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© Derechos Reservados
Ecumenismo del Espíritu. Pentecostalismo, Unidad y Misión.
Foro Pentecostal Latinoamericano

Telefono (511) 550-4060


Celular (511) 949.273.488
E-mail: relep21@yahoo.com
URL: www.foropentecostal.com
Lima – Perú
Julio del 2012
Edición Especial: 1000 ejemplares

Editores
Dr. Luis Orellana (Chile)
Dr. Bernardo Campos (Perú)

Consejo Editorial
Ob. Richar Mendoza (Ecuador)
Dr. Pastor Darío López (Perú)
Dr. Expedito Ferreira de Melo (Brasil)
Mgr. Esther Kooyip (Perú)
Dr. Oscar Corvalán V. (Chile)
Dr. Norberto Saracco (Argentina)

Esta publicación ha sido posible gracias al valioso apoyo del Foro Cristiano Mundial

Se autoriza la reproducción de una parte o la totalidad de la obra para su uso en


centros de formación teológica, siempre que se cite la fuente o se solicite los
permisos correspondientes a los editores.

Impreso en el Perú
Printed in Peru

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INDICE

PROLOGO...............................................................................................................................................5
LOS AUTORES.......................................................................................................................................6

CAPITULO I LA BUSQUEDA DE UN ECUMENISMO DEL ESPÍRITU.....................................9


A. Dr. Carmelo Álvarez. La búsqueda de la unidad entre los pentecostales .........................................9
1. ¿Por qué es pertinente ser ecuménicos?...............................................................................................9
2. Hacia un “Ecumenismo del Espíritu”...............................................................................................11
B. Dr. Bernardo Campos. Los Encuentros Pentecostales en América Latina y RELEP......................13
1. Los Encuentros Pentecostales............................................................................................................13
2. La Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP)...........................................................15
C. Obispo Richar Mendoza. El Foro Cristiano Mundial y el Foro Pentecostal....................................16
1. El Foro Cristiano Mundial................................................................................................................16
2. El Foro Pentecostal Latinoamericano.................................................................................................18

CAPITULO II PENTECOSTALISMO, UNIDAD Y MISION.........................................................20


A. Dr. Oscar Corvalán. Pentecostalismo, Ecumenismo y Cristiandad en la primera mitad del siglo
XXI 20
1. Los Pentecostales y el ecumenismo desde la teología y la sociología..................................................21
2. Desafíos y oportunidades del crecimiento de la cristiandad en el mundo..........................................24
3. Interpretaciones del fenómeno Pentecostal chileno............................................................................28
B. Pr. Expedito Ferreira de Melo. Unidad en la diversidad...............................................................35
1. Posibles factores productores de la dispersión evangélica actual.......................................................36
2. Modelos de Unidad............................................................................................................................38
3. Unidad en la diversidad......................................................................................................................39
4. Factores de unidad.............................................................................................................................39
C. Dr. Darío López. La Ciudad y Nosotros: Misión de las iglesias pentecostales en el mundo urbano
42
1. Luces y sombras de las grandes urbes................................................................................................42
2. La presencia pentecostal en las grandes urbes....................................................................................44
3. Las tareas colectivas pendientes..........................................................................................................48
D. Mgr. Laura Saá. El Ayuno como un distintivo de la Identidad Pentecostal.............................52
1. Significado del ayuno..........................................................................................................................53
2. El ayuno en el Antiguo Testamento....................................................................................................53
3. El ayuno en el Nuevo Testamento.......................................................................................................57

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4. El ayuno como distintivo en la identidad pentecostal.........................................................................60

CAPITULO III EL FUTURO DEL PENTECOSTALISMO Y LA UNIDAD DE LA FE...............64


A. Dr. Luis Orellana. El Futuro del Pentecostalismo en América Latina..........................................64
1. Los predecesores del pentecostalismo en América Latina..................................................................64
2. El origen y consolidación del movimiento Pentecostal en el siglo XX..............................................66
3. El pentecostalismo en América Latina de cara al siglo XXI..............................................................71
B. Dr. Norberto Saracco. Entre el Templo y el Río: Pentecostalismo, Identidad y Futuro...............76
PROYECCIONES..................................................................................................................................81
CONCLUSIONES FINALES...............................................................................................................84

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PROLOGO

El libro que usted tiene ahora entre sus manos, es el fruto de un Encuentro
Continental de Pentecostales realizado en Lima, Perú los días 08 al 10 de Octubre del
2011, fecha en que se constituyó el Foro Pentecostal Latinoamericano.
En noviembre de 2010 se realizó en San José, Costa Rica un encuentro
preparatorio del encuentro del Foro Cristiano Mundial (FMC) que habría de realizarse
en Indonesia el año 2011. Como en el encuentro de San José la participación Pentecostal
era menor del 10%, pensamos en la posibilidad de organizar alguna instancia
latinoamericana de Coordinación Pentecostal. Este hecho fue apoyado favorablemente
por el secretario del FCM, el Dr. Hubert van Beek. Así fue que se formó un petit comité
que convocara a un encuentro continental donde se recogiera el aporte Pentecostal a la
unidad cristiana.
El Encuentro se realizó bajo los auspicios del Foro Cristiano Mundial y tuvo
como propósito analizar los desarrollos recientes y los desafíos que enfrentan hoy las
Iglesias Pentecostales en Latinoamérica.
El capítulo primero toma nota de los múltiples esfuerzos de los propios
pentecostales a favor de la unidad de la iglesia, desde los años 60 hasta nuestros días.
El capítulo segundo reflexiona sobre los aportes del pentecostalismo a identidad
pentecostal y la obra misionera de la iglesia.
El capítulo tercero es, en realidad, una prospectiva relativa al papel del
Pentecostalismo en el marco del Foro Cristiano Mundial. Aborda el tema de las
prácticas ecuménicas y discute el futuro del pentecostalismo en los posibles escenarios
del siglo XXI.
Como Foro Pentecostal Latinoamericano, nos anima la imperiosa necesidad de
trabajar por la unidad del cuerpo de Cristo como contribución a la unidad del género
humano. Una manera de hacerlo es desde las distintas familias confesionales, por lo
que, como pentecostales, decidimos analizar las recientes mutaciones religiosas en la
Región e identificar los desafíos que enfrentan los distintos actores sociales en el
presente siglo.
Quiera el Señor animarnos con su Espíritu permanentemente a fin de que nos
integremos como un solo cuerpo hasta que El vuelva, y que el testimonio de unidad
sirva para que el mundo crea.

Obispo Richar Mendoza


Foro Pentecostal Latinoamericano

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LOS AUTORES

Dr. Carmelo Álvarez, puertorriqueño, doctor en Teología, historiador y pastor;


miembro de la Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP) Y de la
Pentecostal Society of Pentecostal Studies (Sociedad de Estudios Pentecostales, SPS) de
Estados Unidos. Actualmente es misionero-consultor de la Junta de Ministerios
Globales de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo), en los Estados Unidos y Canadá,
así como en la Iglesia Unida de Cristo. Es además Asesor de la Unión Evangélica
Pentecostal Venezolana (UEPV) y miembro del Consejo Nacional Pastoral de
Venezuela. Ha trabajado en Estados Unidos como profesor de Historia del cristianismo
en el Seminario Teológico Cristina, en Indianápolis, Indiana. Allí fue director de
estudios multiculturales y decano de los estudiantes. Además ha sido profesor
visitante en varias instituciones de educación teológica en los Estados Unidos, Europa,
Asia, Latinoamérica y el Caribe. Fue también Rector del Seminario Bíblico
Latinoamericano, hoy Universidad. En reconocimiento a su trayectoria la SPS (USA) le
otorgó en marzo del 2012 el “Lifetime Achievement Award”, con el cual reconoció su
trayectoria, aportes y logros en el estudio, la investigación y sus publicaciones sobre el
pentecostalismo, así como su solidaridad con los más necesitados.

Dr. Oscar Corvalán V., chileno, doctor en Sociología, consultor en asuntos ecuménicos
para el Consejo latinoamericano de Iglesias (CLAI) y World Council Of Churches
(WCC) Es uno de los ejecutivos del Foro Pentecostal Latinoamericano y miembro de la
Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP). Es sociólogo, con postgrado
en Universidad de Ginebra y doctorado en educación Ph. D. U. de Toronto. Profesor
del Instituto de Investigación y Desarrollo de la Educación y director ac. Magíster en
educación basada en competencias de la Universidad de Talca. Ha sido, además,
director ejecutivo del proyecto de rediseño curricular por competencias de los
programas de pregrado de la Universidad de Talca y asesor de varias carreras
universitarias de otras universidades. Anteriormente fue responsable del diseño
curricular de los programas del Instituto Euro-Chileno de Turismo de la Universidad
de la Frontera. También, trabajó como asesor de educación técnica en el Ministerio de
Educación de Chile y del Uruguay. Luego de su doctorado publicó El Aprendizaje en
la Industria bajo la edición de Cinterfor de Montevideo, Uruguay. Ha escrito
numerosos artículos sobre formación de jóvenes desfavorecidos y educación de
adultos. Desde inicios de los años 90 ha estado involucrado en la aplicación del
enfoque por competencias en la educación técnica, CFTs, Institutos Profesionales y
Universidades; ha sido investigador y evaluador de proyectos Fondecyt y ha
participado en varios roles en proyectos MeceSup. Su interés principal investigativo
radica en la interacción entre el mundo del trabajo y el mundo de la educación y los
cambios que el primero induce en la educación.

Obispo Richar Mendoza, ecuatoriano, realizó estudios teológicos en el Seminario


Sudamericano de la Iglesia de Dios (SEMISUD) Actualmente es Supervisor Nacional

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de la Iglesia de Dios en Ecuador y el flamante Coordinador del Foro Pentecostal


Latinoamericano.

Dr. Bernardo Campos, peruano, doctor en Teología por la Rhema University de los
Estados Unidos; Master en Ciencias de la Religión por la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos; Lic. En Teología por el Instituto Universitario ISEDET (Antes Instituto
Superior Evangélico de Estudios Teológicos) de Argentina. Pastor Pentecostal durante
25 años y Profesor de Teología en el Seminario Metodista del Perú, Seminario
Evangélico Peruano (Presbiteriano), La Facultad de Teología Davar y la Facultad de
Ministerios FAMIN (ambos de orientación apostólica). Es uno de los miembros
fundadores de la Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP) y
actualmente es el Director del Instituto Elías para la Extensión del Reino de Dios, en
Lima Perú y editor del presente libro.

Dr. Luis Orellana, chileno, doctorandus en Estudios Latinoamericanos por la


Universidad de Chile; Lic. En Teología por la Universidad Bíblica Latinoamericana
(UBL) Es uno de los miembros fundadores de la Red Latinoamericana de Estudios
Pentecostales (RELEP) y actualmente es el Director Centro Evangélico de Estudios
Pentecostales (CEEP) de Chile, así como del Recinto de la Universidad Bíblica
Latinoamericano (UBL) de Costa Rica en Valdivia, Chile. Responsable de Publicaciones
del Foro Pentecostal Latinoamericano y editor del presente libro.

Dr. Darío López, peruano, se doctoró en estudios bíblicos en el Oxford Center para
Estudios de la Misión / Open University de Inglaterra, donde completó una tesis sobre
el tema de los evangélicos y los Derechos Humanos en el Perú. Es pastor de la Iglesia
de Dios del Perú y se desempeña como profesor el Centro Evangélico de Misiología
Andino-Amazónica (CEMAA) en Lima, Perú. Es además el Presidente del Concilio
Nacional Evangélico del Perú y autor de varios libros en su especialidad. Se ha
desempeñado anteriormente como Director General de la Asociación de Grupos
Universitarios Evangélicos del Perú y ha enseñado en varios países de América en
seminarios y universidades americanas. Recientemente ha servido en varias comisiones
gubernamentales que se ocupan de cuestiones de derechos de los niños y la igualdad
religiosa en el Perú.

Mgr. Laura Saá, ecuatoriana, profesora de Teología en el Seminario Sudamericano


(SEMISUD) de la Iglesia de Dios, graduada de la Universidad Laica Vicente Rocafuerte
de Guayaquil; miembro de la Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP).

Dr. Expedido Ferreira de Melo, brasileño, doctor en Teología, graduado del Programa
Doctoral Latinoamericano ("PRODOLA") en Teología con especialidad en Escuela de
Postgrado de Ciencias Teológicas Universidad Evangélica de las Américas (UNELA).
Es el Superintendente Nacional de la Iglesia de Dios en Brasil

Dr. Norberto Saracco, argentino, con un Ph. D. de la University of Birminghan,


Inglaterra. Su tesis versó sobre la Historia y teología del Movimiento Pentecostal
Argentino (History and Theology of the Argentinean Pentecostal Movement) Es Lic. en
Teología por la Universidad Bíblica Latinoamericana y en Ciencias de la Religión por la

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Universidad Heredia de Costa Rica. Pastor Iglesia Buenas Nuevas, miembro de la


Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL), y uno de los directivos del Foro
Pentecostal Latinoamericano. Es el fundador y Director de la Facultad Internacional de
Educación Teológica (FIET), antes conocida como la Facultad Latinoamericana de
Estudios Teológicos (FLET). Unos años antes había igualmente desarrollado similar
ministerio en Costa Rica. El autor ha viajado por los cinco continentes y ha sido un
prolífico autor en temas de Teología, la Misión de la iglesia y Discipulado Cristiano. Ha
producido además un cúmulo de otros trabajos, la mayoría de los cuales pueden ser
accedidos en la red. Sus libros sobre Discipulado, Misionología y Teología son leídos en
diferentes idiomas en todo el planeta.

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CAPITULO I

LA BUSQUEDA DE UN ECUMENISMO
DEL ESPÍRITU

A. Dr. Carmelo Álvarez. La búsqueda de la unidad entre los


pentecostales 1

Y si bien aún resta mucho por hacer, sin embargo existen múltiples denominaciones pentecostales
que van abriéndose poco a poco y el 'ecumenismo del Espíritu' se va imponiendo paso a paso para
el bien de las nuevas generaciones. Nosotros creemos que existe un 'ecumenismo del Espíritu',
cuya base se halla en Ezequiel 37:1-10, y que no tiene nada que ver con los pactos humanos que
responden a intereses, sino a principios muy distintos. A Dios gracias, muchas iglesias van
adquiriendo un compromiso social frente a un mundo de injusticias en todos los órdenes. Para el
pentecostalismo progresista, este compromiso es a partir del evangelio, de otra manera la Iglesia
sería una entidad filantrópica o de ayuda mutua secular, que no tendría nada que ver con el
compromiso de la Iglesia que más bien surge del 'mandato bíblico'
---Dr. Gabriel O. Vaccaro2

1. ¿Por qué es pertinente ser ecuménicos?

Quisiera resaltar, en este trabajo, el papel que ha jugado la vocación ecuménica


y la búsqueda de unidad del pueblo pentecostal latinoamericano y caribeño. Ese
llamado al compromiso ecuménico está cimentado en profundas convicciones
cristianas. En esa búsqueda de unidad se hace necesario resaltar cuatro convicciones
fundamentales y una motivación esencial: Las cuatro convicciones son: bíblicas,
teológicas, misionales y éticas. La motivación esencial es la visión del Reino de Dios
como anuncio del Evangelio y horizonte de esperanza. La unidad que anhelamos es
primicia y regalo en Jesucristo; guianza y presencia del Espíritu Santo, que junto al
Padre como fuente de inspiración y revelación, sostiene nuestra fe.
1 Aunque el Dr. Carmelo Álvarez no pudo estar presente en el Encuentro, le pedimos su contribución
para completar los antecedentes de esa larga caminata del ecumenismo pentecostal. El Dr. Álvarez no
solo ha acompañado sino que también ha sido un ferviente animador de las prácticas ecuménicas de los
pentecostales en América Latina. El artículo completo puede verse en Carmelo Álvarez, “Misión y
Unidad: Lo ecuménico en el Pentecostalismo Latinoamericano y Caribeño”, Voces del Pentecostalismo
Latinoamericano IV: 329-355. N. del E.
2 G. Vaccaro, Identidad Pentecostal, 43.
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Los fundamentos bíblicos para hablar de ecumenismo están sustentados en el


uso mismo que se le ha dado a la palabra oikumene: El mundo creado por Dios,
habitado por sus criaturas y sostenido por su amor (Juan 3:16). Esto es así porque Dios
ama su creación, la redime, la sostiene y restaura. En el Nuevo Testamento se subraya
esta idea de la tierra habitada, toda la tierra, el mundo con todos sus habitantes. Se
insiste en este ámbito en que Dios manifiesta su amor y su voluntad (Lucas 4:5, 21:26;
Hechos 17:6; 24:5; Romanos 8; 10:8; Apocalipsis 16:14). El apóstol Pedro dice en su
segunda epístola: “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y
tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (3:13). El vidente de Patmos dice en
Apocalipsis: “Yo hago nuevas todas la cosas”. (21:5)
Este es un horizonte de esperanza en una nueva tierra que comenzamos a
disfrutar ya. Son las primicias del nuevo oikumene que Dios quiere. Es presente y futuro
en la promesa justa de Dios. Nos llama responsablemente a ser cristianos en el mundo.
La propia epístola a los Efesios subraya la unidad de la Iglesia como una vocación de
unidad, para cumplir la misión en el mundo. Ese llamado es la más grande vocación de
todas: Ser llamados por la gracia de Dios, para cumplir en obediencia su propósito. La
Iglesia cumple una misión porque está vocacionada a servir (Efesios 4:4). Esa vocación
es un privilegio. Porque a través de toda la Biblia Dios no ha dado testimonio de esa
constante búsqueda de unidad que Dios quiere y fomenta para una humanidad
dividida y ajena de su reconciliación amorosa. La Palabra de Dios, entonces, es
fundamento y guía de nuestra vocación ecuménica, porque es revelación de Dios.
Nadie nos puede separar de Dios y su evangelio porque nos sostiene la savia de su
Palabra.
Hay un segundo criterio que es teológico: A partir de nuestra fe, reflexionamos
en lo que es menester creer y vivir. Nos abocamos a estudiar, analizar, discernir, con el
propósito de comprender y aclarar, para avanzar en nuestro caminar en la fe. La fe no
es algo estático, necesita ser cultivada, ampliada e iluminada por el conocimiento.
Renovamos el conocimiento de esa fe (Romanos 12:2). Al reflexionar comenzamos a
distinguir, separar lo que es auténtico de lo falso en nuestro peregrinaje de fe. Una
sólida teología de la unidad es un incentivo para un compromiso ecuménico
consistente y claro.
Hay, además, un factor fundamental: A través de nuestra reflexión teológica
disipamos el miedo y la incertidumbre, desarrollamos conceptos, ideas y principios,
que completados en nuestra práctica cotidiana, nos ayudan a crecer, “siguiendo la
verdad en amor” (Efesios 4:15). Lo que se opone a la teología no es el conocimiento,
sino la ignorancia. La vida cristiana, acrecentada por nuestras iluminaciones en la fe, es
una integración de mente y corazón.
El tercer criterio es misional. Jesús ora por sus discípulos para que, enviados al
mundo a testificar del amor de Dios y su anhelo de unidad, sean guardados del mal,
pero no quitados del mundo (Juan 17). Es en este mundo lleno de divisiones, conflictos,
y fragmentaciones humanas, que Dios nos llama a proclamar el testimonio de unidad
(“Para que el mundo crea”). Esa unidad de propósito y comunicación filial entre el
Padre y el Hijo, es ahora actualizada por la vida de los cristianos y cristianas en el
mundo, en la presencia consoladora del Espíritu (Juan 16:7). Jesús, enviado de su
Padre, nos envía como emisarios de su amor al mundo.
Esa visión misionera los impulsó a la diáspora evangelizadora. ¡Y no se olvide
que este fue el mayor empuje ecuménico que ha conocido la historia de la iglesia!

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Reconocieron los límites geográficos y políticos de mundo, pero asumieron la


pertinencia del reclamo del Espíritu: “Y hasta lo último de la tierra”, la oikoumene de
Dios (Hechos 1:8).
El cuarto criterio es ético. Como pentecostales decimos vivir la ética del
Espíritu. Ello implica no sólo el gozo del Espíritu, más las exigencias para que en
nuestra conducta y compromiso actuemos responsablemente. Por eso asumimos lo
ecuménico como principio positivo. Ser ecuménicos significa que en el Evangelio
hemos encontrado la sabiduría del Espíritu que nos invita a andar en su poder y
propósito (Gálatas 5:25). Es creer en el soplo del Espíritu que busca lo nuevo y
promueve la unidad: ¿No estaban “unánimes juntos”, los de la Primera Iglesia
Pentecostal de los Hechos? Recibieron el Espíritu Santo para participar en la comunión
los unos con los otros. Esa era la fuerza que los unía. Ese soplo del Espíritu es fuerza
creadora del Dios trino, plasmada en una comunidad de bienes, llamada a crear
condiciones de justicia y bienestar para sus miembros. Esa responsabilidad por lo
comunitario era la mística de trabajo de los apóstoles. Recuérdese que cuando en
Hechos 6:1-7 se planteó la necesidad de diversificar los ministerios, ellos actuaron con
responsabilidad abocándose a resolver el problema, en servicio a la comunidad. El
compartir las necesidades y el afrontar los problemas era un principio ético vital.
La responsabilidad ética reclama una respuesta al por qué de la acción social.
No se trata de perder la identidad pentecostal en los complicados e intricados vaivenes
de la vida contemporánea, ni diluirse en el activismo social inmediatista. Es asumir un
compromiso de servicio y entrega en nombre de Jesucristo, quien invita a las iglesias
pentecostales a sufrir y llevar su vituperio “fuera de la puerta” (Hebreos 13: 12-14), en
la sociedad contemporánea tan carente de reconciliación, justicia y paz.

2. Hacia un “Ecumenismo del Espíritu”

En las últimas décadas se ha dado--a nivel latinoamericano y caribeño e


internacional--un proceso de diálogo entre iglesias pentecostales e iglesias históricas
protestantes, por un lado y pentecostales ecuménicos y católicos carismáticos
ecuménicos, por el otro. Hay, además, una comisión reconocida oficialmente por la
Iglesia Católico-Romana que mantiene un diálogo católico-pentecostal. Dos de los
pioneros de este diálogo han sido el pastor pentecostal David du Plessis, único
observador pentecostal en el concilio Vaticano II, y el padre Killian McDonnell,
benedictino norteamericano, reconocida autoridad mundial en temas carismáticos.
El propio Consejo Nacional de Iglesias de Cristo en los Estados Unidos lleva
adelante un diálogo entre iglesias protestantes y ortodoxas con iglesias pentecostales,
siendo el primer dialogo importante el de Pasadena, California en 1985. Todas esas
iniciativas llevan sus propias dinámicas y procesos, pero tienen el común denominador
de propiciar espacios inéditos de diálogo y fecunda conversación ecuménica. 3
Los acuerdos de cooperación entre iglesias pentecostales de Argentina, Chile,
Cuba, Nicaragua y Venezuela y dos iglesias históricas de los Estados Unidos
(Discípulos de Cristo y la Unida de Cristo) se han ido ampliando e incluye el

3 Walter Hollenwegger, Pentecostalism. Origins and Developments Worldwide (Peabody: Hendrickson, 1997),
350-366.

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intercambio de personal misionero, la colaboración mutua en programas de educación


teológica y programas de desarrollo comunitario.
Hay que destacar que dos iglesias pentecostales latinoamericanas fueron las
primeras en el mundo entero en hacerse miembros del Consejo Mundial de Iglesias. Se
trata de la Iglesia Pentecostal de Chile y la Iglesia Misión Pentecostal de Chile que
fueron aprobadas como miembros del Consejo Mundial en la Asamblea de Nueva
Delhi, 1961.
El proceso de unidad y cooperación pentecostal en América Latina se remonta
en realidad a la década de 1960 en Chile cuando, después del terremoto, algunas
iglesias pentecostales de Chile comenzó a trabajar con otras iglesias en el cuidado de
las víctimas. Luego, un primer encuentro con los líderes latinoamericanos
pentecostales de varios países Tuvo lugar en 1971 en Buenos Aires, Argentina. En 1978,
con motivo de la asamblea de las iglesias protestantes de América Latina Oaxtapec,
México, donde la idea de la creación de un Consejo Latinoamericano de Iglesias fue
tomando forma, los participantes pentecostales continuaron conversaciones y varios
pentecostales participaron activamente en la formación del CLAI.
En efecto, fruto de ese trabajo un número significativo de iglesias pentecostales
vino a ser parte del CLAI (en formación) en Oaxtepec, México, 1978. En la Asamblea
Constituyente del CLAI en Huampaní, Perú, 1982 esas iglesias ratificaron su
participación como iglesias fundadoras del CLAI. Otras iglesias pentecostales se
hicieron miembros del CLAI en la subsiguientes asamblea generales de Indaiatuba,
Brasil, 1988, Concepción, Chile, 1995 y Barranquilla, Colombia, 2000.
A partir de 1971 se fueron dando encuentros pentecostales pro-unidad:
Argentina, 1971, México, 1978 (previo a la Asamblea de Iglesias en Oaxtepec), San
Cristóbal, Venezuela, 1978, Bogotá, 1979, Huampaní, Perú, 1979 (en el contexto del
CLADE II), Salvador (Bahía) Brasil, 1988, Buenos Aires, 1989, Santiago de Chile, 1990,
Sao Paulo, 1992 y Lima, Perú, 1994. De todos esos eventos surgieron declaraciones y
procesos de continuidad que fueron fortaleciendo la CEPLA. Por esta razón, la CEPLA
ya ha realizado dos encuentros continentales de mujeres, encuentros nacionales en
varios países, ha organizado CEPLAS nacionales y fortalecido una red de juventudes
pentecostales, producciones litúrgicas y diálogo entre las iglesias pentecostales y otras
confesiones cristianas.4 Estos procesos complejos y con muchos obstáculos aportan una
praxis ecuménica que logra la acumulación de una experiencia que más allá de los
rechazos y prejuicios avanza y cobra consistencia.5
La propia frase ecumenismo del Espíritu ha venido a ser como una seña y signo
de una experiencia que se va viviendo y gestando. Algunos ven que la frase encierra,

Un ecumenismo del Espíritu que, aunque no determina formas institucionales, ni


compromisos estructurales, ni decisiones formales, se atreve a orar y cantar juntos (lo
que no es poco), pero también a compartir experiencias y a explorar tareas. 6

4Dafne Sabanes Plou, Caminos de unidad: un itinerario del dialogo ecuménico en América Latina 1916-1991
(Quito: CLAI, 1994), 59-64.
5 Walter Hollenwegger, Pentecostalism, 367-388.
6José Míguez Bonino, “Ecumenismo y unidad de la Iglesia,” Ponencia, Asamblea General, CLAI,
Concepción, Chile, enero, 1995, 4.

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La teóloga y pastora presbiteriana de Cuba, Ofelia Ortega sintetiza lo que


pudiera ser el consenso de sectores ecuménicos sobre este ecumenismo del Espíritu al
señalar que:

Lo ecuménico en el pentecostalismo está permeado por ese ‘ecumenismo del Espíritu’


donde el concepto de Unidad es reflejo fiel de la Unidad del Espíritu que involucra toda
la creación de Dios, su mayordomía e integridad, y surge de la experiencia misma y
auténtica del Espíritu Santo.7

Dos de los interpretes más destacados del pentecostalismo contemporáneo


mundial, Walter Hollenweger y Donald Dayton, han reiterado la importancia de la
relación Espíritu Santo y ecumenismo como una clave hermenéutica para la acción
transformadora del Espíritu en la sociedad, la historia y la naturaleza.8
El fenecido Obispo Gabriel Vaccaro, refiriéndose a su participación y la de su
Iglesia de Dios Argentina en el movimiento ecuménico, señala lo siguiente: La Iglesia
de Dios,

Ha participado en un ecumenismo del Espíritu. Creemos que la Iglesia es una. Creemos


también en la responsabilidad de la denuncia profética que debe hacer la Iglesia de
Cristo frente a las injusticias humanas.9

En el Encuentro Pentecostal de Chile (EPLA’90), se reafirmó esta postura:


“Seguir contribuyendo en el camino de un ecumenismo del Espíritu, desde la
perspectiva del pobre, al movimiento ecuménico y a la misión de la Iglesia.” 10 Nótese
que todos estos intentos que hemos venido resaltando tratan de conceptualizar y
profundizar en una praxis ecuménica que ha optado por el pobre y busca a través de
sus opciones y compromisos fortalecer un ecumenismo más amplio. 11

B. Dr. Bernardo Campos. Los Encuentros Pentecostales en América


Latina y RELEP

1. Los Encuentros Pentecostales

7Ofelia Ortega, “Ecumenismo del Espíritu,” en Benjamín Gutiérrez (editor) En la Fuerza del Espíritu
(Guatemala: AIPRAL-CELEP, 1995), 280.
8Donald Dayton, Raíces teológicas del pentecostalismo (Buenos Aires-Grand Rapids: LA NUEVA
CREACIÓN-W. B. EERDMANS, 1991). Walter Hollenweger, El Pentecostalismo (Buenos Aires: LA
AURORA, 1976).
9Gabriel Vaccaro, Así veo al Señor (Buenos Aires: ARGEN-PRESS, 1982), 192-193.
10Carmelo Alvarez (editor) Pentecostalismo y liberación (San José: DEI, 1992), 254.
11 Allan H. Anderson, Walter Hollenwegger (eds.) Pentecostals after a Century. Global Perspectives on a
Movement in Transition (Sheffield: Sheffield Academic Press, 1999. Este tomo contiene valiosos ensayos
sobre el pentecostalismo en dimensión global y ecuménica
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En Noviembre de 1994, el Consejo Mundial de Iglesias invitó a alrededor de


cincuenta representantes de iglesias pentecostales de América Latina, junto con
representantes del Consejo Latinoamericano de Iglesias a una Consulta, en Lima, Perú,
con el propósito de compartir experiencias y testimonios, reflexionar juntos y explorar
formas de profundizar el proceso de colaboración y unidad que ya se ha iniciado.
Varios elementos convergen para que el Consejo Mundial de Iglesias convoque
a esta Consulta con Iglesias Pentecostales de América latina. En su Asamblea de
Canberra en 1991 el CMI explicitó su interés de responder a las diversas voces que
expresaban la necesidad de que el CMI entre en un proceso más sistemático de diálogo
y colaboración con iglesias no miembros del Consejo y en especial con iglesias
pentecostales, evangélicas e independientes. Esa preocupación pasó a ser parte del
mandato de la Oficina de Relaciones con las Iglesias y la Comunidad Ecuménica que
se creó tras la Asamblea de Canberra.
Una primera consulta con representantes de Iglesias evangélicas libres de
América latina fue organizada por la Oficina en Quito, Ecuador, en Noviembre de
1993, en estrecha colaboración con el CLAI. Fue una experiencia muy positiva que
permitió iniciar una metodología del escuchar y aprender mutua que se utilizó más
tarde en otras reuniones de este tipo.
A pesar de que las primeras iglesias pentecostales ingresaron al CMI en el año
1961, es sólo en los últimos años que el movimiento ecuménico representado en el CMI
se abre a un mayor acercamiento con el movimiento pentecostal como tal. Este
acercamiento se da en el marco de un proceso de búsqueda de comprensión del
pentecostalismo como una expresión de religiosidad popular protestante que está
planteando nuevos desafíos eclesiológicos y pastorales al movimiento ecuménico.
Por otro lado, en América Latina lentamente ha ido creciendo un proceso de
acercamiento y cooperación entre iglesias pentecostales que quieren, desde su propia
identidad, reflexionar juntas sobre su misión en medio de los graves problemas que
afectan a la región. Al mismo tiempo quieren articular estrategias de trabajo y
colaboración en torno a los diversos ministerios de la Iglesia. A partir de su identidad
las iglesias pentecostales de América Latina quieren profundizar su participación en el
movimiento ecuménico.
En el año 1988 el Consejo Mundial de Iglesias apoyó la realización de una
primera Consulta Latinoamericana de Pentecostales en Salvador Bahía, Brasil, con el
objeto de ofrecer un espacio de diálogo y reflexión entre pentecostales de la región y de
esta forma facilitar las condiciones para que estos articularan un proceso regional de
cooperación y coordinación.
La formación de la Comisión Evangélica Pentecostal Latinoamericana, CEPLA,
en el año 1990, ha permitido a un sector significativo del pentecostalismo
latinoamericano tener la oportunidad de compartir sus reflexiones y buscar responder
juntas a la necesidad de unidad y cooperación. Sin duda, queda mucho por hacer para
incorporar en este proceso de unidad a amplios sectores del pentecostalismo
latinoamericano que todavía no sienten la necesidad de abrirse al diálogo.
El proceso de unidad y colaboración de los pentecostales se ha dado en torno a
algunas temáticas específicas tales como los desafíos que presenta al pentecostalismo la
realidad de pobreza extrema, marginalización e injusticia que vive América Latina, la
identidad pentecostal y en especial sus raíces teológicas, el ecumenismo y su pastoral
en relación a sectores específicos como la mujer, los jóvenes, los indígenas y los niños.

14
15

Durante los años 1991-1992 se celebraron varios encuentros nacionales en


Venezuela, Costa Rica, Chile y Brasil. En Agosto de 1992 se realizó el Primer Encuentro
Latinoamericano de Mujeres Pentecostales, con el apoyo del CMI. El mismo año el CMI
manifestó una vez más su interés para la búsqueda de la identidad y el testimonio
pentecostal a través de la presencia de su Secretario General, el Pastor Emilio Castro
que participó en el Encuentro Pentecostal Latinoamericano en Sao Paolo, Brasil. 53
denominaciones pentecostales de 17 países de América Latina fueron convocadas a este
gran encuentro que congregó más de un centenar de hermanos y hermanas.
La Consulta de Lima (1994) ha sido un nuevo paso en el camino de las
relaciones entre el CMI y las Iglesias pentecostales en América Latina. Mas allá del
apoyo al proceso de acercamiento entre esas Iglesias, incluso la creación de la CEPLA,
se ha tratado de iniciar un diálogo con el motivo de abrir nuevos espacios de
cooperación. Las perspectivas futuras enumeradas en el documento final desde ahora
constituyen una agenda común.
En 2001, el CEPLA convocó a una reunión de obispos pentecostales y los
presidentes de América Latina y el Caribe, en Barquisimeto, Venezuela. Este evento
reunió a delegados de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Perú
y Venezuela. El grupo emitió una declaración llamando a la creación de un Consejo de
Iglesias Pentecostales de América Latina y el Caribe. El objetivo principal de este
consejo fue la reflexión crítica y constructiva de América Latina y el Caribe y sobre la
experiencia pentecostal, a fin de contribuir al enriquecimiento de la identidad
pentecostal y su contribución al movimiento ecuménico y la misión de la iglesia en
todo el mundo. De ese modo siempre buscó proporcionar un espacio para discutir los
problemas y desafíos del pentecostalismo y el particular contexto en el que las iglesias
pentecostales en América Latina y el Caribe llevan a cabo su ministerio pastoral,
profético y de sanidad espiritual. Muchos otros encuentros se han realizado desde
entonces hasta hoy. Estoy convencido que este encuentro que hoy nos convoca
nuevamente, toma la posta de una larga caminata y correrá empujado por los nuevos
vientos del Espíritu, el cual va donde quiere. Docilidad y esperanza, perseverancia y
optimismo deben ser nuestro acicate para cumplir nuestra tarea.

2. La Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP)

La Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP) está constituida por


un grupo de estudiosos y estudiosas del Pentecostalismo latinoamericano, en su
mayoría participantes directos de comunidades y/o proyectos pentecostales,
procedentes de diversos países del continente, aunque incluyendo también a
investigadores/as de otros contextos eclesiásticos y geográficos.
RELEP fue proyectada en sus líneas generales por un pequeño grupo de
estudiosos/as pentecostales en la Ciudad de México (1998). Luego celebró un Primer
Taller de Teología Pentecostal (Santiago de Chile, 1999) Posteriormente celebró una
Cátedra sobre pentecostalismo (San José de Costa Rica, 2003) y en el 2008 organizó un
Encuentro Internacional de Estudiosos/as del Pentecostalismo (Santiago de Chile,
2008). Producto de este trabajo de reflexión teológica, RELEP publica libros de la serie
Voces del Pentecostalismo Latinoamericano que ya va por su V tomo.

15
16

Objetivo principal de RELEP es consolidar un espacio de reflexión y producción


teológica pentecostales a nivel latinoamericano, de calidad académica y en apertura
ecuménica. Entre sus objetivos derivados están: a) impulsar el conocimiento del
pentecostalismo desde dentro de las comunidades pentecostales y centros de
formación teológica en América Latina; b) ser un espacio que responda a la necesidad
de coordinar, sistematizar y publicar la enorme riqueza de la teología Pentecostal que
por ahora en gran proporción es de carácter oral; c) promover el diálogo teológico entre
las diversas familias pentecostales y de éstas con las demás tradiciones e iglesias
cristianas que compartan la búsqueda ecuménica y d) constituirse en un cuerpo de
académicos que puedan exponer la teología Pentecostal en espacios académicos y
eclesiales, así como ser un grupo de apoyo al desarrollo educativo de las diversas
familias pentecostales del continente.
La red de teólogos e investigadores del Pentecostalismo es un organismo de
producción y difusión de trabajos de investigación respecto de los Pentecostalismos
Latinoamericanos y Caribeños. Está compuesta por creyentes que trabajan
orgánicamente en las diversas comunidades pentecostales de América Latina y El
Caribe, y se desempeñan en diversas áreas de especialización tanto en Teología como
en Ciencias sociales y diversas otras áreas del conocimiento. Esta conformación
multidisciplinaria e intercultural hace posible que la Red pueda ofrecer una visión
amplia, profunda, sistemática desde el interior de las comunidades religiosas. Su tarea
es servir de espacio para la producción desde la práctica eclesial y social así como la de
interpretar el significado de la presencia o ausencia de los Pentecostalismos en América
Latina y El Caribe.
La Red, se ha convertido en un interlocutor privilegiado dentro de los espacios
de estudio y diálogo, tanto a nivel continental como mundial. Son muchas las personas,
instituciones y organismos que se interesan actualmente en el conocimiento de los
Pentecostalismos, de modo que la Red sea para ellos un instrumento y un facilitador.
Junto a un conocimiento más profundo de la Pentecostalidad Latinoamericana
y Caribeña, la Red quiere contribuir a la consolidación de una identidad Pentecostal
con raíces regionales propias, sobre todo pensando en una juventud Pentecostal que
hoy se enfrenta al siglo XXI dentro en un mundo religioso y secular, cada vez más
complejo y fragmentado. Asimismo, a la par de responder a las preocupaciones y
objetivos académicos, la Red ha buscado acompañar las prácticas litúrgicas y pastorales
de nuestras comunidades.

16
17

C. Obispo Richar Mendoza. El Foro Cristiano Mundial y el


Foro Pentecostal.

1. El Foro Cristiano Mundial

El Foro Cristiano Mundial o Foro Cristiano Global (FCG) es una comunidad de


voluntades que busca facilitar la conversación entre cristianos e iglesias de muy
diferentes tradiciones que nunca o poco se han hablado los unos a los otros. Se trata de
construir puentes donde no hay, de superar los prejuicios, de crear y alimentar
relaciones nuevas. Con ese fin desde el año 2007 se han venido realizando una serie de
consultas internacionales.
El Primer Encuentro Mundial del FCM se llevó a cabo en noviembre de 2007 en
Limuru, Kenia. Desde entonces, se logró realizar una reflexión y una evaluación del
proceso cuyas conclusiones se han publicado en un libro bajo el título de "Revisando la
Unidad de los Cristianos - El Foro Cristiano Mundial". También se celebró una reunión de
planificación estratégica en noviembre de 2008, en India, para encontrar las formas de
implementar las recomendaciones de la reunión Limuru, y teniendo también en cuenta
los resultados del diagnóstico publicado. Como resultado se produjo un plan de tres
años para el periodo 2009 al 2011.
Aunque no todas las partes de lo programado se han podido cumplir, sí se han
podido realizar reuniones regionales del FCM en África, Europa (países nórdicos y la
sub-región del Báltico), Asia y América Latina. Un equipo especial realizó una visita de
seguimiento en el Oriente Medio. De ahí en adelante, el Comité del FCM se amplió
para ser plenamente representativo de las diversas tradiciones: la anglicana, católica,
ecuménica, evangélicas, ortodoxas, pentecostales, protestantes, a través de sus
organizaciones mundiales y regionales. De ese modo, la capacidad de ejecución de la
Secretaría del FCM entró en un proceso de fortalecimiento. A través de estas
actividades, así como una promoción para el trabajo en redes y la constante
comunicación, el FCM en los últimos cuatro años trató de lograr la comisión que se le
dio en la reunión Limuru que decía textualmente: “Crear un espacio abierto en donde los
representantes de una amplia gama de iglesias cristianas y organizaciones, que confiesan al
Dios Trino y a Jesucristo como perfecto en su divinidad y su humanidad, puedan reunirse para
fomentar el respeto mutuo, y para explorar y abordar juntos los retos comunes”.
El plan estratégico de tres años (2009-2011) culminó con el Segundo Encuentro
Mundial del FCM en Manado, Indonesia, del 4 al 7 de octubre 2011. El tema principal
consultado en el Primer Encuentro Mundial en Limuru 2007 estuvo relacionado con la
voluntad de si las iglesias y organizaciones cristianas participantes validaban la
continuidad del Foro Cristiano Mundial o no, y si se debía continuar con el proceso
iniciado por el Foro mismo desde el año 1998. La respuesta a esa pregunta por los
participantes fue un rotundo “Sí” de todo corazón.
La pregunta central durante el Segundo Encuentro Mundial fue cómo debe
continuar el FCM para implementar sus objetivos y cuál debería ser su enfoque. El
lema de ese encuentro fue "Vida común en Cristo Jesús, Fortalecidos por el Espíritu Santo".
Se reunieron cerca de trescientos líderes y representantes de iglesias y organizaciones
de todas las principales tradiciones cristianas de todas partes del mundo.

17
18

Con el fin de abordar esta temática, el Comité GCF sugirió dirigir la atención a
los cambios en el trabajo de la Cristiandad en el mundo de hoy, y tratar de discernir lo
que Dios está haciendo en las iglesias y en el mundo. Los dos movimientos que han
marcado profundamente la vida de las iglesias en el siglo pasado son por un lado el
movimiento ecuménico, y los evangélicos, pentecostales y carismáticos por el otro. El
evento puso especial énfasis en el contexto de las transformaciones que ya están
llevando a cabo y que vienen dando forma a la iglesia del siglo 21.
El centro de gravedad de la iglesia se está desplazando desde el antiguo
territorio de Europa hacia la región del Sur del planeta. El Pentecostalismo sigue
creciendo y está impactando a muchas de las iglesias pertenecientes a las tradiciones
históricas, especialmente en el Sur. La experiencia espiritual carismática está tomando
un papel más grande en la vida de muchos cristianos. Están surgiendo nuevas formas
de ser de la iglesia que podemos definir como no-denominacionales. Dios está obrando
a través de lo viejo y lo nuevo, del centro y la periferia, de dentro y fuera de la iglesia.
El Comité del FCM creyó que explorando en conjunto esos cambios,
escuchándose unos a otros, y al Espíritu Santo, se permitiría a todos ver con más
claridad el camino a seguir para fortalecer la unidad, y el testimonio común de la
comunidad cristiana mundial. Esa visión se reflejó en el programa que el Comité FCM
estableció como objetivos del Segundo Encuentro Mundial: a) discernir y comprender
los cambios y tendencias que operan en el cristianismo mundial de nuestros días y
considerar su significado para la unidad y el testimonio común de las iglesias; b)
escuchar lo que el Espíritu está diciendo a las iglesias hoy; c) orientar la dirección y las
actividades futuras del Foro Cristiano Mundial.
Más allá de estos fines indicados, el Segundo Encuentro promovió iniciativas
que fueron surgiendo en las regiones, a partir de los encuentros regionales que
tuvieron lugar entre el 2009 y el 2010.
La sustancia de las conferencias y presentaciones en el plenario del Segundo
Encuentro Mundial del FCM en Manado, del 2011, desembocó en conversatorios donde
los participantes se reunían en grupos regionales, igual que en grupos de tradiciones
específicas. Los estudios bíblicos reunían grupos de personas de todas las tradiciones y
nacionalidades; este también fue el caso en los grupos más amplios de discusión. Todo
esto permitió y animó la formación de relaciones que vayan más allá de las diferencias
y dejen también aflorar una comprensión más profunda del "otro".
El enfoque general del encuentro del FCG en Indonesia fue doble: Primero, el
FCG ha comenzado a abordar los enormes cambios en el Cristianismo mundial. Las
discusiones versaron sobre las consecuencias perturbadoras de la inequidad de
recursos y los peligros de una terminología inadecuada, como hablar del ‘Sur Global’ y
de las ‘iglesias migrantes’. Pero todos los presentes reconocieron que estos tópicos nos
habrán de retar en los años venideros. Conscientes de que se reunían en el país con la
más numerosa población islámica del mundo, recibió el discurso de un académico
islámico y de Su Excelencia el Gobernador de Sulawesi Norte sobre el carácter multi
rreligioso de Indonesia.
En segundo lugar, el FCG reconoció el surgimiento de movimientos
pentecostales y carismáticos que celebran la persona y la obra del Espíritu Santo. A la
luz de estas consideraciones el FCG planteó las preguntas siempre antiguas y siempre
nuevas: ¿Qué está diciendo el Espíritu Santo a la Iglesia en nivel local y global? ¿Cuál

18
19

es la dirección del Espíritu cuando buscamos ser buenos administradores de la


creación de Dios?

2. El Foro Pentecostal Latinoamericano

Como lo señalé en el Prólogo de este libro, en noviembre de 2010 se realizó en


San José, Costa Rica un encuentro preparatorio del encuentro del Foro Cristiano
Mundial (FMC) que habría de realizarse en Indonesia el año 2011. Como en el
encuentro de San José la participación Pentecostal era menor del 10%, pensamos en la
posibilidad de organizar alguna instancia latinoamericana de Coordinación
Pentecostal. Este hecho fue apoyado favorablemente por el secretario del FCM, el Dr.
Hubert van Beek. Así fue que se formó un petit comité que convocara a un encuentro
continental donde se recogiera el aporte Pentecostal a la unidad cristiana.
Los objetivos y justificación de la reunión están en función de la importancia del
aporte Pentecostal a la unidad cristiana la que se dificulta si se considera la actual
dispersión y la falta de instancias que les convoquen para a analizar su presente y
futuro en la Región. Sí, bien ha habido varios intentos de convocar a pentecostales
latinoamericanos, el último fue en septiembre de 1998 en la Habana, Cuba y quedó
como testimonio de la reunión el libro Jubileo, la Fiesta del Espíritu12 editado el año
siguiente en Quito, Ecuador. No obstante, hemos constatado que no ha habido
seguimiento, ni coordinación de un programa que trabaje sostenidamente por la
unidad visible de los cristianos.
El Encuentro Pentecostal Latinoamericano del 2011 tuvo por objeto estudiar y
organizar una reunión mayor y con una pluralidad de iglesias pentecostales de la
Región para analizar el desarrollo reciente del movimiento y los desafíos actuales y su
futuro. Esperamos que el Foro Pentecostal Latinoamericano que es su producto inmediato
constituya un espacio privilegiado para el encuentro entre los cristianos y para
organizar a futuro el testimonio común.

12 CEPLA, Jubileo, la Fiesta del Espíritu: Identidad y Misión del Pentecostalismo Latinoamericano.
Quito, Ecuador: CLAI, 1999
19
20

CAPITULO II
PENTECOSTALISMO, UNIDAD Y
MISION

A. Dr. Oscar Corvalán. Pentecostalismo, Ecumenismo y


Cristiandad en la primera mitad del siglo XXI

Resumen
Este informe ofrece un conjunto de elementos para comprender el crecimiento
de los evangélicos pentecostales en Chile y Latinoamérica durante la segunda mitad
del siglo XX, sus proyecciones hacia la primera mitad del siglo XXI, sus relaciones
ecuménicas y una reflexión sobre los mismos, a fin de facilitar una mejor comprensión
de este fenómeno religioso. El informe también ofrece un conjunto de elementos a tener
en cuenta a la hora de evaluar la participación ecuménica de los pentecostales dentro y
fuera del país. Se proyecta a futuro una mayor participación ecuménica de los
pentecostales, no solo debido a su crecimiento y creciente institucionalización, sino
también por el desplazamiento del eje de la cristiandad desde los países del hemisferio
Norte a los del Sur.
Palabras clave: evangélicos, pentecostales, Latinoamérica, ecumenismo,
distribución mundial de cristiandad.

Introducción

Este informe aplica una metodología cualitativa y cuantitativa para mostrar,


primero, los fundamentos de la participación Pentecostal en el ecumenismo y, luego, la
imbricación de los pentecostales latinoamericanos en el crecimiento de la cristiandad,
su desplazamiento hacia el hemisferio sur y los desafíos ecuménicos a los que
paulatinamente se han integrado, aportando una visión renovada de la visión de la
unidad de las iglesias. El autor ha tenido la ocasión de participar durante los primeros

20
21

7 años de la década en el diálogo ecuménico del grupo de trabajo existente entre el


Consejo Mundial de Iglesias y la Iglesia Católico Romana. A partir de dicha
experiencia, considera que el subdesarrollo del ecumenismo entre los pentecostales
está solo un grado más abajo que la praxis del ecumenismo entre protestantes y
católicos.
En primer lugar se resumen los fundamentos bíblicos, teológicos, éticos y
exigencias de la misión de la iglesia que motivan, tarde o temprano, a los pentecostales
a insertarse en el movimiento ecuménico moderno iniciado solo hace un siglo en
Edimburgo.13
En segundo lugar, se examina el rol que vienen jugando las iglesias pentecostales
en general, en el desplazamiento del eje de la cristiandad desde los países del Norte
hacia los países del Sur. Específicamente se examinan las implicaciones ecuménicas del
tal desplazamiento, toda vez que el propio ecumenismo que nació en Europa
occidental ha perdido fuerza por el proceso de secularización que ha avanzado allí.
En tercer lugar, se ofrece una breve reflexión sobre las implicaciones que pudiera
tener para Chile y los desafíos que enfrentan tanto pentecostales y protestantes como
católicos en este país.
Esto significa que este informe aporta tanto elementos teológicos como
sociológicos al análisis de movimiento Pentecostal, tanto en el país como en
Latinoamérica y a nivel global. Por un lado, dadas las características carismáticas del
movimiento, su análisis no se agota al dar cuenta de un movimiento social. Por otro
lado, los procesos de institucionalización progresiva que experimenta este movimiento
religioso en el mundo entero, hace necesario echar mano a las herramientas de la
sociología para explicar su mutación y renovación.

1. Los Pentecostales y el ecumenismo desde la teología y la sociología

Fundamentos de la Participación ecuménica de los Pentecostales

En la Declaración de los delegados Pentecostales al término de la reciente


Conferencia de Edimburgo 201014 reconocen que a pesar de no haber participado en la
Conferencia Mundial de Evangelismo celebrada en Edinburgo en 1910, 15 “tomamos el
lugar que hoy nos corresponde en el panorama de la cristiandad mundial”. Ello
muestra cómo en la actualidad los grandes movimientos pentecostales del mundo
están buscando cada vez más activamente la unidad de los cristianos.
En particular, en dicha conferencia establecieron: “agradecemos que los
pentecostales sean reconocidos en una manera positiva. Al mismo tiempo, nos
retiramos con la convicción que es necesario encontrar una mayor expresión del
pentecostalismo global en los contextos ecuménicos. Notamos una disparidad en el
lenguaje usado y en las preocupaciones expresadas por los delegados del Norte Global
y del Sur Global. Debemos ser cuidadosos para que las voces académicas del Norte no
borren los reclamos narrativos del Sur. Como Pentecostales, estamos informados de

13 Conferencia Misionera Mundial. Edimburgo. 1910.


14 Junio 2-4, 2010.
15 Considerada el hito del inicio del ecumenismo moderno en Europa occidental y Norteamérica.
21
22

ambas tradiciones lingüísticas y nos damos cuenta que podemos jugar un rol
importante para construir puentes entre ambas”.
Esta declaración resume el rol expectante de los Pentecostales que hoy participan
en el diálogo ecuménico, toda vez que refleja, por un lado las dificultades de participar
en un diálogo religioso marcadamente académico, y, por el otro ofrece la posibilidad
de traducir la experiencia Pentecostal al mundo académico junto con generar puentes
para un diálogo fructífero a partir de la experiencia Pentecostal, más bien basada en
vivencias y relatos referidos a las mismas.
De acuerdo con Carmelo Álvarez,16 al examinar la relación entre pentecostalismo
y ecumenismo es posible buscar el interés del primero en el segundo campo por cuatro
convicciones fundamentales y motivaciones esenciales, a saber: bíblicas, teológicas,
misionales y éticas. Mientras la motivación esencial es la visión del Reino de Dios como
anuncio del Evangelio y horizonte de esperanza. Para los Pentecostales, la unidad del
cristianismo es primicia y regalo en Jesucristo; guía y presencia del Espíritu Santo, que
junto al Padre como fuente de inspiración y revelación, sostienen la fe pentecostal.
Primero, los fundamentos bíblicos para hablar de ecumenismo están sustentados
en el uso mismo que se le ha dado a la palabra oikumene: El mundo creado por Dios,
habitado por sus criaturas y sostenido por su amor (Jn 3:16). Esto es así porque Dios
ama su creación, la redime, la sostiene y restaura. En el Nuevo Testamento se subraya
esta idea de la tierra habitada, toda la tierra, el mundo con todos sus habitantes. En
varios pasajes se insiste en que Dios manifiesta su amor y su voluntad de diferentes
formas hacia la humanidad (Lc 4:5; 21:26; Hch 17:6; 24:5; Ro 8; 10:8). Dejar atrás luchas
y tensiones y pasar al trabajo colaborativo entre cristianos se constituye en una de las
grandes esperanzas no solo de los Pentecostales. El mismo apóstol Pedro sostiene en
su segunda epístola: “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y
tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (3:13).
Este es un horizonte de esperanza en una nueva tierra que los pentecostales
empiezan a vislumbrar. Son las primicias del nuevo oikumene que Dios quiere. Es
presente y futuro en la promesa justa de Dios, quien llama a ser cristianos en el mundo.
El apóstol Pablo en su epístola a los Efesios subraya la unidad de la Iglesia como una
vocación de unidad, para cumplir la misión en el mundo. La Iglesia cumple su misión
cuando busca la unidad (Ef 4:4). A través de toda la Biblia Dios ha dado testimonio de
esa constante búsqueda de unidad que Dios quiere y fomenta para una humanidad
dividida y ajena de su reconciliación amorosa. La Palabra de Dios, entonces, es
fundamento y guía de vocación ecuménica, porque es revelación de Dios.
Segundo, el criterio teológico apoya el ecumenismo porque a partir de nuestra fe,
reflexionamos en lo que es menester creer y vivir. A partir de ella nos abocamos a
estudiar, analizar, discernir, con el propósito de comprender y aclarar, para avanzar en
nuestro caminar en la fe. La fe no es algo estático, necesita ser cultivada, ampliada e
iluminada por el conocimiento. Renovamos el conocimiento de esa fe (Ro 12:2). Es
necesario reflexionar para distinguir y separar lo que es auténtico de lo falso en nuestro
peregrinaje de fe. Una sólida teología de la unidad es un incentivo para un
compromiso ecuménico consistente y claro.
Pero también la reflexión teológica disipa el miedo y la incertidumbre,
permitiendo desarrollar conceptos, ideas y principios, que, completados en nuestra
16 Álvarez, Carmelo (2008), “Lo ecuménico en el pentecostalismo latinoamericano y caribeño”. Segundo
Encuentro de Estudios y Teología Pentecostal en Latinoamérica. Santiago de Chile.

22
23

práctica cotidiana, nos ayudan a crecer, “siguiendo la verdad en amor” (Ef 4:15).
Álvarez concluye que “lo que se opone a la teología no es el conocimiento, sino la
ignorancia. La vida cristiana, acrecentada por nuestras iluminaciones en la fe, es una
integración de mente y corazón”.17
Tercero, el criterio tiene que ver con la misión de la iglesia. Jesús ora por sus
discípulos para que, enviados al mundo a testificar del amor de Dios y su anhelo de
unidad, sean guardados del mal, pero no quitados del mundo (Jn 17). Es en este
mundo lleno de divisiones, conflictos, y fragmentaciones humanas, que Dios nos llama
a vivir y ofrecer un testimonio de unidad (“para que el mundo crea”). Esa unidad de
propósito y comunicación filial entre el Padre y el Hijo, es ahora actualizada por la vida
de los cristianos y cristianas en el mundo, en la presencia consoladora del Espíritu (Jn
16:7). Jesús, enviado de su Padre, ahora envía a sus hijos como emisarios de su amor al
mundo.
El cuarto criterio es ético. Como Pentecostales decimos vivir una ética inspirada
por el Espíritu Santo. Pero ello implica no sólo el gozo del Espíritu, sino también las
exigencias para que en nuestra conducta y compromiso actuemos responsablemente.
Por eso asumimos lo ecuménico como principio positivo. Ser ecuménicos significa que
en el Evangelio hemos encontrado la sabiduría del Espíritu que nos invita a andar en
su poder y propósito (Ga 5:25). Es creer en el soplo del Espíritu que busca lo nuevo y
promueve la unidad: los discípulos de la Primera Iglesia Pentecostal de los Hechos
recibieron el Espíritu Santo para participar en la comunión los unos con los otros. Esa
era la fuerza que los unía. Esa responsabilidad por lo comunitario era la mística de
trabajo de los apóstoles. El compartir las necesidades y el afrontar los problemas juntos
desde entonces ha sido un principio ético fundamental.
La responsabilidad ética reclama una respuesta al por qué de la acción social. No
se trata de perder la identidad Pentecostal en los complicados e intricados vaivenes de
asumir tareas derivadas del presente descompromiso social del Estado de Bienestar, ni
diluirse en el activismo social inmediatista que lleva a desatender el desarrollo
espiritual de las personas. Se trata de asumir un compromiso de servicio en nombre de
Jesucristo, quien invita a las iglesias a sufrir y llevar su vituperio “fuera de la puerta”
(He 13:12-14), es decir, en la sociedad contemporánea tan fragmentada y carente de
reconciliación, justicia y paz.

El movimiento Pentecostal al interior del movimiento ecuménico liderado por


protestantes y ortodoxos

En las dos últimas décadas se ha dado —a nivel latinoamericano y caribeño e


internacional— un proceso de diálogo entre iglesias Pentecostales e iglesias históricas
protestantes, por un lado, y Pentecostales ecuménicos y católicos carismáticos
ecuménicos, por el otro. Hay, además, una comisión reconocida oficialmente por la
Iglesia Católico-Romana que mantiene un diálogo católico-pentecostal.
El propio Consejo Mundial de Iglesias creó a partir de su última Asamblea en
Porto Alegre un grupo de trabajo con Pentecostales, paralelo al que ha tenido por años
con la Iglesia Católico Romana (ICR).18

17 Álvarez, Carmelo, Op. cit.: 3.


18 El autor fue miembro del mismo durante los primeros 7 años de la presente década.
23
24

Estas iniciativas llevan sus propias dinámicas y procesos, pero tienen el común
denominador de propiciar espacios inéditos de diálogo y fecunda conversación
ecuménica.19
Los acuerdos de cooperación entre iglesias Pentecostales de Argentina, Chile,
Cuba, Nicaragua y Venezuela y dos iglesias históricas de los Estados Unidos
(Discípulos de Cristo y la Unida de Cristo) se han ido ampliando e incluye el
intercambio de personal misionero, la colaboración mutua en programas de educación
teológica y programas de desarrollo comunitario.
Hay que destacar que dos iglesias Pentecostales latinoamericanas fueron las
primeras en el mundo entero en hacerse miembros del Consejo Mundial de Iglesias. Se
trata de la Iglesia Pentecostal de Chile y la Iglesia Misión Pentecostal de Chile, que
fueron aprobadas como miembros del Consejo Mundial en la Asamblea de Nueva
Delhi, 1961.
Un número significativo de iglesias Pentecostales ha llegado a ser parte del CLAI
(Consejo Latinoamericano de Iglesias) desde su formación en Oaxtepec, México, 1978.
En la Asamblea Constituyente del CLAI en Huampaní, Perú, 1982, esas iglesias
ratificaron su participación como iglesias fundadoras del CLAI. Otras iglesias
pentecostales se hicieron miembros del CLAI en la subsiguientes asamblea generales
de Indaiatuba, Brasil, 1988, Concepción, Chile, 1995 y Barranquilla, Colombia, 2000.
A partir de 1971 se fueron dando encuentros pentecostales pro-unidad:
Argentina, 1971, México, 1978 (previo a la Asamblea de Iglesias en Oaxtepec), San
Cristóbal, Venezuela, 1978, Bogotá, 1979, Huampaní, Perú, 1979 (en el contexto del
CLADE II), Salvador (Bahía) Brasil, 1988, Buenos Aires, 1989, Santiago de Chile, 1990,
São Paulo, 1992 y Lima, Perú, 1994.
A nivel internacional, desde la Asamblea del Consejo (CMI) de Iglesias en Nueva
Delhi del año 1961 se incorporaron como miembros la Iglesia Pentecostal de Chile y la
Iglesia Misión Pentecostal, permaneciendo activas hasta ahora en comisiones y
programas del CMI.

2. Desafíos y oportunidades del crecimiento de la cristiandad en el


mundo

De acuerdo con las proyecciones estadísticas, uno de los desafíos más


importantes para el movimiento ecuménico consiste en establecer bases firmes para el
diálogo con el movimiento Pentecostal del hemisferio sur. Es probable que la
integración de protestantes, ortodoxos y pentecostales pudiera llegar a superar
numéricamente a la ICR, proveyendo un nuevo escenario ecuménico y probablemente
mayores posibilidades de un diálogo más fructífero que el constatado hasta ahora entre
el CMI y la ICR. Por un lado, es de especial relevancia notar el cambio operado en
Latinoamérica en cuanto a la virulenta propaganda anti-ecuménica ejercida con
anterioridad por organismos financiados por evangélicos conservadores de
Norteamérica, la cual al término de la Guerra Fría ha disminuido ostensiblemente y

19 Walter Hollenweger, Pentecostalism. Origins and Developments Worldwide. Peabody: Hendrickson,


1997.

24
25

permite hoy oportunidades de diálogo sincero entre los evangélicos sobre la base de
acuerdos reales de acción conjunta.
Por otro lado, los datos estadísticos muestran que el eje de la cristiandad se está
moviendo del hemisferio norte al sur y que parte importante de dicho movimiento
tiene que ver con el crecimiento de las iglesias Pentecostales en el Sur.
Mientras que durante la segunda mitad del siglo XX fue el proceso de
secularización uno de los principales factores por el cual hubo un abandono masivo de
las iglesias (protestantes y católicas) de Europa occidental y parcialmente en
Norteamérica, en el hemisferio sur no parece que ese fenómeno haya afectando el
crecimiento de los Pentecostales.
Los datos disponibles en la World Christian Encyclopaedia hacia el año 2005
permiten estimar el tamaño, diversidad y vitalidad del cristianismo a nivel mundial.
Esta fuente ha identificado 39.000 denominaciones, que varían entre aquellas que
cuentan millones de miembros y las que cuentan de solo un centenar, distribuidas en
238 países y territorios incluidos en la World Christian Database.

Cuadro 1. Miembros de los seis mayores mega bloques de iglesias

Catolico-Romanos 1,119 millones

Independientes 427 millones

Protestantes 376 millones

Ortodoxos 220 millones

Anglicanos 80 millones

Grupos Marginales 34 millones

Total 2,256 millones

Fuente: World Christian Database.

En este contexto, el grupo que crece más rápidamente es la categoría de


Independientes, el cual incluye a los evangélicos y pentecostales. Este grupo constituye
un 20 por ciento de la cristiandad no solo en Latinoamérica sino también en China. 20
Pero la composición socio-cultural de los cristianos también está cambiando. Hacia el
año 1900 el 81 por ciento eran blancos, mientras que hacia el 2005 los blancos
representaban solo el 43 por ciento.

20 Datos de Asia: Aikman, Jesus in Beijing, Brother Yun, The Heavenly Man, Hattaway, Back to Jerusalem.
Hoefer, Churchless Christianity, Bharati, Living Water and Indian Bowl. Philip Jenkins, The Next Christendom.
Mapping the Southern Trajectory of Global Christianity. Johnson and Chung in International Review of
Mission (Abril, 2004)

25
26

Cuadro 2. Tendencias de la cristiandad por hemisferio

Cristianos del hemisferio Sur Cristianos del Hemisferio Norte

22,500 denominaciones 11,300 denominaciones


6,000 personas 3,000 personas
10,000 languajes 3,500 languajes

Fuente: World Christian Database.

Claramente el mayor crecimiento de los cristianos se sitúa en el hemisferio Sur. A


pesar de ser riesgoso realizar proyecciones de largo plazo, es posible estimar que el Sur
seguirá creciendo. Si se examinan los diez países con mayoría de cristianos el 2005 y el
2025, se tiene que mientras el número de cristianos en los Estados Unidos de América
crecerá en 43 millones en esos 20 años, México y Brasil pudieran presentan un
crecimiento de 47 millones de cristianos. En Latinoamérica duplicará el crecimiento
esperado en los Estados Unidos y Canadá en dicho periodo. Europa, por su parte,
espera que en Rusia permanezca estable el número de cristianos, pero hacia el año 2025
Alemania no seguirá formando parte de los 10 países con mayor número de cristianos.
Durante el primer cuarto del siglo actual se espera que el número de cristianos en
África crezca en más de cien millones de personas, ya que solo en Nigeria y la
República Democrática del Congo crecerán en 72 millones. Pero aun más sorprendente
es el crecimiento de la cristiandad esperado en China, India y las Filipinas, donde se
espera que los cristianos crezcan en 124 millones.

Cuadro 3. Proyecciones para 10 países con mayoría de cristianos

2005 Millones 2025 Millones 2050 Millones


Estados 252 Estados 295 Estados 329
Unidos Unidos Unidos
Brasil 167 Brasil 193 China 218
México 102 México 123 DRCongo 145
China 111 China 173 Brasil 202
Rusia 85 India 107 India 137
Filipina 74 Filipinas 97 México 131
s
India 68 Nigeria 95 Nigeria 130
Aleman 62 DRC 91 Phil 112
ia
Nigeria 61 Russia 85 Ethiopia 104
DRCon 53 Ethiopia 67 Uganda 95
go

Fuente: World Christian Database.

26
27

Estas tendencias son una indicación que en la primera mitad del S. XXI cambiará
el rol ecuménico de los cristianos del los hemisferios Norte y Sur. Pero también
representan el desafío de como comunicar el mensaje cristiano a la juventud post-
moderna en forma dialógica. No menos desafiante son los temas emergentes
relacionados con el realismo crítico, humildad epistemológica, ortodoxia generosa e
incertidumbres en la fe derivadas del multiculturalismo. Contrariamente a los
cristianos del hemisferio Norte, los del Sur pueden vivir con un mayor sentido de
comunidad, cierto grado de incertidumbre y duda, ya que no requieren conocer todas
las respuestas anticipadamente sino están más preparados para la caminata o jornada
que significa vivir el evangelio.
En este contexto, el movimiento ecuménico mundial está más llano a dialogar
con el movimiento Pentecostal, pero todavía surgen problemas derivados de los bajos
niveles de institucionalización y organización mundial de este último. Al contrario, los
problemas que enfrentan las iglesias del hemisferio Norte las empujarán a mirar como
socias a parte entera a las del Sur, entre las cuales se destacan las pentecostales,
creándose así nuevas condiciones para un ecumenismo renovado, cuya configuración
aun está estudiándose.21

El movimiento Pentecostal al interior del movimiento ecuménico liderado por


protestantes y ortodoxos

Norberto Saracco22 ha estimado que el 75 por ciento de los evangélicos


latinoamericanos no participan en el movimiento ecuménico, cifra que también podría
extrapolarse para la situación de los evangélicos chilenos. Esto significaría que solo una
cuarta parte de los Pentecostales chilenos estarían interesados en participar en
actividades ecuménicas locales, nacionales o internacionales.
Pero la crisis del movimiento ecuménico europeo y norteamericano podrían
ofrecer mayores oportunidades de participación e integración a actividades y
organizaciones ecuménicas más globales. En realidad, sería altamente deseable tal
desarrollo, puesto que ello obligaría a las iglesias más jóvenes a estructurarse de tal
manera de estar en condiciones de dar cuenta de sus actos a sus congéneres
participando en el movimiento ecuménico. Lamentablemente a veces la libertad
institucional lleva a ciertos grados de libertinaje en el manejo del poder interno o en el
manejo de las finanzas institucionales, según el tamaño de la organización autónoma.
No hay que olvidar tampoco que la participación Pentecostal requiere de un
proceso de maduración democrática y parlamentaria en organizaciones regidas por
normas estatutarias, ya que se trata de personas provenientes de grupos socialmente
desfavorecidos poco acostumbrados al respecto y participación en organizaciones con
reglas de ese tipo. No obstante, el alto grado de compromiso y sentido de misión que
los caracteriza puede hacer prever un proceso rápido de aprendizaje en la medida en
que las condiciones societales sean favorables a dicho cambio. Dicho de otras maneras,
en la medida en que los Pentecostales perciban al ecumenismo como un apoyo a sus
proyectos de evangelización de la sociedad, de desarrollo de la diakonía y creador de
condiciones útiles al propio bienestar de sus familias, es posible esperar mayor

21 Wold Council of Churches, Reflections on Ecumenism in the 21st. Century. Geneva. 2004
22 Ibid: 92.
27
28

participación. En el pasado, a menudo los Pentecostales no participaron en organismos


ecuménicos porque no hayan querido, sino porque no los dejaron participar. En
realidad algunos grupos se arrogaron el carácter de guardianes del ecumenismo y en
lugar de usar el talento recibido, lo enterraron y nada produjeron. Por tanto, no se trata
de reclamar posiciones de privilegio sino situaciones de reconocimiento para servir
mejor.
A nivel global, es inevitable preguntarse si la supuesta auto-marginación de los
pentecostales no es sino la consecuencia de la percepción que el movimiento
ecuménico oficial que, hasta ahora, ha invertido más tiempo y energía en relacionarse
con la ICR, que con ellos; pero, al mismo tiempo que se observa que esta última está
más interesada en relacionarse mejor con las iglesias Ortodoxas que con los
Pentecostales. De cualquier forma, los Pentecostales quedan en tierra de nadie, desde el
punto de vista de los esfuerzos ecuménicos.

A nivel de Latinoamérica y el Caribe, la ICR ha tenido un involucramiento


limitado con el movimiento ecuménico, el cual se ha dado sea en países donde el
catolicismo no es mayoritario o donde los pentecostales no tienen representación en el
consejo nacional de iglesias, como es el caso de Brasil. Tampoco las iglesias protestantes
tradicionales han hecho esfuerzos importantes para mediar en tales situaciones,
instando y educando a los Pentecostales a y para la participación ecuménica. En la
Región, pareciera ser que algunas iglesias protestantes tradicionales y otras derivadas
de la Reforma Protestantes, como Metodistas y un sector Presbiteriano, se han
apoderado del liderazgo ecuménico sin educar a las mayorías Pentecostales, cuyos
líderes nacionales no tienen la red natural de contactos establecidas por las iglesias
nacidas de misiones extranjeras.
El testimonio unido subdesarrollado en la misión evangelizadora, y
particularmente en la diakonía, entre católicos y protestantes en Latinoamérica refleja
mas bien un ecumenismo de tipo burocrático que no es atractivo para los Pentecostales.
Pero también hay que admitir que las organizaciones ecuménicas que invitan al
diálogo han podido facilitarse la tarea invitando iglesias altamente estructuradas
institucionalmente, como las protestantes y la ICR, mientras tienen cierta dificultad
para relacionarse con la dispersión institucional del movimiento Pentecostal. No
obstante, son ellos quienes están por todos lados y constituyen una iglesia popular
presente en casi todos los rincones de Latinoamérica. Esto es especialmente válido en
los casos de Chile y Brasil. El gran desafío es transitar del movimiento ecuménico
formal y burocrático a uno que crezca en el interrelacionamiento y trabajo conjunto de
congregaciones cristianas locales.

3. Interpretaciones del fenómeno Pentecostal chileno

En Chile el movimiento pentecostal representa el 75% del universo evangélico-


protestante chileno. El mismo tiene ya un siglo de existencia y presenta importantes
diferencias funcionales y de organización con el pentecostalismo europeo y
estadounidenses. El pentecostalismo chileno se ha constituido en una expresión
religiosa significativa en el país, pasando a ser la segunda fuerza más importante

28
29

después de la Iglesia Católica. La mayor parte de las iglesias Pentecostales están


compuestas por obreros, trabajadores independientes, microempresarios, campesinos,
dueñas de casa, asesoras de hogar, empleados y un número creciente de técnicos y
profesionales, lo que la hace una iglesia del pueblo y explica en parte su crecimiento
numérico. Chile en las últimas décadas se ha caracterizado por una modernización del
Estado y crecimiento de su economía. Sin embargo, estos cambios no se han traducido
en una mejor calidad de vida de los más pobres, evidenciándose esto en una gran
brecha económica entre ricos y pobres, índices de delincuencia, desarraigo,
insuficiencia de movilidad social ascendente y pérdida de confianza en la educación
pública como palanca de movilidad. Las iglesias Pentecostales, en su mayoría, está
compuesta por personas pertenecientes a los estratos socioeconómicos más bajos y los
templos Pentecostales están situado en sectores pobres.
A pesar de relativos avances de los Pentecostales, al producirse una revolución
tecnológica comunicacional con un centenar de radios que cubren cada ciudad importante
del país, las experiencias de TV locales y la creación de una reciente Televisión
Nacional Evangélica (TNE), no se observan progresos tan llamativos en los niveles de
escolaridad (similares a los del pueblo Mapuche), y de calificación de las ocupaciones
que desempeñan.23
No obstante, se ha pasado de la “huelga social” tipificada por Lalive D´Epinay 24 a
una mayor conciencia, compromiso y responsabilidad social, produciendo una
explosión de programas de atención social, tales como: comedores abiertos y repartición
de alimentos a la gente indigente, hogares de rehabilitación de drogas, hogares de
menores, hogares de ancianos y distintos programas de prevención de drogas en
distintas ciudades, por medio de formación de monitores. Además, las iglesias
evangélicas mantienen un centenar de colegios particulares subvencionados (de
educación básica y media), programas de alfabetización dirigidos a la tercera edad,
reforzamiento escolar y preuniversitario. Las iglesias Pentecostales han trabajado en
cárceles y hospitales desde los años de 1930. En la Penitenciaría de Santiago de un
universo de 6 mil internos, unos 1.500 profesan la religión protestante- evangélica,
principalmente pentecostal. En la última década han podido tener capellanes en cada
una de las ramas de las fuerzas de orden y seguridad, y se estima que la población de
suboficiales se aproxima a un 30%. Es posible sostener que, por el crecimiento
numérico del pentecostalismo, el mapa religioso está cambiando en el país. En lo
cualitativo, los valores religiosos ya presentes en el protestantismo misionero, el
pentecostalismo los lleva a los sectores populares, los anuncia en el lenguaje del
pueblo y es predicado por predicadores populares. En particular, se logra un
significativo avance en la lucha contra el alcoholismo nacional.
En Chile, el impacto social, espiritual y cultural por parte del pentecostalismo se
ha producido en el silencio y en la invisibilidad de investigadores, cientistas sociales y
del periodismo nacional. Los estudios sobre el pentecostalismo han sido abordados
bajo tres paradigmas teóricos y que a su vez incluyen otras posturas teóricas-
metodológicas: teorías apocalípticas, culturalistas y de la secularización. 25

23 Corvalán, V. Oscar (2010), “Distribución, Crecimiento y Discriminación de los Evangélicos Pentecostales”, en:
Revista de Estudios Teológicos y Pastorales, Santiago, CTE.
24 Lalive D´Epinay, Chistian, El refugio de las masas. Ed. Pacífico, Santiago. 2004
25 Mancilla, Miguel, “Alcoholismo y pentecostalilsmo en Chile”. Segundo Encuentro de Estudios y Teología
Pentecostal en Latinoamérica. Santiago de Chile. 2008.

29
30

Primero, las teorías apocalípticas describen y examinan al pentecostalismo como


un grupo religioso subversivo que trastorna el orden y los valores tradicionales. A
pesar que estos autores no ven nada bueno en el pentecostalismo, tienen la ventaja de
ver en ellos sujetos activos y transformadores, tanto del individuo como del contexto
social, donde se encuentran dos posturas: a) las teorías de la desviación religiosa
representan una forma de abordar al pentecostalismo chileno ha sido a través de la
idea de secta. Se presenta al pentecostalismo como un rechazo frontal a la sociedad; se
le considera una muestra de una sociedad enferma y, por tanto, el pentecostalismo se
transforma en comunidades terapéuticas; además, se le considera como elemento
legitimador del orden; b) las teorías del holocausto ven en el pentecostalismo el germen
del mal y una de las causas de la des-indigenización. Además, suponen que el
pentecostalismo desestructura la unidad familiar indígena emergiendo un nuevo
modelo familiar: la neo-familia Pentecostal.
Segundo, las teorías culturalistas conciben el pentecostalismo como una religión
situada social y culturalmente. Por tanto, al estar situada, tiene éxito allí donde toma y
adecua los símbolos religioso utilizando los mismos símbolos culturales, en la medida
que sea más adecuado al contexto sociocultural; ello, mientras mayor sea el contexto de
crisis individual y social de los oyentes, mayor será su crecimiento como grupo
religioso. Pertenecen a esta categoría: a) las teorías sintéticas, donde se supone que el
pentecostalismo toma los símbolos locales, los adecua y le agrega aspectos carismáticos
para transformarlos en una fuerza religiosa innovadora; b) las teorías narrativistas,
enfatizando que en el pentecostalismo resalta que lo fundamental es el testimonio
personal y adecua los relatos bíblicos a las experiencias personales; así, los milagros, la
magia y los mitos se transforman en aspectos posibles para las personas; c) las teorías
que ven al pentecostalismo como una religión popular, que toma los relatos de la
religión popular local como ángeles, demonios, cielo e infierno y otros símbolos y los
internaliza en sus sistemas de creencias, presentándose así como una religión conocida
y adecuada.
Tercero, las teorías de la secularización, donde el pentecostalismo resultaría ser el
grupo religioso menos propenso a la secularización; pero donde la magia, el misterio y
los milagros refugiaban a los individuos en este mundo a la espera del cielo. Por un
lado, la secularización externa: el pentecostalismo seculariza las creencias indígenas y
campesinas, toma lo útil a sus creencias y desecha como satánicas y supersticiosas las
inútiles; por el otro lado, la secularización interna donde se supone que los creyentes
pentecostales conciben la vida religiosa como un éxodo simbólico hacia el cielo, porque
esperaban la venida del Mesías en cualquier momento, mientras se desencadenaría el
Apocalipsis aquí en la tierra. Pero, de pronto comienzan a interesarse por esta tierra:
estudio, trabajo, consumo y los problemas de otros, disminuye el interés por la
evangelización y la asistencia permanente a los templos.
Estas investigaciones, ya sea de manera positiva o negativa, dan muestra del
crecimiento y del carácter activo y transformador del pentecostalismo, como religión
popular, pero hoy hay un análisis más crítico y constructivo basado en una renovación
epistemológica y teórica de los estudios sobre el pentecostalismo. En particular, hay
mayor interés en abordar los elementos relacionados con la conciencia, compromiso y
responsabilidad social de los Pentecostales.

Conclusiones y reflexión final

30
31

Para concluir y reflexionar sobre el futuro del ecumenismo latinoamericano entre


los Pentecostales, nos apoyaremos nuevamente en Carmelo Álvarez, y preguntamos
sobre la visión Pentecostal ecuménica hacia del futuro. Me atrevería a sostener que,
aunque no lo sospechen aún los Pentecostales, habrán grandes oportunidades para el
desarrollo de la caminata Pentecostal en esta primera mitad del siglo XXI derivadas,
tanto del contexto prevaleciente en los países del Sur, el movimiento del eje de la
cristiandad hacia el hemisferio Sur, y el agotamiento del modelo de ecumenismo
formal y burocrático reflejado en los informes de reuniones sobre reflexiones entre
grupos de teólogos del CMI de Ginebra y de la ICR del Vaticano.
Por tanto, es posible lanzar la hipótesis que en este siglo conoceremos un
ecumenismo distinto al practicado en el siglo XX, fundamentalmente debido a que los
desafíos que enfrentan en adelante los cristianos no estarán marcados por las dos
guerras mundiales que tuvieron lugar en Europa, sino por la globalización, la post-
modernidad y la fragmentación de la sociedad contemporánea y las crisis económicas,
a pesar de las nuevas tecnologías de información y comunicación que
permanentemente están apareciendo.
En consecuencia, el pentecostalismo se enfrenta a los retos que plantea la realidad
religioso-cultural latinoamericana y caribeña. Dado el crecimiento de la cristiandad en
los países del Sur, las próximas dos décadas serán decisivas en la configuración de un
nuevo mapa religioso en la región latinoamericana. Para poder aquilatar los desafíos
del crecimiento se requiere tener presentes los elementos derivados de las crisis
económico-políticas y medioambientales que de seguro aparecerán con renovadas
energías. Tal como la reciente crisis financiera de los países industrializados, la crisis
económica que se vive hoy en Latinoamérica ha venido acumulándose por más de tres
décadas y tiene efectos en el incremento del desempleo y el subempleo, con el
debilitamiento del poder adquisitivo por los salarios bajos fruto de economías débiles,
endeudadas y con déficit fiscales y sin salidas a corto y mediano plazo.
Dado el constante desfinanciamiento la previsión social de los servicios en la
salud, la vivienda, la educación y la cultura, será difícil alcanzar crecientes niveles de
calidad de vida, disminución de la pobreza y eliminación de la miseria. Las crisis
pueden estallar anticipadamente donde se presentan monedas débiles, inflación
galopante, reducción relativa del valor de los productos de exportación en los
mercados mundiales y leyes proteccionistas en los países del Norte. Pero también el
deterioro social se da por una cultura de violencia donde la producción de la industria
armamentista (y la venta libre de armas de todo calibre en los grandes países de las
Américas) que promueve el uso de armas desde las más simples hasta las más
sofisticadas, tanto por los traficantes como por quienes les temen. Pero también,
mientras los países de la Región tengan que seguir invirtiendo un porcentaje
importante en sus Fuerzas Armadas y de Seguridad, para contener la hipotética
agresión interna y la inseguridad creciente de los ciudadanos, el margen del
presupuesto de cada nación para el bienestar de su población será insuficiente. Así, la
gente se acostumbra a vivir en la violencia, la acepta como fatalidad y se desagrega
socialmente o se acomoda a las circunstancias como si éstas fueran parte de un proceso
natural.26 En esta situación, los anti-valores de la desesperanza y la impotencia moral
26 Luis Ugalde, “The Present Crises of Society and the Church: An Eye to the Future”, en: Edward L. Cleary
(ed.), Born of the Poor (Notre Dame: University of Notre Dame Press, 1990), citado por Álvarez, C., Op.

31
32

se inculcan como elementos paralizantes y desmovilizadores de toda alternativa de


desarrollo humano. Pero también, la falta de verdadera participación democrática, la
incredulidad frente a los partidos políticos, la ingobernabilidad de las crisis, la
agudización de los conflictos sociales y la competencia del capitalismo salvaje y
desregulado conducen a una gran inseguridad e incertidumbre en las personas que
viven de su salario. Siendo así las cosas ¿habrá lugar para que siga creciendo el
pentecostalismo?
A nivel global, la crisis ecológica plantea un serio desequilibrio que puede
provocar una crisis planetaria y hoy se manifiesta en desórdenes climáticos que causan
continuas emergencias en todos los países. El problema tiene que ver con la tierra, la
tenencia y distribución de tierras y aguas, el uso y protección de los recursos naturales
y el efecto económico y social del gobierno de las multinacionales sobre las grandes
mayorías desposeídas y empobrecidas. Ello puede llevar a la escasez de alimentos,
creación de hambrunas en África y algunos sectores de Latinoamérica, con
consecuencias fatales para millones de seres humanos.27
La combinación de la ciencia y la tecnología al servicio la economía, como la
racionalidad dominante, apoyadas por una cultura informática global, significa que
quien no puede competir o no posee los medios, o no se adecua a las reglas de esta
racionalidad instrumental, queda fuera o es sometido. Hay una cultura hegemónica y
globalizante que pretende instaurar lo que Álvarez 28 ha denominado una “ecumenía”
totalizante y uniformadora sin dar cabida a pluralidades culturales y donde no se
valora la pluralidad religiosa derivada del principio de libertad de conciencia del ser
humano. De ese contexto se alimenta una crisis moral y espiritual que atraviesa toda la
vida cotidiana. Si bien siempre existieron personas con valores dislocados que
propician la ambición, el egoísmo, la envidia, el robo y la usurpación, pero hoy se ha
llevado a un nivel planetario el abuso sobre los derechos de las demás personas, al
desatar los sistemas socio-económico culturales un individualismo insaciable. Ello se
refleja en las desvalorizaciones de una sociedad donde la ideología del éxito y la fama
es más importante que la propia convivencia humana. Por tanto, nos preguntamos si
las respuestas del pentecostalismo estarán a la altura de los nuevos desafíos.
La sociología de la religión muestra que, en el siglo XX, la integración misionera
evangelizadora fue el eje creativo que lanzó a la naciente iglesia Pentecostal a la
conquista del mundo. La fuerza del Espíritu fue la gran noticia para el cristianismo. El
fervor evangelístico ha sido el elemento renovador para las iglesias evangélicas de
Latinoamérica y el Caribe, pero en las circunstancias de la primera mitad del siglo XXI
hay un cambio de época tan dramático y diferente de los contextos socio-culturales que
fueron marcados en el siglo XX por la transición campo ciudad, industrialización,
desarraigo y reproducción de estructuras paternalistas de acogida.
El ecumenismo de escritorio con algunos eventos periódicos rituales no es
suficiente para responder al nuevo contexto. Frente a las corrupciones, las
desviaciones, la tentación del poder por el poder mismo, el conformismo moral y la
falta de audacia profética imperante, hará falta releer la historia de los fundadores del

cit.
27 C. René Padilla, Economía humana y economía del Reino de Dios. Buenos Aires: Ediciones Kairós,
2002.
28 Álvarez, Carmelo, Lo ecuménico en el pentecostalismo latinoamericano y caribeño. Ponencia presentada en el
Segundo Encuentro de RELEP. Santiago. 2009.

32
33

movimiento y los episodios del arrojo y denuedo de los primeros cristianos relatados
en los Hechos de los Apóstoles (4:23-31). Esta re-lectura bíblica pudiera evitar las
manipulaciones en que se encuentran algunas iglesias por la falta de una hermenéutica
contextualizadora y pertinente, que actualice la fuerza de la Palabra con la renovada
visión del Espíritu, pasa a ser un desafío primordial para los pentecostales. 29
Pero ello también requiere de una solidaridad ecuménica, una ética solidaria del
Espíritu que remueva conciencias, renueve vidas y convoque para la nueva vida. Las
iglesias Pentecostales se deben aferrar a este espíritu de libertad, que libera para la vida
plena. Frente a sociedades fragmentadas y descentradas un mensaje de unidad,
esperanza y vida, en medio de tanta desesperanza la esperanza de vida la propuesta
Pentecostal puede ser urgente y apropiado.30

Bibliografía

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caribeño”. Ponencia presentada en el Segundo Encuentro de Estudios y Teología
y Pentecostal en Latinoamérica. Santiago de Chile, 2008.
 CORVALÁN V., Oscar. “Distribución, Crecimiento y Discriminación de los
Evangélicos Pentecostales”, en: Revista de Estudios Teológicos y Pastorales.
Santiago, CTE, 2010: 6-31.
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Trajectory of Global Christianity, in: International Review of Mission, April.
Geneva. WCC. 2004
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1968
 LOOSKY, N.; MIGUEZ B., J.; POBEE, J.; STRANSKY, T. F.; WAINWRIGHT, G.;
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 MANSILLA, Miguel, “Alcoholismo y pentecostalismo en Chile”. Segundo
Encuentro de Estudios y Teología Pentecostal en Latinoamérica. Santiago de
Chile. 2008
 MO SUNG, Jung. Deus numa economía sem Corazao. São Paulo: Paulus, 1992.
 MOLTMANN, Jürgen; KUSCHEL, Karl-Josef. (eds.), Pentecostal Movements as
an Ecumenical Challenge. London-Maryknoll: SCM Press-Orbis Books, 1996.
 PADILLA, C. René, Economía humana y economía del Reino de Dios. Buenos
Aires: Ediciones Kairós, 2002.
 SABANEZ P, Dafne, Caminos de unidad: un itinerario del diálogo ecuménico
en América Latina 1916-1991. Quito: CLAI, 1994.
 UGALDE, Luis, “The Present Crises of Society and the Church: An Eye to the
Future”, en: Edward L. Cleary (ed.), Born of the Poor (Notre Dame: University
of Notre Dame Press, 1990), citado por Álvarez, C., Op. cit.
 World Council of Churches, Reflections on Ecumenism in the 21st. Century.
WCC, Ginebra WCC. 2004.

29 Jürgen Moltmann and Karl-Josef Kuschel, eds. Pentecostal Movements as an Ecumenical Challenge
(London-Maryknoll: SCM Press-Orbis Books, 1996) citado por Álvarez, C., Op. cit.
30 Jung Mo Sung, Deus numa economía sem coracao (São Paulo: Paulus, 1992).
33
34

34
35

B. Pr. Expedito Ferreira de Melo. Unidad en la diversidad

Introducción

La tendencia divisionista siempre estuvo presente en el alma humana. Varios


episodios del Antiguo Testamento revelan este hecho. El primero de mayor evidencia
es el intento de edificar una torre, como está registrado en el décimo primer capítulo de
Génesis.
A lo largo de la historia, muchos conflictos y muchas guerras sucederán a la
causa del egoísmo y del etnocentrismo del ser humano, y muy especialmente hoy, el
mundo vive una época de fragmentación. Esta realidad es observada en prácticamente
todos los sectores de la sociedad postmoderna, que carga como una de sus más
destacadas características, el individualismo egocéntrico.
Este proceso de fragmentación mundial, ha sido creciente por la rivalidad étnica
y racial, verificada muchas veces dentro de las propias etnias, en su fuerte corrida en
búsqueda de la sobrevivencia individualista, el poder y el status. Es la lucha del
hombre para dominar el hombre.
En este escenario, cuando observamos grupos de naciones uniéndose,
descubrimos que este tipo de unidad entre naciones es una unidad interesada, y por
esto, frágil, a ejemplo de lo que está anunciado en Daniel 2:40 a 42, refiriéndose a un
reino unido, sin embargo, dividido en los últimos tiempos. Unidos por la
sobrevivencia, pero divididos al fin, ya que cada parte tiene sus objetivos individuales.
Es cierto que Daniel habla de un reino futuro pero, entretanto, ya podemos ver las
señales de este tipo de unión en nuestros días.
Lo que realmente quiero destacar es que estos grupos de naciones que se unen
no tienen sustentación, porque cada nación busca asegurar finalmente sus intereses
individuales. Sin embargo, si una de ellas tuviere la oportunidad, acabaría por tragar
las otras.
La iglesia de Cristo está envuelta en este contexto, vive en este contexto y hace
parte de lo mismo. Así que es normal que ella sufra ciertas influencias de su contexto,
hasta donde ella no tache su imagen, como sal de la tierra y luz del mundo. De otra
manera ella se tornará irrelevante para el cumplimiento de su misión.
Una de las doctrinas más discutidas en la actualidad es la doctrina de la unidad
de la iglesia, pues es una doctrina fácil de ser recibida y difícil de ser practicada.
Sin duda, Dios tiene un propósito con las diferentes denominaciones actuales,
especialmente con la evangelización del mundo. Por otro lado, no cabe duda que esas
diferentes denominaciones, si se encontrasen divididas y peleándose unas con las
otras, harían más mal que bien para la evangelización del mundo. No tengamos duda
que la unidad de la Iglesia es la voluntad de Jesús de Nazaret. Voluntad registrada en
Juan 17.21.

35
36

1. Posibles factores productores de la dispersión evangélica actual

Son muchos los factores que, históricamente han producido la dispersión


evangélica. Entre estos factores yo relaciono los siguientes:

Visión mercantilista de la expansión y del crecimiento de la iglesia.

En este aspecto nosotros somos forzados a entender que, para algunos


seguimientos evangélicos, el Reino de Dios en una dimensión general, no tiene ningún
significado. Cada iglesia se establece como un reino particular, cuyo rey es su propio
dirigente, o sus propios dirigentes. La visión mercantilista está fundamentada en una
hermenéutica unilateral y en una ética pragmática, en la cual las normativas del
comercio dictan las reglas del juego.
Esta visión ha llevado a muchos pastores y líderes cristianos a miraren la iglesia
como un comercio, y a sus compañeros como rivales y concurrentes, incluso dentro de
las mismas denominaciones.
El mercantilismo termina produciendo un agravante, que es el proselitismo, o
sea, el esfuerzo para atraer fieles de otras denominaciones a través de acusaciones
doctrinarias, programas atractivos y métodos exuberantes. El proselitismo, al mismo
tiempo, substituye la evangelización y la conversión por la adhesión, produciendo
mega-iglesias, llenas de cristianos paganos.

Parroquialismo

El parroquialismo caracterizase por una visión eclesial, en la cual, la iglesia


local, específicamente mi iglesia local, mis metas y proyectos locales, son más
importantes que las metas generales, o cualquier otra necesidad general de la iglesia,
como cuerpo de Cristo. Parroquialismo puede ser también definido como una visión
etnocéntrica, en la cual el Reino de Dios se resume en mi denominación, la extensión de
mi influencia o al territorio geográfico dentro del límite de mi liderazgo o
administración. Sería un tipo o estilo de feudalismo, aplicado al liderazgo de la iglesia,
a partir del cual sus obispos, o pastores presidentes, marcan sus territorios como si
fueran dueños y señores absolutos de la gente, ciudad, pueblo o comunidades. Pero
Richard Niebuhr afirma que siempre que una institución desea apoderarse de Cristo
con exclusividad y monopolizar sus beneficios, esa institución está en oposición total al
proyecto universal de Cristo 31. El pastor Chileno Victor Rey, en combate a la actitud
parroquialista, afirma que nosotros no podemos aislarnos en nuestras parroquias
denominacionales, porque Cristo ha orado a Dios por la unidad de su iglesia32.

Divinización de “lo mío” y satanización del “otro”.

Sería un tipo de sobre énfasis en lo que soy y en lo que creo, así como un
rechazo total a lo que otros creen o hacen. Mi confesión, mi metodología, mi liturgia y,
consecuentemente, mi iglesia son mejores. El pensamiento de que “nosotros tenemos la

31 Moisés Marinho de Oliveira. Mil ilustrações e pensamento: 299.


32 Victor Rey. Misión y vida en América Latina: 58.

36
37

mejor doctrina y el mejor sistema eclesiástico. Los demás son secundarios”. Esa actitud
definitivamente no tiene fundamentos bíblicos. Clodovis Boff presenta la Biblia misma
como un ejemplo de pluralismo teológico y afirma: En ella se encuentran distintas
visiones de la misma verdad; el ejemplo principal es el Evangelio de Cristo, que es teologizado
“segundo” cuatro “cristologías” diferentes33. El Pacto de Lausanne, comentado por John
Stott, reafirma la existencia de un solo salvador, un solo Evangelio y una amplia
manera de realizarse la obra de la evangelización34.
Si hablamos de unidad en la diversidad, consecuentemente tenemos que
ampliar nuestra cosmovisión. Esa actitud de monopolio doctrinario, que caracteriza,
lamentablemente, a muchos de nuestros hermanos, llevándoles a edificar altísimas
murallas alrededor de sus denominaciones y confesiones doctrinarias, ha creado
enemistad y dispersión entre iglesias co-hermanas. Substancialmente, no ha
proporcionado ninguna contribución al cuerpo de Cristo.

Tendencia a la espiritualización.

Otro factor que ha contribuido para la dispersión evangélica es la tendencia a la


espiritualización, en que pastores se presentan como el gran siervo de Dios, infalible, e
incuestionable.
Algunos llegan a presentarse, al menos para sus auditorios, prácticamente como
los únicos portadores de la verdadera revelación de Dios, de suerte que todos los
demás pastores y denominaciones deben prestarle obediencia y sujetarse a sus visiones
y revelaciones. Algunos de estos, cuando hablan de unidad, se refieren a una unidad
alrededor de sus proyectos y sus metas.
Conviene destacar que este tipo de orgullo espiritual, normalmente en busca de
la primacía, ha sido una desgracia en el camino de la unidad.
Pero la iglesia está establecida bajo una otra orientación, que es la de “ser uno
para que el mundo crea”, a la luz de Juan 17:21.
En un comentario sobre la unidad, el Cardenal Mercier, dijo que para que las
personas se amen, es necesario que se conozcan y para que se conozcan es necesario que caminen
unas al encuentro de las otras”35. Por tanto, yo hago las siguientes preguntas:
¿Aún es posible hablar de unidad en una sociedad fragmentada y
tremendamente afectada por el individualismo de la postmodernidad? ¿Es posible
promover la unidad en el medio de una iglesia parroquialista e individualista, que no
logra mirar nada además de su campo de acción? ¿Cómo podemos hablar de unidad
cristiana, en al ámbito general, cuando aún no hay unidad, mismo dentro de las
fronteras confesionales y denominacionales?

33 Clodovis Boff. Teoria do método teológico : 88.


34 John Stott, Pacto de Lousanne: 36.
35 Marinho, Moises. Mil ilustrações e pensamentos: 299.

37
38

2. Modelos de Unidad

De manera resumida yo presento algunos textos bíblicos, que surgen como una
apelación por la unidad en la diversidad, en búsqueda de un objetivo mayor, que es el
cumplimiento de la Misio Dei.

El peligro de una casa dividida: En Mateo 12:26, Jesús de Nazaret dice que una
casa dividida consigo misma no puede subsistir a una guerra. En este aspecto, la iglesia
es comprendida como una casa, una casa con diversas subdivisiones. Esta casa puede
representar, metafóricamente, la iglesia cristiana, a nivel global, y las subdivisiones, los
diferentes regimientos denominacionales que forman la iglesia. Es cierto que la iglesia
ha sido atacada, a través de la historia, de todas las formas y por todos los medios.
¿Cómo esta iglesia podrá sobrevivir a esos ataques si se presenta dividida?

Unidad por los dones espirituales: Otro texto que trata de la unidad es el texto
de la primera carta a los Corintios, en que Pablo habla de la unidad y de la importancia
de los diferentes dones en la misión de la iglesia. En los versos cuatro, cinco y seis,
Pablo dice lo siguiente: “hay diversidad de dones, pero el Espíritu es lo mismo, hay diversidad
de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo
Dios que opera todo en todos”. (I Cor. 12:1-31). Este texto, además de estimular y orientar
el uso de los dones, trata de la cuestión de la unidad de la iglesia de una manera simple
y clara. La variedad de dones, es dada a la variedad de miembros de la iglesia, para
desarrollar una variedad de ministerios, teniendo como objetivo la edificación de la
iglesia, el cuerpo de Cristo.

Unidad por los dones ministeriales: En la carta a los Efesios 4:1-16,


encontramos uno de los textos más completos sobre la unidad de los diversos
ministerios. En los versos 4, 5 e 6, Pablo destaca la existencia de:
Uno solo cuerpo.
Uno solo Espíritu.
Una sola esperanza.
Uno solo Señor.
Una sola fe.
Uno solo bautismo.
En el versículo 6, Pablo dice que hay uno sólo Dios, y Padre de todos, lo cual es
sobre todos, y por todos y en todos.
En el versículo 11, Pablo habla de la diversidad de ministerios, que tiene como
objetivo el perfeccionamiento de los santos para el desarrollo del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo.
En el versículo 13, el perfeccionamiento de los santos, tiene como objetivo la
unidad de la fe.
En el verso 16, Pablo habla sobre el ajuste del cuerpo y la cooperación de cada
parte para su edificación en amor. Luego, la doctrina bíblica de los dones espirituales y
de los dones ministeriales, habla directamente de la unidad de la iglesia. El comentario
de la Biblia, editado por F. Davidson, hablando sobre el texto de Efesios 4, dice que los
muchos cismas que aparecen en la unidad cristiana, a través de la historia de la Iglesia,

38
39

sucedieron por la ausencia de estas virtudes simples, básicas a la fe cristiana. Davidson


aún dice que la unidad no debe ser creada por los cristianos, pues ella ya existe. Los
cristianos solamente se esfuerzan para preservarla36.

3. Unidad en la diversidad

Cuando hablamos de unidad, no estamos hablando de uniformidad. Al


contrario, sería mucha inocencia en una sociedad multicultural hablar de unidad sin
diversidad. No estamos hablando de IRENISMO, lo cual no admite cosmovisión
diferente. Bosh, hablando de unidad en la misión, dice que: Mantener misión y unidad,
verdad y unidad, presupone tensión: El propósito de la unidad no es nivelar las diferencias, un
reduccionismo superficial, una especie de mezcla ecuménica. Nuestras diferencias son genuinas
y deben ser tratadas como tales37.
La tendencia de imponer patrones, y de ponerlos bajo un sistema único y
rígido, ya estaba en los discípulos de Cristo, según está relatado en Lucas 9:49, 50. El
propio Juan dice: “Maestro, vimos un hombre que expulsa demonios en tu nombre, sin
embargo, lo prohibimos porque no camina con nosotros”. Jesús respondió: “No lo prohíbas,
porque lo que no es contra nosotros es por nosotros” 38. Este es uno de los textos fuertes en
que el Señor Jesús deja muy evidente que no solamente puede, sino debe haber unidad
en la diversidad.
Hechos de los Apóstoles, capítulo 15, muestra el relato de la Asamblea de
Jerusalén, la más importante asamblea de la historia para la obra misionera, pues fue
exactamente en esta asamblea que fue quitada la obligatoriedad de los rituales y
ceremoniales judíos para los gentiles conversos. Según Hechos 15: 28, 29, los discípulos,
con la orientación del Espíritu Santo, trataron del conflicto establecido entre judíos y
gentiles conversos a la fe cristiana. La asamblea de Jerusalén decidió por la unidad en
la diversidad.
Glenn Hinson dice que en la iglesia cristiana primitiva, la unidad y la
diversidad caminaban juntas; o sea, el cristianismo primitivo no fue un movimiento
controlado por un único patrón. Hinson aún afirma que, en el segundo siglo, la iglesia
en Roma estaba formada por diversas comunidades. En este escenario, surgen grupos
para-eclesiásticos, promoviendo la unidad en las diversas comunidades. Entre estos
grupos para-eclesiásticos se destacaban las escuelas filosóficas evangélicas de Justino,
Valentino y Ptolomeu39.

4. Factores de unidad

36 F. Davidson (Editor) Novo Comentário da Bíblia volume III: 1260.


37 David, Bosh. Missão transformadora. Mudança de paradigma na Teologia da Missão: 554.
38 Evangelho segundo Lucas capítulo 9 versos 49,50.
39 Glenn Hinson. Vozes do Cristianismo Primitivo: 87.

39
40

La unidad de la iglesia, en medio de la diversidad denominacional,


caracterizada por diferentes confesiones, por diferentes ritos y métodos, se hace
necesaria por los siguientes factores:
Una cuestión de obediencia. Siendo la unidad un mandamiento, y no una
opción, la iglesia necesita unirse, porque la iglesia es una comunidad de obediencia.
Para debatir sobre usos y costumbres, sobre liturgia o metodología, yo no tengo
que compartir con adeptos de otra religión que no sea la mía. No obstante, necesitamos
compartir la misma mesa para discutir cuestiones sociopolíticas, cuestiones
relacionadas con la violencia, con la pedofilia, homofobia, cuestiones ecológicas,
racismo, entre otros. Esas cuestiones alcanzan a todos, independientemente del color
de la piel, del logotipo religioso y de la clase social.

Una cuestión de coherencia. En el Sermón del Monte, Cristo nos llama


pacificadores. Un pacificador es aquel que busca promover la paz. Como pacificadores
nosotros promovemos la paz en diferentes sentidos, especialmente en el sentido
vertical, entre la creación y el creador, por medio de la evangelización, y en el sentido
horizontal, promovemos la paz por medio de la comunión.
Pablo afirma que, por medio de la cruz, Dios estaba en Cristo reconciliando el
mundo consigo mismo. II Cor. 5:19; Ef. 2:14-16. En este proceso, Dios nos dio el
ministerio de la reconciliación y nuestra misión en este texto entra en concordancia con
nuestra designación como pacificadores en el Sermón del Monte. Entonces surge una
pregunta importantísima: ¿Cómo podremos hablar de paz si estamos en conflictos con
nuestros hermanos coherederos con Cristo, y cómo podemos hablar de reconciliación si
todavía nosotros no estamos reconciliados entre nosotros mismos?

Una cuestión de sobrevivencia. La iglesia camina contra la corriente de la


sociedad secular. En toda su historia, la iglesia ha sido considerada como una
institución represora, inhibidora del progreso y anacrónica. Estas son las acusaciones
más comunes contra la iglesia. En la postmodernidad, como en los días del profeta
Daniel, leyes son promulgadas con el único objetivo de neutralizar la acción de la
Iglesia en el mundo, especialmente la acción evangelizadora. Esto no nos asusta, pues
en toda la historia de la Iglesia, a la luz de Mateo 10:16, los discípulos de Cristo son
enviados como ovejas para el medio de lobos. En II Tm 3:12, Pablo dice que todos que
desean vivir piadosamente en Cristo serán perseguidos. ¿Cómo sobreviviremos en
medio de esta guerra sin interrupción si estamos divididos y dispersos, luchando unos
contra otros? Incluso representando aproximadamente 1/3 de la población de
Latinoamérica, si no estamos unidos, no pasaremos de títeres.

Por una cuestión misional. La unión de la iglesia tiene un efecto misionero


muy especial. En Juan 17:21 Jesús ordenó unirse: “Para que El mundo crea”. La unidad
de la Iglesia se da en medio de su diversidad, eso porque ella es promovida por el
Espíritu Santo. Y conviene remarcar que uno de sus mayores potenciales misionarios
está en la diversidad de la Iglesia. A la luz de la oración sacerdotal de Jesús en Juan
17:21, la unidad de la Iglesia tiene un efecto misionero, primeramente por el ejemplo
que el mundo verá en la Iglesia y en segundo lugar por la sinergia que es producida en
la unidad.

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41

Finalmente concluyo este curto abordaje con el salmo 133:3, donde el salmista
dice que donde hay unidad, el Señor ordena la bendición y la vida para siempre.

Bibliografia
 BOFF, Clodovis. Teoria do Método Teológico. Versão didática. Petrópolis RJ:
Editora Vózes, 2001.
 BOSCH, David. Missão Transformadora: Mudanças de Paradigma na Teologia
da Missão, São Leopoldo RS: Editora Sinodal, 1991.
 GLENN, Hinson. Vózes do Cristianismo Primitivo. São Paulo: Artes Editorial,
2010.
 MOISES, M de Oliveira. Mil Ilustrações e Pensamentos. Rio de Janeiro: Editora
JUERP, 1983.
 REY, Victo. Misión y Vida en América Latina. Santiago de Chile: Impressos
Flecha, 2002.
 SEHEDD, Russell. ( Editor) O novo Comentário da Bíblia. São Paulo: Edições
Vida Nova, 1980.
 STOTT, John. Pacto de Lousanne. São Paulo: Editora ABU, Visão Mundial S/C,
1983.

41
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C. Dr. Darío López. La Ciudad y Nosotros: Misión de las


iglesias pentecostales en el mundo urbano

Introducción

Las dinámicas y crecientes iglesias pentecostales de origen misionero y de


origen nacional tienen desde hace varias décadas una presencia misionera visible en las
ciudades de América Latina. Sin embargo, su presencia misionera, no siempre ha
estado acompañada de una preocupación por todas las necesidades de las personas y
de las familias que habitan en los centros urbanos y, especialmente, de quienes viven
en las zonas periféricas donde se concentran altos niveles de pobreza y de pobreza
extrema.
El problema de fondo parece ser la comprensión que se tiene sobre la iglesia y
su misión en el mundo. Todavía puede encontrarse congregaciones pentecostales en las
cuales los pastores y líderes creen que la iglesia tiene que estar apartada de todo lo
mundano, es decir, de toda acción a favor del prójimo que puede ser calificada como
no espiritual, profana o secular. Acciones sociales como, por ejemplo, la lucha contra la
pobreza, la defensa de los derechos humanos en su dimensión política, la participación
en los movimientos sociales y en los partidos políticos, entre otras. Esta perspectiva
teológica reduccionista que todavía caracteriza la práctica misionera cotidiana de un
número nada despreciable de pastores y líderes, puede explicar por qué la comunidad
pentecostal ha tenido en todos estos años una escasa, pobre o nula incidencia en la vida
pública de nuestros países.
En este capitulo, teniendo en cuenta que uno de los déficits más notorios del
movimiento pentecostal ha sido su limitada preocupación por la agenda pública, con su
correlato de indiferencia y silencio frente a asuntos críticos como la escandalosa pobreza
en la que viven miles de personas, examinaremos críticamente su presencia misionera en
las grandes urbes. Ubicaremos en primer lugar nuestro objeto de estudio en su contexto
particular. En otras palabras, se hará un balance situacional de la ciudad,
concentrándonos en las ventajas y desventajas de vivir en el mundo urbano.
Seguidamente se analizará la presencia misionera de las iglesias pentecostales en la
ciudad, mencionando ejemplos concretos de compromiso social y señalando los vacíos
que se han tenido en la atención a todas las necesidades humanas. Finalmente, a la luz de
todo lo señalado, se planteará propuestas de acción colectiva desde una perspectiva
integral de la misión cristiana.

1. Luces y sombras de las grandes urbes

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Las grandes urbes en cualquier lugar del mundo tienen luces y sombras. En
ellas se concentran los grandes logros de la sabiduría humana como la utilización de la
tecnología de punta en los enormes e impersonales centros de producción industrial,
así como los grandes problemas generados por la mala utilización de esos logros
humanos, como la contaminación de las fuentes de agua y la explotación inmisericorde
de cientos de indefensos seres humanos. En las grandes urbes se encuentran los centros
académicos más importantes de un país y los lugares de distribución y de consumo de
drogas de todo tipo. Las luces y las sombras de la obra humana, la construcción y la
destrucción de la calidad de vida, las ventajas y las desventajas del formidable avance
tecnológico de los últimos años, caracterizan el rostro diurno y nocturno de los
conglomerados urbanos contemporáneos. Parece acertada, entonces, la opinión de
Jacques Ellul sobre la ciudad, cuando afirma que ella:

…es capaz de dirigir y cambiar la vida espiritual del hombre. Aplica sobre él su
poder y cambia su vida, toda su vida, no solamente su casa. Y esto parece un misterio
aterrador… Caín puso en ella toda su rebeldía. El hombre pone en ella todo su poder y
otros poderes acuden a apoyar los esfuerzos del hombre… (Ellul 1972:22).

¿Seguirán creciendo las grandes urbes con sus luces y sombras y emergerán
otros laberintos urbanos como producto de la acelerada migración interna y externa?
Los expertos del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico del Perú (CEPLAN) en
un valioso documento titulado Plan Bicentenario: El Perú hacia el 2021, se refirieron a las
megatendencias que caracterizan al mundo actual.40 Entre ellas identificaron el
crecimiento de las megaciudades o grandes urbes con más de diez millones de
habitantes como Sao Paulo, Ciudad de México o Buenos Aires. Estos expertos en
planificación estratégica precisan que se trata de un fenómeno:

…que se ha acelerado, en especial en los países en vías de desarrollo, como parte


de intensos procesos de urbanización y migración rural-urbana. Son consideradas
motores de la economía mundial por conectar de manera eficiente el flujo de productos,
personas, culturas y conocimientos. La concentración de la población, sobre todo por la
centralización espacial de las inversiones, tiene inevitables consecuencias sociales,
económicas y culturales; en particular, el crecimiento del crimen y la delincuencia,
problemas mas agudos en los países pobres (CEPLAN 2011:18-19).

Además, avizorando el futuro inmediato, indican que:

Las megaciudades tienen que afrontar determinados desafíos para alcanzar un


desarrollo urbano sostenible, lo cual implica una mejor gestión en cinco sectores
críticos de infraestructura (transporte, electricidad, agua y aguas residuales, salud y

40 Las otras megatendencias identificadas por los expertos peruanos fueron las siguientes: «…la
globalización, la democracia global, las telecomunicaciones y la masificación del uso de Internet, el
surgimiento de nuevas potencias económicas, la Cuenca del Pacifico como nuevo eje del comercio
mundial, el envejecimiento demográfico y la migración internacional, el cambio climático, la preocupación
por el ambiente y la preferencia por los productos naturales, el desarrollo biotecnológico y la ingeniería
genética, el desarrollo de la nanotecnología y la robótica» (CEPLAN 2011:15-23).

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protección y seguridad), de forma que mejoren su capacidad para balancear la


competitividad con la calidad de vida y la sostenibilidad ambiental (CEPLAN 2011:19).
¿Qué deben tener en cuenta las iglesias pentecostales a la luz de las
megatendencias señaladas por los expertos peruanos y, particularmente, frente a los
desafíos que plantea el crecimiento de las megaciudades que se nota actualmente en
centros urbanos en expansión acelerada como Lima, Bogotá, Caracas o Santiago de
Chile? Problemas sociales críticos como el incremento del crimen y de la delincuencia,
con su correlato de una creciente y preocupante inseguridad ciudadana, afecta por
igual a creyentes y a no creyentes. Ocurre lo mismo con respecto a los problemas cada
día más críticos de transporte, electricidad, agua y aguas residuales, y salud ciudadana,
cuyos efectos en la calidad de vida no dependen de la confesión religiosa de los
habitantes urbanos.
La presencia misionera de las iglesias pentecostales en las grandes urbes debe
tener en cuenta estos problemas sociales concretos así como asuntos claves para una
compresión más completa del mundo urbano como la migración y el mestizaje
cultural. Esto exige elaborar e implementar un plan de acción misionera en el que no se
eluda ni se ignoren problemas sociales como la inseguridad ciudadana, los efectos de la
migración y la realidad del mestizaje cultural, bajo el pretexto de que se trata de
asuntos profanos, mundanos o seculares. Un enfoque de misión integral resulta ser el
más adecuado para hacer frente a los desafíos misioneros que se tienen que encarar en
los laberintos urbanos de este tiempo. Entre otras razones, porque la salvación de los
seres humanos no ocurre en un vacío existencial, desconectada de los procesos sociales
y políticos, fuera de la cotidianidad humana o al margen de la historia de los pueblos.
¿Cómo ha sido la presencia pentecostal en las grandes urbes? ¿Una presencia
redentora, transformadora, liberadora? ¿Una presencia con luces y sombras?

2. La presencia pentecostal en las grandes urbes

Samuel Escobar, uno de los más destacados pensadores evangélicos


latinoamericanos, sostiene que el pueblo de Dios aparece en una ciudad y se va
haciendo visible por un mensaje y un estilo de vida distintivos (Escobar 1982:75).
Añade además que:

La comunidad cristiana “aparece” en una ciudad y se hace ver y sentir como un


grupo creciente de personas cuya lealtad final, forma de vida e impulso misionero le dan
características definidas (Escobar 1982:43).

Así es en efecto. Cualquier atento observador de los cambios ocurridos en el


mapa religioso latinoamericano en las últimas décadas, suscribiría sin mayores
comentarios lo que Escobar señala con respecto a las características que tiene la
presencia evangélica en general y la presencia pentecostal en particular en la ciudad.
Las iglesias evangélicas de distinto trasfondo histórico y teológico (Presbiterianos,
Bautistas, Asambleas de Dios, Iglesia de Dios, Nazarenos, Metodistas, Alianza
Cristiana y Misionera, Peregrinos, entre otros) forman parte del paisaje cotidiano de las
grandes urbes, están presentes en todos los rincones de la ciudad, tanto en las zonas

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45

urbanizadas como en las zonas de pobreza y pobreza extrema: villas miserias, barrios
urbanos marginales, favelas.
Las iglesias pentecostales se han asentado en la ciudad, sin embargo, no
siempre miran y se relacionan de la misma manera con los habitantes de la ciudad en la
cual están situadas.41 Unas consideran que la misión cristiana se limita exclusivamente
a la proclamación verbal de la buena noticia de salvación y que las acciones de servicio
a favor del prójimo –si las realizan– sólo tienen sentido como puentes o como medios
para ganar más feligreses. Otras fueron comprendiendo en los últimos años que la
proclamación verbal del evangelio y las acciones de servicio al prójimo son dos
dimensiones legítimas de la misión integral del pueblo de Dios. Frente a esta situación,
y para caminar en la misma dirección, las iglesias pentecostales que se han establecido
en las ciudades deberían tener en cuenta las siguientes palabras de Samuel Escobar:

…la ciudad nos desafía a ver con claridad como concebimos la relación entre
Dios y su universo, el hombre pecador y sus creaciones, el hombre redimido y el mundo
no redimido. Esta actitud inicial es de suma importancia también cuando se determina
la misión del pueblo de Dios en la gran urbe, porque tiene que ver con la manera como
se concibe el futuro de la gran ciudad (Escobar 1982:72).

Tres temas teológicos claves, con profundas implicaciones para la misión


cristiana en la ciudad, subraya Escobar. El primero de estos temas exige examinar con
cuidado la forma como las iglesias pentecostales se relacionan con el mundo de Dios: la
relación entre Dios y su universo. El segundo nos desafía a poner en tela de juicio la
tendencia humana a la autonomía, es decir, la autosuficiencia con la que a menudo
actúan los seres humanos convirtiéndose en juez y parte de sus palabras y acciones: el
hombre pecador y sus creaciones. El tercero subraya la responsabilidad de los creyentes y
de las iglesias con respecto al marco temporal en el cual están situados como seres
humanos de carne y hueso cuya tarea misionera es permanente, irrenunciable y
siempre pendiente: el hombre redimido y el mundo no redimido.
En la siguiente sección volveremos a tratar estos asuntos porque son temas
claves para la articulación de una propuesta de misión integral para las grandes urbes.
Entretanto, será de mucha ayuda conocer qué han estado haciendo las congregaciones
evangélicas y las congregaciones evangélicas pentecostales locales en asuntos como la
promoción de la justicia, el cuidado del medio ambiente, la lucha contra la pobreza, la
defensa de la dignidad humana y la lucha contra la corrupción, entre otros asuntos
relacionados con una mirada más integral de la misión cristiana. Un rápido examen de

41 La situación no parece haber cambiado mucho desde que en 1988 la Fraternidad Teológica
Latinoamericana en un documento titulado En busca de la paz de la ciudad expresara lo siguiente sobre la
presencia misionera de las iglesias evangélicas en la ciudad: «El análisis de la vida y misión de la mayoría de
las iglesias evangélicas en las grandes urbes nos muestra una marcada crisis con diferentes manifestaciones. Las
denominadas iglesias históricas expresan una creciente conciencia social en su reflexión teórica sobre la misión
urbana, la misma que no se expresa con igual intensidad en la inserción práctica. Por otra parte, persisten en las
ciudades los modelos evangelizadores con énfasis exclusivo en la misión como proclamación centrada en el
arrepentimiento y la salvación individuales. Esto refuerza el ya marcado individualismo deshumanizador de las
grandes urbes, e ignora la dimensión comunitaria del Evangelio del Reino de Dios. Con preocupación constatamos,
también, la creciente imposición de modelos importados de misión urbana. Estos son irrelevantes en nuestros
contextos y perpetuadores de la dependencia misionera que nos agobia en múltiples niveles de nuestro ser y quehacer
como Pueblo de Dios» (FTL 1989:139).

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la presencia evangélica en la ciudad, da cuenta de que no todas las congregaciones


locales están inmersas en acciones de misión integral, pero da cuenta también de que
existen experiencias concretas de una misión transformadora de personas y de
confrontación con las estructuras de pecado.
En un valioso libro titulado La Iglesia local como agente de transformación, editado
por René Padilla, se registran varios modelos eclesiales de misión integral en la ciudad
(Padilla 2003:237-284). En este libro se registran las experiencias misioneras de una
Iglesia Presbiteriana de Lima (Perú), de una Iglesia Bautista de Buenos Aires
(Argentina), de la Iglesia Centro Cristiano de Alabanza del Cantón de Alajuelita (Costa
Rica) y de la Iglesia Evangélica de Colegiales en Buenos Aires (Argentina). Todas ellas
experimentaron cambios fundamentales en su forma de comprender la iglesia y su
misión en el mundo al ser confrontadas con realidades de hambre, desocupación,
opresión e injusticia institucionalizada. Pedro Arana, pastor presbiteriano, relata con
estas palabras la experiencia misionera de la Iglesia Presbiteriana de Pueblo Libre en
Lima, Perú:

…nos percatamos de que la misión integral podía significar también liderazgo


social y hasta político; que en el Perú, como en otros países de América Latina, las
fuerzas destructivas que impiden nuestro desarrollo son la envidia, la insensibilidad
frente al dolor humano, el desorden y la corrupción. Existe, además, un entendimiento
del evangelio cristiano que hace de lo espiritual algo abstracto y de las responsabilidades
ciudadanas algo pecaminoso… (Padilla 2003:246).

Los pastores de estas congregaciones, como en el caso del pastor Alberto Castro
de la Iglesia Centro Cristiano de Alabanza de Alajuelita en San José, Costa Rica, fueron
desafiados también a ampliar su comprensión del oficio pastoral:

Alberto Castro se considera no sólo el pastor de la congregación sino también


pastor de la comunidad, por lo cual el ejercicio de su ministerio trasciende la geografía
de la congregación. Mantiene vínculos con otros ministerios cristianos, organizaciones
gubernamentales e iglesias del extranjero (Padilla 2003:267).

En la ciudad de Caracas, Venezuela, destaca la experiencia misionera integral


de la Iglesia Evangélica las Acacias. De acuerdo al pastor de esta congregación
pentecostal, Samuel Olson, una de las claves para el desarrollo de la congregación es
que el pastor sepa presidir o dirigir:

Se supone que ante un ministerio de constante crecimiento y desarrollo, el


pastor sepa o aprenda a presidir. Esto no solo tiene como implicación la dirección y el
poder conducir la grey, sino también reconocer los dones que están presentes para su
debida expresión y para que estos enriquezcan a los que se consideren parte de la
comunidad. Y no sólo ello, sino que estos dones y ministerios sean utilizados para el
servicio a otros que no formen parte de la misma organización (Olson 2004:435).

¿Qué lecciones se desprenden de estas palabras del pastor Samuel Olson?


Siendo clave la figura y el papel del pastor como responsable visible de la congregación
local, tiene que saber conducir a la grey y, para ello, debe tener clara la dirección en

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que se camina. En un lenguaje más gerencial, el pastor tiene que haber definido y saber
cuál es la visión y la misión de la congregación a su cargo. Además, debe tener la
habilidad pastoral de reconocer los dones presentes en la congregación y dejar que se
expresen visiblemente para el servicio al prójimo, tanto de los miembros de la
congregación como de los vecinos de la comunidad en la cual esta situado el templo.
¿No es todo esto importante y necesario para la práctica de una misión integral en
cualquier realidad urbana?
¿Existen otras experiencias de misión integral de iglesias evangélicas en las
ciudades latinoamericanas? De las casi sesenta congregaciones locales que tiene la
Iglesia de Dios del Perú en la ciudad de Lima, Perú, siete de ellas en convenio con
Compasión Internacional, tienen programas de servicio integral al prójimo orientados a
las atención de niños y adolescentes que provienen de hogares en situación de pobreza
y pobreza extrema. Quizá, no todas estas congregaciones locales han pasado de la
asistencia social a la acción social y, probablemente, sólo se limiten a seguir el
programa social diseñado por Compasión Internacional, sin haberlo contextualizado
debidamente. Sin embargo, ya es una señal de avance en su comprensión de la misión
de la iglesia que los templos no se utilicen solamente para actividades religiosas
tradicionales, como los cultos unos cuantos días a la semana, sino también para
acciones de servicio al prójimo y para el bienestar integral de la comunidad.
Conozco también en Lima y en otras ciudades del Perú, así como en otros países
latinoamericanos, experiencias de servicio al prójimo de congregaciones evangélicas en
el campo de la salud, la educación, el cuidado del medio ambiente, la defensa de los
derechos humanos y la atención a madres solteras, niños huérfanos y ancianos. Así, por
ejemplo, la Iglesia Evangélica Ekklesia-Una Misión de la ciudad del Cusco, Perú, viene
forjando un valioso modelo de acción misionera integral en una ciudad en constante
crecimiento poblacional y con un preocupante incremento de problemas sociales como
la situación de indefensión de niños, adolescentes y mujeres que sufren violencia.
La Iglesia Evangélica Ekklesia-Una Misión, dentro de su programa denominado
Obras de Misericordia, distribuye los días sábados alimentos a las personas indigentes en
la zona del mercado central de la ciudad, durante el invierno entrega alimentos y ropa
a las personas que duermen en las calles, y ha estado atenta también a problemas como
las inundaciones para socorrer oportunamente a las personas damnificadas. Tiene,
además, un programa que apunta a la transformación sostenible de las problemáticas
sociales, dentro del cual brindan atención médica y educativa en el centro penitenciario
de Quenqoro, tienen un consultorio de atención gratuita para problemas de violencia
familiar y problemas de violación, y ayudan a los padres a inscribir a sus hijos en el
registro de nacimientos de los gobiernos locales. Dentro de este programa, tienen
también un albergue temporal para niños recién nacidos en abandono moral y material
completo, a los cuales atienden integralmente hasta el momento de su adopción. 42
Este breve examen de la presencia cristiana en el mundo urbano indica que,
aunque existen experiencias ejemplares de acción misionera integral, hace falta todavía
desarrollar modelos que además de enfrentar los problemas derivados del pecado
personal (mentira, robo, adulterio, borrachera) y del pecado social (indiferencia frente
al escándalo de la pobreza y justificación de la violación de derechos humanos),

42 Información proporcionada por la misionera suiza Maja Datwyler, pastora de la Iglesia Evangélica
Ekklesia, cuya visión misionera ha sido clave para el desarrollo misional de esta congregación en la
ciudad del Cusco.

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confronten el pecado estructural (racismo, marginación, explotación y opresión). Tiene


que ser así porque el pecado estructural mantiene postrados en situación de injusticia
institucionalizada a millones de seres humanos, entre ellos, miles de creyentes
evangélicos. Está pendiente, entonces, la articulación de una plataforma de acción
misionera integral que apunte a una transformación radical de las condiciones y de la
calidad de vida de los habitantes de las grandes urbes.

3. Las tareas colectivas pendientes

Ya se ha señalado que para una presencia misionera integral más eficiente y


eficaz en la ciudad, desde la perspectiva del reino de Dios, se requiere articular una
plataforma de acción que confronte directamente, además del pecado personal y del
pecado social, el pecado estructural. Esto exige considerar previamente dos asuntos
claves. En palabras de Sidney Rooy:

El deber cristiano es representar a Cristo en el corazón de la ciudad. Esto


requiere, de modo especial, la utilización de todo el pueblo de Dios, con sus diversas
especialidades de dones y trabajos. Estas incluyen antropología, sociología, psicología,
derecho, educación y muchos otros. No quiere decir que la Iglesia sea responsable de la
capacitación para tales profesionales. Mas bien significa que: (1) los cristianos que
tienen estas profesiones tienen también un llamado sagrado a ejercer sus dones en la
batalla por la resolución de los problemas internos de la ciudad (un llamado que es tan
especial y tan santo como el del misionero, el evangelista o el pastor); y (2) la Iglesia
tiene el deber claro de preparar a los cristianos para un ministerio profético, diaconal y
comunitario hacia la ciudad secular (Rooy 1988:279).

Para conocer la ciudad, su estructura política, las relaciones de poder y las


corrientes de pensamiento que interactúan en su interior y que tienen un efecto directo
o indirecto en la conducta personal y colectiva de los habitantes de las grandes urbes,
se necesita conocer y utilizar sabiamente el instrumental que nos proporcionan las
diversas ciencias sociales. ¿Por qué? Porque como se subrayó años atrás en un
documento de la Fraternidad Teológica Latinoamericana:

Es fundamental para la misión urbana percibir cuales son las estructuras


sociales y económicas que organizan la ciudad a fin de entender las relaciones de poder y
los intereses a los que sirven. Además es necesario detectar cómo nuestras ciudades
reflejan los conflictos y las crisis del continente latinoamericano. Con esta percepción la
Iglesia puede encarnarse social y culturalmente sin temor a una eclesiología que le
permita ser peregrina y comunitaria, y romper el espíritu individualista de la ciudad
(FTL 1989:141).

Los pastores y los líderes de las iglesias pentecostales urbanas necesitan


comprender entonces que no tiene nada de nocivo, mundano o profano, utilizar el
conocimiento que nos proporcionan las ciencias sociales en favor de la misión integral.
Pero eso no es todo lo que se requiere. Sidney Rooy indica también que las iglesias

48
49

evangélicas y, entre ellas, las iglesias pentecostales, tienen en sus filas a personas que
han sido formadas académicamente en las diversas disciplinas de las ciencias sociales
(historiadores, sociólogos, antropólogos, trabajadores sociales, psicólogos, abogados,
profesores) y que es fundamental dotarles de una cosmovisión bíblica para que
desarrollen un ministerio profético, diaconal y comunitario en la ciudad. Esto exige
tener un inventario de los recursos humanos con los que se cuenta y los que hacen falta
para una inserción misionera más integral en la ciudad. Y exige, además, ampliar la
comprensión que se tiene de la misión cristiana, reconociendo que el compromiso
social y político es una dimensión legítima, ineludible e irrenunciable de la misma.
Por otro lado, desarrollar un ministerio profético, diaconal y comunitario en
conexión con una congregación local implica una inserción misionera intencional en las
estructuras de poder, vía los movimientos sociales y políticos que confluyen e
interactúan en la ciudad. En otras palabras, los miembros de las iglesias pentecostales
urbanas tienen que cruzar otras fronteras misioneras más allá del círculo religioso en el
que transitan cotidianamente. Para ello, tienen que insertarse en las organizaciones
vecinales, asociaciones de padres de familia en las escuelas publicas, organizaciones de
derechos humanos, instituciones que trabajan con niños y adolescentes en riesgo,
centros de atención a las madres solteras y a las mujeres que sufren violencia en el
hogar, entre otros movimientos de acción ciudadana que buscan proteger y defender a
los sectores mas indefensos de la sociedad.
Acertaba Orlando Costas, entonces, cuando hace varios años atrás señalaba que
la misión del pueblo de Dios en la ciudad puede verse:

… en cuatro dimensiones interrelacionadas. Estas dimensiones tienen su


epicentro en el evangelio, que es a la vez el fundamento del pueblo de Dios, y se
manifiestan tanto extensiva como intensivamente… Dimensión evangelizadora. La
ciudad es campo de acción evangelizadora. El pueblo de Dios es enviado a la ciudad y
desde ella a proclamar el evangelio, a llamar a todos sus habitantes al arrepentimiento y
la fe, incorporándolos al discipulado de Jesús y a la vida de su cuerpo [la iglesia]…
Dimensión eclesial. El pueblo es Dios es llamado no solo a hacer, sino a ser una
comunidad distintiva en medio de la sociedad urbana… Dimensión ecuménica. El
pueblo de Dios vive en dispersión. Su vida eclesial se da a lo largo y ancho de la ciudad.
En esa dispersión surgen múltiples comunidades eclesiales con características y
nombres propios. Si bien es cierto que esas comunidades se encuentran ya reunidas en
Cristo, ello no opaca la exigencia bíblica de una visible demostración de la misma. Lo
ecuménico (en la comunión y colaboración del pueblo de Dios disperso en comunidades
eclesiales a través de una extensión territorial como la ciudad) no es optativo sino un
imperativo misional… Dimensión político-social. Precisamente por ser primicias y
signo de un nuevo orden de vida, el pueblo de Dios es llamado a participar de la vida
pública. Es llamado a luchar por la justicia, a ayudar a combatir los males que hacen la
vida inhumana… (Costas 1982:92-93).

Para desarrollar una acción misionera integral en las grandes urbes,


considerando la propuesta de Orlando Costas, se requiere tener un conocimiento
básico de esa realidad y luego, sabiendo qué terreno misionero se está pisando,
insertarse responsablemente en ese espacio geográfico concreto. Dos asuntos tienen
que estar claros entonces:

49
50

a) Conocer la ciudad. En esta tarea resulta particularmente útil el


conocimiento que nos proporcionan las ciencias sociales. Y es sumamente importante
la participación de los científicos sociales que las iglesias pentecostales tienen en sus
filas a quienes se les debe ofrecer espacios de formación en el que se les trasmita la
cosmovisión bíblica, es decir, la comprensión cristiana sobre Dios, la naturaleza, el
hombre y la historia. Los historiadores, sociólogos, antropólogos, trabajadores sociales,
psicólogos, abogados y profesores que forman parte de las congregaciones locales, son
recursos humanos sumamente valiosos para la extensión del reino de Dios y para que
la paz y la justicia de Dios se hagan visibles en la vida de personas, familias y
sociedades que sufren los efectos nocivos de la injusticia institucionalizada.
Conocer la ciudad implica, entre otros asuntos, tener información precisa o de
primera mano sobre problemas sociales como el pandillaje y la creciente inseguridad
ciudadana, los efectos de la migración y los problemas que tienen los inmigrantes como
la anomia y la paulatina pérdida de identidad cultural, la realidad del mestizaje
cultural que tiene efectos visibles en la composición social y en la estructura del culto
de las iglesias pentecostales. Conocer la ciudad implica también ser consciente de las
relaciones de poder que se tejen en su interior, de las formas de comunicación que
tienen los distintos sectores sociales que allí habitan y de las nuevas prácticas políticas
que se generan en los espacios de acción ciudadana como las comités vecinales o las
organizaciones de mujeres.

b) Insertarse en la ciudad. Esto exige comprender que la misión cristiana


no tiene que limitarse al plano religioso de la vida humana, sino que tiene que cruzar
múltiples fronteras sociales, culturales y políticas. Para ello se necesita contar con
equipos misioneros interdisciplinarios, con una formación teológica básica, con una
cultura política minima, con experiencia previa de gestión de proyectos sociales y
comunitarios, y con una solidez ética que les permita enfrentar los círculos de
corrupción y la tentación del protagonismo personal. Las iglesias locales urbanas
pueden gestar sus propios proyectos sociales a favor del prójimo o trabajar al lado de
las iglesias que ya tiene un programa de acción social estructurado, cooperar con los
esfuerzos ciudadanos que con sus propios recursos o con la ayuda de otros luchan
contra la pobreza o la injusticia, o cooperar con las acciones de organizaciones no
gubernamentales sean estas evangélicas o no evangélicas. En otras palabras, la
inserción misionera en la ciudad, demanda ampliar las fronteras de nuestras relaciones
sociales.
Estos dos asuntos previos, conducen a otro tema más político, pero no menos
valioso, necesario y clave en términos de misión integral transformadora.

c) Transformar la ciudad. Las palabras y los discursos pueden convencer y


movilizar a un cuerpo social o a una determinada comunidad; sin embargo, no
necesariamente cambian las relaciones de poder o las situaciones de violencia
institucionalizada. Un paso político necesario será entonces meterse en los espacios en
los cuales se deciden las políticas publicas que afectan a todos los ciudadanos. Dicho de
otra manera, necesitamos que nuestros mejores cuadros o líderes, comiencen a tejer
desde la base, nuevos modelos de dirigentes sociales y políticos. Dirigentes sociales y
políticos que participen activamente en los movimientos sociales y en los gobiernos

50
51

locales como alcaldes o regidores. Y que, desde esos espacios de poder, sean modelos
ejemplares de gestión pública transparente, con rendición de cuentas periódica, y que
permitan a todos los ciudadanos y vecinos acceso libre a la información y que acepten
una fiscalización continúa.
¿Un sueño irrealizable? No es así. Conozco a un número creciente de dirigentes
sociales y de activistas sociales de confesión evangélica pentecostal (varones y mujeres)
que son modelos ejemplares de gestión pública y que con su ejemplo nos demuestran
que si es posible ser un buen dirigente social y un buen político, sin perder en el
camino, la identidad evangélica y la exigencia evangélica de predicar con el ejemplo la
buena noticia del reino de Dios y su justicia.
La misión cristiana en el mundo urbano, como en el mundo rural, tiene que ser
necesariamente integral. Cuando la misión de la iglesia se limita casi exclusivamente a
la proclamación verbal del evangelio, desconectada de una preocupación por las
buenas obras y la justicia, tendrá quizá como fruto visible a buenas personas o a
buenos vecinos, con una ética privada destacada, pero con una ética pública pobre,
deficiente y poco útil para la transformación social. Un evangelio mutilado, dedicado a
la salvación de almas incorpóreas, desenchufado de la realidad histórica, jamás tendrá
como producto final ciudadanos ejemplares. Ciudadanos preocupados por la búsqueda
del bien común y comprometidos con acciones concretas de lucha contra la pobreza,
defensa de los derechos humanos, cuidado responsable de nuestra casa común,
protección de los sectores sociales indefensos o lucha por una democracia en la que
todos los ciudadanos tengan igualdad de oportunidades.

Bibliografía

 CEPLAN, Plan Centenario: El Perú hacia el 2021. Lima: Centro Nacional de


Planeamiento Estratégico. 2011
 Costas, Orlando, «La misión del pueblo de Dios en la ciudad». Boletín
Teológico No. 7 (Julio-Septiembre de 1982: 86-95)
 Ellul, Jacques, La Ciudad. Buenos Aires: Editorial La Aurora. 1972
 Escobar, Samuel, «Formación del pueblo de Dios en las grandes urbes». Boletín
Teológico No. 7 (Julio-Septiembre de 1982: 37-83)
 FTL, «En busca de la paz en la ciudad». Boletín Teológico No. 33 (Marzo de
1989: 137-143)
 Olson, Samuel, «La experiencia de la Iglesia Evangélica de las Acacias». En
Sembremos Iglesias Saludables: Un acercamiento bíblico y práctico al estudio
de la plantación de iglesias. Ed. Juan Wagenveld. Miami: Editorial UNILIT-
FLET. 2004: 429-439.
 Padilla, René, La iglesia local como agente de transformación: una eclesiología
para la misión integral. Buenos Aires: Ediciones Kairós. 2003
 Rooy, Sidney, «Educación teológica para la misión urbana». Boletín Teológico
No. 32 (Diciembre de 1988: 263-295).

51
52

D. Mgr. Laura Saá. El Ayuno como un distintivo de la


Identidad Pentecostal

Introducción

La religión, según el Diccionario Enciclopédico Larousse, es un “conjunto de


prácticas y ritos específicos propios de cada una de dichas creencias” 43.
Serena Nanda44 propone, desde el punto de vista antropológico, que la religión
es un conjunto de “creencias y prácticas compartidas de una sociedad. Estas creencias y
prácticas forman las doctrinas y los rituales de la religión. Las creencias de una
sociedad están habitualmente codificadas en forma oral o escrita y constituyen la
doctrina de la religión”.
Desde un punto de vista filosófico, “la religión puede considerarse un estilo de
vida, un camino hacia la plenitud que inicia al mismo instante en que se cobra
conciencia de la misma. Es decir una obligación de conciencia que interpele el
cumplimiento de un deber, el cual está asociado al ser y estar. También se relaciona con
prácticas personales y ritos colectivos45”.
Finalmente, Friedrich Schleimacher46, desde la teología, sostenía que el
sentimiento y la intuición son los mejores caminos para relacionarse con la deidad. La
experiencia piadosa y mística de los creyentes era el lugar de la reflexión teológica. El
sentimiento era la dependencia absoluta de la deidad, por lo tanto, la doctrina sólo
afirma nuestra concepción de Dios.
Sobre esta base, quiero hablar sobre la disciplina espiritual del ayuno, la cual ha
sido utilizada por muchas religiones: musulmanes, judíos y cristianos. Sin embargo,
resalto que aunque en la actualidad algunos grupos cristianos evangélicos han dejado
de practicarlo, no ocurre así con los pentecostales, puesto que para ellos constituye un
aspecto de búsqueda y encuentro con Dios y forma un distintivo de su identidad.
Es por eso que, en este artículo se tratará de mostrar la importancia del ayuno
para los pentecostales y se hará un recorrido desde el Antiguo Testamento, el Nuevo
Testamento hasta nuestros días, puesto que los mismos manifiestan estar muy ligados
a la interpretación bíblica, y esta práctica de su fe constituye un distintivo de su
identidad. Asimismo, se usará como muestra los resultados de una encuesta a 50
pastores de la Iglesia del Evangelio Cuadrangular del Ecuador, de las provincias de
Santa Elena y El Oro debido a que, en esta denominación el ayuno es un ejercicio
espiritual que lo realizan con frecuencia los miembros y ministros que pertenecen a la
misma. Inclusive se programa en el calendario de actividades de la iglesia, una fecha
para el ayuno nacional.

43 Diccionario Enciclopédico 2000 Larousse: 868.


44 Nanda, Serena. Antropología Cultural: Adaptaciones socioculturales: 205.
45 Muñoz, David. “El Fenómeno religioso desde una perspectiva criminológica”:3
http://www.elblogdebernabe.com/
46 Schaliermacher, Friedrich. Sobre los diferentes métodos de traducir: 106-107.

52
53

1. Significado del ayuno.

El cuerpo humano necesita para funcionar mucha energía, lo que se obtiene a


través de la comida, Dios puso en nosotros el deseo de comer llamado hambre, así
conservamos nuestra vida. Algunas personas pueden tener la satisfacción de comer
entre tres y cinco veces al día (especialmente en el norte del hemisferio), otras en
cambio lo hacen una sola vez al día (debido a la pobreza que ocurre en el sur donde
prácticamente el ayuno es obligatorio).
En la actualidad hay países en el cuerno de África, que por causa de la sequía
están padeciendo de hambruna mezclada con una terrible pobreza, se ven niños con
estómagos abultados y sumamente enflaquecidos, esto es una vergüenza ante el
desarrollo tecnológico que tenemos en el siglo XXI. Por eso, el ayuno sería una
muestra de solidaridad ante aquellos que sufren y se encuentran desprotegidos por
quienes deberían acudir en su ayuda. Otros en cambio ayunan como protestas sociales
y/o políticas.
En muchos lugares hay un excesivo cuidado de la imagen del cuerpo y las
personas se someten continuamente a dietas, dejan de comer para conservar su figura.
Sin embargo, en el mundo religioso se deja de comer por otras causas, aquí se llama
ayuno, y se lo hace por un período de tiempo determinado. Foster, citado por Tracy,
sostiene que en nuestra cultura, el ayuno requiere un sacrificio mayor que ofrendar. 47
Según William Kelly48, ayunar viene del hebreo shom y del griego nésteia.
Significa privarse de los alimentos con un propósito religioso deliberado.
En la Biblia, encontramos que el pueblo de Israel ayunaba, todos participaban
en el gran ayuno anual, Lev. 16:29, este se celebraba el día del sacrificio. Dios quería
que ellos recordaran la enorme experiencia de su salvación. ¿Qué se hacía en este día?
El Sumo Sacerdote tomaba la sangre del cordero y la llevaba al lugar santísimo. Este
proceso lo repetía tres veces presentándola como ofrenda por el pecado en lugar suyo,
de su familia y del pueblo como lo indica Lev. 16:24.
En la actualidad, los cristianos no tenemos la costumbre del sacrificio, pero
conservamos la costumbre de ayunar. Jesús mostró a sus discípulos que esto era parte
de su disciplina. Él dijo: “Cuando ayunéis” (Mt. 16:6), por ese motivo siguiendo sus
indicaciones, los pentecostales ayunamos.
Por otra parte, cuando nos encontramos con alguna aflicción emocional,
enfermedades o situaciones en las que debemos tomar decisiones, en ocasiones, no
tenemos apetito. Sin embargo, como disciplina espiritual se dirige a fortalecer la
relación con Dios. Los pentecostales enfatizamos la convicción de que dependemos “no
sólo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4:4).

2. El ayuno en el Antiguo Testamento.

En el Antiguo Testamento los textos tienen un carácter descriptivo de la forma y


momentos de ayunar. Sin embargo, notamos que éste no se conoce por los patriarcas y
que tampoco hay una disposición expresa en el Pentateuco sobre el mismo. Lo primero

47 Tracy, Wesley D. Formación espiritual: 77.


48 Harrison, Everett F. (Editor). Diccionario de Teología: 76-77.

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54

que encontramos se refiere a Moisés quien ayunó en el Sinaí “cuarenta días y cuarenta
noches” (Éx. 24:18, Dt. 9:9). Luego, lo encontramos en el libro de los Jueces, donde en
medio de una guerra civil de los israelitas contra los benjamitas, los primeros fueron
derrotados en su inicio (Jue. 20:26-27), y después del ayuno preguntaron a Jehová por
la desgracia ocurrida, por lo que lo se presenta unido a la oración.
Posteriormente, lo vemos en actitudes de arrepentimiento, contrición y
confesión de pecados. Ejemplo de esto es la reunión que hizo Samuel en Mizpa (1 S.
7:6), y fundamentalmente en el Día de la Expiación (Lev. 16:29-34, 23:27-32).
El día del Yom Kippur era y es la fiesta más solemne en el calendario judío. Era el
día de mostrar arrepentimiento delante de Dios. Actualmente, se observa diez días
después del Año Nuevo, en hebreo se conoce como Rosh HaShanah “cabeza de año”.
Aquí deseo anotar el comentario del Dr. Rivera 49: “ la tradición dice que este
día se decide quién va a vivir y quién va a morir durante el año que comienza, quién va
a prosperar y quién va a sufrir, quién va a estar cómodo y quién va vagar, quién va a
morir por fuego y quién por terremoto. Los días entre Rosh HaShanah y Yom Kippur se
dedican a reflexionar en cómo uno ha vivido con relación a la Torah”. Así, deducimos
que el ayuno es una invitación para evaluar lo actuado pero también comprometerse
con ser mejores personas, que amen a Dios y al prójimo.
El ayuno y la abstinencia en el día de la Expiación son considerados como “una
ventana de oportunidad para verse uno mismo sin pretensión y encontrar maneras de
mejorar. La idea es de un sacrificio que hace a quienes participan de él más humanos y
vulnerables mientras les acerca al ideal divino de una vida de integridad”50.
Es decir, no hay en el ayuno una muestra de autosuficiencia, por el contrario, en
vez de hacernos más divinos, el ayuno nos hace sentir más humanos y más
dependientes del socorro divino para la vida en plenitud. El Dr. Rivera 51 dice:
“Ayunamos no para castigarnos a nosotros mismos por debilidades o indulgencias
pasadas, ni para que Dios nos tenga lástima cuando ve lo mucho que estamos
sufriendo por su causa. Al contrario, ayunamos para probar que somos humanos”.
La idea de “afligir el alma” también está presente en el ayuno. Tal es el caso de
David, 2 S. 12:15-20, cuando el hijo que había tenido con Betsabé, enfermó de muerte.
Aquí observamos que se realizaban otras acciones como “estar acostado en tierra” para
mostrar su dolor.
También el rey Acab ayunó para mostrar su arrepentimiento, (1R. 21:27). En
otras ocasiones, el ayuno se usaba para mostrar el dolor por la muerte de un ser
querido, así David ayunó cuando murieron Saúl y sus hijos (2 S. 1:12), y cuando murió
Abner (2 S. 3:35).
Con respecto a este tema, Harold Kushner dice: “Los demás seres de la creación
están “programados” por el instinto. Solamente los seres humanos pueden decirle que
no al instinto. Se puede adiestrar a un perro a no comer por miedo al castigo, pero no
se le puede enseñar a ayunar voluntariamente para mantener una dieta o por
cuestiones ideológicas. Sólo los humanos pueden hacer eso”52.
Daniel ayunaba continuamente: para mantenerse incorruptible Dn. 1:8-15, y
cuando buscaba respuestas de Dios, (Dn. 9:3, 10:1-3).

49 Rivera, Roberto A. Introducción a las disciplinas espirituales: 43


50 Ibid: 43
51 Ibid: 44
52 Harold Kushner citado por Roberto Rivera, ibid: 44-45

54
55

Otra persona famosa por su ayuno es la reina Ester, ella y el pueblo ayunaron
antes de una acción muy peligrosa: presentarse ante el rey sin haber sido llamada lo
que podría haberle costado la vida. (Est. 4:16).
En los profetas, el ayuno no tiene como propósito convencer a Dios, el fin era
cultivar la relación de intimidad con Dios que resultara en justicia, misericordia y
humillación ante él. “El ayuno que yo escogí, ¿no es más bien desatar las ligaduras de
impiedad, soltar las cargas de opresión, dejar libres a los quebrantados y romper todo
yugo? ¿No es que compartas tu pan con el hambriento, que a los pobres errantes
albergues en tu casa, que cuando veas al desnudo lo cubras y que no te escondas de tu
hermano?”(Isa. 58:6-7). “Hombre, él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide
Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu
Dios.”(Miqueas 6:8)
La religiosidad no tiene valor sino está acompañada de acciones concretas:
justicia, misericordia y amor. El verdadero ayuno es la renuncia a toda forma de
conducta que mantiene o propicia la injusticia. Los profetas no rechazan la práctica del
ayuno en sí misma, sino el uso de ella como un rito religioso sin valor moral. El ayuno
tiene que manifestarse en acción a los necesitados: dar de comer al hambriento, dar
albergue al pobre, ser justo, vestir al desnudo y preocuparse por el hermano
desamparado.
Los profetas, asimismo, hablan del valor de dejar de afligirse como acto
religioso para sentir la aflicción del prójimo, de dejar a un lado el egoísmo natural para
entender que el dolor compartido establece y mantiene la solidaridad.
Por eso podemos darnos cuenta que el ayuno nos ayuda a controlar
voluntariamente nuestro instinto natural para afirmar nuestra relación individual y
comunitaria con Dios, pero también con el prójimo. Como resultado nos identificamos
con los demás y hacemos algo a su favor. Experiencias muy significativas las tenemos
en el trabajo de líderes de la Iglesia del Evangelio Cuadrangular de del Ecuador, desde
donde se crearon fundaciones para atender a niños huérfanos en Ambato, Guayaquil y
Quito. López53 indica que, denominaciones pentecostales como Iglesia de Dios y
Asambleas de Dios tienen declaraciones de misión en las cuales se manifiesta
preocupación y deseos de desarrollar programas de compasión que involucren el
servicio integral como parte de su labor.
Además de lo indicado, podemos tomar la opinión del Dr. Miguel-Antonio
54
Ibáñez en lo referente al ayuno como práctica religiosa sostiene que, el texto es un
generador de significados y que en contacto con otros textos se enriquece, lo que en un
primer momento surge como una actitud frente a una desgracia o como algo
penitencial, se convierte en “autocastigo con valor redentor que refuerza la súplica por
el perdón de los pecados e incluso dispone a una revelación o relación trascendental
con Dios… luego pueden encontrarse nuevos significados”, usa interpretaciones
semánticas, las cuales él expresa en el siguiente cuadro:

Ayuno
Núcleo Semítico Relaciones Determinaciones Motivacione
s

53 López, Darío. Pentecostalismo y Misión Integral: 67-71.


54 Ibáñez, Miguel- Antonio. El ayuno en el Nuevo Testamento, a la luz de la tradición
veterotestamentaria y de los apócrifos del Antiguo Testamento, Tesis doctoral: 25-26.

55
56

Negación de alimento Causal Desgracia Luto


espontáneo
Negación de alimento Intencional Desgracia, pecado Arrepentimiento
voluntario
Negación de alimento Intencional Desgracia, pecado, Súplica penitencial
voluntario intervención divina

Es decir, en este análisis semántico la función del sentido del ayuno se va


ampliando, de tal forma que para entenderlo es necesario revisar todo el contexto.
Así, en el tercer nivel que es el que aparece con más riqueza, marcará la pauta para
comprender el sentido del ayuno en el Nuevo Testamento. Ibáñez manifiesta: “El
pueblo de Israel asocia la intervención de Dios, que es salvadora, a un cierto grado de
sufrimiento voluntariamente aceptado y expresado en actitudes penitenciales: ayuno
principalmente”.
Las conclusiones a las que llega este autor fueron comparadas con las
respuestas que dieron los pastores encuestados, quienes frecuentemente indicaron lo
siguiente:
- El ayuno es una manera de humillarnos para buscar a Dios cuando estamos
afligidos.
- Es un ejercicio espiritual que realizamos para que la carne mengue y el
espíritu crezca, así mostramos nuestro pesar y arrepentimiento delante de Dios.
- Es un encuentro con Dios personal y espiritual que nos fortalece.
- Ayunamos cuando atravesamos dificultades.
- Es necesario para romper ligaduras de impiedad, ayudar al necesitado.
- Ayunamos para que Dios saque todo lo que no es de su agrado y lo que
impide comunión con Él.
- Ayunamos para alcanzar misericordia de Dios y que perdone nuestros
pecados.
- Ayunamos para recibir santificación de nuestra vida.
- Ayunamos para pedir avivamiento y sanidad de nuestros cuerpos.
- Ayunamos antes de ir al hospital para orar por los enfermos y a la cárcel a
visitar a los presos.
- Ayunamos por edificación personal y por la unidad de la iglesia.
En conclusión a esta primera parte, podemos decir que el ayuno es una práctica
piadosa en el mundo pentecostal por medio de la cual nos acercamos a Dios para
alcanzar perdón, misericordia, ayuda en medio del sufrimiento, para tener comunión
con él y buscar la santidad de vida. Pero también incluye el accionar frente al pobre y
menesteroso: la práctica de la justicia, el socorrer a los hambrientos, el dar de comer al
necesitado, etc. han sido elementos importantes en el pentecostalismo, su asentamiento
y crecimiento en comunidades muy humildes de nuestro continente dan fe de este
compromiso. Como indica D. López55 “las comunidades pentecostales han encontrado
mayor receptividad y han crecido entre los pobres y excluidos”. Podemos notar que
seguimos puntualmente las interpretaciones que se dan en el Antiguo Testamento y las
aplicamos en la disciplina espiritual del ayuno.

55 López, Darío. Pentecostalismo y Transformación Social: 11

56
57

El ayuno se convierte en un medio de purificación, en el cual la intervención de


Dios en la vida del cristiano pentecostal lo ayuda en una manera eficaz para evitar y
fortalecerse contra el pecado, pero sobre todo, para afirmar su relación individual y
comunitaria con Dios, de tal manera que pueda mostrar un interés genuino en su
prójimo y disponerse a ayudarlo en sus necesidades.

3. El ayuno en el Nuevo Testamento.

En el Nuevo Testamento vemos que Jesús no ordenó que se ayunará, pero él


daba por sentado que se debía ayunar: “Cuando ayunes…” Mt. 6:16-17 y cuando los
discípulos de Juan le indicaron que ellos ayunaban y sus discípulos no, respondió que
lo harían el día “que el esposo sería quitado” Mt. 9:14-15.
Es por eso que, Jesús se constituye en el ejemplo del ayuno, pues él mismo, al
ser impulsado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo, ayunó
“cuarenta días y cuarenta noches” Mt. 4:2. Según Yattenciy Bonilla hay dos razones por
las cuales este ayuno es simbólico. Él indica: “Las razones son lógicas y simbólicas. En
primer lugar, físicamente hablando es imposible que un ser humanos pueda sobrevivir
“40 días” sin comer y sin beber agua en un desierto. Aunque fisiológicamente
hablando sí es posible de abstenerse de alimento por tantos días, ya es sabido que no es
posible sobrevivir sin consumir agua más allá de tres días56”.
Aunque el tema tratado aquí son las tentaciones, vamos a fijarnos en el ayuno
que es el interés de este artículo. La referencia al ayuno en forma de un participio
aoristo muestra una consecución temporal manteniendo en el mismo plano la tentación
y el ayuno. De esta manera, se presenta el hecho ayuno como una respuesta a la
realidad de la tentación. El marco es el desierto, que sumado al número cuarenta evoca
la historia de Moisés y del pueblo de Israel (Éx. 24:18, Núm. 14:33-34). Se debe indicar
que la teología de Mateo ve en Jesús el Mesías como el Moisés que instaura la nueva
ley.
La razón de ayunar antes de ser tentado por el diablo, como indica este pasaje
de Mateo, nos conduce a pensar que él tomó fortaleza para vencer en este proceso que
iniciaba. La misión mesiánica de Jesús que se prepara en el desierto, está de continuo
estorbada por el diablo. Esto lo supera por medio del ayuno. En otras palabras, el
ayuno fortalece el sentido de la misión para cumplir el plan de Dios.
El asunto de ser tentado se relaciona con la vida ética moral de Jesús. Así lo
indica Heb. 4:14-15, puesto que Jesús debía mantener su misión, las tentaciones tenían
el propósito de desviarlo de la misma. Bonilla anota: Es necesario conciliar los
sinópticos con el libro de Hebreos y por eso indica que el pasaje de Mateo fue tomado
de la fuente “Q” resumiendo en un solo episodio el hecho de que Jesús fue tentado,
mientras que Hebreos habla de que él fue tentado en todo. Jesús sí fue tentado, y no
sólo en tres ocasiones, no sólo entre el bautismo y el inicio de su ministerio público,
sino en todo y durante toda su vida57.
El ayuno le da a Jesús la lucidez necesaria para descubrir las artimañas del
enemigo. Al vencer las tentaciones, se inició su ministerio, en otras palabras, Jesús

56 Bonilla, Yattenciy. Hacia una Ética de la Vida:.98.


57 Ibid, pp.99-101.

57
58

aceptó su misión con obediencia y de esta manera se dispone a cumplir lo que Dios
había deseado para él. La misión central de Jesús era la cruz, por tanto al superar y
tomar fuerzas con el ayuno, símbolo acá de completa sumisión a su Padre, Jesús
cumple su llamado para ser el Siervo Sufriente.
La perspectiva de Lucas 4:1-2 sobre el ayuno y la tentación de Jesús en el
desierto es más descriptiva. El ayuno se muestra como una consecuencia de la plenitud
del Espíritu que le impulsa al lugar donde habitan los demonios, el desierto. Su ayuno
no es penitencial sino trascendente. Para Lucas, Jesús es el Hijo de Dios, el primero del
nuevo pueblo, el nuevo Israel con un corazón absolutamente entregado a Dios y
probado por éste en el desierto, tal como lo hizo con el pueblo de Israel. El ayuno
simboliza la presencia del Reino de Dios donde el alimento es Dios mismo.
La relación ayuno-demonio en este caso se entiende como la lucha entre el
poder de Dios y el dominio del diablo que se extiende a este mundo temporal y que se
ve amenazado por la presencia del reino de Dios, establecido en un nuevo pueblo del
cual Jesús es la cabeza.
De esto podemos sacar en conclusión que las primeras comunidades cristianas
veían en el ayuno una forma práctica para vencer al demonio. Por este motivo, no
deben extrañarnos las predicaciones de los pentecostales en los años 80, cuando
hablaban que de esta manera se vencía al maligno 58. Ellos continúan en esta línea de
interpretación.
Fue interesante encontrar respuestas de los pastores en este mismo sentido,
aunque con una frecuencia mucho menor, expresaron lo siguiente:
- El ayuno nos permite estar preparados ante las acechanzas del diablo y
romper sus estrategias.
- Ayunamos constantemente para no caer en tentación, que el diablo no nos
engañe.
- Ayunamos porque es necesario fortalecer el espíritu para vencer al enemigo.
- Ayunamos para tener autoridad y reprender los demonios.
- Ayunamos para obtener liberación de cadenas de esclavitud del enemigo.
Por otra parte, en el libro de los Hechos encontramos que la iglesia de
Antioquía, aún cuando estaba formada mayormente por gentiles, tenía la costumbre de
orar y ayunar, así es como el Espíritu señala que se separe para la obra a Pablo y a
Bernabé, cap. 13: 1-2.
Asimismo, los textos paulinos son muy importantes para conocer lo que las
comunidades primitivas pensaban con respecto al ayuno. En 1 Co. 7:5, 2 Co. 6:5 y 11:27
Pablo muestra una relación muy importante entre el ayuno y la oración. El uso de la
palabra griega que corresponde a ayuno está ligado a la abstención voluntaria de
alimentos por motivos religiosos. Según Ibáñez hay una contraposición entre hambre,
sed y los múltiples ayunos. Esta contraposición no está basada en la identidad de los
términos sino en su correlación59.
En 2 Corintios encontramos una situación muy tensa entre Pablo y esta iglesia,
los problemas estuvieron revestidos de gravedad y afectaron mucho al apóstol. Luego
de su regreso a Éfeso, Pablo volvió a escribir a los corintios con el ánimo aún muy

58 El evangelista puertorriqueño Yiye Ávila dio mucho énfasis en el ayuno. Sus prédicas enfatizaban que
esta era la mejor manera de vencer al maligno, pues esta herramienta que Dios había dado a su pueblo
podía vencer cualquier obstáculo espiritual.
59 Ibáñez: 22.

58
59

afectado, como él mismo lo dice: “Por la mucha tribulación y angustia del corazón os
escribí con muchas lágrimas” (2:4) por eso es conocida así por muchos comentaristas:
La carta de las lágrimas.
Lo que encontramos en los textos anteriormente mencionados es una estructura
argumentativa, ya que el hecho-ayuno forma parte de una enumeración que atestigua
apasionadamente su ministerio apostólico. Hay una relación de causa (su ministerio
apostólico) y efecto (su constancia en el sufrimiento y los ayunos. Estos se constituyen
en la justificación de su argumento, ya que al incluir el ayuno en el listado, revalida la
tradición de los grandes personajes del Antiguo Testamento, quienes practicaban el
mismo en su ministerio y le daban una especial función (Moisés, Jeremías, Daniel,
Miqueas).
Por otra parte, se debe notar que en Jesús encontramos la insistencia en un
ayuno puro, en contra del que sólo refleja una práctica exterior “cuando ayunes”. De lo
expuesto nos damos cuenta que, la asociación del ayuno a la oración para luchar contra
el mal (pecado, enfermedad, demonio) sí está presente en el Nuevo Testamento. Es por
eso que, para los pentecostales, ayuno y oración, son disciplinas claves para el
crecimiento en la fe. Como anota López 60: “La oración pentecostal ni ignora ni evade
los problemas cotidianos. Mas bien, confiando en el poder liberador del Dios de la
vida, la oración traduce una absoluta confianza en su constante guía, protección y
sustento…más que un mero ejercicio espiritual, es un acto espiritual inteligente en la
cual se refleja su fe insobornable en Dios”.
Sin embargo, aunque Pablo y los evangelios hablan del ayuno, su práctica no
recibe tanta importancia como en el Antiguo Testamento 61. Según el Dr. Ibáñez62 esto se
debe a que para los primeros cristianos el ayuno “pertenece a las prácticas derivadas de
la ley, y por tanto recibe el mismo tratamiento que ellas…No debemos dejar de
considerar que estas prácticas se consideraban desprovistas de acción salvífica, las
mismas que estaban dadas en la muerte y resurrección de Jesucristo. A pesar de esto,
ellos siguieron con algunas prácticas judías como la oración, la reunión en la sinagoga
y el ayuno”. Ellos no lo desecharon en ningún momento.
Asimismo, González63 indica que: “El cristianismo primitivo considera que las
buenas noticias del Evangelio, traerán transformaciones reales en la vida de los
pobres”. La práctica de las disciplinas espirituales como el ayuno son fuente de
inspiración y búsqueda de un cambio real. Esta es la línea que siguen los pentecostales.

4. El ayuno como distintivo en la identidad pentecostal.

De lo anteriormente expuesto, nos damos cuenta el por qué los pentecostales


ayunan. Muchas veces llevan a cabo esta actividad espiritual con abstinencia total de
alimentos durante un período de tiempo, ingiriendo solamente agua. Mayormente, los

60 López, Darío. La Fiesta del Espíritu: 48.


61 Esto es lo que hace que algunos grupos de cristianos evangélicos no le den mucha importancia al
ayuno.
62 Ibáñez: 28-29
63 González, Antonio. El evangelio de la paz y el reino de Dios: 158.

59
60

pentecostales consideran que el ayuno es un tiempo que apartamos para buscar la


presencia de Dios, absteniéndonos voluntariamente de alimentos. Las respuestas de
los pastores van en concordancia con lo que se enseña en el movimiento de santidad.
Así, la idea sobre el ayuno fue mantenida por Juan Wesley 64, a quienes algunos
llaman el “abuelo de los pentecostales” 65. Él decía: “…el ayuno es un medio precioso…
que Dios mismo ha ordenado, por tanto cuando se practica debidamente, él nos da su
bendición…al ayuno unimos siempre la oración ferviente, derramando nuestras almas
delante de Dios, confesando nuestros pecados…humillándonos bajo su mano
poderosa, presentando abiertamente a él todos nuestros deseos, nuestra tranquilidad y
nuestro desamparo66.
Asimismo, Wesley67 sostenía que esta disciplina nos acercaba más a Dios:
“Ayunamos para esperar una mayor gracia santificadora… para añadir fervor a
nuestras oraciones…para apartar la ira de Dios y obtener todas las promesas…hechas
en Jesucristo”.
Es interesante notar que los pentecostales ayunan para que Dios produzca
cambios en su vida y les permita ser más sensibles a las necesidades de los demás. De
esta forma se humillan ante Dios, pero se interesan en la moralidad interna y externa.
Su deseo es tener el ayuno agradable a Dios y fructífero en el sentido de practicar lo
correcto y mostrar misericordia al prójimo. Comparando las respuestas encontramos:
- Ayunamos para que mengue la carne y crezca el espíritu de Dios que está en
nosotros.
- Según Isa. 58:6 y 7 ayunamos para desatar ligaduras de impiedad, soltar
cargas de opresión, dejar libres a los quebrantados, romper todo yugo de impiedad.
- Para quebrantar la carne, fortalecer el espíritu y ser sensible a las necesidades
de los demás.
- Ayunamos porque necesitamos tener un tiempo para conocer más a Dios y
tener comunión con él, luego podemos obedecerle ayudando a los demás.
- Con el ayuno él (Dios) nos transforma y tenemos poder y autoridad para
cumplir su voluntad en este mundo.
En este sentido, considero que esta práctica muestra una espiritualidad que sí
está comprometida con el prójimo. Harold Segura dice: “El eje fundamental de nuestra
espiritualidad debe ser la causa de Cristo, que es el Reino de Dios. El seguimiento de
Jesucristo debe ceñirse al modelo del Maestro… Ser espiritual es vivir la fe en relación
amorosa con Dios y con nuestros semejantes; es seguir a Cristo asumiendo las actitudes
que él asumió hacia su Padre, hacia los necesitados, hacia el mundo y hacia la creación
en general”68.
El ayuno en los pentecostales es más que una práctica ascética como en
ocasiones se lo ha considerado. Constituye un distintivo muy importante de su
espiritualidad que tiene una doble finalidad: la búsqueda constante de una relación
íntima con Dios y el manifestarse en su apoyo al prójimo. En este sentido, Mariano
Ávila dice: “La espiritualidad integral ha de pernear nuestro diario quehacer. No es un

64 Juan Wesley, predicador y teólogo inglés del siglo XVIII. Muchas de las disciplinas espirituales y
experiencias tuvieron su asidero durante su ministerio.
65 Esta es una frase común entre los hermanos Metodistas y Nazarenos.
66 Sudgen, Edward (ed.). Sermones de Wesley. Sermón No. 53 El sermón de la Montaña:334, 344.
67 Ibid: 342.
68 Segura, Harold. Hacia una espiritualidad evangélica comprometida: 20.

60
61

aspecto de la vida que se vive exclusivamente en el culto o en el templo y que se


manifiesta en las prácticas ascéticas o extáticas del cristiano; es una realidad que ha de
evidenciarse en el andar cotidiano, en todas las áreas de la vida, como señal del Reino
que ha llegado y que está por venir”69.
Por otra parte, aunque los pentecostales ayunan para que la obra crezca, antes
de un evento evangelístico y antes de nombrar nuevos ministros, ellos se interesan en
lo que ocurre a nivel local y mundial. En las respuestas se encontró que, incluían en sus
ayunos oraciones por las autoridades de gobierno y para que el Señor establezca su
justicia en este mundo. Por eso se debe considerar lo que dice René Padilla: “Para que
el movimiento evangélico cumpla con su misión histórica en medio de la crisis socio
económica y política que viven nuestros pueblos no bastan los números. Esa expansión
numérica tiene que ir acompañada por otros aspectos del crecimiento eclesial. La
intensificación de la búsqueda de la paz y la justicia, el fortalecimiento de la unidad en
Cristo, y la profundización de la fe, la esperanza y el amor a nivel personal y
comunitario”70. Aunque la mayoría de los pentecostales no han leído al Dr. Padilla, su
práctica espiritual sí se mantiene en concordancia. Esto es lo que señala Darío López
con varios ejemplos del compromiso social de los pentecostales:
En la región quichua del Ecuador, desde hacia varios años, la Iglesia de Dios de
ese país tiene un trabajo social que incluye un orfelinato en el que se brinda un servicio
integral a los niños huérfanos. En el caso del Perú, seis congregaciones de la
denominación localizadas en los barrios más pobres de la ciudad de Lima, tienen
programas de servicio integral a todas las necesidades humanas, atienden asuntos
claves como la alimentación, la salud y la educación de los niños en esos lugares 71.
Los pentecostales están conscientes de que también la Biblia nos advierte los
peligros de usar esta disciplina espiritual con fines egoístas: no puede usarse sólo para
obtener cosas materiales de parte de Dios (Isa. 58:3), sustituir al arrepentimiento
verdadero y competir con otros (Isa. 58:4-7), convertirse en un fin en sí mismo (Zac.
7:5), en una ocasión para mostrar una religión externa desprovista de la verdadera fe
en Dios (Mt. 6:16) o usarse como autojustificación que menosprecia al verdadero
arrepentimiento y justificación por parte de Dios (Lc. 18:12). Es de notar que a pesar de
esto, algunas iglesias cristianas evangélicas y pentecostales legalizaron el ayuno en la
década de los 80, tratando de indicar cuándo y cuántos días ayunar lo que provocaron
una reacción adversa hacia el mismo. Pero los pentecostales modificaron su
pensamiento y mantuvieron la práctica del ayuno.
En conclusión, el ayuno es una práctica, una disciplina espiritual que es muy
importante en los pentecostales, quienes toman de la Biblia la justificación para
realizarlo ya sea individual o colectivamente, durante tiempos cortos o prolongados,
antes de tomar decisiones trascendentales personales o eclesiales, acompañados de
oraciones y lecturas bíblicas, pero remarcando la necesidad de buscar la intimidad con
Dios para permitir que transforme sus vidas y les haga más humanos, de tal manera
que puedan compadecerse de las necesidades del prójimo y atenderlas mostrando
amor y misericordia.

Bibliografía

69 Ávila Mariano. Conversión y discipulado, p. 212


70 Padilla, René. Discipulado y Misión. Compromiso con el Reino de Dios: 100.
71 López, Darío. Pentecostalismo y Misión Integral:. 68.

61
62

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62
63

CAPITULO III
EL FUTURO DEL PENTECOSTALISMO Y
LA UNIDAD DE LA FE

A. Dr. Luis Orellana. El Futuro del


Pentecostalismo en América Latina

Introducción

El pentecostalismo hizo su aparición en América Latina en los inicios del siglo


XX. En su rápido desarrollo enfrento variadas vicisitudes antes de transformarse en
una de las principales expresiones religiosas y ser parte constitutiva de la cultura
religiosa del continente. De ahí, que sea el movimiento religiosos mas estudiado por
los sociólogos, antropólogos, historiadores y teólogos. En este breve artículo, nos
proponemos, en términos muy generales dar una mirada panorámica a la raíz
protestante del pentecostalismo latinoamericano, sus orígenes, su rápido crecimiento
numérico y como se puede augurar su futuro. Este análisis se caracteriza por no
perder de vista el contexto de la realidad latinoamericana, como el lugar donde la fe
cristiana, en este caso pentecostal, debe ser vivida y testimoniada.

1. Los predecesores del pentecostalismo en América Latina

La llegada a América de los europeos, especialmente españoles en el 1492 tuvo


un gran impacto para la civilización occidental, sin embargo, para los habitantes del
continente fue un hecho traumático. Lo que hoy llámanos América Latina, entre los
siglos XV y XVIII fue descubierta, conquistada y colonizada por el imperio español y
en forma conjunta se trasplanto el viejo sistema religioso oficial medieval de la
“Cristiandad”72. Por su parte, la fe reformada y protestante solo pudo arribar una vez
que se consolido el proceso de independencia. La inquisición se encargo que las ideas

72 Salinas, Maximiliano. Historia del Pueblo de Dios en Chile, Santiago, Ediciones Rehue, 1987, p. 27.
63
64

de la modernidad y la reforma protestante no tuvieran lugar en el continente. Los


sucesos de inicio del siglo XIX en Europa y que afectaron a la Corona de España
precipitaron los procesos de independistas en América Latina, independencia que se
concreto entre la primera y segunda décadas del siglo XIX y que abrió paso a la
llegada del protestantismo.
Este protestantismo tuvo un rostro eminentemente extranjero anglosajón e
hizo su ingreso acompañando en un primer momento al capital británico, y en
segundo estadio a empresarios norteamericanos, además, de colonos procedente de
Alemania, como fue el caso de Chile y Brasil, por citar los más representativos. Así
mismo, estos primeros protestantes debieron enfrentar la dura oposición del
catolicismos romano, en especial para obtener el reconocimiento de sus prácticas civil-
religiosos (bautizos, casamientos, sepultación y cultos) En el último cuarto del siglo
XIX, al campo religioso latinoamericana se sumo la presencia de iniciativas misioneras
provenientes de las iglesias protestantes de Norteamérica, se trato mayoritariamente
de iniciativas individuales y de carácter denominacional de los Estados Unidos y con
una fuerte y dura crítica al catolicismo. Su propuesta era alcanzar los sectores medios
e intelectuales, sin embargo, y a pesar de contar con recursos económicos y humanos
sus logros fueron muy exiguos desde el punto de vista numérico. No obstante,
tuvieron un relativo éxito desde el punto de vista social, político y cultural. Pues en su
lucha contra el poderío de la Iglesia Católica en todo el continente los llevo establecer
alianzas con la élite ilustrada y progresistas que se inspiraba en el ideario liberal, tanto
en lo político como religioso y por supuesto contrario al conservadurismo de la Iglesia
Católica y los poderes oligárquicos. Véase los casos de Chile 73 y México de cómo los
metodistas participaron indirectamente en la Revolución Mexicana, en el caso de
Chile como presbiterianos y metodistas lidiaron junto a las fuerzas sociales por la
libertad religiosa y civil para concretar primero las llamadas leyes laicas y luego la
separación de la Iglesia del Estado. Esta alianza estratégica de los evangélicos con los
masones, liberales y radicales está sólidamente documentada en la historia del
protestantismo latinoamericano del siglo XIX74.
Bien se puede afirmar que a finales del siglo, el protestantismo estaba presente
en todos los países del conteniente, contado con múltiples iglesias, escuelas y obras
sociales consolidadas y un amplio reconocimiento social de los sectores mas
ilustrados. No obstante, este protestantismo tenía un rostro extranjero; sus cultos se
realizaban en idioma ingles y alemán. Sus pastores eran de origen anglo-americano,
con una leve variable de pastores de procedencia española, como fue el caso del
protestantismo chileno y de nativos el mexicano, para recién en algunos países dar
pasos muy lentos a obreros nacionales. Llegamos así, a los inicios del siglo XX con un
protestantismo con presencia en todo el continente latinoamericano, pero altamente
dependiente en lo religioso, teológico, ideológico, cultural y administrativo de sus
iglesias madres en sus países de origen. En cuanto a su vinculación con la realidad
local esta se caracterizó por un escaso acercamiento a los sectores empobrecidos y
vulnerables de la sociedad. La realidad social, política, económica, cultural y religiosa

73 Ortiz, Juan. Historia de los Evangélicos en Chile 1810 – 1891: De Disidentes a Canutos. Concepción,
Ceep Ediciones. 2009, pp. 69-107.
74 Véase el libro: Protestantes, liberales y francosmasones: Sociedades de ideas y modernidad en América
Latina, siglo XIX. Jean-Pierre Bastian (compilador). Cehila: Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia
en América Latina, México, Fondo de Cultura Económica 1993.

64
65

del continente era deprimente en las primerias del siglo XX, y durante el desarrollo
del siglo lo será accidentada, brutal, convulsionada y con explicitas intervenciones de
potencias extranjeras y que socialmente abrieron las venas del continente y lo hicieron
sangrar. Al respecto, desde las ciencias sociales, la literatura, y la teología, la
intelectualidad latinoamericana ha buscado permanentemente dar una explicación
racional y científica a esta pavorosa realidad del continente. Por tanto, es justo
preguntarse como ciudadano de esta parte del mundo por la actitud asumida por las
misiones y los misioneros protestantes ante tan trágica realidad. Por tratarse de un
aspecto religioso relevante, me permito recomendar la obra del historiador
costarricense Arturo Piedra “Evangelización Protestante en América Latina” tomo I y
II, él autor en forma magistral, entre otras, hace la afirmación siguiente:
Desde la perspectiva de un receptor de la evangelización protestante, no es
difícil llegar a la conclusión de que los misioneros y las misiones protestantes, en su
mayoría, dieron la espalda a las condiciones duras, sociales y económicas, que
caracterizaron el contexto de su trabajo religioso75.
A partir de los años sesenta las principales sociedades misionera de los
Estados Unidos de Norte América (aunque no todas) recapacitaron sobre el
significado de su labor evangelizadora en el continente. Esta actitud generosa aunque
no ajena de conflictos abrió nuevos espacios para la reflexión teológica, la lectura de la
biblia, y la búsqueda de un sentido más amplio por la misión de la iglesia en
contextos de miseria, explotación e injusticia. Pero en forma muy especial, la reflexión
y producción teológica tuvo como tema eje el sujeto latinoamericano y su realidad
circundante. Allí, está la génesis del pensamiento teológico protestante
latinoamericano y que dio paso a toda una generación de teólogos, biblistas y
pastoralistas y a una rica y amplia producción teológica. Sin embargo, un amplio
sector del protestantismo histórico opto por continuar con su dependencia de sus
instituciones madres fuera del continente, pero con una escasa productividad
teológica y con un pensamiento ajeno que en muchos casos no han tenido relevancia
para el contexto latinoamericano76.

2. El origen y consolidación del movimiento Pentecostal en el siglo


XX

Las sociedades latinoamericana entre los años 1909 y 1990 vivieron densos
conflictos políticos, socioeconómicos, populares y culturales, sin embargo, el conjunto
de creencias religiosas se mostraron estables y auténticamente legitimadas. Las
utopías religiosas, en forma especial del catolicismo popular y del emergente
protestantismo, eran alternativas socialmente aceptadas para enfrentar los altos
índices de mortalidad que generaban temor e inseguridad en la población, como
también, los diversos proyectos políticos que se han disputado el acceso al poder. Los
diferentes y variados intentos de liberación que van desde la Revolución mexicana, a
la cubana pasando por las seguidillas de golpes de estados e intervención militar de

75 Piedra, Arturo. Evangelización Protestante en América Latina. Quito, CLAI – UBL, 2002, p. 72.
76 Bastian, Jean-Pierre. Historia del Protestantismo en América Latina, México, Casa Unidad de
Publicaciones S.A., 1990, pp. 178- 188.

65
66

potencias extranjera junto a la permanente articulación de movimientos populares,


sociales, de campesino e indígenas que lucharon por una vida más digna. En el
corazón de tan trágica realidad nació, creció y se consolido el pentecostalismo en el
continente Latinoamericano. Al respecto, y por citar un caso, José Míguez Bonino en
1993 afirmo lo siguiente:

Todas las historias del pentecostalismo latinoamericana comenzaron con el


despertar asociado con el nombre del misionero Willis C. Hoover, la Iglesia Metodista
y la ciudad de Valparaíso, en Chile y continúan con Francescon y las Asambleas de
Dios en Brasil. Luego el pentecostalismo se multiplica, se diversifica y se expande, y
desde la década de 1950 se presenta como el rostro popular del protestantismo en
América Latina: 14.500 en 1938, 1.000.000 en 1950, 37.000.000 en 1980. Y los entusiastas
hablan de 65 millones de pentecostales al final del milenio77.
A lo dicho por este distinguido teólogo Argentino, José Míguez Bonino y
probablemente el más prominente entre los protestantes del continente, se debe
agregar el origen del pentecostalismo mexicano y que correspondió al protagonismo
de una mujer, Romana de Valenzuela quien en medio de la Revolución Mexicana en
1914 en norte de este país junto a un puñado de hombres y mujeres fundó la “Iglesia
Apostólica de la Fe en Cristo Jesús” 78. Historia como esta y aun no contada son
variadas y múltiples. Por su parte, la llegada del pentecostalismo procedente de los
Estados Unidos de Norte América fue posterior a las fechas antes referidas y tiene su
propia historia ordenada en conformidad a los intereses de sus líderes nacionales y
extranjeros. El origen del pentecostalismo latinoamericano fue poli céntrico, Chile,
Brasil y México fuero relevante en la gestación, consolidación y expansión del
movimiento, no obstante comparten elementos socio religiosos comunes: sus
integrantes son personas pobres, son mujeres, inmigrantes, obreros y campesinos, son
los desheredados de la tierra que optaron por la fe pentecostal.

Sin duda alguna, los auténticos fundadores y fundadoras del movimiento,


especialmente los de origen autóctono, como veremos más adelante, fueron mujeres
jóvenes y niños que compartían una condición social y cultural común 79. El
pentecostalismo temprano fue un movimiento laico donde las fronteras clericales eran
inexistentes. Por consiguiente, la relación entre el pastor o misionero con la
hermandad o congregación siempre fue cercana y sin fronteras, lo que permitió
articular comunidades estables guiadas por normas y reglas sencillas, pero por sobre
todo, atractivas y acogedoras para los sectores marginales. Además, no existió un
clero separado de la masa de creyentes con lenguajes propios de expertos. El
sacerdocio fue de todos y todas, ya que estaban condicionados únicamente por la
disposición y fervor religioso de los y las fieles. Por lo tanto, la participación activa de
los laicos fue la clave del éxito. Fue un hecho, que el pentecostalismo en su
espontaneidad se articuló y se organizó de manera tal que generase múltiples

77 Míguez Bonino, José. Rostros del protestantismo latinoamericano. Buenos Aires, Nueva creación. 1995,
p. 58.
78 Gaxioloa, Mauel. La Serpiente y la Paloma. Pasadena, California, William Carey Library.1970, pp. 3-10.
79 Para el caso peruano véase: cf. Campos, Bernardo. De la Reforma Protestante a la Pentecostalidad de
la Iglesia. Quito: CLAI, 1997.

66
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oportunidades para que el fiel común y corriente asumiera responsabilidades en su


grupo local. Las múltiples prácticas cúlticas propias del pentecostalismo, se
originaron por las más diversas experiencias de fe de sus creyentes. En principio, las
prácticas de la glosolalia profecías, oración por los enfermos, baile en el espíritu, que
para el observador externo resultaban extrañas e incomprensibles, expresiones que
por su frecuencia e impacto paulatinamente fueron encauzadas mediante normas
tendientes a evitar los excesos y desordenes. La articulación de comunidades con
grandes espacios de libertad, donde los fieles pudieron expresar espontáneamente los
más profundos sentimientos religiosos y a su vez participar en la construcción de una
comunidad de creyente litúrgica y teológicamente auto-sustentable fue clave en la
implantación del pentecostalismo en el continente.
Por supuesto, el pentecostalismo de origen local, en sus primeros 50 año fue
un movimiento que financieramente se auto sustentaba. Sus recursos provinieron de
las ofrendas y diezmos que disciplinadamente daban sus fieles. Los recursos
materiales lo constituían, básicamente, los templos, capillas y locales de reunión, estos
lugares eran modestos, sencillos y prácticos, algunos facilitados por sus fieles y otros
adquiridos colectivamente. Los integrantes del movimiento, en los inicios y en
algunos casos como disidentes del protestantismo se reagruparon en torno de
aquellos que ocupaban los puestos más importantes en la jerarquía metodista,
bautista o presbiteriano y que se habían mostrado como los jefes naturales de la
renovación. Las necesidades del momento de contar con pastores, les hizo romper la
barrera que obstruía la vía al ministerio pastoral haciéndolo accesible a todos.
El auge inicial del pentecostalismo de origen local y misionero, permitió que
cada uno tuviera un sentimiento de participar en el ejercicio del poder y de contribuir
con su espontaneidad a la vitalidad del movimiento. En este sentido, y para utilizar
una expresión actual existió una auténtica “democratización de las funciones
directivas”, que se vio reforzada por la homogeneidad social y cooperación económica
y material de los fieles80. Pese a lo anterior, para acceder al ministerio pastoral se debía
recorrer una larga caminata, marcada por el compromiso, la disciplina y la entrega a
la causa. Esto aseguró que al ministerio pastoral no se accedió por favoritismo,
herencia familiar ni por una formación teológica formal.
Los pastores y encargados fueron la expresión auténtica de la comunidad, las
diferencia con el resto de los fieles no fue ni su origen social, ni su manera de vivir, ni
su formación intelectual, sino sencillamente sus cualidades de tipo carismáticas y
capacidad de conductores de hombres y mujeres en medio de una sociedad
tradicional que tenía muy poco que ofrecer a los más pobres. La manera como se
formaban los pastores y encargados originaba cierta analogía que existía durante los
cuatro primeros siglos de la Iglesia, antes que se fundaran los seminarios. Si tenemos
que calificar al pentecostalismo antes de 1950 debemos reconocer que éste se
encontraba ya fuertemente jerarquizado, pero nunca tan burocratizado como el
protestantismo extranjero. Pero, como sea, la naciente jerarquía eclesial pentecostal
siempre dirigió sus comunidades apelando más a la emotividad que a la racionalidad
liberal.
El pentecostalismo, especialmente el local, desde sus inicios pudo disponer de
una organización flexible, popular y dinámica, capaz de eliminar cualquiera “rama
80 Orellana, Luis. El Fuego y la Nieve, Historia del movimiento pentecostal en Chile 1909-1932. 2ª edición,
Concepción, Ceep Ediciones, 2008, pp. 153-156.

67
68

seca” que obstaculizara su crecimiento 81 y su intención de establecerse como


institución religiosa legitima en las más diversas sociedades latinoamericanas. Por
consiguiente, hacia 1950 el pentecostalismo en forma casi inconsciente terminó por
definir las principales instituciones internas que pasaron a configurar el modelo de
Iglesia con que el movimiento se ha desarrollado hasta el siglo XXI. Debemos
reconocer que pese a lo antes señalado, el movimiento experimentó un relativo
proceso de institucionalización, lo que es inevitable a todo grupo religioso que quiere
permanecer en el tiempo y llevar su mensaje a otra generación. Pero este proceso se
desarrolló dentro de marcos pragmáticos con una simplicidad que no admitió
complicaciones ni rasgos burocráticos.
Al cumplir un siglo de vida el pentecostalismos está plenamente establecido
en todo el continente Latinoamericano y con múltiples rostros pero mayoritariamente
popular y marginal. Hoy el movimiento pentecostal lo constituyen unos 70 millones
de personas, se estimas que hay más 150.000 pastores y el numero de capillas, templos
y lugares de reunión superan a los de la Iglesia Católica. La taxonomía del
pentecostalismo latinoamericano y por su origen puede ser la siguiente:

a) Las iglesias pentecostales de origen nacional o criollo

Estas Iglesias surgidas en forma independiente y autónoma, sin el patrocinio


del pentecostalismo norteamericano o europeo. Se han caracterizado por un liderazgo
eminentemente carismático y popular, sin formación teológica, y sin la presencia de
misioneros extranjeros. Son las comunidades más antigua del continente, pero que
con mucha facilidad se dividen y subdividen. Hasta hace poco eran contrarias al
estudio sistemático de la biblia y la alianza con el protestantismo histórico. Aunque si,
en su organización interna han seguido el modelo de sus iglesias madres con ciertos
matices y ajuste a su realidad social y cultural. Desde sus inicios se han auto
sustentado financieramente y su crecimiento ha sido más bien espontaneó que
programado. Las iglesias más representativas, bien pueden ser las siguientes entre
otras. En el caso de Chile: Iglesia Metodista pentecostal de Chile, Iglesia Evangélica
Pentecostal, Ejercito Evangélico de Chile. Iglesia Wesleyana Nacional, Iglesia
pentecostal Apostólica. Iglesia Pentecostal de Chile 82, etc. México: Iglesia Apostólica
de Fe en Cristo Jesús; Guatemala: Príncipe de Paz; Brasil: Brasil para Cristo,
Congregación Cristiana de Brasil; Cuba: Iglesia Pentecostal de Cuba 83; Nicaragua:
Misión Pentecostal Unida, Iglesia Misión Cristiana, Iglesia Pentecostés de Jesucristo.
Estos nombres son una muestra de la gran diversidad del pentecostalismo de
raigambre local.

En el último decenio en su interior se ha empezado manifestar un creciente


interés por el estudio de la biblia y la teología y la articulación de centros de
formación pastoral y teológica. Un número cada vez más creciente de pentecostales
procedente de estas iglesias de origen nacional están accediendo a una formación
teológica clásica del más alto nivel. En varios países del continente hay un número

81 Ibídem.
82 Gaxiola, 3-112.
83 Vease: “Siete décadas del pentecostalismo en Cuba” de Rhode González en Daniel Chiquete - Luis Orellana
(Editores) Voces del Pentecostalismo Latinoamericano I, Concepción, 2003: 71-83.

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69

importante de licenciados y magister en teología, hay también, con estudios


doctorales en teología en prestigiosas universidades europeas y están siendo muy
fecundos en la articulación del pensamiento teológico. De este sector provienen los
más refinado y prestigiosos estudios de movimiento pentecostal, tal como el clásico
libro de Christian Lalive d´Epinay El Refugio de las Masas 84. El pentecostalismo
nacional es menos estructurado que el de origen norteamericano, aunque en muchos
países es más numeroso no se evidencia por su fragmentación y autonomía. Esta
atomización de los grupos pentecostales ha dado origen a toda una religiosidad
popular de carácter protestante dando lugar a pequeñas comunidades autónomas que
se ubican la periferia de las grandes ciudades del continente y con un contante
crecimiento.

b) Pentecostalismo de origen norteamericano

Las denominaciones ampliamente establecidas en toda la región son: Las


Asambleas de Dios, La Iglesia de Dios (Cleveland), Iglesia Cuadrangular, Iglesia de
Dios Pentecostal de Puerto Rico, Iglesia de Santidad Pentecostal entre otras.
Caracterizan a estas iglesias una fuerte dependencia de su aparato burocrático en los
Estados Unidos de Norte América. Aunque en estos últimos 20 años después de
concluida la Guerra Fría esta dependencia a declinado. Sin embargo, la dependencia
bíblica y teológica se mantiene en forma casi inalterable. Esta observancia se nutre con
los programas de formación de sus pastores y lideres, formación que se evidencia en
los que se enseña en sus institutos y seminarios. A esto se debe agregar, la literatura,
la música, programas radiales y televisivos y visitas permanentes de conferencistas
provenientes del país del norte. En la reflexión bíblica y teológica se evidencia una
clara ausencia de una dialéctica entre fe y realidad latinoamericana. Temas como fe y
política, fe y economía, fe y justicia social, fe y derechos humanos etc. no tiene lugar
en la reflexión y el discurso teológico. Sin embargo, se debe reconocer que hay un
número cada vez más creciente de pastores y líderes que están en la búsqueda de
construir un pensamiento teológico propio que surja de la reflexión entre fe y realidad
del continente. Este es un verdadero desafío para las nuevas generaciones de pastores
y teólogo de Iglesia pentecostales de origen norteamericana.

c) Pentecostalismo de la cura divina y la prosperidad

Este tipo de pentecostalismo ha surgido de una corriente nueva como una


especie de “supermercado religioso” disperso y confuso y a su vez alterno a los
pentecostales clásicos. La sanidad divina, el exorcismo y la prosperidad son su
elemento central. Carmelo Álvarez lo describe de las siguientes maneras:

Se trata de manifestaciones masivas con líderes carismáticos fuertes… Los


cánticos, exhortaciones y orientaciones son técnicas terapéuticas para las masas
sufridas… A nivel doctrinal, la Biblia es como un amuleto donde se entre sacan frases
que se repiten para aplicarlas en casos de exorcismo o sanidad divina. Muy rara vez
es materia de estudio Bíblico, pues el acto central es la cura divina. El pastor en la

84 Lalive d'Epinay. Christian. El Refugio de las Masas, Santiago, Editorial del Pacifico S. A., 1968.

69
70

“cura divina” es un agente moral que trae prosperidad y estabilidad. Posee una
autoridad mesiánica, que se extiende a su poderío económico… funciona como un
gran negocio de fe internacional. Hay evangelista de este tipo en Brasil, Puerto Rico, y
Venezuela que poseen grandes propiedades en Estados Unidos y Europa 85.

Este tipo de pentecostalismo se ha desarrollado con mayor rapidez en los


últimos 20 a 30 años, el uso de los medios modernos de comunicación como la
televisión son sus mejores aliados. Los teólogos, historiadores y sociólogos de la
religión al referirse a este tipo de pentecostalismo lo identifican como
“neopentecostalismo” pues se distancia sustancialmente del pentecostalismo clásico e
histórico. El devenir del neopentecostalismo en Latinoamérica es aún incierto, por
tanto, lo prudente es observar cómo será su desarrollo en los próximos años.

3. El pentecostalismo en América Latina de cara al siglo XXI

El pentecostalismo continuara ligado a la realidad social del continente, sin


lugar a duda el movimiento seguirá creciendo especialmente en contextos de pobreza,
inseguridad social e indígenas, pues en medio de esta realidad se gesto, articulo y
desarrolló. Pero ¿cuál será el futuro del movimiento en el siglo XXI? Las respuestas
pueden ser muy disímiles y hasta incompatibles con el evangelio de Jesucristo, pues,
las experiencias a si lo demuestran. La actitud de cómo las iglesias pentecostales han
reaccionado frentes a periodos traumáticos y dolorosos que ha vivido el continente
especialmente durante la último parte del siglo pasado evidencia esta contradicción.
La historia demuestra que muchas iglesias pentecostales guardaron el más absoluto
silencia frente a grandes tragedias como la reiterada violación de los derechos
humanos y las injusticias sociales más aberrante que significaron la desaparición de
persona, exilio y tortura. Pero también, se debe reconocer que una minoría de iglesias,
comunidades y hombres y mujeres pentecostales asumieron un rol profético y
pastoral como fue la oposición a las dictaduras militares y la guerrilla de Sendero
Luminoso en los Andes en Perú, solo por nombra algunos casos 86. La actitud del
pentecostalismo frente a su realidad social estará determinada por el modelo de
“misión” que asuma y la forma de cómo se relacionara con los poderes económicos y
políticos, por tanto, esta será muy variada, diversa y contradictoria. He aquí un gran
desafío y una gran oportunidad para que los líderes actuales del pentecostalismo
permitan que el Espíritu Santo hable a sus iglesias como en los tiempos bíblicos.
Desde la historia del movimiento pentecostal latinoamericano y la sociología de la
religión me permito sostener que el futuro del pentecostalismos latinoamericano en
las próximas décadas adquirirá las siguientes características:

a) El pentecostalismo institucional

85 Álvarez, Carmelo. Alborada de Tiempos Fecundos. Quito, CLAI. 2006, pp. 30-31.
86 López, Darío. Pentecostalismo y Transformación social. Buenos Aires, Kairos Ediciones, 2000, pp. 9-31.

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El movimiento pentecostal en Latinoamérica, sin lugar a duda va acelerar el


proceso de institucionalización, es decir las Iglesia serán más burocráticas en su
conducción, aumentara el profesionalismo en la función pastoral y la de sus ministros.
Lo que ayer fue espontaneó ahora se debera planificar. Para acceder al pastorado será
necesario estudiar en una facultad, instituto o seminario de teología. Los líderes
buscaran establecer lazos con las autoridades políticas, tanto a nivel de ciudad como a
nacional. La presencia de representantes de las iglesias pentecostales será más
frecuente en las distintas instituciones del Estado. En periodos electorales, los
encuentros entre políticos y pastores serán cada vez más habituales. El rol y estatus de
un pastor pentecostal con una iglesia bien constituida socialmente aumentara. En
temas de discusión política relacionado a temas como el aborto, pena de muerte,
eutanasia, unión civil de personas del mismo sexo habrá reacciones muy fuerte y
conservadoras de parte del pentecostalismo institucional. Las iglesias pentecostales
tanto de origen norteamericanas y nacionales más antigua serán en este segmento del
pentecostalismo latinoamericano. La orientación teológica de los pastores tendrá un
fuerte matiz entre conservador y fundamentalista. Sin embargo, se mostrara abierto al
diálogo y la discusión teológica, en la medida que la sociedad latinoamericana
promueva el respeto a discrepar y la tolerancia. El número de jóvenes con estudios
superiores (profesionales) aumentará, atrayendo el interés por los conocimientos
bíblicos, teológicos, pastorales y destrezas por el trabajo social. La opción por estudiar
teología clásica y latinoamericana será siempre una minoría, pero quienes accedan
formaran parte del pentecostalismo ilustrado que con sus aporte ayudara a despertar
y renovar la misión de la iglesia.

b) El pentecostalismo popular

En esencia el pentecostalismo nació como una religión popular, despreciada


del protestantismo histórico, racional y burocrático. El pentecostalismo surgió en la
periferia del mundo, alejados del os centros del poder político, económico y religioso.
Fue abiertamente rechazado y estigmatizado como una secta de fanáticos. Aunque se
gesto en el seno del protestantismo histórico, este no le reconoció. Tempranamente el
protestantismo, tanto en Europa, Estados Unidos y Chile hizo público su rechazo,
véase la “Declaración de Berlín” documento de las Iglesias de Alemania hecha en
Berlín el 15 de septiembre de 190987 y la de la iglesia Metodista Episcopal en Chile de
febrero de 1901088. De igual forma véase el informe de la delegación de Chile ante el
Congreso de Panamá el 191689. Solo en la última parte del siglo XX el pentecostalismo
ha empezado a ser valorado y reconocido como parte de la familia protestante. Las
iglesias pentecostales de origen nacional crecieron en medio de los sectores populares
del continente donde la vida religiosa se fusiono con la cultura popular. Es decir las

87 Iglesias de Alemania. Declaración de Berlín. Septiembre 15 de 1909. En este documento las iglesias
germanas emitieron su opinión crítica y de rechazo a la aparición del pentecostalismo en Europa.
http://www.bibelkreis.ch/charism/berliner.htm
88 Hoover, W. C. Historia del Avivamiento Pentecostal en Chile. 6ª edición, Concepción, Ceep Ediciones,
2008, pp. 67-69.
89 Regional Conferences in Latin America. New York: The Missionary Education Movement, 1917, pp. 99-
110. Citado por Juan Sepúlveda De Peregrinos a Ciudadanos. Santiago. Editores, Fundación Konrad
Adenauer y Comunidad Teológica Evangélica de Chile, 1999, p. 123.

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prácticas religiosas de la fe pentecostal pasaron a ser parte de la vida cotidiana sus


integrantes. El pentecostalismo popular se puede entender como: Las expresiones de
mediación religiosas surgidas en medio del pueblo que buscan establecer relaciones
directas y sencillas con la divinidad y que le sean rentables 90. En la actualidad el
pentecostalismo popular lo configuran cientos de miles de iglesias o comunidades
pequeñas e independientes con orígenes muy diversos y que requieren ser estudiadas
desde la sociología y la antropología, pues se trata de un fenómeno religioso
importante para el futuro de la fe cristiana en sectores marginales. El pentecostalismo
popular se ubica en la periferia de las grandes ciudades del continente. Son
autónomas y auto sustentable, muy cercanas a las personas pobres y desposeídas, sus
prácticas religiosas son sencillas, su lideres escasamente han tenido acceso a
programas de capacitación pastoral. Muchas de estas comunidades son conducidas
por mujeres. Sus cultos son alegres y atractivos donde prima lo testimonial, continúan
siendo todo un refugio para las masas, y un bastión contra la drogadicción, la
delincuencia y las lacras sociales del continente.

c) El pentecostalismo ilustrado

Durante los últimos 40 años diferentes esfuerzos confluyen por que un número
creciente de pentecostales accedan a una formación teológica profesional de alto nivel.
Esto ha significado la génesis de la sistematización de la experiencia socio religiosa,
bíblica teológica, pastoral e histórica del pentecostalismo en el continente. El camino
no ha sido fácil para esta nueva generación de líderes que en contextos de dictaduras
militares encontró espacios para su formación profesional en entidades del más alto
nivel del continente, tales como ISEDET en Buenos Aires, Comunidad Teológica
Evangélica de Chile, Seminario Bíblico Latinoamericano hoy Universidad Bíblica
Latinoamericana, Seminario Teológico de Matanza, Universidad Metodista de Sao
Pablo, Brasil, entre otros. Además, un número apreciados de pentecostales han
accedido a estudios doctoral en prestigiosas facultades de teología en Europa. Hoy
bien se puede afirmar, que en esas instancias académica se perfilo el “pentecostalismo
ilustrado”. También, se destacan pentecostales profesionales de las ciencias sociales
que están realizando distintos estudio sobre el pentecostalismo Latinoamericano. Este
pentecostalismo ilustrado está haciendo unos valiosos aportes al desarrollo de un
pensamiento propio del movimiento y a su vez es un ojo avizor de las nuevas
tendencias de los desconocidos movimientos religiosos que asolan el continente. En
los círculos pentecostales hay un mayor interés, y hasta lo que podemos llamar
hambre intelectual, por acceder a un mayor conocimiento bíblico y teológico y de
como la fe pentecostal puede ser más eficaz en tierras latinoamericana. Se abre así,
una nueva etapa en su reflexión y producción cada vez más profunda y sólida. El
pentecostalismo ilustrado es una corriente de pensadores críticos que se verá
acrecentadas en las próximas décadas. Esto se hará visible en las cátedras de teología
pentecostal, tesis doctorales, publicaciones de alto nivel que le permitirá al
movimiento contar con una elite pensante capaz de dialogar con otras tradiciones y
religiones que buscaran también un espacio en el continente. Pero por sobre todo, a la

90 Maldonado, Luis. Para comprender el Catolicismo Popular. Navarra, Editorial Verbo Divino, 1990, p.
125.

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luz del evangelio y el Espíritu Santo ayudara al pentecostalismo a dialogar con su


realidad y encontrar solidad raíces en su cultura latinoamericana91.

A modo de conclusión

Para finalizar, el futuro del pentecostalismo estará marcado por una fuerte
institucionalización de sus iglesias que en muchos aspectos transitara por el mismo
camino que hizo el protestantismo histórico en siglos anteriores, debido al proceso de
secularización y modernización que se continuara desarrollando en el continente. Los
pentecostales buscaran alianza con los poderes políticos y económicos del continente
cuya relación se requebrará en momento de crisis social. Estas crisis sociales,
económicas y éticas desataran discusión interna en las iglesias y que serán estimulado
por los distintos enfoques del pensamiento teológico o de interpretación bíblica que
harán sus actores. El pentecostalismo ilustrado tendrá un rol relevante, pues será el
sector donde se articularán propuestas teológicas y nuevas paradigmas para la
misión, sus aportes en momentos de crisis serán orientadores y refrescantes. Por otra
parte, en la medida que la pobreza continúe, especialmente en las grandes urbes, el
pentecostalismo con características de religión popular, su multiplicación y
autonomía se mantendrá. El pentecostalismo popular será una vertiente autónoma,
profética, esperanzadora y factor de renovación del pentecostalismo latinoamericano
en la medida que este se vincule con el sector ilustrado del movimiento.

Bibliografía

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Ediciones Rehue, 1987.
 Ortiz, Juan. Historia de los Evangélicos en Chile 1810 – 1891: De Disidentes a
Canutos. Concepción, CEEP Ediciones. 2009.
 Jean-Pierre Bastian (compilador) Protestantes, liberales y franc-masones:
Sociedades de ideas y modernidad en América Latina, siglo XIX. Cehila:
Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina, México,
Fondo de Cultura Económica 1993.
 Piedra, Arturo. Evangelización Protestante en América Latina. Quito, CLAI –
UBL, 2002
 Bastian, Jean-Pierre. Historia del Protestantismo en América Latina, México,
Casa Unidad de Publicaciones S.A., 1990.
 Míguez Bonino, José. Rostros del Protestantismo Latinoamericano. Buenos
Aires, Nueva creación. 1995
 Gaxioloa, Mauel. La Serpiente y la Paloma. Pasadena, California, William
Carey Library.1970
 Campos, Bernardo. De la Reforma Protestante a la Pentecostalidad de la
Iglesia. Quito: CLAI, 1997.
 Orellana, Luis. El Fuego y la Nieve, Historia del movimiento pentecostal en
Chile 1909-1932. 2ª edición, Concepción, CEEP Ediciones, 2008
91 Por ejemplo la “Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales” (RELEP), Véase los libros: Voces del
pentecostalismo Latinoamericano, tomos I, I y III.

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 Rhode González, “Siete décadas del pentecostalismo en Cuba” en Daniel Chiquete-


Luis Orellana (Editores), Voces del Pentecostalismo Latinoamericano I,
Concepción, 2003. Lalive d'Epinay. Christian. El Refugio de las Masas,
Santiago, Editorial del Pacifico S. A., 1968.
 Álvarez, Carmelo. Alborada de Tiempos Fecundos. Quito, CLAI. 2006.
 López, Darío. Pentecostalismo y Transformación social. Buenos Aires, Kairos
Ediciones, 2000
 Iglesias de Alemania. Declaración de Berlín. Septiembre 15 de 1909 en:
http://www.bibelkreis.ch/charism/berliner.htm
 Hoover, W. C. Historia del Avivamiento Pentecostal en Chile. 6ª edición,
Concepción, Ceep Ediciones, 2008
 Regional Conferences in Latin America. New York: The Missionary Education
Movement, 1917
 Juan Sepúlveda, De Peregrinos a Ciudadanos. Santiago. Editores, Fundación
Konrad Adenauer y Comunidad Teológica Evangélica de Chile, 1999
 Maldonado, Luis. Para comprender el Catolicismo Popular. Navarra, Editorial
Verbo Divino, 1990
 Voces del pentecostalismo Latinoamericano, tomos I, I y III. Red
Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP).

B. Dr. Norberto Saracco. Entre el Templo y el Río:


Pentecostalismo, Identidad y Futuro

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Este puente fue construido por los japoneses en El Salvador, Centroamérica. Hace unos años hubo una
inundación y se el río trasladó. Muchas iglesias son un hermoso puente que conduce a un río que ya no
existe o pasa por otro lado.

Uno de los relatos bíblicos que más me impresionan es el de Ezequiel 47. Israel
había tenido su tiempo de esplendor y grandeza. Lo que empezó siendo una familia
desarraigada siguiendo una visión y continuó siendo un pueblo esclavo, llegó a ser una
nación poderosa. Su mejor momento, sin lugar a dudas, fue al final del reinado de
David y en el reino de su hijo Salomón. El templo con su lujo y belleza fue el emblema
de una nación próspera. Fue tan así que Dios mismo había puesto su casa en el lugar
santísimo.
Pero, pasaron los años, pasaron los reyes y también pasó la gloria. Vinieron días
difíciles y de aquella estructura majestuosa no quedó nada. Jerusalén destruida y el
templo en ruinas fue el triste final. El pueblo, sin embargo, siguió soñando con
recuperar su antiguo esplendor. Perdieron los sueños y visiones; el gran desafío era
volver al pasado. Llegar a ser lo que alguna vez habían sido.
En cuanto las circunstancias históricas cambiaron emprendieron su camino al
pasado y decidieron reedificar el templo. Ya no era lo mismo. Los que habían conocido
el primer templo lloraban al compararlo. De todos modos se ilusionaban con que Dios
volvería a habitar aquel lugar. Al fin y al cabo Él les había permitido reconstruirlo y era
lógico pensar que Jerusalén volvería a ser la “ciudad de Dios” porque en ella estaba la
“casa de Dios”. Otra vez todo el que quisiera encontrarse con Dios debería peregrinar a
Jerusalén y someterse bajo quienes tenían el poder del manejo de los asuntos divinos.

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Obreros del templo, músicos, sacerdotes y aun los cambistas estaban listos para la
gloria postrera.
Pero, de repente, Dios habló. Trajo una visión a Ezequiel. En ella estaba el
templo y en el templo la gloria. Pero la gloria salía del templo y formaba un rio cada
vez más caudaloso a medida que se alejaba del templo. Era un rio de vida y todo lo que
se acercaba a ese río, no al templo, vivía. Allí había frutos y hojas perennes. Dios les
estaba diciendo: “Ustedes han hecho todo lo posible por recuperar mi gloria pero se
han equivocado, no es mirando hacia atrás sino aventurándose a lo nuevo. Quédense
con el templo, pero si me quieren encontrar métanse en el rio”.
Joel, en nombre de Dios, dijo algo similar pero con otro lenguaje: “Cuando mi
Espíritu se derrame será sobre toda carne, aun sobre aquellos menos dignos, como
mujeres y esclavos, y los sueños y visiones dejarán de ser monopolio de los profetas
para pasar a ser vivencias compartidas de jóvenes y ancianos”.
La profecía se cumplió, y el escándalo de Pentecostés no fue tanto lo que
sucedió sino dónde sucedió, con quienes sucedió y cómo sucedió.
Hace algo más de un siglo se volvió a escuchar de manera estruendosa el soplo
del Espíritu. Desde distintos rincones de la tierra, y casi al mismo tiempo, llegó un
nuevo Pentecostés. La iglesia, atrapada en su religiosidad vacía, camino hacia la muerte
en las garras de la modernidad y dueña de Dios y sus designios, fue sacudida por un
viento incontrolable. Los carismas operaron sin pedir permiso a los teólogos; los
ministerios se multiplicaron sin ajustarse a los requisitos de la estructura; los milagros
ocurrieron a pesar de ser irracionales; la misión se puso en manos de todo el pueblo de
Dios y la fe volvió a ser una celebración gozosa. El rio salió del templo y los que se
acercaron al rio vivieron.
América Latina fue uno de los lugares, no el único, donde el Espíritu sopló con
más fuerza. Lo necesitábamos. Un pueblo cristianizado a la fuerza, que se subleva en
su fe en el sincretismo de la religiosidad popular, y al que se le enseñó a someterse bajo
el peso insoportable de la cruz, necesitaba del viento liberador del Espíritu. Esto ha
sido el movimiento pentecostal en América Latina. Su aporte hoy está más allá de
cualquier discusión. Lo que la iglesia es en América Latina se debe en gran medida, ya
sea por apoyo o confrontación, al movimiento pentecostal.
Hace dos años se publicó en Argentina el resultado de la investigación más
seria y confiable sobre la religiosidad de los argentinos. Entre sus conclusiones está que
el 10% de la población es protestante/evangélica. Pero, lo interesante es que el 9% de la
población se reconoce como pentecostal. Es decir, todo el universo protestante
evangélico del país solo alcanza al 1%. Quienes hemos estudiado el movimiento
pentecostal bien sabemos que esto no es fruto del entusiasmo y la capacidad
movilizadora de sus miembros. Hay razones muchas más profundas que solo se
explican a partir de la libertad provocadora de la acción del Espíritu. Asumo que no es
este un lenguaje académicamente correcto, pero es mi íntima convicción.
¿Quién es el padre del movimiento pentecostal? ¿Quién es su ideólogo? ¿En qué
catecismo se definen sus creencias? ¿Quién puede explicar lo que es un pentecostal? No
hay categoría sociológica ni teológica que lo abarque en su totalidad. Sin embargo fue
el pentecostalismo el que dio contención y luego se apropió de las masas
desencantadas de los populismos, el que canalizó de manera liberadora las fuerzas de
la religiosidad popular, el que del amasijo de barro produjo líderes de oro, el que
cambió la cara del Cristo sufriente en una ilusión esperanzadora.

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77

Solo a manera de ejemplo, uno más de los cientos que cada uno de nosotros
pudiera aportar, menciono el caso del movimiento pentecostal entre los indígenas del
Noreste argentino. La eclesiología pentecostal y su estilo de ministerio sirvieron para
legitimar el poder tribal establecido. El concepto de un líder carismático fuerte con
poderes sobrenaturales coincidía con el modelo de shaman y cacique. Por esta razón
fueron los líderes indígenas los primeros en aceptar la nueva religión y en usarla para
consolidar su poder. La oración comunitaria por los enfermos llevada a cabo en los
cultos pentecostales, generalmente en voz alta y usando palabras ininteligibles
(glosolalia), era común a los ritos de curación usados por los Tobas. Entre los
indígenas, cuando alguien estaba enfermo era rodeado por su familia y amigos y ellos
participaban activamente en el acto de curación mediante cánticos, lamentos y danzas.
En el caso de los indígenas convertidos ponían la Biblia sobre los enfermos creyendo
que tenía poderes curativos. La pneumatología y demonología pentecostal se
adaptaban fácilmente a la espiritualidad Toba y su inclinación a manipular el mundo
de los espíritus. En conclusión, el pentecostalismo les proporcionó a las comunidades
indígenas elementos psicológicos, sociológicos y espirituales que les fueron útiles para
enfrentar la crisis de adaptación.
Ya sea por su pneumatología, eclesiología o teología; por su adaptabilidad o
haberse adelantado a la crisis de la modernidad; el movimiento pentecostal ha dejado
su huella indeleble en la religiosidad del siglo XX. Desde ser el “refugio de las masas”,
en los años 60, a las “sectas de Reagan”, de los 90´, no existe un movimiento religioso
contemporáneo más estudiado, analizado, temido y amado que el Pentecostal.
Pero, el Pentecostalismo está en crisis y debemos admitirlo. Es una crisis de
identidad ¿Qué es hoy un pentecostal? ¿Alguien que habla en lenguas? ¿Alguien que
canta alegre? ¿Alguien que grita en un culto o dice tres ¡Gloria a Dios!? ¿Alguien que
saca demonios u ora por los enfermos? ¿Acaso no vemos todo eso hoy en otros grupos?
El espíritu se ha escapado del “lugar santísimo” que le construyeron los
pentecostales. La tentación, como en toda crisis, es aferrarse a lo seguro, volver al
pasado. Hace un mes, FECEP, la entidad que nuclea a los pentecostales de Argentina
organizó un acto por el día de Pentecostés. En los años 70 y 80 esta celebración fue muy
importante y era una convocatoria multitudinaria del pueblo pentecostal. Luego, cayó
en desuso. Ahora se intentó resucitarla. Entre los argumentos estuvieron: “Tendremos
una banda y coro como los de antes”, “volvamos a pentecostés”, “mostremos lo que
somos los pentecostales”, “es la fiesta de la unidad pentecostal”. A la convocatoria
nacional asistieron unas 3000 personas, muchas de ellas miembros de la iglesia del
predicador. Los pentecostales viven hoy esta tensión entre un pasado glorioso y un
futuro incierto. La clave sería recuperar la identidad, pero ¿qué es esa identidad?
El pentecostalismo, a diferencia de otras denominaciones, no nació a partir de
una afirmación teológica que le diera identidad o un hecho histórico determinado.
Tampoco fue engendrado en la mente de un líder ni ha sido producto de un contexto
específico. El pentecostalismo ha sido una expresión, la más dinámica y visible en
América Latina, del mover del Espíritu Santo durante el siglo pasado. Su máxima
contribución ha sido la manera en que fue capaz de captar las necesidades y
expectativas del pueblo latinoamericano y canalizarlas a través de una experiencia de
fe. Su aporte a la iglesia fue esa “plasticidad” para dejarse moldear por las
peculiaridades de cada situación pero a partir de posturas sólidas y firmes. De cara al
futuro, el pentecostalismo deberá entender que su mayor contribución no estará en la

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defensa de una historia petrificada sino en mantener viva la apertura al Espíritu en


cada generación. Si esto es así, el pentecostalismo como expresión viva de la iglesia
tenderá a desaparecer. Habrá iglesias pentecostales, fruto de lo acontecido en el siglo
XX, pero su pentecostalidad deberá ser revalidada no por su pertenencia histórica sino
por ser parte de la agenda del Espíritu.
La iglesia pentecostal, como la hemos conocido en el siglo pasado ha llegado a
un límite y en muchos casos tiende a decrecer. El pentecostalismo se ha
institucionalizado, como no podía ser de otra manera, y ha perdido su vigor. Hemos
ingresado a la era pos pentecostal.
Los estudiosos de la religión han dado cuenta de esto y lo llaman “neo
pentecostalismos”, categoría esta tan amplia que cabe todo lo que los investigadores no
saben poner en otro lugar. Encuentran rasgos de lo pentecostal pero el fenómeno es
otro. Es tiempo también de dejar de usar esta categoría. Si fuéramos coherentes con
esta clasificación deberíamos llamar a los pentecostales “neo metodistas” y a la Iglesia
Universal del Reino de Dios, “neo católicos”.
Las diferencias entre las iglesias dinámicas, pujantes y crecientes de hoy con el
pentecostalismo son muchas e irreconciliables. Hoy no se entra a la iglesia por
conversión, sino por la búsqueda de satisfacción a necesidades personales y la
posibilidad de gozas de los beneficios de la fe. La ética rigurosa de los pentecostales,
propia de un religión donde la gente tenía más en claro lo que no debía hacer que lo
que debía hacer, ha dado lugar a una espiritualidad amoral (sin moral) en la que el
criterio de verdad es el “sentirse bien”. La adoración contextual y autóctona es hoy una
liturgia globalizada igual en sus expresiones en todos los contextos y realidades. La
urgencia escatológica no tiene que ver con la salvación eterna sino con la felicidad hoy.
Importa más cómo llegar a fin de mes que cómo llegar al cielo.
Todo esto no representa el avance de una maquinación diabólica que hay que
combatir levantando viejas banderas, sino desafíos nuevos de culturas nuevas que
necesitan nuevas respuestas. Cuando teníamos las respuestas nos cambiaron las
preguntas. Pero de esto se trata si queremos ser una iglesia fiel a su tiempo.
El movimiento pentecostal contemporáneo enfrenta hoy el mismo desafío que
el pueblo al que profetizó Ezequiel. Es cierto, no viene de la derrota, pero el dilema es
el mismo: reedificar el templo perdido (volver al pasado) o nadar en el rio de Dios
(aventurarse al futuro). La tentación, al igual que la de la mujer de Lot, es intentar
correr mirando hacia atrás. La mayor contribución que podría hacer hoy el movimiento
pentecostal a toda la iglesia y a la misión de Dios sería desaparecer en el rio de Dios.
Ser parte de lo nuevo de Dios. Los nuevos sueños y visiones profetizados por Joel y
que Dios quiere cumplir hoy en un nuevo pentecostés.
Quiero concluir aquí con la oración con que en 1969 Rubén Lores concluyó su
devocional en la Tercera Conferencia Evangélica Latinoamericana. Fue súplica y profecía:

“Gracias por nuestros hermanos pentecostales. Gracias por darnos tantos de ellos que
ya no hemos podido ignorarlos como lo hicimos al principio... Señor, tu has levantado
este pueblo Pentecostal y lo estás usando. No permitas que otros lo usen. Dales
sabiduría para aprender de sus hermanos sin copiar sus faltas”.

78
79

PROYECCIONES

79
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ACTA DE REUNIÓN DEL COMITÉ COORDINADOR DEL FORO


LATINOAMERICANO PENTECOSTAL LATINOAMERICANO

Reunidos en el Nombre del Señor Jesucristo, se inicia la reunión el 16 de abril a las 15


hrs. en el hotel Kingdom de Lima, con la participación del Obispo Richar Mendoza
(Ecuador), quien lo preside, y Norberto Saracco (Argentina) y Oscar Corvalán (Chile).
Estuvieron antes Ester Kooyip y Bernardo Campos (ambos del Perú), quienes
participarán en el día de mañana, junto con Expedito de Melo (Brasil) en la noche de
este primer día de trabajo.

Norberto Saracco propone hacer una reflexión inicial sobre los grandes objetivos que
busca el Foro Pentecostal Latinoamericano, entendido como una mesa de diálogo, sin
representaciones oficiales de sus miembros. Señala que se busca fundamentalmente
facilitar el encuentro, conocimiento y reflexión de las iglesias pentecostales
latinoamericanas. Se quiere un foro abierto, flexible, de dialogo entre iglesias
pentecostales de América Latina, animándolas a que se involucren en iniciativas
regionales y mundiales, tales como el próximo CLADE V a realizarse en Costa Rica del
09 al 13 de Julio 2012.

A continuación se acordó definir el programa inmediato del Foro Pentecostal


Latinoamericano que se resume así:

Visión:

Crear un espacio de encuentro, diálogo y reflexión entre las iglesias


pentecostales de América Latina y El Caribe.

Misión:

1. Promover el crecimiento del mundo Pentecostal latinoamericano en su


organización y relacionamiento con las demás tradiciones cristianas de la
Región (LA) y del mundo
2. Promover el encuentro y dialogo a nivel regional y nacional
3. Crear instancias de encuentro con pentecostales de otras regiones del mundo
4. Promover el relacionamiento y diálogo con otras confesiones cristianas
5. Promover la reflexión sobre la teología, práctica y memoria histórica del
pentecostalismo latinoamericano.
6. Propiciar una relación profunda y personal entre líderes pentecostales de
diferentes regiones

Objetivos

1. Elaborar una agenda temática útil para los espacios de reflexión sobre los
desafíos del pentecostalismo contemporáneo y futuro
2. Auspiciar consultas congresos y foros entre pentecostales y entre estos y los
miembros de otras confesiones
3. Crear un archivo histórico del pentecostalismo latinoamericano

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4. Auspiciar las publicaciones prestando atención a lo ya realizado y los espacios


pentecostales creados a este fin en el continente
5. Establecer una estructura minima de funcionamiento que permita el desarrollo
de un plan de acción del FPL

Estrategias

1. Pensar en temas convocantes para la iglesia Pentecostal a nivel nacional o


subregional
- Presentación del FPL en sociedad con CLADE V
- El Pentecostalismo del futuro y futuro del pentecostalismo: presente y futuro
del movimiento Pentecostal
. Inserción social del pentecostalismo latinoamericano en su respectivo país,
. La responsabilidad de las iglesias pentecostales frente a la educación popular
. Pentecostalismo y acción social y política
. Pentecostalismo y transformación de la cultura popular
. Pentecostalismo y medios de comunicación
. La pentecostalidad de la iglesia cuando el ES se mueve en diversas iglesias,
. Pentecostalismo y nuevas formas de espiritualidad
-Las múltiples caras del pentecostalismo en Latinoamérica
-Movimientos pentecostales y otros movimientos (masivos) evangélicos y neo-
evangélicos
-Construcción de un funcionamiento en red de iglesias pentecostales
latinoamericanas
-Los rostros del pentecostalismo contemporáneo
-Los pentecostalismos del futuro

2. Pensar en la representatividad que deben tener las reuniones de líderes


pentecostales, teólogos y teólogas, líderes pentecostales y pastores
pentecostales de mega-iglesias y de iglesias medianas

Acciones inmediatas y futuras

AÑO FECHA Y LUGAR ACTIVIDAD


POSIBLE
2012 Julio 09-13 San José de CLADE V + actividad de presentación y socialización
Costa Rica del FPL hora de almuerzo del jueves 12 de junio a las
12 AM para preparar reunión viernes 13 a las 10 AM.
Octubre-Noviembre 2012 1 Encuentro Subregional Post CLADE V (Cono Sur)
2013 -Visitas del comité coordinador
A definir -Encuentros subregionales Región Andina
-Encuentro subregional Mezo América
2014 A definir Visitas del comité coordinador
Encuentro subregional en Brasil
Encuentro Regional
2015 A definir Foro Cristiano Mundial en A Latina

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Subregiones:
- México, Centro América y el Caribe
- Brasil 4
- Andina
- Cono Sur

La estrategia general de acción supone que cada uno de los cuatro temas prioritarios se
tratará en cada una de las cuatro subregiones.

Publicación
Habrá una publicación con los aportes de cada encuentro subregional

Categorías de participantes
Contactar para reuniones subregionales: con las siguientes categorías de participantes:

 Líderes denominacionales (3-5),


 Pastores/as (2-4),
 Teólogos-Investigadores (2-4)

En líneas generales, mínimo 7 y máximo 13 por país, da un promedio de 10 por país.

Detalle presupuestal en dólares americanos

Reunión Sub total


CLADE V $US 5.000
Visitas 2012 2.000
Encuentro subregional (1) 1.000
Admin.
Cono sur 12.000
Encuentro subregional (2) 15.000
Área andina 1.000
Admin.
Visitas 2013 2.000
Encuentro subregional (3) 15.000
Centro América y caribe 1.000
Admin.
Visitas 2014 2.000
Encuentro Sub-reg. Brasil (4) 10.000
Gastos de preparación 4.000
Encuentro Regional.
Encuentro regional 50.000
Primera Publicación 2.000
Total US$ $US 128.000

Costo promedio estimado por encuentro subregional: US$ 10,000 a 12,000

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CONCLUSIONES FINALES

Fue un sentimiento común no hacer ninguna declaración final ni sacar


conclusiones del evento, por tratarse precisamente de un encuentro fraternal y
prospectivo.
Hubo consenso, sin embargo, en solicitar a las iglesias pentecostales a
mantenerse en oración y súplica al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo por la unidad de la
Iglesia. Se tomó conciencia de la necesidad de reconocernos ante el rostro del Padre
como hijos y hermanos, igualmente desafiados a terminar la obra que él nos ha
encomendado.
Los participantes dieron su total respaldo al equipo ejecutivo para que elabore y
convoque a futuros encuentros regionales y continentales y a que se busque una mayor
participación en el Foro Cristiano Mundial.
Asimismo se agradeció públicamente el apoyo brindado por su anterior
secretario, el Dr. Hubert van Beek y se encargó al comité ejecutivo hacerle llegar el
agradecimiento conjunto de los participantes, así como saludar la designación del
nuevo secretario ejecutivo, Dr. Larry Miller.

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