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EL TEATRO DE POSTGUERRA: MIHURA Y SASTRE

La creación teatral inmediatamente posterior a la Guerra Civil se vio afectada por el exilio de los
autores más innovadores. Esto supuso que el panorama teatral español quedase apartado de las
corrientes renovadoras de la dramaturgia europea. Además, de la rígida censura ejercida sobre los
textos teatrales y las representaciones causo que los actores autocensurasen su libertad creadora.

A estos aspectos hay que sumar que la penuria económica había obligado a los empresarios y
compañías teatrales a asegurar sus ingresos apostando por obras acordes con los gustos del publico,
que eran espectadores de clase media cuyo objetivo era la evasión y el entretenimiento.

Las representaciones se concentraron en las grandes ciudades como Madrid y Barcelona.

Géneros:

Durante este periodo, el teatro español presenta una continuidad con el cultivo de la comedia
burguesa en la linea de Benavente y Edgar Neville. Esta misma poseía unas características como:
Una teatro de entretenimiento, valores del régimen franquista, obras de asunto real y obras de tono
poético.
El estilo de las obras son de tono ligero y cómico, con ambientes interiores, los personajes
pertenecen a la burguesía y el uso de técnicas tradicionales.

Por otro lado, el teatro de humor adquiere un gran protagonismo por su alejamiento de la realidad
inmediata con autores como Miguel Mihura.

Paralelamente, los autores españoles que huyeron de la España franquista desarrollaron el teatro en
el exilio, con diferencias importantes con respecto al producido en España e inclusión de técnicas
vanguardistas. Destacan autores como Rafael Alberti y Max Aub.

Desde los años cuarenta hasta mediados de los cincuenta surge un teatro de testimonio social
como reflejo de las preocupaciones de los españoles durante la posguerra cuyo principal objetivo
consistía en mover la conciencia del espectador e incitarlo a reflexionar y buscar soluciones por lo
que su difusión fue muy complicada. Autores significativos fueron Antonio Buero Vallejo, Alfonso
Sastre y
Lauro Olmo.

Finalmente, en la década de los sesenta, la censura comenzó a ser más permisiva lo que dio lugar a
obras más innovadoras en cuanto a técnicas y temática. Destacan Fernando Arrabal y Francisco
Sierra.

Miguel Mihura:

En su estilo abundan recurso como la hipérbole, la ironía y la distorsión de la lógica que sirven para
denunciar la falsedad de las convenciones sociales. Con el tiempo, el humor critico fue dando paso
a una comicidad más fácil basada en el dialogo ingenioso.

Miguel concibe una nueva forma teatral que se basa en rechazo del realismo y que se aproxima lo
verosímil. Por ello es frecuente que aparezcan elementos absurdos en la linea de la anticipación del
teatro de lo absurdo de autores como Samuel Becket y Eugene Ionesco. Su teatro se caracteriza por
la critica de convencionalismos sociales y por el planteamiento de una nueva moral.
Tres sombreros de copa fue estrenada en 1932 y supuso un paso adelante en a renovación del teatro
de la época y en la superación de las formulas del teatro comercial.

El argumento se centra en una noche que Dionisio, pasa en un hotel de provincias el día previo a su
boda. Allí coincide con Paula, una mujer vitalista y sentimental, que trabaja en una compañía de
bailarinas. La tentadora ilusión de una vida sin ataduras se desvanece al amanecer, cuando Dionisio
opta por contraer matrimonio. En esta obra también son importantes los personajes secundarios que
encarnan a los poderes dominantes en la sociedad de la época.

Otras obras destacadas son El caso de la mujer asesinadita (1946), El caso de la señora estupenda
(1953), Maribel y la extraña familia (1959) y Melocotón en almibar (1958)

Alfonso Sastre:

Pese a los obstáculos que tuvo para estrenar sus obras, en 1953 consiguió hacerlo con Escuadra
hacia la muerte, que pertenece a su primera etapa denominada como existencialista. Escribe
también obras sobre la revolución y el autoritarismo. Tendrá una segunda etapa que estará destacada
por el realismo testimonial que coincidirá con su teatro realista.
A partir de 1965 se inicia una tercera etapa que se caracteriza ante todo por la preocupación formal.
Crea tragedias complejas que integran elementos de otros géneros teatrales como La sangre y la
ceniza y La taberna fantástica.

Sastre se mantuvo en la linea del imposibilismo y que abogaba por la critica directa en sus obras. Se
caracteriza por una llamada a la conciencia. Evita la linealidad y apuesta por una estructura
compleja con un lenguaje a veces cercano al espectador y con marcadas apelaciones al mismo.

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