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CURSO APLICADO

INTRODUCCIÓN A LAS
DROGODEPENDENCIAS

IMPARTEN:

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1. HISTORIA DE LAS DROGAS

2. DEFINICIÓN Y CONCEPTOS INTRODUCTORIOS


2. 1. DEFINICIÓN DE DROGA
2. 2. COCEPTOS RELACIONADOS CON LAS DROGODEPENDENCIAS

3. CLASIFICACIÓN DE LAS DROGAS

4. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS

5. EFECTOS DE LAS DROGAS


5. 1. EFECTOS DE LAS DROGAS SOBRE LA PERSONALIDAD Y EL
COMPORTAMIENTO
5. 2. CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA FAMILIAR
5. 3. ALTERACIONES EN EL ÁMBITO ESCOLAR Y/O LABORAL
5. 4. ESCALADA DELICTIVA EN EL ADICTO A HEROÍNA Y COCAÍNA
5. 5. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA APARICIÓN DE LAS
DROGODEPENDENCIAS
5. 5. 1. FACTORES PERSONALES
5. 5. 2. LA IMPORTANCIA DE LA INFANCIA
5. 5. 3. LA IMPORTANCIA DE LA ADOLESCENCIA
5. 6. LA PERSONALIDAD DEL ADICTO

6. LESIONES INDUCIDAS POR EL CONSUMO DE DROGAS

7. MODELOS EXPLICATIVOS
7. 1. MODELOS DISPOSICIONALES O CARACTERIALES
7. 2. MODELOS DERIVADOS DE LAS TEORÍAS DEL APRENDIZAJE
7. 3. MODELOS HUMANISTAS- EXISTENCIALES
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7. 4. MODELO DINÁMICO DEL CAMBIO EN EL ÁMBITO DE LAS
CONDUCTAS ADICTIVAS: PROCHASKA Y DICLEMENTE
7. 4. 1. BASES TEÓRICAS Y PRESUPUESTOS BÁSICOS DEL MODELO
7. 4. 2. INTEGRACIÓN DE LOS ESTADIOS Y PROCESOS DE CAMBIO

8. EVALUACIÓN CLÍNICA DE LAS ADICCIONES


8. 1. ENTREVISTA CLÍNICA
8. 2. EVALUACIÓN FISIOLÓGICA
8. 3. EVALUACIÓN PSICOFISIOLÓGICA
8. 4. INVENTARIOS Y CUESTIONARIOS

9. CUESTIONES GENERALES SOBRE LA INTERVENCIÓN EN


DROGODEPENDENCIAS

10. HABILIDADES DEL TERAPÉUTA EN EL TRATAMIENTO DE LAS


ADICCIONES: LA ENTREVISTA MOTIVACIONAL

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1. HISTORIA DE LAS DROGAS

La utilización de sustancias capaces de modificar el psiquismo no ha tenido incidencia


numéricamente significativa en la historia durante varios milenios si se hace excepción de las
bebidas alcohólicas. Aunque, también es cierto, que algunas plantas y muy especialmente la
"adormidera" han sido conocidas desde muy antiguo. Un ejemplo lo encontramos entre los
bajorrelieves mesopotámicos, donde no es infrecuente la representación de un dios o un
sacerdote llevando en la mano las inconfundibles cazoletas del fruto de la adormidera. Del
mismo modo, en Israel, a pesar de la existencia de una abundante legislación, debida a la fuente
de conocimiento dominante constituida por el antiguo testamento, no se acompaña de indicación
alguna con relación a excitantes o somníferos. Además el alcohol vínico no solo no está proscrito
sino que se considera que su ingestión moderada es beneficiosa.

El papel fundamental en la historia de lo que convencionalmente denominamos hoy


"drogas" lo ha desempeñado el opio. Su nombre griego opos significa "jugo" en recuerdo de su
procedencia original. Tuvo una gran difusión en Oriente, gracias a la rica tradición china de los
Pen Tsao y en Grecia, donde ya aparecen referencias dispersas a este fármaco en el Corpus
Hippocraticum, un conjunto de libros atribuidos a Hipócrates y elaborados por distintos autores
entre los siglos V y IV a.C. Parece que el aprecio que se hacía de su olor, independientemente de
sus propiedades como hipnógeno, contribuyó a su aceptación.

Durante la época romana la difusión del opio se intensificó gracias a la ampliación


geográfica del imperio y a la intensificación de las relaciones comerciales, que facilitaron de muy
diversas sustancias medicamentosas. Durante la edad media es menos frecuente la mención del
opio, sin embargo no permaneció olvidado y continuó formando parte del bagaje terapéutico de
los médicos y del consumo de una minoritaria tradición popular.

La periodificación histórica que acostumbramos a denominar tiempos modernos (etapa


delimitada por el descubrimiento de América (1942) y la Revolución Francesa (1789)), representó
en la historia del opio y de las demás sustancias que podemos englobar entre las capaces de crear
dependencia, un momento de inflexión muy característico. Los viajes y los consiguientes
descubrimientos geográficos, así con el establecimiento de europeos en los nuevos territorios de
América, Afrecha y Asia, acercaron culturas hasta entonces cerradas en sí mismas. En el interés
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hacia esos pueblos confluyeron la atención de misioneros, funcionarios estatales, comerciantes,
médicos y botánicos, todos ellos contemplaron una realidad distinta y contribuyeron con sus
informes a difundir nuevos hábitos y costumbres.

En cuanto al alcohol, su difusión en aguardientes fue intensamente impulsada por la


revolución industrial. La población rural se trasladó a la ciudad y en la urbe se asentaron unos
individuos desposeídos de todo y cuyo único horizonte se limitaba a trabajar en jornadas muy
largas y sin descanso, convirtiéndose así el alcohol en el último aliciente para todos ellos.
También en el aumento de la producción y en la mejora de las condiciones de conservación la
revolución industrial impulsó su abaratamiento y difusión. Así, el alcohol se convirtió en un
excitante habitual casi diario, engañoso proveedor de calorías baratas, sustentador de la economía
del estado con su régimen fiscal y en un problema social de consecuencias ya imparables. Las
denuncias sobre los efectos indeseables del alcohol se sucederían ya sin interrupción, sin embargo
la postura de los legisladores fue muy ambigua. En efecto los impuestos con que se agravaron las
bebidas alcohólicas constituyeron una fuente de ingresos prácticamente irrenunciable.

A la nueva situación no fue ajeno un progresivo refinamiento en el gusto de los


comensales que a la pimienta y las demás especias que tradicionalmente habían ocupado un lugar
en la cocina empezaron a ser sustituidos por productos exóticos como el cacao, el café o el té. En
esta lista de recién llegados el café ocupó rápidamente un puesto destacado por la casi universal
aceptación de consumo, sin olvidar cuanto hay de componente cultural en el gusto y en qué
medida este varía en el tiempo y en el espacio en función de modas y caprichos. Así, el café se
impuso definitivamente, como lo haría también en ese mismo siglo el té.

La costumbre de los indios de inhalar el humo de unas hojas a las que se prendía fuego en
canuto, llamó la atención a Colón y sus compañeros. Así el tabaco se difundió en Europa de tres
formas distintas: mediante la inhalación de humo, aspirando el polvo y mascando las hojas. De la
tres se impuso la costumbre de fumarlo. Como estas prácticas parecían contrarias a los hábitos
naturales, en el siglo XVII se sucedieron las disposiciones legales prohibiendo su consumo, sin
embargo el cumplimiento sería general.

En el siglo XVIII se produjo la gran expansión del opio. El asentamiento cada vez más
intenso de Inglaterra en la India y el impulso dado al comercio por la East India Company

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impulsó el intercambio de mercancías. Así, de las plantaciones de Bengala en Indochina entró el
opio en los mercados europeos aumentándose su implantación en el consumidor tradicional. La
heroína es un opiáceo, el principal alcaloide del opio. Tiene excelentes cualidades para aliviar el
dolor, siendo en la actualidad una terapéutica habitual en cánceres terminales (es el mejor
analgésico natural que se conoce). Los primeros “morfinómanos” fueron fundamentalmente
profesionales de la medicina. En las guerras, la aparición de la jeringa y su poder analgésico
permitieron una rápida difusión de la misma.

Las primeras experiencias sobre su consumo de cocaína tienen al menos cinco mil años y
son anteriores incluso al imperio Inca. Hasta el siglo XVII la cocaína era exclusivamente una
costumbre indígena que se consideraba aceptable siempre que su consumo se relacionara con el
trabajo. Mategazza (1859, obtuvo el premio a la mejor comunicación científica). Tras beber una
infusión con 10 gramos de hojas de coca se sintió lo bastante ágil como para saltar por encima de
su mesa “sin romper la lámpara ni tirar los objetos que descansaban allí”. Al día siguiente mascó
unos 40 gramos de hojas de coca (la dosis habitual de los indígenas andinos) lo que le produjo un
estado de extraordinaria exaltación y un pulso muy rápido. Para él la principal propiedad de la
planta era “un efecto exaltador, que invoca la potencia del organismo sin dejar signo alguno de
debilidad consecuente”. Tras este ensayo se iniciaron dos líneas diferentes de investigación. Una
estudió la coca y sus extractos mientras que la otra se dedicó a estudiar sus principios químicos.

Fruto de esto fue la creación del Vino Coca Mariani por A. Mariani. Esta bebida fue
tomada por muchas celebridades de la época (entre ellas el Papa León XIII, quien puso su foto a
la etiqueta del producto y concedió una medalla de oro al inventor por la capacidad de esa bebida
para “apoyar el ascético retiro de Su Santidad”).

No obstante, el consumo actual presenta pocas características similares con las pautas de
consumo ancestral.

En 1859 Albert Nieman caracterizó el primer alcaloide de las hojas de coca llamándolo
cocaína. Desde este descubrimiento diversos investigadores se interesaron por sus propiedades
recomendando su uso para el tratamiento del alcoholismo, la depresión, la adicción a morfina,
etc. Posteriormente esta euforia inicial se enfrió al conocerse la dependencia que provocaba y que

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suponía un serio límite a su utilización terapéutica. No obstante, como anestésico local continuó
utilizándose con éxito, sobre todo en odontología.

Freud, S. en su obra “Uber Coca” indica seis campos terapéuticos de la cocaína: como
estimulante, para trastornos gástricos, para la caquexia, para curar morfinómanos y alcohólicos,
tratamiento del asma, como afrodisíaco y en aplicaciones locales.

Por último, debemos hacer mención a las denominadas “drogas de síntesis”. Se engloban
bajo este nombre una serie de sustancias psicoactivas sintetizadas de manera ilegal en el
laboratorio a partir de la metanfetamina y otras sustancias. Pertenecen a varios grupos
farmacológicos, aunque destacan las de tipo anfetamínico. La de uso más común es el éxtasis
(MDMA). Este tipo de drogas se pueden obtener fácilmente en un laboratorio a partir de la
metanfetamina y otras sustancias, teniendo múltiples posibilidades su fabricación, sin necesidad
de sustancias naturales ni de productos químicos sofisticados sino de sustancias de fácil compra
para combinar con la metanfetamina. Pueden llagar a tener un poder enorme y, además, ocupan
muy poco espacio al ser algunos de estos productos muy concentrados.

2. DEFINICIÓN Y CONCEPTOS INTRODUCTORIOS

2.1. Definición de droga

El término droga es utilizado desde antiguo. En farmacología clásica se utilizó para


designar a un medicamento en estado bruto.
Para la OMS (1969), droga es: Toda sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede
modificar una o varias de sus funciones. Dado que esta definición incluye el concepto de fármaco, en la
OMS (1982) definía droga de abuso: Aquella de uso no médico con efectos psicoactivos (capaz de producir
cambios en la percepción, el estado de ánimo, la conciencia y el comportamiento) y susceptible de ser
autoadministrada.

2.2. Conceptos relacionados con las drogodependencias

Uso: Es el consumo, utilización o gasto de una sustancia.


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Hábito: Este concepto se refiere al consumo de una sustancia porque hay adaptación a
sus efectos. En el hábito existe el deseo de consumir pero se mantiene la dosis y el conseguir y
consumir esta sustancia no supone una exigencia imperiosa.

Abuso: Esta palabra es aceptada por la APA en su manual diagnóstico y estadístico de


enfermedades mentales (DSM-IV-TR). No obstante la CIE-10 hace referencia a consumo
perjudicial. Cuando hablamos de abuso / consumo perjudicial de drogas nos referimos a consumo de
cantidades y en circunstancias que se desvían del uso normal de esa droga en una cultura
determinada, (p. Ej. tomar ansiolíticos fuera de la pauta de prescripción médica). Este término no
indica necesariamente que exista una dependencia.

Drogodependencia: Fue definida por primera vez por la OMS en 1.964 como estado de
intoxicación periódica o crónica producida por el consumo repetido de una droga natural o sintética y caracterizada
por:
 Deseo dominante para continuar tomando la droga y obtenerla por cualquier medio.
 Tendencia a incrementar la dosis.
 Dependencia física y generalmente psíquica, con síndrome de abstinencia por retirada de
la droga.
 Efectos nocivos para el individuo y la sociedad.

En 1.982, la OMS definió la dependencia como síndrome caracterizado por un esquema de


comportamiento en el que se establece una gran prioridad para el uso de una o varias sustancias psicoactivas
determinadas, frente a otros comportamientos considerados habitualmente como más importantes. Esta
definición pone de manifiesto que la persona pierde su libertad con respecto al consumo de la
sustancia pues se convierte en necesidad prioritaria por encima de las necesidades básicas.
También el concepto de síndrome indica que van a estar presentes una serie de síntomas a veces
unos más intensos que otros y no todos tienen por qué estar presentes en el mismo momento.
En el DSM-IV-TR también encontramos referencia a: existe un patrón de repetida autoadministración
que a menudo lleva a la tolerancia, a la abstinencia y a una ingestión compulsiva de la sustancia. La
dependencia puede ser física (la llamada neuroadaptación), psicológica y/o social. Toda clase de
dependencia lleva al sujeto a unas acciones encaminadas a conseguir y consumir su droga.

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También se puede hablar de dependencia concreta a una sustancia (alcohólica, opiácea,
etc), y denominados politoxicomanía o polidependencia cuando son tres o más las sustancias
consumidas, con excepción de la nicotina.

Tolerancia: Este concepto hace referencia a una disminución progresiva del efecto de la
droga tras su administración repetida. En otras palabras, tras la administración repetida de una
sustancia la persona debe incrementar progresivamente las dosis para conseguir los mismos
efectos.

Hay otros conceptos relacionados con la tolerancia:

-Tolerancia aguda: Es cuando el efecto intenso va disminuyendo porque la droga se está


administrando repetidamente en un espacio breve de tiempo. En este caso aunque
aumentemos la dosis no vamos a provocar un mayor efecto.
-Tolerancia inversa: En este caso la droga produce fuertes efectos con cantidades pequeñas.
Es como un efecto de sumación, en este caso la droga se administra con un espacio
mayor de tiempo entre las dosis. Esta tolerancia es típica de los alcohólicos con
hepatopatía crónica (pequeñas cantidades le provocan grandes intoxicaciones por la
escasa capacidad del hígado para metabolizar el alcohol).
-Tolerancia cruzada: Se suele dar en drogas que pertenecen al mismo grupo farmacológico
(por ejemplo alcohol y benzodiacepinas porque ambas son depresoras). Cuando el sujeto
adquiere tolerancia a una de estas drogas también la desarrolla para la otra droga aunque
no la consuma normalmente.

Síndrome de abstinencia: Son una serie de signos y síntomas generalmente contrarios a


la acción que producía la droga que lo ha provocado. Se puede originar por supresión de la droga
(síndrome de abstinencia por supresión) o bien por precipitación, al dar un antagonista de la
droga consumida (síndrome de abstinencia precipitada).

Toxicomanía: Una definición "oficial" de toxicomanía podría ser la que propone la


Organización Mundial de la Salud, según la cual:

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Toxicomanía se puede definir como "Estado de dependencia física o psíquica, o de ambas a la vez,
respecto de un producto, y que se origina en una persona a consecuencia de su utilización periódica o continua".

Podemos definir al toxicómano como "Todo individuo cuya existencia está subordinada a la
búsqueda de los efectos producidos en su cuerpo y en su mente por el consumo de una sustancia más o menos
tóxica".
Toxicomanía es una alienación, una cierta privación de libertad, en la medida en que el
individuo toxicómano es profundamente dependiente de su droga. El Dr. Olievenstein afirma
que la toxicomanía es la confluencia de una personalidad, un producto y un momento socio-
cultural.

Sobredosis:
El término anglosajón "Sudden death syndrome" que se define ordinariamente como
sobredosis incluye también la muerte súbita por adulteración de la droga, la reacción aguda
mortal, narcotismo agudo, edema agudo de pulmón, reacción adversa, choque anafiláctico,
inhibición neurógena refleja, embolismo séptico, etc. Los informes de las autopsias que se
realizan en estos casos dan como causa de estos muertos inhalación del vómito,
bronconeumonía, sobredosis, etc. Pero estos informes no pueden determinar si las muertes se
debían a suicidio, muerte por la droga o por su adulteración. Otra causa muy frecuente de
sobredosis es la disminución de la tolerancia por hallarse el sujeto en fase de deshabituación e
ingerir la misma dosis que tomaba antes de iniciar el tratamiento.

Según un estudio sobre los cuadros de intoxicaciones que precisan tratamiento


hospitalario en España, tendríamos las frecuencias siguientes:

Barbitúricos 32%
Benzodiacepinas 21,5%
Analgésicos 12%
Sedantes 8%
No determinado 9,6%
Metales 5%
Alcohol 4,5%
Antidepresivos 3%

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Prod. Alimenticios 2,2%
Oxido carbono 1,4%
Metahemoglobinizantes 0,5%

Habría que tener en cuenta que el índice de mortalidad que se suele dar en estos casos es
del 1%.

Respecto a la sobredosis, se produce cuando llega al cerebro una gran cantidad de droga.
Esto provoca un efecto tóxico inmediato y que será distinto en función de la droga de que se
trate.

El efecto de la sobredosis también se produce cuando se consume una droga


simultáneamente con bebidas alcohólicas, otras drogas o medicamentos psicotrópicos.

Las sobredosis por heroína y otros depresores del S.N.C. producen pérdida de
conciencia, enlentecimiento del corazón y el ritmo respiratorio que podrán producir coma o
muerte.

La sobredosis por cocaína, anfetaminas y otros estimulantes cuando se administran por


vía endovenosa producen gran excitación del S.N.C. que pueden llevar a una crisis epiléptica y a
una aceleración del sistema cardiorrespiratorio.

Junto al concepto de sobredosis habría que citar los efectos de algunos productos que se
utilizan como adulterantes y de los que los más frecuentes son la estricnina, el talco, el polvo de
ladrillo (relacionado con la heroína conocida como "brown sugar") o la leche en polvo. Respecto
a la estricnina es un veneno que puede producir la muerte inmediata. El talco puede producir
microembolias en las pequeñas arterias de la retina. Esto puede producir la pérdida de la visión
del ojo con carácter irreversible.

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Vías de administración: La cuestión es determinar si es relevante la forma de consumir
la droga respecto al establecimiento de la dependencia. Existe la creencia incluso entre los
toxicómanos de que determinadas formas de consumir no "enganchan" o "enganchan" menos.
Siguiendo el ejemplo de unas sustancias conocidas estudiaremos las distintas formas de
administración, sus características y su terminología en el argot.

Heroína. Se puede "fumar", "esnifar" o "chutar".

Para fumar la heroína se utiliza papel de plata, donde se vierte el preparado aplicando
calor debajo de "la plata". El humo se aspira por la boca con un tubo de papel. A la plata y en
general, a esta forma de consumo se le llama "el chinés". Este hábito se ha ido imponiendo en los
últimos tiempos por miedo al SIDA y otras infecciones. Se consigue un menor aprovechamiento
del principio activo y los efectos tardan más en aparecer.

Otra forma de consumo de la heroína es aspirándola por la nariz. Se le llama "esnifar". La


droga se prepara en forma de "línea" o "raya". Luego se aspira por la nariz ayudándose de un
canutillo de papel. Esta forma de administración produce unos efectos más inmediatos pero el
aprovechamiento es menor que inyectando. La heroína se puede consumir también por vía
intravenosa. La "chuta" es la jeringuilla. Hay todo un rito ligado a una mitología que se asocia al
acto de "chutarse". También se le llama "ponerse un pico". La heroína se diluye en agua -a veces
tomada de cualquier charco- y dependiendo del tipo de "polvo" se calentará el preparado con un
mechero. Se suele utilizar limón para diluir mejor la heroína. También se usa un trozo de filtro de
tabaco como esponja. Esto a veces provoca que el "yonki" se inyecte un hilo de dicho algodón lo
que le podrá producir un síndrome que se conoce en el ambiente como "telele".

Un preparado de la cocaína, la pasta de coca, que se compone de sulfato de cocaína, se


puede fumar en cigarrillos. También se fuman los derivados de la cannabis sativa como la
marihuana, el hachís, etc.

Otros productos como la cocaína base, el crack -compuesto por clorhidrato de cocaína y
bicarbonato sódico-, cal, pinturas, aerosoles, disolventes, combustibles, gases anestésicos, etc., se
toman inhalándolos.

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Por último, los tóxicos se pueden tomar por vía oral. Esto ocurre con los barbitúricos, las
benzodiacepinas, la LSD. y la mescalina, las drogas de diseño, etc.

Volviendo a la cuestión de la influencia de las vías de administración en el


establecimiento de la dependencia nos vamos a centrar en el consumo de heroína.

Cuando se hace éste por vía endovenosa se obtienen los efectos más inmediatos y las
reacciones más violentas al producirse un máximo aprovechamiento de la dosis de droga. Pero el
"chute" además de ser una forma de "aprovechar" la droga supone una búsqueda del efecto
inmediato conocido como "flash". Este recuerdo de los primeros "flash" marcará los recuerdos
del individuo que durante mucho tiempo tratará de obtener la misma sensación -sin conseguirlo
nunca- de los primeros "flash".

No obstante de estas clasificaciones habría que concluir que "los efectos de la droga a
largo plazo -en especial los riesgos de dependencia- son los mismos sea cual sea el modo de
consumirla.

3. CLASIFICACIÓN DE LAS DROGAS

Se han propuesto varias clasificaciones. Una, diferencia entre drogas blandas y drogas
duras. Otra clasificación distingue entre drogas de uso legal y drogas de uso ilegal. La clasificación
más aceptada en la actualidad diferencia las drogas según el efecto que producen sus principios
activos sobre el sistema nervioso central. Así, las drogas se englobarían en depresoras,
estimulantes o perturbadoras del sistema nervioso.

* Drogas depresoras:

Este efecto se refiere a una depresión neurofisiológica del sistema nervioso central. Las
drogas depresoras, en cantidades moderadas, disminuyen el funcionamiento a nivel cortical. Esto
produce una cierta sensación de euforia y una disminución de los niveles de ansiedad. Si las dosis
son elevadas los efectos depresores se generalizan a todo el sistema nervioso. Se produce un
enlentecimiento de las funciones del organismo. Esto se manifestaría clínicamente como
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intoxicación. Uno de los síntomas de ésta sería la embriaguez. En cantidades mayores se produce
una disminución del ritmo cardíaco y respiratorio lo que puede llevar al coma o la muerte si no se
presta asistencia médica.

Algunas drogas depresoras son:

-Opiáceos: morfina, heroína, codeína, metadona, etc.


-Alcohol etílico o etanol.
-Barbitúricos.
-Benzodiacepinas.
-Disolventes volátiles, etc.

* Drogas estimulantes:

Las drogas estimulantes producen una aceleración del funcionamiento de los diversos
sistemas del organismo. Una cantidad moderada de estimulantes puede aumentar la presión
arterial, disminuir las sensaciones de hambre, sueño o fatiga y aumentar la velocidad del
pensamiento. La acción estimulante del tabaco o las xantinas (café, té o cacao) es menor que la de
la cocaína o las anfetaminas.

Estas drogas son:


-Las xantinas: café, bebidas de cola, té y chocolate.
-Tabaco.
-Anfetaminas y derivados.
-Cocaína.

* Drogas psico-dislépticas:

Se conocen como fármacos psico-dislépticos, alucinógenos o psicodélicos a los que


tienen capacidad de producir alteraciones en la capacidad de percibir, valorar e interpretar las
informaciones sensoriales procedentes del exterior. De esta forma facilitan la aparición de

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alucinaciones, sentimientos ilusorios e ideas paranoides. El fármaco prototipo de
psicotomimético es la LSD.

Estas drogas son:


-LSD.
-Mescalina.
-Psilocibina y psilocina.
-Fenciclidina (o "polvo de ángel").
-Derivados del cáñamo (hachís, marihuana, grifa, Kiffi, aceite de hachís, etc.)
-Solventes volátiles.

4. CRITERIOS DIAGNÓSTICOS

El DSM IV-TR divide los trastornos relacionados con sustancias en dos grupos:
trastornos por consumo de sustancias (dependencia y abuso) y trastornos inducidos por
sustancias ( intoxicación, abstinencia, delirium inducido por sustancias, demencia persistente
inducida por sustancias, trastorno amnésico inducido por sustancias, trastorno psicótico inducido
por sustancias, trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias, ansiedad inducida por
sustancias, disfunción sexual inducida por sustancias y trastorno del sueño inducido por
sustancias).

TRASTORNOS POR CONSUMO DE SUSTANCIAS

 Dependencia de sustancias

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(A) Caracterizado por un patrón desadaptativo de consumo de la sustancia que conlleva un deterioro y
malestar clínicamente significativos, expresados por tres (o más) de los siguientes ítems en algún momento de
un periodo continuado de 12 meses:

(1) Tolerancia definida por cualquiera de los siguientes ítems:

(a) necesidad de cantidades marcadamente crecientes de la sustancia para conseguir la


intoxicación o el efecto deseado.
(b) el efecto de las mismas cantidades de sustancia disminuye claramente con su
consumo continuado.

(2) Abstinencia, definida por cualquiera de los siguientes ítems:

(a) el síndrome de abstinencia característico para la sustancia.


(b) se toma la misma sustancia (o una muy parecida) para aliviar o evitar los síntomas de
abstinencia.

(3) La sustancia es tomada con frecuencia en cantidades mayores o durante un periodo más largo
de lo que inicialmente se pretendía.
(4) Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el consumo
de la sustancia.
(5) Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia (Ej.
Visitar a muchos médicos o desplazarse largas distancias), en el consumo de la sustancias (Ej.
Fumar un pitillo tras otro) o en la recuperación de los efectos de la sustancia.
(6) Reducción de importantes actividades sociales, laborales o recreativas debido al consumo de
la sustancia.
(7) Se continúa tomando la sustancia a pesar de tener conciencia de problemas psicológicos o
físicos recidivantes o persistentes, que parecen causados o exacerbados por el consumo de la
sustancia.

 Abuso de sustancias

(A) Patrón desadaptativo de consumo de sustancias que conlleva un deterioro o malestar clínicamente
significativos, expresado por uno o más de los ítems siguientes durante un periodo de 12 meses:

(1) consumo recurrente de sustancias, que da lugar al incumplimiento de obligaciones en el


trabajo, la escuela o en casa (Ej. Ausencias repetidas o rendimiento pobre relacionados con el
consumo de sustancias; ausencias, suspensiones o expulsiones de la escuela relacionadas con
la sustancia; descuido de los niños o de las obligaciones de la casa).
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(2) consumo recurrente de la sustancia en situaciones en las que hacerlo es físicamente peligroso
(Ej. Conducir un automóvil...)
(3) problemas legales repetidos relacionados con la sustancia.
(4) consumo relacionado de la sustancia, a pesar de tener problemas sociales continuos o
recurrentes o problemas interpersonales causados o exacerbados por los efectos de la
sustancia (Ej. Discusiones con la esposa acerca de las consecuencias de la intoxicación, o
violencia física).

(B) Los síntomas no han cumplido nunca los criterios para la dependencia de sustancias de esta clase de
sustancia.

TRASTORNOS INDUCIDOS POR SUSTANCIAS

 Intoxicación por sustancias

(A). Presencia de un síndrome reversible específico de una sustancia debido a su ingestión reciente (o a su
exposición). Nota: diferentes sustancias pueden producir síndromes idénticos o similares.

(B) Cambios psicológicos o de comportamiento desadaptativos clínicamente significativos debidos al efecto de


la sustancia sobre el sistema nervioso central (Ej. Irritabilidad, labilidad emocional, deterioro cognoscitivo,
deterioro de la capacidad de juicio, deterioro de la actividad laboral o social), que se presentan durante el
consumo de la sustancia o poco tiempo después.

(C) Los síntomas no se deben a una enfermedad médica y no se explican mejor por la presencia de otro
trastorno mental.

 Abstinencia de sustancias

(A) Presencia de un síndrome específico de una sustancia debido al cese o reducción de su consumo prolongado
y en grandes cantidades.

(B) El síndrome específico de la sustancia causa malestar clínicamente significativo o un deterioro de la actividad
laboral y social o en otras áreas importantes de la actividad del individuo.

(C) Los síntomas no se deben a una enfermedad médica y no se explican mejor por la presencia de otro
trastorno mental.

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La CIE 10, por su parte, considera el síndrome de dependencia alcohólica como una situación
caracterizada por una serie de manifestaciones fisiológicas y psicológicas en las que el consumo
de alcohol adquiere la máxima prioridad para el sujeto. La manifestación característica de la
dependencia es el deseo y la restauración del cuadro tras la repetición del consumo. El
diagnóstico de dependencia a alcohol sólo debe hacerse si durante algún momento en los doce
meses previos o de algún modo continúo han estado presentes por lo menos tres de las
siguientes seis características:

 Deseo intenso o vivencia de compulsión para consumir la sustancia.

 Disminución de la capacidad para controlar el consumo de la sustancia, controlar el


comienzo, poder finalizarlo o controlar la cantidad consumida.

 Síntomas somáticos de síndrome de abstinencia que aparecen tras la disminución o cese


del consumo, y que son los característicos del Síndrome de Abstinencia o se consume la
sustancia para aliviarlos a evitarlos.

 Tolerancia señalada por el aumento en la dosis para alcanzar los mismos efectos.

 Abandono progresivo de otras fuentes de placer o diversiones a causa del consumo de


la sustancia, aumento del tiempo necesario para obtener o ingerir la sustancia o para
recuperarse de sus efectos.

 Persistencia en el consumo, a pesar de evidentes consecuencias perjudiciales.

En la CIE 10 el Síndrome de Dependencia puede especificarse más con los siguientes


apartados:

-Abstinente en la actualidad.
-Abstinente en un medio protegido.
-En régimen clínico de mantenimiento o sustitución supervisada.
-En abstinencia, pero en tratamiento con sustancias aversivas o bloqueantes.
-Con consumo actual de la sustancia.
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-Con consumo continuo.
-Con consumo episódico (dipsomanía).

5. EFECTOS DE LAS DROGAS

5.1. Efectos de la droga sobre la personalidad y el comportamiento

La continua alternancia intoxicación-abstinencia, somete el psiquismo de la persona


drogodependiente a una situación límite. La transformación continua de su manera de ser, le
puede llevar al borde de la fragmentación psicológica. En unos momentos es de una manera
determinada, como le gustaría ser, sentirse, encontrarse, etc. y en otros, su situación es totalmente
la inversa.

¿Cómo es él en realidad? Tal vez no sea exactamente ni de una manera ni de otra. Una
manera de ser es el fruto de la intoxicación, la otra, el resultado de la abstinencia. Entonces: ¿Qué
debería sentir normalmente, euforia o depresión? ¿Extroversión o introversión? ¿Placer o dolor?
¿Agresividad o relajación?

Psicológicamente acusa los efectos de esta realidad alternante. Como si dentro de sí


hubiese diversas maneras de ser, de comportarse, de sentir, tan distintas unas de otras que hacen
difícil el poder establecer un nexo que permita identificarlas a todas como propias, parecidas y
resultantes de una continuidad biográfica. En consecuencia, la persona se siente cada vez más
extraña a sí misma. Siempre persiguiendo lo que considera su estado ideal, es decir, cuando se
encuentra bajo los efectos de la droga en cuestión. Como contrapartida, se encuentra en estado
de abstinencia, con frecuencia. De la misma manera que pierde contacto con su propia realidad lo
pierde también con la realidad externa.

Bajo los efectos de la droga, (cuando está intoxicado), pierde contacto con la realidad. La
abstinencia le enfrenta a una realidad externa mucho más abrumadora que la que percibía antes
de instaurarse la dependencia. Esto le desmoraliza. Cada vez se ve menos capaz de hacer frente a
esta realidad y más abocado a huir de la misma, a desconectarse por medio de una nueva ingesta
de droga o de cualquier conducta de evasión de la realidad.
20
Cuando esta necesidad de escape vaya a un grado extremo, puede llevar a la ingesta de
una sobredosis, con el fin de permanecer más tiempo sin volver a la realidad. Esta sobredosis
puede llevar a la muerte. Tal vez no era esto exactamente lo que el drogodependiente pretendía.
En tal caso sería una muerte por accidente. Pero en determinadas circunstancias el deseo de
muerte ha sido claramente concebido. El suicidio por sobredosis puede ser intencionado. Se
trataría también de una desconexión, de una realidad terriblemente abrumadora. Una evasión de
un estado límite que resulta insoportable para el drogodependiente.

Cierto es que las consecuencias físicas, laborales, familiares, sociales y legales de las
drogodependencias pueden llegar a ser graves. Pero la visión que el drogodependiente tiene de
ellas, las convierten incluso en más abrumadoras, de lo que puedan serlo en realidad.
Cuando una persona ha polarizado toda su existencia hacia un único objetivo y éste fracasa, la
vida para él ya no tiene sentido. El drogodependiente sólo vive para conseguir la droga, sentir sus
efectos, mitigar su abstinencia, etc. Esto llega a complicarle enormemente la existencia, como
hemos comentado. Pero no puede ni siquiera plantearse prescindir de esta sustancia porque,
teme que sin ella, su vida no tendría sentido. El está dispuesto a encontrar cualquier solución,
siempre y cuando le permita seguir tomando esta sustancia. Si va a tener que dejarla, entonces no
le interesa, esto equivaldría a algo tremendamente angustioso. Tan angustioso como si fuera su
propia muerte. Este es el matiz subjetivo que siente el que se ve privado de la droga de la cual
depende. Sobre todo cuando es contra su voluntad, o por una decisión que no ha tomado él
mismo, sino que alguien ha tomado por él.

De ahí la dificultad que existe para que una persona deje de tomar la droga de la cual
depende. Y, sobre todo, cuando no ha tomado él mismo la decisión de dejarla.

5.2. Cambios en la estructura familiar

La familia, por ser el entorno social más inmediato, puede ser el primero en el que se
producen síntomas de desadaptación.

El joven dependiente de determinadas drogas, pasa cada vez más horas fuera de casa, o
bien encerrado en su habitación. Su actitud suele ser distinta y reservada, y su comunicación con
los familiares es cada vez más escasa y difícil. No sigue los horarios de comidas, llega tarde por

21
las noches, se levanta tarde por la mañana, etc. Todo ello, le pone en colisión con la organización
familiar, y en abierto enfrentamiento con la persona que detenta la autoridad en la familia. Con lo
cual, se agrava progresivamente la falta de comunicación y el distanciamiento con el grupo
familiar.

Cuando se trata de un joven que depende de la heroína o la cocaína, las necesidades de


dinero (cada vez mayores), llegan a producir enfrentamientos. El chico pide dinero
continuamente. Si no se le da, amenaza. Agrede verbalmente a los padres, les roba dinero.
Empeña los objetos de valor que hay en casa. En situaciones extremas, según su manera de ser,
puede llegar a agredirles físicamente.

Cuando se trata de una pareja, en la que uno de los dos es heroinómano (generalmente
suele ser el esposo), éste no sólo no trae dinero a casa sino que llega a gastarse el dinero que
pueda aportar el otro cónyuge o sus padres. Sus promesas de recuperación son una estrategia
más, para evitar, por todos los medios, que su compañero/a, le abandone. Pero, finalmente, la
pareja suele llegar a una situación extrema, y se produce la ruptura y la separación.

En el caso de que ambos miembros sean adictos a la heroína, el proceso de separación se


suele acelerar. Y cuando esta pareja tiene hijos, éstos se ven sometidos a una situación de
abandono tan extremo, que con frecuencia, pueden ser considerados como "niños maltratados",
aunque de hecho los malos tratos no se produzcan por acción, sino por omisión. Es decir, por no
recibir los cuidados mínimos que todo niño requiere: alimentación, higiene, vestir, escolaridad,
ser llevado al médico cuando el niño está enfermo, etc.

5.3. Alteraciones en el ámbito escolar y/o laboral

La pérdida del rendimiento escolar o deportivo pueden ser síntomas iniciales de una
drogodependencia. El drogodependiente no puede sacar adelante sus estudios a la larga, tiene que
abandonarlos.

También se produce una pérdida de las aficiones u ocupaciones habituales. Ya sean


ocupaciones de tiempo libre, u ocupaciones en tareas no remuneradas, que el drogodependiente

22
tenía la costumbre de hacer. Si se encuentra en período de prueba de un nuevo trabajo, lo más
probable es que no le renueven el contrato. Si ya estaba en un trabajo fijo, desde hace mucho
tiempo, es más difícil que lo pierda pero su disminución en el rendimiento laboral, su absentismo
reiterado, sus bajas frecuentes, etc., le llevan a una progresiva degradación laboral y puede llegar a
perder su puesto de trabajo.
Una vez se encuentra sin trabajo, o bien, sino ha llegado a conseguir su primer empleo, es muy
difícil que llegue a obtener un puesto de trabajo, mientras siga progresando su drogodependencia.

Cuando sus necesidades de dinero se incrementan, es posible que además, se apropie


dinero de su trabajo o que empiece a hacer "negocios" por su cuenta, en su lugar de trabajo. A la
larga, las cuentas no salen. Sus superiores lo advierten y le despiden. Pero como no puede
devolver el dinero robado, este hecho puede ocasionarle una demanda judicial, por parte de la
empresa. Naturalmente, a este puesto de trabajo ya no podrá reincorporarse más, y así se le van
cerrando las puertas.

5.4. Escalada delictiva en el adicto a heroína y cocaína

El drogodependiente de heroína o cocaína, necesita unas grandes cantidades de dinero,


para poder adquirir la droga con frecuencia. A largo plazo, ningún salario obtenido de un trabajo
legal, puede satisfacer estas necesidades de dinero. Por otro lado, el adicto tiene dificultades para
sacar adelante su trabajo y suele perderlo. Entonces no le queda otro remedio que obtenerlo por
vías ilegales. Dependiendo con quién se relacione, puede empezar: vendiendo drogas, falsificando
recetas, haciendo timos en la calle ("pirulas"), apropiándose de dinero u objetos de valor. Es
decir, habría una primera etapa de actitudes ilegales, en las que no habría violencia física, ni
ruptura con su integridad sexual o con sus familiares. La prostitución podría ser un paso adelante,
en el que la persona rompe con su integridad sexual, pero no ha llegado todavía a la violencia
física, contra personas.

En algunas ocasiones, en estos primeros niveles, los padres se dan cuenta y surge el
enfrentamiento. Si el adicto no ha dado todavía el salto a la delincuencia, con violencia física. Si
para él es importante no romper con los padres y, en cierta forma también, consigo mismo,
puede que sea éste, un buen momento para empezar el tratamiento.

23
Una vez el adicto ha superado ya esta barrera social, entra en otra etapa, en la que los
robos son ya con intimidación, acompañándose de un arma, y cara a cara con la víctima, lo que
digan sus padres o cualquier otra persona ya no tiene tanta importancia para él. Ya no cuenta con
los demás. Ni siquiera con su propia integridad. Su único objetivo es la heroína. Ni siquiera su
salud física tiene ya demasiada relevancia. Cuando se encuentre apurado, quizás acuda a los
servicios sanitarios pero luego, es probable que siga adelante con su drogodependencia.

La policía empieza a seguirle la pista. Empieza a sufrir detenciones en comisaría. Puede


hacer atracos a farmacias, bancos, supermercados, gasolineras. Tirones en la calle, robos en el
interior de los coches, etc. A la larga, va a parar a la cárcel, y se ve sometido a una considerable
lista de juicios, por los distintos delitos cometidos. Una vez en la cárcel, el problema incluso
puede agravarse. Dentro de la cárcel puede que también existan drogas, pero tendrá que pagar
todavía más dinero por ellas. Su relación con grupos organizados, en el interior de la prisión, le va
a traer todavía más complicaciones. Si no cumple con las consignas que ellos le den, le puede
costar incluso la vida, en algún "ajuste de cuentas".

Cuando logre salir de la cárcel difícilmente tendrá deseos de recuperarse. Lo más


probable es que procure pasarlo lo mejor posible, para resarcirse del tiempo en la cárcel. Y con
facilidad volverá a prisión, en repetidas ocasiones. Llegando a este punto, no será hasta varios
años después, cundo se haya hartado de ser "un adicto de la calle", cuando volverá a albergar la
idea de recuperarse y de abandonar las drogas.

5.5. Factores que influyen en la aparición de las drogodependencias

5.5.1. Factores personales:

Incluimos aquí factores netamente personales, pero con proyección social, porque en
algunos casos son la raíz de determinadas conductas.

24
* Edad:

Uno de los factores personales que tienen influencia en la drogodependencia es la edad


de inicio en el consumo de drogas. En términos generales cuanto más joven es la persona cuando
empieza a consumir drogas, más posibilidades tiene de llegar a convertirse en un adicto. El
fenómeno que se produce, hablando desde una perspectiva psicológica, es un bloqueo en el
desarrollo o crecimiento personal del sujeto. Así, el joven recurrirá a las drogas para resolver sus
problemas, superar la timidez o afrontar las frustraciones de la vida. Con ello, no desarrollará de
forma natural los mecanismos necesarios para afrontar las distintas situaciones de la vida llegando
a un estado que se conoce como "infantilismo". Esto consistirá en que el joven, una vez
rehabilitado manifestará en algunos aspectos, comportamientos propios del adolescente o niño.
Respecto a la edad de inicio en el consumo de drogas, parece ser, según un estudio realizado con
toxicómanos en nuestro país, que el primer contacto con drogas se da entre los 9 o 10 años,
siendo la droga de inicio el alcohol. Hacia los 14 años se suele comenzar a fumar tabaco y a
tomar medicamentos psicotrópicos (analgésicos y tranquilizantes, somníferos y luego
estimulantes). Posteriormente, hacia los 15 años se suele comenzar a consumir hachís. El
contacto con otras drogas se realizaría en adictos posteriores. (Santamaría, 1985).

Otro estudio realizado con una muestra de 60 adictos a la heroína, revelaba que la edad
del primer contacto con esta droga oscilaba entre los 16-22 años en el 75% de los casos. (Guardia
y colaboradores, 1983).

5.5.2. La importancia de la infancia:

Partimos de la base de que todo individuo irá siendo marcado por la forma en que
resuelva las distintas etapas de su evolución a partir del nacimiento. El niño se encuentra al
comienzo de la vida en una situación de total dependencia. A través de distintas fases se irá
conformando su ser psíquico.

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Una de estas fases sería la "fase del espejo" en la que el niño se experimenta a sí mismo
como una imagen ideal que le transmite su madre. A partir de esta fase tendrá que ir
distanciándose de la imagen de su madre y formando la suya propia. Esta evolución necesitará un
clima seguro en el que el amor materno esté presente. Además, la relación madre-hijo deberá ir
evolucionando hacia la autonomía relativa del niño.

Las carencias que se produzcan en estas primeras fases -"carencias narcisísticas"-


producen graves trastornos de la personalidad de las que son un ejemplo el autismo, las psicosis
infantiles o la esquizofrenia.

Visto este proceso, es importante resaltar que se da una analogía con los trastornos de la
personalidad que se observan en los toxicómanos. Estos tienen dificultad para evolucionar hacia
la autonomía a partir de la situación inicial de dependencia. Además, en toxicómanos recién
rehabilitados se observa un cuadro sintomático que se conoce como "infantilismo" y que consiste
en que el joven manifiesta algunos comportamientos y actitudes propios de la niñez. El doctor
Olivenstein afirma que la infancia de los toxicómanos está marcada por una ruptura de la
evolución. Esta se produciría en la "fase del espejo" y es denominada por este autor como "fase
del espejo roto".

Concluyendo, se trataría de que al niño le cueste mucho separarse de la madre porque ella
no le ha permitido una autonomía progresiva. También se cita la relación con el padre- o
"relación con la ley"- en la génesis de la toxicomanía.

5.5.3. La importancia de la adolescencia:

Respecto a esta etapa la analizaremos con mayor detalle al abordar el tema de la


prevención. No obstante apuntamos la importancia de la adolescencia para el inicio de la adicción
porque en ella se producen cambios biológicos, intelectuales, de la situación emocional, etc.
Además, el joven deberá aprender a socializarse, a integrarse en la sociedad, a decidir sobre su
futuro, etc.
26
5.6. La personalidad del adicto

Un rasgo de la discutida "personalidad del adicto" en el que suelen coincidir los diversos
autores es el llamado "malestar del adicto". Se coincide en que entre los factores que inciden en el
comienzo de una adicción se encuentran unos rasgos que en conjunto producen un mal-estar en
el joven que es lo que tratará de aliviar mediante el consumo de tóxicos. Veamos la génesis de
algunos de los componentes de ese mal- estar.

El conflicto entre generaciones es una de las causas del malestar de los jóvenes frente a
los padres y frente al futuro. Este conflicto tiene dos causas. Una de ellas es la etapa de la
adolescencia. Esta etapa es en sí misma conflictiva por cuanto provoca una crisis de identidad en
el joven que se debate entre la niñez y la edad adulta.

Es todo lo anterior lo que hace que el adolescente sea un ser difícil de comprender.
Esta crisis de la adolescencia resulta agravada por diversas causas entre las que se encuentra la
imposibilidad de los padres de ofertar modelos válidos para los hijos. Otro factor agravante de
esta etapa es que la adolescencia ha pasado a ser un mercado importante para la sociedad de
consumo. Así, a través de discos, cine, medios de comunicación, etc., se ha creado una cultura
propia de la adolescencia.

La crisis de los valores tradicionales es otro factor de marcada evidencia en este


fenómeno. Ocurre que los padres ya no tienen claro qué cosas prohibir y qué valores transmitir.
Esto potencia a los adolescentes en su deseo de marcarse sus propias reglas del juego.

Algunas veces pensamos que la causa de las adicciones está en el ambiente, y el problema
se solucionaría cuando desapareciese la droga. Esta creencia es errónea, la causa de las adicciones
se encuentra dentro de nosotros. Algunos autores lo llaman el Mal-Estar del adicto.

6. LESIONES INDUCIDAS POR EL CONSUMO DE DROGAS

* Hepatitis:
27
El uso de agujas y jeringuillas sin lavar y, mucho más, sin esterilizar conduce a epidemias
de hepatitis entre los drogadictos. El 50% de ellos reconoce haber tenido fases de estar amarillo
(ictérico) y un 10% de ellos ha sido diagnosticado y tratado por hepatitis.

Primero se creyó que todas ellas eran debidas al virus 13 (V.H.B) pero en la actualidad se
estima que este es sólo responsable de los brotes agudos, siendo el virus No A No B el
responsable del 70% de todas las hepatitis crónicas.

Además de la enfermedad por sí misma parece ser que la lesión hepática conduce a una
mala metabolización de su droga habitual y éste es el factor que desencadena las muertes por
sobredosis. No se trataría aquí de sobredosis en el sentido de mayor cantidad de droga sino por la
incapacidad para metabolizarla por fallo hepático. Las necropsias realizadas sobre accidentados o
suicidas muestran hígados grasos, hepatitis agudas y crónicas en tasas muy altas. La mortalidad
aumenta cuando utilizan M.D.A.

La hepatitis crónica es la tónica tras las repetidas inoculaciones, ya que el virus inyectado
produce una interferencia crónica en la respuesta de los linfocitos T, lo que conlleva la
instauración de una lesión hepática evolutiva como ocurre en los enfermos inmunodeprimidos. Si
a ello sumamos la lesión hepática por el abuso del alcohol, que se suele presentar en estos
enfermos, más la habitual desnutrición y la falta de cuidados, el problema puede ser grave.
Clásicamente esta hepatitis se ha considerado relativamente benigna. Ello es un error debido a
que sólo se ha estudiado a individuos jóvenes.

Recientes biopsias hepáticas a los drogadictos han apreciado, además de lo indicado,


inclusiones de talco y almidón, material para adulterar la droga que han ocasionado pequeños
pseudogranulomas ante el cuerpo extraño con aparición de células gigantes y granulomas histi
ocitarios. A medida que se vayan realizando estudios a edades más avanzadas de los drogadictos
es lógico pensar que su hígado aparecerá en unas condiciones pésimas.

* Patologías asociadas:

-Patologías Psíquicas.

28
-Patologías Físicas.

1) Patología Psíquica:

a) Opiáceos:
 Alteraciones afectivas.
 Modificaciones psicopáticas de la conducta.

b) Barbitúricos y Benzodiacepinas:
 Transtornos del carácter, torpeza mental.

c) Anfetaminas:
 Psicosis anfetamínica.

d) Cocaína:
 Inquietud, irritabilidad e insomnio.
 Psicosis cocaínica.
 Depresión reactiva tras abandono del consumo.
 Infarto por taquicardias.

e) Alucinógenos:
 Reacción de pánico agudo o "mal viaje".
 Episodios psicóticos agudos.
 Reacciones psicóticas prolongadas.
 Psicosis recurrentes.
 Flash-back.

f) Cannabis:
 Los mismos descritos para la LSD pero menos
intensos y con menor frecuencia.
 Síndrome amotivacional.
29
g) Alcohol:
 Trastornos de la memoria y de la capacidad de
concentración.
 Episodios psicóticos agudos como el delirium tremens, la psicosis de
korsakoff ó la alucinosis alcohólica.
 Episodios psicóticos subagudos como la celotipia alcohólica.
 Demencia.

2) Patología Física:

a) Opiáceos:
 Patología infecciosa: infecciones superficiales focales. Tromboflebitis.
Infecciones bucodentales. Endocarditis. Hepatitis. Infeccionesgénito-
urinarias. Infecciones pleuropulmonares. Infecciones oftálmicas.
SIDA.
 Patología no infecciosa: síndrome febril autolimitado. Muerte súbita
por: sobredosis, adulterantes, E.A. de pulmón cardiogénico y ceguera.

b) Barbitúricos y Benzodiazepinas:
 Infecciones pulmonares.
 Sobredosis.

c) Anfetaminas: (no valorables).

d) Cocaína:
 Patología infecciosa: la misma de la heroína.
 Patología no infecciosa: la misma que la heroína excepto el E.A. de
pulmón.

e) Alucinógenos:

30
No producen patologías físicas ya que mucho antes ocasionan un cuadro
Esquizofrénico.

f) Cannabis:
 Inmunodepresión con predisposición a padecer todo tipo de
infecciones.
 Daños pulmonares similares al tabaco pero en mayor grado.
 Teratogénesis.
 Alteraciones de la coordinación motora y sensopercepción.

g) Alcohol:
 Alteraciones gástricas.
 Alteraciones hepáticas.
 Pancreatitis aguda.
 Inmunodepresión.
 Alteraciones del sistema nervioso Central y Periférico.

7. MODELOS EXPLICATIVOS

7.1. Modelos disposicionales o caracteriales

Modelos psicoanalíticos

Las nuevas corrientes psicoanalíticas han aclarado muchos de los mitos más frecuentes en
psicoanálisis sobre la comprensión psicopatológica del consumo de drogas. Por ejemplo, una de
las creencias más difundidas contemplaba que la adicción era el síntoma de un trastorno

31
emocional, no un problema primario, y que desaparecería mediante la comprensión analítica del
mismo. Derivadas de esta conceptualización psicodinámica de la adicción surgieron infinidad de
hipótesis que trataron de explicar el origen del problema alcohólico como resultado de un
conflicto intrapsíquico relacionado con un intento de volver al estado placentero que procedía
del pecho materno (Fijación oral), o bien, con una Angustia de Castración, Protesta hostil contra
la sociedad (se proyecta el odio acumulado contra el padre) u Homosexualidad Latente. Sin
embargo, recientes trabajos que han analizado la eficacia del tratamiento psicoanalítico, han
llegando a la conclusión de que éste debe realizarse después de haberse conseguido la abstinencia
alcohólica; o bien, combinarse con otros tratamientos encaminados a conseguir la supresión del
consumo. Distintas escuelas como por ejemplo, el Enfoque Modular-Transformacional, han
desarrollado esta forma de entender las adicciones en la que distintos tratamientos interactúan y
se complementan entre sí. Según estos terapeutas, la distinción en diferentes niveles
psicopatológicos permite situar adecuadamente las aportaciones de modelos psicoterapéuticos
muy distantes entre sí (terapias psicofarmacológicas, cognitivas, de autoayuda, etc.). Así como
posibilita una comprensión más integrada y completa de la complejidad psíquica evitando el
riesgo del reduccionismo teórico.

El enfoque Modular-Transformacional Psicoanalítico propone que en toda dependencia de


drogas es posible distinguir tres niveles claramente diferenciados, aunque muy relacionados, que
precisarán abordajes terapéuticos diferentes: un nivel biológico, uno psicopatológico común y
otro psicopatológico específico.

7.2. Modelos derivados de las teorías del aprendizaje

Condicionamiento clásico aplicado al ámbito de las adicciones

Si entendemos que la conducta alcohólica es un comportamiento aprendido


observaremos que el desarrollo de su adicción puede describirse, explicarse y predecirse
partiendo de la teoría del aprendizaje. La psicología basada en estos principios ha destacado la
importancia de los procesos de condicionamiento clásico y operante en el inicio, mantenimiento
y recaída en una conducta adictiva.

32
Una de las aportaciones fundamentales de la psicología experimental al campo del
alcoholismo ha sido la demostración de que el alcohol actúa como reforzador positivo generando
en el individuo un estado anímico altamente gratificante.

Estímulo Respuesta de consumo alcohólico Bienestar, euforia o sedación.


Respuesta Consecuencia
Refuerza

Este mecanismo de refuerzo positivo está en la base de la génesis, el mantenimiento y la


recaída en la conducta alcohólica; ya que los efectos esperados de la administración de la
sustancia son muy placenteros y reforzantes. Se ha considerado que las recaídas y el
mantenimiento de la conducta adictiva pueden deberse, entre otras cosas, al deseo de obtener
dichos efectos. Este deseo por la obtención del estado subjetivo de bienestar dispararía el craving
y aumentaría la probabilidad de emisión de una conducta de consumo. Por otro lado, el estado de
malestar propio de los periodos de abstinencia actuaría a modo de reforzador negativo
propiciando un nuevo consumo para evitar dicho malestar (refuerzo negativo). Además el nivel de
droga en el organismo puede actuar como estímulo discriminativo interno que señalaría la
posibilidad de obtener un nuevo reforzador (otra copa).

Otros experimentos han demostrado que los individuos asocian señales del entorno con
estímulos reforzadores positivos o con estímulos aversivos. Basándose en las teorías sobre el
Condicionamiento Clásico, Wickler (1948) desarrolló el concepto de abstinencia condicionada, que
sugiere que los estímulos ambientales pueden desencadenar en adictos abstinentes síntomas que
se parecen al síndrome de abstinencia y que generan un deseo inmediato de consumir. Este
síndrome de abstinencia condicionado persiste largos periodos de tiempo tras la desintoxicación
del adicto, y se caracteriza por una reactividad aumentada a los estímulos asociados al consumo.
Tanto es así que se pueden desencadenar cuadros de abstinencia condicionada o craving con
sistemas audio-visuales que escenifican situaciones de consumo.

33
Si bien los conceptos basados en el condicionamiento clásico y operante explican buena
parte del desarrollo de una conducta alcohólica, no podemos olvidar que las teorías basadas en el
Aprendizaje Social (Bandura, 1963) y las del Proceso Oponente (Solomon y Corbit, 1973),
también basadas en los principios básicos del aprendizaje, ofrecieron valiosas aportaciones a la
comprensión del alcoholismo.

Teoría del Aprendizaje Social

La teoría del Aprendizaje Social de Bandura asume que tanto la conducta normal como la
anormal se rigen por los mismos principios del aprendizaje social.

Abrams y Niaura (1987) presentan nueve principios de la teoría del Aprendizaje Social
que son aplicables a los problemas de bebida:

1. Aprender a consumir bebidas alcohólicas representa una parte integral de la socialización


y el desarrollo psicosocial dentro de una cultura. Gran parte de ese aprendizaje se inicia
incluso antes de que el niño o el adolescente comience a consumir alcohol, ejerciéndose
esta influencia de modo indirecto a través de las actitudes, expectativas y creencias, así
como de modo directo por medio del modelado, los medios de comunicación y el
refuerzo social de la conducta de bebida. Sin embargo, aún siendo necesaria, esta
influencia no es suficiente para explicar el desarrollo del abuso y dependencia del alcohol.

2. Los factores diferenciales de predisposición individual pueden interactuar con la


influencia de los agentes y situaciones socializantes a la hora de determinar los patrones
iniciales de consumo de alcohol. Entre los elementos que pueden contribuir al riesgo de
abuso de alcohol se incluyen los de tipo genético, farmacológicos, psicosociales (déficits
de habilidades o exceso de conductas inadecuadas) así como la ausencia de modelos
normativos o la presencia de modelos de consumo abusivo de alcohol.

3. Las experiencias directas de consumo de alcohol se vuelven progresivamente más


importantes según la experimentación y el consumo se va incrementando.

34
4. Los déficits en habilidades psicosociales de afrontamiento, a la hora de enfrentarse a
ciertas demandas situacionales, pueden producir una percepción de ineficacia personal
que conduce a la utilización del alcohol, y a una disminución de la frecuencia e intensidad
con la que se ejecutan respuestas de afrontamiento alternativas. Por tanto, se establece
que los principales determinantes próximos de la conducta de bebida son: los estresores
ambientales que superan la capacidad de afrontamiento de la persona, la baja autoeficacia
para realizar conductas de afrontamiento alternativas, las elevadas expectativas de que el
alcohol producirá los efectos deseados y la minimización de las consecuencias negativas a
largo plazo.

5. Si continúa el consumo de alcohol, se adquiere tolerancia hacia sus propiedades


reforzantes directas con lo que cada vez se necesitarán mayores cantidades para conseguir
los efectos deseados. Por tanto, esta tolerancia puede actuar como un mediador
secundario del consumo posterior de alcohol y, asimismo, puede también estar
determinada por factores biológicos heredados.

6. Si el consumo de alcohol se incrementa y mantiene con el tiempo, el riesgo de desarrollar


dependencia física y psicológica aumenta. Es en este momento cuando aparece el
consumo reforzado negativamente para evitar los síntomas de abstinencia. Asimismo, la
persona puede utilizar únicamente el alcohol como mecanismo de afrontamiento a sus
problemas psicosociales tales como los cambios de humor, la ansiedad social y los
déficits de habilidades sociales.

7. El determinismo recíproco entre los factores biológicos (euforia, reducción de tensión,


etc.) ambientales (restricción del círculo de amistades, pérdida de apoyo social, de
empleo, etc.) y las variables psicológicas (disminución de la autoeficacia y métodos
alternativos de afrontamiento) explica el círculo vicioso de las interacciones negativas
entre persona y ambiente que conducen a la intervención de los mecanismos de control
social (policía, programa sanitario, programas de rehabilitación). Resulta muy importante
resaltar que este determinismo recíproco puede explicar la pérdida de control sin necesidad
de recurrir a un proceso de enfermedad biológica subyacente.

35
8. La influencia de los factores individuales, sociales y situacionales sobre el consumo de
alcohol varia de una persona a otra, con lo que se asume que no existen etapas inexorables
hacia el alcoholismo, ni personalidades alcohólicas, etc. Asumiéndose que existen múltiples
vías biopsicosociales en el consumo, abuso y recuperación, estando todas ellas sujetas a
los mismos principios del aprendizaje social.

9. La recuperación dependerá de la habilidad del individuo a la hora de decidirse a explorar


métodos alternativos de afrontamiento.

Teoría del Proceso Oponente (Teoría sobre la Motivación Adquirida)

Este modelo describe que los organismos actúan para moderar las influencias
emocionales que provienen de estímulos novedosos. La teoría del Proceso Oponente describe
que dos procesos automáticos, a y b, son los causantes de relacionar la estimulación con la
conducta y que esta relación va cambiando conforme a la experiencia (exposiciones repetidas al
estímulo).

En la adicción al alcohol las personas pueden experimentar algún tipo de sensación de


relajación ante el consumo de alcohol pero a medida que va consumiendo los efectos agradables
desaparecen dando lugar a un estado de irritación y ansiedad permanentes. Según el modelo, el
proceso a no cambiaría a lo largo de sucesivas exposiciones pero el proceso b se intensificaría
con el tiempo contrarrestando los efectos placenteros del proceso a más rápidamente e
incrementando las sensaciones displacenteras y el tiempo que se tarda en regresar a los niveles
afectivos normales.
Teoría general de sistemas

Desde la perspectiva sistémica, una dependencia se entiende como una conducta


disfuncional (síntoma) que tiene un sentido para la homeostasis o permanencia del sistema
familiar. La conducta dependiente sería, entonces, una propuesta de solución de la propia familia
para afrontar la crisis y evitar un desenlace (tendría una función reguladora del equilibrio del
sistema). En consecuencia la conducta-problema sería una necesidad del sistema y de ahí la
resistencia de la familia al abandono del síntoma. Esto explicaría, en parte, la dificultad en el
mantenimiento de la abstinencia y las reacciones de determinados familiares (desafío,

36
desconfianza, necesidad de control, victimización, etc...) en el proceso terapéutico. De lo dicho
anteriormente se ve la necesidad de que el terapeuta indague la función del síntoma para
planificar las intervenciones más adecuadas.

Según Steinglass (1989) una dependencia jugaría un papel regulador dentro del sistema
familiar a través de tres mecanismos:

1. La regulación de la distancia interaccional entre los miembros de la familia.


2. La calidad del afecto exhibido entre los componentes de la familia.
3. El ritmo de la actividad interaccional.

7.3. Modelos humanistas-existenciales

El método no directivo se basa fundamentalmente en dos elementos: uno conceptual,


basado en la visión positiva de la persona, y el otro metodológico, consistente en proponer una
técnica apropiada para traducir las posturas de respeto, no interferencia y abstención (derivados
de la misma concepción positiva de la persona) al proceso psicoterapéutico.

En los últimos años las nuevas tendencias han ido evolucionado hacia modelos eclécticos o
modelos de integración, tanto conceptual como metodológica, de los aspectos estudiados por las
diferentes escuelas. Esta nueva línea de investigación está propiciando que se dé un
enriquecimiento en la amplitud de perspectivas a la hora de estudiar un determinado problema,
como puede ser la drogadicción, y una búsqueda de líneas directrices básicas y comunes a todos
los enfoques.

7.4. Modelo dinámico del cambio en el ámbito de las conductas adictivas: Prochaska y
Diclemente

7.4.1. Bases Teóricas y Presupuestos Básicos del Modelo

37
Este modelo pretende delimitar cuales son los procesos de cambio implícitos en el cambio
de cualquier comportamiento aditivo. Este modelo parte de las investigaciones psicoterapéuticas
realizadas por los propios autores sobre todo en el ámbito de la adicción al tabaco.

En este modelo los autores diferencian los conceptos de: estadios, procesos de cambio y
niveles de cambio.

Modelo en Espiral de los Estadios de Cambio

a) Precontemplación: En este momento las personas adictas no son conscientes de los


problemas que les causa su adicción ya que es mayor el estimulo reforzante que obtienen
al continuar la conducta que los aversivos.

b) Contemplación: En este momento los reforzantes y aversivos de la conducta adictiva


comienzan a equilibrarse por lo que comienzan a tomar conciencia de la situación
considerando ya la posibilidad de abandonar el consumo, aunque en este momento no se
ha desarrollado un compromiso fuerte para ello. Es habitual en este momento que los
adictos intenten una comprensión de su problema (causas, consecuencias, tratamiento,
etc.) manifestando gran interés en hablar sobre su adicción.

c) Preparación: Se toma la decisión y se adoptan compromisos para abandonar la conducta


adictiva. Los criterios para decidir que una persona se encuentra en este estadio son por
un lado la decisión de abandono y por otro la aparición de pequeños cambios en la
conducta que corroboran esta decisión, por ejemplo, disminuir la dosis de sustancia
consumida.

d) Acción: Se observa claramente que el individuo está cambiando tanto a nivel de conducta
abierta como encubierta. Se observa un cambio de actitudes hacia el consumo y un
comportamiento para el que se necesita gran esfuerzo, por ejemplo, la abstinencia total.

e) Mantenimiento: Consiste en una continuación del cambio dado en la etapa anterior en la


que el individuo intenta mantener los cambios y logros conseguidos intentando prevenir
la posible recaída en la adicción. Este período se caracteriza por el miedo a la recaída lo

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que genera en la mayoría de las ocasiones la emergencia de comportamientos y actitudes
rígidas y estructuradas ya que cualquier cambio en estos implicaría con gran probabilidad
para ellos una recaída.

f) Recaída: Esta aparece cuando falla la abstinencia y por tanto los mecanismos para
mantenerla. En esta situación aparecen sentimientos de culpa, desesperanza, frustración y
por tanto la valoración que hace el individuo sobre su autoeficacia en el proceso de
cambio se ve muy mermada. En esta situación el 75% de los sujetos que recaen vuelven al
estadio de contemplación y preparación y un 15% al estadio de Precontemplación.

g) Finalización: Consiste en la extinción total de la conducta adictiva y el mantenimiento de


un nuevo patrón comportamental que no implica esfuerzo o energía extra para
mantenerlo. Esta etapa es definida operativamente como – el deseo de consumo de la
sustancia en cualquier sustancia psicoactiva en cualquier situación es nulo – y – el grado
de confianza de no consumo de cualquier sustancia psicoactiva en cualquier situación es
del 100%.

Modelo de los Procesos de Cambio

Se refiere al conjunto de actividades ya se abiertas ó encubiertas iniciadas o


experimentadas por el individuo que tienen como finalidad modificar el hábito adictivo.

a) Aumento de la Concienciación: Es un proceso cognitivo en el que el individuo atiende más a


la información relacionada con el consumo y a los beneficios que obtendría de
abandonar el consumo.

b) Autorreevaluación: Consiste en una evaluación que realiza el individuo sobre los efectos que
tiene el hábito adictivo sobre sus valores y forma de ser así como los beneficios que
obtendría de abandonar la adicción.

c) Reevaluación Ambiental: Consiste en una valoración que realiza el individuo sobre el efecto
que tiene su adicción en las relaciones interpersonales y que consecuencias positivas
tendrían estas relaciones si cesara el hábito adictivo.

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d) Relieve Dramático: Consiste en la emociones que se elicitan a través de la propia
observación sobre el efecto de la sustancia en el sujeto o las advertencias que se le hacen
con respecto a los efectos negativos de la sustancia sobre su salud.

e) Autoliberación: Implica un compromiso por parte del adicto y un aumento para decidir y
elegir. Implica la creencia de que en el proceso de cambio la persona es un factor muy
importante y que pueden desarrollarse habilidades para cambiar la situación.

f) Liberación Social: Implica también un aumento de la capacidad del individuo para decidir
debido a una toma de conciencia de la representación social de las adicciones y la
existencia de voluntad social para cambiarlas así como la existencia de alternativas
sociales disponibles.

g) Manejo de Contingencias: Consiste en el autorrefuerzo o refuerzo externo de un patrón de


conducta alternativo al adictivo.

h) Relaciones de Ayuda: Consiste en la existencia de una red de apoyo social que facilite el
proceso de cambio del hábito adictivo.

i) Contracondicionamiento: Consiste en modificar las conductas que se elicitan en situaciones


de riesgo a través del refuerzo de conductas alternativas o incompatibles.

j) Control de Estímulos: Consiste en la evitación de situaciones de alto riesgo para el


consumo.

7.4.2. Integración de los Estadios y Procesos de Cambio

Precontemplación Contemplación Preparación Acción Mantenimiento

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Aumento de la Concienciación
Relieve Dramático
Reevaluación Ambiental

Autorreevaluación

Autoliberación

Manejo de Contingencias
Relaciones de Ayuda

Contracondicionamiento
Control de Estímulos

Los Niveles de Cambio

En este momento del modelo teórico se abordan los cambios necesarios que se requieren
para abandonar la conducta adictiva. Según Prochaska y Diclemente los niveles de cambio son:

a) Síntoma / situacional.
b) Cogniciones Desadaptadas.
c) Conflictos Interpersonales Actuales.
d) Conflictos Sistémicos /familiares.
e) Conflictos Intrapersonales.

Según el modelo planteado es preferible una actuación sobre el nivel síntoma /situación ya que:

- El cambio sucede con más facilidad en este nivel más observable.


- Este nivel supone el motivo principal por el que el adicto acude a tratamiento.
- Puesto que es el nivel más consciente y contemporáneo, el grado de inferencia necesaria para
la evaluación e intervención es menor.
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- Debido a que todos los niveles están relacionados, el cambio en este nivel generará cambios
en los demás niveles.

8. EVALUACIÓN CLÍNICA DE LAS ADICCIONES

8.1. Entrevista clínica

El objetivo de la entrevista clínica con drogodependientes es estudiar la conducta de estos


sujetos tal y como ocurre en su interacción con el ambiente en la actualidad, y de forma
retrospectiva, cómo se adquirió y desarrolló. Gracias al uso de la entrevista clínica podemos:

 Conocer datos relevantes e idiosincraticos sobre las distintas características del


drogodependiente, que serían difíciles de obtener mediante la utilización de otros
métodos.
 Conocer el significado específico que los hechos y acciones tienen para cada paciente.
 Descubrir la historia conductual de cada paciente.

Por tanto, podemos decir que, la entrevista clínica se centra en el análisis de la conducta
actual del sujeto, considerando la drogodependencia como una conducta problema. Un modelo a
seguir puede ser el considerar, en primer lugar la historia psicosocial (cuyo objetivo es determinar
la función que cumple la drogodependencia en la vida del paciente: conducta de consumo,
consecuencias, conductas de autocontrol, historia de adquisición y respuestas familiares...) y, a
continuación la historia social comunitaria (cuyo objetivo es determinar la influencia que tiene la
comunidad sobre el proceso delictivo: evaluación de la situación familiar, situación educativa,
laboral y legal del drogodependiente).
8.2. Evaluación fisiológica

Se refiere a la evaluación de los siguientes aspectos:

 Problemas de salud física, ya que entre los consumidores de las distintas drogas suelen
darse una serie de patologías orgánicas, generalmente infecciosas que exigen un
detallado examen médico.
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 Análisis de orina, para detectar todas las posibles drogas de abuso. Proporciona un
indicador objetivo sobre la evolución del tratamiento y refuerza la habilidad del
paciente para resistir y afrontar el deseo de la droga.

8.3. Evaluación psicofisiológica

Se trata de determinar la influencia que determinados estímulos condicionados tienen


para desencadenar el deseo subjetivo de la droga y la subsiguiente recaída.

8.4. Inventarios y cuestionarios

Las áreas más frecuentemente evaluadas mediante cuestionarios e inventarios son las
siguientes:
 Contexto sociofamiliar, mediante la Escala de Pertenencia Sociofamiliar (Holsten y Waal,
1980).

 Funcionamiento sociocomunitario, mediante la Escala de Funcionamiento


Sociocomunitario (Holsten y Waal, 1980).
 Evaluación del deseo, mediante la Escala para la Evaluación Subjetiva del Deseo.

 Escala para Evaluar el Síndrome de Abstinencia.

 Cuestionario Subjetivo de Respuestas Agonistas (similares a los efectos de la heroína).

 Escala para evaluar la Toma de Drogas (Holsten y Waal, 1980).

 Escala de resultados terapéuticos.

9. CUESTIONES GENERALES SOBRE LA INTERVENCIÓN EN


DROGODEPENDENCIAS
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Para cambiar un hábito de dependencia de las drogas por otro que conlleve un estilo de
vida nuevo, se necesita que, tanto el drogodependiente como sus familiares, participen de forma
activa en un programa de tratamiento.

Antes de iniciar cualquier programa de intervención, resulta de suma importancia


enumerar una serie de aspectos a tener en cuenta a lo largo del desarrollo de cualquier programa
de tratamiento:

- Frecuencia semanal con que se debe asistir a la terapia individual, grupal y familiar.

- Duración del programa de tratamiento.

- Elaborar un listado con los miembros de su familia y/o amigos que están dispuestos a
participar en el programa de tratamiento.

- Especificar la frecuencia semanal con que se van a realizar los análisis de orina.

- Un compromiso de respetar la confidencialidad de todos los aspectos de la terapia, así


como de los demás pacientes que participen en el programa de tratamiento y de
alcanzar la abstinencia en todo tipo de drogas (incluyendo alcohol y marihuana),
aunque el paciente considere que estas drogas nada tienen que ver con su
drogadicción.

- Enumerar las situaciones y personas de “alto riesgo” que se deben evitar durante los
primeros meses de tratamiento, a no ser que vaya acompañado por un familiar.
- El compromiso de todos los miembros de la familia y de otras personas significativas
de que van a implicarse activamente en el programa de tratamiento.

Existen una serie de etapas y procesos comunes por los que generalmente la gente pasa,
independientemente de si su cambio es autodirigido o dirigido por un terapeuta; es decir, con o
sin terapia, la gente parece pasar por etapas comunes de cambio terapéutico y utilizar procesos
de cambio similares, en función de la historia personal de cada adicto. Por tanto en la
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formulación conductual del tratamiento, deberá precisarse la etapa o estadio de cambio por el
que está pasando el paciente (etapa de disponibilidad para alcanzar el cambio terapéutico).

El objetivo general de todo programa de intervención individual consiste en ayudar a los


pacientes a superar las conductas de búsqueda y autoadministración de las drogas y, a modificar
el estilo de vida del drogodependiente en sus diferentes vertientes (individual, familiar, social-
interpersonal, comunitario...). Para ello serán necesarios múltiples procedimientos a nivel del
individuo, grupal y familiar.

A nivel de individuo se utilizan procedimientos de exposición, modificación del estilo de


vida (programación de actividades...), técnicas de reestructuración cognitiva y otras áreas
importantes (salud física y cambio de imagen, reacciones de ira, posibles déficits en
discriminación situacional...).

A nivel grupal, los procedimientos de intervención más utilizados son: cambio de actitudes
(se confronta la actitud inadecuada del paciente para lograr otra más adaptativa), aportación de
información (se aporta material verbal y no verbal sobre el contenido que se va a desarrollar en
determinadas sesiones para que el paciente pueda aprender a afrontar sus problemas y ayudarle a
corregir creencias erróneas sobre su propio proceso de recuperación), feedback diferencial ( se
refiere tanto al reforzamiento diferencial de determinadas conductas dirigidas a la abstinencia y al
cambio del estilo de vida, como al castigo diferencial de otras conductas que llevan a la
abstinencia), ensayo de conducta (se pretende que los miembros del grupo aprendan a desarrollar
conductas adaptativas ante situaciones problemáticas relacionadas con el consumo de drogas
reproduciendo la situación en la sesión y ensayando respuestas alternativas que puedan resultar
eficaces), entrenamiento en solución de problemas ( consiste en proporcionar gran variedad de
respuestas potencialmente eficaces para resolver un problema determinado e incrementar la
probabilidad de elegir la respuesta más adecuada entre varias alternativas), reestructuración cognitiva
en grupo ( el formato es prácticamente similar al individual, con la única diferencia de que la
persona especifica su pensamiento automático y el cada uno de los miembros del grupo genera
pensamientos alternativos) y asignación de tareas ( consiste en la realización de distintas actividades,
Ej. Reestructuración cognitiva, solución de problemas, y a continuación tomar nota de los
resultados en un autorregistro).

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Un aspecto de suma importancia es la intervención para la prevención de recaídas, ya que
una vez que el drogodependiente ha sido capaz de mantenerse abstinente entre uno y tres meses,
el intento de superación de la adicción es un proceso largo y complejo. Sería necesario,
primeramente una evaluación precisa de las situaciones de alto riesgo en las conductas adictivas
(mediante un autorregistro o administrando el Cuestionario de Seguridad en Situaciones de
Riesgo para Consumir). También resulta de gran importancia estar atentos a las señales de aviso
que siempre aparecen antes de que el paciente recaiga (sentimientos y estado de ánimo negativos,
idealización del efecto de la droga, conductas impulsivas, cambios graduales en el estilo de
vida...). Posteriormente se utilizan las diferentes técnicas de intervención en prevención de
recaídas. Concretamente, se distinguen tres niveles de intervención en prevención de recaídas:

- Un nivel de intervención de apoyo que consiste en prestar atención a los problemas y


al discurso expresado por el individuo mediante un programa educativo sobre las
recaídas.

- Un segundo nivel de manipulación ambiental: encerrarse en casa durante un tiempo,


salir acompañado por la familia, evitar situaciones de alto riesgo, etc.

- El tercero, de intervención genérica, se realiza mediante la actuación con terapia de


apoyo, ayuda en la búsqueda de soluciones adaptativas, manipulación ambiental y guía
psicológica anticipatoria.

En general, lo importante es tener en cuenta que el proceso de recuperación del


drogodependiente no es lineal, sino más bien circular. De manera que, durante los tres primeros
meses de tratamiento aparecen deslices ocasionales y, a veces, recaídas que pueden llevar al
abandono del tratamiento.
10. HABILIDADES DEL TERAPEUTA EN EL TRATAMIENTO DE LAS
ADICCIONES: LA ENTREVISTA MOTIVACIONAL

Con el término Entrevista Motivacional, nos referimos a una forma de ayudar a los sujetos a
que reconozcan y se ocupen de sus problemas potenciales y presentes. En este tipo de entrevista
el terapeuta no asume un rol autoritario, sino que se deja la responsabilidad en manos del propio
individuo, centrándonos más en el apoyo que en la discusión. El objetivo sería aumentar la
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motivación intrínseca del paciente para que el cambio surja desde dentro más que imponerse
desde fuera.

Para ello, contamos con cinco principios generales:

1. Expresar la empatía

Se trata de adoptar una actitud de aceptación, intentando comprender los sentimientos y


perspectivas del paciente sin juzgar, criticar o culpabilizar, teniendo en cuenta que es posible
aceptar y comprender la perspectiva del paciente sin estar de acuerdo con ella. La clave está en
una escucha respetuosa del paciente con deseo de comprender sus puntos de vista.
Este tipo de aceptación de las personas tal y como son parece liberarlas para cambiar,
construyendo una relación terapéutica de trabajo y fomentando, al mismo tiempo, la autoestima
del paciente (una condición importante para el cambio).

2. Crear una discrepancia

Se trata de crear y potenciar, en la mente del paciente, una discrepancia entre la conducta
actual y unos objetivos más amplios (una discrepancia entre donde uno está y donde uno querría
estar). Esta discrepancia se podría provocar a partir de la concienciación de los costes de la
conducta actual, ya que cuando una conducta se cree que está en conflicto con unos objetivos
personales importantes (la propia salud, el éxito, la felicidad familiar o una autoimagen positiva),
el cambio ocurrirá con una cierta probabilidad.
Por tanto, el principio fundamental sería el siguiente: la motivación para el cambio se crea cuando
las personas perciben una discrepancia entre su conducta actual y sus objetivos personales más importantes.

3. Evitar la discusión

El evitar discutir, evitar las confrontaciones cara a cara, resulta un principio fundamental en
la entrevista motivacional. La discusión directa tiende a provocar que las personas se afirmen en
su libertad para hacer lo que les viene en gana. Por esta razón, el objetivo general de toda
entrevista motivacional sería evitar aquellos enfoques que una resistencia por parte del paciente,
si la resistencia sugiera el terapeuta debería cambiar la estrategia inmediatamente.

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4. Darle un giro a la resistencia

El darle un giro a la resistencia consiste en dar un giro a las razones que da el sujeto y así
crear un nuevo momento para el cambio. De modo que el terapeuta no impone nuevos puntos
de vista u objetivos, sino que se invita al paciente a considerar la nueva información y se la
ofrecen nuevas perspectivas para hacerlo.
Darle un giro a la resistencia también implica generar preguntas o problemas al paciente (no
proporcionar soluciones para todo), consiguiendo así que el paciente abandone todas las ideas
semejantes a “si, pero...”, considerándolo como una persona capacitada, con conocimientos e
ideas importantes para solucionar sus propios problemas.

5. Fomentar la autoeficacia

Con el término autoeficacia, nos referimos a la creencia que tiene la persona sobre su
habilidad para llevar a cabo con éxito una determinada tarea. Un objetivo de la entrevista
motivacional sería aumentar las percepciones de los pacientes sobre su capacidad para hacer
frente a los obstáculos y tener éxito en el cambio.
Un elemento a tener en cuenta, que pueden ayudar a la autoeficacia sería el poner énfasis en
la responsabilidad personal: la persona no solo puede, sino que debe realizar el cambio, nadie lo
hará por ella.

Lecturas complementarias

 Juan Escames Sánchez (Universidad de Valencia). Directrices para la elaboración de programas


preventivos en drogodependencias.

 Miguel Pérez (1993). Cómo elaborar un plan de prevención.

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