas de coca se sintió lo bastante ágil como para saltar por encima de
su mesa “sin romper la lámpara ni tirar los objetos que descansaban allí”. Al día siguiente mascó
unos 40 gramos de hojas de coca (la dosis habitual de los indígenas andinos) lo que le produjo un
estado de extraordinaria exaltación y un pulso muy rápido. Para él la principal propiedad de la
planta era “un efecto exaltador, que invoca la potencia del organismo sin dejar signo alguno de
debilidad consecuente”. Tras este ensayo se iniciaron dos líneas diferentes de investigación. Una
estudió la coca y sus extractos mientras que la otra se dedicó a estudiar sus principios químicos.
Fruto de esto fue la creación del Vino Coca Mariani por A. Mariani. Esta bebida fue
tomada por muchas celebridades de la época (entre ellas el Papa León XIII, quien puso su foto a
la etiqueta del producto y concedió una medalla de oro al inventor por la capacidad de esa bebida
para “apoyar el ascético retiro de Su Santidad”).
No obstante, el consumo actual presenta pocas características similares con las pautas de
consumo ancestral.
En 1859 Albert Nieman caracterizó el primer alcaloide de las hojas de coca llamándolo
cocaína. Desde este descubrimiento diversos investigadores se interesaron por sus propiedades
recomendando su uso para el tratamiento del alcoholismo, la depresión, la adicción a morfina,
etc. Posteriormente esta euforia inicial se enfrió al conocerse la dependencia que provocaba y que
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suponía un serio límite a su utilización terapéutica. No obstante, como anestésico local continuó
utilizándose con éxito, sobre todo en odontología.
Freud, S. en su obra “Uber Coca” indica seis campos terapéuticos de la cocaína: como
estimulante, para trastornos gástricos, para la caquexia, para curar morfinómanos y alcohólicos,
tratamiento del asma, como afrodisíaco y en aplicaciones locales.
Por último, debemos hacer mención a las denominadas “drogas de síntesis”. Se engloban
bajo este nombre una serie de sustancias psicoactivas sintetizadas de manera ilegal en el
laboratorio a partir de la metanfetamina y otras sustancias. Pertenecen a varios grupos
farmacológicos, aunque destacan las de tipo anfetamínico. La de uso más común es el éxtasis
(MDMA). Este tipo de drogas se pueden obtener fácilmente en un laboratorio a partir de la
metanfetamina y otras sustancias, teniendo múltiples posibilidades su fabricación, sin necesidad
de sustancias naturales ni de productos químicos sofisticados sino de sustancias de fácil compra
para combinar con la metanfetamina. Pueden llagar a tener un poder enorme y, además, ocupan
muy poco espacio al ser algunos de estos productos muy concentrados.
Drogodependencia: Fue definida por primera vez por la OMS en 1.964 como estado de
intoxicación periódica o crónica producida por el consumo repetido de una droga natural o sintética y caracterizada
por:
Deseo dominante para continuar tomando la droga y obtenerla por cualquier medio.
Tendencia a incrementar la dosis.
Dependencia física y generalmente psíquica, con síndrome de abstinencia por retirada de
la droga.
Efectos nocivos para el individuo y la sociedad.
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También se puede hablar de dependencia concreta a una sustancia (alcohólica, opiácea,
etc), y denominados politoxicomanía o polidependencia cuando son tres o más las sustancias
consumidas, con excepción de la nicotina.
Tolerancia: Este concepto hace referencia a una disminución progresiva del efecto de la
droga tras su administración repetida. En otras palabras, tras la administración repetida de una
sustancia la persona debe incrementar progresivamente las dosis para conseguir los mismos
efectos.
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Toxicomanía se puede definir como "Estado de dependencia física o psíquica, o de ambas a la vez,
respecto de un producto, y que se origina en una persona a consecuencia de su utilización periódica o continua".
Podemos definir al toxicómano como "Todo individuo cuya existencia está subordinada a la
búsqueda de los efectos producidos en su cuerpo y en su mente por el consumo de una sustancia más o menos
tóxica".
Toxicomanía es una alienación, una cierta privación de libertad, en la medida en que el
individuo toxicómano es profundamente dependiente de su droga. El Dr. Olievenstein afirma
que la toxicomanía es la confluencia de una personalidad, un producto y un momento socio-
cultural.
Sobredosis:
El término anglosajón "Sudden death syndrome" que se define ordinariamente como
sobredosis incluye también la muerte súbita por adulteración de la droga, la reacción aguda
mortal, narcotismo agudo, edema agudo de pulmón, reacción adversa, choque anafiláctico,
inhibición neurógena refleja, embolismo séptico, etc. Los informes de las autopsias que se
realizan en estos casos dan como causa de estos muertos inhalación del vómito,
bronconeumonía, sobredosis, etc. Pero estos informes no pueden determinar si las muertes se
debían a suicidio, muerte por la droga o por su adulteración. Otra causa muy frecuente de
sobredosis es la disminución de la tolerancia por hallarse el sujeto en fase de deshabituación e
ingerir la misma dosis que tomaba antes de iniciar el tratamiento.
Barbitúricos 32%
Benzodiacepinas 21,5%
Analgésicos 12%
Sedantes 8%
No determinado 9,6%
Metales 5%
Alcohol 4,5%
Antidepresivos 3%
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Prod. Alimenticios 2,2%
Oxido carbono 1,4%
Metahemoglobinizantes 0,5%
Habría que tener en cuenta que el índice de mortalidad que se suele dar en estos casos es
del 1%.
Respecto a la sobredosis, se produce cuando llega al cerebro una gran cantidad de droga.
Esto provoca un efecto tóxico inmediato y que será distinto en función de la droga de que se
trate.
Las sobredosis por heroína y otros depresores del S.N.C. producen pérdida de
conciencia, enlentecimiento del corazón y el ritmo respiratorio que podrán producir coma o
muerte.
Junto al concepto de sobredosis habría que citar los efectos de algunos productos que se
utilizan como adulterantes y de los que los más frecuentes son la estricnina, el talco, el polvo de
ladrillo (relacionado con la heroína conocida como "brown sugar") o la leche en polvo. Respecto
a la estricnina es un veneno que puede producir la muerte inmediata. El talco puede producir
microembolias en las pequeñas arterias de la retina. Esto puede producir la pérdida de la visión
del ojo con carácter irreversible.
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Vías de administración: La cuestión es determinar si es relevante la forma de consumir
la droga respecto al establecimiento de la dependencia. Existe la creencia incluso entre los
toxicómanos de que determinadas formas de consumir no "enganchan" o "enganchan" menos.
Siguiendo el ejemplo de unas sustancias conocidas estudiaremos las distintas formas de
administración, sus características y su terminología en el argot.
Para fumar la heroína se utiliza papel de plata, donde se vierte el preparado aplicando
calor debajo de "la plata". El humo se aspira por la boca con un tubo de papel. A la plata y en
general, a esta forma de consumo se le llama "el chinés". Este hábito se ha ido imponiendo en los
últimos tiempos por miedo al SIDA y otras infecciones. Se consigue un menor aprovechamiento
del principio activo y los efectos tardan más en aparecer.
Otros productos como la cocaína base, el crack -compuesto por clorhidrato de cocaína y
bicarbonato sódico-, cal, pinturas, aerosoles, disolventes, combustibles, gases anestésicos, etc., se
toman inhalándolos.
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Por último, los tóxicos se pueden tomar por vía oral. Esto ocurre con los barbitúricos, las
benzodiacepinas, la LSD. y la mescalina, las drogas de diseño, etc.
Cuando se hace éste por vía endovenosa se obtienen los efectos más inmediatos y las
reacciones más violentas al producirse un máximo aprovechamiento de la dosis de droga. Pero el
"chute" además de ser una forma de "aprovechar" la droga supone una búsqueda del efecto
inmediato conocido como "flash". Este recuerdo de los primeros "flash" marcará los recuerdos
del individuo que durante mucho tiempo tratará de obtener la misma sensación -sin conseguirlo
nunca- de los primeros "flash".
No obstante de estas clasificaciones habría que concluir que "los efectos de la droga a
largo plazo -en especial los riesgos de dependencia- son los mismos sea cual sea el modo de
consumirla.
Se han propuesto varias clasificaciones. Una, diferencia entre drogas blandas y drogas
duras. Otra clasificación distingue entre drogas de uso legal y drogas de uso ilegal. La clasificación
más aceptada en la actualidad diferencia las drogas según el efecto que producen sus principios
activos sobre el sistema nervioso central. Así, las drogas se englobarían en depresoras,
estimulantes o perturbadoras del sistema nervioso.
* Drogas depresoras:
Este efecto se refiere a una depresión neurofisiológica del sistema nervioso central. Las
drogas depresoras, en cantidades moderadas, disminuyen el funcionamiento a nivel cortical. Esto
produce una cierta sensación de euforia y una disminución de los niveles de ansiedad. Si las dosis
son elevadas los efectos depresores se generalizan a todo el sistema nervioso. Se produce un
enlentecimiento de las funciones del organismo. Esto se manifestaría clínicamente como
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intoxicación. Uno de los síntomas de ésta sería la embriaguez. En cantidades mayores se produce
una disminución del ritmo cardíaco y respiratorio lo que puede llevar al coma o la muerte si no se
presta asistencia médica.
* Drogas estimulantes:
Las drogas estimulantes producen una aceleración del funcionamiento de los diversos
sistemas del organismo. Una cantidad moderada de estimulantes puede aumentar la presión
arterial, disminuir las sensaciones de hambre, sueño o fatiga y aumentar la velocidad del
pensamiento. La acción estimulante del tabaco o las xantinas (café, té o cacao) es menor que la de
la cocaína o las anfetaminas.
* Drogas psico-dislépticas:
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alucinaciones, sentimientos ilusorios e ideas paranoides. El fármaco prototipo de
psicotomimético es la LSD.
4. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS
El DSM IV-TR divide los trastornos relacionados con sustancias en dos grupos:
trastornos por consumo de sustancias (dependencia y abuso) y trastornos inducidos por
sustancias ( intoxicación, abstinencia, delirium inducido por sustancias, demencia persistente
inducida por sustancias, trastorno amnésico inducido por sustancias, trastorno psicótico inducido
por sustancias, trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias, ansiedad inducida por
sustancias, disfunción sexual inducida por sustancias y trastorno del sueño inducido por
sustancias).
Dependencia de sustancias
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(A) Caracterizado por un patrón desadaptativo de consumo de la sustancia que conlleva un deterioro y
malestar clínicamente significativos, expresados por tres (o más) de los siguientes ítems en algún momento de
un periodo continuado de 12 meses:
(3) La sustancia es tomada con frecuencia en cantidades mayores o durante un periodo más largo
de lo que inicialmente se pretendía.
(4) Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el consumo
de la sustancia.
(5) Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia (Ej.
Visitar a muchos médicos o desplazarse largas distancias), en el consumo de la sustancias (Ej.
Fumar un pitillo tras otro) o en la recuperación de los efectos de la sustancia.
(6) Reducción de importantes actividades sociales, laborales o recreativas debido al consumo de
la sustancia.
(7) Se continúa tomando la sustancia a pesar de tener conciencia de problemas psicológicos o
físicos recidivantes o persistentes, que parecen causados o exacerbados por el consumo de la
sustancia.
Abuso de sustancias
(A) Patrón desadaptativo de consumo de sustancias que conlleva un deterioro o malestar clínicamente
significativos, expresado por uno o más de los ítems siguientes durante un periodo de 12 meses:
(B) Los síntomas no han cumplido nunca los criterios para la dependencia de sustancias de esta clase de
sustancia.
(A). Presencia de un síndrome reversible específico de una sustancia debido a su ingestión reciente (o a su
exposición). Nota: diferentes sustancias pueden producir síndromes idénticos o similares.
(C) Los síntomas no se deben a una enfermedad médica y no se explican mejor por la presencia de otro
trastorno mental.
Abstinencia de sustancias
(A) Presencia de un síndrome específico de una sustancia debido al cese o reducción de su consumo prolongado
y en grandes cantidades.
(B) El síndrome específico de la sustancia causa malestar clínicamente significativo o un deterioro de la actividad
laboral y social o en otras áreas importantes de la actividad del individuo.
(C) Los síntomas no se deben a una enfermedad médica y no se explican mejor por la presencia de otro
trastorno mental.
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La CIE 10, por su parte, considera el síndrome de dependencia alcohólica como una situación
caracterizada por una serie de manifestaciones fisiológicas y psicológicas en las que el consumo
de alcohol adquiere la máxima prioridad para el sujeto. La manifestación característica de la
dependencia es el deseo y la restauración del cuadro tras la repetición del consumo. El
diagnóstico de dependencia a alcohol sólo debe hacerse si durante algún momento en los doce
meses previos o de algún modo continúo han estado presentes por lo menos tres de las
siguientes seis características:
Tolerancia señalada por el aumento en la dosis para alcanzar los mismos efectos.
-Abstinente en la actualidad.
-Abstinente en un medio protegido.
-En régimen clínico de mantenimiento o sustitución supervisada.
-En abstinencia, pero en tratamiento con sustancias aversivas o bloqueantes.
-Con consumo actual de la sustancia.
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-Con consumo continuo.
-Con consumo episódico (dipsomanía).
¿Cómo es él en realidad? Tal vez no sea exactamente ni de una manera ni de otra. Una
manera de ser es el fruto de la intoxicación, la otra, el resultado de la abstinencia. Entonces: ¿Qué
debería sentir normalmente, euforia o depresión? ¿Extroversión o introversión? ¿Placer o dolor?
¿Agresividad o relajación?
Bajo los efectos de la droga, (cuando está intoxicado), pierde contacto con la realidad. La
abstinencia le enfrenta a una realidad externa mucho más abrumadora que la que percibía antes
de instaurarse la dependencia. Esto le desmoraliza. Cada vez se ve menos capaz de hacer frente a
esta realidad y más abocado a huir de la misma, a desconectarse por medio de una nueva ingesta
de droga o de cualquier conducta de evasión de la realidad.
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Cuando esta necesidad de escape vaya a un grado extremo, puede llevar a la ingesta de
una sobredosis, con el fin de permanecer más tiempo sin volver a la realidad. Esta sobredosis
puede llevar a la muerte. Tal vez no era esto exactamente lo que el drogodependiente pretendía.
En tal caso sería una muerte por accidente. Pero en determinadas circunstancias el deseo de
muerte ha sido claramente concebido. El suicidio por sobredosis puede ser intencionado. Se
trataría también de una desconexión, de una realidad terriblemente abrumadora. Una evasión de
un estado límite que resulta insoportable para el drogodependiente.
Cierto es que las consecuencias físicas, laborales, familiares, sociales y legales de las
drogodependencias pueden llegar a ser graves. Pero la visión que el drogodependiente tiene de
ellas, las convierten incluso en más abrumadoras, de lo que puedan serlo en realidad.
Cuando una persona ha polarizado toda su existencia hacia un único objetivo y éste fracasa, la
vida para él ya no tiene sentido. El drogodependiente sólo vive para conseguir la droga, sentir sus
efectos, mitigar su abstinencia, etc. Esto llega a complicarle enormemente la existencia, como
hemos comentado. Pero no puede ni siquiera plantearse prescindir de esta sustancia porque,
teme que sin ella, su vida no tendría sentido. El está dispuesto a encontrar cualquier solución,
siempre y cuando le permita seguir tomando esta sustancia. Si va a tener que dejarla, entonces no
le interesa, esto equivaldría a algo tremendamente angustioso. Tan angustioso como si fuera su
propia muerte. Este es el matiz subjetivo que siente el que se ve privado de la droga de la cual
depende. Sobre todo cuando es contra su voluntad, o por una decisión que no ha tomado él
mismo, sino que alguien ha tomado por él.
De ahí la dificultad que existe para que una persona deje de tomar la droga de la cual
depende. Y, sobre todo, cuando no ha tomado él mismo la decisión de dejarla.
La familia, por ser el entorno social más inmediato, puede ser el primero en el que se
producen síntomas de desadaptación.
El joven dependiente de determinadas drogas, pasa cada vez más horas fuera de casa, o
bien encerrado en su habitación. Su actitud suele ser distinta y reservada, y su comunicación con
los familiares es cada vez más escasa y difícil. No sigue los horarios de comidas, llega tarde por
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las noches, se levanta tarde por la mañana, etc. Todo ello, le pone en colisión con la organización
familiar, y en abierto enfrentamiento con la persona que detenta la autoridad en la familia. Con lo
cual, se agrava progresivamente la falta de comunicación y el distanciamiento con el grupo
familiar.
Cuando se trata de una pareja, en la que uno de los dos es heroinómano (generalmente
suele ser el esposo), éste no sólo no trae dinero a casa sino que llega a gastarse el dinero que
pueda aportar el otro cónyuge o sus padres. Sus promesas de recuperación son una estrategia
más, para evitar, por todos los medios, que su compañero/a, le abandone. Pero, finalmente, la
pareja suele llegar a una situación extrema, y se produce la ruptura y la separación.
La pérdida del rendimiento escolar o deportivo pueden ser síntomas iniciales de una
drogodependencia. El drogodependiente no puede sacar adelante sus estudios a la larga, tiene que
abandonarlos.
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tenía la costumbre de hacer. Si se encuentra en período de prueba de un nuevo trabajo, lo más
probable es que no le renueven el contrato. Si ya estaba en un trabajo fijo, desde hace mucho
tiempo, es más difícil que lo pierda pero su disminución en el rendimiento laboral, su absentismo
reiterado, sus bajas frecuentes, etc., le llevan a una progresiva degradación laboral y puede llegar a
perder su puesto de trabajo.
Una vez se encuentra sin trabajo, o bien, sino ha llegado a conseguir su primer empleo, es muy
difícil que llegue a obtener un puesto de trabajo, mientras siga progresando su drogodependencia.
En algunas ocasiones, en estos primeros niveles, los padres se dan cuenta y surge el
enfrentamiento. Si el adicto no ha dado todavía el salto a la delincuencia, con violencia física. Si
para él es importante no romper con los padres y, en cierta forma también, consigo mismo,
puede que sea éste, un buen momento para empezar el tratamiento.
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Una vez el adicto ha superado ya esta barrera social, entra en otra etapa, en la que los
robos son ya con intimidación, acompañándose de un arma, y cara a cara con la víctima, lo que
digan sus padres o cualquier otra persona ya no tiene tanta importancia para él. Ya no cuenta con
los demás. Ni siquiera con su propia integridad. Su único objetivo es la heroína. Ni siquiera su
salud física tiene ya demasiada relevancia. Cuando se encuentre apurado, quizás acuda a los
servicios sanitarios pero luego, es probable que siga adelante con su drogodependencia.
Incluimos aquí factores netamente personales, pero con proyección social, porque en
algunos casos son la raíz de determinadas conductas.
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* Edad:
Otro estudio realizado con una muestra de 60 adictos a la heroína, revelaba que la edad
del primer contacto con esta droga oscilaba entre los 16-22 años en el 75% de los casos. (Guardia
y colaboradores, 1983).
Partimos de la base de que todo individuo irá siendo marcado por la forma en que
resuelva las distintas etapas de su evolución a partir del nacimiento. El niño se encuentra al
comienzo de la vida en una situación de total dependencia. A través de distintas fases se irá
conformando su ser psíquico.
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Una de estas fases sería la "fase del espejo" en la que el niño se experimenta a sí mismo
como una imagen ideal que le transmite su madre. A partir de esta fase tendrá que ir
distanciándose de la imagen de su madre y formando la suya propia. Esta evolución necesitará un
clima seguro en el que el amor materno esté presente. Además, la relación madre-hijo deberá ir
evolucionando hacia la autonomía relativa del niño.
Visto este proceso, es importante resaltar que se da una analogía con los trastornos de la
personalidad que se observan en los toxicómanos. Estos tienen dificultad para evolucionar hacia
la autonomía a partir de la situación inicial de dependencia. Además, en toxicómanos recién
rehabilitados se observa un cuadro sintomático que se conoce como "infantilismo" y que consiste
en que el joven manifiesta algunos comportamientos y actitudes propios de la niñez. El doctor
Olivenstein afirma que la infancia de los toxicómanos está marcada por una ruptura de la
evolución. Esta se produciría en la "fase del espejo" y es denominada por este autor como "fase
del espejo roto".
Concluyendo, se trataría de que al niño le cueste mucho separarse de la madre porque ella
no le ha permitido una autonomía progresiva. También se cita la relación con el padre- o
"relación con la ley"- en la génesis de la toxicomanía.
Un rasgo de la discutida "personalidad del adicto" en el que suelen coincidir los diversos
autores es el llamado "malestar del adicto". Se coincide en que entre los factores que inciden en el
comienzo de una adicción se encuentran unos rasgos que en conjunto producen un mal-estar en
el joven que es lo que tratará de aliviar mediante el consumo de tóxicos. Veamos la génesis de
algunos de los componentes de ese mal- estar.
El conflicto entre generaciones es una de las causas del malestar de los jóvenes frente a
los padres y frente al futuro. Este conflicto tiene dos causas. Una de ellas es la etapa de la
adolescencia. Esta etapa es en sí misma conflictiva por cuanto provoca una crisis de identidad en
el joven que se debate entre la niñez y la edad adulta.
Es todo lo anterior lo que hace que el adolescente sea un ser difícil de comprender.
Esta crisis de la adolescencia resulta agravada por diversas causas entre las que se encuentra la
imposibilidad de los padres de ofertar modelos válidos para los hijos. Otro factor agravante de
esta etapa es que la adolescencia ha pasado a ser un mercado importante para la sociedad de
consumo. Así, a través de discos, cine, medios de comunicación, etc., se ha creado una cultura
propia de la adolescencia.
Algunas veces pensamos que la causa de las adicciones está en el ambiente, y el problema
se solucionaría cuando desapareciese la droga. Esta creencia es errónea, la causa de las adicciones
se encuentra dentro de nosotros. Algunos autores lo llaman el Mal-Estar del adicto.
* Hepatitis:
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El uso de agujas y jeringuillas sin lavar y, mucho más, sin esterilizar conduce a epidemias
de hepatitis entre los drogadictos. El 50% de ellos reconoce haber tenido fases de estar amarillo
(ictérico) y un 10% de ellos ha sido diagnosticado y tratado por hepatitis.
Primero se creyó que todas ellas eran debidas al virus 13 (V.H.B) pero en la actualidad se
estima que este es sólo responsable de los brotes agudos, siendo el virus No A No B el
responsable del 70% de todas las hepatitis crónicas.
Además de la enfermedad por sí misma parece ser que la lesión hepática conduce a una
mala metabolización de su droga habitual y éste es el factor que desencadena las muertes por
sobredosis. No se trataría aquí de sobredosis en el sentido de mayor cantidad de droga sino por la
incapacidad para metabolizarla por fallo hepático. Las necropsias realizadas sobre accidentados o
suicidas muestran hígados grasos, hepatitis agudas y crónicas en tasas muy altas. La mortalidad
aumenta cuando utilizan M.D.A.
La hepatitis crónica es la tónica tras las repetidas inoculaciones, ya que el virus inyectado
produce una interferencia crónica en la respuesta de los linfocitos T, lo que conlleva la
instauración de una lesión hepática evolutiva como ocurre en los enfermos inmunodeprimidos. Si
a ello sumamos la lesión hepática por el abuso del alcohol, que se suele presentar en estos
enfermos, más la habitual desnutrición y la falta de cuidados, el problema puede ser grave.
Clásicamente esta hepatitis se ha considerado relativamente benigna. Ello es un error debido a
que sólo se ha estudiado a individuos jóvenes.
* Patologías asociadas:
-Patologías Psíquicas.
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-Patologías Físicas.
1) Patología Psíquica:
a) Opiáceos:
Alteraciones afectivas.
Modificaciones psicopáticas de la conducta.
b) Barbitúricos y Benzodiacepinas:
Transtornos del carácter, torpeza mental.
c) Anfetaminas:
Psicosis anfetamínica.
d) Cocaína:
Inquietud, irritabilidad e insomnio.
Psicosis cocaínica.
Depresión reactiva tras abandono del consumo.
Infarto por taquicardias.
e) Alucinógenos:
Reacción de pánico agudo o "mal viaje".
Episodios psicóticos agudos.
Reacciones psicóticas prolongadas.
Psicosis recurrentes.
Flash-back.
f) Cannabis:
Los mismos descritos para la LSD pero menos
intensos y con menor frecuencia.
Síndrome amotivacional.
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g) Alcohol:
Trastornos de la memoria y de la capacidad de
concentración.
Episodios psicóticos agudos como el delirium tremens, la psicosis de
korsakoff ó la alucinosis alcohólica.
Episodios psicóticos subagudos como la celotipia alcohólica.
Demencia.
2) Patología Física:
a) Opiáceos:
Patología infecciosa: infecciones superficiales focales. Tromboflebitis.
Infecciones bucodentales. Endocarditis. Hepatitis. Infeccionesgénito-
urinarias. Infecciones pleuropulmonares. Infecciones oftálmicas.
SIDA.
Patología no infecciosa: síndrome febril autolimitado. Muerte súbita
por: sobredosis, adulterantes, E.A. de pulmón cardiogénico y ceguera.
b) Barbitúricos y Benzodiazepinas:
Infecciones pulmonares.
Sobredosis.
d) Cocaína:
Patología infecciosa: la misma de la heroína.
Patología no infecciosa: la misma que la heroína excepto el E.A. de
pulmón.
e) Alucinógenos:
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No producen patologías físicas ya que mucho antes ocasionan un cuadro
Esquizofrénico.
f) Cannabis:
Inmunodepresión con predisposición a padecer todo tipo de
infecciones.
Daños pulmonares similares al tabaco pero en mayor grado.
Teratogénesis.
Alteraciones de la coordinación motora y sensopercepción.
g) Alcohol:
Alteraciones gástricas.
Alteraciones hepáticas.
Pancreatitis aguda.
Inmunodepresión.
Alteraciones del sistema nervioso Central y Periférico.
7. MODELOS EXPLICATIVOS
Modelos psicoanalíticos
Las nuevas corrientes psicoanalíticas han aclarado muchos de los mitos más frecuentes en
psicoanálisis sobre la comprensión psicopatológica del consumo de drogas. Por ejemplo, una de
las creencias más difundidas contemplaba que la adicción era el síntoma de un trastorno
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emocional, no un problema primario, y que desaparecería mediante la comprensión analítica del
mismo. Derivadas de esta conceptualización psicodinámica de la adicción surgieron infinidad de
hipótesis que trataron de explicar el origen del problema alcohólico como resultado de un
conflicto intrapsíquico relacionado con un intento de volver al estado placentero que procedía
del pecho materno (Fijación oral), o bien, con una Angustia de Castración, Protesta hostil contra
la sociedad (se proyecta el odio acumulado contra el padre) u Homosexualidad Latente. Sin
embargo, recientes trabajos que han analizado la eficacia del tratamiento psicoanalítico, han
llegando a la conclusión de que éste debe realizarse después de haberse conseguido la abstinencia
alcohólica; o bien, combinarse con otros tratamientos encaminados a conseguir la supresión del
consumo. Distintas escuelas como por ejemplo, el Enfoque Modular-Transformacional, han
desarrollado esta forma de entender las adicciones en la que distintos tratamientos interactúan y
se complementan entre sí. Según estos terapeutas, la distinción en diferentes niveles
psicopatológicos permite situar adecuadamente las aportaciones de modelos psicoterapéuticos
muy distantes entre sí (terapias psicofarmacológicas, cognitivas, de autoayuda, etc.). Así como
posibilita una comprensión más integrada y completa de la complejidad psíquica evitando el
riesgo del reduccionismo teórico.
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Una de las aportaciones fundamentales de la psicología experimental al campo del
alcoholismo ha sido la demostración de que el alcohol actúa como reforzador positivo generando
en el individuo un estado anímico altamente gratificante.
Otros experimentos han demostrado que los individuos asocian señales del entorno con
estímulos reforzadores positivos o con estímulos aversivos. Basándose en las teorías sobre el
Condicionamiento Clásico, Wickler (1948) desarrolló el concepto de abstinencia condicionada, que
sugiere que los estímulos ambientales pueden desencadenar en adictos abstinentes síntomas que
se parecen al síndrome de abstinencia y que generan un deseo inmediato de consumir. Este
síndrome de abstinencia condicionado persiste largos periodos de tiempo tras la desintoxicación
del adicto, y se caracteriza por una reactividad aumentada a los estímulos asociados al consumo.
Tanto es así que se pueden desencadenar cuadros de abstinencia condicionada o craving con
sistemas audio-visuales que escenifican situaciones de consumo.
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Si bien los conceptos basados en el condicionamiento clásico y operante explican buena
parte del desarrollo de una conducta alcohólica, no podemos olvidar que las teorías basadas en el
Aprendizaje Social (Bandura, 1963) y las del Proceso Oponente (Solomon y Corbit, 1973),
también basadas en los principios básicos del aprendizaje, ofrecieron valiosas aportaciones a la
comprensión del alcoholismo.
La teoría del Aprendizaje Social de Bandura asume que tanto la conducta normal como la
anormal se rigen por los mismos principios del aprendizaje social.
Abrams y Niaura (1987) presentan nueve principios de la teoría del Aprendizaje Social
que son aplicables a los problemas de bebida:
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4. Los déficits en habilidades psicosociales de afrontamiento, a la hora de enfrentarse a
ciertas demandas situacionales, pueden producir una percepción de ineficacia personal
que conduce a la utilización del alcohol, y a una disminución de la frecuencia e intensidad
con la que se ejecutan respuestas de afrontamiento alternativas. Por tanto, se establece
que los principales determinantes próximos de la conducta de bebida son: los estresores
ambientales que superan la capacidad de afrontamiento de la persona, la baja autoeficacia
para realizar conductas de afrontamiento alternativas, las elevadas expectativas de que el
alcohol producirá los efectos deseados y la minimización de las consecuencias negativas a
largo plazo.
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8. La influencia de los factores individuales, sociales y situacionales sobre el consumo de
alcohol varia de una persona a otra, con lo que se asume que no existen etapas inexorables
hacia el alcoholismo, ni personalidades alcohólicas, etc. Asumiéndose que existen múltiples
vías biopsicosociales en el consumo, abuso y recuperación, estando todas ellas sujetas a
los mismos principios del aprendizaje social.
Este modelo describe que los organismos actúan para moderar las influencias
emocionales que provienen de estímulos novedosos. La teoría del Proceso Oponente describe
que dos procesos automáticos, a y b, son los causantes de relacionar la estimulación con la
conducta y que esta relación va cambiando conforme a la experiencia (exposiciones repetidas al
estímulo).
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desconfianza, necesidad de control, victimización, etc...) en el proceso terapéutico. De lo dicho
anteriormente se ve la necesidad de que el terapeuta indague la función del síntoma para
planificar las intervenciones más adecuadas.
Según Steinglass (1989) una dependencia jugaría un papel regulador dentro del sistema
familiar a través de tres mecanismos:
En los últimos años las nuevas tendencias han ido evolucionado hacia modelos eclécticos o
modelos de integración, tanto conceptual como metodológica, de los aspectos estudiados por las
diferentes escuelas. Esta nueva línea de investigación está propiciando que se dé un
enriquecimiento en la amplitud de perspectivas a la hora de estudiar un determinado problema,
como puede ser la drogadicción, y una búsqueda de líneas directrices básicas y comunes a todos
los enfoques.
7.4. Modelo dinámico del cambio en el ámbito de las conductas adictivas: Prochaska y
Diclemente
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Este modelo pretende delimitar cuales son los procesos de cambio implícitos en el cambio
de cualquier comportamiento aditivo. Este modelo parte de las investigaciones psicoterapéuticas
realizadas por los propios autores sobre todo en el ámbito de la adicción al tabaco.
En este modelo los autores diferencian los conceptos de: estadios, procesos de cambio y
niveles de cambio.
d) Acción: Se observa claramente que el individuo está cambiando tanto a nivel de conducta
abierta como encubierta. Se observa un cambio de actitudes hacia el consumo y un
comportamiento para el que se necesita gran esfuerzo, por ejemplo, la abstinencia total.
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que genera en la mayoría de las ocasiones la emergencia de comportamientos y actitudes
rígidas y estructuradas ya que cualquier cambio en estos implicaría con gran probabilidad
para ellos una recaída.
f) Recaída: Esta aparece cuando falla la abstinencia y por tanto los mecanismos para
mantenerla. En esta situación aparecen sentimientos de culpa, desesperanza, frustración y
por tanto la valoración que hace el individuo sobre su autoeficacia en el proceso de
cambio se ve muy mermada. En esta situación el 75% de los sujetos que recaen vuelven al
estadio de contemplación y preparación y un 15% al estadio de Precontemplación.
b) Autorreevaluación: Consiste en una evaluación que realiza el individuo sobre los efectos que
tiene el hábito adictivo sobre sus valores y forma de ser así como los beneficios que
obtendría de abandonar la adicción.
c) Reevaluación Ambiental: Consiste en una valoración que realiza el individuo sobre el efecto
que tiene su adicción en las relaciones interpersonales y que consecuencias positivas
tendrían estas relaciones si cesara el hábito adictivo.
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d) Relieve Dramático: Consiste en la emociones que se elicitan a través de la propia
observación sobre el efecto de la sustancia en el sujeto o las advertencias que se le hacen
con respecto a los efectos negativos de la sustancia sobre su salud.
e) Autoliberación: Implica un compromiso por parte del adicto y un aumento para decidir y
elegir. Implica la creencia de que en el proceso de cambio la persona es un factor muy
importante y que pueden desarrollarse habilidades para cambiar la situación.
f) Liberación Social: Implica también un aumento de la capacidad del individuo para decidir
debido a una toma de conciencia de la representación social de las adicciones y la
existencia de voluntad social para cambiarlas así como la existencia de alternativas
sociales disponibles.
h) Relaciones de Ayuda: Consiste en la existencia de una red de apoyo social que facilite el
proceso de cambio del hábito adictivo.
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Aumento de la Concienciación
Relieve Dramático
Reevaluación Ambiental
Autorreevaluación
Autoliberación
Manejo de Contingencias
Relaciones de Ayuda
Contracondicionamiento
Control de Estímulos
En este momento del modelo teórico se abordan los cambios necesarios que se requieren
para abandonar la conducta adictiva. Según Prochaska y Diclemente los niveles de cambio son:
a) Síntoma / situacional.
b) Cogniciones Desadaptadas.
c) Conflictos Interpersonales Actuales.
d) Conflictos Sistémicos /familiares.
e) Conflictos Intrapersonales.
Según el modelo planteado es preferible una actuación sobre el nivel síntoma /situación ya que:
Por tanto, podemos decir que, la entrevista clínica se centra en el análisis de la conducta
actual del sujeto, considerando la drogodependencia como una conducta problema. Un modelo a
seguir puede ser el considerar, en primer lugar la historia psicosocial (cuyo objetivo es determinar
la función que cumple la drogodependencia en la vida del paciente: conducta de consumo,
consecuencias, conductas de autocontrol, historia de adquisición y respuestas familiares...) y, a
continuación la historia social comunitaria (cuyo objetivo es determinar la influencia que tiene la
comunidad sobre el proceso delictivo: evaluación de la situación familiar, situación educativa,
laboral y legal del drogodependiente).
8.2. Evaluación fisiológica
Problemas de salud física, ya que entre los consumidores de las distintas drogas suelen
darse una serie de patologías orgánicas, generalmente infecciosas que exigen un
detallado examen médico.
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Análisis de orina, para detectar todas las posibles drogas de abuso. Proporciona un
indicador objetivo sobre la evolución del tratamiento y refuerza la habilidad del
paciente para resistir y afrontar el deseo de la droga.
Las áreas más frecuentemente evaluadas mediante cuestionarios e inventarios son las
siguientes:
Contexto sociofamiliar, mediante la Escala de Pertenencia Sociofamiliar (Holsten y Waal,
1980).
- Frecuencia semanal con que se debe asistir a la terapia individual, grupal y familiar.
- Elaborar un listado con los miembros de su familia y/o amigos que están dispuestos a
participar en el programa de tratamiento.
- Especificar la frecuencia semanal con que se van a realizar los análisis de orina.
- Enumerar las situaciones y personas de “alto riesgo” que se deben evitar durante los
primeros meses de tratamiento, a no ser que vaya acompañado por un familiar.
- El compromiso de todos los miembros de la familia y de otras personas significativas
de que van a implicarse activamente en el programa de tratamiento.
Existen una serie de etapas y procesos comunes por los que generalmente la gente pasa,
independientemente de si su cambio es autodirigido o dirigido por un terapeuta; es decir, con o
sin terapia, la gente parece pasar por etapas comunes de cambio terapéutico y utilizar procesos
de cambio similares, en función de la historia personal de cada adicto. Por tanto en la
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formulación conductual del tratamiento, deberá precisarse la etapa o estadio de cambio por el
que está pasando el paciente (etapa de disponibilidad para alcanzar el cambio terapéutico).
A nivel grupal, los procedimientos de intervención más utilizados son: cambio de actitudes
(se confronta la actitud inadecuada del paciente para lograr otra más adaptativa), aportación de
información (se aporta material verbal y no verbal sobre el contenido que se va a desarrollar en
determinadas sesiones para que el paciente pueda aprender a afrontar sus problemas y ayudarle a
corregir creencias erróneas sobre su propio proceso de recuperación), feedback diferencial ( se
refiere tanto al reforzamiento diferencial de determinadas conductas dirigidas a la abstinencia y al
cambio del estilo de vida, como al castigo diferencial de otras conductas que llevan a la
abstinencia), ensayo de conducta (se pretende que los miembros del grupo aprendan a desarrollar
conductas adaptativas ante situaciones problemáticas relacionadas con el consumo de drogas
reproduciendo la situación en la sesión y ensayando respuestas alternativas que puedan resultar
eficaces), entrenamiento en solución de problemas ( consiste en proporcionar gran variedad de
respuestas potencialmente eficaces para resolver un problema determinado e incrementar la
probabilidad de elegir la respuesta más adecuada entre varias alternativas), reestructuración cognitiva
en grupo ( el formato es prácticamente similar al individual, con la única diferencia de que la
persona especifica su pensamiento automático y el cada uno de los miembros del grupo genera
pensamientos alternativos) y asignación de tareas ( consiste en la realización de distintas actividades,
Ej. Reestructuración cognitiva, solución de problemas, y a continuación tomar nota de los
resultados en un autorregistro).
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Un aspecto de suma importancia es la intervención para la prevención de recaídas, ya que
una vez que el drogodependiente ha sido capaz de mantenerse abstinente entre uno y tres meses,
el intento de superación de la adicción es un proceso largo y complejo. Sería necesario,
primeramente una evaluación precisa de las situaciones de alto riesgo en las conductas adictivas
(mediante un autorregistro o administrando el Cuestionario de Seguridad en Situaciones de
Riesgo para Consumir). También resulta de gran importancia estar atentos a las señales de aviso
que siempre aparecen antes de que el paciente recaiga (sentimientos y estado de ánimo negativos,
idealización del efecto de la droga, conductas impulsivas, cambios graduales en el estilo de
vida...). Posteriormente se utilizan las diferentes técnicas de intervención en prevención de
recaídas. Concretamente, se distinguen tres niveles de intervención en prevención de recaídas:
Con el término Entrevista Motivacional, nos referimos a una forma de ayudar a los sujetos a
que reconozcan y se ocupen de sus problemas potenciales y presentes. En este tipo de entrevista
el terapeuta no asume un rol autoritario, sino que se deja la responsabilidad en manos del propio
individuo, centrándonos más en el apoyo que en la discusión. El objetivo sería aumentar la
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motivación intrínseca del paciente para que el cambio surja desde dentro más que imponerse
desde fuera.
1. Expresar la empatía
Se trata de crear y potenciar, en la mente del paciente, una discrepancia entre la conducta
actual y unos objetivos más amplios (una discrepancia entre donde uno está y donde uno querría
estar). Esta discrepancia se podría provocar a partir de la concienciación de los costes de la
conducta actual, ya que cuando una conducta se cree que está en conflicto con unos objetivos
personales importantes (la propia salud, el éxito, la felicidad familiar o una autoimagen positiva),
el cambio ocurrirá con una cierta probabilidad.
Por tanto, el principio fundamental sería el siguiente: la motivación para el cambio se crea cuando
las personas perciben una discrepancia entre su conducta actual y sus objetivos personales más importantes.
3. Evitar la discusión
El evitar discutir, evitar las confrontaciones cara a cara, resulta un principio fundamental en
la entrevista motivacional. La discusión directa tiende a provocar que las personas se afirmen en
su libertad para hacer lo que les viene en gana. Por esta razón, el objetivo general de toda
entrevista motivacional sería evitar aquellos enfoques que una resistencia por parte del paciente,
si la resistencia sugiera el terapeuta debería cambiar la estrategia inmediatamente.
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4. Darle un giro a la resistencia
El darle un giro a la resistencia consiste en dar un giro a las razones que da el sujeto y así
crear un nuevo momento para el cambio. De modo que el terapeuta no impone nuevos puntos
de vista u objetivos, sino que se invita al paciente a considerar la nueva información y se la
ofrecen nuevas perspectivas para hacerlo.
Darle un giro a la resistencia también implica generar preguntas o problemas al paciente (no
proporcionar soluciones para todo), consiguiendo así que el paciente abandone todas las ideas
semejantes a “si, pero...”, considerándolo como una persona capacitada, con conocimientos e
ideas importantes para solucionar sus propios problemas.
5. Fomentar la autoeficacia
Con el término autoeficacia, nos referimos a la creencia que tiene la persona sobre su
habilidad para llevar a cabo con éxito una determinada tarea. Un objetivo de la entrevista
motivacional sería aumentar las percepciones de los pacientes sobre su capacidad para hacer
frente a los obstáculos y tener éxito en el cambio.
Un elemento a tener en cuenta, que pueden ayudar a la autoeficacia sería el poner énfasis en
la responsabilidad personal: la persona no solo puede, sino que debe realizar el cambio, nadie lo
hará por ella.
Lecturas complementarias
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