Você está na página 1de 148
OBR AS COMPLETAS MIGUEL BAKUNIN Voiumen 1 LAS EDICIONES DE Lo. Piquila. 1" edicion Ed. Tierra y Libertad, Barcelona 1938 Cubierta: Roberto Furéganc Lax Bdiciones de La Piqueta Sesofie, $9 - Madrid-24, Diciembre 1977 ISBN: 84-7443- 008.9 (Tomo 1) ISBN: 847443-007-0 (Obra Complets) Depésito legal: M-42821-1977 Impreso en: Graficas Fuca. Boyer, 5 Madrid:32 PALABRAS PREVIAS Estas palabras previas quieren complementar ta introduccién no su perada de la ediciOn espafiola de las obras de Bakunin, escrita por el historiador mais competente del anarquismo, el Dr. Mux Neltlaw Desde que estis introducciones fueron escritas hace mds di: cuarenta ‘aos, ex neceario discutir slo brevemente la extensién cn que las ‘ideas de Bakunin son todavia importantes para nuestro vempo. La seleccién de escritos de este primer volumen figura entre las més importantes de las obras de Bakunin. "Bakunin apiicd todo lo que habia aprendido en su estudio de las e~ voluciones del pasado, tales como la Gran Revolucion francesa, y sobre todo, en su participacién personal en la revolucion de 1848, hasta los problemas generados por la guerra franco-prusiana de 1870. ‘Five durante ese periodo cuando Bakunin desarrollé la idea de con- vertir una guera entre Estados en una guerra civil para culminar en la revolucién socal. ‘Greia que slo una vasta guerra de guerrillas, emprendida por el ‘pueblo entero, podria rechazar simulténeamente los ejéreitos tirénicos enemigos y dejender la revolucién social contra sus enemigos intemos: sf una racidn de treinta y ocho millones de habitantes se levan- ‘a para defenderse a i misnia, resuelta a destrairlo todo, y a sacrifi- ‘car sus propiedades y su vida antes que someterse a Ua esclavitud, ‘to hay ejército en ei mundo, por poderoso que sea, por bien orga- nnizado y equipado que esté ‘con lat armas més extraordinarias,ca- paz de conquistario”. ‘En nuestro tiempo, la historia de Argelia y de Vietnam confirman clertamente la tesis de Bakunin, de que en ina prolongada guerm de guerrillas, la resistencia masiva de todo un pueblo resultard finalmente Yietoriosa contra el poder armaco de, justamente, las mayores poten- clas imperialisas. 1 En el curso de la crisis revotucionaria, Bakunin anticipé objetivos revolucionarios que fueron realizados, en una amplitud notable, en las reas anarcosindicalistas, como Barcelona, durante la guerra civil en 1936 y la revolucién sesenta ahos més tarde/ideas como la defensa de ‘4 revolucién por las milicias armadas del pueblo (el pueblo en armas}; 4a autoudministracion de los asuntos econémnicos, sociales y politicos or federaciones de sindicatos obreros, comités locales y vecinales y ‘otras organizaciones populares. Las advertencias de Bakunin a ios bolchevistas de su tiempo, los ja- cobinos y Jos blanquistas, hasta donde su politica podia conducir, se eaten comics ata fr nl el pode el elects nzos hasta ee eee! poder y el. siento w=. “la construccién de un Esiado revolucionario samente Sentatzado.. contuctia ineitablemente al eablecininte de tuna dictadura militar, condenaria a las masas, gobernadas por de- creto, a la inmovilidad..a ta esclavitud y a la explotacién por une nueva autocracia, cast-revolucionaria.. de donde el triunfo de los fcobinos y tos blanquisas equivaldria a la muerte dela revoke Para salvar la revolucién, Bakunin elaboré una estrateg{a libertaria ‘asada en el principio de que ls forts de la nueva socked son ge. nneradas por la revolucion misma, Ast, una revolucién dirigida por un centro tinico, o incluso por un ruimero de centros, por medio de comi- sarios y con’ expediciones militares para imponer los decretos, tiene que producir inevitablemente un nuevo régimen autoritario: las comi- sarios de hoy se convertirin en los gobernantes de mafana. aun ere, adem, en wna rvolucion que abacase ls cudaes » los eampos, y dirigida por obreros nos en cada localidad. peiiemes LAG Sree areas mere ralmente un earkcter beta y federal, estrategia revolucionaria de Bakunin promovia dos grands blemas, debatidos todavia en ef movimiento revoluctonartas como gular la revolucién en un sentido libertario por medios libertarios, y ‘como el anarquista podria obstruir a los autoritarios la toma del po- der, sin instituir, al obrar asi, una dictadura anarquista propia, Bakunin vueive sin cesar sobre esas cuestiones en casi todos sus es- aritos. Y fueron preciument exosproblemas los que afronté el mov. 2 7 Imlente arcostedita durante lt guera cil y a revoucon de Entre las contribuciones mds importantes de Bakunin a la moderna teoria revolucionaria figura su confianza en la capacidad revoluciona- ria det campesinado. Clertamente, no las ideatiz6. Sabia que ios cam- esinos eran ignorantes, supersticiasos y conservadores. Pero creia ‘que, silos obreros radicales y progresivos de las ciudades abandonaban sus actirudes snobistas, y trataban de comprender los problemas cam- esinos, los labradores podrian ser ranados para la revolucién. 3 Y, efectivamente, desde que los campesinos pobres y los labradores sin tierras constituyen la masa dominante de la poblacién rural, el ver- dadero destino de la revolucin, como vio muy bien Bakunin, depende de involucrarlos en la lucha revolucionaria, no como ciudadanos infe- Tiores, sino en fraterna solidaridad con los trabajadores urbanos. ‘Si los revolucionarios, en cambio, apelan a la confiscacién inme- diata de sus pequefas parcelas de tierra, y rehusan redistribuar las fin- cas de los ricos latifundistas y las propiedades de la Iglesia y del Exta- do entre los millones de canipesinos sin tierra; esos campesinos refor- zarin el ejército de la reaccidn, y la revolucién caer a en ta nada. Y so- bre todo y por encima de las consideraciones pricticas, Bakunin tervia el efecto corruptor de medidas arbitrarias contra los campesinos por parte de los revolucionarios mismos. La erosidn de los p: cipios éti- cos, por st sola, seria suficiente para socavar la revolucién social. ‘Bakunin previno repetidamente contra la usurpacion de la revolu- cién por un gobierno socialista, que instituiria lz colectivizacién for- zada y otras medidas por decretos. Sus comisarios y sus expediciones militares culminarian en la tierra en la expropiacidn de los campesinos y en [a institucion de un régimen de terror como el que precipitd el ‘colapso de la revolucién francesa. En nuestro tiempo hemos sido testigos del reino del terror de Sta- lin, instituido como un medio para llegar a las colectivizaciones forzo- sas, Los campesinos rusos, incapaces para rebelarse con la fuerza de las armas, recurrieron a la guerrila silenciosa, inflexible, pero no menos efectiva, la resistencia no-violenta. Por actos de sabotaje, trabajo a des- ‘guna, y otros medios, los campesinos redujeron grandemente la pro- duecién agricola, Esta es una de las razones principales por las que un régimen capaz de lunzar sputniks al espacio, es todavia incapaz de re- solver sus problemas agricola, justamente después de una media cen- turia de la revolucién. ‘Més generalmente, podemos decir que la revolucion rusa fue conde- nada al fracaso cuando perdi su cardcter local y esponténeo, Las for- ‘mas creadoras que surgen de la vida social, los soviets y otras asocia- iones det pueblo, fueron abortadas por ta concentracién del poder en cl Estado, Las opiniones de Bakunin en este aspecto conservan nu vi sgencia para las luchas revolucionarias en los paises subdesarrollados, ‘que comprenden los dos tercios de la poblaciin del mundo, EI mismo resumé estas concepciones: "tas tareas constructivas de la Revolucién social, las nuevas for- ‘mas de la vida social, pueden surgir solamente de la experiencia vi-. | va de las organizaciones bdsicas que quieren construir por si mis- | ‘mas la nueva sociedad, de conformidad con sus mailtiples necesi- dades y deseos”. ‘Las colectividades tibertarias y las industrias socializadas durante ta guerra civil espaftola y la revohicién de 1936-1939, que abarcaron la vida econémica y politica de millones en las dreas mas populosas de la Expafa republicana, tomaron el cardcter previsto por Bakunin. Sesenta 4 _y cinco afios de luchas militantes y de una accion educattva intensa, en ‘conformidad con las ideas de Bakunin y sus continuadores, prepararon «alos obreros urbanos y a los campesinos para afrontar los problemas constructivos de la revolucién social Recalcé Bakunin la importancia de los factores psicoldgicos en la revolucién, insistiendo en que la revolucién era imposible para gentes que habian “perdido el hdbito de la libertad”, afiadiendo ast otra di- ‘mension a ta teoria revolucionaria, Como frente al fatalismo econéml- co de Marx, dejé mas espacio a la voluntad del hombre, a sus aspira- ciones a la libertad y a la igualdad, y al “instinto de rebelién”, que constituye la “‘conciéncia revoluctonaria” de los oprimidos. .~. “el temple revolucionario de las mases laboriasas no depende so- lamente de la extensiin de la pobreza y det descontento, sino tan- bién de su fe en la justicia y en el triinfo de su causa... el descon- tento sélo raramente produce revoluciones. Incluso los pueblos re- ducidos ala més extrema pobreza, pese a sus tribulaciones, dejan de ‘mostrar signos de irrtacién... no se rebelan porque no tienen la adecuada percepcin de sus derechos ni tienen conflanza en sus propios poderes, y, careciendo de ambos, se yuelven indefensos y soportan la esclavitud por centurias” En una critiea profética del programa socialdemécrata alernin, Ba- amin predijo la absorcién del movimiento socialdemdcrata en la es- tructura_ que hoy es conocida como capitalismo de Estado o socials. mo de Estado. En un pasaje que habla como silo hubiese escrito hoy, Bakunin advierte que el programa sociaidemédcrata basado en el “comunismo autoritario”” en el “socialismo de Estado", conduce ine- vitablemente @ una sociedad totalitaria en la que v=. "el Estado se convierte en el tinico banquero, capitalist, organi- Zador y director de todo el trabajo nacional, y en el distribuidor de todos sus productos”. En lo que conciene a la revaloraci6n corriente de'la teoria sociaista, las ideas de Miguel Bakunin, fundador del movimiento anarquista in- ternacional, estén promoviendo creciente interés. Se pueden aprender ‘mucho todavia en este, y en los sucesivos volimenes de las obras de Bakunin que publica ahora en Espafa “La Piqueta”. Congratulamos los editores y les deseamos todo éxito. Sam Dolgoff PROLOGO 1 La obra literaria de Miguel Bakunin tiene un aspecto muy diferente de la que es norma en a mayor parte de pen- sadores, hombres de accién y propagandistas avanzadot ‘Tenia mucho que decir y abrig6, durante muchos affos, el pensamiento de exponer un conjunto de sus ideas ante aus contemporaneos; pero la actualidad, las necesidades de la causa de! momento, obstaculizaron siempre esos planes. Sus escritos, publicados en su tiempo, por consiguiente, son to- dos de actualidad; pero contemporéneamente luchaba casi siempre con el gran asunto mencionado, el conjunto que presentarfan sus ideas en la triple divisién que llamé en diversas épocas “federalismo, socialismo y antiteologis- 0 “anarqufa, colectivismno y atefsmo”. Este trabajo se hizo en los mamuscritos sucesivos que abandonaba inacaba- dos cuando se le ofrecia una causa que permitia la accién, 0 al menos més acci6n, o la propaganda. Su trabajo intelectual continuo facilit6 entonces la inclusién de una abundancia de ideas elaboradas sin dificultad aparente, con una ampli- tud inagotable, en sus escritos de ocasién y en los trabajos a veces mds elementales reclamados por Iz propaganda. Re- sulta, pues, que los folletos y articulos y el tinico gran libro —que no existe hasta ahora més que en ruso— tienen un valor notable considerados como escritos en apariencia tan pasajeros, de actualidad, pero que en realidad no constitu- yen sino fragmentos, partes dispersas del conjunto de sus ideas. Fué, pues, una dicha que una parte al menos de sus 6 OBRAS DE MIGUEL BAKUNIN trabajos manuscritos, considerable pero no completa, se conservara; se profundiz6é en esa mina en 1878 y en 1882, hhallando felizmente hermosisimas piezas en el primer tan- teo, entre otras Dios y el Estado, y, nuevamente, a partir de 1894 y de 1907; aun verd la luz estos afios material inédito. Pero esos manuscritos inacabados fueron también fragmen- tos y es preciso conocer una gran parte, 0 todo lo que que- da, para daree cuenta del verdadero pensamiento de Baku- nin, cuyos escritos més cortos, publicados y ampliamente difundides, no contienen més que puntos salientes, brillan- tes, dificiles a menudo de coordinar por el lector. Aiiadamos a esto que habia practicado desde su primes juventud el “arte de escribir cartas”: sus estrechas relaci hes con sus mumerosos hermanos y hermanas y con sus amigos de juventud en Rusia, en que‘la conversacién seria por carta reemplaza, en las ausencias frecuentes, las lar- gas conversaciones intimas sobre asuntos filos6ficos, cues- tiones psicolégicas, el autoandlisis o la introspeccién mo- zal, eteétera, todo eso se vuelve a encontrar en sus cartas durante toda su vida desde que da con un corresponsal digno de su atencién. Y en los diez afios de intensa vida socialista y revolucionaria, de 1864 a 1874, perfeccion6 atin este modo de obrar por carta. Porque entonces lo intenté todo para extender una propaganda y una accién en el se tido de sus ideas, haciéndolas internacionales, y tenia, pues, necesidad de hallar en todas partes hombres de buena vo- luntad, y, una vez encontrados —sea halldndolos personal- ‘mente en ocasién de viajes, de congresos, de encuentros for- fuitog, sea que fueran amigos de sus amigos y a quienes no conocfa aéii— en todos los casos tuvo siempre mucho que decirles, tanto para perfeccionar su educacién revoluciona ria como en discusién continua de las modalidades de la propaganda y de las posibilidades de una accién, y sobre fodo para mantener entre ellos el sentimiento internacional adecuado a la accién internacional homogénea segtin las ne- cesidades de la hora. Dedicaba a su correspondencia un tra~ bajo inaudito, y he dicho ya algunas veces que él fué “toda una Internacional”, es decir, que el trabajo de coordinar I. esfuerzos dispersos en algunos paises, que es una de las razenes de ser del mecanismo organizador de una Interna: cional —ese trabajo que los consejos y las oficinas no hacen PROLOGO 4 habitualmente mas que de wna manera; sea arhitraria, auto- ritaria, sea floja, indiferente, sin efecto— lo hizo continua- mente durante esos afios con su propia mano, escribiendo dia y noche numerosas cartas donde la cuestién es expli- cada con una exactitud y una paciencia conmovedoras; y ie era necesario atin diferenciar y matizar sus proposiciones y consejos segtin los diversos pafses, el estado del movi- miento en cada uno y también segin las particularidades y aun las susceptibilidades de sus corresponsales, inspirados todos por la buena voluntad durante la época, a veces larga, otras veces corta, de su cooperacién con Bakunin, pero que estaban lejos de compartir todas sus ideas. Unos permane- cian atin en retraso, no comprendiendo o no aceptando toda- via el conjunto de la anarquia revolucionaria; otros que la aceptaban tenian su propia cabeza y preferfan a menudo otra téctica, otros métodos; nada es mas erréneo que figu- rarse un espfritu uniforme en una especie de escuela de dis- cfpulos de Bakunin: al contrario, casi todos, o sabian atin bien poco, o crefan saber mas que Bakunin’ mismo; y los afios transcurrian tan répidamente, las ocasiones de encon- trarse personalmente con Bakunin fueron tan rarae, que la época de un verdadero esfuerzo en comiin no llegé jamés. Una parte de la construccién, por decirlo asf, se derruia en tanto que otras partes eran construidas de nuevo cons- tantemente, Pero no importa, habia siempre vida, movimien- to, algo nuevo, y todo eso da a la correspondencia de Baku- nin un sello particular: se encuentra en ella la elaboracién de las ideas y sa presentacién en varias formas matizadas, la discusién de las posibilidades y medios de accién, y por tanto su concepciGn de las cuestiones politicas y sociales de su tiempo; se observa también en ella su arte de estudiar el caracter de cada uno y de hacer por eso mismo su accién lo mis Util y efectiva posible. Por consiguiente, para cono- cer verdaderamente a Bakunin, es necesario atin tener en cuenta lo que puso en esa correspondencia inmensa, a ve~ ces por las explicaciones més detalladas, verdaderos trata- dos, otras por algunas palabras como epigramas. Pero, inevi- tablemente, la mayor parte de su correspondencia esta des- trufda; nos quedan muestras brillantes, que serfan bas- tante voluminosas si se reunieran todas, y nos quedan las notas répidas en sus carnets diarios de 1871 y 1872, que 8 OBRAS DE MIGUEL BAKUNIN muestran la extensién de su correspondencia, su intensidad y su cardcter especial de accién internacional simulténea, al menos durante la mayor parte de esos dos afios. Resulta de todo esto que, leyendo, o més bien, estudiando a Bakunin, es preciso ser paciente, y hay que leer mucho, si no todo lo que se ha conservado. No cs posible encon- trar en uno solo de sus escritos todo lo que ha querido decir y las razones, las fundamentaciones de lo que dice. Sus ideas, las ideas de la anarquia revolucionaria, penetran, vivifican y hacen floreciente el nlimero de discusiones de asuntos politicos y sociales de hace cincuenta o sesenta afios, asuntos que en casi todos los demas escritos de aque- Hag lejanas fechas ya nos parecen a menudo trasnochados, arcaicos, dridos, pero que por el soplo libertario que ins- pira su discusién, vuelven a adquirir vida e interés para el lector més moderno, ; Ahl, si se hubiese continuado ver- daderamente c intensificado la obra de Bakunin durante estos cincuenta affos, jdénde estarfamos! Entonces, no s6lo la literatura de propaganda que —lo reconozco bien— es producida con tantos cuidados y sacrificios, sino igual- ‘mente una parte grande, preponderante, de la literatura po- Iitica, social, intelectual y artistica moderna, estaria pene- trada’ de un’ soplo libertario més perfecto que el que ani- maba aun precursor, a un fundador de las ideas como Ba- kunin. Pero este no es atin el caso y, preciso es decirlo, bajo algunos aspectos, Bakunin no fu€ reemplazado jamés, aunque autores como Reclus, Kropotkin, Tolstoy y otros nos hayan mostrado tantas otras facetas de la anarqula, asunto inagotable y apenas abordado; no es posible, pues, eximirse todavia de estudiar a Bakunin, y esto se hard evi- dentemente con ojos eriticos, teniendo en cuenta la expe- riencia social y politica adquirida desde su tiempo, y cada lector inteligente sacar4 nuevas conclusiones de estas lec- turas retrospectivas y aplicard la experiencia que Baku- nin nos prodiga en sus escritos a la interpretacién de los hechos de la vida moderna, que reclaman esa atencién més que nunca. ‘Se podrian presentar estos materiales de varios modos; por ejemplo, separdndolos en tres grandes partes: escritos publicados, escritos que quedaron inéditos y corresponden- cia;.o bien adoptanéo un orden esttictamente cronolégico PROLOGO 9 (Jo que hizo Guillaume en los tiltimos voliimenes de su edi- cién parisién); pero vale més reservar un método seme- jante para una edicién ulterior definitiva en los idioma originales, edicién muy dificil de producir y que abrazaria partes en idioma ruso, en aleman, en sueco, en italiano y en francés. Para las traducciones que no procuran reunir todos los textos y toda Ja correspondencia, el principio se- guido en esta ediciOn espafiola me parece indicado: cl de reunir en voltimenes o grupos de voliimenes lo més impor- tante que Bakunin escribi6 sobre cada uno de los grandes asuntos que le absorbieron. ‘Asi, se sabe en qué grado la guerra francoalemana de 1870-71 hizo germinar en él las ideas y los planes de accién revolucionaria; a dicha guerra consagré su acci6n perso- nal en Lyon y en Marsella y un gran némero de paginas manuscritas, que quedaron inéditas, pero que fueron comu- nicadas a sus amigos de esa época, en parte al menos. Le que ha sido traducido aqui, podrfa, pues, con buen derecho, Hevar el titulo general de “Bakunin y la revolucién social en Francia” (el volumen presente y un segundo volumen), y lo que sigue en este prologo servird para reconstruir la historia de esos escritos y para afiadir otros detalles sobre Jas ideas, la accién y las aventuras personales de Bakunin en esa época agitada de su vida, IL El 11 de agosto de 1870, en plena guerra ya (Wisenbourg, 4 de agosto; Woerth, Forbach, 6 de agosto, batallas impor- tantes que mostraban el ascendiente de los ejércitos ale- manes), Bakunin escribe desde Locarno a su viejo amigo ruso, N. Ogaref —el amigo de Herzen—, un billetito en que dice: “... Ta no piensas durante el ruido de los aconteci- mientos més que en nuestra proyectada revista (en lengua usa; no aparecida) y en tu articulo. | Qué fil6sofo eres! Ta estas bien colocado, no eres nada mas que ruso; pero yo soy internacional, y por consiguiente los acontecimientos me causan una verdadera fiebre, En el espacio de tres dias, he escrito exactamente veintitrés grandes cartas; la pre~ sente, pequefia, es la vigésimacuarta. En mi interior, se ha formado todo un plan; Ozerof [refugiado ruso, antiguo 10 OBRAS DE. MIGUEL BAKUNIN oficial] te 1o comunicaré 0, mejor, te leer mis cartas a un francés”. - De esas veintitrés cartas, no nos queda més que una sola (inédita) y otro billete del 11 de agosto a sus viejos amigos Adolfo Reichel y su mujer,-en Berna, escrito quizés como para reposar de su gran trabajo después del billetito a Oga- ref. Se encuentra alli su primera nota sobre la guerra: IY bien, queridos hijos, tenemos Ia guerra! t¥ qué guerral 1La aparatosidad francesa, destrulda por la brutalidad ciendiica de tor prusianos!... La guerra —ese Caliban monérquico, ortedoxo-pietis- {, pomeriano-nobiliario y soldadescamente policiaco— bate él Ro- berto Macaire imperial 'y a su Bertrand toda la Francia ofic Pero Ia Francia revolucionaria se despierta. jTanto mejor! Yo de- sto a los prusianos todavia una gran victoria bajo los muros de Metz, puesto que las que obtuvieron hesta aqué no han sido sufi- cleates para hacer cxer a Napoleén y a Madame Eugenia y no abocaron més que a un ministerio Palikao! Después de 1a calda de Napoieén, desoaria todos los desastres posibles a fos héroes de Tz Pomerania, w»Pero, penséis vosotros lo gue queréis, queridos amigos, de una genera 0 de otra, Ia revolucién se hace inminente: primero, en Francia y on Italia, Iuegoy paulatinamente, por doquier. 1¥ viva la sevoluciéa! (Véase mi Biograia de Bakunin, pagi- nas 496-97.) Si estas dos cartas a viejos amigos son de un cardcter intimo, esta otra (inédita, reproducida en 1903 en el suple- mento manuscrito de mi Biograffa) nos da una ocasién Gni- ca para ver més de cerca el misterio de las veintitrés carta. scribe: “Pour Phili” (Alberto Richard, en Lyon, hasta en- tonces uno de sus camaradas més {ntimos): Este 10 de agosto de 1870, Locarno. Mi muy queride amigo: Te escribo solamente pard tener 10 ticias tuyas, porque estoy muy inguieto por tu silencio, Conocien- do el noble ardor de tus sentimientos patristicos, temo que te Teles en los voluntarios. Eso seré muy noble, sin dude, pero al mis- ‘wo tiempo muy torpe. Ta te debes a tu familia y a los intereses de tw familia [modo simulado de indicar: la eaten revoluciona- ria]. Por fo dems, he aqui una bonita ocasién para realizar ¢l asun- to que “James” [Guillaume] y “Frangois” (Gaspar Sentifion] te Iabian propuesto en Lyon, hacia fines. del a0 pasado, en mi nom- bre [4 y 8 de octubre de 1859; v. J. Guillaume, L’Internationale, T, 1905, 244.46, donde este asunto no ha sido esclarecido], ef de uy gran negocio y empresa comercial [tentativa revolaciona- ria] que abarque a Suiza, [talia y Espaiia, Amigo mio, si quieres silvernos a todos de 12 tuina [salvar el movimiento], es preciso PROLOGO u ner hoy menos a la obra. He escrito en este sentido 2 “Agus- Un" [Gaspar Blanc, de Lyon, entoaces vefuglade en Suiza] une larga carta, a “James” (Guillaime], a “Edoard” [Carlos Gambuzzi, de Napoles], y a Fringois” [G. Sentifién, de Barcelona] tam- bién, He escrito a este ultimo que comprometa a “Gerome” [An- drés Bastelica, de Marsclla, entonces refugiado en Barcelona] « volver 2 su casa, a fin de activar ese negocio, uaturalmeate, des- puds de haberse ‘convenido contigo. He escrito también a “Pran- fois” [Sentifn] que venga sin falta él mismo y lo més pronto josible. Espero igualmente a “Edoard” (Gambazzi] y a Beppe Epa bene istnente & Bod, (Gabon Bone ne en Ttalia uza gran agitacién —se divie en visperes de wna re voluciba— ol Rey [Victor Manual 1] y su Gobierno estén Wenos de buena voluntad para Francia y para el Emperador [Napo- Je6n TIT]. Pero Ia nacién entera os es hostil, Hay fiebre de agita- Ciba en todas partes. Se protests decididamente contza la guerra y Contra vuestra aflanza (italia y Francia]; sc acleman Iss victo- ras. ya indiscutibles de los prusiaaos; se ose hablar sin embozo de la caida del Emperador y se permite haceria seguir de Ia del Rey. Bl Rey vacila. £1 Partido Conservador lo impulsa a ta gue ft contra Prusia y a 1a declaracién del estado de sit’u ex toda It lis, Por lo contrario se han disparado ga los fusiles ea Mfilda, hay barricadas en todas partes yo! puchlo parece queter suble varse por doquier. gCémo acabard eso? Esperemos que del a jor modo, 1 ‘Ea la espera, no olvidemos nuestros negocios y. a pesar de las circunstancias desfavorables, desdeniemos fas mezquinas y estrechas especuleciones; saquemos pattide de todo para realizar en grande J ampliamente nuestro plan, nuestros proyectos. Sélo a este pre- tio nos salvaremos de la ruina total que acs ameneza, Ta Benoit [Baiinin} Respéndeme a la antigua direccién: Signora Teresa Pedrazsini per Antonia [la mujer de Bakunin), La siguiente carta de. Rakunin a Alberto Richard (“Pour Phili”) es también inédita: Este 16 de agosto de 1870, Locarno uerido amigo: Recibi tu carta del 13. Me he satistecko al bax cele sabet ads govas de buena salud y que enti en les mismas buenas disposiciones con relacién a nuestros negocios. Tratar con el gran “mercader de seda” (1) en este momento, me parece im- ohana lina Aarne tama © Broth Mo revee Geo teas wa RA tte ae jismnarek serfa bastante Inteligente paca comprender exo y remitil

Você também pode gostar