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Las cenizas de un alimento son un término analítico equivalente al residuo inorgánico que queda después de
calcinar la materia orgánica. Las cenizas normalmente, no son las mismas sustancias inorgánicas presentes en el
alimento original, debido a las perdidas por volatilización o a las interacciones químicas entre los constituyentes.
El valor principal de la determinación de cenizas (y también de las cenizas solubles en agua, la alcalinidad de las
cenizas y las cenizas insolubles en ácido) es que supone un método sencillo para determinar la calidad de ciertos
alimentos, por ejemplo en las especias y en la gelatina es un inconveniente un alto contenido en cenizas. Las
cenizas de los alimentos deberán estar comprendidas entre ciertos valores, lo cual facilitará en parte su
identificación. (Kirk et al, 1996)
En los vegetales predominan los derivados de potasio y en las cenizas animales los del sodio. El carbonato
potásico se volatiliza apreciablemente a 700°C y se pierde casi por completo a 900°C. El carbonato sódico
permanece inalterado a 700°C, pero sufre pérdidas considerables a 900°C. Los fosfatos y carbonatos reaccionan
además entre sí. (Hart, 1991)
Notas:
a) Los productos que contienen mucha agua se secan primero sobre un plato eléctrico caliente o al baño María.
b) La consideración principal es que el producto no desprenda humos.
c) En general, la temperatura adecuada de la mufla son 500°C. Sin embargo, los cloruros, pueden volatilizarse a
esta temperatura.
d) Las cenizas se utilizan muchas veces para la determinación de constituyentes individuales, por ejemplo
cloruros, fosfatos, calcio y hierro. (Kirk et al, 1996).
Para la determinación de cenizas se siguen principalmente 2 métodos, en seco y vía húmeda.
Azúcares reductores
Un grupo aldehído se oxida con gran facilidad a grupo carboxilo. Los azúcares susceptibles de ser oxidados por
agentes oxidantes suaves, tales como el reactivo de Tollens (Ag+ en NH3 acuoso), el reactivo de Fehling (Cu 2+
en tartrato de sodio acuoso) o el reactivo de Benedict (Cu 2+ en citrato de sodio acuoso), se denominan azúcares
reductores (reductor porque el azúcar reduce al agente oxidante).
Si se utiliza el reactivo de Tollens, se produce plata metálica como un espejo brillante sobre las paredes del
matraz de reacción o del tubo de ensayo. Si se emplea el reactivo de Fehling o el de Benedict, un precipitado
rojizo de Cu2O es la señal de un resultado positivo.
Todas las aldosas son azúcares reductores porque contienen un grupo carbonilo aldehídico, pero algunas cetosas
también son azúcares reductores. La fructosa reduce el reactivo de Tollens, por ejemplo, aun cuando no contiene
un grupo aldehídico. La reducción ocurre porque la fructosa se isomeriza con rapidez en una aldosa en solución
básica mediante una serie de corrimientos tautómeros cetoenólicos. Los glicósidos tienen el grupo carbonilo
bloqueado y son, por lo tanto, azúcares no reductores.
Prueba de Fehling
La prueba de Fehling se realiza para la determinación de azúcares reductores, para lo cual se utiliza el reactivo
de Fehling, también conocido como licor de Fehling, que es una disolución descubierta por el químico alemán
Hermann Von Fehling. Dicho licor consiste en dos soluciones acuosas, que se guardan por separado para evitar
la precipitación del hidróxido de cobre (II):
La determinación de azúcares reductores se basa en el poder reductor del grupo carbonilo de un aldehído. Éste se
oxida a ácido y reduce la sal de cobre (II) en medio alcalino a óxido de cobre (I), que forma un precipitado de
color rojo. Un aspecto importante de esta reacción es que la forma aldehído puede detectarse fácilmente aunque
exista en muy pequeña cantidad. Si un azúcar reduce el licor de Fehling a óxido de cobre (I) rojo, se dice que es
un azúcar reductor. Al reaccionar con monosacáridos, se torna verdoso; si lo hace con disacáridos, toma el color
del ladrillo. Se utiliza como reactivo para la determinación de azúcares reductores, y es útil para demostrar la
presencia de glucosa en la orina, y también para detectar derivados de la glucosa como la sacarosa o la fructosa.
"En combinación con el ácido ascórbico (vitamina C, E300), los benzoatos de sodio ( E211 ) y potasio ( E212 )
forman benceno, un conocido carcinógeno. Sin embargo, en la mayoría de bebidas que contienen ambos, los
niveles de benceno están por debajo de los considerados dañinos para consumo. Calor, luz y vida de estante
pueden afectar el índice al que se forma el benceno".
"Varias autoridades han establecido límites en contenido de benceno de agua para beber.
Organización Mundial de la Salud (WHO): 10 ppb.
Tomando el peor ejemplo hallado a la fecha de una bebida conteniendo 87.9 ppb de benceno, alguien que beba
una lata de 350ml ingeriría 31μg de benceno, casi equivalente al benceno inhalado por un motorista rellenando el
tanque de combustible por tres minutos."
Si bien la referencia hace comparación con otras fuentes de benceno mucho mayores, el caso es que también se
cita que la Organización Mundial de la Salud recomienda que el contenido de benceno del agua sea menor a las
10 ppb, con lo que un bebedor de bebidas embotelladas adicionadas con benzoato está consumiendo, en el peor
de los casos registrados, ocho veces más benceno que el límite recomendado para el agua.