Instituto de Educación Técnica y Profesional Cultura y Civilización Tecnológica

Profesorado en Tecnología

Tecnología en el Renacimiento
Renacimiento, periodo de la historia europea caracterizado por un renovado interés por el pasado greco-
rromano clásico y especialmente por su arte. El renacimiento comenzó en Italia en el siglo XIV y se difundió
por el resto de Europa durante los siglos XV y XVI. En este periodo, la fragmentaria sociedad feudal de la edad
media, caracterizada por una economía básicamente agrícola y una vida cultural e intelectual dominada por la
Iglesia, se transformó en una sociedad dominada progresivamente por instituciones políticas centralizadas, con
una economía urbana y mercantil, en la que se desarrolló el mecenazgo de la educación, de las artes y de la
música.
Las secuelas de la peste negra no permitían augurar un destino feliz a Europa. Sus estados eran débiles y
pequeños, estaban siempre en guerra, la expansión de los turcos amenazaba el oriente europeo, etc. Sin embar-
go, el crecimiento económico continuó en el siglo XIII, lento pero sostenido, gracias a la organización de los
recursos y a la habilidad para adaptarse a nuevas circunstancias.
Tres aspectos relevantes hay que tener en cuenta: los avances en la navegación, el empuje que tuvo la
ciencia y la tecnología en el Renacimiento y la capacidad empresarial de los comerciantes e industriales.

Una Ampliación de los Límites

(Extractado de Gay, Aquiles. 1999.“De la Tecnología a la Educación Tecnológica”, INET, Bs. As)

El desarrollo técnico de la Edad Media genera una cultura técnica que influye en la transformación de la
sociedad europea y contribuye de manera decisiva al nacimiento del mundo actual; es un factor importante en el
surgimiento del Renacimiento y una pieza clave de la Revolución Industrial, partida de nacimiento de la socie-
dad industrial.
Factores culturales y, fundamentalmente, los logros técnicos del medievo, hacen que el hombre europeo
comience a tomar conciencia de su capacidad para utilizar y hasta para dominar las fuerzas de la naturaleza, lo
que le acrecienta la confianza en sí mismo y contribuye a superar una sensación de sujeción, de subordinación,
casi podríamos decir de obediencia y de respeto frente al mundo natural; a sentirse dueño de sí, del mundo y
centro referencial de todo. Esto se pone de manifiesto en ese fenómeno monumental de la humanidad que se
llama Renacimiento.
La concepción teocéntrica de la vida comienza a convertirse en antropocéntrica. Podemos decir que se
recupera el antropomorfismo grecolatino.
Durante el Renacimiento se asiste a la declinación inexorable de la actividad artesanal y al nacimiento
de las condiciones económicas y sociales que preanuncian el surgimiento de la industria en el sentido moderno
del término.
Como consecuencia de los logros técnicos el hombre amplía el alcance de sus posibilidades, empieza a
perder la noción de límite, tanto en sus aspiraciones como en la utilización de los recursos de la naturaleza, y a
entrever la posibilidad de ser el constructor de un nuevo mundo, un mundo artificial hecho a su medida.
En pocos siglos, el hombre logra materializar algunas de sus utopías y a construir este mundo artificial
en el que vivimos, un mundo tecnológico cuya gestación comienza en el medioevo con la introducción sistemá-
tica de la máquina en la estructura social; un mundo con grandes ventajas, pero también con sus problemas:
contaminación, degradación del medio ambiente, uso indiscriminado de los recursos no renovables, etc.
En el siglo XV comienza la rápida expansión ultramarina de Europa, que es posible merced al galeón ar-
tillado –creado y perfeccionado por la Europa atlántica a lo largo de los siglos XV, XVI y XVII–. Este barco,
poderoso en su época, permite que los portugueses, los españoles, los holandeses y los ingleses impongan el
predominio europeo en el mundo. Con el galeón, Europa se adueña de alta mar, se expande en África, conquista
América, destruye el comercio marítimo musulmán en el Océano Indico que monopolizaba el comercio con el
Lejano Oriente y sienta las bases de su dominio económico en el mundo.
La supremacía adquirida por Europa en el terreno técnico es la carta maestra que le permite llevar a ca-
bo su expansión económica, política y, finalmente, cultural.
Con el auge de la industria textil, se produjeron hacia fines de la Edad Media las primeras manifestacio-
nes del capitalismo. A la vez, la complejidad que estaba adquiriendo el intercambio comercial obligó al perfec-
cionamiento de los sistemas contables y al uso generalizado de la moneda.

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Con el descubrimiento de América por los españoles y el arribo de los portugueses a la India, el comer-
cio y las finanzas extendieron sus horizontes hasta los lugares más lejanos del globo. Las nuevas oportunidades
para obtener utilidades transformaron pronto los modelos tradicionales medievales en las estructuras básicas del
comercio de la Edad Moderna. El nacimiento de las grandes monarquías europeas, unificadoras de territorios
(Francia, España, Austria, Portugal, Inglaterra, etc.) es causa y consecuencia, a la vez, del nuevo orden estable-
cido, donde política, economía, arte y ciencia reciclan recursivamente sus logros.
Algunos ejemplos: la República de Venecia, en los siglos XV y XVI, imponía desde sus muelles su su-
premacía en el Mediterráneo oriental, con sus 100.000 habitantes. Su complejo industrial fue el más grande de
Europa, llegando a emplear unos 5.000 trabajadores y 150 galeras. Génova fue la principal potencia comercial
en el Mediterráneo occidental, alrededor del año 1500, con una población de 60.000 habitantes. Los delegados
de las ciudades hanseáticas, del norte europeo, se reunían en Ltibeck para coordinar política y comercio. El bar-
co hanseático, o cog, estaba representado en el sello de la ciudad de Lübeck.
Augsburgo era la sede de la familia Fugger, dinastía de banqueros empresarios que fueron los principa-
les responsables del financiamiento de los ejércitos del emperador Carlos V ( 1500-1558), que unió bajo su co-
rona a España, el Sacro Imperio Romano-Germánico, los Países Bajos, Alemania, Austria y la mayor parte del
Nuevo Mundo. El éxito de la familia se basaba en su profundo conocimiento de los mercados europeos. De ori-
gen campesino, los Fugger se hicieron ricos explotando plata, cobre y mercurio. A cambio de préstamos, llega-
ron a controlar numerosas aduanas, como la española (a la que ingresaba el oro de América). Al desarrollar la
banca, créditos, etc., los europeos estaban copiando a los musulmanes, aunque éstos sólo lo aplicaron a empre-
sas privadas. El banco de Génova, desde 1580, llegó a manejar 11 millones de libras esterlinas, unas 30 veces el
total de los ingresos anuales de la Inglaterra isabelina y seis veces los de España, el estado europeo más rico de
su tiempo.
El esplendor del arte renacentista se debió a la convergencia de distintos parámetros: riqueza, mecenaz-
go, conocimientos clásicos e innovaciones científicas y técnicas.
Uno de los ejes del arte fue la perspectiva, formulada en Florencia en el siglo XV.

Escuela de Atenas
Escuela de Atenas (1510-1511) es uno de los frescos que Rafael pintó para decorar las
estancias del Vaticano y que marca la madurez artística alcanzada durante sus años en
Roma (1508-1520). En él aparecen Platón y Aristóteles (centro) así como otros filósofos
y eruditos griegos. Está considerado como una obra maestra de la perspectiva y de la
expresión de los ideales artísticos del renacimiento.

La influencia del Renacimiento italiano se extendió por toda Europa. La noción de "hombre del Rena-
cimiento" está personificada en los grandes artistas del período. Más que simples artesanos (aunque aprendices
desde muy jóvenes y sujetos a adiestramientos rigurosos en los talleres) los artistas como Rafael, Miguel Ángel,
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Leonardo, Caravaggio y Tiziano ejemplificaron la tradición humanística: conocían la literatura clásica, eran
eruditos que dominaban indistintamente artes y ciencias distintas, tecnologías
diferentes, etc.
Los cuadernos de Leonardo da Vinci (1452-1519) revelan el alcance de
sus intereses: inició su vida como pintor en Florencia, pero en 1482, a los 30
años, se trasladó a Milán donde trabajó para Ludovico el Moro como músico e
"inventor de instrumentos de guerra". Sus actividades se orientaron por el deseo
de saber cómo funcionaban las cosas y su interés por la ciencia aplicada y la
tecnología. Aplicó disecciones para aumentar sus conocimientos en anatomía y
diseñó numerosas máquinas, entre ellas, una máquina para hacer volar a un
hombre, y estudió matemática y astronomía, intentando inventar un método para
calcular la distancia de la Tierra al Sol. Diseñó además un paracaídas, un torno a
pedal, un taladro, un tanque militar, afiladoras automáticas, etc.

Bocetos de Leonardo da Vinci

Leonardo da Vinci plasmó sus ideas sobre arte, ciencia e inge-
niería en numerosos cuadernos de notas. Escribió estos comenta-
rios al revés, de manera que sólo podían leerse en un espejo. Se
han recopilado unas 4.200 páginas.

También fueron traducidos en el siglo XVI algunos de los más avanzados tratados griegos sobre ma-
temáticas. Entre los avances realizados destacaron la solución de ecuaciones cúbicas y la innovadora astronomía
de Nicolás Copérnico, Tycho Brahe y Johannes Kepler. A finales del siglo XVI, Galileo ya había dado un paso
fundamental al aplicar modelos matemáticos a la física. La geografía se transformó gracias a los conocimientos
empíricos adquiridos a través de las exploraciones y los descubrimientos de nuevos continentes y por las prime-
ras traducciones de las obras de Tolomeo y Estrabón.

Mapa tolemaico de Geografía

La Geografía de Tolomeo, a pesar de sus graves incorrecciones, cartografió el mundo conocido en su época
a través de un sistema basado en la longitud y la latitud, que influyó en los cartógrafos del renacimiento.

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El uso de la pólvora transformó las tácticas militares entre los años 1450 y 1550, favoreciendo el desa-
rrollo de la artillería, que mostró su efectos devastadores contra los muros de piedra de castillos y ciudades. El
ejército medieval, encabezado por la caballería y apoyado por arqueros, fue reemplazado progresivamente por la
infantería, provista de armas de fuego y picas; tales fuerzas formaron los primeros ejércitos permanentes de
Europa.
El trabajo de los anatomistas del Renacimiento revolucionó la medicina.
El cirujano francés Ambroise Paré introdujo nuevas técnicas operatorias; para evitar la pérdida de san-
gre después de la amputación de un miembro, ligaba las arterias del paciente en vez de ocluir el muñón con un
hierro candente o alquitrán hirviente. También diseñó una mano artificial con dedos que se movían mediante
alambres y ruedas dentadas que permitían, incluso a un jinete, sujetar las riendas del caballo. Fracastoro, médico
italiano, postuló en 1546 que las enfermedades infecciosas se debían a "gérmenes" y no a "malos aires".

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Actividades Nº 11

1. Resume las variaciones culturales, científicas y técnicas del Renacimiento.